Aquel escenario se diluyó ante los ojos de Jasper, dejando nuevamente la fría y austera sala frente a sí. La ilusión se había resbalado como arena entre sus manos, pero de alguna manera había sido capaz de transportar la pintura consigo. ¿O ácaso estaba el tacto tambien contaminado con efectos ilusorios y en realidad no portaba nada entre las manos? ¿Y si en otro de aquellos juegos de trileros, le habían colocado el lienzo entre sus manos mientras vivía en aquel irreal mundo?... Cómo fuese, Jasper observó, cansado, a aquella pérfida puta de traje de ejecutiva, que mantenía cautiva a su familia y también a su voluntad.
- ¿Hasta cuando va a durar esto?... Necesito verlos, verlos y saber que están bien, al menos antes de perder definitivamente el control de mi mente. Déjeme hablar con ellos. Y por favor, ahórrese eso de que no estoy en posición de negociar... He colaborado y lo seguiré haciendo. Pero antes deseo verlos y saber que están bien, y no, que como esto que acabo de vivir, sea otro de vuestros juegos de interfaces ficticias.
Jasper giró la cabeza hacia el espejo. Percibió una mirada familiar al otro lado de él. Unos ojos invisibles que, a su manera, siempre habían velado por él. Seguramente fuera parte de aquel vodevil impostado, donde la linea entre lo real y la fantasía se difuminaba con un solo suspiro, donde las lágrimas eran capaces de traspasar planos oníricos y mancillar de pena, cualquiera de tus realidades. Lágrimas como las gotas de lluvia que caían por el alero de la caseta del parque, cuando con su mirada interesada, lo reclutó para siempre entre los suyos.
- No necesito correr, ni esconderme...
{ https://www.youtube.com/watch?v=xj_T9T9j_aE - Wonderful Life by Black, version of Smith & Burrows }
Not stand here on my own
Look at me standing
Here on my own again
Up straight in the sunshine
-Wonderful Life by Black
Episodio 9. Evasión o victoria
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Re: Episodio 9. Evasión o victoria
- Si habla con ellos a esta hora sólo conseguirá asustarles, señor Rohde.
La voz de la mujer mostraba una notable carencia de empatía, pero aún así mantenía un tono sosegado. Al Caitiff le costaba imaginarse a aquella mujer de hielo bajo un ataque de ira. Parecía de ese tipo de personas capaces de disparar sin pestañear, de dar una cuchillada con la precisión quirúrgica de un cirujano. Jasper se aferró de modo inconsciente con más fuerza al cuadro, lo presionó contra sí para seguir creyendo que era real a pesar de que todo lo que estaba viviendo no lo parecía. Sentía la cercanía de Laurent, podía notar que estaba con él. Que había venido a por él. Se aferraba a esa esperanza que le daba fuerzas. No estaba solo.
La mujer rubia hizo un gesto hacia el espejo opaco y después señaló con la mirada hacia la pantalla. Uno de los drones se había acercado hasta la ventana de la casa de la familia de Jasper, aplicando un zoom lo suficientemente efectivo como para que intuyera que dormían plácidamente, desconocedores totalmente de que estaban siendo vigilados.
La ejecutiva volvió la vista hacia Jasper.
- Debemos seguir investigando y es necesario un informe detallado de cuanto ha vivido al otro lado de esa puerta y de ese objeto que trae con usted. Si quiere nos lo puede mandar por email -la mujer te da una dirección que sabes que recordarás sin esfuerzo- y así adelantamos trabajo. Si sigue usted colaborando con nosotros no habrá ningún problema -concluye mirando de reojo hacia la cámara en la que ves tu antiguo hogar.
Una punzada de amargura y de rabia se acumulan en tu interior. Aumenta tu incomodidad, por lo que estás dispuesto a salir cuando la mujer lanza una última pregunta.
- Por curiosidad... ¿qué medicación está tomando, señor Rohde?
-----------
Tres pares de ojos miran sin disimular su sorpresa a Laurent cuando entra en la sala de escuchas una vez que comprueba que la que comunica con el espacio en el que debe estar Jasper tiene cierre blindado. El Toreador mira de reojo el gran espejo de la sala, igual que el que ha visto otras veces en películas de policías. Nota en su interior que el tiempo va corriendo a toda velocidad hacia el amanecer, pero es consciente de que tiene que aprovechar que el viento ha comenzado a soplar de cara en los últimos minutos. A través del espejo ve a Jasper con un ¿cuadro? en sus manos hablando con la ejecutiva rubia, con la señora Fjordahl.
- Por curiosidad... ¿qué medicación está tomando, señor Rohde?
El Volgirre siente un ligero estremecimiento al escuchar por los altavoces conectados con la sala la pregunta de la mujer. Jasper no sabrá por qué le preguntará eso y Laurent es consciente de que buena parte del éxito de su salida de este rascacielos dependerá de la inventiva del Caitiff. Él tiene otras urgencias, como la de los tres pares de ojos que le miran.
Frente a él tiene a dos hombres y una mujer. Uno de los hombres tendrá ya la cincuentena, pero su cuerpo es el de alguien trabajado en el gimnasio con un corte de pelo militar con un buen número de canas y un afeitado perfecto. Viste de traje hecho a medida y permanece de pie pegado casi a la pared. Junto a él hay una mujer que no llegará a la treintena, de pelo rizado y vestida también como una ejecutiva o una abogada de un bufete caro con unas gafas que le dan un aire juvenil. Al fondo hay sentado un chico vestido de modo más informal, algo obeso y con una barba no muy arreglada, que tiene frente a él varias pantallas de ordenador y que mira a Laurent con curiosidad. Es el hombre del traje el que toma la palabra.
- Le ruego que espere fuera, ya hemos terminado -dice con una voz acostumbrada a no ser desobedecida.
OFF: Estoy escribiendo usando una skin del foro clara (la que usaba Variable en su partida de Madrid), por lo que si utilizo algún color en las conversaciones que no se ve bien en el fondo rojo, avisadme
La voz de la mujer mostraba una notable carencia de empatía, pero aún así mantenía un tono sosegado. Al Caitiff le costaba imaginarse a aquella mujer de hielo bajo un ataque de ira. Parecía de ese tipo de personas capaces de disparar sin pestañear, de dar una cuchillada con la precisión quirúrgica de un cirujano. Jasper se aferró de modo inconsciente con más fuerza al cuadro, lo presionó contra sí para seguir creyendo que era real a pesar de que todo lo que estaba viviendo no lo parecía. Sentía la cercanía de Laurent, podía notar que estaba con él. Que había venido a por él. Se aferraba a esa esperanza que le daba fuerzas. No estaba solo.
La mujer rubia hizo un gesto hacia el espejo opaco y después señaló con la mirada hacia la pantalla. Uno de los drones se había acercado hasta la ventana de la casa de la familia de Jasper, aplicando un zoom lo suficientemente efectivo como para que intuyera que dormían plácidamente, desconocedores totalmente de que estaban siendo vigilados.
La ejecutiva volvió la vista hacia Jasper.
- Debemos seguir investigando y es necesario un informe detallado de cuanto ha vivido al otro lado de esa puerta y de ese objeto que trae con usted. Si quiere nos lo puede mandar por email -la mujer te da una dirección que sabes que recordarás sin esfuerzo- y así adelantamos trabajo. Si sigue usted colaborando con nosotros no habrá ningún problema -concluye mirando de reojo hacia la cámara en la que ves tu antiguo hogar.
Una punzada de amargura y de rabia se acumulan en tu interior. Aumenta tu incomodidad, por lo que estás dispuesto a salir cuando la mujer lanza una última pregunta.
- Por curiosidad... ¿qué medicación está tomando, señor Rohde?
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Tres pares de ojos miran sin disimular su sorpresa a Laurent cuando entra en la sala de escuchas una vez que comprueba que la que comunica con el espacio en el que debe estar Jasper tiene cierre blindado. El Toreador mira de reojo el gran espejo de la sala, igual que el que ha visto otras veces en películas de policías. Nota en su interior que el tiempo va corriendo a toda velocidad hacia el amanecer, pero es consciente de que tiene que aprovechar que el viento ha comenzado a soplar de cara en los últimos minutos. A través del espejo ve a Jasper con un ¿cuadro? en sus manos hablando con la ejecutiva rubia, con la señora Fjordahl.
- Por curiosidad... ¿qué medicación está tomando, señor Rohde?
El Volgirre siente un ligero estremecimiento al escuchar por los altavoces conectados con la sala la pregunta de la mujer. Jasper no sabrá por qué le preguntará eso y Laurent es consciente de que buena parte del éxito de su salida de este rascacielos dependerá de la inventiva del Caitiff. Él tiene otras urgencias, como la de los tres pares de ojos que le miran.
Frente a él tiene a dos hombres y una mujer. Uno de los hombres tendrá ya la cincuentena, pero su cuerpo es el de alguien trabajado en el gimnasio con un corte de pelo militar con un buen número de canas y un afeitado perfecto. Viste de traje hecho a medida y permanece de pie pegado casi a la pared. Junto a él hay una mujer que no llegará a la treintena, de pelo rizado y vestida también como una ejecutiva o una abogada de un bufete caro con unas gafas que le dan un aire juvenil. Al fondo hay sentado un chico vestido de modo más informal, algo obeso y con una barba no muy arreglada, que tiene frente a él varias pantallas de ordenador y que mira a Laurent con curiosidad. Es el hombre del traje el que toma la palabra.
- Le ruego que espere fuera, ya hemos terminado -dice con una voz acostumbrada a no ser desobedecida.
OFF: Estoy escribiendo usando una skin del foro clara (la que usaba Variable en su partida de Madrid), por lo que si utilizo algún color en las conversaciones que no se ve bien en el fondo rojo, avisadme
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 9. Evasión o victoria
https://www.youtube.com/watch?v=uU4W8944o_k
El francés entró en la sala, protegido por la carpeta con el sello grabado en la portada de cuero negro, que le ofrecía una cierta sensación de falsa seguridad. Al entrar, primero le prestó atención al soldado, quizás fuera un guardaespaldas, pero podía ser, incluso, un agente secreto, cada vez eran más evidentes los sombríos intereses involucrados en todo aquello. La joven ejecutiva parecía otro miembro más del personal legal, de los adláteres de Fjordahl, quizás la historiadora del proyecto. Laurent encontró en ella una mente más abierta a sus encantos y se dijo a sí mismo que podía llegar a seducirla o engañarla, igual que aquella mujer que había dejado con la boca abierta en el otro despacho. Finalmente, el chico parecía el técnico informático al cargo del proyecto, seguro que alguien tenía que manejar todos los aparatos y trastos tecnológicos de aquel lugar. Puedo oler sus inseguridades, en contraste con la disciplina militar del primero.
Fue entonces, tras esos escasos segundos que le llevaron familiarizarse con la situación, cuando escuchó la pregunta dirigida a su amigo. Pestañeó un par de veces, una costumbre demasiado humana para un cadáver como él. La bestia en su interior se revolvió incómoda, estaba hambriento, aunque hacía grandes esfuerzos por contenerla. Y Jaspers, aquel paria por el que estaba jugándose la no-vida, parecía haber vuelto de algún viaje psicodélico en el más allá. Llevaba un cuadro entre sus manos, excelentemente pintado, pudo sentir el trazo todavía fresco del pincel sobre el lienzo, aquello le recordaba a sus propios cuadros, vendidos a un idiota para salvar el propio cuello. Por un instante, estuvo cerca de perderse en los recuerdos.
-Buenas noches. Soy Laurent Malalt, de la división legal. Vengo a recoger al sujeto en aplicación de los protocolos de seguridad 36 y 37, ya que muestra signos de una peligrosa enfermedad- Dijo tamborileando la carpeta y dirigiéndose a aquel que había hablado en último lugar.
El francés entró en la sala, protegido por la carpeta con el sello grabado en la portada de cuero negro, que le ofrecía una cierta sensación de falsa seguridad. Al entrar, primero le prestó atención al soldado, quizás fuera un guardaespaldas, pero podía ser, incluso, un agente secreto, cada vez eran más evidentes los sombríos intereses involucrados en todo aquello. La joven ejecutiva parecía otro miembro más del personal legal, de los adláteres de Fjordahl, quizás la historiadora del proyecto. Laurent encontró en ella una mente más abierta a sus encantos y se dijo a sí mismo que podía llegar a seducirla o engañarla, igual que aquella mujer que había dejado con la boca abierta en el otro despacho. Finalmente, el chico parecía el técnico informático al cargo del proyecto, seguro que alguien tenía que manejar todos los aparatos y trastos tecnológicos de aquel lugar. Puedo oler sus inseguridades, en contraste con la disciplina militar del primero.
Fue entonces, tras esos escasos segundos que le llevaron familiarizarse con la situación, cuando escuchó la pregunta dirigida a su amigo. Pestañeó un par de veces, una costumbre demasiado humana para un cadáver como él. La bestia en su interior se revolvió incómoda, estaba hambriento, aunque hacía grandes esfuerzos por contenerla. Y Jaspers, aquel paria por el que estaba jugándose la no-vida, parecía haber vuelto de algún viaje psicodélico en el más allá. Llevaba un cuadro entre sus manos, excelentemente pintado, pudo sentir el trazo todavía fresco del pincel sobre el lienzo, aquello le recordaba a sus propios cuadros, vendidos a un idiota para salvar el propio cuello. Por un instante, estuvo cerca de perderse en los recuerdos.
-Buenas noches. Soy Laurent Malalt, de la división legal. Vengo a recoger al sujeto en aplicación de los protocolos de seguridad 36 y 37, ya que muestra signos de una peligrosa enfermedad- Dijo tamborileando la carpeta y dirigiéndose a aquel que había hablado en último lugar.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 9. Evasión o victoria
Por un momento, Jasper alargó la mano hacia el monitor. Le daba la sensación de poder alcanzarlos; de poder sentir nuevamente su piel, su olor. Sus recuerdos afloraban uno a uno y se adherian al pensamiento de control que creía tener. En su interior sonreía, pues creía que después de todo, si aquellos malnacidos impostaran las figuras de su familia, caería rendido a sus pies. Sin fisuras. Sin condiciones.
Lo que a todas luces parecía una pregunta de control, le sacó del ensimismamiento: - ¿Que qué medicación tomó? - miró a los ojos de la madame, buscando la trampa - Caballo... en vena... - Hizo un chasquido de desesperación. Aquella gente sabía hasta el último supositorio que había entrado en su flaco culo, como para preguntarle por la medicación que tomaba. - ... Pero ustedes ya saben la infinidad de efectos secundarios que tiene... ¿verdad?.
Sólo el humor y la ironía podía distraerlo de aquel ansía latente en su pecho. Salir de aquel edifcio, correr hacia su antiguo hogar, y acostarse junto a ellos; y protegerlos, como nunca lo hizo. Y dejar que la mañana lo sorprendiera con Nessum Dorma en el tocadiscos, y el olor a café recién molido en la cocina... Al alba, vincero...
Lo que a todas luces parecía una pregunta de control, le sacó del ensimismamiento: - ¿Que qué medicación tomó? - miró a los ojos de la madame, buscando la trampa - Caballo... en vena... - Hizo un chasquido de desesperación. Aquella gente sabía hasta el último supositorio que había entrado en su flaco culo, como para preguntarle por la medicación que tomaba. - ... Pero ustedes ya saben la infinidad de efectos secundarios que tiene... ¿verdad?.
Sólo el humor y la ironía podía distraerlo de aquel ansía latente en su pecho. Salir de aquel edifcio, correr hacia su antiguo hogar, y acostarse junto a ellos; y protegerlos, como nunca lo hizo. Y dejar que la mañana lo sorprendiera con Nessum Dorma en el tocadiscos, y el olor a café recién molido en la cocina... Al alba, vincero...
