EL DESARRAPADO
El Desarrapado lleva un abrigo viejo y un sombrero de color de óxido que le tapa los ojos. Es bajito y fornido, con brazos demasiado largos y piernas que se doblan de forma extraña. Dicen que tiene los ojos azules y que su sonrisa es amable, pero nadie puede asegurar si sigue vivo o no.
El Desarrapado vive en callejones o calles apartadas, debajo de bocas de alcantarilla o detrás de las esquinas, pero siempre solo. Aunque no sepan explicarlo, la gente nota algo raro cuando ven al Desarrapado. No quieren acercarse demasiado a él, y quieren alejarse cuando se les acerca. No encontrarás al Desarrapado calentándose las manos alrededor de un fuego encendido en un barril de basura y contando historias con los demás vagabundos; la gente prefiere pasar frío antes que compartir el fuego con el Desarrapado.
Dicen que el Desarrapado tiene unos gustos algo peculiares. Le gustan los niños, o según cuentan, los niños y niñas rollizos que juegan lejos de su casa.
El Desarrapado es la auténtica razón por la que los niños pequeños, dulces e inocentes, no deberían escaparse de su casa, porque los está esperando. Cuando se alejan una manzana de más, o toman la decisión de no volver, el Desarrapado se da cuenta. Cuando se detienen para pasar la noche, o se meten en un lugar oscuro para esconderse, sabe dónde encontrarlos. Y cuando se acuestan, o cierran los ojos y rezan para que todo pase, de repente aparece.
Dicen que busca el sabor de la auténtica inocencia, y que cuando lo encuentre, se convertirá en polvo. Pero todavía no lo ha encontrado, así que sigue buscando. Ha sido visto por todo el mundo, en todos los Feudos y ciudades. No molesta a los Rebeldes y a los Gruñones, aunque se dice que hace un saludo con el sombrero y sonríe a quienes lo reconocen. Si lo escoltan fuera de un Ducado, el Desarrapado se va, pero si intentan hacerlo por la fuerza, será a costa de mucha sangre, sudor y lágrimas.
El Desarrapado no es bienvenido en ninguna corte ni en ningún reino, aunque tampoco es que le preocupe demasiado. Es viejo, tan viejo que nadie recuerda un tiempo en que no existieran historias sobre el Desarrapado merodeando por los callejones y hostales. Hay historias sobre él, o sobre alguien que se la parecía mucho, acechando en las calles de Nueva York durante los disturbios de 1863, y desde entonces en un centenar de lugares y ocasiones. Ya no tiene importancia que las historias sean ciertas o no; se ha convertido en una leyenda. Se le atribuye cualquier desaparición de un Infantil (o de un niño); cualquier atrocidad recién descubierta provoca especulaciones sobre si el Desarrapado es el responsable.
Y haciendo que el Desarrapado forme parte de sus pesadillas, las demás hadas lo han convertido en algo mucho, mucho peor de lo que nunca podría haber sido.
Al fin y al cabo, los Changelings son criaturas del Ensueño, hechas a partir de la imaginación y la creencia febril. ¿Qué podría pasar entonces cuando los Changelings sueñan con uno de los suyos? ¿Y si ese sueño es una pesadilla?
Y ésta es la historia del Desarrapado, o por lo menos, su principio.
