[Recurso] Tesoros feéricos
Publicado: 30 Oct 2019, 11:40
TESOROS FEÉRICOS
EL TREN DEL INFINITO
Por Alan Kantor
PRELUDIO
Las cosas iban mal para Hemlock de la Casa Eiluned. Pero como siempre, tal parecía su suerte. Cuando las piezas de un puzzle encajaban en su lugar el destino llegaba y le daba un buen puntapié. Había viajado demasiado lejos de la Senda de Plata. Lo que era peor, había arrastrado a sus compañeros con él. La Troll, el Pooka y la Sluagh nunca lo veían de esa manera, pero Hemlock se sentía responsable personalmente por el lío en el que se encontraban. Después de todo, había sido la búsqueda de Larkal, el sátiro que había asesinado al padre de Hemlock, lo que los había alejado de la Senda de Plata. Posiblemente esa escoria de sátiro se hubiese ocultado en un feudo en algún lugar en este reino de posibilidades infinitas.
-Parece que estamos bien perdidos, amigos míos –comenzó a hablar, dispuesto a admitir su derrota-. Parece que no tenemos nada que hacer pero…
Las palabras del Sidhe fueron interrumpidas por un sonoro pitido. No era el sonido de un mortal o de un inmortal, sino de una máquina. Un sonido que no inspiraba terror, sino esperanza y aventura. Era el pitido del silbato de un tren. La locomotora era de finales del siglo XIX, con seis vagones detrás. A medida que la gigantesca bestia mecánica se aproximaba, el símbolo del infinito apareció con claridad en su costado.
-Parece que no tenemos nada que hacer pero…-Hemlock continuó-… ¡todavía podemos subir al tren!
Fionualla, la Sluagh, se mostró escéptica.
-No sabemos nada de ese tren, los pasajeros o el conductor –susurró, todavía acariciando sus oídos por el dolor que había sentido al escuchar el pitido de la máquina.
-Y eso es lo que lo hace tan fascinante –le contestó Hemlock-. Además, tampoco tenemos muchas elecciones.
-¡Ningún problema Nuala! –silbó Kat, el Pooka- He estado en trenes como éste cientos de veces y sigo vivo.
-Me imagino que sólo te quedan siete vidas –comentó Nuala con sequedad.
Terminada la discusión, los cuatro changelings subieron al tren. Una vez dentro, el glamour los rodeó e infundió. La euforia era tal que hasta Nuala esbozó una ligera sonrisa. Los asientos estaban elaborados con madera pulida y los asientos acolchados de cuero brillaban como si estuvieran hechos de oro y joyas. Pasaron por los seis vagones, vacíos de pasajeros, hasta la locomotora. Un mortal, o eso parecía, vestido con uniforme y gorra de maquinista, los saludó mientras entraban.
-Hola –dijo-. Soy C.J. y éste es mi tren. Debéis estar en verdaderas dificultades porque me habéis sacado de mi ruta habitual.
-¿Cuál es exactamente su ruta habitual? –quiso saber Brekke la Troll. Era una mujer muy lógica para ser una changeling, y bastante curiosa para lo que el maquinista consideraba habitual.
-Si no lo sabes –respondió C.J.- es que no necesitas saberlo. ¿Hacia dónde os dirigís?
-No lo hemos dicho –replicó Hemlock- ¿A dónde puedes llevarnos…exactamente?
-Este tren puede llevaros a cualquier lugar que gustéis…y a cualquier lugar que no os guste. He llevado pasajeros tan lejos como puede ser. He estado en lugares donde va el pueblo de los lobos. He estado en lugares que no pueden existir. He estado en lugares a donde van los muertos y todo lo demás que puedo recordar. ¿Dónde queréis que os deje?
Hemlock miró al maquinista. Había visto cosas más extrañas en el Ensueño, pero no demasiadas. Consideró la oferta de C.J. como un acertijo y respondió.
-Llévanos al lugar donde Larkal el sátiro entró en el Ensueño Lejano.
C.J. sonrió.
-¡Así me gusta!
Echó una palada de carbón en el motor de la locomotora y pronto el tren se puso en camino.
-Debéis saber que no es la primera vez que hago esto –afirmó C.J. con misterio.
-¿Lo qué? –preguntó la troll.
-¡Dirigirme al pasado, por supuesto!
INFORMACIÓN
El Tren del Infinito es una maravilla del Ensueño. Fue creado por los sueños de los mortales en los últimos años del siglo XIX. El ferrocarril que se construyó en los Estados Unidos permitiendo viajar entre ciudades a gran velocidad y conectando lugares alejados en poco tiempo inspiró a miles de mortales.
En el Ensueño el Tren del Infinito aparece como una vieja locomotora de vapor. Su estructura metálica brilla de forma sobrenatural. Sus adornos son de oro y plata. El humo que sale de su chimenea tiene los tonos del arco iris. A un lado tiene grabado en oro el símbolo del infinito.
Habitualmente la locomotora arrastra seis vagones, aunque en ocasiones aparecen tres o incluso nueve. No tiene necesidad de raíles, pero seguirá el trazado de un ferrocarril mortal aunque los raíles originales hayan desaparecido. Puede que este movimiento haya provocado la aparición de relatos de “trenes fantasma,” muy extendidos en el Medio Oeste de los Estados Unidos.
El interior del tren es el equivalente a un Feudo de nivel 4, aunque se espera que los pasajeros desembarquen una vez lleguen a su destino. Al margen de que el viaje dure un día o una semana, pueden obtenerse todos los beneficios de un feudo.
Según el maquinista, un curioso individuo llamado C.J. el tren no está limitado a los reinos feéricos, sino que también puede viajar a los reinos de los muertos o a los reinos místicos de los magos. Incluso afirma haber viajado a través de la Umbra de los hombres lobo. Esto ha llevado a la creencia de que el Tren del Infinito no es obstaculizado por los límites entre planos de existencia. En teoría, podría viajar a cualquier lugar y cualquier momento.
El Tren del Infinito no viaja a Arcadia. No es tanto a su incapacidad, sino a un terrible accidente que C.J. experimentó la primera y única vez que intentó llegar allí. Mientras se acercaba al Portal de Arcadia apareció un duplicado exacto del Tren del Infinito y los dos chocaron. C.J. es inflexible y no piensa volver a Arcadia.
C.J. afirma que ha llevado a muchos pasajeros diferentes de todos los reinos y épocas. Es posible que un pasajero pueda estar en el Tren en cualquier momento. Así que es posible conversar con mortales del pasado o del futuro a bordo. Nadie sabe si es posible bajarse antes de llegar al destino elegido. Normalmente los pasajeros van a algún lugar o momento y no bajan antes de llegar allí.
Aunque unos pocos nobles han intentado apoderarse del Tren y reclamarlo como suyo, realmente no pertenece a nadie. Parece aparecerse sólo cuando alguien se encuentra en una necesidad desesperada aunque se dice que se apareció en una ocasión a un Pooka borracho (es un rumor sin confirmar). Mientras tanto el Tren del Infinito sigue su camino y sólo C.J. sabe cuál será su siguiente parada.
EL TREN DEL INFINITO
Por Alan Kantor
PRELUDIO
Las cosas iban mal para Hemlock de la Casa Eiluned. Pero como siempre, tal parecía su suerte. Cuando las piezas de un puzzle encajaban en su lugar el destino llegaba y le daba un buen puntapié. Había viajado demasiado lejos de la Senda de Plata. Lo que era peor, había arrastrado a sus compañeros con él. La Troll, el Pooka y la Sluagh nunca lo veían de esa manera, pero Hemlock se sentía responsable personalmente por el lío en el que se encontraban. Después de todo, había sido la búsqueda de Larkal, el sátiro que había asesinado al padre de Hemlock, lo que los había alejado de la Senda de Plata. Posiblemente esa escoria de sátiro se hubiese ocultado en un feudo en algún lugar en este reino de posibilidades infinitas.
-Parece que estamos bien perdidos, amigos míos –comenzó a hablar, dispuesto a admitir su derrota-. Parece que no tenemos nada que hacer pero…
Las palabras del Sidhe fueron interrumpidas por un sonoro pitido. No era el sonido de un mortal o de un inmortal, sino de una máquina. Un sonido que no inspiraba terror, sino esperanza y aventura. Era el pitido del silbato de un tren. La locomotora era de finales del siglo XIX, con seis vagones detrás. A medida que la gigantesca bestia mecánica se aproximaba, el símbolo del infinito apareció con claridad en su costado.
-Parece que no tenemos nada que hacer pero…-Hemlock continuó-… ¡todavía podemos subir al tren!
Fionualla, la Sluagh, se mostró escéptica.
-No sabemos nada de ese tren, los pasajeros o el conductor –susurró, todavía acariciando sus oídos por el dolor que había sentido al escuchar el pitido de la máquina.
-Y eso es lo que lo hace tan fascinante –le contestó Hemlock-. Además, tampoco tenemos muchas elecciones.
-¡Ningún problema Nuala! –silbó Kat, el Pooka- He estado en trenes como éste cientos de veces y sigo vivo.
-Me imagino que sólo te quedan siete vidas –comentó Nuala con sequedad.
Terminada la discusión, los cuatro changelings subieron al tren. Una vez dentro, el glamour los rodeó e infundió. La euforia era tal que hasta Nuala esbozó una ligera sonrisa. Los asientos estaban elaborados con madera pulida y los asientos acolchados de cuero brillaban como si estuvieran hechos de oro y joyas. Pasaron por los seis vagones, vacíos de pasajeros, hasta la locomotora. Un mortal, o eso parecía, vestido con uniforme y gorra de maquinista, los saludó mientras entraban.
-Hola –dijo-. Soy C.J. y éste es mi tren. Debéis estar en verdaderas dificultades porque me habéis sacado de mi ruta habitual.
-¿Cuál es exactamente su ruta habitual? –quiso saber Brekke la Troll. Era una mujer muy lógica para ser una changeling, y bastante curiosa para lo que el maquinista consideraba habitual.
-Si no lo sabes –respondió C.J.- es que no necesitas saberlo. ¿Hacia dónde os dirigís?
-No lo hemos dicho –replicó Hemlock- ¿A dónde puedes llevarnos…exactamente?
-Este tren puede llevaros a cualquier lugar que gustéis…y a cualquier lugar que no os guste. He llevado pasajeros tan lejos como puede ser. He estado en lugares donde va el pueblo de los lobos. He estado en lugares que no pueden existir. He estado en lugares a donde van los muertos y todo lo demás que puedo recordar. ¿Dónde queréis que os deje?
Hemlock miró al maquinista. Había visto cosas más extrañas en el Ensueño, pero no demasiadas. Consideró la oferta de C.J. como un acertijo y respondió.
-Llévanos al lugar donde Larkal el sátiro entró en el Ensueño Lejano.
C.J. sonrió.
-¡Así me gusta!
Echó una palada de carbón en el motor de la locomotora y pronto el tren se puso en camino.
-Debéis saber que no es la primera vez que hago esto –afirmó C.J. con misterio.
-¿Lo qué? –preguntó la troll.
-¡Dirigirme al pasado, por supuesto!
INFORMACIÓN
El Tren del Infinito es una maravilla del Ensueño. Fue creado por los sueños de los mortales en los últimos años del siglo XIX. El ferrocarril que se construyó en los Estados Unidos permitiendo viajar entre ciudades a gran velocidad y conectando lugares alejados en poco tiempo inspiró a miles de mortales.
En el Ensueño el Tren del Infinito aparece como una vieja locomotora de vapor. Su estructura metálica brilla de forma sobrenatural. Sus adornos son de oro y plata. El humo que sale de su chimenea tiene los tonos del arco iris. A un lado tiene grabado en oro el símbolo del infinito.
Habitualmente la locomotora arrastra seis vagones, aunque en ocasiones aparecen tres o incluso nueve. No tiene necesidad de raíles, pero seguirá el trazado de un ferrocarril mortal aunque los raíles originales hayan desaparecido. Puede que este movimiento haya provocado la aparición de relatos de “trenes fantasma,” muy extendidos en el Medio Oeste de los Estados Unidos.
El interior del tren es el equivalente a un Feudo de nivel 4, aunque se espera que los pasajeros desembarquen una vez lleguen a su destino. Al margen de que el viaje dure un día o una semana, pueden obtenerse todos los beneficios de un feudo.
Según el maquinista, un curioso individuo llamado C.J. el tren no está limitado a los reinos feéricos, sino que también puede viajar a los reinos de los muertos o a los reinos místicos de los magos. Incluso afirma haber viajado a través de la Umbra de los hombres lobo. Esto ha llevado a la creencia de que el Tren del Infinito no es obstaculizado por los límites entre planos de existencia. En teoría, podría viajar a cualquier lugar y cualquier momento.
El Tren del Infinito no viaja a Arcadia. No es tanto a su incapacidad, sino a un terrible accidente que C.J. experimentó la primera y única vez que intentó llegar allí. Mientras se acercaba al Portal de Arcadia apareció un duplicado exacto del Tren del Infinito y los dos chocaron. C.J. es inflexible y no piensa volver a Arcadia.
C.J. afirma que ha llevado a muchos pasajeros diferentes de todos los reinos y épocas. Es posible que un pasajero pueda estar en el Tren en cualquier momento. Así que es posible conversar con mortales del pasado o del futuro a bordo. Nadie sabe si es posible bajarse antes de llegar al destino elegido. Normalmente los pasajeros van a algún lugar o momento y no bajan antes de llegar allí.
Aunque unos pocos nobles han intentado apoderarse del Tren y reclamarlo como suyo, realmente no pertenece a nadie. Parece aparecerse sólo cuando alguien se encuentra en una necesidad desesperada aunque se dice que se apareció en una ocasión a un Pooka borracho (es un rumor sin confirmar). Mientras tanto el Tren del Infinito sigue su camino y sólo C.J. sabe cuál será su siguiente parada.