Reseña realizada por nuestro compañero @Pvig aka [mention]Justycar[/mention] sobre la novela de Mago y Cazador.
En primer lugar, quisiera advertir al lector incauto que esta reseña puede contener malvados y mágicos spoilers. Tras la aburridísima novela de Camino al Infierno, que reseñé en esta misma página y la recomendación de Alexander Weiss, busqué y sin mucho esfuerzo encontré el quinto volumen de la saga Cazador y Presa, que trataba en 2004 de dar a conocer las aventuras y desventuras de los cazadores de monstruos en Mundo de tinieblas.
La novela fracasa enormemente en presentar a los cazadores, pero a mí me ha parecido una buena novela de Mago: La Ascensión, que es realmente de lo que va. El protagonista, Adrian Cross, es un miserable trabajador de una fábrica de Iron Rapids, una ciudad en decadencia del norte corroída por la quiebra industrial, el paro y el abandono económico. Pero además de hacer frente a una difícil perspectiva laboral tiene que afrontar las consecuencias de un durísimo divorcio con una mujer que es tan histérica que podría diagnosticársele un trastorno.
Pero Adrian aguanta, siguiendo adelante por el bien de su hijo, arrastrando su existencia miserable como “un pasajero de la vida” hasta que un accidente está a punto de matarle, lo que provoca que “despierte” a medias, se convierte en un sonámbulo. Y es que Adrian está en el punto de mira de la Tecnocracia, es la marioneta perfecta de una conjura del Sindicato.
A lo largo de la sucesión de desgracias que le van pasando a Adrian, poco a poco, conoce a varios personajes involucrados y nosotros le conocemos a él. Dos secundarios son especialmente importantes, un taxista cínico que tratará de protegerle del aluvión que se le viene encima y un hacker idealista que busca el modo de publicar y desenmascarar el complot del Sindicato. Ambos secundarios son despertados, pero con unos métodos y unas creencias tan diferentes que hace casi imposible que colaboren. Y por último, el tercer secundario de peso es la ex, Sarah, que sobrevuela constantemente en los pensamientos del protagonista, que le tiene un miedo terrible.
Extendiéndome un poco en este personaje, dado que Casemir y Mu creo recordar que apuntaron que podría resultar un tanto misógino el modo en que estaba caracterizado, es cierto que encarna casi todos los defectos que se les atribuyen a las mujeres “desequilibradas”. Es un personaje histérico hasta el límite, celoso, voluble, arrogante, avasallador e, incluso, cruel. Y, dado que no aparecen muchas más mujeres en la historia, entiendo la crítica. Sin embargo, a mí me parece que el autor hace un esfuerzo por denotar que ella es una picadora de carne, pero no todas las mujeres tienen porque ser así. Además, en todo momento la vemos desde la perspectiva de Adrian y tras su comportamiento monstruoso se esconden motivaciones humanas comprensibles y una personalidad, que si bien es patológica, es creíble.
Sobre los antagonistas estoy muy contento con la forma en la que describen a la Tecnocracia, por una vez, los enemigos son inteligentes, complejos, tienen planes elaborados e, incluso, capacidad de compasión. El modo en el que perfila a los hombres de negro y el modus operandi del Sindicato me parece genial para la novela, ya que no comienzas a comprender sus planes hasta bien avanzada la historia. Y, además, son antagonistas que son magos despertados, pero sobre todo, humanos. No son robots, ni cyborgs, ni pulpos gigantes, ni antediluvianos, son humanos que lo más fantástico que hacen es “sugestionar” a la gente que les supone un obstáculo.
¿Y los Cazadores? No sé de qué me hablas, te has confundido de novela. Pero quizás hayas encontrado una buena novela, de todos modos.
La novela fracasa enormemente en presentar a los cazadores, pero a mí me ha parecido una buena novela de Mago: La Ascensión, que es realmente de lo que va. El protagonista, Adrian Cross, es un miserable trabajador de una fábrica de Iron Rapids, una ciudad en decadencia del norte corroída por la quiebra industrial, el paro y el abandono económico. Pero además de hacer frente a una difícil perspectiva laboral tiene que afrontar las consecuencias de un durísimo divorcio con una mujer que es tan histérica que podría diagnosticársele un trastorno.
Pero Adrian aguanta, siguiendo adelante por el bien de su hijo, arrastrando su existencia miserable como “un pasajero de la vida” hasta que un accidente está a punto de matarle, lo que provoca que “despierte” a medias, se convierte en un sonámbulo. Y es que Adrian está en el punto de mira de la Tecnocracia, es la marioneta perfecta de una conjura del Sindicato.
A lo largo de la sucesión de desgracias que le van pasando a Adrian, poco a poco, conoce a varios personajes involucrados y nosotros le conocemos a él. Dos secundarios son especialmente importantes, un taxista cínico que tratará de protegerle del aluvión que se le viene encima y un hacker idealista que busca el modo de publicar y desenmascarar el complot del Sindicato. Ambos secundarios son despertados, pero con unos métodos y unas creencias tan diferentes que hace casi imposible que colaboren. Y por último, el tercer secundario de peso es la ex, Sarah, que sobrevuela constantemente en los pensamientos del protagonista, que le tiene un miedo terrible.
Extendiéndome un poco en este personaje, dado que Casemir y Mu creo recordar que apuntaron que podría resultar un tanto misógino el modo en que estaba caracterizado, es cierto que encarna casi todos los defectos que se les atribuyen a las mujeres “desequilibradas”. Es un personaje histérico hasta el límite, celoso, voluble, arrogante, avasallador e, incluso, cruel. Y, dado que no aparecen muchas más mujeres en la historia, entiendo la crítica. Sin embargo, a mí me parece que el autor hace un esfuerzo por denotar que ella es una picadora de carne, pero no todas las mujeres tienen porque ser así. Además, en todo momento la vemos desde la perspectiva de Adrian y tras su comportamiento monstruoso se esconden motivaciones humanas comprensibles y una personalidad, que si bien es patológica, es creíble.
Sobre los antagonistas estoy muy contento con la forma en la que describen a la Tecnocracia, por una vez, los enemigos son inteligentes, complejos, tienen planes elaborados e, incluso, capacidad de compasión. El modo en el que perfila a los hombres de negro y el modus operandi del Sindicato me parece genial para la novela, ya que no comienzas a comprender sus planes hasta bien avanzada la historia. Y, además, son antagonistas que son magos despertados, pero sobre todo, humanos. No son robots, ni cyborgs, ni pulpos gigantes, ni antediluvianos, son humanos que lo más fantástico que hacen es “sugestionar” a la gente que les supone un obstáculo.
¿Y los Cazadores? No sé de qué me hablas, te has confundido de novela. Pero quizás hayas encontrado una buena novela, de todos modos.
