CASA SOLIFICATI:
Nombres: Coronados, Hijos del Conocimiento, Alquimistas, el Décimo Asiento (normalmente sólo dentro de la Casa), la Tradición Caída (denigrante), Heylels (extremadamente denigrante)
Historia:
Las raíces de la Casa Solificati se encuentran en las antiguas prácticas de la alquimia, la primera ciencia mística. Durante muchos siglos, no existía ningún tipo de organización entre los practicantes del Arte Real aparte de alguna alianza superficial o alguna pequeña orden aislada. Cuando la Orden de la Razón comenzó a formarse, los dispersos alquimistas escucharon lo que los Dedalianos tenían que decir pero rápidamente la rechazaron y fueron rechazados por la naciente sociedad de científicos-filósofos. Los alquimistas no querían tener nada que ver con aquella “asamblea banal y aburrida”, mientras que los Dedalianos se disgustaron ante la increíble arrogancia que proyectaban los perfeccionistas magi. Los alquimistas aprendieron lo que pudieron de la Orden de la Razón (y también encontraron un nuevo sentimiento de solidaridad tras su breve flirteo con ella) y trataron de negociar con esa información para convertirla en un asiento en el Concilio de las Nueve Tradiciones en la primera Gran Convocatoria, un plan que funcionó. Rebautizados como los Solificati (“Los Coronados”), planeaban una gran visión para unir la Creación en un único y elevado paradigma místico.
Por desgracia, no pudo ser. El niño prodigio de la Tradición, el rebus (hermafrodita) Heylel Teomim, traicionó a la Primera Cábala de las Tradiciones frente a la Orden de la Razón para demostrar una teoría. Heylel fue juzgado y condenado al Gilgul y a la ejecución, y los Solificati, después del asesinato del Primus de la Tradición por un rival, se desperdigaron. Algunos buscaron refugio en la Orden de la Razón, vagando sin rumbo entre las filas más bajas de los Artífices (antepasados de Iteración X), mientras que unos pocos se acogieron a la protección de la Orden de Hermes. Sin embargo, la mayoría desaparecieron en la oscuridad, reorganizándose en un Arte llamado los Hijos del Conocimiento. Los Alquimistas pasarían cerca de cinco siglos en esta situación, dividiendo su tiempo entre la Tierra y el Reino de Horizonte del Arte, perfeccionado alquímicamente.
Sin embargo, a finales del siglo XX algo cambió. Durante la mayor parte del exilio de los Solificati, la Orden de Hermes había permanecido en contacto con los Maestros más destacados de los Alquimistas y les ofrecieron unirse a la Orden. Sin embargo, orgullosos e independientes, los Hijos del Conocimiento se resistieron, aguardando regresar triunfantes como la Décima Tradición, reclamando el asiento vacío de Horizonte, un asiento que los Hijos llamaban “Unidad”. Sin embargo, las dificultades políticas entre las Tradiciones hacían que este regreso fuera prácticamente imposible. Los Verbena, cuya representante en la Primera Cábala engendró gemelos antes de sucumbir a la desesperación y morir a manos de la Inquisición, y la del Coro Celestial, cuyo amor no correspondido por Heylel provocó que dirigiera a su Tradición contra los Solificati tras la caída de la Primera Cábala, no querían ni oír hablar del regreso de los Alquimistas. Pero la devastación de la Tormenta de Avatar, junto con la pérdida de muchos Maestros del Arte, provocaron que los demás Hijos del Conocimiento reconsideraran su posición. Aunque puede que nunca volvieran a ser una Tradición (e incluso eso no era del todo seguro…), tenían que tomar una decisión antes de que alguien la tomara por ellos. Era el momento de levantarse o caer con los escombros. Como la Orden de Hermes se estaba recuperando de sus heridas, cuando los Hijos del Conocimiento aceptaron la oferta de unión su anuncio pareció una bendición del cielo. Por supuesto, los Alquimistas exigieron su propia Gran Casa. La Orden, que no se encontraba en condiciones de negarse y la verdad sea dicha, muy contenta de que estos hijos pródigos regresaran al hogar, aceptaron rápidamente.
Filosofía:
El estudio de la Alquimia (también conocida como el Arte Real) es el estudio de la transformación y la purificación. Es la única arte de una vida digna y la única forma verdadera de misticismo; todas las demás son reflejos o distracciones. De la misma forma que el Despertar eleva a una persona del vulgar mundo mundano al reino del pensamiento y la acción elevada, existe un estado superior al Despertar, el elusivo estado de la Ascensión. Por supuesto la transformación de los metales básicos (plomo en oro, por utilizar el ejemplo clásico) no es nada más que una metáfora de la evolución del espíritu en un ser de belleza y esplendor perfectos. Un verdadero maestro del Arte Real es un crisol viviente en el que el mundo se purifica y perfecciona, y se hace perfecto mediante su genio.
Estilo:
Todos los efectos mágicos de un Coronado se filtran a través del arte de la alquimia, elaborando pociones, cataplasmas, ungüentos y compuestos, que son los focos favoritos de esta Casa. Elixires para curar heridas, inciensos que cuando son inhalados expanden las percepciones: estos son algunas de las maravillas de los Alquimistas. Además, la sangre joven de la Casa ha traído nuevas sustancias a la Casa, como compuestos de naturaleza mística que alteran la mente. Además, la naturaleza a menudo sutil de las formas de realización del Arte Real a menudo proporcionan una gran coincidencia a las obras de los Solificati, una ventaja de la que carecen otros Herméticos. Esta coincidencia se produce incluso delante de Durmientes (“¡Pensé que estaba viendo fantasmas, pero debo estar alucinando por lo que ese tipo me dio a probar…!”).
Objetivos:
El estudio del Arte Real y sus aplicaciones en la sociedad no iluminada, con la motivación expresa de mejorarlo a través de cualquier medio razonable, llevando los principios alquímicos de purificación y elevación a los Durmientes del mundo.
Organización:
Los Hijos del Conocimiento tenían su propio sistema de rangos, derivados de la jerarquía reminiscente de la Tradición Solificati y ligeramente parecido al de la Orden de Hermes, lo cual no resulta sorprendente considerando que las dos organizaciones han permanecido en estrecho contacto a lo largo de los siglos desde que los Solificati se “disolvieran” oficialmente. Este sistema, que utilizaba los nombres de metales alquímicamente perfectos, designaba varios niveles de comprensión de las Esferas. Estas categorías encajan bastante bien en las clasificaciones Herméticas y todos salvo los más orgullosos e independientes de los Alquimistas que se unieron a la Orden, las han abandonado. Ante la carencia de organización que afecta a la Casa, existe poca autoridad directa entre los Solificati actualmente, salvo los vínculos entre maestro y aprendiz y el respeto que se le otorga a un mago de mayor conocimiento e iluminación.
El reclutamiento de los Solificati tiende a ser realizado por el futuro mentor, a menudo en ámbitos sorprendentes por su diversidad: bioquímica, filosofía, física de partículas, Cábala, ingeniería, cultura de drogas y otros. Los Coronados razonan que de esta forma ocupan menos a la División de Personal y les permite ser más activos y selectivos en el proceso de iniciación. Puede ser igualmente bueno o malo aceptar a quien te has ofrecido a adiestrar como mago Hermético, pero después de todo, la creación de un Alquimista, es toda una Gran Obra por sí misma.
Esfera de especialidad:
Palabra:
El concepto de elegir una Palabra que personifica la esencia de un espíritu Despertado es algo novedoso para los miembros de esta Casa. La Palabra o bien trata de resumir el infinito o crear una exclusividad. Los pocos Solificati que se han dignado a adoptar una Palabra a menudo han elegido términos de aplicación ambigua que abarcan el Arte Real: Perfección o Ein Soph (el estado trascendente de la Divinidad que existe “sobre” el Árbol de la Vida de la Cábala), por ejemplo.