{ https://youtu.be/yXlULkwhgrc?t=36 - Jolene version of the White Stripes }
De nuevo la voluntad de Jasper quedó sesgada por el mando de Laurent. El caitiff sabía que el volgirre no lo consideraba una amenaza a su liderazgo, sino más bien todo lo contrario, un pusilánime que venía a comer de su mano, normalmente con el rabo entre las piernas. Por eso le extraño aquel impertérrito protagonismo, mandandolo nuevamente al ostracismo. Si él había metido la pata, dejándose ver entre la luz de los faros, y no cruzando la calzada como un perro callejero, que menos que dejar solventarlo.
Pero no había tiempo, y sintió la mano de Alex sobre su brazo, con afán de llevárselo de allí. Sólo le dio tiempo de soltar un leve bufido, entremezcla de hastío y cobardía. Ni siquiera se planteó la maniobra de Malalt como un signo de protección. No. Las cosas estaban muy tensas últimamente, para vislumbrar gestos cariñosos, donde casi nunca los hubo. De nuevo a la fría oscuridad de la sombra, donde no quedan ni las siluetas, como tantas noches en la cueva, con el único resplandor de las pantallas sobre sus rostros.
No vienen a por nosotros, vienen a por el router.
El router. Sintió su rectangular tacto bajo la áxila y aquello le reconfortó. Pero por otro lado, la presencia del Sedan le incomodaba. Se sentía como el jodido Frodo portando el anillo, pero sin saber donde cojones estaba el monte del Destino.
- No - dijo en voz baja girándose hacia Alex. - Estemos atentos por si sucede algo raro. Laurent podría estar en peligro... no creo que esos joputas vengan con intención de dialogar. ¿Viste a la tipa? Tenía una cara chunga que te cagas... - Se agachó junto a Alex, reconfortándose con su fornido hombro junto al suyo - Espero que nuestro amado lider sepa lo que está haciendo... sino ya sabes... necesito que te hagas otro momento de gloria hangar style... - Rohde sonrió con una sonrisa bobalicona, como son aquellas que solo te entran en los momentos de nerviosismo.
Episodio 8. Presión creciente
Moderadores: Pagliacci, Jebediah_Gogorah, Ilitia
Re: Episodio 8.
- Bien, esperemos.- Alex sintió que debía soltar un poco la cuerda de Jasper y dejar que tomase el control de la situación. Últimamente sentía que se lo debía. Sin embargo, no dudaría en reaccionar con la suficiente fuerza y determinación si la situación lo requería para ayudar en algo a su amigo, que ahora se hallaba tan próximo. Dejó pasar unos instantes mientras Laurent dialogaba.
- Con que hangar style, ¿eh? Qué mamonazo estás hecho, flacucho.- Golpeó fraternalmente el brazo de Jasper y le mostró su media sonrisa. Aún con su dolor sobre lo ocurrido, supo valorar y agradecer la compañía de su compañero y agradeció que no pasase por alto lo ocurrido en el hangar. Alex hizo un intento por ver a los ocupantes del coche, aparentemente estaban en un sitio que no les correspondía, su territorio.
- Si hubiesen querido atacarnos ya lo habrían hecho, ¿no?- dijo por lo bajo sin apartar la mirada del coche. - Quizás quieren hablar de algo antes de pasar a la acción, debemos estar preparados.- Se colocó el puño americano en su mano derecha, pocas veces tenía tiempo de hacerlo. Se había convertido en una machaca, no era lo que esperaba de la vida, pero qué se le iba a hacer, al final cada uno tenía que aprender la forma en la que podía contribuir de la forma más productiva.
- Con que hangar style, ¿eh? Qué mamonazo estás hecho, flacucho.- Golpeó fraternalmente el brazo de Jasper y le mostró su media sonrisa. Aún con su dolor sobre lo ocurrido, supo valorar y agradecer la compañía de su compañero y agradeció que no pasase por alto lo ocurrido en el hangar. Alex hizo un intento por ver a los ocupantes del coche, aparentemente estaban en un sitio que no les correspondía, su territorio.
- Si hubiesen querido atacarnos ya lo habrían hecho, ¿no?- dijo por lo bajo sin apartar la mirada del coche. - Quizás quieren hablar de algo antes de pasar a la acción, debemos estar preparados.- Se colocó el puño americano en su mano derecha, pocas veces tenía tiempo de hacerlo. Se había convertido en una machaca, no era lo que esperaba de la vida, pero qué se le iba a hacer, al final cada uno tenía que aprender la forma en la que podía contribuir de la forma más productiva.
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Voivoda
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Re: Episodio 8.
La mujer rubia se baja del coche casi con parsimonia.
No es demasiado alta, lleva un traje de chaqueta y el pelo rubio recogido. Escuchó las palabras de Laurent, que se dibujaba como un espectro a la luz de los faros en medio de un callejón por lo demás totalmente oscuro. Jasper notó cómo Álex se ajustaba discretamente el puño americano. El Caitiff esperaba que la Brujah no tuviera que enfrentarse de nuevo a las terribles consecuencias de los actos atroces en los que en ocasiones se deleitaba la Bestia. Por otro lado, el Caitiff esperaba también que si el asunto se complicaba, Álex dejara a un lado esas terribles consecuencias y facilitara la supervivencia de todos.
Laurent notó la tensión de la Bestia en su interior, acechando ante lo desconocido. Pudo distinguir al conductor del vehículo, que optó por permanecer en el interior del Crown Victoria. Hay algo extraño en la mujer, pero no acaba de percibir por qué pone tan nerviosa a su Bestia. Ella se queda ligeramente apoyada en el capó del coche, a la altura del faro delantero derecho cuya luz tapa incrementando así las sombras que cubren sobre todo a Jasper y a Álex.
- No queremos ser una molestia ni hacerles perder el tiempo -dice con unos modales más mecánicos que empáticos- Me llamo Katja Fjordahl y soy representante de Nemetschek. Creo que su amigo porta un dispositivo que es propiedad de nuestra compañía. Sólo queremos recogerlo y nos iremos por dónde hemos venido, ¿señor...?
Deja sus palabras flotando esperando a que Laurent conteste y dé o no su identidad. Jasper aprieta de modo inconsciente aún más el router bajo su brazo. Las dudas empiezan a corroerle por dentro. Por un lado porque lo encontraron en un lugar cuando menos inusual para este tipo de aparatos. Por otro, porque Edderkop está esperando. A 180 metros, gire a la derecha, susurra después de que el Caitiff haya avanzado un poco. Y por último porque puede ser el modo de quitarse de encima a estos tipos trajeados.
Álex mira de nuevo hacia la izquierda. Es una mirada instintiva, una premonición propia de su estado de alerta. Las luces de las linternas de quien sea que haya accedido al sótano que era vuestro refugio hasta hace apenas unos minutos apuntan hacia la ventana. A pesar de la oscuridad de la calle, es cuestión de segundos que alguien tenga la poco original idea de abrirla...
No es demasiado alta, lleva un traje de chaqueta y el pelo rubio recogido. Escuchó las palabras de Laurent, que se dibujaba como un espectro a la luz de los faros en medio de un callejón por lo demás totalmente oscuro. Jasper notó cómo Álex se ajustaba discretamente el puño americano. El Caitiff esperaba que la Brujah no tuviera que enfrentarse de nuevo a las terribles consecuencias de los actos atroces en los que en ocasiones se deleitaba la Bestia. Por otro lado, el Caitiff esperaba también que si el asunto se complicaba, Álex dejara a un lado esas terribles consecuencias y facilitara la supervivencia de todos.
Laurent notó la tensión de la Bestia en su interior, acechando ante lo desconocido. Pudo distinguir al conductor del vehículo, que optó por permanecer en el interior del Crown Victoria. Hay algo extraño en la mujer, pero no acaba de percibir por qué pone tan nerviosa a su Bestia. Ella se queda ligeramente apoyada en el capó del coche, a la altura del faro delantero derecho cuya luz tapa incrementando así las sombras que cubren sobre todo a Jasper y a Álex.
- No queremos ser una molestia ni hacerles perder el tiempo -dice con unos modales más mecánicos que empáticos- Me llamo Katja Fjordahl y soy representante de Nemetschek. Creo que su amigo porta un dispositivo que es propiedad de nuestra compañía. Sólo queremos recogerlo y nos iremos por dónde hemos venido, ¿señor...?
Deja sus palabras flotando esperando a que Laurent conteste y dé o no su identidad. Jasper aprieta de modo inconsciente aún más el router bajo su brazo. Las dudas empiezan a corroerle por dentro. Por un lado porque lo encontraron en un lugar cuando menos inusual para este tipo de aparatos. Por otro, porque Edderkop está esperando. A 180 metros, gire a la derecha, susurra después de que el Caitiff haya avanzado un poco. Y por último porque puede ser el modo de quitarse de encima a estos tipos trajeados.
Álex mira de nuevo hacia la izquierda. Es una mirada instintiva, una premonición propia de su estado de alerta. Las luces de las linternas de quien sea que haya accedido al sótano que era vuestro refugio hasta hace apenas unos minutos apuntan hacia la ventana. A pesar de la oscuridad de la calle, es cuestión de segundos que alguien tenga la poco original idea de abrirla...
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 8.
La confirmación de lo que buscaba aquella extraña pareja, reafirmaba la casi siempre acertada órden de Laurent. Había que marcharse de allí y el router se vendría con él. La araña tejía su tela y sus hilos de seda ya lo habían atrapado.
Se movería entre las sombras, siendo más presto que raudo. No iba a entregar su objeto de poder tan a la ligera. Sólo esperaba que aquello no provocase un cruento enfrentamiento, y por supuesto, que el sacrificio valiera la pena.
- Más vale que valga la pena, Edderkop - Los haces de luces de las linternas dentro del refugio, jugueteaban con el cristal generando extrañas y juguetonas, casi burlescas, sombras. Fue lo último que vio en su mirada hacia atrás, justo antes de fundirse con la oscuridad.
Se movería entre las sombras, siendo más presto que raudo. No iba a entregar su objeto de poder tan a la ligera. Sólo esperaba que aquello no provocase un cruento enfrentamiento, y por supuesto, que el sacrificio valiera la pena.
- Más vale que valga la pena, Edderkop - Los haces de luces de las linternas dentro del refugio, jugueteaban con el cristal generando extrañas y juguetonas, casi burlescas, sombras. Fue lo último que vio en su mirada hacia atrás, justo antes de fundirse con la oscuridad.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 8.
https://www.youtube.com/watch?v=Yz_G9MwRWEs
-No sé de qué me hablan, pero sea lo que sea, está ahí dentro, en un lugar que pronto será arrasado.- Dijo señalando al refugio mientras, con las embestidas de la turba, la puerta amenazaba con saltar en pedazos- Me llamo Malalt, Laurent Malalt y si desean discutir cualquier asunto que les haya llevado hasta aquí, será mejor que vuelvan en otro momento y les atenderé gustosamente.
El Toreador trató de fascinar a Katjia para que sus mentiras resultaran todo lo creíbles que fuera posible, sin saber, aún, si era uno de los no-muertos o de los Verdaderos Daneses. Solo esperaba que Jaspers y Álex no fueran tan estúpidos de esperarlo y desperdiciar los valiosos segundos que estaba ganando para ellos, solo quería que se fueran, que se esfumaran, para poder ocuparse de una vez de sus propios asuntos, en paz.
-No sé de qué me hablan, pero sea lo que sea, está ahí dentro, en un lugar que pronto será arrasado.- Dijo señalando al refugio mientras, con las embestidas de la turba, la puerta amenazaba con saltar en pedazos- Me llamo Malalt, Laurent Malalt y si desean discutir cualquier asunto que les haya llevado hasta aquí, será mejor que vuelvan en otro momento y les atenderé gustosamente.
El Toreador trató de fascinar a Katjia para que sus mentiras resultaran todo lo creíbles que fuera posible, sin saber, aún, si era uno de los no-muertos o de los Verdaderos Daneses. Solo esperaba que Jaspers y Álex no fueran tan estúpidos de esperarlo y desperdiciar los valiosos segundos que estaba ganando para ellos, solo quería que se fueran, que se esfumaran, para poder ocuparse de una vez de sus propios asuntos, en paz.
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Creo que en el post anterior ya lo comenté, estoy usando Fascinación.
Re: Episodio 8.
Una especie de gruñido sonó en la mente de Alex conforme veía desaparecer a Jasper entre las sombras. Lo más práctico era aprovechar la oportunidad y huir de ahí mientras Laurent entretenía a esos nuevos amigos que habían aparecido de la nada. Detestaba que el toreador hiciera eso porque no confiaba en que se las pudiera apañar solo y, por alguna razón probablemente irracional, sentía que debía cuidar de él. Había otra razón que le empujaba a quedarse ahí, su demonio Brujah susurrándole al oído cómo deshacerse de aquellos problemas.
Una vez más, tuvo que optar por la represión de sus instintos. Su parte humana y racional parecía haber despertado levemente de su letargo tras el incidente del hangar. No sabía si esta especie de madurez sobrevenida era algo que quisiera, pero ahí estaba.
La Brujah respiró profundamente y, tratando de ser lo más silenciosa posible, dejó a Laurent al frente de aquella escena, esperando encontrar a Jasper o que él la encontrase a ella.
Una vez más, tuvo que optar por la represión de sus instintos. Su parte humana y racional parecía haber despertado levemente de su letargo tras el incidente del hangar. No sabía si esta especie de madurez sobrevenida era algo que quisiera, pero ahí estaba.
La Brujah respiró profundamente y, tratando de ser lo más silenciosa posible, dejó a Laurent al frente de aquella escena, esperando encontrar a Jasper o que él la encontrase a ella.
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Voivoda
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Re: Episodio 8.
Álex aún dudó varias veces. Miró hacia atrás mientras se adentraba en los caminos de tierra apenas iluminados de las primeras calles de Christiania. Escuchó voces, el motor de un coche, distinguió unos haces de luz. Se detuvo en seco cerca del río que cruzaba la Ciudad Libre. Se escuchaba a los grillos, algo imposible de concebir en cualquier otro lugar de Copenhague. Olía a humedad, a madera y a ropa tendida. Su Bestia le susurraba al oído si sería capaz de perdonarse haber dejado a Laurent solo y que le ocurriera algo. Era un estúpido engreído a veces. Pero probablemente daría su no-vida por ese estúpido engreído. Y su Bestia le acusaba de ser una traidora, de volver a tomar una decisión errónea, de acumular errores. Aúllaba en su interior si realmente era digna de seguir no-viva, si no era mejor abandonarse a la decadencia de su degradación.
- Eh.
La voz de Jasper fue un susurro que sacó a Álex de su ensimismamiento al mismo tiempo que notaba la mano del Caitiff en su brazo izquierdo.
"Siga recto durante 80 metros"
Álex se giró y vio al Caitiff, que parecía salir de la nada. A unos metros había una especie de choza con una bicicleta en la puerta. Llegaba el sonido de un viejo televisor. La vida seguía su curso. La voz del GPS era diferente. Difícilmente el sistema podía tener en su base de datos el laberinto de caminos de tierra, algunos prácticamente impracticables para un vehículo, que era Christiania. Fuera lo que fuera lo que les guiaba, era algo más allá de una simple aplicación. Jasper apretaba el router traspasando su nerviosismo al aparato. No le gustaba la idea de haber dejado a Laurent abandonado a su destino. Pero sabía en su interior que quedarse hubiera podido ser un suicidio colectivo.
--------- - Oh, no, señor Malalt, le aseguro que nuestro dispositivo no está ahí dentro ya.
La voz de la mujer carece de matices, es casi robótica. Pone de manifiesto lo que considera una verdad irrefutable. Aún así, carece de agresividad, lo que le da cierto margen a Laurent. El Toreador siente cómo sus compañeros de Coterie se escabullen en las sombras. Está solo, una vez más. Tal y como siempre le advirtió su Sire. Aquellas largas veladas en la noche de la ahora casi olvidada ciudad de Vichy en las que el Marqués de la Tour d'Azyr regaba en sangre su amargura mostrándole al Volgirre la grandeza de la Larga Noche y la ironía de tener que pasarla al final en soledad volvieron durante un instante a la mente de Laurent. Casi podía oler los viñedos, la brisa del verano en Auvernia. No te hagas ilusiones, Laurent, siempre estamos buscando ese brevísimo instante de la compañía, del calor ajeno, que se escapará de nuestros dedos y volvemos de nuevo a masticar cenizas y soledad.
Laurent deseó de un modo casi humano que Álex y Jasper pudieran escapar. No ya de este callejón. De Copenhague. De sus fantasmas. Es lo más parecido a un sentimiento de fraternidad que había tenido en mucho tiempo.
La ventana trasera del refugio que cuidadosamente había cerrado Álex se abrió.
- Buenas noches, señor Malalt.-llegó a decir la mujer rubia. Después se introdujo con inesperada rapidez en el vehículo, que el conductor volvió a encender, dispuesto a marcharse de allí.
Unos haces de luz apuntaron hacia Laurent.
- ¡No se mueva! - los agentes de la policía de Copenhague que inspeccionaban el refugio de la Coterie gritaron al Toreador.
--------- Ha llegado a su destino.
Jasper y Álex miraron la construcción que tenían delante. Era poco más que un chamizo. Un extraño sonido sobre sus cabezas les despistó durante unos segundos. Un helicóptero sobrevolaba Christiania.
Volvieron a mirar hacia delante. La casa de madera apenas tenía una planta, un huerto a un lado bastante descuidado, un par de bicicletas en la entrada (parece el medio de transporte oficial en Christiania), unas cuerdas con ropa secándose al aire y un pequeño cobertizo. Un par de gatos corren a esconderse al notaros cerca.
La puerta principal de la casa se abrió de repente, proyectando al exterior un pequeño haz de luz. Bajo el dintel se distinguía la figura de una mujer. Al verla más de cerca, reconocéis a Kat, la Brujah amiga de Laurent.
- Rápido, entrad.
- Eh.
La voz de Jasper fue un susurro que sacó a Álex de su ensimismamiento al mismo tiempo que notaba la mano del Caitiff en su brazo izquierdo.
"Siga recto durante 80 metros"
Álex se giró y vio al Caitiff, que parecía salir de la nada. A unos metros había una especie de choza con una bicicleta en la puerta. Llegaba el sonido de un viejo televisor. La vida seguía su curso. La voz del GPS era diferente. Difícilmente el sistema podía tener en su base de datos el laberinto de caminos de tierra, algunos prácticamente impracticables para un vehículo, que era Christiania. Fuera lo que fuera lo que les guiaba, era algo más allá de una simple aplicación. Jasper apretaba el router traspasando su nerviosismo al aparato. No le gustaba la idea de haber dejado a Laurent abandonado a su destino. Pero sabía en su interior que quedarse hubiera podido ser un suicidio colectivo.
--------- - Oh, no, señor Malalt, le aseguro que nuestro dispositivo no está ahí dentro ya.
La voz de la mujer carece de matices, es casi robótica. Pone de manifiesto lo que considera una verdad irrefutable. Aún así, carece de agresividad, lo que le da cierto margen a Laurent. El Toreador siente cómo sus compañeros de Coterie se escabullen en las sombras. Está solo, una vez más. Tal y como siempre le advirtió su Sire. Aquellas largas veladas en la noche de la ahora casi olvidada ciudad de Vichy en las que el Marqués de la Tour d'Azyr regaba en sangre su amargura mostrándole al Volgirre la grandeza de la Larga Noche y la ironía de tener que pasarla al final en soledad volvieron durante un instante a la mente de Laurent. Casi podía oler los viñedos, la brisa del verano en Auvernia. No te hagas ilusiones, Laurent, siempre estamos buscando ese brevísimo instante de la compañía, del calor ajeno, que se escapará de nuestros dedos y volvemos de nuevo a masticar cenizas y soledad.
Laurent deseó de un modo casi humano que Álex y Jasper pudieran escapar. No ya de este callejón. De Copenhague. De sus fantasmas. Es lo más parecido a un sentimiento de fraternidad que había tenido en mucho tiempo.
La ventana trasera del refugio que cuidadosamente había cerrado Álex se abrió.
- Buenas noches, señor Malalt.-llegó a decir la mujer rubia. Después se introdujo con inesperada rapidez en el vehículo, que el conductor volvió a encender, dispuesto a marcharse de allí.
Unos haces de luz apuntaron hacia Laurent.
- ¡No se mueva! - los agentes de la policía de Copenhague que inspeccionaban el refugio de la Coterie gritaron al Toreador.
--------- Ha llegado a su destino.
Jasper y Álex miraron la construcción que tenían delante. Era poco más que un chamizo. Un extraño sonido sobre sus cabezas les despistó durante unos segundos. Un helicóptero sobrevolaba Christiania.
Volvieron a mirar hacia delante. La casa de madera apenas tenía una planta, un huerto a un lado bastante descuidado, un par de bicicletas en la entrada (parece el medio de transporte oficial en Christiania), unas cuerdas con ropa secándose al aire y un pequeño cobertizo. Un par de gatos corren a esconderse al notaros cerca.
La puerta principal de la casa se abrió de repente, proyectando al exterior un pequeño haz de luz. Bajo el dintel se distinguía la figura de una mujer. Al verla más de cerca, reconocéis a Kat, la Brujah amiga de Laurent.
- Rápido, entrad.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 8.
https://www.youtube.com/watch?v=Les39aIKbzE
Malalt tomó aire, casi podía sentir las aguas del Loira corriendo a su espalda, las hojas del otoño arremolinarse en las raíces hundidas en la garganta del río, el silencio a su alrededor, las criaturas de la noche rehuyéndole, a la sombra del chateau, aquella había sido su primera noche como no-muerto, caminando en solitario en la oscuridad. Sonrió cuando la dama regresó al sedán y se recostó en el asiento de cuero, sintiéndose como si hubiera obtenido una pequeña victoria tras la larga sucesión de derrotas en la que se habían convertido sus últimas noches. Entonces, volvió a estar solo, sus camaradas habían desaparecido, como les había indicado y, aun así, sintió una punzada de dolor en su interior, sabía que nos los volvería a ver.
La ventana se abrió y, una vez más, volvió a encontrarse bajo un haz de luz, las linternas convertidas en lanzas blancas mientras peinaban la entrada de su hogar, su refugio durante cincuenta años. Ya no más, desde aquel instante era un fugitivo, un nómada. El Toreador se giró para encarar esta nueva amenaza, dos relucientes colmillos asomaron entre sus labios. Y entonces escuchó: No te muevas. Y las palabras parecían haber salido del mismísimo marqués, burlándose sardónicamente de su miseria.
-Por supuesto- dijo antes de convertirse en un borrón, acelerando su sangre para perderse en la noche, entre las sombras de su castillo.
Malalt tomó aire, casi podía sentir las aguas del Loira corriendo a su espalda, las hojas del otoño arremolinarse en las raíces hundidas en la garganta del río, el silencio a su alrededor, las criaturas de la noche rehuyéndole, a la sombra del chateau, aquella había sido su primera noche como no-muerto, caminando en solitario en la oscuridad. Sonrió cuando la dama regresó al sedán y se recostó en el asiento de cuero, sintiéndose como si hubiera obtenido una pequeña victoria tras la larga sucesión de derrotas en la que se habían convertido sus últimas noches. Entonces, volvió a estar solo, sus camaradas habían desaparecido, como les había indicado y, aun así, sintió una punzada de dolor en su interior, sabía que nos los volvería a ver.
La ventana se abrió y, una vez más, volvió a encontrarse bajo un haz de luz, las linternas convertidas en lanzas blancas mientras peinaban la entrada de su hogar, su refugio durante cincuenta años. Ya no más, desde aquel instante era un fugitivo, un nómada. El Toreador se giró para encarar esta nueva amenaza, dos relucientes colmillos asomaron entre sus labios. Y entonces escuchó: No te muevas. Y las palabras parecían haber salido del mismísimo marqués, burlándose sardónicamente de su miseria.
-Por supuesto- dijo antes de convertirse en un borrón, acelerando su sangre para perderse en la noche, entre las sombras de su castillo.
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Gasto Celeridad para huir de nuevo. Si consigo escapar, intento encontrarme con Isak.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 8.
{ https://www.youtube.com/watch?v=UmFFTkjs-O0& - Pictures of you by The Cure }
Jasper se sintió reconfortado cuando pudo visualizar nuevamente a Alex entre las sombras. No podía negarlo. Él no era ningún Quijote, era más bien un Sancho, y necesitaba de un hidalgo del que sentirse abrigado.
-Eh.
Durante el camino guardó silencio, como si cualquier mínima palabra pudiera dirigir el foco de la helicóptero sobre ellos. Un silencio solo rotos por sus pasos sobre aquella mezcla de hormigón y arena, y por la voz metálica del GPS que indicaba cada pocos pasos la dirección que tomar. Se movían con la agilidad de los gatos, sabiendo que cada segundo era esencial, y Alex cubría cada paso que el caitiff daba, con movimientos casi idénticos. Dos siluetas cruzando la noche en Christiania.
Al llegar se sorprendió con la extraña sobriedad del sitio. Por fuera, convertía su refugio en un palacio. No obstante, no había tiempo para más análisis.
Se sorprendió al ver a Kat allí, y estuvo dudando durante medio segundo si entrar o no. El tiempo justo en que el ruido del rotor del helicóptero volvió a sonar cerca, y en una última mirada hacia atrás, comprobó los reflejos azulados en una intermitencia infinita, y las sirenas se ahogaban contra las paredes de ladrillo rojo, haciendo que los perros aullaran al cielo poco estrellado de aquella maldita noche.
Metió un pie en la chabola, con la misma precaución. No le gustaba Kat y no tenía porque esconderlo, y una decepción enorme le recorrió el cuerpo cuando pensó, si estaba ante la auténtica identidad de la Araña. Entonces, había caido en su red, y además sin defensa posible. Quiso creer que no, que de pronto de la oscuridad saldría la autentica identidad tras el arácnido nombrete. Sacó el router de su axila, y del entre ensamblaje metálico del mismo resbaló un sobre color crema, que tuvo que recoger del suelo. Enseguida reconoció el sello del Laurent en el lacre, y un escalofrío recorrió su cuerpo. Nadie escribe una carta si no es para una despedida, y una extraña mezclolanza de liberación y añoranza le llenó el pecho. El poco rencor del caitiff acabó por decantar la balanza a la segunda sensación, acuciado por la vergüenza de haberlo dejado sólo, y de haber, de alguna forma, salvado su pellejo. No pudo evitar sentirse desleal y quiso sentirse héroe y salir allí fuera a buscarlo. Pero él no era un valiente, nunca lo había sido. Si aquella era la última vez que vería a Malalt, borraría todos los momentos malos y quedaría en su memoria los brindis vividos, y las miradas profundas de aprobación y camaradería.
- Esto es para tí, supongo - le entregó la carta a Kat, casi culpándola de todo aquel cúmulo de errores. Puso su mano sobre el antebrazo de la brujah, intentado enterrar una hipotética hacha de guerra. Él no era nadie, pero en aquel momento de poner las cartas boca arriba, no le debía lealtad a nadie. Sólo a si mismo. Y tal vez a Alex. El resto de toda la Estirpe le importaba una mierda en aquel momento donde en la última de las noches, todo parecía desvanecerse como una ilusión en el desierto. Clavó su mirada en sus ojos, con cierta exigencia camuflada de súplica. - Ya sabes que es más duro que el resto... pero está ahí fuera. Tenemos que hacer algo por él. Dime que hay una condenada manera de ayudarlo. - Echó una mirada a Alex, buscando su compromiso, y apretó la mandibula infundiéndose el valor necesario. Una sola palabra de cualquiera de las brujah y su nivel de valor, alcanzaría el mínino necesario para salir a buscar a su jefe. A su amigo.
{ https://www.youtube.com/watch?v=_91hNV6vuBY& - Tougher than the rest by Bruce Springsteen }
Jasper se sintió reconfortado cuando pudo visualizar nuevamente a Alex entre las sombras. No podía negarlo. Él no era ningún Quijote, era más bien un Sancho, y necesitaba de un hidalgo del que sentirse abrigado.
-Eh.
Durante el camino guardó silencio, como si cualquier mínima palabra pudiera dirigir el foco de la helicóptero sobre ellos. Un silencio solo rotos por sus pasos sobre aquella mezcla de hormigón y arena, y por la voz metálica del GPS que indicaba cada pocos pasos la dirección que tomar. Se movían con la agilidad de los gatos, sabiendo que cada segundo era esencial, y Alex cubría cada paso que el caitiff daba, con movimientos casi idénticos. Dos siluetas cruzando la noche en Christiania.
Al llegar se sorprendió con la extraña sobriedad del sitio. Por fuera, convertía su refugio en un palacio. No obstante, no había tiempo para más análisis.
Se sorprendió al ver a Kat allí, y estuvo dudando durante medio segundo si entrar o no. El tiempo justo en que el ruido del rotor del helicóptero volvió a sonar cerca, y en una última mirada hacia atrás, comprobó los reflejos azulados en una intermitencia infinita, y las sirenas se ahogaban contra las paredes de ladrillo rojo, haciendo que los perros aullaran al cielo poco estrellado de aquella maldita noche.
Metió un pie en la chabola, con la misma precaución. No le gustaba Kat y no tenía porque esconderlo, y una decepción enorme le recorrió el cuerpo cuando pensó, si estaba ante la auténtica identidad de la Araña. Entonces, había caido en su red, y además sin defensa posible. Quiso creer que no, que de pronto de la oscuridad saldría la autentica identidad tras el arácnido nombrete. Sacó el router de su axila, y del entre ensamblaje metálico del mismo resbaló un sobre color crema, que tuvo que recoger del suelo. Enseguida reconoció el sello del Laurent en el lacre, y un escalofrío recorrió su cuerpo. Nadie escribe una carta si no es para una despedida, y una extraña mezclolanza de liberación y añoranza le llenó el pecho. El poco rencor del caitiff acabó por decantar la balanza a la segunda sensación, acuciado por la vergüenza de haberlo dejado sólo, y de haber, de alguna forma, salvado su pellejo. No pudo evitar sentirse desleal y quiso sentirse héroe y salir allí fuera a buscarlo. Pero él no era un valiente, nunca lo había sido. Si aquella era la última vez que vería a Malalt, borraría todos los momentos malos y quedaría en su memoria los brindis vividos, y las miradas profundas de aprobación y camaradería.
- Esto es para tí, supongo - le entregó la carta a Kat, casi culpándola de todo aquel cúmulo de errores. Puso su mano sobre el antebrazo de la brujah, intentado enterrar una hipotética hacha de guerra. Él no era nadie, pero en aquel momento de poner las cartas boca arriba, no le debía lealtad a nadie. Sólo a si mismo. Y tal vez a Alex. El resto de toda la Estirpe le importaba una mierda en aquel momento donde en la última de las noches, todo parecía desvanecerse como una ilusión en el desierto. Clavó su mirada en sus ojos, con cierta exigencia camuflada de súplica. - Ya sabes que es más duro que el resto... pero está ahí fuera. Tenemos que hacer algo por él. Dime que hay una condenada manera de ayudarlo. - Echó una mirada a Alex, buscando su compromiso, y apretó la mandibula infundiéndose el valor necesario. Una sola palabra de cualquiera de las brujah y su nivel de valor, alcanzaría el mínino necesario para salir a buscar a su jefe. A su amigo.
{ https://www.youtube.com/watch?v=_91hNV6vuBY& - Tougher than the rest by Bruce Springsteen }
Re: Episodio 8.
Alex sabía de sobra que ningún sitio era seguro, pero el encuentro con Kat le hizo sentir, en un primer momento, a salvo de la situación que dejaban atrás. Pero solo fue eso, un primer momento de seguridad seguido una vez más, de la terrible sensación de haber dejado a un amigo atrás. Esta vez era diferente, sentía que podía ser la última vez que viera con vida a Laurent.
Algo se rompió en el alma de la Brujah, sintió que se había quedado huérfana junto con su hermano Jasper. Sintió que solo podía echarse a llorar y lamentar que su vida juntos había acabado, que ya no volvería a formar parte de la coterie. Aquello por lo que había luchado y de lo que se sentía tan orgullosa había pasado a un segundo plano. Sin su familia no era nadie, y tanto Laurent como Jasper eran ahora su familia.
Kat había dejado de impresionarle en esos momentos, ya no estaba rodeada de ese halo de misterio de sensualidad con el que se vestía en la cancha. Ya no la veía tan fuerte y poderosa como antes, sino más vulnerable. En cambio, Jasper parecía más centrado, más firme, algo que no había conseguido posiblemente en su vida mortal, era ¿orgullo? No estaba segura.
La tristeza dio paso a un sentimiento mucho más potente y movilizador. La ira, esa emoción que derribaba las barreras mentales que le había impuesto la tristeza y que le hacían aceptar lo que le cayera encima. Su sangre Brujah le dio la fuerza y la pasión necesaria para tomar cartas en el asunto, su parte humana le ayudó a darle la mejor dirección que se le ocurrió en esos momentos.
- Me la suda la mierda que haya escrito Laurent en esa puta carta. No lo dejaremos solo, huiremos con él si hace falta, caeremos con él si es necesario-. Se sorprendió a sí misma de haber aceptado, hasta ese momento, que se iba a hacer lo que Laurent considerase más correcto, mas noble, más honorable. No iba a permitir que se sacrificase por ellos, al menos por ella.
Algo se rompió en el alma de la Brujah, sintió que se había quedado huérfana junto con su hermano Jasper. Sintió que solo podía echarse a llorar y lamentar que su vida juntos había acabado, que ya no volvería a formar parte de la coterie. Aquello por lo que había luchado y de lo que se sentía tan orgullosa había pasado a un segundo plano. Sin su familia no era nadie, y tanto Laurent como Jasper eran ahora su familia.
Kat había dejado de impresionarle en esos momentos, ya no estaba rodeada de ese halo de misterio de sensualidad con el que se vestía en la cancha. Ya no la veía tan fuerte y poderosa como antes, sino más vulnerable. En cambio, Jasper parecía más centrado, más firme, algo que no había conseguido posiblemente en su vida mortal, era ¿orgullo? No estaba segura.
La tristeza dio paso a un sentimiento mucho más potente y movilizador. La ira, esa emoción que derribaba las barreras mentales que le había impuesto la tristeza y que le hacían aceptar lo que le cayera encima. Su sangre Brujah le dio la fuerza y la pasión necesaria para tomar cartas en el asunto, su parte humana le ayudó a darle la mejor dirección que se le ocurrió en esos momentos.
- Me la suda la mierda que haya escrito Laurent en esa puta carta. No lo dejaremos solo, huiremos con él si hace falta, caeremos con él si es necesario-. Se sorprendió a sí misma de haber aceptado, hasta ese momento, que se iba a hacer lo que Laurent considerase más correcto, mas noble, más honorable. No iba a permitir que se sacrificase por ellos, al menos por ella.
