Episodio 4. Arañas y serpientes

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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista

Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#21

Mensaje por Pagliacci » 01 Jun 2020, 14:08

El líquido sanguinolento cayó sobre la copa como un vino suave y delicado, formando una sedosa ola rojiza al chocar contra el cristal. Malalt sabía que los patricios tenían un paladar muy selecto para el rebaño, pero nunca había llegado a acabar de comprender en qué se fundamentaban las preferencias del Ventrue. Su olor, su sabor, debía ser magnífico. Aun así, era consciente de la necesidad de mantener a la bestia bajo control y, con una sonrisa, rechazó educadamente la copa.

-Me alegra saber que estás bien, bruder. El tiempo pasa cada vez más deprisa, no parece tan lejano el día en el que llegamos a este país perdido de la mano de Dios, un eco en el hielo de la lejana Thule. No todos los miembros de la Hermandad sobrevivieron y llegaron a prosperar tras la caída del Reich. A veces me pregunto qué fue del Marqués.

Laurent dejó que las palabras flotaran unos segundos en el aire, aquel hombre cruel había sido el que los había presentado, los últimos días de la guerra los había pasado en un castillo del sur de Francia, haciendo los preparativos para huir a Argelia. Mientras, los bombarderos sobrevolaban los campos de lavanda y, de noche, manadas aullantes de anarquistas daban caza a los últimos reductos del ejército de Vichy.

-Así pues, va a estallar una guerra y no puedo hacer nada para evitarlo. Quizás, incluso, la moción que quieren que lleve al Natlige sea el pistoletazo de salida o, quizás, el asesinato de Sorensen, como un eco del comienzo de la Gran Guerra. Estoy de acuerdo en que la Juventud Roja es escoria, me aseguraré de estar en el bando ganador, Kurtz.

Cada célula, cada glóbulo rojo de la sangre que bombeaba su corazón muerto le impulsaba a salir de allí, escapar de la ciudad, poner a salvo sus cuadros, su dinero y sobrevivir. No se llegaba a viejo entrando en el campo de batalla, cualquier antiguo lo sabía, los hombres inteligentes sabían sacar provecho del conflicto desde la retaguardia, vendiendo armas o información. Una sola cosa le impedía volver a desaparecer, una persona por la que estaría dispuesto a arriesgar su vida, Kat.

-¿Sabes qué? Creo que tienes razón, le enviaré alguna de mis obras a Hauptmann, como un regalo. Espero que, llegado el momento, recuerde que apoyé la causa.

Aquel soborno implícito puede que no fuera suficiente para que dejaran tranquilos sus dominios, pero esa influencia entre los Verdaderos Daneses podía llegar a suponer la diferencia entre la vida y la muerte. El toreador se levantó despacio del sillón, las luces del paisaje absorbieron sus pensamientos durante un breve instante, pero si había algo que apreciaba de aquella atalaya de acero junto al Oresund era el silencio, un silencio sacerdotal, el silencio que antecede a la tempestad. Aquel instante de tensión parecía congelado en el tiempo, un recuerdo ecmésico de una vida anterior, antes de que la violencia regará las calles de sangre.

-Gracias por tu ayuda, bruder. Sabes que puedes contar conmigo, llegado el momento.

Malalt caminó despacio hacia el ascensor, dándole la oportunidad al alsaciano de que se despidiera, les unía cierta camaradería y respeto, el toreador veía en él un igual, un tipo listo, dispuesto a aprovecharse de la estupidez de las masas. Pero les diferenciaba una sola cosa, un solo rasgo que se había vuelto cardinal en su personalidad, Laurent había dejado de creer en la causa, ya no creía en nada salvo en sí mismo, los Verdaderos Daneses y la Juventud Roja eran la misma mierda lobotomizada. Jóvenes dispuestos a sangrar por guerras insignificantes que iniciaron antiguos vampiros, como su sire. Malalt deseaba con todo su corazón que aquella sanguijuela se estuviera pudriendo bajo el suelo de Occitania.

Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#22

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 01 Jun 2020, 19:01

El caitiff estuvo a punto de rendirse otra vez. La realidad volvía a querer colocarlo en su sitio, en el rincón de los trastos inservibles. Pero no... no iba a ser también en aquel mundo digital, donde un semianonimato y tener frente a ti tan solo una pantalla lo envalentonaba para disparar palabras como balas de un duelo al amanecer. Luego tocaría arrepentirse.

> The_Last_Monkey> ¿Que pasa, rata?... soy invisible o que?... me pongo otro colorcito a la fuente que?... claro que somos la hostia de poderosos, asi que más te vale decirnos que es lo que está pasando y porque quieren encasquetarnos de pronto toda la puta mierda de esta ciudad... desembucha antes de que salga el sol... Koper Cooperante, suena de puta madre, como un nuevo villano de Marvel.

Jasper ni siquiera tuvo el valor de mirar a Alex a su lado. Se hizo el loco, y una nueva cortina de humo procedente de un nuevo cigarro y los cascos en sus oidos, lograron el aparente aislamiento necesario, y por ende, aquella particular mascarada de autonomía y bravuconería.

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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#23

Mensaje por Ilitia » 07 Jun 2020, 11:37

Alex estaba bloqueada, no sabía cuál era el siguiente paso, se sentía herida. Alejó sus manos del teclado y se quedó mirando la pantalla sin prestarle atención, tratando de poner sus ideas en orden. Pensaba que tenía algo especial con Koper, una absurda idea, al parecer, pensaba que tras estos años de largas conversaciones su "hermano" le prestaría más apoyo en una situación así. Pero no. Estaba tan jodidamente sola como todos lo estaban a ese lado del manto, tratando de sobrevivir entre los tejemanejes de los poderosos. Alex estaba harta de sobrevivir, pero tampoco había luchado lo suficiente para cambiar esa situación. Una idea se fijó en su mente ¿y si libero a mi bestia? ¿y si dejo de reprimirla y dejo que actúe cuando me lo pide? ¿quién le ha puesto las cadenas realmente? ¿qué es lo peor que podría pasarme? La Brujah había disfrutado de un tiempo de no vida regalado que, sin duda, apreciaba. Pero no podía ser solo eso, tiempo, tenía que hacer algo con lo que se le había concedido, darle un sentido más allá de la supervivencia y atacar tras una pantalla. Quizás era el momento de ir un paso más allá, no de ser una kamikaze, obviamente estaba por encima de eso pero, es posible que debiera hacer algo que dejara huella.

Las letras verdes del mensaje de Jasper iluminaron la pantalla y la devolvieron a la realidad. Iría a ver a Kat en cuanto pudiese, quizás ella podría servirle de guía y ayuda.

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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#24

Mensaje por Voivoda » 07 Jun 2020, 16:12

Koper> ¿Sabes que tiene peor fama que una rata como yo?
Koper... escribiendo
Koper> Alguien sin afiliación como tú, @The_Last_Monkey

El gruñido de Jasper tenía un punto más allá de un sonido humano, lo que hace que Álex salga de sus pensamientos para hacerle un gesto para que se calme, lo que no deja de ser irónico cuando ella misma se plantea dar rienda suelta a su propia naturaleza rebelde. El Caitiff no suele entrar al trapo de ese tipo de comentarios a los que se ha tenido que acostumbrar con el paso del tiempo, pero aún así, quizá la distancia que da la pantalla le envalentona para intentar cerrar la boca a quien no deja ser un tipo pútrido que se esconde permanentemente. El mensaje de "escribiendo..." impide que lleve la conversación a una discusión que seguramente no llevaría a ningún lado.

Koper> Que vuestro amigo haga lo que tiene que hacer... Que os consideren poderosos no es algo de lo que jactarse, es una amenaza porque lo que buscan es vuestra sangre.
Koper> Pero si ayuda a la Juventud Roja, os podremos ayudar a vosotros. Hoy por ti, mañana por mí.
Koper> Desconfiad de todo lo que tenga que ver con Suecia.


Antes de que podáis contestar, Koper figura como "offline". Os miráis durante unos segundos en los que Jasper puede intuir la lucha interna que hay en los pensamientos de Álex. Él empieza a estar un poco harto también de las amenazas veladas... cuando no del peligro directo como al que estuvo sometido su colega informático. En ese momento, Laurent os cita en vuestro refugio con un mensaje en vuestro chat común.

-----

Laurent envía el mensaje a Álex y a Jasper mientras se dirige con cierta parsimonia, disfrutando incluso de la humedad y el olor a la lluvia reciente, hacia los alrededores de Christiania. Dos coches de policía pasan a toda velocidad cerca de él, haciendo sonar sus sirenas, mientras que a lo lejos llega a intuir las proclamas de alguna manifestación que aún mantiene cierto revuelo en la calle a pesar de la hora que es. El ambiente no sólo huele a lluvia para el Toreador, en cierto modo huele también a tensión. Es algo difícil de explicar con los sentidos normales, pero Laurent tenía la capacidad de percibir esos pequeños detalles en la propia esencia de la ciudad. Algunos compañeros de Clan tenían esa capacidad aún más desarrollada, sacaban conclusiones verídicas, científicas, de esas emociones. Laurent sólo sentía que tenía el potencial de aprender más de esas sensaciones, pero no lograba hallar respuestas más allá de los presagios sensoriales.

Minutos después, cuando había logrado volver a perderse en pensamientos de tiempos ya olvidados, su teléfono suena con la llamada de uno de sus distribuidores de confianza. Aunque sabían que podían llamarle incluso de noche, rara vez lo hacían. Si marcaban su número es porque algo grave estaba ocurriendo. Una breve conversación con él vuelve a dejar algunas nubes de tormenta en los pensamientos de Laurent. Hay una redada en el mismo edificio en el que está el tipo al que Isak le pidió que diera techo durante algunos días.

-----

Antes de cerrar la sesión, Jasper le indica a Álex que se fije en una de las ventanas de Twitter. Los hashtags #putapolicia #ChristianiaResiste y #ElPuertoEnLucha eran trending topics en Dinamarca a esta hora de la noche. Repasando la sucesión de mensajes en la red social, comprobáis que hay una redada relativamente cerca de vuestro refugio, en los alrededores de Christiania.

Abrís un par de periódicos digitales de la ciudad. En los dos, hay ya titulares que hacen referencia a diversos eventos de las últimas horas: "Según fuentes cercanas a la investigación, la policía nacional también participa en el despliegue de esta noche en Copenhague ante la sospecha de que peligrosos miembros de grupos antisistema procedentes de Suecia, a los que los investigadores vinculan con los incidentes en el puerto que terminaron con la muerte de la joven Alex Poulsen, se hayan escondido en al menos dos pisos francos del centro de la capital danesa (...) Las mismas fuentes confirman a la redacción de Politiken que agentes de la lucha antiterrorista han encontrado distintas armas en una lancha localizada en la isla de Saltholm, donde recientemente fueron hallados los cuerpos de varios jóvenes con síntomas de haber muerto por sobredosis. Se desconoce aún si hay vínculos entre la operación de esta noche y ese hallazgo. SEGUIRÁ AMPLIACIÓN".

OFF: Si queréis, podéis retomar vuestra interpretación desde el lugar en el que estéis ya juntos, sea el refugio o sea otro.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador

Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#25

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 08 Jun 2020, 22:18

{ https://www.youtube.com/watch?v=FesS3D-7o1g - The hills by Leonard Cohen }

La silueta de Malalt se recortaba apoyada en un árbol, bajo un enorme letrero a la salida del barrio que advertía que entrabas en la Unión Europea. Cuando el jefe los citaba allí es que algo gordo estaba pasando, nada anormal las últimas noches. Cuando salían, de la comodidad del barrio él se sentía como el puto Frodo (o aún más pequeño) saliendo de Hobbiton. Sin saber si tocaría vencer a nazguls o a balrogs, Jasper llegó en silencio junto a Alex. Venían directamente desde el cyber, con los hashtags crucificando su cara, y dando vueltas por su mente.

Koper lo había subido a los altares, cosa que le hizo sentir importante durante unos segundos desde hacía lustros, para bajarlo rápidamente con un bofetón de realidad y poner sobre su pescuezo de nuevo el yugo de la amenaza. Juventud Roja, True Danish... estaba hasta la polla de todos, y eso qeue no sabía de la misa, la media. Ahora se veía en medio de un fuego cruzado.

- Ey jefe... parece que se avecina otra mierda de noche... ¿has visto las noticias?... #ChristianiaResiste es TT... los antifas suecos que dicen estar enredados con lo del puerto y Poulsen pululan por la ciudad, y han encontrado peña muerta por sobredosis en Salthom - se encendió un pitillo que iluminó sus rostros en la oscuridad... - Otra noche en la oficina.

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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista

Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#26

Mensaje por Pagliacci » 10 Jun 2020, 10:39

https://www.youtube.com/watch?v=NyUwUW-lRjY

El francés arrojó otra moneda al canal, que dio un respingo metálico al abalanzarse sobre el agua, hundiéndose sin dejar de girar en un torbellino último hacia un fondo sedimentado con basura y arena. Malalt le devolvió una mirada triste a Jasper, sus palabras sonaban huecas, problemas, más problemas. Pensaba en su compromiso con Kat, en la cucaracha de Sorensen y en la guerra que estaba a punto de estallar.

-Seguro que Lindhart tiene mucho trabajo últimamente- dijo en referencia al detective al que habían ido a ver no hacía tanto tiempo atrás- Copenhage arderá en unas noches, no hay nada que podamos hacer para evitarlo, se están trazando líneas en la arena y reclutando los ejércitos, la ciudad se consumirá a sí misma víctima de sus odios cainitas.

Al toreador le importaba entre poco y nada lo que ocurriera a esta ciudad, ya se habría ido de allí si no fuera por Kat, siempre Kat. Se había acercado a ella para ganar influencia entre los christianos, pero ¿quién manipulaba a quién?

-Jasper, voy a contactar con Larsson, un miembro respetable del Natlige, y le voy a pedir que convoque al parlamento, para poder comparecer cuanto antes y representar los intereses de la Juventud Roja y su líder eunuco. Quizás, incluso, pueda ayudarme a ganarme algunos apoyos en la moción.

Pero cuando el proyecto de ley fracase y os aseguro que lo hará, la Juventud Roja tendrá la excusa que necesitaba para lanzarse al cuello de los Verdaderos Daneses, que responderán con máxima brutalidad. Así que, hacedles saber a todos vuestros contactos en la red digital que habrá asamblea y, por el amor de Dios, poned vuestros seres queridos a salvo.


¿Qué habría sido de su familia mortal? La había dejado atrás hacía tanto tiempo que pocas veces se permitía pensar en ella, el Marqués se había asegurado de que cortara todos los lazos con el ganado, la canaille, seres inferiores, a ojos del aristócrata. A estas alturas, sus padres, sus hermanos, todos estarían muertos en una tumba del sur de Francia en la que los domingos las viudas colocarían flores de lavanda.

-Jaspers, necesito que le eches un vistazo al piso franco que mantengo en el oeste, parece que la policía ha estado husmeando últimamente. Ya sabéis que mi Dominio es vuestro dominio, no podré protegeros si no sé qué se mueve entre bambalinas.- Entonces dirigió su mirada a la Brujah -Alex, quizás quieras acompañarme a hablar con Larsson. Si no, te aconsejo que hables con Kat, me tranquilizaría saber que no está sola.

El toreador vestía un caro traje de corte francés con toda la elegancia de la que era capaz, las fiestas de Larsson eran tan excéntricas como conocidas y necesitaba causar una buena impresión para que su estúpida propuesta de ley no muriera antes de llegar al Natlige. El Caitiff, evidentemente, no era fácilmente ocultable y prefería deshacerse de él con el pretexto de una oportuna redada, quizás, incluso, llegara a averiguar algo sobre el punk que Isak había introducido en la ciudad. En el fondo, Malalt sentía lástima por verse obligado a marginar a Jaspers de ese modo.

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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#27

Mensaje por Ilitia » 12 Jun 2020, 16:23

"Me tranquilizaría saber que no está sola"... ¿será capuyo? Esa pava se sobra y se basta para defenderse sola, no necesita que tú la protejas, flipao. Pensó Alex para sus adentros,ese rollo paternalista del que Malalt hacía alarde le parecía de lo más penoso, le molestaba desproporcionadamente. En cualquier caso, le parecía buena idea acudir a Kat por motivos diferentes a su protección.

- Malalt, tenemos una diana en la frente, ya lo sabes. Un colega, bueno, lo que sea, el caso es que me insiste en que apoyemos a las Juventudes Rojas.- Alex no quiso ni decir que en realidad se tratara de una extorsión.


- Ya se que nadie nos tiene que decir qué hacer, pero la verdad es que creo que también es nuestra mejor opción, indepedientemente de nuestras desavenencias con ellos. -
comentó sabiendo que poco importaba ya lo que dijera.

- En cuanto a lo de ir con Kat, creo que te tomo la palabra. Necesitaré agun arma, por cierto. - Le dijo al toreador para acabar.

Malalt estaba taciturno, muy del rollo de la "condenación eterna" y todas esas soplapolleces que les preocupaban a quienes podían permitírselo.

- No es el momento de esconderse, es momento de sacar pecho y levantar barbilla, no podemos rendirnos, después ya reconstruiremos pero primero hay que luchar- acabó cerrando el puño y levantándolo a la altura de su cara y mirando a sus dos compañeros.

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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#28

Mensaje por Voivoda » 14 Jun 2020, 18:06

Jasper y Álex caminaron durante un rato juntos por el interior de Christiania hasta el lugar en el que sus caminos tenían que separarse. El paseo transcurría entre caminos de arena con muy poca iluminación, olor a tierra mojada, el sonido de la brisa entre los árboles y por la superficie del lago interior de la Ciudad Libre, el de alguna televisión con el volumen algo más alto de lo que sería aconsejable a esas horas, los ladridos de los perros y un frío penetrante que no era más que una mera molestia para los dos Vampiros. En cierto modo, Christiania mantenía ese aroma a libertad que tanto a Jasper como a Álex les hacía sentirse en cierto modo vivos... aunque la vida no fuera más que un recuerdo. Respetábais el mando innato de Laurent, en el caso de Jasper porque era consciente de que era su billete a seguir caminando con cierta tranquilidad por la noche y en el de Álex porque tenía la convicción de que el Toreador no iría muy lejos en las noches actuales sin los lazos con el mundo real y tecnológico que le aportaban ellos dos... pero momentos como estos, solos, en silencio y a punto de dedicaros a vuestros asuntos por vuestra cuenta, os hacían sentir que Malalt no era quien sujetaba del todo las riendas de vuestras decisiones.

Apenas habláis en ese camino y os despedís en un pequeño puente de madera sobre el agua que está casi totalmente a oscuras. El gesto de camaradería con el que os decís adiós calienta un poco vuestros corazones.
------ Jasper se preguntó si Laurent era consciente de que la cosa pintaba bastante fea. El Caitiff se apostó fumando un cigarrillo debajo de una farola oportunamente fundida situada a unos metros de la entrada del edificio que le había indicado el Toreador. Había tres coches de policía en la puerta con las sirenas encendidas, de modo que toda la calle tenía una peculiar tonalidad azul y roja. Dos de los coches eran de la policía local, pero el otro era un vehículo de la policía secreta, sin distintivo alguno y ahora reconocible sólo por la sirena que brillaba en el salpicadero. Tres agentes se habían apostado en la entrada del edificio dispersando a los muy escasos curiosos que intentaban saber qué estaba pasando. Jasper llegó a distinguir entre ellos a uno de los informadores de Laurent por el barrio, uno de esos daneses de padres emigrantes de Oriente Medio.

La presencia de la policía secreta no era una buena señal... y la comitiva que salió del edificio terminó por confirmarlo. Media docena de agentes llevaban esposado a un tipo con aspecto de punki de los 90, con una cresta decolorada, ropa rota por varios sitios y suficiente cantidad de metal entre piercings y hebillas para construir otro puente sobre el Mar del Norte. El tipo, probablemente en la treintena aunque su aspecto le hacía parecer mayor, soltaba toda serie de improperios en danés y en sueco e intentaba zafarse con patadas y empujones hasta que literalmente lo tiraron al interior del coche de la policía secreta.

Jasper dio otra calada al cigarrillo. Realmente no le sabía nada, poco más que papel ardiendo, lejos ya de la sensación agradable que el tabaco tenía antaño. Si a Laurent iba a afectarle la escena que tenía delante, y por asociación al resto de la Coterie, el asunto pintaba feo.
------ Álex esperó durante media hora sola, sentada en un banco en plena oscuridad junto a la vieja cancha de baloncesto en que vieron a Kat la última vez. No era muy paciente, pero sabía que no tenía otro remedio que esperar. Estaba convencida de que en su camino hasta aquí, y una vez sentada dentro del Dominio de Kat, era cuestión de tiempo que alguien terminara por aparecer. Casi había logrado enterrar sus pies en la arena a base de mover sus botas una y otra vez antes de escuchar el sonido de una pelota botando en la cancha.

La Brujah podía entender los sentimientos que Laurent tenía por Kat. Era hipnótica, transmitía energia y confianza en sí misma con cada movimiento. Álex la observó lanzar a canasta durante algunos minutos, comprobando que iba vestida con ropa de abrigo que no necesitaba, con la gorra de lana que casi siempre llevaba encima la amiga de de Laurent, y algo fascinada aún por el hecho de que no emitiera ninguna nube de vaho a pesar del esfuerzo. Cuando Álex consideró que había pasado el tiempo suficiente para darse por aludida, entró en la cancha.

Kat le lanzó la pelota con un bote y Álex la agarró con no demasiada destreza, no tanto por falta de habilidad como por la escasez de luz. Sólo el mínimo brillo de la luna cuando se abría paso entre las nubes y los lejanos puntos de luz de algunos edificios de viviendas evitaban que la cancha fuera poco más que un conjunto de sombras metálicas.

Kat no esperó mucho más a hablar con su voz algo más grave de lo habitual en una mujer.

- ¿Qué tal os fue en Saltholm?
------ Stefan Larsson es un tipo ocupado. Laurent lo sabía, aunque al menos Larsson era de los que contestaba directamente al teléfono y a los mensajes; no le gustaba la burocracia que otros Vástagos con su Estatus utilizaban para hacerse más inaccesibles o aparentar tener mayor influencia y asuntos que atender. No obstante, eso no hacía que la espera fuera más corta. Malalt estuvo más de una hora mirando por los ventanales del club nocturno situado en uno de los barrios ricos de Copenhague en el que Larsson le había citado. El local tenía fama porque abría hasta muy tarde y a juzgar por el hecho de que nadie había molestado a Laurent aunque llevara una hora sin tocar siquiera su copa indicaba que Larsson tenía la influencia suficiente para que a los clientes nocturnos no se les hiciera pasar por el trámite de aparentar tener una vida mortal. Laurent aprovechó ese tiempo para ponerse al día en Twitter con respecto a la situación en la ciudad mientras esperaba también noticias de Jasper. La sensación de culpa le producía ligeros aguijonazos en la conciencia. Si le hubieran preguntado hace años, Malalt se hubiera reído de la posibilidad de tener esos pensamientos por apartar a un Caitiff de sus asuntos. Pero el tiempo pasaba, incluso para los inmortales, y producía cambios en la conciencia. Laurent era consciente, aunque no lo reconocería probablemente en voz alta, de que necesitaba la compañía de Jasper y Álex. La soledad sí era eterna.

Stefan Larsson llegó pasada esa hora y trajo con él todo un vendaval de carisma. Vestía elegante, pero informal, y su sonrisa permanente era embriagadora. Casi sin pensar ni siquiera en ello, Laurent se sorprendió a sí mismo levantándose de la silla para darle la mano y responder a su saludo con una sonrisa de lo más cordial. Larsson conseguía ser fascinante con sus palabras, sus movimientos, su habilidad para decir lo que era correcto en el momento necesario. Laurent sabía que todo era una inmensa fachada, ya que Larsson era conocido por la crueldad y mala leche con la que respondía a lo que considerara un desaire. Donde su Sire era un ejemplo de diplomacia sutil, Larsson era un Vampiro rencoroso que no conocía las medias tintas. Sin embargo, se desenvolvía con una naturalidad pasmosa en el terreno de las convenciones sociales y lo políticamente correcto.

Minutos después

Stefan gesticulaba constantemente con las manos, y daba pequeños golpes en la mesa que ponían un tanto nervioso a Laurent. Malalt expuso su situación de un modo somero y sin detalles de momento, a la espera de ver la primera reacción de Larsson ante las peticiones de la Juventud Roja. El Toreador parecía repasar mentalmente la composición del Natlige antes de contestar.

- Pues a bote pronto... creo que la idea sólo tendría 4 votos asegurados. Otros 4 seguro en contra. Y el resto... ahí empezamos con el politiqueo. No sé qué podría decir Elsa -Larsson nunca se refiere a la Príncipe por su cargo después de que sustituyera en el mismo a su propia Sire- y mi Sire y yo tendríamos que estudiar mucho su posición para no parecer que nos sumamos con entusiasmo a su postura... y para no parecer que tenemos simpatía por esos cabrones...

Stefan vuelve a quedarse pensativo.

- Lo veo difícil. Puedo sondear un poco el panorama si quieres, aunque creo que el caso lo deberían llevar al Natlige otros de los que no sospechara nadie como Bigelow, Juul o Veborg. Puedo ver de qué pie cojean, entiende que yo no puedo ponerme en esa posición por esos chiquillos quemabarcos...

Larsson mantiene su sonrisa y te observa (Nota: lo hace con Presencia 3 y el resultado de esta tirada)

- De todos modos... ¿por qué quieren tener como Dominio un trozo de tierra en medio del mar sin nada de interés y encima escenario de lo que parece una sobredosis en grupo un tanto extraña?... Y a ti, ¿qué te va en esto?
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#29

Mensaje por Pagliacci » 14 Jun 2020, 23:26

https://www.youtube.com/watch?v=UbQgXeY_zi4

El local era uno de aquellos clubes neo-noir de clientela selecta y muy adinerada. Las modelos se entremezclaban con futbolistas y estrellas del pop en privados iluminados con una suave luz violeta. En una de aquellas salas, con vistas a una pista atestada de gente bailando a techno, esperó Malalt pacientemente, saboreando cada segundo de impaciencia y pensando cuáles serían sus próximas palabras.

Cuando llegó Larsson, Malalt se sintió un tanto fuera de lugar, veía en él el paradigma de las aspiraciones aristocráticas de su clan. A su lado, él no era más que un vulgar traficante rodeado de chusma anarquista. El toreador sentía que podría confiar en él, era uno de los pocos hombres a los que había dejado admirar su colección de arte, algunos de cuyos cuadros estaban en busca y captura desde la Segunda Guerra Mundial.

Así pues, Malalt le contó qué se proponía, esperando ganarse el apoyo de la familia o, al menos, que no se interpusieran. Hasta aquel entonces, el contrabandista no había tenido ningún interés en el Natlige y aquello, sin duda, despertaría muchas preguntas.

-Lo hago por mí- continuó diciendo el Toreador, tras haber expuesto la situación- Realmente, no me importa que les concedan o no el dominio sobre la isla, no importará, estallará una guerra. Si los Verdaderos Daneses se oponen, lo cual es muy probable, los estúpidos seguidores de Sorensen tendrán una causa para declarar su guerra al resto de la ciudad. Pondrán bombas, quemarán refugios, muchos de los nuestros morirán. Los Verdaderos Daneses contraatacarán y canales se inundarán de sangre.

Si les conceden la isla, el Natlige parecerá débil y la Juventud Roja se calmará por un tiempo, pero luego exigirá más y más, hasta que alguien les detenga o les niegue alguna de sus exigencias. La guerra es inevitable. Más allá de eso, es evidente que Sorensen, ese crápula de carnaval, esconde algo en la isla, pero no sé que es, ojalá lo supiera.

Pero lo hago por mí, hago esto porque cuando las calles se tiñan de rojo no quiero que mi refugio arda el primero, se encuentra peligrosamente cerca de Cristhiania. No soy un simpatizante del Movimiento Anarquista, pero debo parecerlo, no soy tan estúpido para permanecer ajeno al barrio en el que vivo y se encuentran mis negocios.


El francés dejó que las palabras atravesarán el espacio violáceo que les separaba y llegaran hasta el hijo de la legítima Príncipe. Era consciente de que Larsson lo estaba estudiando, tratando de manipular, incluso. Era su forma de acercarse al resto de vástagos de la ciudad, la mayoría de los cuales caían inmediatamente rendidos a su carisma y elegancia. Pero Malalt ya había visto aquella clase de trucos en el Marqués, al final, ni siquiera los dones de la sangre servían para enmascarar el hecho de que eran monstruos con forma humana, sanguijuelas y Stephan no era diferente.

Malalt había sido sincero, después de todo, buscaba la colaboración de su camarada, pero se esforzaba por mantener la mente y fría y ser consciente de que aquel a quién tenía delante solo le ayudaría si sacaba algo en beneficio propio.

-Piensa en lo que te digo, apoyar este proyecto no evitará la guerra, pero te alejaría de las iras de los terroristas. Al final, serán aplastados, pero hasta entonces, pueden causarle mucho daño a aquel que se les ponga por delante.

Por otro lado, tienes razón con la pretensión de mantener la neutralidad, acudiré a Veborg o Juul para que inicien el proceso ante el Natlige. Pero dime, amigo ¿Qué crees tú que esconde Sorensen en la isla? Quizás puedes revelarme otra pieza del rompecabezas, del mismo modo que yo te estoy contando cuáles son sus planes y artimañas a corto plazo.


Malalt se recostó en el asiento del club, él no dominaba la canción de la sangre, no podía hacerla vibrar con las emociones y los sutiles matices con los que era capaz Larson, pero, aun así, su no-vida consistía en convencer noche tras noche a unos y otros que era parte imprescindible del ajedrez cainita de la ciudad.

Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador

Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#30

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 15 Jun 2020, 12:35

{ https://www.youtube.com/watch?v=pWxJEIz7sSA - Under the Milky Way by The Church }

Un puño en su corazón. Golpeado dos veces. Esa fue la despedida que Jasper le brindó a Alex. Tal y cómo se estaban poniendo las cosas, la muerte definitiva podía esperarte al doblar cada esquina. Por eso, se sintió tan emotivo en la despedida... tanto que notó como se le oprimía la garganta, y prefirió omitir cualquier palabra a la Brujah, que le diera claras sospechas de voz quebrada. Le dio la espalda y despareció, cuello alzado y manos en los bolsillos, permitiendo que los árboles de la ciudad libre difuminaran su silueta.

Olía a tormenta y tambores de guerra empezaban a sonar. Se dirigió hacia el Oeste tal y como le había pedido Laurent, cuyas palabras rezonaban sin ánimo de parar en su cabeza... "...por el amor de Dios, poned vuestros seres queridos a salvo...". Cada vez que cerraba los ojos veía sus rostros, ahora más felices con su ausencia, pero también veía la amenaza que se cernía sobre la ciudad. Le hubiera gustado ser el padre y marido ejemplar que no había podido ser... aquel que su nula voluntad, la droga y la eterna maldición vampírica le habían arrebatado para siempre. Y aunque pensara que no era momento para sentimentalismos, no podía evitarlo.

De camino al piso franco, hizo las gestiones necesarias desde el Smartphone. Siempre evitando los puntos de acceso wifi gratuitos y a través de proxys que hicieran irrastreables su itinerario. Le hubiera gustado que fuera un par de pasajes en Primera Clase a la Provenza, pero no era posible. Tenía que conformarse con un par de tickets de tren de Estocolmo a Hamburgo, y un barato hostal en la ciudad germana. Se sentía abochornado y la verguenza llenaba su corazón muerto... mucho más que cuando no era capaz de tener éxito en uno de los cometidos de la coterie. Pero ahora si que no tenía tiempo para la autocompasión. En otro momento, se sentaría en un rincón oscuro y pasaría el momento con un chute que rompiera aquel puzzle mental y solo trajera un nuevo tapete blanco donde repartir nuevas cartas. Pero ahora, no era ese momento.

Mandó los tickets por email a su cuñado pidiendo que sacara a su hijo y ex-mujer de la ciudad. Que no había tiempo que perder y que abandonara su investigación. Que la cosa era bastante seria y que ya lo llamaría personalmente para explicarle todos los detalles. Que ahora no había tiempo para más preguntas. Que era tiempo de confíar en él. Que si le tenía algún aprecio que por favor le hiciera caso. Que se lo agradecía en el alma.

Un rato después, aplastaba la colilla insipida contra el asfalto, mientrás la luz anaranjada de la farola bañaba su cuerpo. Cómo siempre, su rastrera condición le hacía tener que esforzarse el doble e intentar sacar cualquier provecho, cualquier cosa que pudiera ser de ayuda. Por eso mientras caminaba, escribió en una nota de texto en el móvil la matricula del coche secreto de la pasma. Nunca sabía cuando le podría ser de ayuda. La matrícula ocupaba la cuarta o quinta posición en una nota de texto llamada... "Calabazas a las doce".

Su cara era cortada regularmente por el rojo y el azul cuando decidió, en el pequeño tumulto que se agolpaba en la entrada, de la chaqueta del informador de Laurent. Cuando se giró, Jasper se dio cuenta de que era reconocido, y un cierto deje de decepción recorría el rostro del informador. Rohde le hizo un gesto con la mano y con un leve movimiento del cuello indicó el callejón adyacente. Dos dedos medianamente levantados, le indicaban el intervalo de dos minutos de tiempo para el encuentro. Sacó su móvil, y entre el tumulto intentó sacar la mejor de las fotos posibles al punky. Una de las ventajas de la revolución digital era que su mano iba a perderse entre el otro tanto de curiosos, deseosos de su cuota de heroicidad ciudadana subiendo un video de quince segundos a una plataforma de videos e hiperetiquetandola con tags de violencia policial y opresión.

Minuto y medio después (Jasper no era siquiera capaz de ceñirse a sus propias instrucciones) en el callejón. - Ey Rasheed - le importaba una mierda que no se llamara Rasheed - cuéntame que has visto... ¿sabes quien era ese punkarra?... Habla coño... no tengo toda la maldita noche. - Requirió con actitud chulesca y algo amenazante. No era él, al menos todo el tiempo, pero el también necesitaba que su maltrecho ego se alimentara... aunque fuera muy de vez en cuando... aunque fuera de manera intimidatoria... aunque luego se arrepintiera.

Cerrado

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