Iberia Nocturno XXI aniversario

La edad oscura, la larga noche.
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Alexander Weiss
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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#11

Mensaje por Alexander Weiss » 16 Abr 2020, 14:26

En principio el Francia Nocturno, con algunos cambios.

INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I: UNA BREVE HISTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
(Esto será el más sencillo, una historia general)
CAPÍTULO II: LOS DOMINIOS IBÉRICOS
Reino de Castilla, Reino de Aragón, Reino de Navarra, Reino de Portugal y Reino de Granada, describiendo los dominios internos..
CAPÍTULO III: EL CABALLERO, LA MUJER Y EL CURA
Esto va a ser un poco cajón de sastre, y todavía no tengo muy claro lo que voy a meter. Sí incluiré Idiomas, las Ordenes Militares y la Inquisición.
CAPÍTULO IV: OTRAS CRIATURAS DE LAS TINIEBLAS
Hombre Lobo, Mago, Wraith y Changeling
APÉNDICE I: ESCENARIOS DESTACADOS
Varios dominios descritos en detalle. Estoy pensando en Santiago de Compostela, Córdoba, Pamplona, Toledo, Barcelona, Valencia y Lisboa.
APÉNDICE II: ALIADOS Y ANTAGONISTAS
Colección de vampiros y un poco la situación general de los clanes.

Tengo dudas de si separar la información mundana y sobrenatural, o convertirla en un continuo.

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Pagliacci
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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#12

Mensaje por Pagliacci » 16 Abr 2020, 14:33

Sinceramente, el popurrí de criaturas sobrenaturales en el capítulo de historia de France by night fue lo que menos me gustó del libro. No me parece mal dedicarles un capítulo, pero cuando en 30 páginas hablas del Impergium, la Yyhad, el surgimiento de la Tecnocracia y las Hadas se pierde la perspectiva y los temas de la ambientación, en mi opinión.

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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#13

Mensaje por Voivoda » 16 Abr 2020, 14:43

Echo de menos a León en el reparto geográfico.





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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#14

Mensaje por Alexander Weiss » 16 Abr 2020, 14:55

Sinceramente, el popurrí de criaturas sobrenaturales en el capítulo de historia de France by night fue lo que menos me gustó del libro. No me parece mal dedicarles un capítulo, pero cuando en 30 páginas hablas del Impergium, la Yyhad, el surgimiento de la Tecnocracia y las Hadas se pierde la perspectiva y los temas de la ambientación, en mi opinión.
Ya, pero hay gente a la que le gustan. De todas maneras en el suplemento me ceñiré casi exclusivamente a Vampiro. El capítulo permitirá incluir las demás líneas, pero no las mezclaré.
Echo de menos a León en el reparto geográfico.
También estará dentro de la Corona de Castilla, junto con Galicia, Asturias y el Señorío de Vizcaya.

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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#15

Mensaje por Mu_ » 16 Abr 2020, 15:25

Yo veo bien incluir las criaturas distintas, al fin y al cabo la línea "Edad Oscura" es multijuego, aunque casi todo sea de vampiro.

Una recopilación de lo que se dice en otros libros, incluso las aportaciones no oficiales de Weiss, puede ser interesante.

Yo para el Vietnam nocturno estaba tomando una aproximación, que es cada Dominio/Corte describir a los vampiros y a otra criatura sobrenatural especialmente relevante. Lo digo por si en el capítulo de criaturas quieres describir no cada Reino, pero al menos uno por especie.

Sugerencia: ¿rescatar la Orden de Hermes de Toledo?
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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#16

Mensaje por Alexander Weiss » 16 Abr 2020, 17:01

Sugerencia: ¿rescatar la Orden de Hermes de Toledo?
Todo lo de la Orden de Hermes aparecerá en el capítulo de Otros, con un papel importante, ya que Iberia es el lugar de origen de la Casa Flambeau (cuya capilla principal se encuentra en Val Negra, en Cataluña), con capillas importantes en Duresca, Toledo y Barcelona.

La Orden de Hermes se encontrará dividida y enfrentada por la participación activa de varios de sus miembros en la Reconquista.

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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#17

Mensaje por Darkhuwin » 16 Abr 2020, 17:14

Proyectazo, olé tú.

Yo me ofrezco a aplaudirte y vanagloriarte por llevarlo a cabo. También si quieres algún relatillo o algo así, me dices la idea y los elementos y lo intento a ver qué sale y si te gusta lo usas, sin compromiso ninguno.
"El Espíritu libertario será el principio fundamental de la secta. Todos los Sabbat tienen derecho a esperar y reclamar libertad de sus líderes." Código de Milán. artículo XI.

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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#18

Mensaje por Alexander Weiss » 16 Abr 2020, 18:58

CAPÍTULO I:

UNA BREVE HISTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

Pase la noche y venga la mañana,
Aparejados me sed a caballos y armas,
Iremos ver aquella su almofalla,
Como homnes exidos de tierra extraña;
Allí pareçra el que merece la soldada.

—Cantar del Mío Cid

La península ibérica ha sido el escenario de eventos históricos complejos, habiendo recibido numerosas oleadas de inmigrantes e invasores, que aportaron su propia huella cultural desde hace milenios: iberos, celtas, fenicios, griegos, romanos, suevos, visigodos...y en la Edad Oscura desde el siglo VIII se ha convertido en un vasto campo de batalla entre los reinos cristianos del norte y los reinos musulmanes del sur. Más allá de las fronteras de la religión, las relaciones entre los distintos reinos también han sido complicadas, como resultado de las alianzas políticas o los matrimonios dinásticos.

ANTES DE LA HISTORIA ESCRITA
Las primeras historias legendarias sobre la península ibérica sostiene que los descendientes del patriarca bíblico Noé, su nieto y bisnieto Tubal y Tarsis, fueron los primeros en establecerse en la zona. El nombre de Iberia recibe su nombre del río Iber, actualmente conocido como Ebro, y por extensión de los iberos, una cultura mediterránea de la Edad del Bronce que se estableció en la costa oriental de la península. El oeste y el norte estaban habitados por otros pueblos, vacceos, turdetanos, vascos y otros, que recibieron la influencia cultural de los celtas llegados de más allá de los Pirineos.
Entre estos primeros pueblos habitaban tribus de feroces hombres lobo, que durante milenios impusieron su particular Impergium sobre los humanos. Los ancestros de las tribus de Aulladores Blancos, Fianna y Roehuesos eran los más numerosos, y las tres tribus reclamaron los principales santuarios espirituales de la península ibérica: los Aulladores Blancos en el norte, los Fianna en el oeste y los Roehuesos en el este. Sus batallas y enfrentamientos contra monstruos legendarios todavía se cuentan en las batallas de los hombres lobo.
Pero el temor a las bestias que acechaban en la noche, llevó a varios pueblos a rechazarlos y ponerse bajo la protección de otros dioses. Se dice que con los celtas que se establecieron en la península ibérica hacia el siglo X a.C. llegó una anciana del clan Gangrel, que creó progenie entre los pueblos peninsulares. Sin embargo, quizás debido a su enfrentamiento con los hombres lobo o por otros motivos, continuó su viaje y cruzó el mar desde el oeste. Los Gangrel afirman que se trataba de la matriarca del linaje conocido como Lhiannan, y durante un tiempo los Druidas prosperaron en el oeste de la península ibérica.
Mientras las Lhiannan se establecían en el oeste, en el sur surgía una nueva civilización autóctona: Tartessos, una serie de asentamientos surgidos en la Edad del Bronce y que se beneficiaron con el comercio con los pueblos del Mediterráneo. Los tartesios crearon su propia civilización, y entre ellos aparecieron dioses que los protegieron de sus enemigos. El nombre de Gerión, que aparece en los registros Cainitas no está claro si pertenece a un anciano o grupo de Matusalenes, que tomaron la civilización tartésica bajo su protección. Se desconoce el clan o clanes de estos primeros antiguos, que durante un tiempo impulsaron el desarrollo de los tartesios, antes del ascenso de Cartago en el norte de África. Algunos hablan de monstruosos ancianos de los clanes Gangrel o Nosferatu, que recibían sacrificios de sangre de los mortales para evitar su ira.
Tartessos se benefició especialmente del comercio con los mercaderes fenicios llegados del Mediterráneo oriental, que colonizan las costas mediterráneas de la península ibérica, estableciendo colonias en el sur, siendo la más importante Gadir, que con el tiempo se convertiría en Cádiz. Gadir fue el centro del poder fenicio en la península ibérica, así como el corazón de su culto a Melkart (que sería asociado posteriormente con Hércules). Aunque su culto terminaría desapareciendo, su nombre todavía sería recordado en varios lugares, como las Columnas de Hércules, que separan la península del continente africano. Según las leyendas Cainitas, la presencia fenicia había traído consigo a varios Seguidores de Set, y varios miembros del clan de la Serpiente del norte de África afirman que sus raíces surgieron en la península ibérica.
Además de los fenicios, los griegos también participaron en el comercio con la península y también establecieron varias colonias asentamientos como Rode (Rosas), Emporio (Ampurias) y Saguntum (Sagunto). De nuevo, los nuevos asentamientos y la prosperidad comercial atrajeron a sus parásitos no muertos, entre ellos algunos Cainitas de los clanes Brujah y Toreador, algunos procedentes de la próspera colonia griega de Massalia.
De todas maneras, la presencia Cainita en la prehistoria de la península ibérica es a menudo una cuestión de leyendas y conjeturas. No quedan testimonios de aquellas noches cada vez más lejanas, y si es así prefieren guardar silencio o quizás permanecer en el letargo de los milenios.

LA LLEGADA DE CARTAGO
La prosperidad de la península ibérica no tardaría en atraer la ambición de los imperios que se estaban formando en el Mediterráneo. La ciudad de Cartago, en el Norte de África, que había sido en sus orígenes una colonia fenicia, estableció sus propias colonias en las islas Baleares en el siglo VII a.C., y aprovechando la decadencia de las ciudades fenicias de oriente bajo el dominio de los pueblos de Mesopotamia, en el siglo VI a.C. tomaron posesión de Cádiz y otras ciudades ibéricas, fundando nuevos asentamientos comerciales en el sur.
Siguiendo a los conquistadores cartagineses llegaron Cainitas de varios clanes. Según el Periplo de Hanún, la crónica más antigua que se conserva sobre la presencia de los vampiros de la península ibérica, la conquista fue seguida por varios Brujah y Assamitas. Estos vampiros deseaban llevar el modelo utópico que habían construido en Cartago a otros lugares, y los asentamientos peninsulares, encontrando varios aliados entre vampiros ibéricos del clan Lasombra.
No está claro cuál es el origen de los Lasombra ibéricos, aunque algunos señalan al reino de Tartessos y al mítico Gerión. En algún momento indeterminado uno o varios ancianos del clan de las Sombras extendieron su sangre entre los pueblos de la península, y ya se encontraban allí cuando llegaron los Cainitas cartagineses. Aunque las fuentes permanecen en silencio al respecto, durante esta época parece que los recién llegados habrían entrado en conflicto con los vampiros del reino de Tartessos, y habrían provocado su decadencia y destrucción, siendo quizás el primer gran conflicto entre los Cainitas de la península ibérica.
Los Brujah cartagineses estaban liderados por una antigua profetisa llamada Yzebel, que se convirtió en la principal autoridad de los vampiros llegados de Cartago. Se cree que había sido Abrazada por el Antediluviano Troile, que después de aprender bajo la tutela de su sire había partido para establecer su propio dominio. Bajo la guía de Yzebel los Cainitas cartagineses alcanzaron la supremacía en el sur y el este de la península ibérica, utilizando tanto la diplomacia como la fuerza de las armas.
Pero el avance de los cartagineses fue enfrentado por una facción de Cainitas ibéricos dirigida por Zinnridi, un antiguo del clan Lasombra, que en torno al siglo IV a.C. consiguió unir a varios jefes y guerreros de su propio clan, muchos de ellos su propia prole. Zinnridi y los Lasombra consiguieron detener la expansión cartaginesa y crearon un primer gran dominio unificado en el centro y este de la península. Zinnridi era un estratega hábil y sólo su Muerte Definitiva a manos de la propia Yzebel impidió que los Lasombra alcanzaran el dominio total sobre la península.
Sin embargo, la victoria de los Cainitas cartagineses fue breve. Habían sufrido graves pérdidas en sus batallas contra los Cainitas ibéricos, y poco tiempo después en el siglo III a.C. estalló la Primera Guerra Púnica entre Cartago y Roma. Yzebel no pudo ayudar a los Cainitas cartagineses y Roma se alzó con la victoria. Los Cainitas romanos, y especialmente los Ventrue, comenzaron a extenderse en el nordeste de la península ibérica, tomando como aliadas a las ciudades griegas e ibéricas hasta el río Ebro.
Tras la derrota los cartagineses mortales habían perdido varios territorios en el Mediterráneo e intentaron resarcirse mediante la conquista de toda la península ibérica, tratando de compensar sus pérdidas en Sicilia, Cerdeña y Córdega. Desde los asentamientos cartagineses del sur de la península ibérica el general Amílcar Barca extendió sus conquistas hasta el río Ebro, derrotando la resistencia de los pueblos locales, que se rebelaron contra los invasores. Istolacio e Indortes, dos jefes celtíberos, levantaron un ejército de 50.000 hombres para luchar contra los cartagineses. Al final la rebelión fue aplastada y los dos jefes condenados a muerte. Pero Orisón, otro jefe íbero, derrotó a Amílcar en Helike (Elche) y le dio muerte. El yerno de Amílcar, Asdrúbal el Bello, continuó la conquista y vengó a su suegro, derrotando y matando a Orisón. Tras consolidar la presencia de los cartagineses fundó la ciudad de Qart Hadasth (Cartagena), como principal base naval cartaginesa en la zona. Sin embargo, apenas unos años después Asdrúbal fue asesinado por un esclavo, siendo sucedido por Aníbal Barca, uno de los hijos de Amílcar.
Aníbal tomó el mando del ejército cartaginés para enfrentarse a una situación que empeoraba. Derrotó con rapidez a los rebeldes ibéricos y extendió las conquistas cartaginesas, llegando a saquear la ciudad de Sagunto, aliada con los romanos, y provocando su ira. Así comenzó la Segunda Guerra Púnica, en la que Aníbal llegó a amenazar la mismísima Roma tras la Batalla de Cannas, pero a sus espaldas el general romano Escipión invadió la península ibérica, apoderándose de las conquistas cartaginesas y finalmente invadió el norte de África para atacar Cartago, derrotando a Aníbal en la Batalla de Zama (202 a.C.). Tras la derrota cartaginesa, Roma se había convertido en el principal poder de la península ibérica, y mantendría su presencia durante siglos.
Con el comienzo de las Guerras Púnicas los Lasombra comenzaron a apoyar a los romanos, por razones en gran parte pragmáticas. Los chiquillos de Zinnridi, privados de su liderazgo, buscaron ayuda entre sus parientes de Roma, donde recibieron una acogida favorible, entrando en el orden del Senado Eterno. El apoyo de los Cainitas romanos les permitiría vengar a su sire y al mismo tiempo derrotar a sus enemigos mediante la fuerza de las armas, pudiendo someter y expulsar a los cartagineses de sus dominios. Durante esta época comenzaron a Abrazar a varios líderes militares con el objetivo a largo plazo de gobernar a la península. A medida que los romanos avanzaban, Cainitas de los clanes Lasombra, Malkavian y Ventrue los acompañaban, atacando a los Cainitas cartagineses, y provocando su expulsión. Los Brujah, dirigidos por Yzebel, se retiraron hacia el oeste de la península ibérica, donde dirigirían la resistencia de los pueblos ibéricos.

HISPANIA ROMANA
Los Brujah ibéricos se vieron fortalecidos por la llegada de Cainitas cartagineses procedentes del Norte de África, que huyeron tras la destrucción de Cartago al final de la Tercera Guerra Púnica (148 a.C.). Los Brujah ibéricos comprendían que no podían aspirar a derrotar la presencia de los romanos mediante la fuerza de las armas, por lo que actuaban con más sutileza esperando la oportunidad de contraatacar los dominios de Lasombra y Ventrue. Fomentaron la resistencia contra el gobierno de Roma, contribuyendo a demorar la conquista de la península ibérica hasta finales del siglo I a.C., Abrazando entre los caudillos íberos. La antigua Yzebel se retiró a las sombras, realizando pactos con otros Cainitas ibéricos, en especial varias Lhiannan que habían permanecido en el noroeste de la península ibérica, en gran parte aisladas.
Sin embargo, a largo plazo el plan de los Brujah de fomentar la represión de los romanos y esperar una revuelta generalizada de los pueblos ibéricos terminó fallando. Pero los romanos no sólo utilizaron la fuerza para consolidar su presencia en la península, sino que impusieron una progresiva romanización, atrayéndose a varios pueblos mediante ventajosas alianzas, y extendiendo su cultura y civilización sobre “Hispania.” La civilización resultó ser un arma invencible, y su influencia cambió por completo a los pueblos ibéricos, con numerosos edificios artísticos y obras públicas.
Los hispanos fueron uno de los primeros pueblos que entraron en el orden romano y pronto comenzaron a surgir entre ellos retóricos como Quintiliano, poetas como Lucano, Marcial y Silio Itálico, filósofos como Séneca e incluso durante el siglo I d.C. Dieron lugar a una próspera dinastía de emperadores con Trajano, Adriano y Marco Aurelio.
Y tras la consolidación del orden romano los Cainitas del Senado Eterno aparecían en forma de triunviratos para asentar su propia influencia. Grandes ciudades como Emerita Augusta (Mérida), Corduba (Córdoba), Caesaragusta (Zaragoza) o Tarraco (Tarragona) fueron gobernadas por alianzas de los clanes Lasombra, Malkavian y Ventrue, que también aceptaron en su orden a Cainitas de otros clanes, aunque los Brujah, debido a su oposición, raramente alcanzaron posiciones elevadas en el nuevo orden. Incluso cuando surgían las inevitables intrigas y conflictos, y el poder cambiaba de manos, el orden del Senado Eterno se mantenía imbatible.

EL CRISTIANISMO
Durante el dominio romano los pueblos de Hispania también recibieron el cristianismo. Según la antigua tradición el Apóstol Santiago acudió a la península ibérica, donde visitó la ciudad de Caesaraugusta y donde recibiría una aparición de la Virgen María, y de la misma forma Pablo de Tarso también visitó la península en sus viajes misioneros. Los “Siete Hombres Apostólicos” (llamados Torcuato, Tesifonte, Segundo, Indacelio, Cecilio, Hesiquio y Eufrasio) crearían las primeras iglesias hispanas.
Los hispanos que abrazaron el cristianismo en el siglo I se convirtieron en creyentes fervorosos, sufriendo martirios en las sucesivas persecuciones, especialmente en la persecución decretada por el emperador Diocleciano en el año 302. Sin embargo, a pesar de las persecuciones, el cristianismo se mantuvo, y la Iglesia de Hispania se convirtió en una de las más influyentes después de que el cristianismo fuera aceptado por el emperador Constantino en el año 313.
Muchos de los primeros concilios de la Iglesia se celebraron en Hispania, siendo los más importantes en Elvira y Caesaragusta. En el concilio de Elvira (324) se insistió en el celibato del clero (una práctica que no se extendería en el conjunto de la Iglesia hasta siglos después), y varias reformas de la iglesia hispana se añadirían al conjunto en los siglos siguientes. Con el cristianismo varios hispanos alcanzarian posiciones destacadas en la Iglesia como el Papa Dámaso en el año 366, que impulsarían la traducción de la Biblia Vulgata al latín, el principal texto canónico de la Iglesia medieval.
Aunque los Lasombra afirman haberse contado entre los primeros creyentes cristianos de la península, su veracidad no está clara Sí parece que los Cainitas romanos consideraron la nueva religión una amenaza para el orden romano, y apoyaron las persecuciones, incluso provocando sus propios mártires. El Princeps Flavio Sidonio de Caesaragusta, del clan Ventrue, fue uno de los más fervientes opositores del cristianismo, aunque procuró actuar con sutileza.
Al margen de las afirmaciones de los Lasombra, sí parece ser cierto que varios Cainitas del clan vieron potencial en la nueva religión, más allá de la devoción o la ambición personal. Aunque en los primeros siglos varios Cainitas de diversos clanes participaron en la expansión del cristianismo hispano, cuando la Iglesia hispana se consolidó en el siglo IV varios Lasombra habían alcanzado posiciones de poder e influencia en la jerarquía eclesiástica. Aunque no fueron frecuentes, hubo varios enfrentamientos contra los Cainitas romanos que se aferraban al paganismo, pero los Lasombra habían percibido que la nueva religión había llegado para quedarse, y el viejo orden se desmoronaba.

LA LEYENDA DEL APÓSTOL SANTIAGO
Según cuenta la “Leyenda Aúrea”, después de la muerte de Jesús de Nazareth, sus discípulos se dispersaron a distintos lugares del mundo conocido, extendiendo el Evangelio como Cristo les había ordenado. Según la tradición cristiana, Santiago viajó a Hispania, donde pasó varios años predicando la Buena Nueva sin mucho éxito. Después regresó a Jerusalén donde murió en el año 44 durante una persecución contra los cristianos ordenada por el rey Herodes Agripa, siendo decapitado. Después de su martirio se dice que varios de sus seguidores llevaron el cuerpo hasta la ciudad costera de Jaffa, donde una nave los llevó milagrosamente a todos ellos (y al cuerpo del Apóstol) hasta Hispania.
Gracias a la ayuda divina tras una semana el barco llegó hasta Iria Flavia en la costa de Gallaecia. Tras obtener permiso de mala gana de la reina Lupa que gobernaba aquellos lugares, tras una serie de milagros, la reina y sus vasallos se convirtieron y el cuerpo de Santiago fue enterrado en una tumba en la ladera de una colina, donde permaneció olvidado y sin ser molestado durante los siglos siguientes.
Hacia el año 814, Pelayo, un ermitaño que vivía cerca de Iria Flavia, tuvo una visión, de la que informó al obispo Teodomiro. En su visión el ermitaño vio una gran estrella luminosa, rodeada por el resplandor de otras más pequeñas, brillando sobre un punto entre las colinas. El obispo creyó las palabras de Pelayo y ordenó que se investigara el lugar. Después de algún tiempo se desenterraron tres cuerpos enterrados en una tumba.
Al poco tiempo los cuerpos fueron identificados como los de Santiago y dos de sus seguidores, Tisefonte y Anastasio. Cuando el rey Alfonso II de Asturias tuvo noticias del hallazgo, viajó al emplazamiento de la tumba y rezó allí. Después declaró que Santiago sería el patrón y protector de toda la península ibérica, ordenando la construcción de una iglesia y un pequeño monasterio sobre la tumba en honor al santo.
La ciudad de Santiago de Compostela creció en torno a estos edificios. El origen del nombre del lugar también es otro elemento de la leyenda. Una teoría sostiene que el lugar fue conocido en un principio como Campus de Prima Stellae (“Campo de la Primera Estrella”) o Campus Stellae, después acortado a Compostela. Otra teoría es que el nombre deriva de la palabra latina componere (enterrar), ya que se sabe que un cementerio romano o una necrópolis cristiana existieron bajo el lugar actual de la catedral de Santiago. Las reliquias de Santiago fueron trasladadas a esa necrópolis después de ser desenterradas en el siglo IX.
Una vez el cuerpo de Santiago estuvo seguro, se esforzaron por dar a conocer el lugar. El obispo de Iria Flavia terminó trasladando su sede episcopal a Compostela, y durante el gobierno del primer arzobispo, Diego Gelmírez en el siglo XII, con la ayuda de los monjes benedictinos de la orden de Cluny, se convirtió en uno de los principales lugares de peregrinación cristiana de Occidente, convirtiéndolo también en patrón de la guerra contra los musulmanes que habían invadido la península.
Como ocurrió en otros lugares, los Lasombra trataron de sacar provecho de la jerarquía eclesiástica que se formó en torno al culto a Santiago. Sin embargo, otros Cainitas no tienen tan claro que Compostela sea el lugar de reposo de los restos del apóstol. Afirman que durante los siglos oscuros antes del hallazgo, un antiguo del misterioso clan Salubri habría recorrido esas tierras, e incluso habría apoyado el surgimiento de la herejía de los priscilianistas. Este antiguo, que algunos llaman “Iacobus”, habría entrado en letargo en algún momento indeterminado, y hay quienes se preguntan si el lugar de reposo del anciano habría sido confundido con el del apóstol.


EL REINO VISIGODO
A medida que el Imperio Romano se debilitaba, varios pueblos, en su mayoría germánicos, atravesaron sus fronteras en el siglo V, en busca de nuevos territorios que conquistar y en los que asentarse. Ni siquiera Hispania, situada en el extremo occidental del Imperio, se libró de sus saqueos. La primera oleada de vándalos, alanos y suevos. Los alanos en su mayor parte fueron derrotados y en el año 410 se unieron a los vándalos bajo el liderazgo de Genserico y en el año 429 invadieron el norte de África.
Por su parte los suevos permanecieron en Hispania, alcanzando pactos con las élites locales y creando un reino el noroeste de la península en el año 411. Sin embargo, en las décadas siguientes continuarían extendiendo su influencia, aprovechando la marcha de los vándalos y la debilidad del gobierno imperial, conquistando la mayor parte del oeste de la península ibérica y llegando hasta la provincia de la Bética en el año 455.
Ante la expansión de los suevos, los romanos recurrieron a la ayuda de los visigodos, otro pueblo germánico que había saqueado la propia Roma en el año 410 bajo el liderazgo de Alarico, y que se había extendido por el sur de Francia y el nordeste de Hispania. En el año 456 un ejército de visigodos y romanos dirigido por el rey Teodorico II, derrotó al ejército suevo dirigido por el rey Requiario, deteniendo así su expansión. Sin embargo, el rey visigodo Eurico conquistó los últimos territorios bajo la autoridad romana en el año 466, apoderándose de la mayor parte de la península ibérica.
La presencia de los visigodos, en su mayoría creyentes de la herejía arriana, que considera que Cristo no era Dios sino una creación de Dios, provocó el inicio de conflictos con la población hispanorromana, en su mayoría cristianos católicos, aunque entre ellos también había algunas herejías autóctonas, como el cristianismo priscilianista en el noroeste. Los reyes francos, que también eran católicos, trataron de utilizar esta división proclamándose protectores de los cristianos católicos de Hispania y enfrentándose a los visigodos, consiguiendo expulsarlos del sur de Francia.
En el año 585 el rey visigodo Leovigildo consiguió someter bajo su dominio toda la península ibérica, tras poner fin al reino suevo, expulsar a los bizantinos y someter a los pueblos vascones. Sin embargo, tuvo que enfrentarse a varias rebeliones internas de la aristocracia católica, pero no obstante, consiguió mantenerse en el poder. Su hijo Recaredo, una vez llegó al poder consiguió alcanzar la unidad religiosa convirtiéndose al catolicismo en el Tercer Concilio de Toledo del año 589, fomentando la unión entre la aristocracia visigoda e hispanorromana.
La invasión visigoda provocó el estallido de conflictos entre los Cainitas. Brujah, Lasombra y Ventrue lucharon entre sí, apoyando la confusión existente. Los Ventrue aspiraban a restaurar el gobierno de Roma y el antiguo orden, los Brujah pretendían utilizar a los pueblos germánicos para crear un nuevo orden y expulsar a los vampiros romanos del poder, mientras que los Lasombra se dedicaron a consolidar su influencia sobre la Iglesia, tratando de acabar con el arrianismo. Fue durante esta época que también llegaron los primeros agentes de la Herejía Cainita a Hispania, pero se encontraron con que los Lasombra hispanos ya habían consolidado su poder sobre la Iglesia. Sus intentos de conseguir aliados y agentes se encontraron con un éxito reducido.
Al mismo tiempo la anciana Yzebel, del clan Brujah, intentó utilizar el reino suevo para extender su hegemonía sobre Hispania y una base de poder. Contó con la alianza de varios vampiros del linaje Lhiannan. Sin embargo, la anciana se enfrentó a una alianza de vampiros romanos y visigodos, principalmente Ventrue y Gangrel. Estos últimos estaban decididos a exterminar a las Lhiannan del noroeste de la península ibérica, por lo que no dudaron en aliarse con los vampiros romanos. De esta manera, Yzebel encontraba la Muerte Definitiva en el año 585, con el fin del reino suevo. Su sangre fue reclamada por los Ventrue, y el poder de los Brujah fue quebrantado en los dominios suevos. Sin embargo, en las sangrientas luchas entre ambos bandos, los Lasombra habían permanecido en gran parte al margen, y utilizando el poder de la Iglesia consiguieron extender su influencia sobre todo el reino visigodo. La conversión del rey Recaredo al catolicismo en el año 589 marcó para los Lasombra hispanos la victoria que marcó el auge de su poder en la península ibérica, que desde entonces sería considerada una fortaleza para el clan.

LA PROCLAMACIÓN DE HERMENEGILDO
Durante el reinado del rey Leovigildo, el enfrentamiento entre católicos y arrianos se introdujo en su propia dinastía. Hermenegildo, su hijo mayor, se convirtió al catolicismo, influenciado por el obispo Leandro de Sevilla y su esposa Ingunda. Su diplomacia con los bizantinos también provocó roces con su padre.
En el año 581 Hermenegildo se alió con bizantinos y suevos y se rebeló contra su padre. Sin embargo, el rey Leovigildo sobornó a varios de sus aliados y derrotó a otros, Finalmente Hermenegildo fue capturado en el año 584, y se puso fin a la rebelión. Rechazó el perdón de su padre y finalmente fue decapitado un año después.
Se dice que varios Lasombra hispanos cortejaron al príncipe Hermenegildo y lo llevaron a su conversión al catolicismo, pensando en utilizarlo para derrocar a su padre y acabar con el poder de los arrianos en el reino visigodo. Estos Cainitas incluso dieron su sangre a Hermenegildo y le ofrecieron el Abrazo, prometiéndole proclamarlo como “Princeps Totum Hispaniae.”
En cualquier caso, la rebelión de Hermenegildo fue derrotada y los Lasombra lo abandonaron. Sin embargo, mientras el rey Leovigildo se dedicaba a castigar a su hijo rebelde, los Cainitas se encargaron de “educar” discretamente a su hermano menor: Recaredo, que de esta forma se convirtió en el heredero legítimo y como una de las primeras medidas de su reinado se convertiría al catolicismo y lo convertiría en la religión del reino visigodo en el año 589.
Hay quienes dicen que los Lasombra sacrificaron a Hermenegildo para dejar paso a su verdadero peón, Recaredo, y desde luego el reinado del nuevo monarca visigodo resultó muy beneficioso para el clan. Sin embargo, también hay quienes dicen que los Lasombra que apoyaban a Hermenegildo actuaban sinceramente e incluso que llegaron a darle el Abrazo prometido, fingiendo su muerte. Sin embargo, tras recibir la sangre, Hermenegildo se retiraría para llevar una vida discreta de santidad. Desaparecería unos siglos después durante la invasión árabe.
Todavía hoy algunos Lasombra hispanos afirman descender del linaje del príncipe visigodo, que algunos Lasombra consideran incluso un santo Cainita.


¿Preferís este estilo o que separe la historia mundana y Cainita?

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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#19

Mensaje por Alexander Weiss » 18 Abr 2020, 20:09

¿Qué os parece?
LA CORONA DE ARAGÓN
Reino de Jaime/Jaume I el Conquistador, rey de Aragón, conde de Barcelona, vizconde de Carladés, barón de Omeladés, vizconde de Fenolleda (hasta 1258).

ARAGÓN

CAINITAS DE ARAGÓN
Ferrán Martín (Toreador, 9ª Generación), Príncipe de Teruel.
Flavio Sidonio (Ventrue, 6ª Generación), Príncipe de Zaragoza.
Julián Ambós (Lasombra, 9ª Generación), Príncipe de Jaca
Lucía Ramírez (Lasombra, 7ª Generación), embajadora del Arzobispo Monçada de Madrid.
Rufus (Gangrel, 5ª Generación), Señor de los Pirineos.


El reino de Aragón deriva su nombre de un afluente del río Ebro cerca de Alfaro. El río forma una elipse irregular, limitada al norte por los Pirineos centrales, al este por Cataluña y Valencia, al sur por Valencia y Castilla y al oeste por Navarra y Castilla. En el país se encuentran algunos de los terrenos más montañosos de la península ibérica (y quizás de Europa). Aragón está rodeado al norte por los Pirineos, al oeste por las montañas del Moncayo y al sur por los Montes Universales y la Sierra de Gúdar.
El río Ebro atraviesa el país de noroeste a sudeste. Casi todos los demás ríos del reino son sus afluentes. Estas condiciones topográficas han vuelto muy fértiles las tierras de Aragón. Además, las montañas están recubiertas de extensos bosques y los frutos son abundantes. En contraste, numerosas partes del país son especialmente áridas y carecen de agua, lo que ha llevado a que la población sea relativamente baja en algunos lugares.

ZARAGOZA
La gran ciudad de Zaragoza está situada en el río Ebro. Antes del periodo romano, el emplazamiento de Zaragoza parece haber sido ocupado por Salduba, un pequeño pueblo celtíbero de poca repercusión. En el siglo I a.C., Augusto fundó la colonia de César Augusta, convirtiéndola en la capital de un distrito y un emplazamiento militar importante. Pomponio Mela la llamó “la más ilustre de las ciudades interiores de Hispania Tarraconensis”. Esta nueva colonia atrajo a Cainitas del Clan Ventrue, que la reclamaron como suya.
La diócesis eclesiástica de Zaragoza es una de las más antiguas de la península ibérica; su origen se remonta a la llegada legendaria del apóstol Santiago el Mayor (un hecho del que nunca ha existido ninguna duda entre la población cristiana de la ciudad). Relacionados muy de cerca con la tradición de la fundación de la iglesia de Zaragoza por Santiago se encuentra Nuestra Señora del Pilar y los Santos Atanasio y Teodoro. Los dos santos eran discípulos de Santiago, y se supone que fueron los primeros obispos de Zaragoza.
La ciudad fue testigo de varias persecuciones romanas de cristianos. San Valero fue obispo de la ciudad a principios del siglo IV y sufrió martirio durante la persecución del pretor Publio Daciano, junto con su diácono San Vicente. El príncipe Ventrue de la ciudad, Flavio Sidonio, animó esta persecución. Flavio era un devoto de la filosofía neoplatónica y le agradaba ver que los mártires Valero y Vicente sufrían a manos romanas. La leyenda local dice que el Daciano capturó a muchos cristianos anunciando que daría libertad religiosa a cualquier cristiano que dejara Zaragoza durante ciertos días a través de unas puertas designadas. Cuando los cristianos lo hicieron, los hizo matar inmediatamente y sus cuerpos fueron quemados hasta quedar convertidos en cenizas. Estas cenizas fueron mezcladas con las de delincuentes, para que no pudieran ser venerados, ya que Daciano era bastante consciente del poderoso culto a los mártires en la ciudad. La leyenda continúa con que una lluvia milagrosa cayó sobre las cenizas, separando las de los mártires de las de los criminales, formando masas blancas en el caso de los mártires. Éstas, conocidas como “santas masas” fueron depositadas en la cripta de la iglesia dedicada a Santa Engracia, donde todavía se conservan. San Vicente fue llevado a Valencia, donde sufrió un martirio largo y doloroso a manos romanas. Entretanto, San Valero fue desterrado a un lugar llamado Enet, cerca de Barbastro, donde murió. Aunque los creyentes transportaron sus reliquias a Roda para salvaguardarlas durante las invasiones musulmanas, su cabeza y brazo se llevaron a Zaragoza cuando los cristianos reconquistaron la ciudad.
En el siglo V, Zaragoza fue conquistada primero por los suevos y después por los visigodos. No obstante, San Isidoro de Sevilla la exaltó como una de las más grandes ciudades de España durante el reino visigodo, mientras que otros autores la consideraron “la ciudad más antigua y floreciente” de la región. La invasión visigoda no resultó muy perjudicial para la influencia de los Ventrue. Sin embargo, el Príncipe Flavio quedó espantado por la naturaleza salvaje de los invasores bárbaros, que se preocupaban poco por la sofisticación romana. Por lo tanto, el príncipe se tragó su orgullo y en silencio apoyó a la Iglesia cristiana como un medio para conservar algo de las costumbres romanas en Zaragoza. Su planes dieron resultado, como ciertos pasajes atestiguan. Sin embargo, la estrategia de Flavio también proporcionó un poder incalculable a la Iglesia (a expensas del suyo propio).
Después de la conquista musulmana en el siglo VIII, Flavio y su prole intentaron aliarse con los Cainitas que llegaron con ellos. El Príncipe consideraba a los Ashirra como una facción culta y civilizada con la que podría alcanzar un acuerdo. Esperó que podría utilizar a los musulmanes para debilitar la fuerza de la Iglesia cristiana en Zaragoza (mientras reconstruía su propia autoridad debilitada).
Al principio esta actitud benefició a los Ventrue. Por sugerencia suya, varias iglesias fueron convertidas en mezquitas para su uso por los creyentes musulmanes. Sin embargo, la voluntad de la población cristiana sólo se volvió más fuerte. Los Ashirra llegaron a la conclusión que el consejo de Flavio sólo había dado fortalecido a la cristiandad en Zaragoza, y creyeron que se había tratado de una manipulación deliberada para debilitar la presencia del Islam. Pronto Flavio fue ignorado por los Ashirra, que en el año 912. Durante los siguientes doscientos años, Flavio Sidonio sólo fue príncipe de nombre.
El rey Alfonso I de Aragón derrotó a los moros y conquistó la ciudad el 18 de diciembre de 1118. El Arzobispo de Zaragoza, nombrado hacía poco, residió primero en la Iglesia del Pilar, pero el 6 de enero de 1119, consagró una mezquita, la volvió a dedicar al Salvador y trasladó el trono episcopal allí. Esta Catedral de San Salvador tiene un gran simbolismo para las gentes de Zaragoza, porque se construyó en el lugar de una iglesia más antigua, que se había construido en el emplazamiento de una de las primeras mezquitas erigidas en la Península Ibérica. A los ojos locales, representa no sólo la liberación de su ciudad de los moros, sino también el progreso de la Reconquista. Incluso algunos de los Cainitas de la ciudad ven a la catedral con cierto temor debido a su aura de fe (pocos se atreven a acercarse demasiado).
La decisión de trasladar el trono episcopal a San Salvador no resultó muy popular entre los canónigos de la Iglesia de la Virgen del Pilar, que desde 1135 obtuvieron también el título de catedral. Zaragoza es una ciudad excepcional por tener dos catedrales. La segunda catedral se dedica a la Virgen del Pilar. La iglesia conmemora la aparición de la Virgen María en un pilar erigido en su honor por el apóstol Santiago. Desde el establecimiento de la sede episcopal en San Salvador, la Iglesia del Pilar ha visto un declive considerable en su congregación. Excepto en días de fiesta, como la conmemoración de la aparición de la Virgen, la catedral no suele ser muy frecuentada por los mortales. Sin embargo, para los Cainitas jóvenes de Zaragoza, especialmente neonatos y Caitiff, resulta un lugar de reunión adecuado.

POLÍTICA Y RELIGIÓN
Zaragoza es una ciudad muy cristiana. Sus anteriores habitantes musulmanes han sido expulsados en gran número o se han convertido (casi siempre bajo coerción). La pequeña comunidad judía de la ciudad sufre bajo numerosas leyes que restringen sus movimientos y ocupaciones. Tras el avance de la Reconquista hacia el sur, el pueblo de Zaragoza ha adoptado una actitud triunfalista, y se muestran dispuestos a tomar las armas, aunque su apoyo se reduce cuando se trata de hacer algo más que rezar y hablar de la guerra.
En cambio, muchos habitantes de la ciudad prefieren dedicarse al estudio y aprendizaje. Irónicamente, es una tradición que comenzaron los odiados musulmanes, que hicieron de Zaragoza una ciudad de conocímiento. Esa reputación continúa incluso en estos días, aunque los aragoneses no se han esforzado por mejorar la escuela de medicina la ciudad cerca de la Plaza de María Magdalena (un hecho que molesta a sus habitantes). La escuela atrae visitantes, vivos y no muertos, y dentro se encuentra el refugio de Alfonso Palacios, un médico del clan Lasombra fascinado por los textos árabes de medicina.

ASUNTOS CAINITAS
Desde la expulsión de los musulmanes, el Príncipe Flavio Sidonio ha recuperado su dominio. La huida de los Ashirra lo dejó como el Cainita más poderoso de Zaragoza, así como el más experimentado. Su habilidad para sobrevivir durante la ocupación musulmana le ha proporcionado el reticente respeto de los jóvenes Lasombra que ahora acuden a la ciudad. Sin embargo, Flavio no ha perdido nada de su desdén por la cristiandad durante estos siglos. En todo caso, es aún más ferviente en su odio, pero guarda sus opiniones para sí por miedo a dar una excusa a los Lasombra para deponerlo. Ha sufrido la pérdida de su posición una vez; no tiene ningún deseo de hacerlo una segunda vez.
Desde la victoria de las Navas de Tolosa el Príncipe Flavio ha intentado un acercamiento a los Cainitas cristianos, especialmente entre su propio clan. Sus descendientes Aldegunda y Olayo incluso han pensado en sustituirlo. Consideran que su añeja hostilidad al cristianismo es posible que termine beneficiando a los Ashirra que todavía permanecen en Zaragoza. Flavio es consciente de que su posición es precaria, y algunos de sus consejeros le recomienda que realice una conversión pública a la fe cristiana para calmar los ánimos de sus detractores, y si la realiza con el suficiente ánimo y sinceridad puede aplacar la creciente resistencia a su autoridad. Hasta el momento Flavio a rechazado la sugerencia, pero el hecho de que el príncipe la haya tenido en cuenta, demuestra lo mucho que ha cambiado la situación en los últimos años.

LA FAMILIA ENRÍQUEZ
El Príncipe Flavio Sidonio no sólo ha tanteado el cristianismo como una solución para mantener su autoridad en su dominio. Desde época romana, una familia de terratenientes conocidos como Enrathii, ha residido en la ciudad, cuando era conocida como Caesaragusta. Estos terratenientes consiguieron sobreponerse a las invasiones de visigodos y musulmanes, procurando mantenerse cerca de los círculos de poder y prosperando con el comercio de esclavos.
La familia Enríquez, como es conocida desde que Zaragoza volvió a manos cristianas en el año 1118, sigue practicando su lucrativo comercio, beneficiándose no sólo de su clientela mortal, sino vendiendo algunos recipientes a los Cainitas. El Príncipe Flavio Sidonio ha recibido su tributo desde hace siglos a cambio de su protección, y a través de ellos ha contactado con otros Cainitas, que forman parte de una misteriosa secta como Manus Nigrum.
Desde hace siglos, Flavio ha sido un aliado y contacto de la Manus Nigrum, a través de la familia Enríquez, pero a medida que su posición se ve amenazada, podría terminar uniéndose a la secta a cambio de su apoyo.

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Re: Iberia Nocturno XXI aniversario

#20

Mensaje por Voivoda » 18 Abr 2020, 20:42

Una cosa que en la ambientación oficial me rechinaba un poco, y he recordado ahora al ir leyendo lo que llevas, es la presencia de Madrid en esta época medieval (vinculada a la figura de Monçada). Es cierto que Madrid empezó a tener una cierta relevancia en el siglo XIII una vez que la Reconquista va avanzando hacia el sur y deja de ser un territorio fronterizo para pasar a ser repoblado poco a poco, lo que conllevó la fundación de nuevos monasterios y conventos en la ciudad.

A lo que voy es que Madrid era una villa de poca relevancia en la que de haber Vampiros sólo estaría Monçada. No me imagino que hubiera ninguna otra vida vampírica y, aún así, me cuesta imaginar los motivos por los que un Vampiro con intención de tener influencia política la elegiría como su refugio (más aún cuando apenas unos años antes de la época que presentas en el Nocturno era un territorio aún peligroso por las embestidas de almohades y almorávides que llevaron incluso a la construcción de una muralla).
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