Episodio 2. Asuntos del Más Allá

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Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#51

Mensaje por Voivoda » 16 May 2020, 20:19

Annelise nota que el tipo iba a decir algo cuando ella ha nombrado al amigo ficticio que esperaban. Pero no le dio tiempo a que dijera nada. Tampoco a que divagara o siquiera a que le dijera su nombre. Annelise podía paciente, encantadora o un animal social. Pero lo que no soportaba era perder el tiempo. De ahí que fuera directa al asunto que le interesaba. Sin mayores sutilezas, camino que habitualmente le solía llevar a acumular información a la par que problemas que resolver. En más de una ocasión esa actitud la había colocado en el centro de un huracán que acababa por desbordarla. Era uno de sus grandes defectos. Pero solía nadar bien en corrientes revueltas. Por eso estaba donde estaba. Por eso tenía el respeto de quien lo tenía. Y lo que pensara el tipo que tenía delante francamente no le importaba lo más mínimo.

- Vaya, así que eso es lo que buscas... -el tono de su voz profunda no esconde una cierta decepción. No obstante, no desvió ni por un momento la mirada de los ojos de Annelise, por lo que ésta era consciente de que tenía su voluntad en sus manos- ¿De verdad quieres ir a la Planta X?. Mira, a lo mejor me meto en donde no me llaman -el hombre mira fijamente a Annelise- pero si necesitas pasta no tienes que ir con esos cerdos. ¿Cuánto necesitas?, ya me lo devolverás -el tipo entiende que por alguna razón preguntar por König es sinónimo de que eres una chica joven que busca dinero rápido de alguna manera probablemente sucia y busca su cartera en su chaqueta.

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El barman dibujó una media sonrisa en el rostro que hizo pensar a Karen que lo mismo todavía había posibilidad de salvación en ese chico. No era el tipo de Sangre que aliviaba su Ansia, y no podía obviar que no dejaba de ser un camarero, pero apuntaba maneras para por lo menos plantearse posibilidades de mayor grandeza, ¿no?. Te hace una seña para que aguardes un instante mientras rebusca rápidamente debajo de la barra. De allí saca algo que no te muestra de primeras, apoyando ligeramente la mano en la que lleva lo que sea que haya sacado en la mano derecha de Karen. La Ventrue entreabre sus dedos y nota cómo el chico deja caer algo parecido a una ficha de casino en la palma de su mano. El barman acerca su rostro al de Karen hasta el punto de que ella puede notar el olor de algún tipo de desodorante. En el segundo que él hace ese gesto, Karen puede notar que el muchacho piensa que lleva la iniciativa, que eres una mujer de mediana edad que se entregaría ansiosa a sus encantos. La cercanía de las venas palpitantes de su cuello son una invitación para que Karen rebaje esos humos de encantador apolíneo, pero eso sólo provocaría un charco de sangre sobre la barra, un escándalo en el local y la necesidad de huir cuanto antes. Así que, por el contrario, Karen asume durante un momento el papel de entregada mujer que se siente sola en la noche mientras el chico susurra en su oído "vete al ascensor que está detrás de la siguiente barra". Después se aleja de nuevo con los aires de quien cree que ha dejado una gran sensación que luego le será agradecida.

Karen sonríe, pero como quien sonríe a una mascota.

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Lars pone sobre la mesa el tercio del precio que pone el proxeneta. Es evidentemente más caro de lo que el servicio costaría en la realidad, pero el Ventrue no estaba de humor para rebajarse además a regatear como un vulgar mercader turco. Quería alejarse de ese grupo y de esos tatuajes cuanto antes y sabía que luego tendría que volver a pagar el precio restante. Había visto este tipo de negocios desde el lado de quien tiene que ponerles fin y sabía que dejar una deuda con gente como esta sólo traía violencia y problemas. Violencia y problemas que no serían seguramente mayores que los que él ahora, una vez superado el velo de la muerte, podría provocarles a esos degenerados... pero tocaba seguir la corriente y mantener la compostura.

La chica escultural coge el brazo de Lars, lo que le hace a este pensar si ella podría notar que debajo de la chaqueta su cuerpo estaba más frío de lo que podría esperarse en un local donde casi podía notarse en el aire el sudor en suspensión de los que se dedicaban a bailar. Lars miró de reojo a la muchacha, sopesando que su Vitae al menos podría ser digna. Había que reconocer que era una chica físicamente espectacular, a la altura de sus propias exigencias. Pero no de las sexuales, ya olvidadas tiempo atrás, sino de las puramente alimenticias.

Cuando Lars se gira, comprueba la situación de sus compañeras. Karen se levanta de la barra para ir sola hacia algún lugar, lo que dispara el sentido de la alerta del Ventrue. El vínculo entre ambos era muy fuerte, como el que tienen dos depredadores criados bajo la protección de la misma madre monstruosa. Annelise mientras tanto hablaba con el tipo negro. Saltaba a la vista, a la vista de alguien con la experiencia de Lars, que el hombre estaba a merced de los gestos, la voz y la mirada de su inteligente chiquilla.

OFF: Podría haber avanzado un poco más con Karen y con Lars, pero prefiero frenar en este punto porque tenéis varias posibilidades de decisión (ir al ascensor, no ir, ir juntos, seguir cada uno por vuestro lado... ) e incluso Annelise podría sumarse o no a alguno. Así que decidid y yo me voy amoldando.
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Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#52

Mensaje por Nyxe » 19 May 2020, 20:25

Annelise se sintió desconcertada por un instante, hasta que cayo en la cuenta de a qué se refería el negro. No se habría notado en su reacción si la Ventrue no hubiese querido. Dado lo que había oido de los König, no le sorprendía que hubiese llegado a aquella conclusión. Pero en lugar de disimular, exageró su confusión haciéndose la ignorante.

-¿Que? ¡No! No es... Espera, ¿crees que..? ¡No! No me refería a... -empezó a decir, como si se le agolparan los pensamientos, mientras su expresión cambiaba rápidamente entre confusa, soprendida, avergonzada u ofendida. Después cogió aire para centrarse, un gesto que todavía le salía de forma natural a pesar de no necesitar respirar, y terminó respondiendo un poco cortada -De verdad, gracias, pero no... no tiene nada que ver con eso.

Annelise tenía la intención de hacerle olvidar la conversación en cuanto le hubiera sacado dónde encontrar a König. "Por cierto, no nos has visto y no has hablado conmigo, te has terminado tu bebida y como te gustó te has pedido otra igual". Pero en aquel momento pensó que tal vez podía sacarle algo más. Hizo como si lo que el negro acababa de decir le hubiese preocupado y le preguntó -¿Por que? ¿Que... clase de persona es König? ¿Que hay en la "Planta X?

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Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#53

Mensaje por Voivoda » 21 May 2020, 21:45

El hombre vuelve a guardar la cartera y parece creer las palabras de Annelise. Su mirada se pierde de nuevo en el hielo de su bebida durante unos segundos antes de girarse hacia su interlocutora.

- En esa planta hay todo cuanto una persona pueda permitirse pagar, independientemente de si es legal o no. Este local está más allá de los limites de la Constitución, por así decir -dice con un susurro mientras apura el alcohol de la copa- ¿Quién soy yo para juzgar lo que necesita cada uno, no? -añade con su voz grave. Por un instante parece que siguiera haciendo cábalas sobre si la joven aparentemente ingenua que tiene delante realmente quiere ir a un lugar como ese- ¿König?, ¿el juez? Es la clase de persona que siempre tiene la razón. Bien porque realmente la tiene o bien porque paga lo bastante bien para que parezca que la tiene.

Annelise comprueba que la mente del hombre es maleable a sus deseos, aunque también percibe que el tipo que tiene delante es un hombre de una voluntad resistente. No parece alguien débil, pero sí alguien que parece resignado, quizá algo deprimido.

La joven Ventrue no le da más importancia. Ha cumplido con su deber y es momento de aprovechar lo que la noche aún pueda dar de sí. Lars pasa por su lado con la joven modelo del brazo, momento que aprovecha Annelise para despedirse del tipo de la barra y, sin seguir directamente a su Sire, ir en su misma dirección. Karen va por delante, y es quien se sitúa primero delante del ascensor. Lars y la chica, que se mantiene callada mirando a los demás, están detrás, mientras que Annelise es la última en el rellano junto a un tipo que lleva pantalones de campana, un camisa con los tres primeros botones abiertos y un bigote de aspecto setentero. Sonríe como si se viera a sí mismo como una especie de leyenda viva y guiña un ojo a Annelise que le observa con absoluto desdén.

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El ascensor está insonorizado y tiene una peculiar banda sonora de chill-out, lo que genera un repentino contraste con respecto a la música tecno estridente de toques árabes de la planta que acabáis de abandonar. Karen se queda mirando los botones sin entender muy bien cómo llegar adónde quiere ir, lo que parece solucionar el hombre de aspecto histriónico. Lleva en la mano una ficha como la de Karen, que sitúa en un lector circular que está junto a los números del panel de control. El ascensor se pone de inmediato en marcha y el hombre se dirige a todos.

- ¿Todos vamos al mismo sitio?. Bien, vamos a divertirnos -mira a Lars- Has elegido bien, tío -añade mirando de arriba abajo sin ningún pudor a su acompañante. Lars se contiene para no estamparle el cráneo contra las puertas del ascensor. La inmortalidad no libra a un Vampiro de las molestas charlas en ese tipo de espacios.

Finalmente, las puertas se abren.

https://www.youtube.com/watch?v=oBr0Qx3bKYg

La música de la Planta X es más agradable y crea un ambiente íntimo de fondo que os acompaña después de salir a un recibidor aún menos iluminado que la planta superior. Apenas unas largas filas de luces de neón, al estilo de la iluminación de la salida de emergencia de un avión, os guían por los pasillos. A vuestra derecha veis unas puertas iluminadas con un color rojizo delante de las que hay un portero de aspecto imponente, con su pinganillo correspondiente y aspecto de no haber hecho grandes amistades desde hace tiempo.

El hombre de los pantalones de campana va directo hacia las puertas con paso seguro, algo teatral. Se nota que no es la primera vez que hace este camino. Karen se fija en sus movimientos, anticipando que le va a dar la pista de cómo llegar por fin al vientre de la bestia de tecno, droga y placeres prohibidos que es el Prins. El hombre utiliza su ficha en un lector situado junto al vigilante, quien asiente sin prestarle más atención. El hombre del bigote se gira hacia vosotros extendiendo los brazos mientras se adentra en la Planta X.

Karen es consciente en ese momento de que podrá pasar... Lars y Annelise sin embargo no tienen el acceso garantizado.
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Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#54

Mensaje por Corso » 23 May 2020, 20:58

Karen observó los aspavientos de aquel bufón estrafalario con una desdeñosa y falsa sonrisa. El anacronismo de su aspecto y sus ademanes exagerados eran más que suficientes, si no para que ellos pasaran desapercibidos, quizá sí para concederles avanzar en un segundo plano de interés a ojos del posible espectador. El hombre, claramente, parecía un payaso de tres al cuarto, pero la Ventrue decidió guardar ciertas reservas sobre ello cuando de forma natural le vio introducir la ficha en el ascensor.

Desde luego, parecía que no era la primera vez que penetraba en la planta más sórdida y prohibida del Prins, seguramente para desgracia de algunas de las habituales niñas colocadas por el alcohol y las drogas que allí iban de fiesta; a juzgar por el comentario que le hizo a Lars y el guiño que le dedicó a Annalise. Si había algo que Karen destetaba era la grosería y cada uno de los poros de la piel de aquel hombre apestaba a ella. Casi deseó que su hermano le arrancara de cuajo el bigote y se lo clavara en la frente allí mismo, como una llamada y recordatorio al decoro y la educación ante seres superiores.

Sin embargo, los tres eran conscientes de que eso, al menos esa noche, no era lo más conveniente y de que, a veces, había que ceder un poco y no dejarse llevar ante la tortura que suponía soportar ciertas actitudes como medio para alcanzar un fin mayor. Así que, la Ventrue mantuvo la serenidad y se limitó a seguir al sucedáneo de Sonny Crockeet de grandes solapas y gafas ahumadas por la oscuridad de aquel pasillo franqueado por neones, con seguridad y sin perderle de vista. Al menos la música ambiental era un poco más tolerable.

Mientras avanzaban hacia la puerta, escrutó al portero que custodiaba la entrada a aquel templo de depravación e imitando a quien la precedía se dispuso a sacar la ficha que el atractivo chico de la barra le había puesto en la mano.

El setentero desapareció adentrándose en el reservado como, seguramente, había hecho numerosas veces; invitándoles a seguir sus pasos. Karen no sabía si la ficha era individual o si aquel que la llevase en la mano podía ir acompañado. Por un momento pensó en que tampoco era muy relevante, pues de una forma u otra habían llegado hasta allí y ni ella, ni Lars, ni Annie escatimarían esfuerzos o habilidades para quedarse afuera. Miró al portero con todo el peso de su carisma y persuasión en los ojos.

- Buenas noches, estos son mis acompañantes. Si nos permite...- no tenía del todo claro la reacción que tendría el hombre así que, le enseñó la ficha antes de pasarla por el lector.

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Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#55

Mensaje por Voivoda » 24 May 2020, 17:26

La cercanía de la ficha de Karen con el lector genera algún tipo de código que hace que el portero asienta de modo automático haciendo un leve gesto con la mano con el que permite su paso a las entrañas del Prins. De inmediato inicia otro gesto con su mano derecha que muestra que tiene intención de interponerse entre Karen y el resto de su Coterie. Por lo que se ve, sólo pasa quien disponga de la ficha. Sin embargo, las palabras de Karen suenan melosas... y decisivas al mismo tiempo. Karen nota el poder de la Vitae en su gesto, en la perfecta entonación de su susurro, en su mirada. El Poder, con mayúsculas, innato a la Sangre superior que corre por sus venas. El Poder, con mayúsculas, al que siempre se han doblegado las mentes débiles. Y así debe seguir siendo hasta el final de los tiempos.

El agente de seguridad detiene su gesto al escuchar a Karen y os franquea el paso a todos.

Lo que os espera al otro lado es la visión de algún círculo infernal de la Divina Comedia traído a la época actual. Escucháis gemidos y gritos, algunos de placer y otros que no lo parecen tanto, enfermizos camareros y camareras abriendo y cerrando puertas de reservados, el olor de todo tipo de sustancias alucinógenas entremezclado con el alcohol servido a raudales. El espacio, debidamente insonorizado, tiene varias barras como el piso superior, pero aquí los reservados lo son realmente, con puertas que en su mayoría están protegidas por un código numérico que hay que señalar en una máquina situada a tal efecto junto a los picaportes.

Cuando os introducís más en este lugar, un holograma se extiende ante vosotros, mostrando una figura masculina con bigote, muy parecida en aspecto a la imagen que se tiene del escritor Edgar Allan Poe, que, a su vez, va desplegando distintos menús flotantes.

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Con una sonrisa permanente os saluda.

Bienvenidos a la planta del Prins donde todos los deseos se hacen realidad. ¿Qué desean? -va señalando distintas opciones- ¿Experiencias en grupo o en solitario?, ¿algún tipo de deseo o fetiche particular?, ¿un viaje de los sentidos?, ¿experiencias paranormales?, ¿conocer sus verdaderos... límites?

OFF: Actualizo con el gasto de FV de hace algunos turnos de Lars y el de Sangre que va unido al uso de Presencia por parte de Karen. Karen tiene -3 Puntos de Sangre, Lars -2 y -1 de FV y Annelise -2 Puntos de Sangre.
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LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#56

Mensaje por Victor_Krugger » 24 May 2020, 19:30

Suelto el fajo de billetes oportuno sobre la mesa, sin decir nada sobre el mero hecho de que me están cobrando de más. Ofrezco mi brazo a aquella sílfide elegida como mi acompañante y espero a que ella lo coja y nos ponemos en marcha.

“Hasta la vista, escoria”. Nos movemos y miro de reojo a la humana: “Parece que la cena está servida”. Observo dónde están mis compañeras y compruebo que Karen se levanta y se pone en movimiento. Por otro lado, me enorgullece ver como el simio gigante está a la merced de los dones de Annie, no esperaba menos.

Si Karen se pone en movimiento quiere decir que ha conseguido algo, la intuición me dice que lo mejor será que la siga. Guío a la rubia en la misma dirección en la que mi hermana se dirige. De camino al ascensor nos cruzamos con un viajero del tiempo, o bien había abierto un portal temporal desde los 70s o a lo mejor era otro miembro de la estirpe. Fuera como fuere, una vez dentro del ascensor tuve que contener mis ganas de liberar al mundo de la existencia de un imbécil como aquel.

Por fin llegamos a la Planta X y el cambio de ambiente musical es de agradecer. A mano derecha tenemos unas puertas que despenden una luz roja dónde un armario empotrado custodia su entrada. Cuando veo que el viajero del tiempo saca una ficha que sirve para entrar, me quedo helado. ¿De dónde ha salido esa ficha?

En lo que tardo en elaborar un plan para poder entrar, Karen, se me adelanta y consigue que el perro guardián nos deje pasar. La miro y sin decir palabra, sonrió maliciosamente. “Gracias Karen por existir”

Traspasamos el umbral y una sinfonía sexual nos recibe. Estático, empiezo a hacer una radiografía hasta que un holograma que representa al mismísimo Edgar Allan Poe nos recibe. Miro a Karen y Annelise frunciendo el ceño.

-¿Qué decis?¿Experiencias en grupo?

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#57

Mensaje por Corso » 25 May 2020, 13:01

Al entrar a aquel templo de pecado mortal, el eco de los alaridos llegó a oídos de Karen como una letanía tiempo ha olvidada. Sus sentidos, agudizados por su condición de vampira, no solo le traían los sonidos casi agónicos que provocaba el éxtasis sexual; el culmen del placer a través de los mismos orgasmos que ella había disfrutado en vida, hacia tanto tiempo. Había más. Casi era palpable el aumento de temperatura provocado por los sudorosos cuerpos encerrados en aquellas salas y que se escapa de los reservados cuando sus puertas se abrían y cerraban, dejando en la atmósfera cierta salazón de olor a semen y fluidos corporales. Algo casi imperceptible al olfato de los mortales que allí dentro se dejaban llevar por sus instintos más primarios, pero que, no obstante, se mezclaban de forma muy sutil con el olor a alcohol, droga y un agradable ambientador que no conseguía enmascarar del todo el hedor a la humanidad más primitiva y libre de ataduras sociales y morales.

La Ventrue sabía que algunos de sus congéneres adolecían aún de tales costumbres y seguían empeñados, inútilmente, en alcanzar la plenitud del placer a base de seguir -o intentar seguir- follando con el rebaño. Qué debilidad y carencia de posición. Qué triste y lamentable.

Era cierto que ella misma acostumbraba, aunque solo en ocasiones especiales, a gozar del roce de la piel contra la piel con algunas de sus víctimas, pero no lo hacia con la pretensión de obtener una recompensa sexual. Karen admiraba la belleza más allá de las pasiones mundanas que esta desataba en las mujeres a las que les concedía el honor de compartir su lecho , incluso le gustaba jugar a la sensualidad con ellas, pero la mayor recompensa y placer siempre, siempre, era la sangre que obtenía de ellas. Y el poder ejercido. Al fin y al cabo, ¿qué eran aquellas mujeres sino racimos de dulces uvas maduras a las que sacarles el jugo? Nada, absolutamente nada. Automáticamente, tras regar con el más cálido y agradable de los caldos su garganta, las desechaba como pasas secas, rancias y sin valor. ¿Acaso podía ser de otra manera?

Observó a aquel hombre ficticio que les brindaba un sin fin de posibilidades, viendo pasar frente a sus ojos una amplia colección de pequeños y sugerentes hologramas de hombres y mujeres en un amplio catálogo de movimientos y posturas sexuales. Un mercado de carne digital que no le interesaba lo más mínimo, pero que seguramente escondía la llave que les diese acceso al juez.

Se esforzó por no hacer ningún gesto del desagrado y asco que le daba estar entre aquella piara de cerdos sudorosos, borrachos y en celo, pues poco más que animales eran a sus ojos; y contestó a su hermano con una falsa media sonrisa que podía servir para aparentar cierto grado de comodidad como recién llegados al lugar.

- No sabría qué decir – les dijo a ambos en voz apenas audible– Por lo que sabemos de König quizá me inclinaría por buscar una sala donde se pueda cumplir el fetiche a ser...dominados por alguien. Aunque me pregunto a qué se refiere nuestro anfitrión con eso de experiencias paranormales y poner los límites de uno a prueba. Desconocemos qué es lo que busca el juez cuando se deja arrastrar hasta aquí. Aunque, quizá, que venga acompañado de su hermana pueda llevarnos a buscar entre las experiencias en grupo. Sea como sea, quizá tengamos más oportunidades si nos separamos, aunque no me convence del todo esa idea.

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#58

Mensaje por Nyxe » 26 May 2020, 02:58

A Annelise se le cayó la máscara cuando entró en el ascensor con Karen y Lars. Puede que el local fuera entretenido, pero a la planta X iba solo como investigadora. La mirada que le lanzó al flipado de las gafas fue absolutamente gélida, y por suerte el tipo no siguió insistiendo.

Al entrar en la Planta X, Annelise ni siquiera se fijó en que su tía de sangre había utilizado uno de sus dones. Le parecía natural que les abrieran las puertas a cualquier sitio, incluso aunque no fuera un lugar que pisarían por propia voluntad. Annelise no criticaría en qué decidiera gastarse el dinero quien lo tuviese, pero aquella clase de vicios le desagradaban. Le parecían demasiado... básicos. Al cruzar el umbral dio gracias por que los vampiros no necesitasen respirar, porque en el aire había cosas aparte del alcohol y las drogas que no le apetecía oler.

Cuando apareció el holograma Annelise se quedó mirandolo un segundo de más. Juraría que había visto a ese actor en una serie. Pero cuando Lars y Karen empezaron a intentar adivinar lo que habría escogido König, solo le salió fruncir el ceño. No conocía de nada al juez, podía haber escogido cualquier opcion e incluso aunque ellos acertaran, no les iban a meter en el mismo reservado que a él -o eso esperaba-. Entonces se dio cuenta de que se habían quedado plantados en mitad de la puerta.

-Ven aquí un momento -le dijo al holograma exagerando sutilmente la vocalización sin darse cuenta. Se dirigió a una esquina un poco apartada y mientras caminaba le murmuró a Lars -Quizá ahora sí que tengas que sacar la placa.

Hasta donde ella sabía, las IAs solían guardar en la memoria a quien se habían encontrado y de qué habían hablado. No era como una cámara de vigilancia, sino que estaba hecho para volver las interacciones mas humanas y evitar las conversaciones de besugos. De nuevo con voz monótona, como se solía dirigir la gente a los reconocedores de voz, le preguntó directamente -Estamos buscando a Thomas König. ¿Sabes donde está? -alzando muy ligeramente la última sílaba de la pregunta.

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Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#59

Mensaje por Voivoda » 30 May 2020, 18:41

Lars se queda algo extrañado al comprobar la determinación de su chiquilla, a la que Karen también mira de reojo. Es cierto que se desenvolvía con naturalidad, pero quizá en ocasiones lo hacía de un modo apresurado, queriendo abarcar mucho en poco tiempo. Quizá fueran las características de los nuevos tiempos, en los que todo parecía estar más acelerado de lo normal. Lars y Karen se miran entre ellos intentando de un modo casi inconsciente tomar una decisión rápida y a la vez casi de modo telepático. Era evidente que no tenían esa capacidad, pero el vínculo entre ambos era lo suficientemente fuerte como para que pudieran intuir qué estaba pensando el otro en ese momento. Y ambos compartían la tendencia a ir deshaciendo los nudos poco a poco.

No así Annelise, que se encuentra frente a frente con el Poe digitalizado, cuya sonrisa se queda congelada al poco de empezar la primera frase.

- No es una información que pueda rev...

No termina de expresarse cuando la IA se difumina y se pierde en miles de píxeles flotantes. Segundos después se acerca por el pasillo un hombre que viste un traje a medida y que lleva algún tipo de dispositivo en su mano izquierda con el que ha desconectado al peculiar portero digital de la Planta X. Rubio, de mediana edad y con gafas, mantiene una mirada desafiante a la que acompaña el cigarrillo que en teoría no podría consumir en un espacio cerrado. Seguramente la menor de las trangresiones de la ley en este lugar.

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El hombre camina despacio hasta situarse frente a los tres, lo que hace que Lars y Karen se junten a Annelise de modo instintivo. Eso obliga a Lars a agarrar con algo más de fuerza a la chica que le acompaña, que se mantiene callada aunque empieza a mostrar síntomas de estar algo nerviosa.

- La primera norma de este lugar -dice mientras apura el cigarrillo que tira después al suelo y apaga con su zapato- es no preguntar por nombres. Pero creo que es la primera vez que vienen, ¿verdad?. Bien, para todo hay una primera vez. Pero antes, díganme quiénes son, si son tan amables. Y no escatimen en detalles, tanto ustedes como yo tenemos todo el tiempo del mundo.

Lars intenta no distraerse con su nueva compañera mortal cuyo brazo nota especialmente tenso, pero tanto para Karen como para Annelise, más empáticas que su compañero, no pasa desapercibida la última frase del hombre que tienen delante y el aviso que incluye sobre vuestra verdadera naturaleza.
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Karen Klausen (Corso)
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Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#60

Mensaje por Corso » 31 May 2020, 12:20

La Ventrue observó desconcertada el impulso de su sobrina y miró a Lars con un deje de sorpresa en los ojos. Annalise solía ser bastante comedida en su comportamiento y aunque les era imposible adivinar dónde estaba el juez, la sorpresiva actuación de su sobrina solo había conseguido disparar la alarma de aquel lugar, a juzgar por lo rápido que aquel cainita vestido de forma impoluta había aparecido. Seguramente había sido un error, pero ante la posible amenaza que aquel hombre pudiese suponer, el vínculo que Karen mantenía con su sobrina y su hermano de sangre hizo que su propia alarma también se disparase.

- Buenas noches, mi nombre es Karen. Un placer conocerle ¿Señor…? –
saludó al hombre, con tranquilidad y firmeza mientras intentaba adivinar si su rostro le era familiar. La manufactura de su traje y su perfecto corte de pelo eran intachables, por lo que Karen intuyó que si no era el propietario de aquel antro al menos sí parecía alguien con quien tratar de forma mucho más directa que con un simple hombrecillo ficticio.

- Intuyo que es un hombre de negocios, o que al menos un hombre que vela por ellos. Así que, permítame que sea directa y concisa. No voy a insultar a su inteligencia diciéndole que la vehemencia de mi joven compañera le ha hecho pronunciar un nombre cualquiera -usted mismo lo acaba de escuchar-, pero lleva razón, es la primera vez que venimos a su local y desconocemos las normas a seguir – dio un elegante y firme paso al frente quedando entre el recién llegado vástago y sus compañeros de coterie; solo unos centímetros por delante de Annie y Lars, pero los suficientes para enfatizar el instinto de protección que sentía para con ellos.

- No obstante – le miró fijamente - sus ojos denotan inteligencia. Así que, supongo que más que saber quiénes somos lo que quiere saber es qué hacemos aquí. Y diría más, si suponemos algún tipo de amenaza o problema para...su negocio y su cliente– el tono de voz de Karen era frío, aunque en modo alguno peyorativo, distante o indicativo de confrontación. Un tono directo, aparentemente respetuoso y que invitaba al diálogo y el acuerdo en perfecta conjunción con unos gestos y maneras cuidadosamente estudiados y desarrollados con amplitud durante mucho tiempo; en el transcurso de incontables situaciones y diversos contextos.

- Créame, no lo somos – siguió, confiriéndole a sus palabras todo el poder de convicción del que era capaz, antes de pasar a darle un cariz pleno de persuasión – Su cliente y nosotros tenemos afinidades comunes e intereses confluentes. Quizá usted pueda llevarnos hasta él o preparar una de sus salas para propiciar un encuentro privado que pueda beneficiarnos a todos, nos impida malgastar tiempo y siga guardando la discreción de la que goza este lugar.

Karen no las tenía todas consigo, pero pensó que era mejor intentar que aquel vástago entendiese que era mejor hacer las cosas dialogando por las buenas. Si aquello no daba resultado siempre les quedaba la acción de seguir la apresurada idea de Annalise y que Lars hiciese lo que mejor se le daba hacer, placa en mano.

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