Episodio 2. Asuntos del Más Allá

Moderadores: Nyxe, Corso, Victor_Krugger

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#41

Mensaje por Corso » 18 Abr 2020, 20:47

El camarero les preguntó si querían tomar algo y Karen intentó parecer estar dudando entre las incontables botellas que había tras él. Obviamente, le daba igual.

- ¿Qué crees que sería apropiado? – preguntó a su sobrina de sangre, dándole su aprobación para que manejase la situación – Sé que nuestros paladares son bastante exigentes, pero lo noche aún es joven - fingió bromear y aparentar estar pasándolo tan bien como el resto de aquella basura.

Su mirada se posó dos segundos sobre el escultural joven tras la barra. Sin duda, representaba el canon de belleza nórdica y casi agradeció que fuese él y no una hermana gemela suya quien les atendiese; lo que podría haber retenido su mirada algunos segundos más de lo que era conveniente.

Mientras dejaba a Annie decidir cómo actuar con el camarero volvió al curso de sus pensamientos. Karen no tenía la capacidad deductiva de Lars y tampoco la desenvoltura de Annalise para lidiar con los tiempos en los que estaba viviendo, pero sí toda una vida nadando en aguas políticas y empresariales, en las que las apariencias, muchas veces, ponían el primer tanto en el marcador.

Había intentado desarrollar un olfato casi infalible al respecto durante toda su vida, separando el grano de la paja entre los tiburones más sangrientos de Copenhague, hasta que en ocasiones, solo con un primer vistazo, sabía quién estaba en lo alto de la escalera y quien se limitaba a sujetarla.

Karen, al ver una botella de akvavit sobre unos estantes de cristal, pensó instintivamente en Anker antes de mirar discretamente a aquella enorme masa de mierda negra. El abogado era capaz de llevar en su muñeca un Rolex valorado en doscientos mil euros sin que nadie en una reunión reparase en él. ¿Por qué? Porque su carisma relucía más que cualquier pretenciosa cadena. Era una de sus mejores posesiones; y eso era algo que no se podía comprar. Al abogado no le hacían falta más adornos, ya se había encargado ella misma de que así fuese.

Porque había cosas que no se compraban, pero otras sí se podían pagar. Como la “lealtad” de la gente; y no solía salir demasiado cuantiosa. A veces, con unos kilates y unos aromas bien mezclados era más que suficiente para borrar toda rastro de dignidad. Por eso, ni el caro perfume ni el lujoso reloj de aquel animal dejaron de parecerle las sortijas que se les regalan a las putas; el negro le daría compasión si su triste vida tuviese algún valor para ella, pero lo que sentía era asco.

Entonces, casi de sopetón, recordó una vieja conversación con Lars en una noche de “fiesta”.

“Si es grande, parece no disfrutar y está bebiendo solo, seguramente esté trabajando. Si es un hortera y tiene pinta de segurata...es muy posible que lo sea”.

Podía equivocarse, pero la posibilidad de que aquel tipo estuviese a sueldo de los König parecía plausible. Se acercó con elegancia hasta Annalise con el pretexto de que la música impedía un tono de voz más bajo, para que solo ella pudiese escuchar lo que iba a decir; y compartió con ella sus elucubraciones antes de sugerirle con un susurro- - ¿Y si le invitamos a una copa?

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#42

Mensaje por Nyxe » 21 Abr 2020, 03:41

-Un mojito -le pidió Annelise automaticamente al camarero, invitando a Karen con los ojos a hacer lo mismo. No era lo que mejor encajaba con la noche, pero en un local caro como ese sin duda iban a tener, aunque no sirviesen muy a menudo. Hacía tiempo que había llegado a la conclusión de que era lo mejor que podía pedir. Antes de su Abrazo le gustaba mucho el vodka con naranja, pero tenía un color muy... naranja. Se notaba cuando despues de una hora aun tenías el vaso entero. Los chupitos eran imposibles, ya que se esperaba que te los acabases tan pronto como te los servían. Pero el mojito tenía color claro y se servía con hielo, a menudo picado. Así que era muy dificil notar cuánto habias bebido. Ademas, a Annelise le gustaba el olor del hielo y la hierbabuena, aunque llevarselo a la boca fuese ahora como tragarse el líquido de un ambientador.

Annelise tambíen se fijó en lo guapo que era el camarero y de repente cayó en algo. Debía de ser la vampiresa que menos idea tenía de ligar de todo Cophenague. Ella no podía cazar así y nunca tuvo que hacer esfuerzos cuando pudo haberle interesado, normalmente eran los demas quienes intentaban acercarse a ella. Annelise suspiró, viendo como el camarero se daba la vuelta. No se le daba mal darse a conocer a la gente, era lo bastante carismática para ello. Pero tratar de hablar con un completo desconocido en una barra, que ni siquiera les había dedicado una mirada... en Dinamarca aquello era demasiado.

Cuando Karen le propuso de invitarle a una copa Annelise frunció el ceño. -¿Las dos? -le preguntó poco convencida. De estar ella sola quizá se habría atrevido, pero estando las dos juntas iba a quedar raro. ¿Y exactamente que se suponía que eran? Las amigas normalmente no se llevaban tanta edad, pero Karen tampoco parecía lo bastante mayor como para ser su tía de verdad (además, ¿quien sale de fiesta con su tía?). Annelise creía que Karen tenía algo pensado cuando le dijo de ir juntas a por el negro, pero si no era el caso, ella tampoco tenía muchas ideas.

-¿Y si una de las dos va a ayudar a Lars? -le preguntó en voz baja, y le echó otro vistazo de reojo al negro si estaría mas cerca de la edad aparente de Karen o de la suya. Le parecía más natural acercarse a alguien solo en la barra si tú estabas sola tambien.

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#43

Mensaje por Victor_Krugger » 22 Abr 2020, 13:57

Asiento con la mirada a Karen. El plan de acción estaba decidido. Paradojas de la vida, la cara del tipo del reservado me sonaba de algo. No sé muy dónde, pero creo que lo he visto en alguna parte. Podía ser que lo hubiese visto en un informe policial, en unas grabaciones, es una foto pinchada en algún tablón de la comisaría o incluso en una rueda de reconocimiento… no estaba del todo seguro.

Me separo de mis compañeras, y en el camino que me separa del reservado me voy fijando en la gente con la que me cruzo. En un primer vistazo compruebo que al menos Karen y yo no desentonábamos tanto. En términos mortales éramos posiblemente un par de abuelos en ese local, pero no así nuestra apariencia. Aquel sitio, pese a su modernidad no me era indiferente*. Había estado toda mi vida rondando por clubs selectos como ese. Distinta música, distinta luz, pero al fin y al cabo las mismas personas que repetían una y otra vez los mismos patrones de conducta. El ser humano es a fin de cuentas un ser de costumbres. La única duda que me albergaba era en qué planta se encontraban las salas dónde cada uno podía dar rienda suelta a sus perversidades.

Llego hasta el reservado, me detengo ante el escalón que separa ese Olimpo del resto de los mortales y sin ningún reparo miro directamente a mi nuevo mejor amigo. No soy un actor, no soy un espía, soy un policía y no doy rodeos.

Era más que probable que aquel ser despreciable no estuviese acostumbrado a que un desconocido le mirase sin tapujos. Sin embargo, y para mi asombro, los únicos que me miran son él y una de sus “amigas”. También podía ser que fuesen los únicos con el intelecto suficiente para detectar la presencia de un ser superior. Cosa que no me extrañaría, viéndolo cómo vestía e incluso por su lenguaje no verbal, yo bien podía representar lo que él aspiraba a ser. Es más que evidente que jamás lo conseguirá, así como un cerdo jamás podrá ser un león, él jamás podrás ser como yo. Simplemente somos especies distintas, los caminos del ácido desoxirribonucleico son inescrutables. A esa distancia puedo comprobar que no se trata de un moro y que sólo sus amigos, o quizá clientes, los son. Me fijo un segundo en la rubia que está sentada en su regazo, hace que se me despierte el apetito. Vuelvo mi mirada hacia él, sus ojos, su acento, su estilo excesivamente hortera… todo en conjunto me dice que tengo delante de mí una rata eslava con un sinfín de tatuajes. No es el primero de su calaña con el que trato así que, a pesar del inmenso asco que me generan tanto él como sus socios, clientes o vete tú a saber qué no me siento quizá tan incómodo como lo hubiese estado al tratar con el negrata de la barra. Tan sólo pido a Odín que esas muchachas, que mancillan su honor con esas sanguijuelas, no sean danesas o que al menos no sean escandinavas.

Le observo y de disparan todas mis alarmas. Y yo que pensaba que con el moreno iba a estar peor. No había reparado en el anillo de su mano derecha, y lo que es peor, en la parte derecha de su cuello, justo debajo de su oreja un tatuaje de una araña. Por un momento llego a dudar si es real, pero para mi suerte veo que es sólo un tatuaje. Sé que es sólo un anillo y no una daga o una espada y que la araña es sólo tinta inyectada bajo la piel de su cuello, pero las fobias son las fobias. Volvía a tener diez años y estaba en el campamento en los bosques de Silkeborg. Aquel día me perdí durante una excursión por el bosque en la que los monitores pretendían enseñarnos a orientarnos con una brújula. Yo no atendí lo suficiente y me perdí en el bosque, tratando de encontrar un sendero me caí en un pequeño pozo, lo suficientemente alto como para no poder salir. Las paredes estaban húmedas y cada vez que trataba de salir resbalaba hasta el fondo. Pasé una noche entera en la oscuridad y humedad de ese agujero. Tuve la mala suerte de compartir confinamiento con una enorme araña. Pasé un miedo atroz, por suerte a la mañana siguiente los monitores me encontraron. Y ahora estoy delante de (presumiblemente) un proxeneta que tenía devoción por mis puntos débiles.

- ¿Quieres algo?

“Sí, arrancarte la piel del cuello de un mordisco y hacer desaparecer ese horrendo tatuaje, puto rusky de mierda…. Venga, va. Es de mentira, es sólo un tatuaje. Un maldito tatuaje…. Joder, pero parece real… pero no es una araña de verdad, Lars. No estás en Silkeborg, estás en una discoteca en el Vesterbro. Tranqui, no pasa nada. Cálmate.” Trato de tranquilizarme y consigo mantener la compostura.

-Parece que eres importante, no he podido evitar fijarme en que estás muy bien acompañado.

“Es de mentira, es de mentira, es sólo un tatuaje, es sólo un tatuaje, es sólo un tatuaje, es sólo un tatuaje…”

-Me gustaría conocer a una de tus amigas. ¿Sería eso posible?

Actúo tratando de estar sereno dentro lo posible de las circunstancias.


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Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#44

Mensaje por Voivoda » 25 Abr 2020, 19:46

El tipo tatuado parece pensárselo durante un segundo en el que su sonrisa parece más una advertencia que una invitación. Lars se imaginaba a sí mismo desde fuera como una especie de estatua de piedra situada delante de esa función teatral de prostitutas, droga y probables cuentas pendientes en países degenerados de los límites de Europa. Si dejaba que su mente fluyese en exceso o si focalizaba su mirada en distintos puntos podría perder el control de sus propios temores. Ni el anillo tenía que ser un problema real, ni la araña iba a saltar del cuello del payaso con pinta a mitad de camino entre proxeneta y estibador que tenía delante. Pero no podía evitar que un temor ancestral se enroscara sobre su Bestia convirtiéndola en una especie de serpiente que diera vueltas sobre su estómago.

Menuda gilipollez.

Lars mantuvo la mirada fija en los ojos claros del tipo. Qué más da que algo diera vueltas sobre su estómago cuando su estómago probablemente pareciera un trozo de cuero reseco.

El hombre vuelve a relajar su gesto, ¿realmente llegó a pensárselo o eran imaginaciones de Lars?, y mira a sus acompañantes, que ahora sí parecen fijarse más en el policía, aunque tampoco tanto como para dejar de lado totalmente sus diversiones inmediatas. Había algo en el tipo de los tatuajes que le hacía... carismático. Quizá su manera de moverse o el hecho que Lars detecta casi de modo instintivo que ejerce en cierto modo de líder de los demás. Lars estaba lejos de sentir ninguna admiración, pero al menos hablaba con el macho alfa del conjunto. Tener que lidiar con un don nadie con pintas de hortera de club ruso podría terminar de sacarle de sus casillas.

- Depende de lo que puedas pagar... y de para qué la quieras. -el tipo, cuya voz es especialmente grave, lo que le seguramente incremente su capacidad de intimidar a aquellos con los que se cruce, deja las palabras en el aire un par de segundos.
------ - 75 coronas.

La voz del camarero con pinta de nadador olímpico despista por un segundo a Annelise y a Karen. Es esta quien toma la determinación de pagar las bebidas en lo que a todas luces lamenta como una pérdida estúpida de dinero. Aprovecha al menos para echar un último vistazo al empleado del local antes de tener que fijarse de nuevo en ese mono con adornos brillantes que tenían al lado. Ya fuera un empleado de seguridad, alguien que por alguna razón estuviera trabajando en mitad de la noche en un sitio como este, un tipo que simplemente estuviera buscando con quien frotar lo que la naturaleza le hubiera otorgado entre las piernas o el típico triste que busca sólo a alguien a quien contarle las bondades de su cuenta corriente, todas las opciones le repugnaban. Sensación que, curiosamente, tenía que admitir que compartía con las que sentía en ocasiones rodeada de tiburones empresariales igual de floridos por fuera y luego vacíos por dentro.

Karen volvió a mirar el mojito y le dio un sorbo. Sabía que tendría que devolverlo un tiempo después, pero le gustaba ese recurso. Su sobrina la observó atónita por un instante, lo que hizo que Karen le guiñara un ojo. Había que mostrar ciertos trucos a veces para que los jóvenes no se subieran a las barbas.

Annelise era más práctica que su tía. Le daba realmente más igual por qué estuviera el tipo allí. Era un recurso potencialmente útil y confiaba en sus propias capacidades para quitárselo de encima si resultaba ser poco más que un sobón con reloj carísimo. No es que tuviera ningún aprecio por gente de otras razas, pero su percepción de su propia ideología estaba menos anclada en los clichés del pasado que la de su Sire y su tía de Sangre. El objetivo era ascender, obtener beneficio, fama, influencia. Manejar la situación, ¿no?. Daba igual si para ello había que aprovecharse de un blanco o de un negro. La política de simplemente eliminar negros de sus antecesores le parecía una pérdida de tiempo y de dinero. La más joven de la Coterie sabía en todo caso de un modo instintivo qué iba a pasar. Había comprobado desde su Abrazo que había algo en ella que despertaba empatía de modo innato en los demás. A veces era un incordio, pero por lo general era un recurso útil. Tarde o temprano, se fijaban en ella, la buscaban como alguien al que tomaban por más ingenuo de lo que realmente era.

Quizá por eso el hombre negro salió de su ensimismamiento y giró el rostro para sonreírla. Tiempo suficiente para comprobar que era un tipo que seguramente había cumplido ya los 40.
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Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#45

Mensaje por Corso » 04 May 2020, 18:43

La Ventrue no podía recordar si fue un plato gourmet o una botella de vino de precio prohibitivo el primer alimento humano que ingirió tras su abrazo, pero si recordaba las consecuencias de averiguar hasta qué punto el organismo de una vampiresa podía saborear, o al menos retener, la comida. Esa misma noche acabó arrodillada, con la piel aún más pálida (si era posible) y abrazada a las faldas de Greta tras vomitar aquello por lo que hasta hacía muy poco había sido capaz de pagar un precio que alimentaría a una familia entera durante un mes.

La imagen de verse mentalmente como una chiquilla recién nacida, bulímica y asustada casi le hizo sonreír un instante mientras le guiñaba el ojo a su atónita “sobrina”. Karen, ahora, tenía mucho más controlado aquel recurso y era capaz de no mostrar si el beber o comer le producía náuseas o asco; llegando a parecer casi un gesto natural.

Era cierto que llegaría un momento en la noche en que tendría que vomitar el contenido de la copa y que, sin duda, iba a tirar 75 coronas por el retrete, pero a veces valía la pena hacerlo con tal de comprobar el gesto y las muecas que aquello le ponía al rostro de sus congéneres.

Volvió a dejar la copa sobre la barra y se percató de que el enorme negro había salido de su letargo para sonreír a la más joven de las dos. Confiaba en Annie, al fin y al cabo estaba más acostumbrada a antros como aquel y, además, tenía que acostumbrarse a tomar la iniciativa en situaciones que no eran muy de su agrado. Así que, Karen dejó que los sucesos se desarrollasen por sí mismos, pues intervenir podría suponer la estampida de aquel orangután que parecía mostrar interés por la joven Sangre Azul. Pobre e ingenuo de él.

Volvió a mirar al adonis nórdico tras la barra con algo más de interés, aunque con la atención repartida en la posible conversación que podía empezar su sobrina con el hortera embellecido de oro, y llamando su atención le invitó a acercarse. Puede que Karen no fuese una jovencita de cuerpo esculpido a base de sesiones de fitness, pero sin duda era una mujer que rezumaba atractivo, carisma y una presencia que podía conseguir que quienes la rodeaban se viesen inclinados a mostrase receptivos con ella si así se lo proponía; era una de los dones que su linaje llevaba escrito en la sangre.

La Ventrue, tras una segundos de escribir en una hoja en blanco de su agenda, la rasgó y le extendió una nota bastante significativa. Evidentemente no había connotaciones sexuales para con él, sin duda ya tenía un buen puñado de aspirantes más afines a su edad y gustos entre los cuerpos de aquel buffet de carne que bailaba en la pista central; pero sí inquiría en los posibles personajes que, más reservadamente, podían estar disfrutando de los placeres sobre los que el Prins tenía fama. Incluso, quizá, de algunos menos convencionales.

“Este nivel está bien, pero seguro que puedes decirme en que parte se está desarrollando la fiesta de verdad” – Cuando el joven levantó la vista se encontró con el bolígrafo de Karen invitándole a escribir una respuesta. Y también con su sugerente, arrebatadora e hipnótica sonrisa de gata de Cheshire.

Podía ser que aquel chico le ofreciese algo de información, al fin y al cabo trabajaba allí; y tampoco tenía mucho que perder por intentarlo, pensó. Mientras esperaba un nuevo trazo en la nota y comprobaba si Annalise le devolvía el gesto a la sonriente bolsa de basura, volvió a coger la copa de mojito y a humedecer sus labios, esta vez sin llegar a beber, pues la idea de pasar el final de la noche enferma no es que fuese muy apetecible; teniendo en cuenta que casi todo allí le producía tanto o más asco que el hecho de saberse vomitando unas horas después.

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#46

Mensaje por Nyxe » 04 May 2020, 20:58

Annelise hizo un leve gesto de sorpresa cuando el camarero le dijo el precio. Para la clase de local en el que estaban se le antojaba barato. Normalmente le daba igual pagar la bebida al precio que fuera, ya que solo pedía una en toda la noche. Pero habiendo llegado a pagar tres cifras por un mojito le llamó la atención lo suficiente como para preguntarse si acaso el local cobraba la entrada -es decir, la contraseña- o si simplemente consideraba que las bebidas no eran su principal fuente de ingresos.

La segunda sorpresa se la llevó al ver a Karen dando un sorbo a la bebida. Casi sintió una una arcada al verlo, lo que hizo que aquel gesto le asombrase todavía mas. A pesar de que solo en invierno estaba despierta a la hora de la cena, aun así había tenido problemas bastantes veces para rehuir la comida sin parecer maleducada. Y no era tan sencillo fingir que te había sentado mal algo cuando lo que ibas a vomitar era sangre.

Y la tercera sorpresa fue ver que aquel hombre era bastante mayor de lo que le había parecido en un principio. Tenía que reconocer el trabajo de gimnasio, pero si se había planteado hacer como que tonteaba con él, tiró aquel plan a la basura. El hombre era bastante mayor que ella aun considerando su edad real. No tenía sentido intentarlo. Estuvo a punto de hacerse a un lado y dejar que fuera Karen la que se acercara a él, pero se dio cuenta de que la sonrisa se la había dedicado a ella. Así que decidió dejar cualquier sutileza de lado. Su sangre le había dado la capacidad de conseguir lo que quisiera de los mortales, no necesitaba andarse con rodeos absurdos. Lo único que necesitaba era una mirada.

-Disculpa -le preguntó devolviéndole una sonrisa algo tímida-. ¿Nos hemos visto antes?

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Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#47

Mensaje por Voivoda » 09 May 2020, 19:35

El hombre negro apura su bebida y mueve la copa de modo que los hielos bailan en ella. Annelise conocía ese tipo de gestos de tíos presuntuosos que pretendían ser más interesantes de lo que eran en realidad. Si estando viva ya le importaban poco los aires de muchos, por bien vestidos que fueran, una vez que realmente estaba muerta le provoca incluso hasta cierta risa ver ese tipo de comportamientos que los mortales mostraban. Particularmente los mortales que no tenían muchos más recursos con los que resultar realmente interesantes.

- No lo creo, la verdad -dice con una voz profunda, casi propia de un actor de doblaje- No creo que nos movamos por los mismos círculos -añade con una amable sonrisa. Lo que Annelise había prejuzgado como un movimiento presuntuoso antes con la copa quizá fuera un primer juicio apresurado. El hombre parece educado, no se apresura cuando habla. No es un matón venido a más- ¿Es tu madre? -dice mirando de reojo a Karen, no tan alto como para que ésta pueda escucharlo, lo que Annelise agradece para sus adentros temiendo que si lo hubiera oído la conversación se hubiera puesto más desagradable.
-------- Karen pierde pronto el interés por el negro, dejándolo en manos de Annelise. Tiene la incómoda sensación de que parece por un momento que hablan de ella, lo que le tienta a recordarle al interlocutor de su sobrina la cantidad de mano de obra que seguro que sigue haciendo falta en campos de algodón en alguna parte... pero confía en las capacidades de Annelise. Una de las razones por las que Lars la escogió es precisamente porque se desenvuelve bien en estas circunstancias sociales. Si las cosas se ponen feas, ya sería momento de utilizar el estilo de la vieja escuela.

El camarero se ha quedado prendado por ella. Karen lo nota al momento. No prendado (todavía) en un sentido más explícito y sexual, pero sí que había logrado centrar totalmente su atención. Karen dominaba de modo natural estos momentos. Para estas situaciones daba igual qué siglo fuera, en qué año estuvieran. Su voz, sus dones naturales, y los no tan naturales cuando era necesario, proyectaban la dosis perfecta de carisma, misterio y liderazgo como para doblegar las capas de precaución de la mayoría de mortales. El barman de porte olímpico sirve un par de copas en el otro extremo de la barra antes de volver hasta las cercanías de Karen y coger el bolígrafo.

Qué buscas exactamente -deja escrito en la nota junto a un icono de una cara guiñando un ojo.

Míralo, qué mono.
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LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#48

Mensaje por Victor_Krugger » 12 May 2020, 00:22

Me alegra ver que al menos hablo con el director del circo y no con uno de los monos de la feria ambulante. Aunque me parece insultante que ponga en entredicho mi solvencia para poder alquilar el cuerpo de una de sus fulanas, lo dejo pasar. Soy pragmático, no necesito enfurecerme cada dos segundos cómo un necio Brujah. Clavo mi mirada sobre las pupilas de aquel aspirante a Max Cady, mantengo el silencio durante unos segundos si apenas inmutarme, ni si quiera muevo el rabillo del ojo hacia el resto. Estamos solos, él y yo. La chusma putera que lo acompaña no merece si quiera que los mire. El tipo no me da miedo, ya he tratado con muchos cómo él. Puede que la visión de la araña de su cuello siga incomodándome, pero no lo suficiente como para no poder ponerle en su sitio si la cosa se pone fea. Es el macho alfa de la manada, pero sin su manada, no es nada.

-No tengo problemas de liquidez, si es eso lo que te preocupa. Si fuera así no estaría en un lugar cómo este. - Cuando hablo dejo que mi voz cálida penetre en sus oídos, aunque, tampoco es que trate de que piense que quiero que seamos amigos. Con mi tono severo, sin llegar a ser hostil, le dejo claro que no soy un pringao al que puede timar. - Y por la chica no te preocupes, te la devolveré de una pieza. Lo único que quiero es pasar un buen rato con la rubia. Prometo no hacerla daño, sólo haremos hasta dónde ella esté dispuesta a llegar. Quiero un completo con francés, nada de sado y puede que algo de griego. Bueno, ¿qué me dices? ¿cuánto por una hora?

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#49

Mensaje por Corso » 12 May 2020, 18:09

La Ventrue aprovechó que el chico estaba sirviendo copas en la otra parte de la barra para prestar un poco de atención al inicio de la conversación entre su sobrina y el mandingo. Sintió un pequeño soplo en la nuca, como si sin pretenderlo se viese interpelada entre ambos. Conocía aquella sensación, pero fue algo tan fugaz que no le dio demasiada importancia. Primero, porque consideraba que sería una grosería inmiscuirse en una situación que, sin duda, su sobrina sabría manejar por sí misma.

Y, segundo, porque aquel adonis nórdico acababa de volver junto a ella y tomado el bolígrafo; mostrando, si no fascinación, sí cierto grado de encantamiento para con ella. Como debía ser, pensó, satisfecha.

La respuesta de Karen a aquel guiño fue, primero, una sonrisa. Una sonrisa, que fácil ¿No? Pero no lo era. Al menos, no, si se intenta esgrimir como un estilete que abra la guardia de a quien va dirigida demostrando empatía, mientras sirve de enroque para encerrar los verdaderos intereses de uno mismo. Puede que Karen no fuese buena investigando y puede que se sintiese bastante fuera de lugar allí dentro, pero había dedicado mucho tiempo a desarrollar tales artes, primero por sí misma y luego junto a Greta, hasta conseguir, socialmente, ser capaz de desenvolverse como el vórtice de un torbellino al que dejarse arrastrar.

- Busco el reservado en el que la gente importante, la importante de verdad en esta ciudad, viene a divertirse, querido. Seguro que has visto a más de un juez, político o gran empresario por aquí, alguna vez, con ganas de satisfacer sus gustos...menos convencionales. Incluso, alguno de ellos puede que sea conocido mío. O quizá, tú mismo seas una de esas apetencias selectas – apenas fue un suave susurro solo audible para el chico. Karen ladeó la cabeza con elegancia, con los grados justos para pedir una respuesta que le mostrase la dirección adecuada mientras cogía la cucharilla de la copa con suavidad, moviendo en pequeños círculos las hojas de menta del mojito. Después bajó un poco aquella mirada profunda hacia el papel, animando al muchacho a volver a escribir; haciéndole sentir, falsamente y por unos segundos, ser parte de un delicioso juego de secretos.

Una sonrisa, un par de gestos, un mero tono de voz.

Tan fácil. Tan complicado. Al fin y al cabo, se llamase Prins o tuviese cualquier otro nombre aquella mujer tenía algo que decía que no era una de las abejas que bebía y bailaba en la pista central junto al resto de obreras, sino una abeja reina buscando el lugar que le correspondía: el corazón de aquella colmena.

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 2. Asuntos del Más Allá

#50

Mensaje por Nyxe » 13 May 2020, 13:03

-Ah, disculpa entonces, me recordabas a alguien -dijo Annelise. No creía que la conversación fuese a quedarse ahí, y efectívamente no lo hizo la pregunta le sorpredió. -¡Que vaaaaaaaa...! -dijo, echando la cabeza hacia atrás y exagerando la sorpresa de forma obvia. -Aunque gracias -dijo, fingiendo algo de corte. Le asaltó una pizca de nerviosismo. Ya había pensado que la diferencia de edad aparente entre ambas podía resultar algo extraña, y aquel hombre se lo confirmaba. -No, para nada, es mi prima -improvisó-. Habíamos quedado aquí con un amigo suyo, pero no le encontramos.

-¿Tu sueles venir por aquí?- Le preguntó de la forma más encantadora que pudo, pero tan pronto como el negro dirigió sus ojos a ella, Annelise cambió el gesto y concentró toda su voluntad en su mirada. -¿Sabes donde puede estar Thomas König?

La Dominación no era muy sutil, pero poco importaba. De todas maneras no iba a recordarlo.

Cerrado

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