[AD] Escena: 03 - La morada del cosmonauta

[PeteryPan]

Sus ojos se movieron cansados, pero cercanos hacia su compañera. Se bajó el pañuelo, pese a la molestia de la humedad y la contaminación, y sonrió.

-Muchas gracias, compañera. Agradezco el gesto. Seguro que me ayudará.

Cogió con suavidad el frasco de las manos de Ishani e inhaló con lentitud, degustando aquellas fragancias vegetales que tanto anhelaba. Su mente se despejó, como reiniciada de aquella contaminación que lo rodeaba, y tiró hacia atrás la cabeza, suspirando. Sus hombros se relajaron y su gesto cambió, aún con aquel olor natural en las fosas nasales. Su sonrisa se ensanchó y su porte cambió, mucho más abierto.

-Te lo agradezco de verdad Ishani.

Sin pensar se acercó y le dio sendos besos en sus mejillas, en un arrebato de agradecimiento. Justo en ese momento Lang le acercó una vieja capa y Zagreo sintió la energía crepitando en aquel andrajo. En cuanto la tocó con una mano un frio se extendió por todo su ser y le provocó un escalofrío por la espalda, escuchando un susurro de voces en la periferia de su cerebro. Levantó la ceja, expresando una mezcla de sorpresa y reserva. Entendió que debía colocársela y que su efecto se extendería a su alrededor. Así lo hizo, gesto que le causó una mayor sensación de incomodidad. Aquella situación cada vez le gustaba menos. Ya deseaba volver a su refugio…

Siguió a Lang, autoimpuesto líder sin quejas de nadie, y observó con atención aquel hipertecnológico edificio que le causaba aún más frío y escalofríos que la capa. Su rostro se volvió a ensombrecer, rodeado de aquel entorno deshumanizado, en el que la naturaleza y lo verde brillaba por su absoluta ausencia. El ritmo sin descanso de la actividad interna de aquel monstruo sin alma le provocaba un terror vacío que le arañaba el cerebro. Dentro de aquel lugar se sentía ajeno a todo, sólo seguro dentro de sí mismo…

[Pagliacci]

El judío clavó su mirada en el androide, en aquellos ojos sin resplandor, meros cristales ópticos vacíos de vida alguna. Era aquel un golem de hierro y carbono, con la letra grabada Aleph grabada en cada componente, en cada sintético tejido. Su ausencia de respiración resultaba perturbadora, sus palabras monocordes, su infatigable predisposición positiva. En aquel instante, sintió como la capa se desplegaba en el exterior y el frío del Erebo se abría paso hacia él, aquellos harapos devoraban la luz, pues invocaban un poder anterior al Verbo, el poder de la nada, del vacío y del silencio eterno.

-Skotos- musitó, atrayendo las sombras con los andrajos rasgados, cuyas heridas en la tela se tragaban el calor y el color. La noche recogió con agrado el perdido nombre de su hermano y lo bendijo con su beso, el manto había sido uncido, Zagreo sentiría el toque caústico de aquella oscuridad tan fría como Lord Kelvin, cuyo cero era la muerte de la luz.

Spoiler

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ARETÉ 3
3d10>=6-P
[9*, 3, 4]-P = 1

Me he tomado la licencia de describir lo que Lang cree que va a pasar.

[Jebediah_Gogorah]

El androide mantenía su rostro parsimonioso, como si aquel tiempo que el judío y el nipón se tomaban para requerir sus servicios, fuera lo más normal del mundo. Era otra de las ventajas de las creaciones Tyrrell. La paciencia.

Sin embargo, el micrófono coclear del androide registró el leve susurro de Lang.

- Disculpe señor, ¿Skotos es el apellido de algún inquilino de Civic Center?. Parece griego. - Los tiempos de procesamiento son ínfimos, como las neuronas humanas, y la profunda búsqueda en la base de datos arrojaba resultados inmediatos - No tenemos ningún vecino con ese apellido ni de nacionalidad griega. - El rostro cerúleo casi sin emociones de la máquina, volvió a clavar la mirada en la pareja esperando cualquier input, con una sonrisa que en un humano sería forzada.

Mientras, la puerta del edificio se volvía a abrir como abierta por un súbito y lento viento. Bajo una capa en la que confiaba pasar desapercibido, Zagreo se deslizó hacia el interior de la Torre Centro Cívico. Sentía el embrujo sobre la prenda, y la reconocible marca de la magia del hijo de Salomón.

[Pagliacci]

-Es mi nombre- dijo el judío, dejando que su voz fluyera audiblemente- Dominic Skotos.

Tras 2027, año en el cual el mar Mediterráneo había hervido y se había envenenado con los vertidos nucleares de los buques hundidos, la maltrecha economía griega se había descalabrado, empujando al exilio a miles de los miserables habitantes de aquella antigua isla. Lang había conocido a uno de estos emigrantes, un hombre de mirada turbia y melancólica, añorando la tierra que dejaba atrás, unas costas ennegrecidas por los pecios oxidados.

-Hemos venido a ver a un amigo, el Teniente Copeland.

Epiménides, el cretense, dijo una vez: Todos los cretenses son mentirosos. Una preciosísima paradoja, llamarse mentiroso a sí mismo rompe toda lógica, pues siendo así el primer axioma no podría ser cierto, uno no podría ser un mentiroso y reconocerlo. Aquella líneas de razonamiento tautológico aún eran estudiadas extensamente en las universidades y Lang las había utilizado para asediar los códigos de los androides que programaba en su vida anterior. Paradojas, poesía, mentiras, tres caras de una misma moneda.

[Jebediah_Gogorah]

- Encantado de saludarle, señor Dominic Skotos - respondió con la misma entonación - Sean Copeland, piso 81, Ala B, Apartamento 55. - Levantó la mirada de una forma fuertemente natural, para mirar por un instante hacia el exterior y ver como la madrugada empezaba a morir, y finiquitar la conversación con un amable: - Que tengan un buen día, señor Dominic Skotos y compañía.

En ese momento, uno de los tantos ascensores que proporcionaban al edificio una envidiada accesibilidad, se abría oportunamente en uno de los laterales del hall. Casualidad o no, se presentaba ante ellos, una mecánica alegoría de una pequeña ascensión.

Fuera, el ciberpredicador y la monitora espiritual, seguían pensando que hacer, mientras habían visto con sus propios ojos, como Zagreo desaparecía tras la capa que le había entregado Lang, para posteriormente, ver como se abría la entrada.

[Toxizer]

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Jebediah, si tienes pensado algo para el ascensor dímelo y edito el post.

Tetsuo sigue a Lang al interior del ascensor.

- Entrar ha sido más fácil de lo que pensaba - sonríe ligeramente, pero luego frunce el ceño - me dan grima esos robots, a saber si nos está espiando alguno de nuestros enemigos.

El ascensor recorre rápidamente las plantas del edificio colmena. Por unos instantes Tetsuo se estremece al pensar en la altura a la que están. Bajan en la planta 81, rápidamente dan con el Ala B; pero antes de ir al apartamento 55, Tetsuo busca una puerta que da a una escalera de emergencia.

- Señor Lang, voy a hacer uno de mis trucos, el radar místico - se quita del cuello el colgante de jade para agarrarlo fuertemente en su mano derecha - si me funciona podremos saber si hay algún despertado u otro ser extraño en las cercanías del apartamento.

Tetsuo cierra los ojos, comienza a inhalar y exhalar rítmicamente, realiza el yoi ( postura de preparación en karate), canaliza lo que él llama el chi místico (mezcla esferas de cardinal y mente), y comienza a ejecutar un kata de kyokushin. Su mente está en calma absoluta, visualiza mentalmente el entorno como un espacio negro en el que empiezan a parpadear auras de colores. Cada golpe que ejecuta envía una onda de energía mágica que al entrar en contacto con otros seres indica su posición y su naturaleza; el akáshico crea así un auténtico radar uniendo meditación y entrenamiento físico.

Vídeo de los movimientos que ejecuta Tetsuo:

https://www.youtube.com/watch?v=7q6Agfvnclc

TIRADAS DE DADOS
[1, 4*, 10*] = 2
3d10>=4: [ 1 4 10 ] = 2

[DarkOsca]

Bien, no es la primera vez que el pater visita este edificio. Las anteriores no fueron agradables. Realmente le daba igual si querían dotar de moralidad a esos humanoides. Sin embargo, no ser capaz de triunfar en una negociación tan importante le seguía pesando. Bueno, esto parece una partida de ajedrez. El de las SS y el crío han entrado tranquilamente. El morenito está escondido bajo una especie de objeto mágico. La chinita permanecía inmóvil.

-Qué demonios, no tengo nada que ocultar, voy a entrar por la puerta grande.

Rick avanza a través del hall del edificio, se planta delante del androide de recepción. Tira la colilla de su último cigarrillo al suelo, la apaga con su bota. La ceniza se esparce por el impoluto suelo. Probus ve su propio reflejo en él y no le gusta. Se encara con el androide de recepción.

-Me he quedado fuera fumando. Acaban de entrar 2 tipos. Iba con ellos. Quiero ir al mismo sitio.

Todavía puede verse la luz indicadora del piso por el que va el ascensor dónde acaban de entrar Lang y Tetsuo. El predicador espera la respuesta del androide. Mientras mira de reojo a Ishani. Su intención es decirle que venga con él, seguramente ese movimiento le dará una buena cobertura a Zagreo.

[Jebediah_Gogorah]

El droide miró al predicador con cierto deje de incomprensión, para asentir educadamente y con la palma de la mano, señalar con condescendencia hacia los ascensores. No era el guardían ni el custodio de aquel lugar, aunque aquello no significaba que su rostro, el de Ishanti, que le acompañaba, así como el del señor Skotos y su acompañante, quedaran grabados perfectamente en su memoria. Y lamentablemente para ellos, no hablamos de una memoria menguante y caduca.

El corista y la seguidora de Ananda, se metieron el ascensor, donde un aún invisible Zagreo, les esperaba con el dedo preparado en el panel digital reservado para el número 81. En cuanto la extraña pareja se introdujo en el espacioso elevador, sus puertas se cerraron, y empezaron un vertiginoso e imparable ascenso, dejando el neblinoso suelo de Los Ángeles sobre sus pies, y contemplando por las enormes mámparas como los edificios más pequeños del downtown iban alejándose a una velocidad pasmosa.

81 pisos más arriba, en las infinitas escaleras interiores de incendio, Lang observaba la danza marcial de Tetsuo. Sus movimientos eran perfectos, silbando el aire con sus manos, y con sus pies. Su equilibrio increíble lo hacía parecer un junco en la marea. El judío mantuvo el silencio, mientrás el akáshico realizaba su efecto mágico. Los "Ojos del Dragón" era una milenaria rote que le había enseñado su mentor. En la ancentral China sirvió a sus antepasados para desenmascarar a los extranjeros, que resultaban ser iguales, intentando maldecir el Río Amarillo y las ciudades de su cuenca.

Aquel radar místico no le devolvió ninguna amenaza. El sitio parecía estar limpio, pero claro está, eso no significaba que tuvieran que bajar la guardia. La divina providencia, quiso que cuando Tetsuo y Lang volvieron al pasillo principal del piso ochenta y uno, se encontraran con el resto del grupo que acababa de salir del ascensor. Justo en ese momento, el dispositivo de Probus sonaba, mostrando un mensaje del miembro de la Cábala que faltaba, el corista Michael Johnson, en el que se excusaba por no haber acudido a la cita con Skyler. El legionario del Uno, tenía una mejor relación con el predicador, por las horas que le unían su estancia en la congregación, y las periódicas reuniones a las que acudían juntos en la Catedral de Cristal de Garden Grove.

Pronto, gracias a una perfecta señalización, los magi encontraron la vivienda. Una perfecta escultura de la cabeza de un elefante colgaba de la parte superior de la puerta, dando la impresión de ser un improvisado llamador. Al acercar la tarjeta al lector de la puerta, esta se abrió ipso facto.

{ https://www.youtube.com/watch?v=MVRunwyoTMA - In dreams by Roy Orbison }

Una música antigua, demasiado antigua, empezó a sonar en el hilo musical de la vivienda, mientras la inteligencia domótica de la casa hacía su función, y empezaba a levantar las persianas de la casa. Los atrevidos y más potentes rayos del primer sol de la mañana anaranjaron la pared contraria presidida por un enorme poster de Neil Armstrong descendiendo del módulo lunar del Apolo 11.

El suelo, un perfecto parqué ennegrecido, y abrillantado a conciencia, donde, dibujadas a la perfección, lejanas estrellas parpadeantes y remotas galaxias daban una sensación extraña de caminar sobre la ingravidez del espacio. En el techo, diferentes juguetes espaciales daban un cierto toque pueril a la vivienda. Si, no había ninguna duda, de que Sean Copeland, amaba su profesión.

No habían demasiados muebles en aquella amplísima entrada, pero los que habían se antojaban caros y las vistas hacia el exterior eran extraordinarias, muy por encima de la polución de la ciudad. Una chimenea simulada que no emitía ningún calor se había encendido, y la temperatura era perfectamente termo-regulada para que la estancia fuera incluso, demasiado agradable.

En la consola central del apartamento, diferentes portarretratos digitales devolvían fotos cambiantes de lo que pareciera ser sus familiares. Todos ellos, iban mutando, salvo uno que mostraba una foto con su hermana, donde se abrazaban de una forma un tanto pasional para una relación fraternal.

El volumen suave de la música, descendió aún más, para dejar espacio a una mecánica locución: - Buenos días, Señor Copeland. Hoy es 21 de Octubre del 2049, son las 06:46 de la mañana. Se espera un día con intervalos nubosos, una temperatura media de 9 grados y unas precimitaciones medias de 11 litros por metro cuadrado. Tiene dos mensajes de voz guardados, ¿desea oírlos?. - Esperando una respuesta, la música volvió a su volumen habitual, recuperando el protagonismo momentáneamente perdido.

[Pagliacci]

El hermético observó los movimientos kung fu del akhásico con cierta condescendencia, tratando de disimular una sonrisa divertida ante lo dramático y artificioso de aquellas katas que parecían salidas de los Power Rangers, una serie televisada el siglo pasado, cuando la Tierra aún era un paraíso. Tanta gravedad, tanta ceremonia entorno a aquel baile sin sentido le sacó de su autocompasión y casi le hace echarse a reír a mandíbula batiente. Al menos no había echo el espectáculo ante el androide, si no, seguro que acabarían saliendo en las noticias.

El ascensor se abrió y con él llegaron el pater, con ese aire de autosuficiencia que apenas cabía en la cabina, y la cultista. Una sombra fugaz y un frío acerado en su espina vertebral le revelaron que Zagreo aún estaba empleando el manto de Erebus, pero por más que tratase de buscarlo entre las tinieblas solo alcanzaba a sentir aquel gélido vacío que como hiel ascendía por su garganta. El judío no esperó más, pasó la llave por la cerradura electrónica y la puerta se abrió.

La música le retrotrajo a una época en la que él también había compartido un apartamento así con su mejor, una época tan feliz como lejana, cuando aún estaba a sueldo de la Tyrell, cuando aún creía que lo que hacía era por un bien superior. Aquel recuerdo borró la sonrisa de su cara y le devolvió a su habitual apatía. La voz que surgió de la inteligencia domótica era la decimotercera en la lista de las predeterminadas, una asistente artificial con el atractivo y la sensualidad de quien busca algo de cariño.

Galaxias, estrellas, constelaciones, Lang se sintió arrastrado al parque Griffith, desde el cual los románticos escudriñaban el cielo mientras le juraban amor eterno a sus parejas. El judío se preguntó qué habría sido de aquel lugar, seguramente habría sido demolido y urbanizado, como lo habían sido la mayoría de alrededores de Los Ángeles, todo en pro de una creciente colmena de asfalto. Ahora los hombres ya no podían mirar a las estrellas si no era a través de la pantalla de un ordenador, la polución y los kilométricos rascacielos como la Torre Civic se aseguraban de ello. Al menos, aquello le revelaba una cosa cierta del Teniente Copeland, era un soñador, un explorador, un navegante que trataba de emular las hazañas de héroes de otras épocas en las que la humanidad podía mirar a la galaxia azul. Dudaba mucho de que alguien así pudiera prosperar en la Unión.

-Sí, deseo oírlos.

El alemán se preguntó que nombre le habría dado el Teniente a su asistente, seguro que era algo como Galilea, Galatea, Andrómeda, Vega o similares. Le estaba empezando a caer bien aquel tipo.

[PeteryPan]

Aquello le estaba pareciendo sospechosamente fácil, pero no quiso hacer visible su preocupación, especialmente porque por las ausentes miradas que recibía de sus compañeros y de otros desconocidos, su visibilidad era negada en todas sus formas. El vértigo de la subida del ascensor se sumó y entremezcló con el vértigo helado que le producía portar aquella capa ultranatural. Y tanta tecnología lo acongojaba y lo producía una sensación similar a las arcadas, con un regusto metálico en el fondo de la garganta, como de lamer aluminio. Permaneció en silencio toda la subida del ascensor, ensimismado en aquellas sensaciones desagradables, sintiendo un vórtice de succión hacia abajo al elevarse hacia aquellas alturas.

Se encontraron con el resto del grupo y entraron en aquel apartamento, el primer lugar que, por primera vez en los últimos minutos, no le producía rechazo pese a su infraestructura hipertecnológica. Aquel refugio espacial, aquel trozo de universo recreado en su mistérica belleza, lo reconfortó, haciendo que una pequeña chispa de calor recorriera la helada aura que lo envolvía. Durante unos segundos intentó concentrarse en ese calor interno y distribuirlo más extensamente por todo su cuerpo, luchando con la sombra de la muerte y del silencio que lo rodeaba. Se sentía marchitar con aquel objeto encima, como si poseyera una vida propia que intentase robarle la suya.

Mientras Lang se dirigía a la inhumana voz que gestionaba el apartamento, Zagreo aprovechó su invisibilidad para explorar el apartamento, de manera lenta y curiosa, buscando signos de violencia o elementos de incoherencia.

PD: [mention]Jebediah_Gogorah[/mention], ya me dirás qué tirada te parece mejor para la acción y si ves interesante que la capa puede traerle problemas dada la diferencia entre el objeto y el portador.