Jasper observa a Álex una vez que pasáis por una especie de pasillo abovedado que os conduce hasta el patio interior de la fortaleza militar. Cuando de nuevo la brisa os golpea la cara al salir al exterior, el Caitiff sabe que algo ha añadido un punto más de preocupación a su compañera, lo que a su vez le inquieta a él porque es consciente de que, si se siente especialmente encerrada, sus reacciones pueden descontrolarse con facilidad. Álex le devuelve la mirada sin poder explicarle qué es lo que le pasa, pero confirmando con su gesto que su nerviosismo se ha incrementado ligeramente. Y lo ha hecho al comprobar que no hay cobertura móvil en la isla. Es más, el fondo de pantalla de su terminal vibra de un modo extraño. Álex esconde el móvil entre sus ropas intentando no obsesionarse con ese pensamiento, pero notando lo que ya no son susurros de la Bestia, sino una voz perfectamente audible que le suplica al oído para salir a toda velocidad de ese lugar.
Laurent encabeza la comitiva que llega al patio interior. No es consciente del intercambio de miradas de sus compañeros, comprobando sin embargo que la situación puede ser una encerrona perfecta. Se distinguen varias siluetas en las ventanas oscuras de los diferentes barracones. Malalt presupone que además de aquellas que se dejan ver, habrá más que no serán detectables desde vuestra posición, lo que hace que seáis unos blancos perfectos en medio de ese patio interior cuyo estado de degradación es considerable. La maleza ha ido creciendo entre las baldosas de piedra y la fuente que ocupaba el espacio central del patio pentagonal está seca. Laurent siente una rara vibración en el estómago, algo totalmente antinatural dado su estado no-muerto, pero aparca esa sensación cuando observa la figura que está apoyada en la fuente. A pesar de llevar una sudadera deportiva con una capucha, se deja ver lo suficiente para que se distingan sus piercings, seña de identidad de Thomas Sorensen.
Nunca habéis tratado directamente con él, pero su fama lo precede. Laurent ata cabos, comprobando que las siluetas que se ven aquí y allá parecen todas de gente joven, adolescentes. El peculiar grupo de Anarquistas en edad de no tomar decisiones demasiado racionales. Thomas juguetea con un palo que termina en punta, que si bien no parece realmente un arma, no termina de tener la apariencia de un juguete para quienes, como vosotros, sabéis el peligro potencial que tiene.
Thomas da un par de pasos adelante, lo que os permite corroborar los rumores que hay sobre él, ya que a pesar de su nombre masculino, su cuerpo y modos de moverse recuerdan más a los de una chica. Su voz se sitúa en un particular punto medio entre los géneros y, al quitarse la capucha, veis que lleva un corte de pelo que también valdría para cualquiera de los dos sexos.
- ¿Soléis ir con escopetas por la calle? -dice señalando con su estaca improvisada al arma perfectamente visible de Jasper. El Caitiff duda por un instante de la necesidad de portar un arma de ese calibre a un encuentro en un territorio muy extraño y ante lo que no deja de ser una pandilla de adolescentes. Durante un instante mira a Laurent con un gesto de culpabilidad en el rostro*.
Thomas no espera respuesta directamente, aunque una media sonrisa se dibuja en su rostro al observar la reacción de Jasper. A ninguno de los tres os pasa desapercibido que os habla a todos indistintamente, sin reconocer que Laurent pueda tener una autoridad o portavocía explícita.
- Kat me dijo que queríais vernos. ¿Qué podéis ofrecernos?.
La pregunta flota en el aire como un desafío velado.
*Durante un turno, Jasper está bajo los efectos de Dementación 1, de tal manera que se refuerza su sensación de que es mejor no utilizar el arma.
Episodio 3. Saltholm
Moderadores: Pagliacci, Jebediah_Gogorah, Ilitia
-
LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 3. Saltholm
https://www.youtube.com/watch?v=cjp-Gyo5tNM
El francés se hizo rápidamente con la situación y evaluó la amenaza de cuantos le rodeaban, en sí mismo cada uno de aquellos ghouls, matones o vástagos no le intimidaban, pero su número constituía un problema. Su líder, su cabecilla, era aquel mocoso patético de Sorensen, sin él se desmoronarían. Su reputación era la de un cabrón problemático y estúpido, la clase de idiota que no suele sobrevivir mucho tiempo, claro que, lo peor que se podía hacer con esa clase de cretino era enfrentarse a él. Laurent tenía experiencia tratando con gente así, adolescentes que tomaban el movimiento anarquista como la excusa necesaria para hacer lo que quisieran. Si te ponías a su altura, la rabieta y el pulso de poder subsiguientes desgastarían sus recursos en un conflicto que no le interesaba.
Sorensen ponía un precio, aquello era una buena señal, significaba que quería algo y entre los vástagos la moneda más valiosa siempre fue y será la información. Malalt contempló con desagrado su figura andrógina, le repelió de un modo que creía que jamás volvería a sentir, recordando los experimentos de alteración de la carne en los palacios parisinos en los que había crecido como vástago. En el caso de aquel hombre, mujer o cosa, su cuerpo enfermo era el reflejo de una mente igualmente enferma y de una necesidad patológica de llamar la atención a toda costa.
-El hombre al que habéis capturado es inocente, no merece las crueles torturas a las que los habéis sometido- dijo Laurent elevando la voz para que llegara a todo el auditorio.- Tratar de ese modo a los seres humanos no os convierte en mejores que la Camarilla o los Nazis de los Verdaderos Daneses.
Laurent hizo una pausa dramática, tratando de estudiar cómo eran recibidas sus palabras. Al menos, había conseguido atraer la atención de la banda hacia sí, desviándola del descompuesto Caitiff.
-Tampoco nosotros somos culpables de las acusaciones vertidas sobre nosotros, del fallo de las redes o de los asesinatos cometidos, no es nuestra la ponzoña que inunda las calles de la ciudad. Hemos venido aquí, como muestra de buena voluntad, para aclararlo y para liberar al hombre que tanto ha sufrido innecesariamente.
El Toreador cerró el puño izquierdo y se lo llevó al pecho, golpeando la chapa anarquista que había enganchado en la chaqueta de cuero a la altura del corazón.
-Nosotros, vosotros, estamos todos en el mismo bando, sangramos y luchamos por una misma causa y somos mejores que los fascistas anquilosados, aferrados al Natlige, que nunca jamás han puesto un pie en las calles de esta ciudad, en la verdadera piel de Copenhage. La ciudad está al borde de una guerra. Liberadlo, hermanos, y como gesto de buena voluntad os haré llegar las armas que necesitáis para hacer frente a esos hijos de puta neonazis, vuestras serán la ira de los justos y rabia de los oprimidos. Juntos, lucharemos por un futuro mejor. Hasta la victoria, siempre.
El francés se hizo rápidamente con la situación y evaluó la amenaza de cuantos le rodeaban, en sí mismo cada uno de aquellos ghouls, matones o vástagos no le intimidaban, pero su número constituía un problema. Su líder, su cabecilla, era aquel mocoso patético de Sorensen, sin él se desmoronarían. Su reputación era la de un cabrón problemático y estúpido, la clase de idiota que no suele sobrevivir mucho tiempo, claro que, lo peor que se podía hacer con esa clase de cretino era enfrentarse a él. Laurent tenía experiencia tratando con gente así, adolescentes que tomaban el movimiento anarquista como la excusa necesaria para hacer lo que quisieran. Si te ponías a su altura, la rabieta y el pulso de poder subsiguientes desgastarían sus recursos en un conflicto que no le interesaba.
Sorensen ponía un precio, aquello era una buena señal, significaba que quería algo y entre los vástagos la moneda más valiosa siempre fue y será la información. Malalt contempló con desagrado su figura andrógina, le repelió de un modo que creía que jamás volvería a sentir, recordando los experimentos de alteración de la carne en los palacios parisinos en los que había crecido como vástago. En el caso de aquel hombre, mujer o cosa, su cuerpo enfermo era el reflejo de una mente igualmente enferma y de una necesidad patológica de llamar la atención a toda costa.
-El hombre al que habéis capturado es inocente, no merece las crueles torturas a las que los habéis sometido- dijo Laurent elevando la voz para que llegara a todo el auditorio.- Tratar de ese modo a los seres humanos no os convierte en mejores que la Camarilla o los Nazis de los Verdaderos Daneses.
Laurent hizo una pausa dramática, tratando de estudiar cómo eran recibidas sus palabras. Al menos, había conseguido atraer la atención de la banda hacia sí, desviándola del descompuesto Caitiff.
-Tampoco nosotros somos culpables de las acusaciones vertidas sobre nosotros, del fallo de las redes o de los asesinatos cometidos, no es nuestra la ponzoña que inunda las calles de la ciudad. Hemos venido aquí, como muestra de buena voluntad, para aclararlo y para liberar al hombre que tanto ha sufrido innecesariamente.
El Toreador cerró el puño izquierdo y se lo llevó al pecho, golpeando la chapa anarquista que había enganchado en la chaqueta de cuero a la altura del corazón.
-Nosotros, vosotros, estamos todos en el mismo bando, sangramos y luchamos por una misma causa y somos mejores que los fascistas anquilosados, aferrados al Natlige, que nunca jamás han puesto un pie en las calles de esta ciudad, en la verdadera piel de Copenhage. La ciudad está al borde de una guerra. Liberadlo, hermanos, y como gesto de buena voluntad os haré llegar las armas que necesitáis para hacer frente a esos hijos de puta neonazis, vuestras serán la ira de los justos y rabia de los oprimidos. Juntos, lucharemos por un futuro mejor. Hasta la victoria, siempre.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 3. Saltholm
Jasper empieza a ver lo bien montado que tienen el lugar, aquellos chiquillos rebeldes. Le parecia hasta ciertamente poético el ver cada de aquellas sombras acechadoras ubicadas cada una en su lugar. Una especie de Club de los Poetas Muertos Anarquista, con cada vampiro en su particular "Oh mi capitán, mi capitán".
Un capitán personificado en la figura de Sorensen. Aquel ser andrógino al que, previamente al encuentro, hubiera querido estrellar su cabeza contra la piedra del baluarte. Sin embargo, aquel sentimiento no llegó. Es más, su brazo se fue relajando, hasta sentirse cómodo y sin tensión, y el arma pasó a ser un simple accesorio, nulo ya de amenaza. Su cara apocada y en cierta medida, avergonazada, miro a Malalt buscando un perdón cuya ofensa no conocía. En su foro interno se había convencido de ser tan torpe de no saber si quiera ocultar un arma. - Una sola cosa, Jasper... solo te han encargado una maldita cosa...
Luego Laurent sacó, con su peculiar pico de plata, un speech de la manga, y comprendió porqué idolatraba tanto a aquel tipo. Supo decir en palabras hermosas el sentimiento que recorría a Jasper, y casi creyó ver a William Wallace rogando por la libertad del reo.
Un capitán personificado en la figura de Sorensen. Aquel ser andrógino al que, previamente al encuentro, hubiera querido estrellar su cabeza contra la piedra del baluarte. Sin embargo, aquel sentimiento no llegó. Es más, su brazo se fue relajando, hasta sentirse cómodo y sin tensión, y el arma pasó a ser un simple accesorio, nulo ya de amenaza. Su cara apocada y en cierta medida, avergonazada, miro a Malalt buscando un perdón cuya ofensa no conocía. En su foro interno se había convencido de ser tan torpe de no saber si quiera ocultar un arma. - Una sola cosa, Jasper... solo te han encargado una maldita cosa...
Luego Laurent sacó, con su peculiar pico de plata, un speech de la manga, y comprendió porqué idolatraba tanto a aquel tipo. Supo decir en palabras hermosas el sentimiento que recorría a Jasper, y casi creyó ver a William Wallace rogando por la libertad del reo.
Re: Episodio 3. Saltholm
https://youtu.be/SKR8QyEURR0
- Puto cabrón manipulador, joder, aplaudiría si la ocasión lo permitiese- Pensó Alex tratando mantener su expresión a la vez que llevaba su puño al corazón al igual que Malalt. A la Brujah no se le habría ocurrido salir con esas historias, pero le recordó a sus incendiarios inicios. Fuera como fuese, Malalt parecía haber jugado sus cartas de una forma magistral y decidió unirse a él, al fin y al cabo eran jóvenes creyendo tener las ideas claras, pero con una visión reducida de la no-vida en su conjunto. El discurso del jefe le quitó cierto peso de encima, el suficiente para unirse al fervor guerrero.
- Unamos nuestros manos en un solo puño y estampémoslo contra el jodido sistema- exclamó mostrándose a los presentes.
Alex les mantuvo la mirada, tratando de impresionar a los jóvenes jugando a su juego. Aunque los cauces para llegar a sus objetivos eran bien distintos. No estaba segura de si realmente Sorensen era un Malkavian, pero lo que sí intuía era su desequilibrio mental, sus ansias de poder y de sangre. Algo le decía que ese malnacido era un jodido sádico que se habría unido a cualquier causa que derramase dolor. La bestia de Alex se movía en círculos en busca de una salida como un tigre cabreado entre los barrotes.
- Puto cabrón manipulador, joder, aplaudiría si la ocasión lo permitiese- Pensó Alex tratando mantener su expresión a la vez que llevaba su puño al corazón al igual que Malalt. A la Brujah no se le habría ocurrido salir con esas historias, pero le recordó a sus incendiarios inicios. Fuera como fuese, Malalt parecía haber jugado sus cartas de una forma magistral y decidió unirse a él, al fin y al cabo eran jóvenes creyendo tener las ideas claras, pero con una visión reducida de la no-vida en su conjunto. El discurso del jefe le quitó cierto peso de encima, el suficiente para unirse al fervor guerrero.
- Unamos nuestros manos en un solo puño y estampémoslo contra el jodido sistema- exclamó mostrándose a los presentes.
Alex les mantuvo la mirada, tratando de impresionar a los jóvenes jugando a su juego. Aunque los cauces para llegar a sus objetivos eran bien distintos. No estaba segura de si realmente Sorensen era un Malkavian, pero lo que sí intuía era su desequilibrio mental, sus ansias de poder y de sangre. Algo le decía que ese malnacido era un jodido sádico que se habría unido a cualquier causa que derramase dolor. La bestia de Alex se movía en círculos en busca de una salida como un tigre cabreado entre los barrotes.
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Re: Episodio 3. Saltholm
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Re: Episodio 3. Saltholm
- ¿Os habéis empollado todos los discursos épicos de películas? -Sorensen amplía su media sonrisa y da un par de toques muy suaves con su estaca improvisada en el pecho de Laurent. El gesto hace que la Bestia interior del Toreador se retuerza hasta el punto previo a ser verdaderamente una voz a tener en cuenta. Laurent nota cómo sus colmillos golpean el borde de su labio inferior por la parte interior de la boca. Está a punto de responder con menos poesía, pero detecta en la última décima de segundo que las palabras de Álex han surtido algún tipo de efecto en el adolescente andrógino. Es apenas un instante, pero el adolescente mira de reojo a su compañera de Coterie- "Pudiera llegar el día en el que el valor de los hombres decayera, en qué olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad... ¡Pero hoy no es ese día!"-declama haciendo su voz más grave de un modo cómico- "¡El presidio hace al presidiario!"...
Tanto Laurent como Jasper captan algunas risillas a distintas alturas por la fortaleza. La preocupación no abandona los pensamientos del Caitiff, pero vuelve a tomar cierto sentido de la responsabilidad. Si la situación se ponía fea, no valdría esconderse. Haría lo que fuera necesario para salvarse a sí mismo y a sus compañeros. Esperaba, eso sí, no tener que hacer nada que no fuera estrictamente necesario.
La ira de Laurent se queda aletargada durante unos segundos cuando lo que antes había percibido como un destello se transforma en una confirmación. Sorensen le dedica una última mirada de desdén que cambia a otra mucho más limpia al fijar sus ojos claros en los de Álex.
- Tú me gustas.
Las tres palabras tienen un tono que no es sarcástico como hasta ahora. Sorensen clava su estaca improvisada en el suelo y se apoya en ella de un modo que os recuerda vagamente a Álex DeLarge y su bastón en "La Naranja Mecánica".
- Déjame adivinar... ¿Brujah? -Sorensen no deja más que un par de segundos de silencio antes de continuar- ¿Qué haces con estos dos?. Puedo notar el ansia de libertad en tu corazón muerto... -parece perderse en sus divagaciones y habla directamente con ella, ignorando de un modo evidentemente directo a Laurent y a Jasper, aunque en realidad sus respuestas van más dirigidas a las preguntas del Toreador- Nosotros no hemos torturado a nadie, que os quede bien claro. Pasaremos por alto esa acusación porque, total, acabamos de conocernos y podemos equivocarnos en nuestros juicios, ¿verdad? -su voz adquiere un tono algo más taimado- El tipo que nos acompaña está en perfectas condiciones. Pero debéis comprender que es un salvoconducto... y que además trabaja en algo un tanto delicado, nada más y nada menos que el mantenimiento de nuestra propia red de seguridad digital... No creo que a vuestro Príncipe le haga mucha gracia saber que ha cometido algún fallo que nos ha puesto en peligro a todos, ¿cierto?- Jasper piensa en su propia situación y empieza a sentir un nerviosismo creciente. No le gustan nada las consecuencias de las palabras del adolescente- Tampoco sé si le hará mucha gracia saber que nos ofrecéis armamento para que la ciudad sea un reguero de sangre... Armar a Anarquistas para disparar a respetables miembros ultraderechistas que tienen asiento propio en el Natlige. Eso es un pecado, creo. -sus ojos vuelven durante un instante hacia Laurent, siempre con esa media sonrisa en la cara, antes de volver de nuevo a fijarlos en Álex- Pero nosotros no somos unos chivatos, ¿verdad?...
Sorensen se aleja un par de pasos y sujeta la estaca por detrás de sus hombros.
- No, creo que hay una solución mejor para todos. Aunque si decís que estáis en el mismo bando que nosotros, quizá no sea posible llevarla a cabo porque incluye tener que hablar con los jefes...
Sorensen deja flotando sus palabras, en las que subyace una pregunta velada sobre vuestra verdadera adhesión a la causa Anarquista, apuntada por Laurent y reforzada por Álex, o para comprobar si realmente tenéis algún tipo de lazo con el Natlige. En ese mismo instante, Jasper vuelve a sentir cómo durante una mínima décima de segundo toda la escena parece temblar ligeramente. Sacude la cabeza preguntándose si sus adicciones le estarán pasando factura...
Tanto Laurent como Jasper captan algunas risillas a distintas alturas por la fortaleza. La preocupación no abandona los pensamientos del Caitiff, pero vuelve a tomar cierto sentido de la responsabilidad. Si la situación se ponía fea, no valdría esconderse. Haría lo que fuera necesario para salvarse a sí mismo y a sus compañeros. Esperaba, eso sí, no tener que hacer nada que no fuera estrictamente necesario.
La ira de Laurent se queda aletargada durante unos segundos cuando lo que antes había percibido como un destello se transforma en una confirmación. Sorensen le dedica una última mirada de desdén que cambia a otra mucho más limpia al fijar sus ojos claros en los de Álex.
- Tú me gustas.
Las tres palabras tienen un tono que no es sarcástico como hasta ahora. Sorensen clava su estaca improvisada en el suelo y se apoya en ella de un modo que os recuerda vagamente a Álex DeLarge y su bastón en "La Naranja Mecánica".
- Déjame adivinar... ¿Brujah? -Sorensen no deja más que un par de segundos de silencio antes de continuar- ¿Qué haces con estos dos?. Puedo notar el ansia de libertad en tu corazón muerto... -parece perderse en sus divagaciones y habla directamente con ella, ignorando de un modo evidentemente directo a Laurent y a Jasper, aunque en realidad sus respuestas van más dirigidas a las preguntas del Toreador- Nosotros no hemos torturado a nadie, que os quede bien claro. Pasaremos por alto esa acusación porque, total, acabamos de conocernos y podemos equivocarnos en nuestros juicios, ¿verdad? -su voz adquiere un tono algo más taimado- El tipo que nos acompaña está en perfectas condiciones. Pero debéis comprender que es un salvoconducto... y que además trabaja en algo un tanto delicado, nada más y nada menos que el mantenimiento de nuestra propia red de seguridad digital... No creo que a vuestro Príncipe le haga mucha gracia saber que ha cometido algún fallo que nos ha puesto en peligro a todos, ¿cierto?- Jasper piensa en su propia situación y empieza a sentir un nerviosismo creciente. No le gustan nada las consecuencias de las palabras del adolescente- Tampoco sé si le hará mucha gracia saber que nos ofrecéis armamento para que la ciudad sea un reguero de sangre... Armar a Anarquistas para disparar a respetables miembros ultraderechistas que tienen asiento propio en el Natlige. Eso es un pecado, creo. -sus ojos vuelven durante un instante hacia Laurent, siempre con esa media sonrisa en la cara, antes de volver de nuevo a fijarlos en Álex- Pero nosotros no somos unos chivatos, ¿verdad?...
Sorensen se aleja un par de pasos y sujeta la estaca por detrás de sus hombros.
- No, creo que hay una solución mejor para todos. Aunque si decís que estáis en el mismo bando que nosotros, quizá no sea posible llevarla a cabo porque incluye tener que hablar con los jefes...
Sorensen deja flotando sus palabras, en las que subyace una pregunta velada sobre vuestra verdadera adhesión a la causa Anarquista, apuntada por Laurent y reforzada por Álex, o para comprobar si realmente tenéis algún tipo de lazo con el Natlige. En ese mismo instante, Jasper vuelve a sentir cómo durante una mínima décima de segundo toda la escena parece temblar ligeramente. Sacude la cabeza preguntándose si sus adicciones le estarán pasando factura...
Re: Episodio 3. Saltholm
-Yo le gusto, joder, espero que esto no me de mucho trabajo- pensó Alex para sus adentros. Tener a este tipo de vampiro cerca le podría sacar de algún apuro y podría serle de provecho pero la Brujah dudaba acerca del coste en este tipo de relaciones. Si algo caracterizaba a Alex era su carácter intravertido, independiente y de relaciones sociales de pantalla para dentro por lo que tener a este Justin Beiber rondando por ahí le daba más pereza que otra cosa. Pero, en fin, si Kat había logrado mantener una cordialidad con ellos, ella no iba a ser menos. Le mantuvo la mirada escuchando atentamente sus palabras hasta poder responderle.
-Efectivamente, todos podemos errar en nuestras acusaciones y, verás, nada me alegra más que no le hayáis hecho nada a ese tipo, no es nuestro estilo ¿sabes? Como podéis imaginar a nosotros también nos preocupa la ciberseguridad pero, sinceramente, ¿creeis que él ha tenido algo que ver? Aún así os tengo que reconocer que ha sido una buena jugada para hacernos venir hasta aquí. Eso sí, te dejo mi contacto para que la próxima vez no os lo tengáis que trabajar tanto.- Alex sintió la pequeña ventaja que le ofrecía el beneplácito de Sorensen.- En cuanto a si le parece bien o no al príncipe… - dice la Brujah acercándose al joven pero sin vacilarle en exceso- lo importante es lo que nos parece a nosotros.
Dejando clara su postura pero sin explicitarla, Alex vuelve a acercarse a su coterie, esperando a que las palabras de ambos bandos maduren un poco.
-Efectivamente, todos podemos errar en nuestras acusaciones y, verás, nada me alegra más que no le hayáis hecho nada a ese tipo, no es nuestro estilo ¿sabes? Como podéis imaginar a nosotros también nos preocupa la ciberseguridad pero, sinceramente, ¿creeis que él ha tenido algo que ver? Aún así os tengo que reconocer que ha sido una buena jugada para hacernos venir hasta aquí. Eso sí, te dejo mi contacto para que la próxima vez no os lo tengáis que trabajar tanto.- Alex sintió la pequeña ventaja que le ofrecía el beneplácito de Sorensen.- En cuanto a si le parece bien o no al príncipe… - dice la Brujah acercándose al joven pero sin vacilarle en exceso- lo importante es lo que nos parece a nosotros.
Dejando clara su postura pero sin explicitarla, Alex vuelve a acercarse a su coterie, esperando a que las palabras de ambos bandos maduren un poco.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 3. Saltholm
Malalt sintió un irrefrenable deseo de hundirle el cuchillo en la garganta a aquel bastardo y disfrutar de su sangre derramándose por su hoja, goteando por su filo y salpicando el suelo. Sus nudillos se crisparon y sus manos fueron lentamente hacia su cinto cuando la estaca golpeó su pecho, como si de un duelo en el oeste se tratara, acariciando el cuero del cinturón ante la implícita amenaza de violencia. La bestia, el ansia, iba lentamente ganándole terreno al Yo más racional del francés, que se encontraba a punto de abalanzarse ante aquel burlón arlequín.
Solo sus últimas palabras le contuvieron, Alex parecía haber conseguido mucho más con sus aires de tipa dura, que él con su arenga idealista. Pero la crispación no se disipó y Laurent imaginó el sonido de sus vértebras aplastadas bajo sus nudillos, cual alimaña hermafrodita. La vitae fluyó hacia los músculos del Toreador, casi como un acto reflejo, preparando al guerrero para la acción y limpiar su honor. Cinco segundos, era todo lo que necesitaba para desenfundar la daga y hundirla cuatro veces en el cuello del adolescente, su sangre cantaba vibrante, acelerada, la figura del Toreador casi parecía titilar anticipando la violencia que se acercaba.
-Llevadnos ante el humano- dijo impacientándose el vástago, buscando tan solo una mínima excusa para desatar su ira. Incluso tras el éxito de las palabras y la vía pacífica por la que él había abogado, solo era necesario un leve empujón para que aquellos depredadores se hicieran trizas entre ellos. El recuerdo de su oscuro pasado comenzó a tomar forma en su mente, el recuerdo de una época junto a su sire en la que habían cazado a los traidores a la raza, a los homosexuales y a la Resistencia francesa. El recuerdo del alambre atravesando la carne y el bisturí, las vísceras.
Solo sus últimas palabras le contuvieron, Alex parecía haber conseguido mucho más con sus aires de tipa dura, que él con su arenga idealista. Pero la crispación no se disipó y Laurent imaginó el sonido de sus vértebras aplastadas bajo sus nudillos, cual alimaña hermafrodita. La vitae fluyó hacia los músculos del Toreador, casi como un acto reflejo, preparando al guerrero para la acción y limpiar su honor. Cinco segundos, era todo lo que necesitaba para desenfundar la daga y hundirla cuatro veces en el cuello del adolescente, su sangre cantaba vibrante, acelerada, la figura del Toreador casi parecía titilar anticipando la violencia que se acercaba.
-Llevadnos ante el humano- dijo impacientándose el vástago, buscando tan solo una mínima excusa para desatar su ira. Incluso tras el éxito de las palabras y la vía pacífica por la que él había abogado, solo era necesario un leve empujón para que aquellos depredadores se hicieran trizas entre ellos. El recuerdo de su oscuro pasado comenzó a tomar forma en su mente, el recuerdo de una época junto a su sire en la que habían cazado a los traidores a la raza, a los homosexuales y a la Resistencia francesa. El recuerdo del alambre atravesando la carne y el bisturí, las vísceras.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 3. Saltholm
Jasper estuvo a punto de saltar sobre Sorensen cuando puso la estaca sobre su "jefe" pero supo contenerse por el bien de todos los que estaban presentes. Afortunadamente las palabras, sin pararse a pensar si eran mentira o no, de que su colega estaba bien lo consiguieron calmar y abstraer de aquel momento violento. Pero no del todo... si tuviera pulsaciones estarían elevadas, y en aquellos momentos, la lengua siempre le jugaba malas pasadas.
-...¿Y como sabes que el fallo de ciberseguridad ha sido nuestro?... Seguramente no tengas ni pajolera idea de sistemas informáticos y de seguridad y por eso tal vez te ponga cachondo pensar que ha sido un fallo y no un ataque... porque, camarada - pone cierto rintintin en la palabra asociada al comunismo - ningún sistema, por mucho que te lo quieran vender, es perfecto. No existe. Todos y cada uno de los malditos sistemas del puto planeta tienen agujeros... Al igual que este bastión en medio del mar - abre los brazos - ¿ácaso crees que es un baluarte inexpugnable... ? Las armas que te ofrece mi colega pueden valer para perfeccionarlo... no tiene porque ser necesario ningún reguero de sangre.
Baja los brazos de nuevo. - Lo que hay que averiguar es que pasó en esos momentos que estuvo el sistema caido... y el efecto nos desvelará la causa.
-...¿Y como sabes que el fallo de ciberseguridad ha sido nuestro?... Seguramente no tengas ni pajolera idea de sistemas informáticos y de seguridad y por eso tal vez te ponga cachondo pensar que ha sido un fallo y no un ataque... porque, camarada - pone cierto rintintin en la palabra asociada al comunismo - ningún sistema, por mucho que te lo quieran vender, es perfecto. No existe. Todos y cada uno de los malditos sistemas del puto planeta tienen agujeros... Al igual que este bastión en medio del mar - abre los brazos - ¿ácaso crees que es un baluarte inexpugnable... ? Las armas que te ofrece mi colega pueden valer para perfeccionarlo... no tiene porque ser necesario ningún reguero de sangre.
Baja los brazos de nuevo. - Lo que hay que averiguar es que pasó en esos momentos que estuvo el sistema caido... y el efecto nos desvelará la causa.
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Re: Episodio 3. Saltholm
Sorensen os mira uno por uno según vais hablando mientras juguetea con la estaca. Deja incluso unos segundos después de las palabras de Jasper, de modo que pareciera que éstas se quedan flotando en el aire durante un instante en el que una brisa gélida y salada mueve las ropas y el pelo de todos. Su sonrisa, que para Laurent sobre todo empieza a resultar un tanto ofensiva, no se desdibuja de su cara.
- Creo que hay algunas cosas que aún no han quedado claras. Pero bueno, tenemos tiempo.
Sorensen señala con la punta de estaca a Álex en un gesto que dispara a la Bestia de la Brujah, cuyos colmillos son visibles en la noche mientras el viento revuelve su pelo.
- Según tengo entendido sois vosotros quienes habéis pedido vernos a nosotros. Tuvo que venir Kat Velstrom, nada más y nada menos, a hacer de mensajera para que os diéramos audiencia -dice remarcando con sarcasmo la última palabra. Después mira a Jasper, aunque vuelve a dejar la estaca apuntando al suelo después de comprobar la reacción instintiva de Álex- Un ataque, vaya, eso es interesante. ¿No se supone que la Red está protegida para que no nos ataquen?
Deja de nuevo sus palabras flotando en el ambiente que, sin embargo, parece ahora quedarse congelado cuando mira a Laurent.
- No aceptamos órdenes, al menos deberías pedir las cosas por favor, ¿no crees?
OFF: Paro aquí porque es necesario que Laurent realice una tirada de Autocontrol a dificultad 4.
Situación en la que estáis:
Malalt -4 Puntos de Sangre, Álex -3 y Jasper -2
- Creo que hay algunas cosas que aún no han quedado claras. Pero bueno, tenemos tiempo.
Sorensen señala con la punta de estaca a Álex en un gesto que dispara a la Bestia de la Brujah, cuyos colmillos son visibles en la noche mientras el viento revuelve su pelo.
- Según tengo entendido sois vosotros quienes habéis pedido vernos a nosotros. Tuvo que venir Kat Velstrom, nada más y nada menos, a hacer de mensajera para que os diéramos audiencia -dice remarcando con sarcasmo la última palabra. Después mira a Jasper, aunque vuelve a dejar la estaca apuntando al suelo después de comprobar la reacción instintiva de Álex- Un ataque, vaya, eso es interesante. ¿No se supone que la Red está protegida para que no nos ataquen?
Deja de nuevo sus palabras flotando en el ambiente que, sin embargo, parece ahora quedarse congelado cuando mira a Laurent.
- No aceptamos órdenes, al menos deberías pedir las cosas por favor, ¿no crees?
OFF: Paro aquí porque es necesario que Laurent realice una tirada de Autocontrol a dificultad 4.
Situación en la que estáis:
Malalt -4 Puntos de Sangre, Álex -3 y Jasper -2
