Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

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Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#1

Mensaje por Voivoda » 12 Dic 2019, 17:38

- Te precede una buena reputación para ser tan joven.

La figura del doctor Laurensen se recorta de un modo casi pictórico ante el enorme ventanal situado delante de él. Te da la espalda mientras mira hacia el infinito nocturno de Copenhague desde el discreto despacho en el que estáis en el interior de la Capilla de la ciudad, debidamente camuflada a su vez en un edificio de último diseño de una zona poco habitada repleta de ese tipo de edificios de último diseño. Frente a él cae un auténtico diluvio que llena el cristal de millones de pequeñas gotas y que proporciona una agradable banda sonora. Cada cierto tiempo la acción de los relámpagos, algo incómoda para tu vista, ilumina la sala (que está totalmente a oscuras) lo que te permite distinguir que lleva un chaleco oscuro sobre una camisa blanca, un anticuado reloj de bolsillo y unas gafas también un tanto anticuadas. Tu propio Sire te había puesto sobre aviso de la peculiar apariencia del doctor, quien realmente ejerce el liderazgo de la Capilla de Copenhague aunque apenas se expone en público y es, por lo demás, casi un ser anónimo.

Sus palabras te otorgan un soplo de valentía para dejar encima del escritorio la carpeta con tus apuntes y documentos recopilados en las noches pasadas. Tu Sire te había dicho que el doctor era aficionado al papel y ese tipo de documentación antigua y te habías esmerado en presentar lo que habías conseguido desentrañar en ese formato. Al mismo tiempo, luchas contra ti mismo para evitar que el molesto tic que se manifiesta cuando te pones nervioso haga acto de aparición justo en este momento... en el que estás realmente muy nervioso.

Un par de noches antes

Dejas a Arthur dentro del coche, debidamente aparcado en un arcén con los intermitentes puestos en medio del puente de Oresund, prácticamente en el punto exacto en el que Dinamarca y Suecia se tocan. El punto exacto en el que había sido localizado hace algunas noches el cuerpo por el que parecía tan interesada la capilla de Copenhague y por el que tu Sire te había recomendado para hacerte valer en la capital danesa. Durante unos segundos te asomas a la barandilla de la colosal obra de ingeniería. Incluso para quien ha superado la barrera de la muerte, la visión del inmenso océano en la noche es sobrecogedora, más aún cuando en este punto el viento azota con particular fuerza, trayendo consigo minúsculas gotas saladas entremezcladas con hielo puro que parece caer de la noche sobrecogida por una temperatura inferior a cero. A tu izquierda se ve la larga fila de luces de los edificios y rascacielos de Copenhague. A tu derecha, algo más lejos, la línea también de luces que marca la costa de Suecia y la ciudad de Malmö con su peculiar Turning Torso mirando al mar.

Dejas que el viento golpee tu rostro antes de volver al coche y acomodarte en la agradable compañía de tu Ghoul y de la calefacción. Tus ideas están en orden, dispuestas a ser escritas a la vieja usanza para presentar una carpeta de documentación ante la Capilla de Copenhague. Durante tu corta estancia en Malmö has logrado ingeniártelas para tener acceso a la autopsia del cuerpo encontrado en el mismo punto en el que ahora está vuestro coche. Miras el papeleo forense del que no entiendes prácticamente nada. Bueno -piensas- el líder de la Capilla de Copenhague es un médico, él sabrá que hacer con ello.

Mucho más extraño es que en el lugar donde se encontró el cuerpo, en medio del puente, no haya ni el más mínimo rastro. Por buena que fuera la labor de limpieza de la policía científica, no habían pasado tantas noches como para que no quedara el resto de la huella de un neumático, el cristal de algún retrovisor, alguna gota de sangre del muchacho. Nada. Absolutamente nada.

De vuelta a la escena inicial...

- Espero que no me decepciones, tu llegada ha tenido también un coste para nosotros -el doctor se gira, mostrando su rostro con una barba canosa que, a pesar de estar arreglada, le da una apariencia de más edad de la que realmente debía tener en el momento de ser Abrazado. Un latigazo de ansiedad recorre tu cuerpo al escuchar sus palabras. Sabes leer entre líneas lo que significa una frase así dentro del Clan. Hasta donde has podido saber, tu llegada a Copenhague, y tu aceptación en una ciudad particularmente peculiar en cuanto a sus reglas, había obligado a la Capilla a deshacerse de una de sus integrantes, enviada al parecer a un centro de investigación de Estados Unidos. Si no demostraras tu valía, tu prestigio podría quedar reducido a cenizas y los Tremere daneses podían exigir una compensación excusándose en la pérdida de la antigua integrante de la Capilla.

Pero también en caso contrario, eres consciente de que la Pirámide es estricta, pero también pragmática. Si resultabas ser de más utilidad que la compañera de Clan enviada al otro lado del Atlántico... pues así era la vida nocturna, estabas en la escalera correcta. No obstante, tu desconocimiento casi total de las reglas de Copenhague (de las que habías oído hablar en Oslo, aunque sin conocer realmente el funcionamiento interno de la ciudad danesa) te ponía aún más nervioso. Sabes que tu Estatus te precede, pero es un escudo que dura un tiempo si no se le sustenta con cimientos sólidos. No obstante, no dejas entrever ni la más mínima duda.

Exceptuando por el tic nervioso.

Haces como que no te das cuenta de que el doctor Laurensen te observa con poco disimulo cuando aparece. No obstante, señala después a los papeles.

- Los chiquillos de Lars están con este asunto, trabajarás con ellos -realmente había sido Lars Sigurdsson quien había contactado con tu Sire primero y contigo después para facilitar tu llegada a Copenhague. Era algo así como el portavoz de la Capilla, la cara visible del Clan en Dinamarca. De hecho es con él con quien esperabas hablar en un principio, animado por la fama de profesor comprensivo y aún... bastante humano que le precede. Sin embargo, ha sido el doctor Laurensen quien ha decidido recibirte al llegar para instalarte en la Capilla. El mismo doctor que señala la carpeta- ¿Alguna teoría?

OFF: Aunque aún nos quedan detalles por cerrar de tu ficha, particularmente relacionados con los Trasfondos, creo que podemos ir arrancando el prólogo más que nada para que vayas entrando en la ambientación y veas en primera persona un poco cómo es el estilo de la partida. En los prólogos no se gasta Sangre ni realmente hay grandes avances, suelen ser pura interpretación y "aterrizaje" antes de que ya empieces a jugar con tus compañeros de Coterie.
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Vincent Blackhill (Theazlin)

Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#2

Mensaje por Theazlin » 12 Dic 2019, 22:25

Vincent, en pie, a pocos metros del doctor Laurensen, nota su propia intranquilidad recorrerle el cuerpo entero. Mantén la compostura. Es el juego de siempre: primera impresión, él manda, superioridad, inferioridad y establecer las sinergias posteriores. Nada nuevo, Vincent. ¡Controla tu maldita mano, haz el favor! Aprieta la mano derecha que, un instante antes había estado moviendo frenéticamente los dedos como si de un pianista repasando mentalmente una pieza se tratase, y detiene su tic nervioso a costa de un evidente gesto de esfuerzo. Y entonces, segundos después, vuelve a dejar correr sus dedos como si no fuese capaz de contenerlos. En parte es cierto pero hacía tiempo Vincent había llegado a una conclusión: si no puedes controlar un tic que delata que estás nervioso utilízalo a tu favor siempre que puedas. Desde entonces, cuando percibía que alguien podía ser una amenaza en un futuro, dejaba de hacer un esfuerzo por controlar sus manos. Estaba convencido que en una situación tensa no podría evitar que se movieran, aunque fuera un simple momento que, por otro lado, ya le delataría; pero sí podía dejar que los demás vieran su tic y simularlo cuando quisiera que pensaran que estaba nervioso. A veces la existencia es tan sencilla como ver el vaso medio lleno o medio vacío... lamentablemente la mayoría de las veces no es así.

- Varias, de hecho, señor Laurensen, pero todas ellas hipótesis que no han sido puestas a prueba -dice Vincent mientras camina hacia la carpeta pero no hace ademán alguno de abrirla-. Lo primero que llama la atención es la ausencia de cualquier rastro fruto de violencia, no solo en el cuerpo sino en la propia escena. Eso nos indica que el chico debió morir en otro lugar y su cuerpo fue trasladado al puente. La ubicación exacta del cadáver denota una clara intencionalidad lo cual me lleva a pensar que quien sea que haya perpetrado el crimen quiere generar el revuelo que está generando. No solo eso, quiere que haya movimiento entre ambas ciudades. Eso me lleva a la posibilidad de que dicho asesinato sea la excusa para que algún cainita foráneo venga a la ciudad con un buen argumento. Sin ir más lejos, si alguien quisiera que yo estuviera aquí sin levantar sospechas podría haber orquestado algo similar dándome una excusa perfecta para desplazarme sin levantar sospechas.

Vincent es plenamente consciente de que lo que acaba de decir podría sonar casi inculpatorio pero no iba a insultar la inteligencia de su interlocutor ofreciendo explicaciones sobre su total y absoluta desvinculación con el caso. Él era un ejemplo perfectamente aplicable a otros casos.

- Por otro lado cabe destacar algo importante. El cadáver estaba perfectamente colocado en el punto exacto en que el o los asesinos querían. Eso indica que tuvieron tiempo. Llegaron a la escena, pararon su vehículo, colocaron el cadáver y luego se fueron. Eso no se hace en un instante y, en cambio, nadie lo vio y no hay marcas de neumático en el suelo fruto de un frenazo o, más probablemente, una arrancada rápida para no ser vistos. Lo cual me lleva a pensar en lo siguiente: Es un puente transitado o, al menos, lo suficiente como para que sea poco probable que alguien detenga el coche y esté unos minutos manipulando un cadáver y que ningún coche, en ninguna de las dos direcciones, lo vea. Estamos hablando de que más de 20.000 vehículos lo cruzan cada día. Solo hay una manera de que los demás conductores no se fijen en un vehículo parado y una persona o varias haciendo algo, y es que vayan con un vehículo de mantenimiento y hayan cerrado el carril por presuntas labores de conservación o de limpieza. Una vez hecho eso, y si se tiene acceso a las cámaras de tráfico, solo hay que esperar a que dispongas de unos segundos sin circulación para levantar el plástico con el que se había cubierto una parte del suelo, cadáver incluído, subir al vehículo y circular con normalidad.

Mientras explica la última parte, Vincent abre la carpeta y extrae un mapa del puente, con un círculo rojo redondeando el lugar donde se halló el cuerpo. Siguiendo la carretera en ambas direcciones hay una serie de X en azul que marcan varios puntos a lo largo de unos pocos quilómetros. Ninguno de ellos se encuentra justo al lado del escenario del crimen.

- Estas son las cámaras de tráfico de la zona. Haciendo un cálculo sencillo y teniendo en cuenta la velocidad máxima permitida de la vía, teniendo acceso a las dos cámaras anteriores y posteriores al lugar habría sido suficiente para asegurarse el tiempo necesario para abandonar el lugar, por lo que una de las primeras cosas que creo que habría que comprobar es si hay algún rastro de acceso no autorizado a la red de vigilancia de tráfico en los días anteriores al suceso.

Vincent pasa la página y deja a la vista una fotografía del niño asesinado y mientras lo observa no puede dejar de enfurecerse un poco consigo mismo ante el hecho de no sentir la ira ni la tristeza que como mortal habría sentido ante tan horrenda visión. La muerte en vida tenía un precio y la humanidad parecía diluirse, noche a noche, entre las cenizas del tiempo.

- Por otro lado tenemos la elección de la víctima: un niño. Lo primero que pensé al saberlo es que la intención de los asesinos, y permítame que hable en plural pues si se confirman mis teorías sobre cómo consiguieron dejar el cuerpo sin ser vistos ha de tratarse de un grupo, era que hubiera revuelo entre los humanos. Para la mayoría de nosotros que sea un niño no difiere en demasía con que fuera un adulto, pero los humanos se habrían volcado ante un caso así. Si esa era su intención, ¿qué querían conseguir con la atención mediática? ¿Tal vez facilitar una ruptura de la mascarada que después pudiese ser empleada a su favor para eliminar de la ecuación a alguien? Y si no lo han conseguido, ¿es porque en este juego hay alguien más implicado?

Vincen pasa página mientras hace un leve chasquido con la boca. El tic nervioso ha remitido y no es por la fuerza de voluntad de Vincent o por cualquier otra treta social, sino porque cuando se adentra en la investigación y las teorías su mente se abstrae y se deja llevar, dejando tras de sí los nervios, las dudas y el peso de la responsabilidad. Esos compañeros volvían irremediablemente después, pero tenían la deferencia de darle una tregua cuando se entregaba a su labor.
Al pasar la página queda a la vista una serie de datos. Tablas que Vincent ha investigado por Internet.

- Existen multitud de factores que pueden jugar un papel importante en este caso: multitud de empresarios afincados en Copenhage trabajan en empresas en Malmö. Un incidente internacional como este podría complicar una serie de acciones empresariales. ¿Ventrue, tal vez? Podría ser.

Extiende la mano, pasa varias páginas de datos hasta detenerse en una página con una ilustración de un perro cortado por la mitad. Cuando se investiga algo nunca hay que obviar opciones por extrañas que nos puedan parecer.

- Existe un ritual de purificación que se hacía en Grecia y en Roma llamado Lustratio. Las tropas sacrificaban un animal, lo partían por la mitad y una parte era arrojada al mar y la otra quemada en la tierra. La cercanía del mar, en este caso podría ser anecdótica, claro; pero hay un caso concreto de Lustratio que se dio en el ejército Macedonio, el cual cortó por la mitad a un perro y lanzó las dos mitades en direcciones opuestas con el fin de purificar el campo en el que se encontraban -Vincent arruga la nariz en un claro gesto de rechazo y prosigue-. No quiero decir con esto que se haya intentado un Lustratio sino que la historia está repleta de rituales que contemplan el coger algo puro y separar alguna de sus partes como simbolismo de extirpar el mal de la bondad. Y sin duda puede haber algún Hijo de Malkav que pueda ver en ello poesía.

Finalmente Vincent llega a la última parte del informe donde se halla el documento de la autopsia. Un galimatías que, seguro, sería sencillo para el vástago que se alza enfrente.

- Y aquí tenemos el documento de la autopsia. Habría que, si me permite la sugerencia, compararlo con el documento de la autopsia de aquí. En caso de divergencia, tendríamos una nueva pista que seguir.

En cuanto acaba de hablar, consciente a la vez de que hay muchas más hipótesis que plantear y de que quizás se ha excedido en el tiempo, da un paso atrás, coloca las manos detrás de su cuerpo y espera. La eficacia es necesaria pero la paciencia es el sustento del éxito. Y en ese mismo instante, uno de sus dedos empieza a moverse espasmódicamente. He ahí a su compañero del alma que le viene a recordar que enfrente se alza el representante real de su clan en la ciudad, alguien que puede destrozar su vida en un par de noches si no tocaba las teclas adecuadas. Esperaba que, de momento, no fuera desencaminado.

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Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#3

Mensaje por Voivoda » 20 Dic 2019, 20:57

Noches después

Tu impaciencia empieza a hacer algo de mella en ti mientras tratas de equilibrar con esa ansiedad la ola de orgullo y ego apenas disimulado que ha acompañado a las alabanzas de Lars que, en cierta medida, es el portavoz del pensamiento del doctor Laurensen. Tu presentación fue acorde a la fama que te estás construyendo a pulso, aunque precisamente ese proceso de construcción de tu prestigio es un examen constante. Después de tu examen con el doctor Laurensen, y la posterior aceptación e instalación dentro de la Capilla, tuviste la agradable sensación que acompaña al trabajo bien hecho. No obstante, nunca terminas de disfrutar de dicha sensación, ya que pronto te carcome el ansia de saber que tu siguiente paso ha de estar a la misma altura. Examen tras examen.

Sospechas que las esperas de estas noches son también otra prueba más, en este caso a tu paciencia, y empiezas a temer que no puedas convivir mucho más con tu ansiedad. Has podido alimentarte con regularidad, Lars te ha mostrado con detalle tanto la biblioteca con ejemplares más antiguos como la amplia base de datos digitales que hay en la residencia. Has cruzado algunas palabras con Claudia Kaldrup, quien has podido comprobar que puede ser un hueso duro de roer a la hora de establecer algún tipo de lazo dado su carácter un tanto brusco. Pero necesitas empezar a poder moverte por tu cuenta.

No has coincidido aún con Alexander y Birgitte, los chiquillos de Lars y miembros más jóvenes de la Capilla, que serán más que probablemente tus compañeros más cercanos. Su Sire, no obstante, habla maravillas de ellos. No tienes motivo alguno para dudar de sus alabanzas, pero bueno, no dejan de ser sus propios Chiquillos en un Clan en el que la selección de candidatos y la lealtad de los mismos son procedimientos muy estudiados y preparados durante mucho tiempo.

Al menos en estas noches vas atando cabos. Apenas hay rastro alguno en las noticias del hallazgo del puente, quizá escondido por la urgencia informativa que generan otros incidentes como los disturbios en el puerto (con una chica fallecida por disparos de la policía incluida), las redadas en Christiania, las declaraciones explosivas de los Verdaderos Daneses culpando a grupúsculos de extrema izquierda del caos de una ciudad que por lo demás es un ejemplo de convivencia y civilización, así como las amenazas en respuesta de grupos que se mueven sobre todo por la Red y planean, por lo que alardean, todo tipo de actos terroristas contra empresarios y políticos conservadores.

No tienes demasiadas habilidades informáticas, pero un paseo por Bloodspot hace que se incrementen tus preocupaciones. Ya te habían avisado de la existencia de chats en los que, de una manera más o menos sutil, los Vástagos comentaban con cierta naturalidad los rumores e informaciones que circulaban por la ciudad. Internet se había convertido en una especie de Elíseo con barra libre para la Estirpe. Y entre esos comentarios más o menos velados encuentras varias referencias a la llegada de "un extranjero", "un poli noruego o algo así", "un detective para la Iglesia", etc. La "Iglesia" solía ser un eufemismo para referirse sin resultar evidente a la "Capilla", por lo que para bien o para mal tu llegada a la ciudad no ha pasado desapercibida.

OFF: ¿Seguimos teniendo la descripción de tus contactos pendiente, verdad?
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Vincent Blackhill (Theazlin)

Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#4

Mensaje por Theazlin » 21 Dic 2019, 19:18

Es difícil que la gente entienda que uno puede ser esclavo de sí mismo, perpetuando una dinámica autodestructiva en el intento de evitar el dolor. Como si de una maldición propia de los antiguos Griegos se tratara, uno huye en dirección a su miedo sabiendo que con cada zancada, con cada metro recorrido no hace más que alimentar al oscuro monstruo que le amenaza sin poder evitar la aproximación de tan aciago destino.
Nuestro mayor enemigo siempre es nuestra propia mente y los inexistentes futuros que nos crea para que suframos anticipadamente. Piensa Vincent, sentado ante el ordenador. Pero los muros que crea son tan difíciles de escalar. Y, en el fondo, ¿no forman parte de nosotros mismos? En ese momento Vincent cierra el puño con fuera y golpea la mesa con un golpe seco y contundente, muestra de su rabia interior. No soportaba autojustificarse con pensamientos como esos, como si no tuviera alternativa a su forma de pensar. Creer que nuestros miedos nos definen es tomar el camino fácil y decirse a uno mismo que sin ellos serías otra persona cuando en realidad lo único que se hace es enmascarar la verdad: que hay un miedo más profundo a no poder afrontar la realidad y... a fallar en el intento. Y ahí estaba, de nuevo, su monstruo.
Vincent gira la cabeza y se mira directamente en un espejo colgado en una de las paredes de la habitación que la Capilla le había cedido, al menos para los primeros días de estancia en la ciudad. Ve en el rostro que le devuelve la mirada ese aspecto de seriedad y seguridad que erigió hace tanto tiempo. ¿Cuán defraudados se sentirían los demás si supieran la verdad? No pocas veces Vincent piensa que debe dar gracias a que fuera un Tremere y no un hijo de Malkav el que se fijara en él. La inteligencia es un don a veces envenenado que no permite a quien la posee disfrutar de la tranquilidad que reporta el no ver más allá.

Vincent sostiene su rabia y apacigua el impulso de coger el pisapapeles en forma de pirámide (la ausencia de sutileza en el mensaje subliminal de dicha elección le haría dibujar una sonrisa si no estuviera centrado en temas más profundos) y lanzarlo contra el espejo. Un fútil intento de apagar los pensamientos que no le dan tregua.

Aparta la mirada del espejo y la posa sobre la carpeta abierta repleta de informes que se halla sobre la mesa. Se pueden ver una serie de noticias impresas que versan sobre la chica fallecida en las manifestaciones del distrito del puerto, sobre los Verdaderos Daneses y los posibles actos terroristas a conservadores adinerados. Tiempos convulsos. Al igual que las aguas de un lago, cuando están mansas permiten ver con claridad los peces que nadan por el fondo mientras que agitadas forman una cortina a través de la cual nada queda claro. No obstante, con los años había aprendido que, de la misma manera, cuando las aguas están revueltas es más fácil hallar la mano que las agita. No siempre, claro.

Coge el teléfono, busca en su agenda y encuentra el nombre que busca: Sofie Akselsen. Su contacto dentro del Politiken, periódico diario de Copenhague. La conoció hace varios años, en una de sus visitas a la ciudad. Buena reportera con pocos escrúpulos profesionales que necesitaba dinero para cuidar a sus padres, mayores y enfermos. Si a eso le añadías un buen trato por parte de Vincent y generar el contexto adecuado, parecía que hubiese sido ella la que le hubiese vendido información en primera instancia y no él el que se la hubiera comprado. Eso marcaba muchas veces la diferencia.
Buenas noches Sofie. ¿Cómo están tus padres? La última vez que hablamos me comentaste que la última residencia que encontraste parecía la adecuada.
He llegado a la ciudad hace poco y me preguntaba si podríamos vernos.
Espero que estés bien. Un beso.

Cierra la aplicación de mensajes y deja el móvil encima de la mesa. Tal vez ella pueda arrojar algo de luz al respecto. Y mientras espera, Vincent bucea por la red. "Extranjero", "policía", "detective"... Había formas peores para referirse a él. Veremos si en unas noches siguen refiriéndose a mí en los mismo términos. Piensa Vincent mientras cierra el navegador, se apoya en el respaldo de la silla y cierra un instante los ojos. A veces tenía la sensación de estar cansado, agotado de todo, y sentía el deseo de cerrar los ojos, dormir y despertar años más tarde, dejando que sus monstruos pasen hambre y se hagan algo más pequeños.


Offrol: He añadido un contacto en esta escena. Si no te parece correcto, edito. No hay problema.

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Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#5

Mensaje por Voivoda » 25 Dic 2019, 19:42

"Los Vampiros no son animales sociales". Tu Sire siempre subrayaba ese punto a pesar de la insistencia de tus congéneres de interactuar con los mortales, de infiltrarse entre ellos, de conversar con ellos, de aferrarse en cierto modo a sus costumbres y rutinas. Cuando escuchabas a tu Sire sus comparaciones con los tiburones, depredadores que suelen vivir en solitario y que se pelean entre ellos para defender su alimento, siempre te quedabas pensativo. Quizá esa era la verdadera naturaleza de los Vástagos o, al menos, el destino final de una larga (¿eterna?) vida nocturna, pero como mínimo eráis tiburones disfrazados de delfines. La soledad de tu Sire y de sus asuntos quizá le había alejado demasiado del mundo real.

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Porque cuando te rodea, como esta noche, el mundo real, es cuando realmente te sientes a la vez apegado a la sociedad que no has terminado de abandonar al morir y, al mismo tiempo, a tu propia naturaleza nocturna. Cuando estás en un pub como este en el que te ha citado Sofie en Norreport, es cuando realmente te sientes vivo. El local es un antiguo almacén reconvertido en espacio de moda con varias barras, taburetes altos de diseño, distintos espacios más privados con enormes sofás y graffitis artísticos en la pared, muchos de ellos con mensajes políticos. Las luces, neones de distintos colores poco discretos, no tienen sin embargo una gran intensidad lo que permite que haya un ambiente propio de club nocturno. La música, indie escandinavo, apenas es un acompañamiento y para nada una molestia. A tu alrededor hay mucha gente que ha gastado mucho dinero para parecer que en realidad no ha gastado dinero. Peinados supuestamente casuales, ropa de moda pero desgastada, barbas perfectamente recortadas pero más largas de lo que suele ser habitual en un ejecutivo, cuidados vestidos en mujeres que sin embargo son asimétricos, o van acompañados de calzado plano para que nadie ose pensar que es un lugar especialmente pijo. Aunque en la puerta se acumulan coches propios de barrios especialmente pijos. Te pierdes en sus conversaciones, en los olores de sus perfumes, en el aroma de sus bebidas.

Aún con todo eso, es un espacio agradable para actuar como un delfín y dejar al tiburón debajo de la superficie. No eres parte del escenario, pero puedes ser fácilmente un secundario más en todo el entorno. Un camarero de rasgos mestizos, probable padre escandinavo y madre norteafricana (o al revés) te sonríe al verte algo desorientado tras atravesar la puerta del local. Segundos después Sofie te hace una seña para que te sientes junto a ella en una de las barras.
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Vincent Blackhill (Theazlin)

Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#6

Mensaje por Theazlin » 25 Dic 2019, 22:02

Lo cierto era que cuanto más tiempo pasaba más en desacuerdo estaba Vincent con Jacob, su sire. La naturaleza humana, especialmente en sus devenires más oscuros, no se perdía sino que se adaptaba para seguir siendo una piedra angular de la personalidad. En realidad las diferencias entre un humano y un vástago no hacían más que alimentar esa parte intrínseca que nos acompañaba siempre. Añades a la ecuación poder sobre otros, tiempo quizás ilimitado y la sensación de pertenencia a una élite superior y los bajos instintos solo podían hacerse fuertes.

Tiburones y delfines... Piensa Vincent mientras ve, sentado en la parte trasera del taxi que le conduce al local en el que ha quedado con Sofie. Es una distinción demasiado simplista, querido Jacob. El poder que se nos concede con el abrazo no nos hace dejar de ser delfines en el fondo, solo nos otorga unas capacidades que nos permiten liberarnos de las cadenas de la humanidad y dar espacio al tiburón que todos llevamos dentro. Vincent extiende la mano y la posa suavemente en la ventana mientras ve pasar las calles, las luces y los hombres y mujeres que, ajenos al horror que pasea entre ellos cada noche, disfrutan de las horas nocturnas. Ellos también son tiburones en potencia pues lo que nos hace monstruos no es el poder para serlo sino la decisión de emplearlo.

- 78 coronas, señor -dice tranquilamente el taxista al tiempo que detiene el vehículo delante del local que se se anuncia con sus llamativas luces de neón, intentando destacar sobre los demás locales.
Vincent saca un billete de cien coronas y se lo extiende al hombre, que entrado en la cincuentena muestra profundas entradas en un poco poblado cabello cada vez más blanquecino. Los estragos del paso del tiempo al que ellos, por suerte o por desgracia, son ajenos.
- Quédese con el cambio -comenta Vincent mientras se sube el cuello del abrigo negro que lleva y abre la puerta.
- Gracias caballero. Que tenga una buena noche -contesta el taxista mientras, sonriente, baja la visera del conductor y guarda el billete en uno de las pequeñas cavidades que se encuentran entre el espejito y el cierre, justo al lado de la foto de su mujer y sus dos hijos.

Una vez apeado del taxi, Vincent se anuda bien la bufanda alrededor del cuello. Los países fríos eran un fastidio pues mantener la mascarada cuando todo el mundo exhala vaho es un gasto innecesario de sangre o un dolor de cabeza constante que hay que tener en cuenta. Con el tiempo había comprendido que era mucho más sencillo taparse la boca con una bufanda y así evitar situaciones comprometidas.
Mientras el taxi arranca y abandona el lugar, Vincent recorre los pocos metros que le separan del local, abre la puerta y se adentra en la pecera. Sonríe para sí ante la broma que su cerebro ha hecho sobre los delfines y los tiburones a sabiendas de que, en realidad, es muy mala. Son esas bromas que no puede permitirse hacer enfrente de los demás pues no estaría a la altura de la imagen que, con tanto esmero, se ha esforzado en construir. Sus monstruos siempre le acompañan, hasta con su sentido del humor privado.

Una vez dentro de local, y tras la sonrisa efímera del camarero, Vincent se saca la bufanda, el abrigo y la americana. Una camisa blanca de puños y un ajustado chaleco gris refuerzan su elegancia, completada por un pantalón de traje negro y unos zapatos perfectamente lustrados. "La primera impresión es la única que no puede cambiarse" había leído hacía muchos años y era una verdad como un templo. Y entonces ve la señal de Sofie, se encamina hacia allí y toma asiento en uno de los taburetes cercanos.

- Buenas noches, señorita Akselsen. Está usted preciosa, algo que no debería remarcar por ser una constante cada vez que la veo pero que no por ello puedo dejar de destacar -dice Vincent al tiempo que deja las prendas de vestir que porta en la mano sobre sus rodillas.

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Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#7

Mensaje por Voivoda » 26 Dic 2019, 21:05

- A veces suenas un poco anticuado, Vincent -Sofie sonríe al contestarte, rebajando cualquier intención hiriente que en ningún momento han tenido sus palabras. Siempre has valorado que no es una mujer que regale los oídos de nadie. Con naturalidad, sin decir una palabra más alta que otra, incluso con dulzura podrías decir, pero siempre dice lo que piensa, sin espacio ni resquicio para las mentiras o la hipocresía. Además, ciertamente "anticuado" es una irónica definición que probablemente se ajuste a la perfección a la diferencia real de edad que hay entre ella, que es todo vitalidad con su vestido rojo a juego con el color de fuego de su pelo y sus labios, y tu verdadera naturaleza. Su tuteo también hace que parezcas aún más fuera de época con tus modales.

Sofie hace un gesto al camarero para que se acerque, lo que te da unos pocos segundos para pensar cómo salir de la situación tan cotidiana, y a la vez tan embarazosa, de esquivar una bebida en un club nocturno. A pesar de la lejanía que poco a poco sientes con respecto a Jacob, has de reconocer que cuando él te advirtió al principio de tu proceso de aprendizaje sobre que los detalles más nimios y rutinarios pueden ser los más letales para un Vampiro, no le faltaba razón. Ir siempre con la boca tapada para disimular la falta de respiración salvaba uno de esos detalles. Ahora tenías que pensar con rapidez cómo salvar el del camarero. Sofie, lógicamente ignorante de este debate interno, inicia la conversación con total normalidad.

- ¿Qué haces en Copenhague?
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Vincent Blackhill (Theazlin)

Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#8

Mensaje por Theazlin » 26 Dic 2019, 23:12

Vincent le devuelve la sonrisa, afable y tranquila, conocedor de la ausencia de malas intenciones. Razón no le falta a Sofie, la verdad. Ya antes del abrazo solían decirle que era como un abuelo en el cuerpo de un joven, casi como si la época que le hubiera tocado vivir hubiera errado por unas cuantas décadas. "Anticuado" era un adjetivo que aceptaba con cierta complacencia y, sin duda, no era el peor que le habían dedicado.

- Un whisky, por favor. Solo, sin hielo ni agua -El whisky solía ser su elección favorita. Nunca le había entusiasmado como mortal y ahora, como vástago, evidentemente menos, pero no podía negar que le permitía abordar situaciones como aquella con cierta tranquilidad. Los motivos no dejaban de ser mundanos pero en conocerlos radica la ventaja. La primera baza que se juega al pedir un whisky es que es un licor caro, especialmente si lo pides sin hielo o agua pues significa que se pretende catar adecuadamente y se requiere, por lo tanto, una calidad elevada. Eso genera varias cosas: la primera es que se hacen pocas preguntas cuando el dinero corre de mano en mano, y la segunda es que la avaricia es un potente motor para la humanidad así que solían servir un vaso grande propio de whisky pero siempre hasta la mitad. Cuestión de márgenes. Y eso nos lleva al siguiente punto: en mitad de la noche, un vaso medio vacío no llama la atención. Podría dejarlo tal cual y nadie sabría si lo había probado o no.
Claro que, en esa situación, quedaba en el aire el hecho de que tenía una interlocutora pero no era nada que no pudiera remediarse más adelante.

Siempre le había gustado el carácter de Sofie. Era directa, concisa y segura de sí misma. Seguramente le habría impresionado si la hubiera conocido antes de ser abrazado. Es más, pondría la mano en el fuego que se habría sentido incluso intimidado por ella. Es esa confianza en uno mismo la que a veces impone sin necesidad de palabras concretas o furibundas miradas. Solo el aplomo de hacer y decir lo que uno cree. Y Vincent está completamente convencido de que ese carácter le ha servido, sin duda, para llegar donde está ahora mismo. Pero siempre pasaba lo mismo con Sofie. Intentaba llevar la conversación ella, el peso, las riendas. Así se siente segura. No es más que un mecanismo de defensa, como miles que desarrollamos todos. Y me sabe mal, Sofie, pero nuestra relación no va en esa dirección aunque admiro que cada vez que nos vemos lo intentas sin desfallecer. Puede que todos seamos tiburones, pero entre tú y yo, el que realmente huele la sangre soy yo.

- Trabajo. Ya se sabe, todos tenemos que ganarnos la vida. A veces parece que cuanto más trabajas más gastos aparecen a los que tienes quehacer frente -dice Vincent, aludiendo de forma indirecta al vínculo que realmente había entre ambos: él pagaba por información y ella recibía un dinero que, sin duda, necesitaba para poder cuidar de sus padres. Cuando una conversación de pone seria Vincent siempre prefiere, si puede, establecer la dominancia social-. En fin, así es la vida, supongo. El tiempo pasa para todos y nos pasa factura -dice Vincent mientras le dedica una sonrisa de resignación- ¿Y a ti cómo te va en el periódico? ¿Mucho trabajo?

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Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#9

Mensaje por Voivoda » 06 Ene 2020, 22:13

El camarero deja el vaso a una distancia que indica una precisión profesional digna de elogio. Ni lo suficientemente cerca como para que puedas tirarlo con un gesto descuidado, ni tan lejos como para hacer sentir al cliente que se trabaja con prisas y no se atiende con el suficiente cuidado y diligencia. Sin derramar nada y sin marcas de que el vaso haya sido utilizado recientemente. Son pequeños detalles (tu Sire diría que son pequeños detalles por los que realmente no sabe por qué te ha elegido el Clan Tremere y no el Toreador), pero pequeños detalles que mantienen un cierto orden en el mundo, lo que siempre es el paso más básico para contener la ansiedad innata de la condición vampírica (quizá por estos pensamientos te escogió al final el Clan Tremere y no el Toreador).

No prestas más atención al whisky, aunque no deja de resultarte un tanto fascinante que su aroma en otro tiempo tan tentador y agradable ahora genere poco más que la sensación efímera que se puede tener al oler un determinado perfume.

Sofie resopla, visiblemente estresada. Su carácter directo viene acompañado de una vitalidad deliciosa que, sin embargo, suele conducirla siempre a estar en un permanente estado frenético. Es de esas personas a las que le cuesta relajarse o disfrutar simplemente de no hacer nada durante un par de horas.

- Pues... mira, una mierda. Trabajamos como mulas, ¿eso del horario escandinavo? Me río yo del sueño escandinavo, joder, parecemos japoneses o yankees, todo el día produciendo -Sofie habla visiblemente acelerada. Vuelves a pensar que realmente no sabría hacer otra cosa más que estar "todo el día produciendo". De hecho, pronto notas en su voz un tono de pasión profesional. Si pudiera, trabajaría aún más horas de las que trabaja- Una locura. Mira, en el último mes hemos tenido un ataque a un petrolero, tres manifestaciones disueltas con una notable carga de violencia policial, un par de sesiones en el Congreso con palabras demasiado gruesas, una redada de narices cerca de Christiania donde se estaban fumando hasta las raíces de los árboles. ¡Si hasta en un partido de la selección danesa han tenido que intervenir los antidisturbios! ¡Aquí, en Dinamarca! -Sofie se detiene durante un instante, intentando probablemente poner en orden el torbellino de ideas y sensaciones que la apabullan. A veces piensas cómo será capaz de hacer explicar a sus lectores con claridad las cosas que presencia. Su voz, sin embargo, tiene ahora un tono más cansado- Se nos está yendo a la mierda este país, Vincent.
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Vincent Blackhill (Theazlin)

Re: Prólogo (Vincent): Una nueva ciudad

#10

Mensaje por Theazlin » 06 Ene 2020, 22:52

La eficacia es símbolo de entrega, pasión y sacrificio. Piensa Vincent mientras mira el vaso de Whisky, y por un momento le resulta revelador que su mente llegue a la palabra "sacrificio"; revelador de lo que en su interior es una batalla campal que no tiene reflejo alguno en el exterior salvo pequeñas grietas en su estudiada y trabajada actitud.
Le dedica una breve sonrisa al camarero antes de centrar su atención, de nuevo, en Sofie. Ella vive, ella siente, ella saborea cada instante, incluso aquellos que dice que le agobian son instantes sentidos, pasionales en su caso. Y eso es lo que la hace buena en su trabajo, que puede quejarse de él por convenio social pero que seguiría ejerciendo aunque le tocase la lotería o recibiera una más que suculenta herencia. ¿Seguiría yo haciendo lo que hago, aparentando ser lo que aparento si se me presentase la oportunidad de empezar de cero? Lo cierto es que lo dudaba.

Sofie habla y Vincent escucha. Nunca se sabe qué puede decir alguien que no mide sus palabras y, especialmente, alguien que se queja. El traslado social de las frustraciones, tal y como estudió Vincent en psicología, es una de las mayores causas de fuga de información pues se busca la complicidad con el otro, la sensación de no estar solo, de sentirse acompañado en la reivindicación y querido en la desgracia vivida. Con el tiempo Vincent había aprendido a tener paciencia y a buscar la perla de oro entre el barro. A veces había alguna, a veces no.

¿Ataque a un petrolero? ¿Podrían ser intereses Ventrue, tal vez? Vincent agarra el vaso de Whisky y lo mueve circularmente, como si pretendiera airear el preciado licor, para seguidamente dejarlo de nuevo sobre la mesa. Manifestaciones. ¿Sobre qué y a quién le molestan? El resto de puntos de la retahíla de Sofie no parecen tener mayor importancia y la mente de Vincent las aparta rápidamente.

- El mundo entero se está yendo a la mierda, Sofie, no solo este país -comprender, compartir, apoyar... reglas básicas del manual- Atentados, espionaje empresarial, lobbyings de lo más amorales... o asesinatos, Sofie. El mes pasado leí que habían asesinado a dos niños, por el amor de Dios, dos niños. Subir la apuesta y poner el cebo. la psicología humana no era una ciencia exacta pero en muchas ocasiones podía incluso parecerlo. Que se lo digan a Goebbels. ¿Quién en su sano juicio decidiría matar a un niño? Y ahora, el toque de gracia que, además de servir para apartar la atención de una pregunta tan directa tenía como finalidad poner subliminalmente la situación de Sofie sobre la mesa. Perder a unos padres es duro pero al menos es ley de vida pero perder a un hijo... no quiero ni imaginarme lo que debe suponer para una madre.

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