Laurent Malalt

[Voivoda]

Irónicamente la eternidad puede durar unos segundos. Al menos a ti se te hacen interminables aquellos que transcurren desde el momento en que te agazapaste detrás de aquella mugrienta y húmeda escalera metálica apenas iluminada y el instante en que dos agentes de policía, un hombre y una mujer, pasan con sus linternas por las cercanías de donde te escondes. Por un instante tratas de verte desde fuera intentando no sentir una mísera lástima de ti mismo. Eres un cuerpo renacido de entre los muertos que lucha contra un ansia inhumana, cuya voluntad flaquea un poco más cada minuto y que está hecho casi un ovillo como una alimaña en un callejón de mala muerte de una ciudad que pierde su humanidad cada noche que pasa. Lo más parecido que imaginas que pueda pasar al mismo tiempo por tales desgracias es un Nosferatu.

Hace tiempo que dejaste a un lado los prejuicios tan habituales en tu Clan. Aunque ahora no fueras el mayor ejemplo de glamour, seguías sobreviviendo.

Llegas a escuchar algunas palabras de la conversación de los agentes. Hablan de unas coordenadas que parecían seguir para rastrearte. Y, de algún modo, han perdido ahora la exactitud de esos datos y no conocen tu paradero. Se quedan unos segundos más en el callejón en los que te das cuenta de que la llamada con Greta sigue activa. Escondes el teléfono tanto como puedes para evitar que se ilumine la pantalla y reconoces la habilidad de la Ventrue para permanecer en silencio.

Finalmente, la eternidad pasa y los policías vuelven por donde han venido. El coche patrulla se mantiene al final del callejón, pero estás seguro de que no te han visto mientras se alejan en dirección a la avenida de mayor tamaño por la que habías escapado corriendo hace unos minutos. Si no das un paso en falso, tienes la posibilidad de escapar.

Sin pararte a pensar en por qué te fijas en ese detalle, miras un momento a unas flores de lavanda que milagrosamente crecen junto a la escalera y dan a la noche un olor agradable.

-9 puntos de Sangre y -3 de FV.

[Pagliacci]

Por primera vez en horas, el francés se despojó de la máscara de cuero, que guardó en su bolsillo con cuidado. Sentía un extraño apego hacia a ella, unida a la pintura que llevaba a la espalda, era lo único que le quedaba y que le ataba a su pasado. La flor lavanda, emergiendo entre la oscuridad, parecía una extraña metáfora de su situación, agazapado en la noche, enraizado en un lugar que no era el suyo, como una pincelada fuera de lugar en un paisaje urbano y deprimido. Se llevó el teléfono a la cara y, entonces, contestó:

-Puedes dar por perdidos a tus hombres, ya no están en este mundo. En aquel lugar se abrió un portal, brujería canalizada a través de la electricidad, ecos fantasmales del pasado. Viajaron a otra era, probablemente, nunca volverán.- Laurent sonrió inevitablemente mientras dejaba una breve pausa- Necesito alimentarme y me voy a deshacer de este teléfono. Si quieres contactar conmigo, sabes donde encontrarme.

El contrabandista se movió ligeramente, esperando a que la voz del otro lado diera algún signo de vida. Fijó la mirada en el contenedor en llamas, cuyo fuego devoraba el estaño, silicio y cobre que constituía aquella máquina del tiempo. Sabía que podía haber negociado un alto precio por ella, podría habérsela vendido a los Verdaderos Daneses o entregado a Kat, pero en lugar de ello, se había dejado arrastrar por la ira. Tenía que salir de allí cuanto antes.

[Voivoda]

El silencio que siguió a tus palabras era gélido. Era difícil describir la sensación, pero la podías notar en lo más profundo de tu ser. En sí mismo, ese silencio era un peculiar contraste con la flor que tenías delante, que te generaba una agradable calidez. El mismo contraste entre la vida que representaba la planta y la muerte que bañaba esa conversación telefónica cuyos dos participantes vivíais ya fuera de vuestro propio tiempo.

Miras al cielo comprobando que aún mantiene la tonalidad propia de la noche, pero eres consciente de que el tiempo corre en tu contra.

- Supongo que esa contrariedad pone fin a nuestra posible alianza- la voz de Greta era tan gélida como el silencio que había precedido a sus palabras. Un ligero escalofrío recorrió tu cuerpo no-muerto, una reacción instintiva de tu Bestia notando quizá al otro lado de la línea a su homóloga depredadora del Clan Ventrue, que parece olfatear en busca de dar salida a su violencia instintiva incluso aunque físicamente no fuera posible. Tu lista de enemigos crecía un poco más. Anarquistas y Verdaderos Daneses, ibas camino del bingo- Suerte con el dron que te está rastreando.

Greta cuelga sin esperar más respuesta. Vuelves a mirar al cielo. Entiendes ahora cómo te han ido rastreando desde el momento en que has podido salir del párking.

OFF: Para intentar salir sin ser detectado deberías tirar Destreza + Sigilo a dificultad 7. Puedes postear indicando hacia dónde quieres dirigirte y luego ya contestaría yo con la resolución (tendría que hacer por mi parte la tirada de vigilancia). El único modo de que te vieran ahora mismo sería con el dron si es que realmente hay un dron; los agentes que han estado por el callejón no te han detectado.
Siento el retraso para un turno no muy largo, estos días casi no he podido conectarme.

[Pagliacci]

Toda aquella tensión acumulada, la rabia bullendo al otro lado de la línea en la respiración acelerada de Greta, en el silencio de sus labios, rematados por una sentencia no hicieron sino provocarle una carcajada. Malalt pensaba decirle como conseguir otro router y arrojarla sobre los carceleros de Jasper, pero no le había dado tiempo, la rabieta de la ventrue había cortado la comunicación. Tecleó rápidamente un mensaje: "Sé dónde se encuentra un portal y uno de esos dispositivos, aún puedes sacar a tus hombres del otro lado, te ayudaré por un precio. Quiero un asiento en el Natlige. La oferta expira al final de esta noche."

El Toreador guardó su teléfono sabiendo que lo absurdo de su petición provocaría un escándalo en la nazi, pero aquello no era más que otra cortina de humo, quería lanzar a los perros de Greta contra aquella torre por otro motivo muy distinto. Echó un vistazo en derredor y trató de escabullirse de allí cuanto antes posible, tenía que cazar. Pensó en que aquella escalera de incendios llevaría a alguna parte, quizás pudiera entrar en algún edificio y buscar otra salida. Sentía el ansia, el hambre, la sed de sangre anidar en su pecho, pero estaba dándolo todo para seguir en pie en aquella lucha por la supervivencia en la que él era su propio bando.

Se marchó, dejando atrás la oscuridad del callejón y el calor del contenedor en llamas, el olor a plástico y basura quemadas, las flores lavanda nacidas en un rincón olvidado.

[Pagliacci]

Destreza 2 + Sigilo 0 + Punto de fuerza de voluntad.

[Voivoda]

Haz tirada de Caza. La estándar sería Astucia + Supervivencia a dificultad 6, pero según el método que utilices puedes variar la tirada y hacer uso de Fuerza, Destreza, Manipulación...

[Pagliacci]

Haz tirada de Caza. La estándar sería Astucia + Supervivencia a dificultad 6, pero según el método que utilices puedes variar la tirada y hacer uso de Fuerza, Destreza, Manipulación...

Si hay tiempo, había pensado en que Malalt utilizara Presencia para seducir a un grupo y beber sangre de más de una víctima.

[Voivoda]

Sin problema, usaríamos la tirada de Presencia

[Pagliacci]

Carisma 3 + Interpretación 1 + Punto de voluntad (voy a punto por tirada). Bebería 3 puntos de sangre de cada víctima que pudiera atraer hacia mí.

[Voivoda]

- Agnetha, como la cantante de ABBA.

Agnetha tenía una sonrisa juvenil propia de los veintipocos años que podría tener. Teléfono de Apple, ropa de marca, maquillaje no demasiado llamativo, un smartwatch y la ilusión y la ignorancia de tener toda la vida por delante. Su juventud, vitalidad y calidez eran reconfortantes. Agnetha revolvía tus recuerdos, tus emociones humanas cada vez más débiles, tus propias ilusiones tan muertas como tu propio cuerpo. La propia esencia de la Sangre que corría por tus venas te invitaba a perderte en sus historias, sus planes para esa noche con los amigos que esperaban dentro del local a que terminara de fumarse el cigarrillo. Acababa de volver de un año estudiando en Alemania y le quedaban algunas asignaturas para terminar de licenciarse en Química. Agnetha no tenía la marca de la adicción de tus contactos mortales de los últimos años, ni la ambición desmedida de los monstruos no muertos, ni temía a la oscuridad.

Gran error.

Entrecierras los ojos y suspiras intentando que el último aroma del sabor de la Vitae de Agnetha se quede durante una eternidad en tus papilas una vez que llegas al piso que te ha proporcionado Stefan. Por desgracia, ese segundo en el que saboreas la propia vida añorada se difumina y la ceniza de la noche perenne te envuelve de nuevo. La falta de noticias de Kat, la ausencia de Álex y hasta el hecho de que Jasper no haya dado alguna señal de vida acrecientan tu soledad.

Stefan ha debido pasar durante la noche por el piso, ya que te encuentras una nota pegada en la nevera con un ridículo imán de un barco vikingo y la leyenda "Sverige" de los que se llevan los turistas.

"¿También has cabreado a Greta y los suyos? No importa, mañana tenemos que hacer una visita a un inspector de policía. Te paso a recoger en cuanto eches tu siesta"

Miras el papel sin sentir nada especial, con un hastío creciente que se pelea con tu permanente instinto de supervivencia. Estás encerrado en una vida eterna.

Envidias a Agnetha.

Tu móvil vibra cuando empiezas a notar la caricia del sueño diurno. Es el número desconocido que antes ha utilizado Greta. Su mensaje, rozando el final de la noche, es sólo una dirección que al mirar en Google Maps compruebas que es la de la Escuela de Negocios de Copenhague.

Vas sucumbiendo poco a poco al sueño con la máscara de otro tiempo mirándote desde sus ojos vacíos en la mesilla.


-6 puntos de Sangre y -3 de FV en el momento en que despiertas. Tu turno ya sería el inicio de una nueva noche.