Episodio 10. Puertas que se abren, puertas que se cierran

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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Episodio 10. Puertas que se abren, puertas que se cierran

#31

Mensaje por Pagliacci » 16 Oct 2021, 22:49

A Laurent Malalt le costó entender lo que ocurría a su alrededor, únicamente sentía los músculos de su cara vibrar, su puño cerrado, apretando el cuchillo y su bestia dominando, sometiendo y subyugando al patético alfeñique que tenía por enemigo. Se había quedado solo. Sin llegar a darse cuenta de cómo, Jasper y Stefan se habían ido. Ahora tenía a su presa a su merced, el reguero de sangre que manaba de su cuello atraía su atención y los patéticos gemidos de Lindhart no hacían sino aumentar el deseo del toreador de poner fin a su agonía, degollarlo ahí mismo y atiborrarse con su sangre.

Las voces de la policía lo sacaron de su ensimismamiento. Tenía que huir, matar a Lindhart al precio de su propia vida no tenía sentido. Sintió las manos temblorosas mientras enfundó el cuchillo y sacó de entre sus ropas la máscara de cuero. Tenía que salir de allí como fuera, le lanzó un gruñido a la patética figura del comisario y miro en derredor, contemplando el destrozo que los escasos minutos en los que se habían lanzado dentalladas y cuchillazos habían causado. Las notas, fotografías y carpetas del comisario yacían esparcidas por el suelo, así como un mapa de la ciudad de Copenhage sobre una pizarra derribada.

Olía a hierro la vitae de Lindhart, cuando el francés cubrió su rostro con la máscara y esta la ocultó con el aroma a cuero y hierba seca. Hecho lo cual, siguió los pasos de los otros dos vástagos hacia una salida trasera y discreta del escenario.

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#32

Mensaje por Pagliacci » 16 Oct 2021, 22:51

Destreza 3 + Sigilo 0 y gasto un punto de voluntad para sumar un éxito a la tirada.

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#33

Mensaje por Voivoda » 24 Oct 2021, 12:59

Jasper saltó una pequeña valla metálica en una zona poco iluminada hasta salir a un lindero en el que se acumulan los contenedores de basura de las distintas casas. Puede comprobar cómo se asoman los vecinos de esos otros chalets, mirando entre las cortinas y las ventanas con curiosidad. El Caitiff supone que no es nada habitual que la policía tome ese tranquilo vecindario de las afueras, y mucho menos que se oigan peleas, gritos y sonidos mucho peores. Un creciente dolor de cabeza asoma en sus sienes, como si pequeños alfileres se clavaran en ellas. Jasper se echa por un momento las manos a los ojos, intentando aclarar su vista en medio de la oscuridad y, al mismo tiempo, temiendo volver a escuchar de nuevo las voces que le atosigaban.

El Caitiff se alejó unos metros hasta situarse lejos del alcance de cualquier farola. Se apoyó en una pared de piedra de uno de los jardines de aquellas viviendas unifamiliares y se tomó unos segundos para pensar. Era consciente de que algo había cambiado esta noche. Tanto para sí mismo al ver lo que observó en el comedor de la casa de Lindhart, como para la ciudad en general con el ataque a uno de los fieles escuderos de la Príncipe Malkavian. En su fuero interno sentía un profundo desasosiego, ya que aquel salón le había enfrentado a su propio pasado. Aquella maldita voz de su cabeza en realidad parecía tener un sentido, un destino para él. No quería decir todo aquello que tuviera que seguirlo, pero sus experiencias en estas semanas quizá no habían sido fortuitas.

El Caitiff miró hacia su derecha y observó una figura familiar. Laurent había logrado escabullirse saliendo con cautela de la casa por una puerta situada en la cocina y caminando agazapado de árbol en árbol y de coche en coche para evitar a las patrullas de la policía danesa. El Toreador llegó a escuchar los alaridos inhumanos de Lindhart, así como la detonación de un par de disparos, pero no se detuvo a saber qué había sucedido. La máscara le generaba una irreal sensación de protección y le sumía en olores de otro tiempo, dándole a toda la escena un aura casi onírica. Laurent había logrado escapar de nuevo. Era el sino de su existencia, lograr salir airoso cuando las cosas se ponían feas.

Y esta vez se habían puesto muy feas. No sabía nada de Kat, Jasper había mostrado una extraña lealtad a Lindhart, era consciente de que el gobierno Malkavian iba a terminar de apuntar en su dirección y ya no había vuelta atrás. Copenhague era un polvorín de día y de noche y se asentaba sobre una peculiar anomalía sobrenatural. No es que le importara mucho el destino político de la ciudad, pero era consciente del peligro que corría. Al final pensaba que Álex había sido la más inteligente al poner tierra de por medio.

Caminó en dirección al coche, aun sin ver a Larsson cerca. Recordó que tenía una cita con los Verdaderos Daneses y debía darle una vuelta a qué podía ofrecerle a él ese encuentro.



OFF
Laurent: -7 puntos de Sangre y -4 de FV.
Jasper: -6 puntos de Sangre.

Se pasan los efectos de la sangre invertida.

Dado que Jasper está Ofuscado, él ve a Laurent, pero Laurent no le ve a él.
Imagen

Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
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Re: Episodio 10. Puertas que se abren, puertas que se cierran

#34

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 25 Oct 2021, 15:55

{ https://www.youtube.com/watch?v=K6opbb66LXI - Ring of Fire by Lera Lynn }

Durante unos segundos a Jasper se le pasó por la cabeza seguir en las sombras a su lider. Llegar hasta el fin del meollo de todo aquello. Incluso se visualizó abriendo el maletero del coche del rubiales e introduciéndose en él, como en las pelis de serie b. Al fin y al cabo hacía no menos de tres noches había buscado la "comodidad" de la parte trasera de una chatarra, escondiéndose del astro rey.

Pero eso solo le llevaría a una mala muerte segura. Había visto de lo que era capaz aquel jo'puta de Larsson y no iba a tenta a la suerte dos veces. Al menos, no esa noche. Aún en el fondo de la calle, las señales visuales de la poli giraban contras la paredes de ladrillo y las luces de las ventanas del vecindario se encendían curiosas ante el anormal evento en tan distinguido barrio.

Aún podía sentir la regia figura de su mortal padre con su desmedida autoridad y su respeto ganado a base de distancia y solemnindad. A diferencia de su madre que había sido todo amor y cercanía, su padre era como un icono religioso, al que casi había que besar la mano al llegar a casa. Su llegada significaba el silencio y el fin de la diversión. Pero a medida que crecía y sobre todo cuando él mismo fue padre, comprendió la dificultad de todo el proceso. La incertidumbre, la agonía y el amor incondicional, con o sin cariño demostrable. Ahora mismo de ehcho, se sentía nuevamente un despojo por romper aquel vínculo generacional, por su mala vida y su mala no vida.

- Pss... - chasqueó al paso de Laurent mientras se dirigía al vehiculo del otro Toreador... - Malalt... - Cuando Jasper llamaba al volgirre por su apellido, solo significaba dos cosas. O malas noticias, o el máximo de los respetos. O alguna vez, incluso ambas. - ¿Que te traes con esos condenados fascistas? - La pregunta no era en ningun modo inquisitoria. Buscaba las motivaciones del francés, pues sabía de primera mano, que era capaz de dejar sus ideas y valores a un lado, si aquello le conllevaba algún tipo de interés. Y eso era lo que el caitiff quería adivinar en aquel preciso momento. Una motivación latente que le devolviera la totalidad de su lealtad, si alguna vez se perdió un ápice. Ahora se sentía algo ridículo tras la intensa despedida de su última vez, pero por otro lado, le contrariaba que no hubiera seguido su consejo. O al menos aquello era lo que se vislumbraba. Aquel rubio fornido descendiente de Odín, lejos estaba de parecerse a Kat. Avanzó un poco dejando que la bruma de la oscuridad se quedará en el seto de donde había salido, pero aguantando parte de su figura en la negrura, como si de alguna manera pudiera volver atras e imbuirse nuevamente en sombra, si la reacción del volgirre no era la adecuada - ¿Por qué queréis cargaros a Lindhart?... ¿que ha hecho ese pobre diablo aparte de ser un puto desgraciado intenando anclarse a un feliz pasado?...

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#35

Mensaje por Pagliacci » 25 Oct 2021, 17:45

Malalt se movió como una pantera entre los arbustos, con una confianza y una destreza que nacían de la desesperación. Sentía que aquella noche algo había cambiado, había estado a punto de matar a un vástago, había saboreado su vitae, había hundido el cuchillo en su garganta y había estado a punto de rendirse a la ola del frenesí. Una vez alcanzó el callejón, se miró las manos. Temblaban. Empapadas en sangre, temblaban por el miedo, temblaban por la violencia y el estrés.

Jaspers le había traicionado, después de todo lo que había hecho por él, le había delatado a la primera oportunidad, revelando su posición ante un enemigo que había intentado matarlo ya dos veces. Detrás de la máscara, el francés comenzó a llorar. Los cristales de vidrio comenzaron a empañarse, se quitó el cuero de la cara. Fue entonces cuando Jaspers le habló, surgido de la nada.

Como un gato cogido por sorpresa, en su momento más vulnerable, se revolvió. Laurent Malalt vistió rápidamente la armadura de su amplia sonrisa, una impostada sonrisa torcida que ya no engañaba a nadie y menos a su lacayo, pero que era su segunda naturaleza.

El Toreador pensó en mil formas de decir la verdad, su verdad. Pero las palabras se fundían en su garganta, incapaces de salir. La traición de un miserable Caitiff había logrado lo que ningún pretencioso primogénito había conseguido, dejarle indefenso. Tardó un minuto en ordenar sus pensamientos, un minuto eterno en el que miró fijamente a Jaspers con una mezcla de rabia y compasión. Él había visto ahí dentro lo que era capaz de hacer.

-Intento destruir los routers, son los causantes de todo este caos- Dijo de forma tan honesta como cortante- Ya he destruido el de los Verdaderos Daneses y ahora trato de que ellos me abran camino a la torre de MT Hojgaard, donde Katja Fjordahl y el resto de peones del clan Giovanni experimentan con el que Lindhart nos arrebató.

Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador

Re: Episodio 10. Puertas que se abren, puertas que se cierran

#36

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 26 Oct 2021, 16:12

- ¿Y para destruir el router es necesario que se liquide al poli?... - le espetó el caitiff con un deje entre sorna y sorpresa. - No sé, se me ocurre que podriamos intentar robárselo pero joder... ese nuevo amiguito que te traes no parece querer medias tintas... ¿no?... - le miró a través de los ojos de la máscara, intentando encontrar el atisbo de humanidad que a veces parecía ser una lumbre en el desierto.

- Job va a echarme una mano con el del puente, sabes que si lo hacemos juntos lo haremos mejor. - - Se rascó el mentón, aún medio en las sombras. - Pensé que a estas alturas tu culo estaría a miles de kilómetros de aquí... con Kat. Pero en algún momento, has decidido atar primero ciertos cabos. ¿Por qué no has contado conmigo para ello?... No puedes protegerme como has hecho con Alex. Solo necesito salvar a mi familia, y para ello, debemos, debo - corrigió con cierta distancia - andar con precaución con el router del MT Hojgaard. - Hizo una pausa - Pero si conseguimos salvarlos y poner tierra de por medio, soy tu man in the middle. Podré hacerlo. Podré sacrificarme por tí. Por Copenhague.

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Re: Episodio 10. Puertas que se abren, puertas que se cierran

#37

Mensaje por Pagliacci » 26 Oct 2021, 20:36

https://www.youtube.com/watch?v=atyvdC15HFA

-¡Ese hombre intento matarnos! ¡Nos arrebató el refugió, robó el router y se lo entregó a los chalados que están extorsionándote con tu familia!- La sonrisa de Malalt se torció hasta mostrar los colmillos y, aunque no elevó la voz, estando como estaban rodeados de enemigos, su rostro apenas ocultaba la agresividad que sentía al hablar de Lindhart.

Al temblor de las manos se unió el del rostro, sus músculos tensos por la ira transmitían sin lugar a dudas su naturaleza predatoria, una condición que había sacado a la superficie en aquel mismo lugar hacía escasos minutos. Malalt deseó someter y humillar a Jaspers como había hecho con el policía. Lo consideró durante unos segundos. Pero se contuvo.

-Está bien, te ayudaré a sellar tu trato con los Tremere. Vamos a destruir el router del puente primero- Miró al Caitiff, como perdonándole la vida y añadió- En cuanto a Stefan Larsson, estás equivocado con él, no es un nazi, simplemente es un puto psicópata y, probablemente, una marioneta de su sire, la auténtica príncipe y señora de esta ciudad. Está dispuesto a hacer lo que sea con tal de allanarle el camino y, francamente, me da igual quien gobierne esta ciudad, con tal de que no sean los dementes que la han llevado al caos.

Laurent Malalt sacó el teléfono, buscó el número de Olga y le mandó un audio, dejando que Jaspers lo oyera: "No puedo acudir a la reunión de esta noche. La ciudad está am rande der vernichtung. Deberéis haceros cargo del router de MT Hojgaard por vuestra cuenta, tened precaución con Katja Fjordahl y el resto de esbirros de la familia Koenig."

Soltó el teléfono y miró a aquel hombre, sintiendo su corazón dividido entre el afecto que sentía por él y la traición que había estado a punto de costarla la no-vida. "Cuidado, tiene un arma", recordó el instante en el que Jaspers había revelado su posición ante el enemigo.

-Vamos- Le dijo.

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Re: Episodio 10. Puertas que se abren, puertas que se cierran

#38

Mensaje por Voivoda » 29 Oct 2021, 19:24

Laurent se refugió en los mensajes de su teléfono móvil en el asiento situado detrás del conductor del Uber. Le gustaba el servicio de esa empresa, discreto, silencioso, sin preguntas. El hombre de origen indio o pakistaní que conducía no se había fijado, o había aparentado no hacerlo, en el mejorable aspecto que presentáis los dos. Aún así, se remueve inquieto en su asiento, y sospecháis que puede detectar tanto la tensión que hay en el ambiente como también la ansiedad de vuestras propias Bestias, que crece por la adrenalina de la noche y por el Hambre, aún controlable, que ambos sentís.

Malalt leyó los mensajes de Stefan. Había logrado salir de la casa. Estaba eufórico, aún con el subidón de la cercanía de la violencia y el derramamiento de Sangre. Consideraba a Lindhart un contacto "quemado". Algo que iba a enfurecer a la Príncipe, pero que al mismo tiempo la debilitaba. El Natlige básicamente era ahora un hervidero de mensajes en chats privados y grupos formados en Bloodspot donde seguramente unos conspiraban contra otros. A Laurent no le interesaba el devenir de la ciudad, pero sentía un cierto orgullo al comprobar cómo era en parte culpable de desencadenar una crisis para la que ya no había vuelta atrás. Malkavian, Toreador, Verdaderos Daneses, Anarquistas... todos tenían que reposicionarse mientras se extendía además el rumor de la existencia de elementos sobrenaturales (más sobrenaturales que los vampiros) influyendo en la mente colectiva de los ciudadanos de Copenhague, entregados a su vez a la violencia y el rencor en las calles. Stefan iba directo a reunirse con Karen, a pensar en el próximo movimiento e invitaba al Volgirre a sumarse a ellos en cuanto volviera a caer el sol. Si es que seguía saliendo el sol en Copenhague.

La Ventrue no había contestado. Laurent podía sentir su furia a distancia. Eso era lo importante por el momento: a distancia.

Laurent miró de reojo a Jasper, situado a su derecha detrás del asiento del copiloto. El Caitiff miraba por la ventana mientras se sucedían las farolas una detrás de otra y sólo os acompaña el sonido del motor del coche y el de las ruedas avanzando por un asfalto mojado. Le dolía sentir que no estaba del todo alineado con las emociones de quien consideraba un amigo al mismo tiempo que un vasallo. Pensar que Jasper podía decidir por su cuenta, y en función a otros intereses, le hacía sentir vulnerable y en cierto modo, solo.

En la mente de Jasper se sucedían los pensamientos hasta el punto de empezar a emerger una sensación parecida a la de la migraña. No se quitaba de la cabeza la imagen de su padre, la violencia desatada en la casa de Lindhart... Había llegado a empatizar con aquel policía, atado a un pasado espectral que sentía, o quería sentir, como aún palpable. En el fondo no era más que otro condenado como él mismo. Sentía un ardor creciente en su cabeza, una sensación de ruido blanco. Aún estaba dispuesto a darlo todo por Laurent, habían pasado mucho juntos y sabía que en el fondo no estaba preparado para pensar que sobrevivía en una absoluta soledad con sus fantasmas y sus adicciones. Pero temía que el Toreador se alejara cada noche más de su propio pasado, que caminara paso a paso hacia el terrible abismo del cinismo y la inhumanidad que engullía a tantos otros Vástagos en miles de ciudades, en miles de noches solitarias.

El coche se detuvo en el puente de Oresund, muy cerca del punto fronterizo con Suecia. Veis segundos después cómo se alejan las luces del coche y miráis al cielo, que va perdiendo su tono oscuro progresivamente. Otros coches pasan, conducidos por zombies que vuelven a sus hogares o que, quién sabe, tienen que madrugar muchísimo para trabajar en el país vecino. Cae una lluvia finísima, pero heladora, sensación acrecentada por la cercanía del Mar del Norte, que ruge decenas de metros por debajo de vuestros pies. Camináis durante unos minutos repasando los pilares del puente, observando de reojo sin evitar sentiros abrumados por vuestros recuerdos la silueta de la cercana isla de Saltholm a la que parece golpear el mar como a un enemigo.

Todos los pilares tienen una minúscula puerta con la señal de "salida de emergencia" que está cerrada.

Pero uno no está igual que los demás. En uno, la puerta no ha sido cerrada del todo. Os miráis el uno al otro y os asomáis casi al mismo tiempo. Dentro veis una especie de rellano muy estrecho apenas iluminado por una luz de emergencia de color rojizo. Hay una intensa sensación de humedad y volvéis a notar como en Saltholm un zumbido creciente en vuestras cabezas. Os acostumbráis poco a poco al espacio circular y al sonido atenuado a irreal que llega desde el exterior. Hay un pequeño hueco, como de un ascensor o un montacargas. Laurent mira hacia abajo y sólo ve una inmensa oscuridad. Jasper, con unos sentidos más agudos, es capaz de distinguir a una considerable distancia un parpadeo apenas perceptible.

El de unas luces led de color verde.

"Tíralo por el hueco. Va a acabar con nosotros", escucha el Caitiff en su cabeza.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
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Re: Episodio 10. Puertas que se abren, puertas que se cierran

#39

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 30 Oct 2021, 10:35

{ https://www.youtube.com/watch?v=cmYJaWGF73o&l - Guitar Solo n1 by Neil Young from Dead Man OST }

Jasper se mantenía ausente en el coche. En aquella ausencia extraña e introspectiva que no le permitia enfocarse en nada. Hacía unas horas estaba evitando que Laurent matara a Lindhart y ahora se encontraba compartiendo coche con él. Sabía de su tezón. Conocía de sus artes. Nadie podría pararlo hasta conseguir su objetivo, y más le valía estar lejos de su ira, si no lo consiguiera.

Había visto hojear a Malalt el móvil. Lo vió con el rabillo del ojo, durante al menos un segundo. Lo suficiente para darse cuenta que estaba en Bloodspot. Conocía su interfaz reconocible. Y entonces, se maldijo por no tener las ideas claras en otro momento. Necesitaba la privacidad que el Uber no le daba. Él tenía la posibilidad de hacer algo con aquello. La información y la propaganda es poder. Lo había visto en un documental sobre nazis y la Segunda Guerra Mundial, un día en casa, mientras se dejaba morir colocado.

El silencio era tan tenso como relajante en aquellas noches de tensión constante, y el ruido de las calles mojadas le iba adormeciendo poco a poco. No podía evitar pensar en todo lo que tenían por delante, en el titánico esfuerzo que suponía salvar su culo y sobre todo poner a salvo a su familia. Todo aquello le apretaba el estómago en un fuerte agobio que le comprimía hasta el pecho. Y entonces aparecía otra voz diferente en su cabeza que le decía que se venciese. Que lo dejáse todo. Que se agenciara un chute y viera el mundo arder desde el rincón de los condenados.

"Tíralo por el hueco. Va a acabar con nosotros", escucha el Caitiff en su cabeza.

Rohde se acercó cautelosamente por la espalda de Laurent. Había dejado que se adelantase a inspeccionar los pilares y ahora estaba frente a una de aquellas puertas abiertas, y con un enorme vacío a sus pies. Nadie sobreviviría a aquello. Ni siquiera el volgirre aconstumbrando a salvarse de cualqueir situación, a nadar en arenas movedizas, y en brazear en ríos revueltos. El brillo rojo de la luz de la cabecera de la puerta, iluminaba su perlada frente, ensimismada en algún pensamiento. Jasper se movió en las sombras, en lo que se había convertido en su especialidad últimamente.

"Tíralo. Va a acabar. Nosotros". - Allí estaba Malalt. Tan vulnerable o tan confiado. Puso las manos sobre su espalda y su hombro respectivamente, rompiendo aquella barrera física desde su despedida. Y entonces... - ¿Qué? ¿Bajamos ya o pedimos una pizza? - Le apretó el hombro contra su pecho con cierta familiaridad. Seguramente demasiada, pero el caitiff era hombre de piel, sobre todo para un carácter nórdico. Quería acabar con aquella guerra fría y aún sabiendo que el toreador no tenía un interruptor para cambiar su pensamiento, sino más bien un cuaderno de rencor donde apuntar los debes, el caitiff iba trabajando poco a poco con aquellos gestos su lealtad con su amado líder.

Acalló la voz en su cabeza.*1 La misma que le recordó en parte porque estaba allí. Job y los brujos le ayudarían a sacar la voz de su cabeza. Se adelantó a la pasividad, seguramente autoimpuesta de Laurent, y se giró sobre su eje para empezar a descender. Dejó su mano en el último asidero de la escalera, y miró hacia arriba. Se ponía metafóricamente ahora, a voluntad de Malalt, que podría pisar su mano con sus zapatos de drug dealer y hacerle caer por el hueco. Echó una última mirada arriba. La silueta de Laurent era recortada con la enorme luna a su espalda, que salía perfilada sobre nubes grises de lluvia. Sólo el reflejo rojo dejaba ver algo de su semblante serio, y aún sumido en la duda y seguramente en el dolor de la traición.

Jasper empezó a descender como el que baja a un abismo. Sentía que la sombra le devoraba. Sentía una pulsación. Sentía dolor y sentía alivio. Una mezclolanza que le entumecía los oídos y le embotaba la cabeza. Una sensación que se incrementaba con cada peldaño que descendía.

- Ey socio... he estado pensando. Quizás pudieramos hacer algo con Bloodspot. Necesito un terminal y conectarme. Ya sabes. Meter alguna noticia falsa... un bulo... fake news las llaman... algo que enrede o que nos de tiempo. Piensalo. A mi me ha costado varios días llegar a este punto, así que imáginate... - Su voz se iba atenuando en el descenso, y el reírse de su propia ignorancia, más en aquellas noches aciagas donde se necesitaba lo mejor de él, era en parte, otra forma de sumisión con Malalt.

*1
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Episodio 10. Puertas que se abren, puertas que se cierran

#40

Mensaje por Pagliacci » 30 Oct 2021, 20:58

https://www.youtube.com/watch?v=oR_SZR_tmxM

El viaje en coche había sido una etapa más en su odisea personal, la vitae carmesí de Lindhart impregnaba unas manos que seguían temblando levemente. Pese a la aparente victoria surgida de aquel sucio asalto, lleno de furia e improvisación, que le colocaba en una mejor posición, Laurent Malalt no se sentía un ganador. Se sentía iracundo, herido, traicionado y harto, cansado de toda este sinsentido. El comisario ya no sería un problema para Stefan o la futura príncipe, pero podía serlo para él. Los mensajes en Bloodspot se sucedían como una cascada de reacciones de miedo y envidia. Saber que era capaz de provocar ese miedo en los demás le satisfizo, no era el hombre más importante de Copenhagen, ni formaba parte del Natlige, pero no le hacía falta para joderle la vida a alguien. Y eso se le daba muy bien.

"Está bien, acudiré al encuentro si puedo. Gracias. Tienes mi pintura renacentista, entrégasela a Karen de mi parte. Sabrá apreciarla."

Había pasado mucho tiempo desde que fuera un estudiante de arte mortal, un estúpido e ingenuo admirador de las bellezas que albergaba el Louvre. Cuando echaba la vista atrás, no reconocía a ese chico de provincias, recién llegado a la capital y con la cabeza llena de sueños. Apenas era capaz de reconocerse en el neonato que sobrevivió a la guerra y tampoco en el amante de Kat que había abrazado la causa anarquista para ocultarse de los cazadores de nazis. Había ido cediendo partes de sí mismo al tiempo, de su propia identidad. Había llegado a un punto en el que se miraba al espejo y veía la sonrisa torcida del marqués.

En aquello andaban sus pensamientos cuando descendieron del coche. La silueta Saltholm se insinuaba en la penumbra. La altura del puente y la violencia de las olas golpeando la estructura en la oscuridad le sobrecogía, sentía vértigo y cierta insignificancia ante la titánica violencia del mar. Sus mentiras no lograrían engañar a las olas.

Con paso inseguro se adentró en el pasadizo. Tenían que poner fin a esta locura, por eso habían venido, por eso había llegado hasta aquí. Buscó entre sus ropas la máscara de cuero, su conexión física con todo aquello, que le demostraba que era real y le recordaba como había empezado. Fue entonces cuando el gesto cálido de Jaspers, la mano sobre su hombro, le cogió por sorpresa.

-Tenemos que destruir el router- dijo, apartándose de él. Todavía incapaz de olvidar que instantes atrás habían estado a punto de destruirle por su culpa. - Si lo desconectamos, sacaremos a los Tremere de su paseo temporal y cortaremos la soga que está asfixiando esta ciudad. Así ocurrió la última vez que lo hice. Buscaremos mañana el ordenador. Debemos darnos prisa, pronto amanecerá.

Dicho lo cual, el Toreador se puso a moverse entre las sombras, buscando la macchina infernale.

Cerrado

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