Laurent sentía frío. No en el sentido literal de la palabra, el frío nocturno era algo que difícilmente podría afectarle salvo que viajara a las zonas más septentrionarles de Escandinavia. Era un frío interior, un manto gélido sobre sus pensamientos. Su Bestia había dejado de susurrar, ya satisfecha, para volver a agazaparse en su interior y dejarle solo con su verdadera naturaleza: la de un muerto andante, congelado en el tiempo y en el espacio, poco más que mármol que se levanta de una tumba. Durante unos minutos no tenía ningún sentimiento. Ni temor por lo vivido, ni incertidumbre por lo que pudiera pasar en adelante. No le decía nada la sonrisa de Jasper ni los colmillos a la vista y la impaciencia de Álex. Notaba aún el sabor ferroso en su garganta, al fin y al cabo todo se reducía a esa necesidad, a ese ansia. Una vez calmada terminaban las pasiones. Sólo había frío.
El gruñido más propio de un lobo que de un humano de Norgesson fue lo único que le hizo parpadear. Jasper y Álex dieron un paso hacia un lado de modo instintivo. El viejo lobo de mar seguía teniendo la pipa entre sus labios apenas visibles por la barba cana, pero el gruñido que salía de su garganta le daba una impronta de bestia salvaje. Laurent se quedó parado en el sitio, notando un ligero escalofrío en su interior.
- Si das un paso más, entras en mi territorio -su voz sin embargo es calmada, aunque es una amenaza latente- Si entras en mi territorio después de hacer lo que supongo que has hecho, te destriparé.
Laurent pensó para sus adentros que la transgresión que acababa de cometer le daba al menos claridad a sus pensamientos. No se sentía mentalmente preparado para un enfrentamiento, pero al menos tenía la lucidez suficiente como para comprender los efectos de una mala decisión. Al menos no había llegado a violar el territorio del estibador que tenía delante. Ya tendría tiempo de descubrir si se había metido en problemas por la cena de esta noche.
Minutos después
Os alejáis en silencio durante unos segundos, dejando atrás a Norgesson. Los tres sois conscientes de que no habéis ganado precisamente un aliado, pero sentís cierto alivio de que la escena no haya ido a mayores. Jasper deja que la brisa le despeine, le gusta notar el aire de la noche, el olor a la sal. Es una manera de sentir cierta libertad, de disfrutar de estar en pie una noche más. Es una sensación que cuando eres un paria se disfruta más de lo que pueden hacerlo lo demás.
El Caitiff sale de ese disfrute cuando, aprovechando que camináis por un callejón desierto y mal iluminado, Álex empuja a Laurent contra la pared. El Toreador no se ve venir la agresión y muestra los colmillos de modo instintivo, aunque los esconde al momento. No puede culpar a la Brujah, de hecho piensa que ella se ha contenido bastante hasta esperar a mostrar su enfado. Laurent recuerda que Álex debió hablar con Kat. En el fondo, necesita saber cómo está, ansía descubrir si estaba preocupada por él. Solo por eso se muestra inofensivo mientras Álex recorre todo el diccionario con un despliegue de insultos mientras sigue golpeándole sin hacerle daño.
Jasper suspira. Mira al cielo comprobando que aún queda algo de tiempo antes de que la noche se extinga. Y aún hay mucho de lo que hablar.
OFF: Álex -1 Puntos de Sangre. Jasper -1 Puntos de Sangre y -1 FV. Laurent tiene la reserva llena y -4 de FV.
Laurent debe hacer una tirada de Degeneración por su alimentación: Conciencia a dificultad 8.
Episodio 5. Lobos de mar
Moderadores: Pagliacci, Jebediah_Gogorah, Ilitia
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 5. Lobos de mar
https://www.youtube.com/watch?v=zyLhNzlDG0Y
Aquella mirada de incomprensión en los ojos de su víctima, congelada en su momento postrero, le acompañaría siempre. Su vida había acabado en un callejón, con la polla en la mano y el cuello abierto, desangrándose de placer para alimentar a su Bestia. Una Bestia que ahora se agazapaba ronroneante bajo su piel. Malalt no tenía fuerzas, ni ánimos para evitar que Álex le vapuleara. Encajó los golpes y los insultos en silencio. Incluso cuando ésta le partió el labio de un puñetazo, no hizo nada. Recordaba el cuchillo reventando la carne, la sangre saliendo a borbotones de su primera víctima, como un hinchado globo esperando estallar.
Cuando la Brujah se cansó, Malalt siguió guardando silencio, un silencio que no respondía las dudas y preguntas que habían provocado aquella paliza. El contrabandista seguía pensando en su víctima, en la gente que había matado a lo largo de un siglo de no-vida, sus rostros comenzaban a diluirse, a fundirse en la marea de recuerdos de su memoria. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que fuera olvidado? ¿Cuántos cómo él había envenenado con sus drogas?
El francés se limpió el labio con la manga de una camisa empapada de salitre, sangre de cerdo y humana. El zumbido de Salthom parecía perseguirle, se había convertido en el monstruo del laberinto, se había convertido en el toro, en el minotauro, en el toreador. Y, como Asterión, llevaba tanto tiempo atrapado en aquellas calles, que había comenzado a buscar la muerte.
Los ojos del Gangrel le habían parecido amenazantes, pero no había tenido miedo. Quizás por la sangre prestada que ahora inundaba sus venas o porque aquella noche ya estaba demasiado pasado de vueltas. En más de un sentido, el francés buscaba su retorno, su eterno retorno, para acallar por fin al demonio mitad humano, mitad toro, que habitaba en él.
-He estado en Saltholm. Robé una lancha, me infiltré en la base militar y descubrí que aquello era una matadero. Además, encontré esto- dijo lanzándoselo a Jaspers- Parece una máscara de doctor de la plaga, en su interior encontraréis láudano, como el que encontraron entre las víctimas de sobredosis que quisieron cargarnos. Algo está ocurriendo en esa isla, el zumbido es demoníaco y se hunde en tu mente, desquiciándote. He visto fantasmas, ecos del pasado y debe de haber un oscuro motivo por el que Sorensen quiera reclamarla para sí mismo.
Aquella mirada de incomprensión en los ojos de su víctima, congelada en su momento postrero, le acompañaría siempre. Su vida había acabado en un callejón, con la polla en la mano y el cuello abierto, desangrándose de placer para alimentar a su Bestia. Una Bestia que ahora se agazapaba ronroneante bajo su piel. Malalt no tenía fuerzas, ni ánimos para evitar que Álex le vapuleara. Encajó los golpes y los insultos en silencio. Incluso cuando ésta le partió el labio de un puñetazo, no hizo nada. Recordaba el cuchillo reventando la carne, la sangre saliendo a borbotones de su primera víctima, como un hinchado globo esperando estallar.
Cuando la Brujah se cansó, Malalt siguió guardando silencio, un silencio que no respondía las dudas y preguntas que habían provocado aquella paliza. El contrabandista seguía pensando en su víctima, en la gente que había matado a lo largo de un siglo de no-vida, sus rostros comenzaban a diluirse, a fundirse en la marea de recuerdos de su memoria. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que fuera olvidado? ¿Cuántos cómo él había envenenado con sus drogas?
El francés se limpió el labio con la manga de una camisa empapada de salitre, sangre de cerdo y humana. El zumbido de Salthom parecía perseguirle, se había convertido en el monstruo del laberinto, se había convertido en el toro, en el minotauro, en el toreador. Y, como Asterión, llevaba tanto tiempo atrapado en aquellas calles, que había comenzado a buscar la muerte.
Los ojos del Gangrel le habían parecido amenazantes, pero no había tenido miedo. Quizás por la sangre prestada que ahora inundaba sus venas o porque aquella noche ya estaba demasiado pasado de vueltas. En más de un sentido, el francés buscaba su retorno, su eterno retorno, para acallar por fin al demonio mitad humano, mitad toro, que habitaba en él.
-He estado en Saltholm. Robé una lancha, me infiltré en la base militar y descubrí que aquello era una matadero. Además, encontré esto- dijo lanzándoselo a Jaspers- Parece una máscara de doctor de la plaga, en su interior encontraréis láudano, como el que encontraron entre las víctimas de sobredosis que quisieron cargarnos. Algo está ocurriendo en esa isla, el zumbido es demoníaco y se hunde en tu mente, desquiciándote. He visto fantasmas, ecos del pasado y debe de haber un oscuro motivo por el que Sorensen quiera reclamarla para sí mismo.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 5. Lobos de mar
{ https://www.youtube.com/watch?v=JjXEXox3668& - Harlem River by Kevin Morby }
Rohde caminaba por las calles de Copenhague sin importarle, tan solo una leve preocupación, el estado de Laurent. Estaba contento por estar de nuevo reunidos y aunque tenía más preguntas que respuestas, creía que no era el momento. Era el momento de caminar con su grupo, con aquella familia improvisada. Por eso le dolía la mirada furtiva que Alex le clavaba a Malalt en su espalda. Él simplemente disfrutaba de su presencia, de estar reunidos de nuevo, y de la lluvia que caía sobre su rostro, y le hacía sentir menos muerto.
Entendía los sentimientos frustrantes que tenía la brujah, por eso no hizo nada cuando arrinconó al arreglador y empezó a golpearlo sin compasión. Observó como la sangre anarca y rebelde de los hijos de Troile burbujeaba por sus ojos inyectados en rojo. Pero cuando su puño impactó en el mentón de francés, reventandóle el labio, creyó que era suficiente. Se abalanzó sobre ambos, aunque tirando el peso de su cuerpo hacia Alex. Sus brazos se subieron a los de ésta y los intentó bajar con todas sus fuerzas...
- ¿¿¡¡¡ Pero que cojones haces !!!??... ¡¡¡¿Quieres calmarte de una puta vez o que?!!!... - Cuando consiguió separarla ante un voluntariamente indefenso Laurent le tiró una mirada llena de paternalidad a la joven Brujah. Tal vez fueran chorradas o cursilerías, pero le salieron de su no vivo corazón... - Así que... ¿esto es lo que queda de nosotros?... ¿Así es como vamos a tratarnos ahora?... Sois mi única puta familia, hostia... ahora más que nunca os necesito. Nos necesitamos. Dejaros de mierdas, y ya arreglaréis cuentas cuando todo esto acabe. Pero ahora debemos permanecer juntos, coño... o esta puede ser nuestra última noche... ¿es lo que queréis?... porque yo no... aunque sea la puta última escoria de Copenhague, tengo muchos asuntos pendientes que resolver antes de que me estaquen y me pongan a secar como el pescado... - Miró al suelo algo avergonzado por aquel speech improvisado donde como siempre, había dejado ver demasiado de sí, para lo poco que recibía a cambio. Pero como decía el mono del Rey León... aquella peli que veía todos los viernes con el pequeño Klaus... "Pasado es pasado"... y aquellas palabras ya formaban parte del pasado más cercano.
Los segundos posteriores de aquellas palabras fueron rotas por Laurent, que acabó por lanzarle la extraña máscara. Estuvo a punto de calzarsela con la intención de romper la tensión del momento y añadir su comicidad, pero la presencia del láudano le recordó lo malo que era la idea. La observó con cierto detenimiento y luego le dijo a su jefe:
- Yo tambien he notado voces en mi cabeza, socio. Y se han acentuado aquí en el muelle. No sé si por la mayor cercanía a la isla o que cojones, pero la realidad es que alguien me llamaba. Y tambien algo sobre, cerdos, cuarentena y sacrificar y no se que pollas más - se señalo la sien con desidia... y luego se echó la mano al bolsillo de su chaleco vaquero, sacando uno de los viales de sangre ofreciéndocelo al francés - Esto lo encontré en tu apartamento. Sí, ese donde diste cobijo a un terrorista - dijo con sorna - ¿conoces a algún brujo de confianza que pueda echarnos una mano con esto?...
Rohde caminaba por las calles de Copenhague sin importarle, tan solo una leve preocupación, el estado de Laurent. Estaba contento por estar de nuevo reunidos y aunque tenía más preguntas que respuestas, creía que no era el momento. Era el momento de caminar con su grupo, con aquella familia improvisada. Por eso le dolía la mirada furtiva que Alex le clavaba a Malalt en su espalda. Él simplemente disfrutaba de su presencia, de estar reunidos de nuevo, y de la lluvia que caía sobre su rostro, y le hacía sentir menos muerto.
Entendía los sentimientos frustrantes que tenía la brujah, por eso no hizo nada cuando arrinconó al arreglador y empezó a golpearlo sin compasión. Observó como la sangre anarca y rebelde de los hijos de Troile burbujeaba por sus ojos inyectados en rojo. Pero cuando su puño impactó en el mentón de francés, reventandóle el labio, creyó que era suficiente. Se abalanzó sobre ambos, aunque tirando el peso de su cuerpo hacia Alex. Sus brazos se subieron a los de ésta y los intentó bajar con todas sus fuerzas...
- ¿¿¡¡¡ Pero que cojones haces !!!??... ¡¡¡¿Quieres calmarte de una puta vez o que?!!!... - Cuando consiguió separarla ante un voluntariamente indefenso Laurent le tiró una mirada llena de paternalidad a la joven Brujah. Tal vez fueran chorradas o cursilerías, pero le salieron de su no vivo corazón... - Así que... ¿esto es lo que queda de nosotros?... ¿Así es como vamos a tratarnos ahora?... Sois mi única puta familia, hostia... ahora más que nunca os necesito. Nos necesitamos. Dejaros de mierdas, y ya arreglaréis cuentas cuando todo esto acabe. Pero ahora debemos permanecer juntos, coño... o esta puede ser nuestra última noche... ¿es lo que queréis?... porque yo no... aunque sea la puta última escoria de Copenhague, tengo muchos asuntos pendientes que resolver antes de que me estaquen y me pongan a secar como el pescado... - Miró al suelo algo avergonzado por aquel speech improvisado donde como siempre, había dejado ver demasiado de sí, para lo poco que recibía a cambio. Pero como decía el mono del Rey León... aquella peli que veía todos los viernes con el pequeño Klaus... "Pasado es pasado"... y aquellas palabras ya formaban parte del pasado más cercano.
Los segundos posteriores de aquellas palabras fueron rotas por Laurent, que acabó por lanzarle la extraña máscara. Estuvo a punto de calzarsela con la intención de romper la tensión del momento y añadir su comicidad, pero la presencia del láudano le recordó lo malo que era la idea. La observó con cierto detenimiento y luego le dijo a su jefe:
- Yo tambien he notado voces en mi cabeza, socio. Y se han acentuado aquí en el muelle. No sé si por la mayor cercanía a la isla o que cojones, pero la realidad es que alguien me llamaba. Y tambien algo sobre, cerdos, cuarentena y sacrificar y no se que pollas más - se señalo la sien con desidia... y luego se echó la mano al bolsillo de su chaleco vaquero, sacando uno de los viales de sangre ofreciéndocelo al francés - Esto lo encontré en tu apartamento. Sí, ese donde diste cobijo a un terrorista - dijo con sorna - ¿conoces a algún brujo de confianza que pueda echarnos una mano con esto?...
Re: Episodio 5. Lobos de mar
Alex sentía el latido de la vida en su pecho, el calor de la sangre en sus músculos y el impulso Brujah dirigiendo su acción. Había perdido el control, varios sentimientos se entremezclaban en su mente, la ira hacia su compañero que había desaparecido, el miedo a no volver a verlo y a perderle y la alegría que poco a poco se manifestaba al reencontrarse. Con cierto, pero no demasiado arrepentimiento, Alex acabó apartándose de Malalt con los puños todavía en tensión. Más tarde se sentiría culpable de aquel ataque, ya que el estado de Laurent era realmente lamentable.
Recordó tras unos instantes que no debían buscarse problemas en aquel territorio, el Gangrel todavía les vigilaba.
- Vamos al refugio, allí pondremos las cosas en orden, supongo que todos tenemos cosas que contarnos.
Las ideas de Alex poco a poco comenzaban a girar en la misma dirección, cosa que no conseguía desde hacía bastante. La presencia de Laurent le proporcionaba una estabilidad de la que carecía cuando estaba sin él, le ayudaba a poner orden a las cosas. Tenía muchos frentes abiertos, por un lado debían encontrarse en el hangar con Juul y hablar de todo aquello de la isla, aunque las negociaciones se las dejaba a Malalt. Por otro lado lo del tema dela sangre envenenada y esas historias con las que venía Jasper y, ahora, toda esa mierda de la careta con láudano y lo del matadero. No sabía cómo no había caído antes en contactar con Job, el único Trémere por el que sentía simpatía y admiración.
En las condiciones en las que se encontraba Laurent y la mente a mil por hora de Alex, no era de extrañar que fuera el Caitiff quien tomara la iniciativa de arrastrarlos al refugio.
Recordó tras unos instantes que no debían buscarse problemas en aquel territorio, el Gangrel todavía les vigilaba.
- Vamos al refugio, allí pondremos las cosas en orden, supongo que todos tenemos cosas que contarnos.
Las ideas de Alex poco a poco comenzaban a girar en la misma dirección, cosa que no conseguía desde hacía bastante. La presencia de Laurent le proporcionaba una estabilidad de la que carecía cuando estaba sin él, le ayudaba a poner orden a las cosas. Tenía muchos frentes abiertos, por un lado debían encontrarse en el hangar con Juul y hablar de todo aquello de la isla, aunque las negociaciones se las dejaba a Malalt. Por otro lado lo del tema dela sangre envenenada y esas historias con las que venía Jasper y, ahora, toda esa mierda de la careta con láudano y lo del matadero. No sabía cómo no había caído antes en contactar con Job, el único Trémere por el que sentía simpatía y admiración.
En las condiciones en las que se encontraba Laurent y la mente a mil por hora de Alex, no era de extrañar que fuera el Caitiff quien tomara la iniciativa de arrastrarlos al refugio.
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Voivoda
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Re: Episodio 5. Lobos de mar
Jasper se dejó caer literalmente en el desvencijado sillón que estaba en la estancia que hacía las veces de salón común. No había ventanas, vuestro refugio no era más que un amplio sótano bien acondicionado bajo un edificio cerrado por unas supuestas obras que nunca terminaban de empezar (y que los contactos de Malalt se encargaban de que siguieran siempre así). En resumen, no era precisamente lo que uno podía considerar un cálido hogar, pero para el Caitiff era comparable a la mejor suite del mejor hotel de Escandinavia. Era un lugar seguro, privado y apartado de todo cuanto poco a poco se iba aproximando a vosotros en las calles de la capital de Dinamarca.
El Caitiff dejó la máscara sobre una de las mesas del improvisado salón y Álex la observó con curiosidad. Aún no había demasiados lazos que unieran todos los puntos como pasaba con los dibujos de los niños pequeños, pero Copenhague no era una ciudad tan grande como para pensar que todo cuanto os iba rodeando no tenía alguna relación entre sí. La Brujah logró terminar de calmarse al llegar a vuestro refugio compartido. Las cercanías de Christiania estaban por fin tranquilas, las calles en absoluto silencio, y eso le ayudaba también a poner en orden sus ideas.
Laurent seguía un tanto ausente. Había dejado que la sangre brotara de su labio y se había tomado su tiempo para sanarlo finalmente, saboreando el sabor del propio dolor como si fuera una expresión artística en sí misma. La isla le había... cambiado. Quizá con un punto mayor de introspección, quizá temor, quizá simplemente cansancio. Que Jasper escuchara también voces en su cabeza que, si bien parecían inconexas, guardaban cierta relación con sus vivencias le daba a toda la experiencia una extraña sensación de realidad. Por un momento había querido pensar que todo había sido una experiencia onírica, pero la propia sensación de Jasper unida a la inquietud de Álex demostraba que había una especie de resonancia que hacía vibrar el espacio que rodeaba a vuestra Coterie hasta el punto de que cada vez calaba más en vuestras sensaciones.
Durante unos segundos permanecéis en silencio. La chica tiroteada en el puerto, Sorensen, el zumbido de la isla, las visiones y las voces, Juul, Job... Kat. Todo ello unido al cerco policial estrechándose por el maldito favor debido a Isak, las promesas pendientes. Cada uno tenéis vuestras preocupaciones, buscáis un hilo conductor que no termina de estar claro mientras se va tejiendo una red de favores y preguntas sin respuesta.
Jasper enarca las cejas y abre los brazos, mirando a sus compañeros, esperando que alguien dé el primer paso.
El Caitiff dejó la máscara sobre una de las mesas del improvisado salón y Álex la observó con curiosidad. Aún no había demasiados lazos que unieran todos los puntos como pasaba con los dibujos de los niños pequeños, pero Copenhague no era una ciudad tan grande como para pensar que todo cuanto os iba rodeando no tenía alguna relación entre sí. La Brujah logró terminar de calmarse al llegar a vuestro refugio compartido. Las cercanías de Christiania estaban por fin tranquilas, las calles en absoluto silencio, y eso le ayudaba también a poner en orden sus ideas.
Laurent seguía un tanto ausente. Había dejado que la sangre brotara de su labio y se había tomado su tiempo para sanarlo finalmente, saboreando el sabor del propio dolor como si fuera una expresión artística en sí misma. La isla le había... cambiado. Quizá con un punto mayor de introspección, quizá temor, quizá simplemente cansancio. Que Jasper escuchara también voces en su cabeza que, si bien parecían inconexas, guardaban cierta relación con sus vivencias le daba a toda la experiencia una extraña sensación de realidad. Por un momento había querido pensar que todo había sido una experiencia onírica, pero la propia sensación de Jasper unida a la inquietud de Álex demostraba que había una especie de resonancia que hacía vibrar el espacio que rodeaba a vuestra Coterie hasta el punto de que cada vez calaba más en vuestras sensaciones.
Durante unos segundos permanecéis en silencio. La chica tiroteada en el puerto, Sorensen, el zumbido de la isla, las visiones y las voces, Juul, Job... Kat. Todo ello unido al cerco policial estrechándose por el maldito favor debido a Isak, las promesas pendientes. Cada uno tenéis vuestras preocupaciones, buscáis un hilo conductor que no termina de estar claro mientras se va tejiendo una red de favores y preguntas sin respuesta.
Jasper enarca las cejas y abre los brazos, mirando a sus compañeros, esperando que alguien dé el primer paso.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 5. Lobos de mar
{ https://www.youtube.com/watch?v=STxXS5lLunE - This is love by PJ Harvey }
La música a todo volumen sonaba en los auriculares de Jasper. En aquello que otros llamaban ruido, Rohde era capaz de buscar la melodía entre los metálicos rasgueos guitarreros, y agitar su pie, en una posición contranatura en el sofá.
Durante aquellos momentos era capaz de evadirse de los problemas que ahora no solo le atosigaban a él, sino a todos. Pero era una ficción creada por su mente a modo de distracción, pues su subconsciente seguía, pensando en todo aquello. En soluciones que atrayeran nuevos problemas pero le garantizaran un nuevo día. Al fin y al cabo... se trataba de aquello, ¿no?.
Se sacó uno de los cascos, y miró a sus compañeros. - Ey, Laurent, socio... ¿has encontrado alguna conexión menos evidente entre el listado de empresas que te di?... - luego miró a Alex esperando encontrarla del humor suficiente para que no le respondiera con un gruñido. - ¿Va a venir tu amigo el brujo o que?... necesitariamos saber algo sobre la sangre que encontré en el apartamento del jefe... - Luego sacó su móvil y se dirigió a revisar la bandeja de entrada. Necesitaba saber si su cuñado sabía algo nuevo sobre el tema del puente y los sobre costes. Tenía una sensación extraña y contrapuesta. Por un lado, quería que se alejara de todo aquello tal y como le había aconsejado, pero por otro, necesitaba más información sobre todo aquel tema que le ayudara a atar cabos. - Bueno, recapitulamos, ¿o que?... Socio - le dijo a Malalt - ¿nos cuentas, más detalladamente, que pasó en tu excursión por Saltholm - Cogió la máscara y volvió a observarla - ¿Que relación puede tener la máscara con el pitido?... ¿o será algo simbólico? - Luego el paria sacó una de sus alocadas teorías que decía sin filtro y que luego le sumían en el más cómico de los ridiculos. - Hostia... no estarán preparando algo que echar en las alcantarillas, las cañerías o algo así... ya sabeis como la peli de Batman, las buenas, las de Nolan... alguien se debe creer el puto Espantapájaros - se levantó animado por su teoría, como si hubiera descubierto la pólvora - Pero algo así que solo nos afecte a nosotros, a la estirpe...
Miró a ambos de sus compañeros, esperando su valoración. En el mejor de los casos, la tomarían como interesante de estudiar; en el peor, les sacaría una carcajada rebajadora de tensión. Al fin y al cabo, su papel, la mayoría de las veces, era la de un simple bufón.
La música a todo volumen sonaba en los auriculares de Jasper. En aquello que otros llamaban ruido, Rohde era capaz de buscar la melodía entre los metálicos rasgueos guitarreros, y agitar su pie, en una posición contranatura en el sofá.
Durante aquellos momentos era capaz de evadirse de los problemas que ahora no solo le atosigaban a él, sino a todos. Pero era una ficción creada por su mente a modo de distracción, pues su subconsciente seguía, pensando en todo aquello. En soluciones que atrayeran nuevos problemas pero le garantizaran un nuevo día. Al fin y al cabo... se trataba de aquello, ¿no?.
Se sacó uno de los cascos, y miró a sus compañeros. - Ey, Laurent, socio... ¿has encontrado alguna conexión menos evidente entre el listado de empresas que te di?... - luego miró a Alex esperando encontrarla del humor suficiente para que no le respondiera con un gruñido. - ¿Va a venir tu amigo el brujo o que?... necesitariamos saber algo sobre la sangre que encontré en el apartamento del jefe... - Luego sacó su móvil y se dirigió a revisar la bandeja de entrada. Necesitaba saber si su cuñado sabía algo nuevo sobre el tema del puente y los sobre costes. Tenía una sensación extraña y contrapuesta. Por un lado, quería que se alejara de todo aquello tal y como le había aconsejado, pero por otro, necesitaba más información sobre todo aquel tema que le ayudara a atar cabos. - Bueno, recapitulamos, ¿o que?... Socio - le dijo a Malalt - ¿nos cuentas, más detalladamente, que pasó en tu excursión por Saltholm - Cogió la máscara y volvió a observarla - ¿Que relación puede tener la máscara con el pitido?... ¿o será algo simbólico? - Luego el paria sacó una de sus alocadas teorías que decía sin filtro y que luego le sumían en el más cómico de los ridiculos. - Hostia... no estarán preparando algo que echar en las alcantarillas, las cañerías o algo así... ya sabeis como la peli de Batman, las buenas, las de Nolan... alguien se debe creer el puto Espantapájaros - se levantó animado por su teoría, como si hubiera descubierto la pólvora - Pero algo así que solo nos afecte a nosotros, a la estirpe...
Miró a ambos de sus compañeros, esperando su valoración. En el mejor de los casos, la tomarían como interesante de estudiar; en el peor, les sacaría una carcajada rebajadora de tensión. Al fin y al cabo, su papel, la mayoría de las veces, era la de un simple bufón.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 5. Lobos de mar
https://www.youtube.com/watch?v=nrTkxmDLUZY
Malalt dejó que el silencio acompañara sus pasos durante buena parte del camino y, una vez en el refugio, no fue diferente. Sentía la ausencia de su pintura como un hueco, una herida en su colección. Pese a haber permanecido medio siglo en la oscuridad, ahora la echaba de menos. Las sombras y luces lánguidas de una Cristiania siempre decadente le hacía sentirse en su hogar, una palabra difícil para un apátrida como él.
-Esto es lo que pienso- dijo, dejando que un reloj oculto marcara el paso de los segundos durante los silencios- Creo que es evidente que esa isla es la clave de algo. Demasiados intereses centrados en ella, demasiados fenómenos sin explicación. Voces, visiones y un maldito zumbido omnipresente se suman a las carnicerías, sacrificios de animales y posible experimentación con drogas, con láudano.
Malalt hablaba para sí mismo, compartiendo sus reflexiones en voz alta, únicamente interrumpidas por el tic tac de aquel implacable reloj. Le costaba encontrarle sentido a todo aquello, a los atentados, a las sobredosis y a la implicación de Isak. La sangre envenenada y la red de empresas implicadas en un evidente caso de corrupción añadían un nuevo matiz a un misterio ya bastante elaborado.
-Llegué a la isla cortando las olas con una lancha- dijo el Toreador con una sonrisa- atravesé la arena y las sombras que rodeaban la fortaleza sin ser visto y me adentré en sus túneles buscando una respuesta desesperadamente. No sabía lo que buscaba, pero sabía que encontraría respuestas.
Hallé los restos de un matadero, una docena de cerdos sacrificados y, entre ellos, aquella máscara maldita, la máscara carroñera de un doctor de la plaga, cubierto de láudano su pico, como la ponzoña en la venas de aquellos jóvenes.
Y, además, vi algo, una sombra de otro tiempo, espíritus. Como la mujer que vimos al desembarcar, eran reales, dialogaban, parecían el eco de otra época. Creía que me estaba volviendo loco, aquel zumbido era asfixiante, me atrapaba en él, en el laberinto que se ha convertido aquella isla.
El contrabandista se volvió a sumir en sus pensamientos y a su mente llegó el rostro de aquel joven encontrando su muerte entre sus dientes. Devorado por una Bestia que apenas había logrado escapar de aquella isla minoica. Algo le decía que no volviera, que siguiera adelante, pero en aquella tierra se encontraban todas las respuestas.
-Tenemos una lista de empresas, asesinatos ideológicos, corrupción política, víctimas de envenamiento, sangre envenenada y esta máscara siniestra. Tengo que encontrarme con Juul mañana, la rata de cloaca sabrá algo de todo esto. Estoy seguro de que el Nosferatu podrá responder algunas de nuestras preguntas y, además, así cumpliré mi palabra y llevaré el asunto del dominio anarquista ante el Natlige.
También es evidente que nos persiguen, vienen a por nosotros, nos han intentado disparar, nos han calumniado en las redes sociales, nos han implicado en asesinatos que no hemos cometido y ahora me cargan la responsabilidad de un acto terrorista con el que, evidentemente, no tengo nada que ver.
Pero esta noche, antes de vernos con Juul, vamos a salir al encuentro de Job. Álex, dile al brujo que le estamos buscando y que le necesitamos ahora, dile que le interesará enormemente lo que tenemos entre las manos.
Malalt miró su propio teléfono en el que las llamadas de la policía seguían grabadas como llamadas perdidas. El toreador sentía que el cerco se estrechaba entorno a él, sabía que pese a la falsa ilusión de libertad, seguía atrapado en el laberinto.
Malalt dejó que el silencio acompañara sus pasos durante buena parte del camino y, una vez en el refugio, no fue diferente. Sentía la ausencia de su pintura como un hueco, una herida en su colección. Pese a haber permanecido medio siglo en la oscuridad, ahora la echaba de menos. Las sombras y luces lánguidas de una Cristiania siempre decadente le hacía sentirse en su hogar, una palabra difícil para un apátrida como él.
-Esto es lo que pienso- dijo, dejando que un reloj oculto marcara el paso de los segundos durante los silencios- Creo que es evidente que esa isla es la clave de algo. Demasiados intereses centrados en ella, demasiados fenómenos sin explicación. Voces, visiones y un maldito zumbido omnipresente se suman a las carnicerías, sacrificios de animales y posible experimentación con drogas, con láudano.
Malalt hablaba para sí mismo, compartiendo sus reflexiones en voz alta, únicamente interrumpidas por el tic tac de aquel implacable reloj. Le costaba encontrarle sentido a todo aquello, a los atentados, a las sobredosis y a la implicación de Isak. La sangre envenenada y la red de empresas implicadas en un evidente caso de corrupción añadían un nuevo matiz a un misterio ya bastante elaborado.
-Llegué a la isla cortando las olas con una lancha- dijo el Toreador con una sonrisa- atravesé la arena y las sombras que rodeaban la fortaleza sin ser visto y me adentré en sus túneles buscando una respuesta desesperadamente. No sabía lo que buscaba, pero sabía que encontraría respuestas.
Hallé los restos de un matadero, una docena de cerdos sacrificados y, entre ellos, aquella máscara maldita, la máscara carroñera de un doctor de la plaga, cubierto de láudano su pico, como la ponzoña en la venas de aquellos jóvenes.
Y, además, vi algo, una sombra de otro tiempo, espíritus. Como la mujer que vimos al desembarcar, eran reales, dialogaban, parecían el eco de otra época. Creía que me estaba volviendo loco, aquel zumbido era asfixiante, me atrapaba en él, en el laberinto que se ha convertido aquella isla.
El contrabandista se volvió a sumir en sus pensamientos y a su mente llegó el rostro de aquel joven encontrando su muerte entre sus dientes. Devorado por una Bestia que apenas había logrado escapar de aquella isla minoica. Algo le decía que no volviera, que siguiera adelante, pero en aquella tierra se encontraban todas las respuestas.
-Tenemos una lista de empresas, asesinatos ideológicos, corrupción política, víctimas de envenamiento, sangre envenenada y esta máscara siniestra. Tengo que encontrarme con Juul mañana, la rata de cloaca sabrá algo de todo esto. Estoy seguro de que el Nosferatu podrá responder algunas de nuestras preguntas y, además, así cumpliré mi palabra y llevaré el asunto del dominio anarquista ante el Natlige.
También es evidente que nos persiguen, vienen a por nosotros, nos han intentado disparar, nos han calumniado en las redes sociales, nos han implicado en asesinatos que no hemos cometido y ahora me cargan la responsabilidad de un acto terrorista con el que, evidentemente, no tengo nada que ver.
Pero esta noche, antes de vernos con Juul, vamos a salir al encuentro de Job. Álex, dile al brujo que le estamos buscando y que le necesitamos ahora, dile que le interesará enormemente lo que tenemos entre las manos.
Malalt miró su propio teléfono en el que las llamadas de la policía seguían grabadas como llamadas perdidas. El toreador sentía que el cerco se estrechaba entorno a él, sabía que pese a la falsa ilusión de libertad, seguía atrapado en el laberinto.
Re: Episodio 5. Lobos de mar
- ¿Batman? ¿En serio, Jasper? ¿Batman? - La Brujah se echó las manos a la cara, no sabía si reír o llorar, por lo que se decantó por lo primero y soltó una sonrisa.
Malalt parecía bastante más centrado y su elocuente discurso les ayudó a organizarse. Tenían tantos frentes abiertos que debían empezar con alguno.
- Deberemos reunirnos con Juul aquí- dijo Alex señalando en un papel la dirección.
- En cuanto a Job, seguro que se muestra interesado, el tío es un crack, espero que nos ayude- Alex se acercó al rincón donde cargaba su móvil para escribirse con su colega.
Malalt parecía bastante más centrado y su elocuente discurso les ayudó a organizarse. Tenían tantos frentes abiertos que debían empezar con alguno.
- Deberemos reunirnos con Juul aquí- dijo Alex señalando en un papel la dirección.
- En cuanto a Job, seguro que se muestra interesado, el tío es un crack, espero que nos ayude- Alex se acercó al rincón donde cargaba su móvil para escribirse con su colega.
