Por Anders Sandberg
El instituto es una de las principales organizaciones dedicadas al estudio de la neuroquímica en el mundo. Fue fundada en 1889 por el famoso (aunque controvertido) neurólogo Konrad Böhm para el estudio de los trastornos neurales y su tratamiento. A lo largo de los años, ha servido como sanatorio exclusivo para los ricos y como laboratorio para la investigación neurocientífica.
Lo que no es del todo evidente es que está dirigido por los Hijos del Éter. El propio Konrad Böhm estaba convencido de que manipulando los flujos electroquímicos del cerebro se podía curar cualquier enfermedad mental. Sus sucesores (el Instituto ahora está dirigido por su nieto, Frank Böhm) han continuado esta investigación neuroquímica mucho más allá de su imaginación más salvaje. Al mismo tiempo, el Instituto es muy cuidadoso con su respetabilidad científica y muchos de los artículos que sus investigadores han producido se encuentran hoy entre los más citados en sus áreas. De hecho, varias veces los Progenitores han visitado y regresado bastante impresionados con el impecable trabajo realizado aquí.
El Instituto está ubicado a las afueras de Ginebra (aunque tiene varias oficinas más pequeñas y laboratorios de investigación en la ciudad propiamente dicha) en un pequeño edificio blanco con varios anexos rodeado por un agradable jardín. En realidad, es cómodamente pequeño y todos se conocen entre sí. En el piso superior reside el Dr. Böhm y su administración. En el primer piso está la recepción, y el segundo piso contiene laboratorios. En los distintos anexos viven los pacientes más adinerados (las habitaciones son espaciosas y recuerdan más a un hotel que a un instituto neurológico), además de algunos laboratorios más.
La investigación realizada aquí está dirigida a desbloquear las claves de la neuroquímica para varios propósitos. Un uso es, por supuesto, para curar diversas enfermedades como la esquizofrenia, la depresión, la enfermedad de Parkinson y el Alzheimer, pero otro objetivo es encontrar una manera de hacer que la mente humana crezca a su máximo potencial. Los investigadores ya han encontrado ciertas hormonas que pueden hacer que las neuronas desarrollen más sinapsis, posiblemente aumentando la inteligencia, y una droga psicoactiva que parece facilitar la comprensión de la realidad dinámica para los Durmientes. El propio Dr. Böhm está involucrado en un proyecto dirigido hacia el control total de los centros hipotalámicos, con la esperanza de encontrar una manera de controlar todos los impulsos primitivos escondidos en el cerebro humano, desde la sexualidad y la rabia hasta el sentido del tiempo.
