Episodio 5. 22 de marzo de 1945

Moderadores: Nyxe, Corso, Victor_Krugger

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#11

Mensaje por Victor_Krugger » 05 May 2021, 23:45

"Puto nazi". El rugido de su bestia espoleo el dedo que apretó el gatillo. Lars, al ver el camión con la esvástica había supuesto que Copenhague se encontraba bajo el dominio del Eje. Y por ello, se había confiado pensando que la cara cortada era un aliado nazi. Sin embargo, había errado en sus suposiciones. Acaba de aprender que en ese espacio tiempo todos los gatos eran pardos y que no podía fiarse ni de su sombra. Apretó el gatillo mientras su voz interpelaba una respuesta ante el insulto de aquel sucio izquierdista.

- ¡Puto folla judíos!

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#12

Mensaje por Corso » 06 May 2021, 18:52

A veces las cosas sucedían así de rápido, sin darle a una la posibilidad de recurrir a algo más que el instinto. Karen, durante toda su vida - y su no vida - había demostrado tener un carácter analítico y paciente, capaz de sumirla durante meses, si no años, en una especie de letárgico estado de espera para con aquello que se proponía si el resultado final así lo requería; pero también había comprobado que había un buen número de ocasiones en las que, sin poder influir de ninguna manera, las cosas, simplemente, se disparaban...

La detonación del arma de Lars taladró su cabeza como un martillo mecánico. La Ventrue, en un acto reflejo, parpadeó de sorpresa y temor, y casi sin tiempo para reaccionar a la carrera de Annelise dio medio paso al lado, intentando apartarse del arma que la estaba amenazando. Sensorialmente, los estímulos que circundaban a su bestia aumentaban a cada segundo, pero el depredador que llevaba dentro la enardeció para tomar parte en la disputa.

Las ideologías y las inclinaciones políticas cayeron a plomo en ese momento; las banderas habían sido incendiadas; y cualquier punto de acuerdo entre ambas partes pertenecía a dos líneas paralelas e infinitas. Solo el palpitar de los corazones de aquellos humanos y la sangre que bombeaban resonaban en su mente, y ambas cosas difuminaron la marca fronteriza que separaba la razón del instinto de supervivencia.

Los músculos de la sangre azul se tensaron, y sus dedos se arquearon hasta quedar curvados y rígidos, como los de las garras de un animal. No tardó mucho más en quedar frente a frente a quien la estaba apuntando, intentando traspasar con una mirada glacial las defensas de su consciencia mortal; y encomiándose al poder de su vitae, descargó sobre el hombre la única arma de la que disponía en ese momento: el peso de la regia autoridad milenaria con la que su linaje era capaz de manejar a su antojo al rebaño.

- ¡Quieto, suéltala! ¡Ya!- le ordenó, en un tono que no admitía discusión, con un convencimiento y tono de mando que, esperaba, sirviese para convertir su ánimo en simple y blanda arcilla que poder moldear.


Off: Por si cabe a la duda, Karen utiliza dominación.

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Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#13

Mensaje por Voivoda » 07 May 2021, 19:51

Annelise evitó por los pelos caer escaleras abajo justo en el borde del tramo que desciende a la planta inferior. Nota cómo su Bestia está a flor de piel en una sensación salvaje, primitiva, alejada en cierto modo de su racional forma de ser, que la asusta y excita al mismo tiempo. Nota cómo fluye la Vitae por sus músculos, llenándola de una vitalidad antinatural, convirtiéndola más en un ser sobrenatural que en una humana enardecida. La emoción, semejante a un chute repentino de adrenalina, le hace sentir la punzada del Hambre al mismo tiempo que siente una libertad salvaje que es adictiva. Es tal el chute repentino de desenfreno, que tropieza y está a punto de irse escaleras abajo, deteniéndose a centímetros del desastre.

- ¡Mierda! ¡Joder!

Casi puede notar sus colmillos asomando como dos cuchillas al comprobar que el tipo que escapa le lleva una ventaja que le puede hacer inalcanzable. Annelise tiene décimas de segundo para decidir si quiere aprovechar el chute sanguíneo e intentar atraparlo de todos modos o si solucionar la escena que parecía estar empeorando a su espalda, sobre todo después de escuchar la detonación de un arma...

... la detonación dibuja un perfecto agujero en la carne blanda de la mejilla izquierda del imbécil impuro que Lars tiene delante. El policía chasquea la lengua un tanto contrariado, ya que el disparo era francamente mejorable considerando la escasa distancia que le separa del probable anarquista, comunista, judío o chusma infecta que había entrado en la habitación. Aún así, el Ventrue sabía que contaba aún con unas décimas de segundo de ventaja y al comprobar que su hermana seguía de una pieza... y al sentir como un vórtice de atracción el peso del carisma de Karen, intuía que ella también tenía su parte bajo control. Lars sopesó sus posibilidades. Aún tenía la opción de otro disparo antes de tener que recargar el arma y el idiota de delante bastante tenía con mantener la mejilla en su sitio después de que el impacto de las balas le hubiera hecho retroceder la cabeza durante un instante hasta el límite de flexibilidad de sus cervicales. Lars dio por hecho que su enemigo no era un simple mortal. Intuía que no iba a perder el tiempo en intentar recuperar su arma encasquillada, por lo que supuso que intentaría hacerle frente con algún tipo de maniobra de derribo, un cabezazo o algo semejante.

Pero Lars tenía ventaja y el dedo aún en el gatillo mientras el calor que emanaba de su pistola era como el de la mano de una madre.

Karen pudo escuchar al mismo tiempo casi la detonación, la carrera y los improperios de Annelise pasando por su lado como una exhalación, el desagradable sonido del cuello del que había entrado en la habitación torciéndose hacia atrás mientras las balas de Lars impactaban en su rostro... y el sonido de la pistola del tipo que tenía delante cayendo al suelo con un ligero rebote justo a sus pies. Clinc, clinc.
El tipo se había quedado despistado primero por la voz de Annelise, que incluso en su carrera desprendía la autoridad propia de la regia Sangre que corría por sus venas... y había perdido toda voluntad al escuchar la de Karen. La Ventrue sentía una interminable sangre fría en su voluntad y en sus venas. Era una reina, una comandante, una emperatriz. No le perturbaban las balas o el estrés de la escena. Delante tenía a un infraser, un sub-humano, un montón de carne y huesos indigno siquiera de compartir con ella ese pasillo de mierda. Y que encima había osado apuntarla con un arma. Su mirada era semejante a la de una rana, a los ojos vacíos de un cordero ya muerto.

Podía oler el terror en el fondo de su alma. Y su Bestia lo disfrutaba.


OFF
Karen -2 Puntos de Sangre. Tiene la iniciativa respecto al hombre que tiene delante.
Lars. -5 Puntos de Sangre. Gana la iniciativa al enemigo que tiene delante.
Annelise - 7 puntos de Sangre (mitad de la Reserva). +2 en Destreza. No compite en iniciativa.

No sé por qué narices en el resultado final de las tiradas no me está restando los éxitos con los 1s que salen, así que mirad la tirada en su conjunto, no el número que sale al final.


Tiradas relacionadas con Annelise
Spoiler
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Annelise realiza acciones múltiples (dos en un turno). Tiene por tanto tantos dados como menor sea la reserva de una de las dos tiradas (sin contar con la Sangre invertida, que la usarás aparte en tu tirada de correr). Una tirada sería Destreza + Atletismo (serían 3 dados) y la otra Manipulación + Intimidación (igualmente 3 dados). En el turno me tomo la libertad de decidir yo mismo cómo divides los dados para la acción para ir más rápido. Considerando que te mantengo la Sangre gastada para correr, lo más lógico sería la siguiente combinación: tirada de persecución con 3 dados (1 de la Reserva + 2 puntos de Sangre invertidos) y 2 dados para la Dominación (los otros 2 de la Reserva).

Tirada de persecución de Annelise
[roll=567]3d10>=6-p[/roll]

Tirada del personaje que huye (al resultado se le suma 1 éxito que lleva de ventaja)
[roll=568]4d10>=6-p[/roll]
3 éxitos de ventaja para el huido (Annelise en realidad falla la tirada y el huido tiene 2 éxitos + el que tenía de ventaja previo)

Tirada de Dominación de Annelise
[roll=569]3d10>=6-p[/roll]

Tiradas relacionadas con Lars
Spoiler
Mostrar

Disparo casi a quemarropa contra el enemigo.
[roll=570]6d10>=4-p[/roll]

Daño
[roll=571]6d10>=6-p[/roll]

A tan poca distancia, no tiro Resistencia del enemigo, pero sí Autocontrol.
[roll=572]3d10>=7-p[/roll]

Iniciativa de Lars.
5 + [roll=573]1d10[/roll]

Iniciativa del enemigo
4 + [roll=574]1d10[/roll]


Tiradas relacionadas con Karen
Spoiler
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Dominación (a menor dificultad por el efecto combinado del éxito de la Dominación de Annelise)
[roll=575]7d10>=5-p[/roll]
Imagen

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#14

Mensaje por Victor_Krugger » 11 May 2021, 17:15

El disparo había sido bueno pero no perfecto y mientras aquel escoria izquierdista siguiese en pie el Ventrue tendría más plomo que dar. Los colmillos de Lars rasgaban el aire, su bestia demandaba acción y el dedo índice de su mano derecha se deslizaba con suavidad sobre el gatillo del arma. Caracortada, ahora con una mejilla hecha trizas, aún estaba preocupado por su arma encaquillada pero pronto emprendería otra alternativa de ataque. Golpea primero y golpea fuerte. Con el segundo disparo, no pudo evitar lanzar un improperio en alemán.

-¡Judenschwein!

========
OffRol: Disparo de nuevo

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#15

Mensaje por Nyxe » 12 May 2021, 21:46

Annelise no frena ni por un segundo. Su parte mas racional se echa en cara haberse distraido con la Dominación, pero su Bestia la induce a seguir persiguiendo a su presa, al mismo tiempo que le pide que vuelva a alimentarla con el poder de su sangre. Dándose cuenta de que su presa estaba demasiado lejos decide concedérselo una vez más. Annelise enardeció su sangre otra vez para acelerar un poco mas, decidida a alcanzar a aquel tipo.

Al fin y al cabo ya había encontrado una fuente de sangre de la que se podía alimentar.

Off: Gasto un punto de sangre más en aumentar la Destreza.

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#16

Mensaje por Corso » 17 May 2021, 18:26

Karen había conseguido desarmar al hombre, evitando así - o al menos, postergando - ser la diana sobre la que disparase. Sin embargo, la posibilidad de que volviese a recoger el arma podía robarle cualquier pequeño momento de alivio. O así hubiese sido si aquella alimaña cuya voluntad acababa de extirpar pudiese haber llegado a soliviantar a la ventrue de alguna manera. En algún momento, o en cualquier época en la que se encontrasen. Desde luego, no era el caso.

La bestia rugía entre sus colmillos, deleitándose con el olor a terror del pobre desgraciado que se había atrevido, ya no a apuntarla, sino a intentar sostenerle la mirada. Quizás en otro momento hubiese jugado con él, haciendo que se arrodillase ante ella, que se arrastrase hasta sus pies y que lamiese la punta de sus tacones; pero hasta el cuero de sus zapatos era más valioso que aquel patán ignorante.

Así que, sin perder el contacto visual con él, midió la distancia que los separaba y buscó el punto por el que romper la guardia de aquel pedazo de carne flácida y perecedera, tal y como solía hacer cuando aún era una pequeña, resuelta y exigente duelista mortal. Ese arte nunca lo había abandonado, ni siquiera una vez muerta.

En lo que dura un pestañeo intentó cubrir el escaso espacio que los separaba quemando su vitae para aumentar su rapidez, lanzándose a la yugular del hombre con las fauces abiertas. Reclamando el justo pago en sangre que suponía retarla.


Off: Voivo, supongo que hay que gastar sangre para esto ¿Verdad?: lanzarse a por el mortal y clavarle los colmillos en la garganta.

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Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#17

Mensaje por Voivoda » 20 May 2021, 18:48

Annelise nota cómo el Ansia primitiva y más instintiva de su propia naturaleza, aquella que casi nunca antes había dejado salir al exterior, emerge en su interior como una ola de adrenalina que cabalga manteniendo a duras penas el control sobre sí misma. La Ventrue se siente inmortal, poderosa, heredera de todo un linaje de depredadores a los que no se les escapa la presa.

Por eso baja las escaleras de tres en tres, grácil como un felino y a toda velocidad. Nota en su interior la punzada de un Hambre creciente, pero sus movimientos están dirigidos solo por el objetivo de la persecución, por que cada movimiento sea perfecto, cada impulso el justo y necesario para descender por la escalera de ese hotel de los años 40 y que no se le escapara la rata cobarde que tenía delante.

Después se ocuparía del vacío de su estómago.

El hombre comete el error de mirar hacia detrás, asustado al notar la sombra de Annelise bajando como un relámpago. Esa milésima de segundo le hace perder una ventaja preciosa cuando estaba a punto de comenzar a bajar el último tramo, el que le lleva a la planta baja y, seguramente, a la libertad. Pero esa décima de segundo es la necesita Annelise para aterrizar con un último salto justo delante de él, entre la pared y esos últimos escalones.

La Ventrue sabe que tiene una ligera ventaja. Él mete la mano en el bolsillo de su chaquetón y la vampira intuye que seguramente intente empujarla o golpearla ayudándose de lo que sea que tenga ahí dentro.

Pero ella sabe que tiene una ligera ventaja.

---------------- Lars descarga la munición que le queda directamente en medio de la cara del hijo de la gran puta que tiene delante. El disparo es perfecto, un homenaje al esforzado trabajo armamentístico del camarada Georg Luger que dibuja durante una décima de segundo un círculo de sangre y astillas de hueso en el aire, parte de las cuales aterrizan en el propio rostro de Lars. El tipo sale rebotado por el impulso brutal del impacto de las balas chocando contra la pared de detrás y cayendo al suelo, donde empieza a escupir sangre en plena agonía.

Lars se dispone a rematarle cuando observa por el rabillo del ojo que algo no va bien con Karen. Su hermana de Sangre se lanza como una serpiente directamente al cuello del infeliz que tiene delante...

... y la Ventrue escupe asqueada.

¿Cómo he podido ser tan sumamente estúpida?

El pensamiento sacude a la Ventrue como una descarga eléctrica que recorriera su columna vertebral, generándole una sensación de profunda humillación hacia sí misma.

Alimentarse de una sangre impura, tan sumamente alejada de sus propios principios. De tan escasa calidad en comparación con la de las jóvenes caucásicas que, como una Elizabeth Bathory del siglo XXI, la rejuvenecen y empoderan.

¿Cómo he podido ser tan sumamente estúpida?

El mundo de Karen se viene abajo a toda velocidad. Ha sido indigna, irracional.

Vulgar.

La Ventrue no ve venir el cabezazo del tipo que se deshace del trance del Beso en el momento en el que Karen se da cuenta de que el mero roce de su Sangre es casi corrosivo para sus labios.

¿Acaba de darme un puto cabezazo?

La Ventrue apenas se tambalea medio paso por el impacto, que no le causa daño alguno. Desde luego no comparable a la sensación que aún recorre su cuerpo que siente ahora banal como el de cualquier meretriz. Aún así, ese gesto de aquel bastardo sólo ahonda en su humillación.

Sus colmillos asoman como dos finas agujas mortíferas.

Lars tiene que decidir en muy poco tiempo. Casi un mero pisotón en la cabeza del rojo judío lo mandaría al otro barrio. Pero puede presentir que Karen va a perder el autocontrol, que la Bestia va a apoderarse de su hermana con las terribles consecuencias que eso puede tener para todos...



OFF
Karen -2 Puntos de Sangre. Termina la escena en Frenesí. Gastando 1 punto de FV puede contener su instinto de degollar a mordiscos al enemigo que tiene delante. Si no, el personaje pasa a mi control durante el Frenesí.
Lars. -5 Puntos de Sangre.
Annelise - 8 puntos de Sangre (quedan 6 en el organismo). +3 en Destreza.

Iniciativa de la escena de Lars y Karen: Enemigo -----> Lars -------> Karen
Annelise gana la iniciativa a su enemigo.

Tiradas de Lars

Spoiler
Mostrar
Disparo

[roll=582]6d10>=4-p[/roll]

Daño

[roll=583]6d10>=6-p[/roll]

Iniciativa de Lars (aplicable a escena de Karen)
Suma 5

[roll=591]1d10[/roll]


Tiradas de Annelise
Spoiler
Mostrar

Annelise corre

[roll=584]6d10>=6-p[/roll]

El enemigo corre (tiene +3 éxitos de ventaja)

[roll=585]4d10>=6-p[/roll]

Es un Fallo por parte del que corre

Iniciativa de Annelise

Suma 8

[roll=587]1d10[/roll]

Iniciativa del enemigo. Suma 3

[roll=588]1d10[/roll]

Tiradas de Karen
Spoiler
Mostrar

Mordisco con el objetivo de beber

[roll=586]2d10>=6-p[/roll]

Iniciativa de Karen

Suma 5

[roll=589]1d10[/roll]

Iniciativa del enemigo. Suma 3

[roll=590]1d10[/roll]

Gana el enemigo la iniciativa. Tirada de cabezazo.

[roll=592]5d10>=6-p[/roll]

Daño

[roll=593]5d10>=6-p[/roll]

Autocontrol de Karen

[roll=595]3d10>=4-p[/roll]

Frenesí. Si sale un 10 podría dirigirse a Lars. Los otros 9 posibles casos van contra el enemigo.

[roll=596]1d10[/roll]
Última edición por Voivoda el 20 May 2021, 19:01, editado 1 vez en total.
Imagen

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#18

Mensaje por Nyxe » 21 May 2021, 21:29

Con una velocidad sobrehumana, Annelise alargó el brazo y agarró al soldado del cuello, obligándole a mirarla a los ojos.

-¡Quieto ahi! -le ordenó con voz potente, arremetiendo mentalmente con toda la fuerza de su Bestia. -No te muevas y no grites -Annelise miraba al soldado con los ojos muy abiertos, sin parpadear. -No. Hagas. Nada. -insistió, acercando su rostro al del soldado.

Off: Annelise usa la Dominación para detener al soldado. Lo de sujetarle del cuello es solo para ambientar, no es un verdadero agarre (y sería un mal agarre en cualquier caso).

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#19

Mensaje por Victor_Krugger » 24 May 2021, 01:44

El segundo disparo es perfecto, la bala atraviesa el rostro del rojo izquierdista y la sangre y partículas de hueso decoran la cara del Ventrue. Por un momento, Lars siente la tentación de dejarse llevar por la euforia. Su rival está a un pisotón de irse al otro barrio para no volver más. Sin embargo, siente que Karen está a punto de sucumbir a su bestia interior. Su hermana se lanza sobre la yugular del hombre y acto seguido escupe la sangre que había ingerido de este.

“Mierda. Esto es serio”.-Pensó en una fracción de segundo.

Podía acabar con el apestoso judío, pero Karen era una bomba de relojería cuya explosión parecía inminente y él no quería estar delante cuando estallase. El caracortada estaba a punto de caramelo, prácticamente criando malvas y el humano, con el cuello chorreando sangre tampoco supondría una verdadera amenaza. Quizá si fuera capaz de contener a Karen dentro de la habitación el tiempo suficiente, esta sería capaz dominar a su bestia. La otra opción que se le pasaba por la mente era demasiado extrema, pero quizá la más efectiva. Sin embargo, no veía nada con lo que poder estacar el corazón de su hermana, por lo que la opción uno fue la que se decidió en poner en marcha.

Lars, cruza el umbral de la puerta y la cierra tras de sí, sujetando con todas sus fuerzas el pomo de la puerta. Su intención era que nada ni nadie saliese del interior de la habitación. Como solían decir los yanquis, lo que sucede en las Vegas se queda en las Vegas.

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 5. 22 de marzo de 1945

#20

Mensaje por Corso » 24 May 2021, 07:55

La humillación y la vergüenza no eran algo que Karen desconociese. Las había visto - no, sentido - de cerca cada vez que conducía sin rumbo por Copenhague, a altísimas horas de la madrugada, observando tras la luna tintada de su Mercedes a los negros y a las sudacas colmando las aceras de las oficinas de empleo; cerdos sin oficio guardando turno para ser los primeros en llorar por obtener un subsidio con el que, a su vez, traer a más cerdos sin oficio a Dinamarca, en una mal suerte de piara endogámica que lo único que sabía hacer era parir nuevas crías sin parar. Hijos de puta de piel marrón que con cada exhalación cubrían de pestilencia la pureza del aire danés, intentando que en sus manos cayese una pequeña porción del patrimonio del país que con tanto esfuerzo los mayores de la ventrue habían construido.

También las sentía cuando presenciaba como las nuevas generaciones de sangre danesa se dejaban arrastrar por las ideas anarquistas. Abyectos jóvenes entrando y saliendo de Christiania, desechando sus vidas persiguiendo la absurda idea de la libertad, la independencia y la autogestión con la misma indiferencia moral con la que se tira de la cadena del retrete. Basura que gustaba de definirse como «asamblearios», o «juventud roja», o cualquier otra alusión a ser parte de un grupo que proclamaba merecer más derechos de los que eran capaces de siquiera llegar a soportar, una vez caían bajo la influencia de los palurdos que les suministraban su utópica poesía política barata marxista. Bastardos sin razón ni corazón desvirgando a base de drogas, pintadas y bombas sus impresionables y moldeables jóvenes mentes; y lo que era aún peor, su patriotismo, hasta hacerlo añicos.

Sí, Karen conocía bien lo que eran la humillación y la vergüenza, pero casi siempre había tratado con ellas de forma «colectiva y ajena». Casi siempre, detrás del cristal, se podría decir que «al otro lado»; y, sin lugar a dudas, aunque le enervaba, podía con ello.

Pero sentirla en sus propias carnes era algo muy diferente. Ella misma, convulsa por sus propios actos esta vez, había sido el vórtice de la nauseabunda sensación que la corroía por dentro como un veneno; abrasando sus entrañas como si acabase de sufrir un aborto. Se vio así misma desde fuera y apenas sí se reconocía.

¿Cómo he sido tan sumamente estúpida? ¿Cómo puedo haber bebido de una fuente que aborrezco?

La alta autoexigencia que se imponía con cada despertar hacía que en ese momento se viese así misma como una prostituta: vulgar, asquerosa, estúpida y febril. Una puta a la que le da igual el sabor de cualquier boca una vez ha metido la lengua dentro. Su orgullo estaba herido por mucho, su dignidad sangraba profusamente, y fue el cabezazo lo que acabó de romper la reja que apresaba a su ser más feroz. Una vergüenza atroz se adueñó de ella por aquello que había dejado de ser en el último minuto, pues solo uno fue suficiente para convertir a la Reina en plebeya. A la noble que era en la chusma que odiaba. Sesenta segundos, tan poco y a la vez -para un vástago como Klausen - el tiempo justo para caer de la cumbre del cielo a las calderas del infierno.

¿Cómo he sido tan sumamente estúpida?

La ventrue, asqueada de si tras haber atentado contra su propia esencia y naturaleza, humillada ante su hermano por un mortal y con los colmillos desnudos era la viva imagen del loco que quiere ver arder el mundo consigo dentro para escapar de su propia desazón, de la desaprobación que la fustigaba por dentro como un látigo de fuego.

La bestia la había engullido, y Karen, sedienta de venganza y fuera de control, observaba el cuello del mortal con demente y salvaje glotonería. Sus colmillos aún teñidos de sangre clamaban por masticar carne y tendón hasta arrancarle de cuajo la cabeza. A los ojos del hombre, y también a los de Lars, aquello ya no era una mujer, ni siquiera una vampira, sino el abyecto y sanguinario monstruo que ambos mundos rechazaban y temían.

Si no lo hizo, y si no metió a su propio hermano de sangre en un remolino de destrucción, fue porque, pese a todo, su fortaleza de espíritu, su férrea voluntad, acabó por atemperar un ápice aquella sensación que calcinaba su vitae. Y porque, y que el diablo la llevase, pondría todo su empeño en ser merecedora de sí misma intentando mantenerse a flote entre aquel tsunami interior que la estaba ahogando.

Mas no iba a ser algo inmediato, ni fácil. Mientras luchaba por controlarse, tras el velo rojo que tintaba su agresiva mirada, vio como Lars salía de la habitación y cerraba la puerta, dejándola confinada como a un animal. Como una perra rabiosa acorralada, Karen emitió un rugido de furia y odio que retumbó en las paredes del cuarto, e institivamente se giró hacia el cuerpo que yacía en el suelo. La tormenta que tronaba en su mente empezaba a dispisarse, pero aún quedaban un par de rayos por ser descargados, y allí donde Lars no había plantado la suela de sus zapatos, el tacón de aguja de la ventrue se clavó, no una, ni dos, sino icontables veces en la masa de carne desecha y hueso astillado que antes había sido la cara de un cainita; salpicando de pulpa y masa encefálica el suelo y el bajo del Gucci de la ventrue. Solo se detuvo cuando al levantar la cabeza se vio reflejada en el cristal de la ventana. Aquella versión de ella misma poseída por la bestia le aterrorizó, y sirvió para que, entre lágrimas de culpabilidad y autocondena, empezase a retomar el control de sí misma.


(Gasto el punto de fdv)

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