Alexander sigue tenso, pero más relajado por dentro al ver que la conversación continua, aunque por el momento no parecen estar extrayendo mucha información del inspector. No podían irse de allí sin haber exprimido aquella baza, pues para el Tremere aquel vínculo con la policia es de especial importancia, ya que no es sólo una vinculación con la policia mortal, sino con la mismísima Príncipe de la ciudad. Lo escucha con atención, intentando penetrar en aquella maraña de pensamientos y palabras laberínticas que no hacía más que hacerles perder el tiempo y divagar.
<<El asunto del ayuntamiento no parece relacionarlo directamente con el crímen, aunque nuestra sugerencia puede que le haga cambiar de parecer, si no lo ha hecho ya y simplemente quiere que le restemos hierro al asunto. Que hablando de hierro, tengo pendiente aquel artículo sobre hadas en el folklore heleno-turco que... ¡céntrate!>>
Parece que Lindhart comienza a animarse con la visita de los Tremere, pero dándole una vuelta a la intención inicial, siendo ellos los que van a ayudarle a él. Alexander mira a sus compañeros arqueando las cejas, como queriendo decir "preparaos para lo que nos va a pedir", aunque sin pretender dar a entender que había que negarse. Al fin y al cabo, el Griego ya daba por hecho que no iba a ser una conversación donde la información y los recursos fluyeran en una sóla dirección. Al pasar diez segundos, el cainita aprovecha para increpar entre susurros a Vincent:
- Qué coño ha sido lo de antes. Espero que luego nos lo expliques bien y nos sirva de algo, sea lo que sea lo que te ha pasado.
Cuando Lindhart vuelve, tablet en mano, Alexander está ya esperando en la misma posición, sin muestras de haber hecho o dicho nada durante ese breve momento de ausencia. La imagen del sayal ilumina la cara del académico, que sonríe ligeramente y analiza con entusiasmo los detalles de la prenda, que ahora puede ver de una forma más completa y desde diferentes ángulos, fuera del cuerpo del niño. Pese a su contención habitual, cuando se trata de investigar y ahondar en temas históricos las maneras le pierden y la confianza que profesa para con el inspector le da, durante unos segundos, cierta vía libre para soltar alguna información propia:
- Permíteme que te corrija Lindhart, pero no es una capa, es un sayal, una prenda muy habitual en otras épocas de la Historia relacionada con clases humildes. Y no, no encontrásteis etiqueta porque tiene toda la pinta de ser una pieza original o como mínimo tejida con métodos anónimos. Por la poca búsqueda que he podido realizar... no se encuentran modelos similares al alcance del común de los compradores. Su utilización busca decir algo, hay una intención muy preparada en usar concretamente esa prenda y de esa calidad.
Cuando acaba su explosión de sinceridad, medio consciente, medio inconsciente, se calla durante varios segundos, asumiendo las palabras del policía. Sonríe con una mezcla de humor real e ironía.
- ¿Eso que hacemos nosotros? Mmmmm... ¿investigar con todos nuestros recursos al alcance?
Episodio 2. MT Højgaard
Moderador: DarkOsca
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Birgitte Horm (DarkOsca)
Tremere social
Re: Episodio 2. MT Højgaard
Los gallos estaban midiendo la belleza de sus plumajes. Alexander estaba muy lejos de su zona de confort, eso se veía claramente. Vincent parece tener oscuros secretos que tendrá que compartir con sus compañeros, si es que, de verdad, quiere crear una relación de confianza. Lindhart, por el momento ha solicitado ayuda, sin dar nada a cambio. Birgitte, por una vez, se muerde la lengua, todavía no es el momento. Coge la mano de "El Griego", intentando tranquilizarle y sonríe tanto a Vincent como a Lindhart. La sangre no debe llegar al río.
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Vincent Blackhill (Theazlin)
Re: Episodio 2. MT Højgaard
Vincent escucha e intenta prestar atención. Lo intenta realmente pero ese zumbido le está martilleando, casi como si se tratase de una advertencia de algo mucho peor que ni siquiera puede ver a través del rabillo del ojo. No puede evitar mostrarse intranquilo, no lo suficiente para parecer ido pero sí lo justo para aparentar cierto desajuste interno. Su instinto le pide a gritos que mire justo detrás de él, que puede que haya algo bajo la mesa o que si alza la vista verá algo en el techo, pero su ejercicio de autocontrol le ofrece lo suficiente como para no apartar la vista del detective.
Y mientras tanto Alexander habla. Lindhart también. Y se va. y con el también se marcha el zumbido. El silencio ahora casi le marea. Alexander se gira y ¿le habla? Sí, le habla. Vincent apenas entiende lo que dice pero su rostro no es amigable. Sin duda una reprimenda por el espectáculo que estaba dando ¿Podía, acaso, reprochárselo? Vincent asiente mientras intenta aclarar su mente. «¡Joder! ¡Céntrate, Vincent! Es un puto zumbido, solo eso. Ignóralo y sigue adelante. Es importante.» Y justo antes de que Lindhart vuelva a entrar Vincent cierra los ojos y se da unos golpes suaves en las sienes, con ambas manos, intentando aclarar sus pensamientos y sus sentidos.
No hace falta que Vincent abra los ojos para saber que Lindhart vuelve a entrar en la sala. El zumbido le precede y cuando abre los ojos Vincent vuelve a ver esa neblina oscura en los bordes de su visión. Esta vez, no obstante, no le pilla desprevenido. «Puedo soportarlo. Puedo ignorarlo. Puedo ser eficiente a pesar de esto. ¡Joder!» Y esboza una sutil sonrisa mientras aprieta fuertemente ambos puños bajo la mesa.
Sigue el hilo de la conversación pero se pierde muchos detalles. Una parte de su concentración, por irónico que parezca, está centrada en no dar importancia al zumbido, en acallar los temores que le acompañan y en ignorar las manchas negras en su visión. Así que capa, etiquetas, sayal, a mano... Es igual, fuera lo que fuera, en eso él sí que podía ayudar.
- Si-si puedo tener acceso a la prenda, puedo in-intentar ayudar -dice, entrecortadamente, Vincent, sorprendiendo tal vez a los presentes pues parecía ajeno a lo que se estaba diciendo-. No es necesario que la saque de la comisaría. Sé como funcionan estas cosas. Solo necesito poder tocarla en un espacio tranquilo y en silencio.
«¡Y en silencio, cojones! ¡Eso significa sin ti revoloteando cerca!»
Y mientras tanto Alexander habla. Lindhart también. Y se va. y con el también se marcha el zumbido. El silencio ahora casi le marea. Alexander se gira y ¿le habla? Sí, le habla. Vincent apenas entiende lo que dice pero su rostro no es amigable. Sin duda una reprimenda por el espectáculo que estaba dando ¿Podía, acaso, reprochárselo? Vincent asiente mientras intenta aclarar su mente. «¡Joder! ¡Céntrate, Vincent! Es un puto zumbido, solo eso. Ignóralo y sigue adelante. Es importante.» Y justo antes de que Lindhart vuelva a entrar Vincent cierra los ojos y se da unos golpes suaves en las sienes, con ambas manos, intentando aclarar sus pensamientos y sus sentidos.
No hace falta que Vincent abra los ojos para saber que Lindhart vuelve a entrar en la sala. El zumbido le precede y cuando abre los ojos Vincent vuelve a ver esa neblina oscura en los bordes de su visión. Esta vez, no obstante, no le pilla desprevenido. «Puedo soportarlo. Puedo ignorarlo. Puedo ser eficiente a pesar de esto. ¡Joder!» Y esboza una sutil sonrisa mientras aprieta fuertemente ambos puños bajo la mesa.
Sigue el hilo de la conversación pero se pierde muchos detalles. Una parte de su concentración, por irónico que parezca, está centrada en no dar importancia al zumbido, en acallar los temores que le acompañan y en ignorar las manchas negras en su visión. Así que capa, etiquetas, sayal, a mano... Es igual, fuera lo que fuera, en eso él sí que podía ayudar.
- Si-si puedo tener acceso a la prenda, puedo in-intentar ayudar -dice, entrecortadamente, Vincent, sorprendiendo tal vez a los presentes pues parecía ajeno a lo que se estaba diciendo-. No es necesario que la saque de la comisaría. Sé como funcionan estas cosas. Solo necesito poder tocarla en un espacio tranquilo y en silencio.
«¡Y en silencio, cojones! ¡Eso significa sin ti revoloteando cerca!»
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Voivoda
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Re: Episodio 2. MT Højgaard
Lindhart está a punto de contestar a Alexander, y probablemente de un modo mordaz a juzgar por lo poco disimulado del gesto de sus ojos y su boca, cuando Vincent interviene con la voz entrecortada. Alexander y Birgitte miran de refilón a su nuevo compañero. Ella confía en los conocimientos de Alexander como el hilo principal del que tirar, pero esa habilidad que nombra Vincent pone sus pensamientos en marcha. Los dos han oído hablar de esa capacidad, al parecer vinculada a los poderes que la Sangre otorga a quienes conocen los secretos de la Segunda Visión. No obstante, nunca la han visto en un Vástago aparentemente joven. Ni Alexander ni Birgitte se imaginan a Vincent formando parte de algún tipo de ritual mágico (aunque una característica de muchos Tremere es precisamente esa, no aparentar que lo son), pero que tuviera habilidades no tan comunes para el resto del Clan casaba más con que fuera de alguna utilidad para la Capilla de la que formaban parte.
El inspector sonríe a Alexander, dándole a entender que capta la ironía de su respuesta. Ambos saben lo que veladamente insinuaba el policía Malkavian, pero forma parte de la propia esencia del juego nocturno no mostrar las estrategias del juego en los primeros movimientos. Después, el policía os mira alternativamente a los tres, contestando a lo que dice Vincent, pero sin querer centrar en él su atención puesto que el Tremere parece aún desorientado.
- No está aquí, está en la comisaría central... pero sí, supongo que podré facilitaros el acceso -el detective escribe con rapidez en su móvil y deja flotando un enlace en el aire para que lo captéis con vuestros terminales- Está en Polititorvet, al lado del puente de Langebro, no tiene pérdida. Una vez allí, mostrad este enlace en la puerta. Se abrirá una videoconferencia conmigo para que os habilite la entrada... y de paso vea cómo es eso de adivinar cosas tocándolas...- añade con un tono irónico en su voz.
OFF: Freno aquí por si queréis comentar algo más al detective o entre vosotros de camino. Posteriormente, iremos a la escena de la comisaría si vais allí o adonde os lleve vuestro camino si decidís otra cosa.
El inspector sonríe a Alexander, dándole a entender que capta la ironía de su respuesta. Ambos saben lo que veladamente insinuaba el policía Malkavian, pero forma parte de la propia esencia del juego nocturno no mostrar las estrategias del juego en los primeros movimientos. Después, el policía os mira alternativamente a los tres, contestando a lo que dice Vincent, pero sin querer centrar en él su atención puesto que el Tremere parece aún desorientado.
- No está aquí, está en la comisaría central... pero sí, supongo que podré facilitaros el acceso -el detective escribe con rapidez en su móvil y deja flotando un enlace en el aire para que lo captéis con vuestros terminales- Está en Polititorvet, al lado del puente de Langebro, no tiene pérdida. Una vez allí, mostrad este enlace en la puerta. Se abrirá una videoconferencia conmigo para que os habilite la entrada... y de paso vea cómo es eso de adivinar cosas tocándolas...- añade con un tono irónico en su voz.
OFF: Freno aquí por si queréis comentar algo más al detective o entre vosotros de camino. Posteriormente, iremos a la escena de la comisaría si vais allí o adonde os lleve vuestro camino si decidís otra cosa.
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Alexander “El Griego” (PeteryPan)
Académico obsesivo
Re: Episodio 2. MT Højgaard
La sorpresa de la revelación hecha por Vincent atrapa a Alexander, que logra disimularla por los pelos. Los recursos de aquel nuevo integrante temporal son más vastos de lo que podía llegar a imaginar, reflexiona el cainita. Aquello podía suponer una fuente de información importante y la curiosidad del saber siempre arañaba las entrañas del académico, deseoso de indagar, absorber, aprender, ampliar. Él conoce los principios de los dones sensitivos de la Sangre, pero pocas veces ha tenido ocasión de presenciarlos a ciertos niveles; su "tío" era muy reservado y el Clan en general no alardeaba de capacidades.
Sonríe ante la respuesta y las indicaciones de Lindhart, levantándose mientras tanto pues da por finalizada la reunión, temporalmente al menos. Era hora de moverse, no pueden perder ni un minuto en aquellas circunstancias. Alarga la mano hacia el inspector a la vez que acompaña el gesto con unas palabras:
- El árbol bien regado da frutos suficientes para todos, ¿verdad Lindhart? Habrá que seguir regándolo.
Con un guiño da por cerrada la reunión, listo para ver las capacidades de su compañero.
Sonríe ante la respuesta y las indicaciones de Lindhart, levantándose mientras tanto pues da por finalizada la reunión, temporalmente al menos. Era hora de moverse, no pueden perder ni un minuto en aquellas circunstancias. Alarga la mano hacia el inspector a la vez que acompaña el gesto con unas palabras:
- El árbol bien regado da frutos suficientes para todos, ¿verdad Lindhart? Habrá que seguir regándolo.
Con un guiño da por cerrada la reunión, listo para ver las capacidades de su compañero.
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Voivoda
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Re: Episodio 2. MT Højgaard
El frío de la madrugada os golpea de nuevo a todos durante unos segundos al salir de la comisaría. Es una extraña isla iluminada en un bosque de edificios que están prácticamente a oscuras. Entre las moles de hormigón se vislumbra a lo lejos como un hilo de luz el puente de Oresund, otorgando al conjunto una sensación aún más irreal: parece haber más vida por las luces en movimiento que se distinguen a lo lejos en el puente que en el propio vecindario en el que trabaja Lindhart. Quizá precisamente por eso esta comisaría tenga esta precisa ubicación. Es raro que un Vástago deje algo al azar, incluso alguno cuya mente es particularmente más compleja, o está más dañada, como es el caso del inspector de la policía.
El aire fresco os viene bien a todos. Vincent vuelve de nuevo a tener la cabeza totalmente despejada y hace cómo si inspirara ese aire. El gesto no tiene sentido desde el punto de vista de vuestra biología, pero expresa lo que sentís los tres al salir. Alexander y Birgitte también se sienten mejor, más despejados, como si la comisaría estuviera rodeada de una especie de extraña opresión ambiental. No habían sentido el zumbido con la intensidad de Vincent, pero los dos podían presentir que algo no terminaba de ser del todo cotidiano en esa central de la policía.
Alexander sonrió para sí mismo al imaginar desde fuera la imagen de los tres dirigiéndose hacia el coche en esas calles vacías. Los Vástagos que creían que los Tremere se dedicaban a pasar horas y horas con libros dentro de círculos mágicos de sangre y cenizas se llevarían una tremenda decepción con la imagen de este grupo. Quizá por eso el Clan seguía teniendo el aura de respeto misterioso que le rodeaba. Porque hacía creer que sólo se dedicaba a rituales místicos, cuando la realidad es que intentaba medrar en todos los asuntos de importancia como cualquier otro. Birgitte hizo un pequeño repaso a las redes al sentarse ya dentro del vehículo. El nombre de Pilou Munk seguía apareciendo aquí y allá. Iba a ser notablemente difícil salvarle el cuello, metafóricamente hablando, por el escándalo de corrupción. Ese escándalo era la portada de todos los periódicos daneses, por delante incluso de los extendidos disturbios protagonizados por grupos antisistema a lo largo y ancho del país.
Vincent miró a sus compañeros por el espejo retrovisor. Tenían un pequeño trayecto por delante... y una tensa incomodidad dentro del coche.
El aire fresco os viene bien a todos. Vincent vuelve de nuevo a tener la cabeza totalmente despejada y hace cómo si inspirara ese aire. El gesto no tiene sentido desde el punto de vista de vuestra biología, pero expresa lo que sentís los tres al salir. Alexander y Birgitte también se sienten mejor, más despejados, como si la comisaría estuviera rodeada de una especie de extraña opresión ambiental. No habían sentido el zumbido con la intensidad de Vincent, pero los dos podían presentir que algo no terminaba de ser del todo cotidiano en esa central de la policía.
Alexander sonrió para sí mismo al imaginar desde fuera la imagen de los tres dirigiéndose hacia el coche en esas calles vacías. Los Vástagos que creían que los Tremere se dedicaban a pasar horas y horas con libros dentro de círculos mágicos de sangre y cenizas se llevarían una tremenda decepción con la imagen de este grupo. Quizá por eso el Clan seguía teniendo el aura de respeto misterioso que le rodeaba. Porque hacía creer que sólo se dedicaba a rituales místicos, cuando la realidad es que intentaba medrar en todos los asuntos de importancia como cualquier otro. Birgitte hizo un pequeño repaso a las redes al sentarse ya dentro del vehículo. El nombre de Pilou Munk seguía apareciendo aquí y allá. Iba a ser notablemente difícil salvarle el cuello, metafóricamente hablando, por el escándalo de corrupción. Ese escándalo era la portada de todos los periódicos daneses, por delante incluso de los extendidos disturbios protagonizados por grupos antisistema a lo largo y ancho del país.
Vincent miró a sus compañeros por el espejo retrovisor. Tenían un pequeño trayecto por delante... y una tensa incomodidad dentro del coche.
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Birgitte Horm (DarkOsca)
Tremere social
Re: Episodio 2. MT Højgaard
-Bien, parece que tenemos claro el siguiente paso, esto ha salido relativamente bien. Es un buen comienzo. Debemos seguir construyendo con firmeza, con solidez. Munk va a tener muy complicado librarse de esta. Ha cometido demasiados errores. Trataremos su caso más adelante. Por cierto, Vincent, ¿Te encuentras bien? Me ha dado la sensación de que el ambiente agobiante de la comisaría ha influido demasiado en ti. ¿Algo que contarnos?
Birgitte, una vez más rompe el hielo. Birgitte, una vez más, hace preguntas valientes. ¿Estarán sus compañeros en la misma sintonía o seguirán siendo un pozo de secretos? Muchas veces es más difícil tratar con los aliados que con los enemigos. ¿Es producto de esta sociedad o es una maldición cainita? Horm Espera respuestas, con impaciencia, se quita las gafas, aunque las necesite para ver con claridad. Con este gesto quiere dejar claro que ella no lleva ninguna máscara, va de cara.
Birgitte, una vez más rompe el hielo. Birgitte, una vez más, hace preguntas valientes. ¿Estarán sus compañeros en la misma sintonía o seguirán siendo un pozo de secretos? Muchas veces es más difícil tratar con los aliados que con los enemigos. ¿Es producto de esta sociedad o es una maldición cainita? Horm Espera respuestas, con impaciencia, se quita las gafas, aunque las necesite para ver con claridad. Con este gesto quiere dejar claro que ella no lleva ninguna máscara, va de cara.
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Vincent Blackhill (Theazlin)
Re: Episodio 2. MT Højgaard
Vincent se encuentra sentado en la parte posterior del coche y no puede evitar observar a sus hermanos a través del retrovisor. Son ciertamente extraños y, a la vez, curiosamente complementarios. Pocas veces había conocido a un brujo con el carácter de Birgitte. Realmente parece que la chispa de la vida aún anida en ella e intenta hacer fácil lo difícil. Eso, sin duda, en muchas circunstancias es una virtud; una virtud poco valorada, tal vez, pero virtud al fin y al cabo. Vincent no puede dejar de imaginarse el rostro de algún antiguo pretencioso que se topa de frente con una pregunta directa de Birgitte tocando el tema que el tenía previsto sacar al cabo de dos o tres horas de conversación superflua e introductoria.
Eso podía acabar muy mal, claro, pero también podía ser un as en la manga. Aunque no tenía pinta, precisamente, de saber retenerse y aguardar el momento exacto... si lo hiciese entonces sería, en fin, paradójico.
-Sí, me encuentro bien. Ahora sí, al menos -añade Vincent mientras recuerda el maldito zumbido que acompañaba la presencia de Lindhart-. Pero hay algo en ese detective que no me gusta nada. Era como una... -Vincent se lleva la mano al pecho- presión y... una amalgama de cosas que parecen acompañar a Lindhart allá donde él va. Está completamente obsesionado con algo. Entiendo que lo de su familia. Y su obsesión no ha engendrado ira sino que sigue anclado en una profunda tristeza.
«Y hay algo más. ¿Qué era ese zumbido?» Piensa Vincent mientras desvía la mirada y observa por la ventana el transcurrir continuo de los edificios y las luces, las cuales se reflejan en sus ojos que miran sin ver, dejando simplemente pasar las imágenes por su retina.
- ¿Qué sabemos de Lindhart? -dice, de golpe, sin apartar la mirada de un horizonte inexistente y ajeno al hecho de que ha ignorado por completo la última pregunta de su hermana.
Eso podía acabar muy mal, claro, pero también podía ser un as en la manga. Aunque no tenía pinta, precisamente, de saber retenerse y aguardar el momento exacto... si lo hiciese entonces sería, en fin, paradójico.
-Sí, me encuentro bien. Ahora sí, al menos -añade Vincent mientras recuerda el maldito zumbido que acompañaba la presencia de Lindhart-. Pero hay algo en ese detective que no me gusta nada. Era como una... -Vincent se lleva la mano al pecho- presión y... una amalgama de cosas que parecen acompañar a Lindhart allá donde él va. Está completamente obsesionado con algo. Entiendo que lo de su familia. Y su obsesión no ha engendrado ira sino que sigue anclado en una profunda tristeza.
«Y hay algo más. ¿Qué era ese zumbido?» Piensa Vincent mientras desvía la mirada y observa por la ventana el transcurrir continuo de los edificios y las luces, las cuales se reflejan en sus ojos que miran sin ver, dejando simplemente pasar las imágenes por su retina.
- ¿Qué sabemos de Lindhart? -dice, de golpe, sin apartar la mirada de un horizonte inexistente y ajeno al hecho de que ha ignorado por completo la última pregunta de su hermana.
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Alexander “El Griego” (PeteryPan)
Académico obsesivo
Re: Episodio 2. MT Højgaard
Parecía que aquello avanzaba, aunque todavía no las tenía todas consigo. Se movían como un peón en un tablero de ajedrez, cuadrado a cuadrado y en manos de otra voluntad.
Salir de aquella comisaría le despejó la mente. No había sido consciente del embotamiento mental que había sufrido allí dentro. La tristeza de los turnos de noche era contagiosa... y la de Lindhart también. Pobre Lindhart... Escuchó la respiración innecesaria de Vincent y lo entendió. Quizás había sido demasiado duro con él, la presión de estas noches estaba siendo alta y Lindhart podía volver densa cualquier habitación. Él estaba más acostumbrado tras años de relación, pero para alguien que no se lo espera podía ser un macazo. Sus ligeros remordimientos no atravesaron su expresión, que más relajada se mantuvo pétrea hasta que estuvieron dentro del coche. El ronroneo del motor fue como un dulce sonido de liberación. La calle volvía a necesitar su atención y así su cerebro podía divagar tranquilo. Aunque no contaba con que Birgitte estaba con ellos y ello implicaba conversación.
La charla se desarrollaba, casi de forma natural, hacia Lindhart. Sí era verdad que lo había visto más pérdido y apesadumbrado que de costumbre. Y lo que Vincent comentaba...obsesión, tristeza... sí, Lindhart en esencia. Aquel cainita, su nuevo compañero, poseía una sensibilidad especialmente desarrollada. Alexander comenzaba a perfilarlo como un sabueso del Clan, un olisqueador de pistas y de problemas, un activo que resuelve problemas que se enquistan o que suponen un peligro especial para algún superior de la Pirámide. Un pensamiento sobre la Pitia griega le cruzó la mente, imaginándose a una cainita de sentidos hiperdesarrollados y sensibilidad extrema entrando en trance ante los datos que recibía de quién pedía su consejo. Vincent podría ser una Pitia actual, menos destapada, más presionada. Y como olas de un océano mental en continua efervescencia, de las antiguas tierras griegas su mente vinculó el nombre de Lindhart al de su propio padre. Su padre... El puerto... Quizás alguien sabía algo, pues el mar llama al mar y donde haya masas de agua, sean barcos o sean puentes, los marinos acaban escuchando alguna cosa. Y era hora de visitar a su padre; la noche siguiente le haría una visita, el plan habitual.
Salió del ensimismamiento al escuchar la pregunta de Vincent, que escondía cierto tono acusador. Las luces nocturnas se iban sucediendo a medida que el coche avanzaba tranquilamente por la carretera, creando juegos de sombra dentro del coche. Miró por el retrovisor al perfil pensamiento del cainita.
- Es un hijo de Malkav, uno bastante estable y decente para los que puedes llegar a encontrarte de su camada. Un investigador excelente y un cainita de importancia en la ciudad. Su pasado... le sigue persiguiendo. Su familia desapareció sin dejar rastro y cuando eres un investigador de delitos y no eres capaz de encontrar a tu familia... te pasa factura. A mí me ha ayudado en todo lo que le he pedido y lo tengo en gran estima, para que conste.
La última palabra la dijo mirando fijamiento hacia la carretera, sin pretender sonar amenazador, pero sin poder evitar añadir la coletilla.
Salir de aquella comisaría le despejó la mente. No había sido consciente del embotamiento mental que había sufrido allí dentro. La tristeza de los turnos de noche era contagiosa... y la de Lindhart también. Pobre Lindhart... Escuchó la respiración innecesaria de Vincent y lo entendió. Quizás había sido demasiado duro con él, la presión de estas noches estaba siendo alta y Lindhart podía volver densa cualquier habitación. Él estaba más acostumbrado tras años de relación, pero para alguien que no se lo espera podía ser un macazo. Sus ligeros remordimientos no atravesaron su expresión, que más relajada se mantuvo pétrea hasta que estuvieron dentro del coche. El ronroneo del motor fue como un dulce sonido de liberación. La calle volvía a necesitar su atención y así su cerebro podía divagar tranquilo. Aunque no contaba con que Birgitte estaba con ellos y ello implicaba conversación.
La charla se desarrollaba, casi de forma natural, hacia Lindhart. Sí era verdad que lo había visto más pérdido y apesadumbrado que de costumbre. Y lo que Vincent comentaba...obsesión, tristeza... sí, Lindhart en esencia. Aquel cainita, su nuevo compañero, poseía una sensibilidad especialmente desarrollada. Alexander comenzaba a perfilarlo como un sabueso del Clan, un olisqueador de pistas y de problemas, un activo que resuelve problemas que se enquistan o que suponen un peligro especial para algún superior de la Pirámide. Un pensamiento sobre la Pitia griega le cruzó la mente, imaginándose a una cainita de sentidos hiperdesarrollados y sensibilidad extrema entrando en trance ante los datos que recibía de quién pedía su consejo. Vincent podría ser una Pitia actual, menos destapada, más presionada. Y como olas de un océano mental en continua efervescencia, de las antiguas tierras griegas su mente vinculó el nombre de Lindhart al de su propio padre. Su padre... El puerto... Quizás alguien sabía algo, pues el mar llama al mar y donde haya masas de agua, sean barcos o sean puentes, los marinos acaban escuchando alguna cosa. Y era hora de visitar a su padre; la noche siguiente le haría una visita, el plan habitual.
Salió del ensimismamiento al escuchar la pregunta de Vincent, que escondía cierto tono acusador. Las luces nocturnas se iban sucediendo a medida que el coche avanzaba tranquilamente por la carretera, creando juegos de sombra dentro del coche. Miró por el retrovisor al perfil pensamiento del cainita.
- Es un hijo de Malkav, uno bastante estable y decente para los que puedes llegar a encontrarte de su camada. Un investigador excelente y un cainita de importancia en la ciudad. Su pasado... le sigue persiguiendo. Su familia desapareció sin dejar rastro y cuando eres un investigador de delitos y no eres capaz de encontrar a tu familia... te pasa factura. A mí me ha ayudado en todo lo que le he pedido y lo tengo en gran estima, para que conste.
La última palabra la dijo mirando fijamiento hacia la carretera, sin pretender sonar amenazador, pero sin poder evitar añadir la coletilla.
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Re: Episodio 2. MT Højgaard
Cuando lleguéis allí, videollamadme.
Alexander comprueba que el coche queda bien cerrado mientras recuerda las últimas indicaciones de Lindhart mientras los tres os acercáis caminando hacia la estación central de la policía de Copenhague, un imponente edificio situado cerca de uno de los principales canales de la ciudad cuyos alrededores están prácticamente blindados por diversos puntos de control, reforzados en los últimos tiempos en que ciertos grupúsculos anarquistas y antisistema habían escogido a los agentes de policía como algunas de sus víctimas favoritas. El hecho de que el disparo de uno de esos agentes hubiera matado hace algunos días a una chica en una manifestación en el puerto no había ayudado mucho a disipar la tensión.
La conversación sobre Lindhart había ayudado a disminuir la tensión entre los tres. Birgitte sospechaba que Vincent no decía todo cuanto sabía, pero no podía culparle. ¿Qué Tremere no calla más de lo que dice?. Compartía en su fuero interno los mismos pensamientos de Alexander, aunque no los hubieran comentado entre ellos. Aunque la actitud de su nuevo compañero había sido un poco rara en la reunión con el Malkavian, parecía tener algunas capacidades que no eran comunes en el Clan. Vincent por su lado agradecía no estar acompañado de los habituales conspiradores deseosos de ascender en la Pirámide que solían componer buena parte de las Coteries del Clan. Alexander no parecía un historiador al uso, un hechicero entre libros. Se manejaba bien en las conversaciones y se explicaba con claridad mundana, no con soberbia académica. Y Birgitte era inusualmente social y directa, algo muy raro entre los Tremere. Aunque no lo decís en voz alta, los tres llegáis a la conclusión de que conformáis un grupo que aporta más contacto con la noche, con la de verdad, a vuestros superiores místicos. Esa sensación general hace que al llegar hasta el primer control sintáis por primera vez que la esperanza en que podáis formar un grupo cohesionado es mayor que la desconfianza mutua.
Minutos después
- Trabajan conmigo.
La imagen flotante de Lindhart sirve como salvoconducto para que podáis ir pasando por los distintos accesos a pesar de carecer de ninguna placa identificativa. Es evidente que la influencia del Malkavian es considerable, al menos en estos turnos de noche. Algunos le reconocen directamente al ver su rostro en la videollamada, y quienes están obligados a pedirle su número de identificación no hacen más preguntas al comprobar que el código coincide con el que debe figurar en la base de datos. Con todo, el proceso es largo y teméis que el final de la noche se os eche demasiado encima. No vais a tener tiempo para grandes florituras, poco más que para un primer contacto.
Finalmente, una agente vestida de paisano y con el cansancio dibujado en el rostro después de un turno incómodo y probablemente más largo del debido os va guiando por el interior del laberíntico edificio, en donde apenas una cuarta parte del personal trabaja durante la noche, lo que hace que recorráis pasillos y pasillos de oficinas, despachos y laboratorios que están prácticamente vacíos. Hay un penetrante olor a lejía que procede de la limpieza que diversos trabajadores y trabajadoras realizan durante la madrugada. Lindhart permanece como un peculiar rostro flotante y emergente del teléfono de Alexander, lo que le convierte no sólo en salvoconducto para vuestros movimientos, sino también en testigo de lo que vayáis a hacer.
La agente saca un pase electrónico que os franquea el paso a una especie de pulcro almacén de pruebas cuyas luces se encienden de modo automático al entrar vosotros, generando un brillo que rápidamente se autoregula con una luz cálida y agradable. La policía teclea un código en su teléfono y os indica que debéis esperar unos minutos. Poco después aparece otra mujer, de mediana edad y pelo incipientemente canoso, más alta que la media, y vestida con una bata, que os saluda educadamente y se presenta como Ingrid Hammargren. La agente de policía se queda en la puerta y la tal Ingrid cruza unas palabras con Lindhart después de presentarse como la encargada del laboratorio de pruebas durante este turno. Os guía a paso rápido, incluso algo difícil de seguir, por la red de pasillos hasta que se detiene en uno, delante de una especie de pequeño estante archivero y pasa su tarjeta personal por un lector situado en la parte superior. La cajonera se abre, extendiéndose hacia vosotros de un modo que os recuerda vagamente a cómo se abren los depósitos en los que se guardan los cadáveres.
Una luz flotante se dirige hacia vosotros hasta situarse justo encima del cajón abierto y dar así una iluminación cenital directa, lo que os permite observar la capa raída, de tejido duro y grisáceo, que tenía el cuerpo encontrado en el Puente de Oresund. Hammargren hace que se abra un compartimento inferior en el que hay un par de pinzas, unas lupas electrónicas de alta definición y varios pares de guantes.
- Esta es la capa, detective -dice hablándole directamente a Lindhart- No se debe rasgar, manchar o alterar de ninguna manera, sean cuidadosos. Debo recordarles que cualquier daño sobre la prenda podría ser constitutivo de un delito de destrucción de pruebas. -os dice a vosotros con una voz carente de emociones mientras se mantiene a un par de pasos esperando a vuestra inspección.
Alexander comprueba que el coche queda bien cerrado mientras recuerda las últimas indicaciones de Lindhart mientras los tres os acercáis caminando hacia la estación central de la policía de Copenhague, un imponente edificio situado cerca de uno de los principales canales de la ciudad cuyos alrededores están prácticamente blindados por diversos puntos de control, reforzados en los últimos tiempos en que ciertos grupúsculos anarquistas y antisistema habían escogido a los agentes de policía como algunas de sus víctimas favoritas. El hecho de que el disparo de uno de esos agentes hubiera matado hace algunos días a una chica en una manifestación en el puerto no había ayudado mucho a disipar la tensión.
La conversación sobre Lindhart había ayudado a disminuir la tensión entre los tres. Birgitte sospechaba que Vincent no decía todo cuanto sabía, pero no podía culparle. ¿Qué Tremere no calla más de lo que dice?. Compartía en su fuero interno los mismos pensamientos de Alexander, aunque no los hubieran comentado entre ellos. Aunque la actitud de su nuevo compañero había sido un poco rara en la reunión con el Malkavian, parecía tener algunas capacidades que no eran comunes en el Clan. Vincent por su lado agradecía no estar acompañado de los habituales conspiradores deseosos de ascender en la Pirámide que solían componer buena parte de las Coteries del Clan. Alexander no parecía un historiador al uso, un hechicero entre libros. Se manejaba bien en las conversaciones y se explicaba con claridad mundana, no con soberbia académica. Y Birgitte era inusualmente social y directa, algo muy raro entre los Tremere. Aunque no lo decís en voz alta, los tres llegáis a la conclusión de que conformáis un grupo que aporta más contacto con la noche, con la de verdad, a vuestros superiores místicos. Esa sensación general hace que al llegar hasta el primer control sintáis por primera vez que la esperanza en que podáis formar un grupo cohesionado es mayor que la desconfianza mutua.
Minutos después
- Trabajan conmigo.
La imagen flotante de Lindhart sirve como salvoconducto para que podáis ir pasando por los distintos accesos a pesar de carecer de ninguna placa identificativa. Es evidente que la influencia del Malkavian es considerable, al menos en estos turnos de noche. Algunos le reconocen directamente al ver su rostro en la videollamada, y quienes están obligados a pedirle su número de identificación no hacen más preguntas al comprobar que el código coincide con el que debe figurar en la base de datos. Con todo, el proceso es largo y teméis que el final de la noche se os eche demasiado encima. No vais a tener tiempo para grandes florituras, poco más que para un primer contacto.
Finalmente, una agente vestida de paisano y con el cansancio dibujado en el rostro después de un turno incómodo y probablemente más largo del debido os va guiando por el interior del laberíntico edificio, en donde apenas una cuarta parte del personal trabaja durante la noche, lo que hace que recorráis pasillos y pasillos de oficinas, despachos y laboratorios que están prácticamente vacíos. Hay un penetrante olor a lejía que procede de la limpieza que diversos trabajadores y trabajadoras realizan durante la madrugada. Lindhart permanece como un peculiar rostro flotante y emergente del teléfono de Alexander, lo que le convierte no sólo en salvoconducto para vuestros movimientos, sino también en testigo de lo que vayáis a hacer.
La agente saca un pase electrónico que os franquea el paso a una especie de pulcro almacén de pruebas cuyas luces se encienden de modo automático al entrar vosotros, generando un brillo que rápidamente se autoregula con una luz cálida y agradable. La policía teclea un código en su teléfono y os indica que debéis esperar unos minutos. Poco después aparece otra mujer, de mediana edad y pelo incipientemente canoso, más alta que la media, y vestida con una bata, que os saluda educadamente y se presenta como Ingrid Hammargren. La agente de policía se queda en la puerta y la tal Ingrid cruza unas palabras con Lindhart después de presentarse como la encargada del laboratorio de pruebas durante este turno. Os guía a paso rápido, incluso algo difícil de seguir, por la red de pasillos hasta que se detiene en uno, delante de una especie de pequeño estante archivero y pasa su tarjeta personal por un lector situado en la parte superior. La cajonera se abre, extendiéndose hacia vosotros de un modo que os recuerda vagamente a cómo se abren los depósitos en los que se guardan los cadáveres.
Una luz flotante se dirige hacia vosotros hasta situarse justo encima del cajón abierto y dar así una iluminación cenital directa, lo que os permite observar la capa raída, de tejido duro y grisáceo, que tenía el cuerpo encontrado en el Puente de Oresund. Hammargren hace que se abra un compartimento inferior en el que hay un par de pinzas, unas lupas electrónicas de alta definición y varios pares de guantes.
- Esta es la capa, detective -dice hablándole directamente a Lindhart- No se debe rasgar, manchar o alterar de ninguna manera, sean cuidadosos. Debo recordarles que cualquier daño sobre la prenda podría ser constitutivo de un delito de destrucción de pruebas. -os dice a vosotros con una voz carente de emociones mientras se mantiene a un par de pasos esperando a vuestra inspección.
