[V5] Madrid Nocturno: El laberinto de las tinieblas

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Alexander Weiss
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Re: [V5] Madrid Nocturno: El laberinto de las tinieblas

#21

Mensaje por Alexander Weiss » 18 Oct 2021, 21:05

Imagen INVASIÓN Y REBELIÓN
Carlos IV era el segundo de los trece hijos del matrimonio de Carlos III con María Amalia de Sajonia. Comenzaba así un nuevo período de turbulencias, iniciado con terribles noticias llegadas de Francia: en 1789 estallaba en París la Revolución Francesa, cuya fogata se extendería como un reguero de pólvora hacia Madrid. Marcando el camino de la Revolución en 1790 un terrible incendio devoraba parte de la Plaza Mayor de la villa y más de cincuenta casas, aunque inmediatamente se iniciaba su reconstrucción.
Comenzó Carlos IV su reinado con actos generosos como el descenso de los precios del pan y el perdón de atrasos a los contribuyentes, pero ante los sucesos revolucionarios de Francia se fortalecían las facciones más tradicionalistas y conservadoras. Graves contratiempos internacionales, como la derrota de los ejércitos españoles ante las tropas revolucionarias, provocaron la caída de ministros afrancesados como Floridablanca o Aranda, y el ascenso del ambicioso valido Manuel Godoy, que se ganó la confianza de la reina María Luisa y posteriormente del propio rey.
Godoy decidió seguir una política profrancesa, acercándose al gobierno francés de Napoleón Bonaparte, lo que llevó al enfrentamiento con Inglaterra y a la derrota marítima de Trafalgar en 1805, donde fueron destruidas las flotas francesas y españolas. Apoyándose en el descontento hacia Godoy, el Príncipe Fernando se rebeló contra su padre, al que obligó a abdicar en 1808. Carlos IV se refugió en la ciudad francesa de Bayona, donde Napoleón atrajo al Príncipe Fernando y le obligaba a renunciar a la Corona, que rocambolescamente, fue a parar a manos del emperador francés, quien la cedió a su hermano José Bonaparte.
La entrada de los ejércitos franceses en España fue sonoramente contestada, y el 2 de Mayo de 1808 el pueblo se levantó en armas en una jornada heroica, aunque en última instancia, inútil, que dejó miles de muertos en los disturbios y fusilamientos posteriores. Estos sucesos, que se repetirían en otras ciudades españolas, prendieron la llama de la Guerra de la Independencia Española. Las Juntas españolas, reunidas en la ciudad de Cádiz, se declararon en oposición a los franceses y aprobaron la primera Constitución en 1812.
José I Bonaparte comenzó un inquieto y errático reinado, marcado por frecuentes huidas y regresos, odiado por un pueblo que no comprendía sus medidas modernizadoras, como la interdicción religiosa, que pusieron en pie de guerra a miles de frailes y monjas. “Contemplo pasivamente la devastación de un país que yo podía haber esperado hacer dichoso” decía a su hermano Napoleón, que se veía obligado a retirar tropas de otros frentes para mantener a raya a los guerrilleros españoles, pero todos los esfuerzos militares fueron vanos. El 28 de mayo de 1813 entraban en Madrid las tropas españolas mandadas por el guerrillero Juan Martín Díaz el Empecinado. Un año después el Príncipe Fernando recibía de nuevo la Corona y entraba en Madrid como Fernando VII.

La Catedral de las Tinieblas resistió bien los embates de los Topos del Carbón, sobre todo cuando otras Diócesis españolas enviaron Cofradías en apoyo del Arzobispo Moncada. Sin embargo, el incendio de 1790 se cebó especialmente entre los partidarios de los Lasombra. La Cofradía de los Jinetes de la Noche, una Cofradía nómada de León, fue completamente destruida, junto con varios miembros de la Lanza Sagrada. Aunque en aquellos momentos se creyó que se trataba de un nuevo episodio de la guerra entre las Cofradías, el incendio fue provocado por agentes del Príncipe Anastasio de Castilla, que azuzó las rencillas de la Guerra Civil del Sabbat.
Aunque con numerosas pérdidas, Patrick Roach y sus partidarios no cedían terreno, instalándose en las ciudades próximas a Madrid, realizando incursiones contra las Cofradías de la Catedral de las Tinieblas, y retirándose de nuevo a sus refugios como un enjambre de tábanos cebándose en un animal herido. Durante este período, Moncada se desentendió de la Corte Real, desestabilizada por el conflicto entre las facciones de conservadores y afrancesados. El gobierno del valido Godoy arrojó poco a poco el país en los brazos de Napoleón.
En 1803 el Regente Gorchist, del clan Tzimisce, viajó a la ciudad de México, donde se habían reunido notables personajes del Sabbat, que firmaron el Pacto de la Compra, que puso fin a la Primera Guerra Civil del Sabbat. El Regente convirtió México en su refugio, capital y corazón del Sabbat, incluyendo a la Arzobispo Melinda Galbraith en su consistorio. La intranquilidad y las inquietudes revolucionarias hervían en las colonias, aguardando su momento.
Pero en España la guerra continuó durante unos meses, antes de que el Arzobispo de Madrid decidiera aceptar los términos del acuerdo que ponía fin a las hostilidades entre las facciones del Sabbat. Poco después le seguirían el resto de los obispos españoles. En principio, Moncada no estaba muy conforme con las condiciones, y de hecho, envió mensajeros a México para que el Pacto de la Compra fuera renegociado, pero cuando España fue invadida por las tropas napoleónicas en 1808, acompañadas de numerosos vampiros de la Camarilla, invitó a Patrick Roach a unirse a la Catedral de las Tinieblas. La invasión supuso de facto el fin de la guerra civil.
En esta ocasión, los ejércitos de la Camarilla estaban dirigidos por Honoré de Montcalm, Justicar Brujah y numerosos arcontes Brujah y Toreador. El Príncipe Anastasio de Castilla fue reticente a unirse a la alianza, aunque varios de sus chiquillos participaron en la misma. La lucha fue sangrienta, pero los Cainitas de la Espada de Caín demostraron su astucia desvaneciéndose en las sombras y azuzando a los guerrilleros españoles contra los vampiros franceses y sus peones. La Camarilla y el Sabbat jugaron al ratón y al gato, y sufrieron numerosas pérdidas, pero finalmente se impuso la Espada de Caín. En 1813 Patrick Roach, el líder de los Topos del Carbón, y su Cofradía cayeron sobre el Justicar Brujah y su guardia personal y se destrozaron mutuamente, pero la caída del líder de la Camarilla supuso la derrota de su ejército, que desordenadamente se batió en retirada. La Torre de Marfil se dio cuenta de que la Catedral de las Tinieblas era demasiado poderosa para ser desalojada.
Tras la expulsión de los enemigos del Sabbat, el Arzobispo Moncada reunió a las Cofradías supervivientes y celebró una Asamblea conocida el Concilio de las Lágrimas Amargas. Por primera vez fueron nombrados tres obispos para Madrid, que conformarían la Trinidad de la Villa: Fray Martín de Silos, del clan Lasombra, Doña Teresa Valdés, antitribu Ventrue y Don Serafín Gutiérrez, antitribu Brujah y chiquillo de Patrick Roach, al que le fue rendido homenaje póstumo por su sacrificio.
También se produjo una reorganización de las Cofradías. Los Reyes de la Sombra habían sido completamente destruidos. La Lanza Sagrada había quedado reducida a dos Cainitas, y el Arzobispo decidió comenzar la creación de una nueva Cofradía compuesta íntegramente por Paladines: serían la base de los Doce Apóstoles. Los Códices Ocultos habían sido destruidos durante la guerra y era necesaria una nueva Cofradía que se encargara de la custodia de los documentos y escritos que el Sabbat ocultaba en El Escorial, pero mientras Moncada atendía otros asuntos dejó la Biblioteca en manos de los Duendes de Palacio.
Además de las anteriores, dos nuevas Cofradías se instalaron en Madrid: la Cofradía de San José, dirigidos por el nuevo obispo Don Serafín Gutiérrez, y El Cáliz Amargo, formada por supervivientes madrileños de la Guerra de la Independencia.

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#22

Mensaje por Alexander Weiss » 18 Oct 2021, 21:07

Imagen REVOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN
Por fin llegó a Madrid el 13 de Mayo de 1814, Fernando VII el Deseado, que fue precedido por numerosos despropósitos. Una de sus primeras medidas fue declarar nula la Constitución de Cádiz y las leyes emanadas de ella, y reos de muerte a quienes las defendieran; se rodeó de militares, eclesiásticos y nobles que propiciaron toda clase de abusos. La situación se degradaba, dividiéndose el país entre absolutistas y constitucionalistas. En 1821 el coronel Rafael Riego dio un golpe de estado en defensa de la Constitución de 1812, pero los ejércitos franceses, “Los Cien Mil Hijos de San Luis”, restauraron el gobierno absolutista tres años después.
El calamitoso reinado de Fernando VII fue sacudido por los enfrentamientos políticos, aunque se crearon escuelas gratuitas, la Bolsa o el Real Conservatorio de Música o la Puerta de Toledo (1817). También se iniciaron las obras del Teatro Real, las del Museo del Prado y las Caballerizas Reales, entre otros edificios y monumentos.
Moría finalmente el Rey Felón en 1833, dejando dos hijas: Isabel y María Luisa Fernanda. La primogénita Isabel fue nombrada heredera y sucesora de su padre. Su madre María Cristina de Borbón asumiría la regencia durante la minoría de edad de la princesa, que comenzó con malos presagios: una epidemia de cólera que provocó disturbios callejeros y ataques a monasterios y conventos. El hermano de Fernando VII, Don Carlos María Isidro, se negó a reconocer el testamento que nombraba heredera a la princesa Isabel, y los absolutistas lo apoyaron iniciando las guerras carlistas, para situarlo a él y sus herederos en el trono.
Fueron años tormentosos y románticos, marcados por la apertura del Teatro Príncipe, que presidía el reabierto Ateneo de Madrid. La agitación romántica fue paralela a la agitación política. La reina María Cristina renunció a la regencia en 1840, que quedó en manos del general Baldomero Espartero. Ante un intento de secuestro de la princesa Isabel, fue proclamada Reina de España en 1843. En 1846, tras una complicada sucesión de pretendientes apoyados por las distintas potencias europeas, Isabel II se casaba con su primo Francisco de Asís Borbón, sospechoso de impotencia y homosexualidad.
A pesar de la progresiva modernización de Madrid, con la aparición de recogida de basuras, nueva pavimentación, servicio de serenos, inauguración del ferrocarril hasta Aranjuez y servicio de incendios, la conmoción política continuó con numerosas insurrecciones. El crecimiento de la población continuaba, y hacia 1850 había alcanzado unos 300.000 habitantes.
En 1868 estalló una nueva Revolución liberal, que sorprendió a la reina Isabel II de vacaciones y facilitó su huida a Francia. Con el trono vacío se desató el caos político y callejero. El general Prim tomó la iniciativa y presentó la candidatura de un príncipe extranjero: Don Amadeo de Saboya, Duque de Aosta, cuya candidatura provocó la guerra entre Alemania y Francia. Pero para cuando Amadeo I llegó a España en 1870, su valedor, el general Prim, moría asesinado. En 1873, tras soportar atentados e insubordinaciones militares, Don Amadeo abdicaba ante el Congreso y el Senado, y abandonaba el país. Poco después las Cámaras proclamaron la Primera República, y tras un breve período de diez meses y medio en el que se sucedieron varios gobiernos, el general Manuel Pavía disolvía las Cortes y los militares proclamaban a Alfonso XII, hijo de la exiliada Isabel II, nuevo rey de España.

El reinado de Fernando VII fue para el Arzobispo de Madrid una sucesión de errores de cálculo. Moncada creía que tras la ocupación francesa la población se mostraría mayoritariamente a favor del regreso del absolutismo, pero tras haber recibido las libertades de la Constitución, muchos no deseaban regresar a la situación del Antiguo Régimen. En principio los peones de la Catedral de las Tinieblas se alinearon con los absolutistas.
En América las colonias españolas se sublevaron, tras una tensa situación precedida por algunos incidentes, pero cuando Fernando VII rechazó la Constitución en 1814 y comenzó un reinado de tiranía, la chispa de la revolución estalló. Moncada aceptó la pérdida de las colonias con reticencia, aunque muchos de sus servidores del Sabbat permanecieron en influyentes posiciones en los nuevos gobiernos que surgieron.
Pero la situación estaba lejos de estabilizarse. Una vez expulsada la Camarilla de Madrid, el Obispo Don Serafín Gutiérrez retornó a las intrigas iniciadas por su sire Patrick Roach, aunque durante un tiempo la imposición del Pacto de la Compra lo contuvo. El pronunciamiento de Riego de 1821 barrió a varios de los peones de los Lasombra del poder, y el Obispo aprovechó la ocasión para extender su propia influencia. Aunque los Cien Mil Hijos de San Luis restablecieron el absolutismo, en 1825 Don Serafín era el más poderoso e influyente de los Obispos de Madrid, y el principal rival del Arzobispo Moncada.
En 1834 la población madrileña asaltó varios conventos y monasterios, acusando a los eclesiásticos de haber provocado la epidemia de cólera y de conspirar para poner a los carlistas en el poder. Aunque Don Serafín no tuvo nada que ver con los motines, varios vampiros de la Cofradía de San Blas fueron destruidos durante los disturbios.
Paralelamente, y sobre todo tras la muerte de Fernando VII, Moncada percibió que el ascenso del liberalismo era inevitable, por lo que tomó medidas para adaptarse al nuevo orden. Los Duendes de Palacio, los espías del Arzobispo, comenzaron a aproximarse a políticos liberales y a aprisionarlos en sus redes de manipulación y corrupción. En toda España la Camarilla y el Sabbat utilizaron los enfrentamientos entre absolutistas y liberales para resolver sus conflictos.
Hacia 1848 el Obispo Serafín Gutiérrez creó una nueva manada: Los Hijos de la Constitución. Durante estos años la mayoría de las Diócesis castellanas: León, Burgos y Segovia se encontraban en manos de sus partidarios. Aunque limitado por el Pacto de la Compra Don Serafín esperaba forzar a Moncada a alcanzar un acuerdo. Su intención era terminar con la Hegemonía de Moncada, y poner la villa bajo el gobierno de un Consejo de Obispos que coordinara al conjunto de la Espada de Caín en España.
En 1863 el Regente Gorchist de México fue asesinado, iniciándose la Segunda Guerra Civil del Sabbat. Varios candidatos a la Regencia aparecieron a lo largo del mundo. Los antiguos europeos de la Espada de Caín consideraban que los Cainitas americanos habían fallado a la causa de la secta, y algunos propusieron que el Arzobispo Moncada de Madrid asumiera ese puesto. El voivoda Vladimir Rustovich, del clan Tzimisce, reunió en torno a su candidatura el apoyo reluctante de su clan.
Aunque en principio la candidatura de Moncada poseía apoyos firmes, nuevamente la Guerra Civil obstaculizó sus propósitos. En 1868 el Obispo Don Serafín se levantó en armas contra la Catedral de las Tinieblas, y el Arzobispo de Madrid se vio obligado a enfrentarse a su desafío. En medio de una convulsa situación política, Moncada consiguió derrotar y ajusticiar al díscolo Don Serafín en 1875. Más tarde se supo que el Obispo había recibido cartas y apoyos de Melinda, Arzobispo de México, para que torpedeara la tentativa de Moncada para hacerse con la Regencia. La Cofradía de San José fue disuelta, y los Hijos de la Constitución huyeron de Madrid, convirtiéndose en una Cofradía nómada, e instalándose en Segovia. Un nuevo Obispo fue nombrado, Don Claudio Robles, un antitribu Gangrel, Sacristán (ductus) del Cáliz Amargo.
La Segunda Guerra Civil permitió a Moncada estabilizar su control sobre las Diócesis españolas, aplastando los intentos de terminar con su Hegemonía y expandiéndose a costa de la Camarilla. Cuando el rey Alfonso XII llegó al poder, la guerra estaba prácticamente decidida en España. El Arzobispo Moncada era el poder vampírico predominante, y salvo algunos aislados enclaves de la Camarilla dispersos por el norte del país, la Espada de Caín dominaba la mayoría de las ciudades.

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#23

Mensaje por Alexander Weiss » 18 Oct 2021, 21:08

Imagen EL CAMBIO DE SIGLO Y LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA
El político conservador Antonio Cánovas preparó la llegada de Alfonso XII, definiendo el gobierno de la Restauración mediante un sistema de partidos, en el que se alternarían cíclicamente conservadores y progresistas. La Constitución de 1876 parecía que reconciliaba a los españoles con la monarquía. El giro favorable en la guerra contra los carlistas y la Paz de Zanjón (1878) con los rebeldes de Cuba, consolidó al nuevo rey en el trono. La popularidad del rey se extendió tras su matrimonio con su prima María de las Mercedes, que resolvía viejas querellas dinásticas con los Duques de Montpensier, padres de la novia. Sin embargo, la reina moría prematuramente casi en plena boda. La extensión del socialismo y el anarquismo surgió en medio de este período de estabilidad y hubo dos atentados contra la vida del monarca, que en 1879 casaba con María Cristina de Habsburgo-Lorena, archiduquesa de Austria, que le daría dos hijas y un hijo póstumo, Alfonso (1886), poco después Alfonso XII moría también prematuramente debido a la tuberculosis en 1885, con sólo 28 años, ante las expectativas de una paz duradera entre los políticos y la sociedad.
Durante el reinado de Alfonso XII, que coincidió con el auge de la era victoriana. se construyeron el Museo de Reproducciones Artísticas, la Estación de las Delicias, la línea férrea a Portugal y la construcción del Palacio de Cristal en el Parque del Retiro. Al mismo tiempo bullían la vida literaria y la actividad teatral.
La reina María Cristina de Habsburgo-Lorena asumió la regencia durante la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII, dando muestras de prudencia, discreción política y serena autoridad. Pero sucesos de todo orden llenaron el final del siglo XIX español: la aparición del cinematógrafo en Madrid; el asesinato de Antonio Cánovas (1897), que perjudicó la estabilidad del sistema de partidos; los socialistas comenzaron a cobrar fuerza en la capital; y tras una desastrosa guerra contra los Estados Unidos en 1898 se perdieron las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, produciendo una enorme conmoción en la sociedad española y la aparición de la “Generación del 98”, caracterizada por la autocrítica y el regeneracionismo.
Durante el período de la Regencia aparecieron con fuerza los nacionalismos periféricos: catalán, gallego, valenciano y vasco, poniendo en litigio la unidad nacional alcanzada desde la época de los Reyes Católicos. Se construyó el Banco de España y la Biblioteca Nacional de Felipe V se instaló en un nuevo edificio. A principios del siglo la villa ya superaba el medio millón de habitantes.
El 17 de mayo de 1902 Alfonso XIII fue proclamado mayor de edad por las Cortes, comenzando su reinado, pero bajo las apariencias brillantes de la ceremonia y fiestas de la coronación se ocultaban numerosos problemas, que no tardarían en surgir con plena fuerza. Los gobiernos de conservadores y progresistas se sucedían descontroladamente, tras la desaparición de los líderes políticos Cánovas y Sagasta, que habían consolidado el sistema de partidos, hubo tiranteces con las órdenes religiosas y con el Vaticano y la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Batemberg (1906) fue ensombrecida por un sangriento atentado anarquista, que dejó ileso al matrimonio real pero mató a muchos espectadores. La agitación social y tensiones políticas oscurecieron los sucesos felices de los primeros años de reinado, culminando en la gran huelga revolucionaria que paralizó la villa y perturbó la vida nacional en 1917.
El asesinato del presidente del gobierno conservador, Don Eduardo Dato, en 1921 y las noticias sobre el desastroso desastre militar de Annual en Marruecos, terminaron por provocar la intervención de los militares, y el general Miguel Primo de Rivera, tras un golpe de estado iniciado en Barcelona, llegó a Madrid, donde Alfonso XIII le recibió y encargó formar gobierno, legitimando el golpe y la consiguiente dictadura. El dictador consiguió solucionar militarmente la guerra de Marruecos, pero su gobierno fue alterado por huelgas, revueltas universitarias, actuaciones políticas de ex-ministros y de prestigiosos intelectuales, que formaron comités revolucionarios. El general Primo de Rivera decidió dimitir el 30 de Enero de 1930, a lo que siguió un período político inestable que culminaría en unas elecciones municipales, tras las cuales los republicanos obligaron a Alfonso XIII a abdicar y exiliarse en abril de 1931.

Tras la Restauración borbónica de 1875, que dio comienzo a un largo período de estabilidad, el Arzobispo Moncada se dio cuenta de que sus aspiraciones a la Regencia del Sabbat eran cuando menos una aventura arriesgada, ya que por un lado debía enfrentarse a una fuerte oposición por parte de los Tzimisce y Cainitas del Nuevo Mundo, y por otro lado toda su paciente labor en la península ibérica podía fragmentarse en nada ante sus enemigos españoles.
Moncada decidió que la Regencia podía esperar mejor momento. Aunque continuó apoyando a la facción Lasombra, volvió la vista hacia España, y se esforzó por consolidar su influencia. Aprovechando que se encontraba demasiado lejos de la influencia de los Cardenales de la Espada de Caín, comenzó a preparar a sus Paladines, reclutando a valerosos guerreros Cainitas, especialmente de las filas de sus chiquillos. En 1877 fue creada la Cofradía de los Doce Apóstoles, compuesta por Doce Paladines. La Cofradía estaba dividida en dos grupos de seis: la Lanza Sagrada, que constituía la principal protección de la Catedral de las Tinieblas, y la Legión Sagrada, que se constituyó en una Cofradía nómada que cumplía la voluntad del Arzobispo de Madrid. Aunque los Doce Apóstoles celebraban reuniones periódicas, la Legión Sagrada a menudo se encontraba en otras Diócesis.
Fue por esta época que el Arzobispo también decidió resucitar su proyecto de disponer de un grupo de eruditos a su servicio, interesado por la estructura creada por el Sabbat de la lejana ciudad de Montreal, para lo cual en 1899 el Arzobispo Abrazó a Andrés Roel, un estudiante de Historia procedente de una familia sin recursos a quien Moncada había tomado bajo su tutela. La voluntad de Moncada le convirtió en el Cronista Oscuro de Madrid, encargado de custodiar su Biblioteca. Para favorecer su cometido sería nombrado Sacristán de la Cofradía de los Escribanos, formada por eruditos y nodistas escrupulosamente seleccionados por Moncada.
Por último, y teniendo en cuenta la influencia de la Inquisición dentro de la Espada de Caín, y su activa participación partidista en la Segunda Guerra Civil del Sabbat, el Arzobispo atrajo a su dominio a un joven Caballero Inquisidor, Bartholomew Hutchinson, que fijó su residencia permanente en Madrid y al que Moncada rodeó de templarios bajo su control. Hacia 1900 moría asesinado por asaltantes desconocidos y uno de sus chiquillos asumía el control de la Inquisición. Cuando la Primera Inquisición fue disuelta en torno a 1919 y refundada en 1924 para asegurar su independencia y neutralidad, el Inquisidor de Madrid prestó fidelidad al Gran Inquisidor Julián de México, pero en la práctica la Inquisición madrileña quedó bajo el control del Arzobispo Moncada, formando la Cofradía de la Torre Quemada.
Los Hijos de la Constitución continuaron siendo los principales opositores de Moncada, aunque sus ataques se fueron espaciando cada vez más en el tiempo. Una tras otra, las Diócesis castellanas fueron cayendo bajo la influencia de seguidores de Moncada, y muchos Cainitas, desencantados con la opresiva autoridad del Arzobispo de Madrid y sus Evangelistas, emigraron al Nuevo Mundo, con la esperanza de sacar partido de la Guerra Civil, que continuaba en pleno apogeo. A pesar de estar reducidos a sólo tres miembros, los Hijos de la Constitución se negaron a renunciar a sus aspiraciones, y aguardaron su momento.
En 1910 tuvo lugar en Montreal la Conferencia de Caín, que puso los preliminares para la paz entre las distintas facciones del Sabbat. El cronista Andrés Roel asistió en representación del Arzobispo de Madrid. Aunque todavía no se había elegido un nuevo Regente, la Arzobispo Melinda Galbraith de México parecía tener los mayores apoyos. La guerra continuaría durante más de veinte años más, ya que no hubo acuerdo entre los Lasombra y los Tzimisce, que habían iniciado la guerra. En Europa y Norteamérica las rencillas dentro de la Espada de Caín se irían extinguiendo paulatinamente, pero el conflicto continuó en México y Sudamérica. Con la redacción del Código de Milán en 1933 y el apoyo masivo de los Serafines de la Mano Negra a la Arzobispo Melinda, ésta se convertiría en la nueva Regente, una solución de compromiso que aceptaron Lasombra y Tzimisce.
Una nueva amenaza contra el dominio de Moncada apareció hacia 1890, aunque en esta ocasión no vino del interior del Sabbat. Un anarquista conocido como Fernando García, del clan Brujah, estaba sentando los pilares de un nuevo Movimiento Anarquista, cuyos ataques irían dirigidos tanto contra la Camarilla como contra el Sabbat. Una de las primeras víctimas fue el Obispo Fray Martín de Silos, uno de los chiquillos de Moncada, asesinado durante un incendio en 1891. Los anarquistas se asentaron en las principales ciudades y se negaban a reconocer ninguna autoridad vampírica.
A pesar de sus espías y de numerosas ejecuciones, Moncada no fue capaz de terminar con el problema anarquista, pues al parecer los rebeldes estaban siendo ayudados por los Hijos de la Constitución y de una facción de vampiros del Sabbat conocidos como los Lealistas, formados a partir de los Cainitas desencantados con la Hegemonía de Madrid, que detestaban a Moncada y le acusaban de no ser diferente a los opresores de la Camarilla.
Los anarquistas continuaron realizando asesinatos selectivos y asestaron un nuevo golpe al Sabbat de Madrid en 1921, destruyendo a la Madre (Obispo) Teresa Valdés y la Cofradía de las Madres Solitarias, que adoptaban huérfanos como alimento y reclutas para la Espada de Caín. Una nueva Cofradía asumiría el papel de las Madres Solitarias en 1923, dirigida por un nuevo Obispo, la Madre Mónica Fernández, una antitribu Toreador.
Ese mismo año el general Primo de Rivera dio un golpe de estado y comenzó una dictadura con la aprobación del rey Alfonso XIII. El golpe benefició sobre todo a los militares bajo el control de destacados Ventrue de la Camarilla, pero no consiguieron sacar ventaja del inesperado éxito, aunque el antiguo Sangre Azul Juan Miguel Ramírez consiguió situarse con firmeza en las instituciones. A pesar del comienzo prometedor, el dictador Primo de Rivera perdió sucesivamente todos los apoyos que le habían permitido acceder al poder y gobernar el país y presentó su dimisión en 1930. El rey Alfonso XIII trató de formar un nuevo gobierno, pero su apoyo a la dictadura le había granjeado numerosas antipatías. En 1931 se proclamó la Segunda República Española. Poco después el Príncipe Anastasio de Castilla, por esta época Justicar del clan Ventrue, moría asesinado. El responsable fue uno de los Serafines de la Mano Negra, Jalan-Aajav.
Según los rumores, algunos Cardenales creen que a cambio de su aceptación de Melinda Galbraith como Regente del Sabbat, el Arzobispo Moncada fue recompensado con la muerte de su más antiguo enemigo. Poco después los líderes Lasombra y Tzimisce consolidaron la paz y como regalo conciliatorio Moncada recibió a tres vampiros albinos conocidos como los Ángeles de Marfil, del linaje de los Hermanos de Sangre. Los Ángeles de Marfil se convertirían en mensajeros, heraldos y coro del Arzobispo.

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#24

Mensaje por Alexander Weiss » 18 Oct 2021, 21:09

Imagen LA SEGUNDA REPÚBLICA
La Dictadura del general Primo de Rivera había sido centralista, clerical, aristocrática, simpatizante con el socialismo de Madrid y radicalmente contraria al nacionalismo catalán. Tras su dimisión en 1930, el general moría en París dos meses después. Su sucesor, el general Berenguer, carente del apoyo de los partidos políticos y ante los desórdenes con muertos en las calles de Madrid, los fusilamientos de Jaca y las detenciones de políticos, no pudo cumplir un año de mandato.
El último gobierno de la monarquía, formado por el Almirante Aznar, convocó elecciones el 12 de abril de 1931, con un resultado muy ajustado y ligeramente a favor de los monárquicos: 49,53 % (republicanos) y 49,72 % (monárquicos). Pero el peso de las mayorías republicanas en Madrid, y Barcelona terminó con la proclamación de la República el 14 de abril. Mientras tanto, ante la falta de apoyo del ejército, y para evitar un conflicto, el rey Alfonso XIII partía discretamente hacia el exilio, seguido por su familia.
La Segunda República se encontraba con un complicado panorama, e inició su marcha con enormes dificultades, en medio del saqueo de conventos, la destrucción de iglesias, profanación de cementerios y ataque a los religiosos. La semilla del desorden había prendido en Madrid, y los políticos no dudaban en difamarse mutuamente ni de protagonizar incidentes parlamentarios. Las primeras medidas gubernamentales –creación de escuelas, rebajas de precios, mejoras salariales- disiparon parte de la violencia, pero continuaron los incidentes como el asesinato de guardias civiles y brutales represalias, que obligaron a la aprobación de una Ley de Defensa de la República y al cierre de numerosos periódicos.
Pero los problemas continuaron en la política con la aprobación de los Estatutos de Cataluña y el País Vasco, más de mil huelgas en sólo diez meses, lo que unido a la inestabilidad del gobierno, propició el ascenso de los partidos más autoritarios. En 1934 se produjo una rebelión de izquierdas en Asturias, con alzamientos menores por toda la península, en respuesta a la victoria del gobierno de centro-derecha del presidente Alejandro Lerroux en las urnas. En Madrid los intentos populares de tomar el Ministerio de la Gobernación fracasaron, y en Cataluña el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó L’Estat Català, pero el ejército y el gobierno aplastaron la rebelión.
En medio de una situación ingobernable, que provocó la caída del gobierno de Lerroux, se convocaron nuevas elecciones que llevaron al poder al Frente Popular, una coalición de partidos de izquierdas. Los asesinatos del teniente Castillo y de José Calvo Sotelo hicieron saltar la chispa de un alzamiento militar iniciado en Melilla, y que se extendería por toda la península, provocando el estallido de la Guerra Civil Española.

La caída de la monarquía tomó a todos los vampiros españoles por sorpresa, pues no se esperaban una victoria tan temprana y repentina de los republicanos. En los disturbios que siguieron a la proclamación de la República, varios refugios de la Espada de Caín fueron asaltados, provocando la destrucción de algunos Cainitas. Se rumorea que agentes de la Inquisición o cazadores que actuaban de forma independiente consiguieron matar a más de doce vampiros, entre ellos algunos antiguos.
Los anarquistas de Fernando García, aliados secretamente con los Lealistas del Sabbat, aprovecharon la proclamación de la República española para instaurar su propio gobierno vampírico. Desde Barcelona Fernando proclamó que en España se alzaría una República Anarquista sobre las cenizas de los antiguos opresores de la Estirpe de Caín.
Desde la Camarilla se alzó el Príncipe Juan Miguel Ramírez de Castilla, del clan Ventrue que había sucedido al Príncipe Anastasio por encima de sus chiquillos. Juan Miguel pronto desplegó a sus agentes en el ejército y los partidos derechistas, especialmente Acción Popular, y posteriormente Falange Española, un partido de corte autoritario con una fuerte influencia del fascismo italiano.
El Sabbat se encontraba en una posición ligeramente peor que la Camarilla para resistir los ataques anarquistas, pero los antiguos de ambas sectas recordaban con temor los disturbios producidos por las Guerras Anarquistas durante la Edad Media, por lo que llegaron a acuerdos no formales para enfrentarse al desafío de Anarquistas y Lealistas.
Los asesinatos continuaron, y de la misma forma que hacían durante las Cruzadas contra las ciudades de la Camarilla, los Lealistas Abrazaron numerosos chiquillos para enfrentarlos a La Catedral de las Tinieblas, que veían como un símbolo de traición a la causa de la Espada de Caín.
Durante este período, el gobierno republicano se mantuvo relativamente libre de la influencia vampírica, pues los Cainitas estaban demasiado ocupados luchando unos contra otros como para preocuparse de las minucias del poder mortal.

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#25

Mensaje por Alexander Weiss » 18 Oct 2021, 21:10

Imagen LA GUERRA CIVIL
La Guerra Civil Española comenzó el 18 de Julio de 1936, extendiéndose por toda la península. Madrid fue el escenario de sangrientos episodios como la carnicería del Cuartel de la Montaña, en el que fueron asesinados militares y defensores comprometidos con el alzamiento, a la que siguieron una serie de atrocidades que convirtieron la ciudad en un campo de batalla, sufriendo los primeros bombardeos en agosto y con el Gobierno, desplazado a Valencia en noviembre, estableciendo el frente en la Ciudad Universitaria.
Madrid soportó durante veintinueve meses una situación de asedio, siendo cercada por los ejércitos rebeldes “nacionales”, aunque siempre con una comunicación abierta hacia Levante. La llegada de tropas de socorro del general Varela y las Brigadas Internacionales consiguieron estabilizar el frente.
Independientemente del bando hubo millares de presos, y los desmanes desbordaron la debilidad del gobierno republicano. En la Cárcel Modelo fueron asesinados partidarios republicanos de derecha, pero también filofascistas, militares que habían intentado mantenerse neutrales, y civiles. Los tribunales populares y checas arbitrarias tuvieron terribles efectos sobre la población. El terror, el hambre, los bombardeos y los crímenes se convirtieron en el pan de cada día, convirtiendo Madrid en una ciudad desolada y en ruinas, que en el límite de la desesperación llevó a una guerra interna entre sus defensores, entre quienes pretendían negociar la paz y prolongar la guerra, provocando más de dos mil muertos.
El 28 de marzo de 1939 el primer Cuerpo de Ejército del general Espinosa de los Monteros entraba en Madrid. Miles de balcones y ventanas arruinadas por los disparos dejaron mostrar banderas rojigualdas en señal de bienvenida. La guerra y el drama del pueblo de Madrid habían terminado…aunque no para todos, puesto que la rendición no suprimía las diferencias entre vencedores y vencidos.

Con el estallido de la Guerra Civil Fernando García y sus partidarios proclamaron abiertamente que la República Anarquista era una realidad, y se enfrentaron a los vampiros de la Camarilla en Cataluña, consiguiendo destruir al Príncipe de Barcelona antes de ser derrotados y expulsados poco después de la victoria del general Franco.
Al mismo tiempo los Lealistas, dirigidos por Don Ramón Palmeño, un antitribu Brujah y Sacristán de los Hijos de la Constitución, atacaron en Madrid, sembrando el terror en monasterios, conventos, iglesias e instituciones religiosas, que constituían los principales cimientos de la Catedral de las Tinieblas. Las demás Archidiócesis españolas se encontraban envueltas en los conflictos de la guerra, por lo que no pudieron enviar ayuda significativa en auxilio del Arzobispo de Madrid. Los Cainitas pelearon entre las ruinas de Madrid, sin darse cuartel alguno, y algunos perecieron inesperadamente debido a los bombardeos aéreos ocasionados por los ejércitos nacionales. Los Escribanos protegieron con uñas y dientes los archivos y bibliotecas de la Espada de Caín, y aprovecharon la confusión para hacer desaparecer antiguos y valiosos documentos que antes se encontraban a disposición de los mortales. Los Hijos de la Constitución se enfrentaron a los Doce Apóstoles en varios choques sangrientos, pero finalmente el poder de la sangre y las sombras terminó por imponerse, los Lealistas fueron derrotados y Don Ramón Palmeño ejecutado.
Durante la Guerra Civil cayó la Diócesis de Toledo, ante la aparición de una inesperada alianza de vampiros Nosferatu y Tremere de la Camarilla. En un acto de desafío los Brujos convirtieron la ciudad en su capital, donde se instalaría el Pontífice de Hispania. Irónicamente, la caída de Toledo ayudó a Moncada a derrotar a los Lealistas, ya que las dos Cofradías que habían huido de la Diócesis, la Espada de Toledo y el Altar de Sangre, se mostraron partidarias del Arzobispo de Madrid.
Poco después del final de la Guerra Civil un nuevo enemigo entró en Madrid: Entre los ejércitos franquistas se encontraban numerosos vampiros del clan Ventrue al servicio de Juan Miguel Ramírez, Príncipe de Castilla, quien jugándose el todo por el todo concentró su ataque sobre la Catedral de las Tinieblas. Los Doce Apóstoles se retiraron, facilitando el paso de los Ventrue hacia las oscuras catacumbas donde se refugiaba el Arzobispo Moncada. Fueron devorados por la oscuridad y ninguno volvió a ser visto.
En mayo de 1939, el Arzobispo convocó a los Cainitas que habían sobrevivido a la guerra, bajo la atenta vigilancia de los Doce Apóstoles, en una de sus escasas apariciones fuera de la seguridad de la Catedral de las Tinieblas, que cada vez eran más espaciadas. Nombró nuevos líderes para reemplazar a los caídos, proscribió a los Lealistas y sus simpatizantes, y nuevamente se retiró a la oscuridad protectora de las catacumbas. En los años siguientes aconsejó a sus servidores en la reconquista de las Diócesis de Zaragoza y Valencia, que habían caído en manos de la Camarilla.

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Re: [V5] Madrid Nocturno: El laberinto de las tinieblas

#26

Mensaje por Alexander Weiss » 18 Oct 2021, 21:11

Imagen LA DICTADURA FRANQUISTA
Madrid era nuevamente la capital de una España unificada, y el general Francisco Franco Bahamonde se convirtió en el jefe de estado del nuevo gobierno dictatorial. En principio el dictador se mostró partidario de los gobiernos de Hitler y Mussolini en Alemania e Italia, así como de otros gobiernos dictatoriales europeos, pero a medida que transcurría la Segunda Guerra Mundial y el conflicto se volvía en contra de las potencias del Eje, su apoyo se iría matizando hasta desaparecer por completo.
Comenzó una época de intensa reconstrucción, marcada por años de pobreza y hambre, pero poco a poco el aislamiento internacional fue desapareciendo y España comenzó a beneficiarse de la ayuda exterior, de las divisas enviadas por los emigrantes españoles y del creciente turismo, que llevaron lentamente hacia la prosperidad económica en la década de 1960. Pero la dictadura de Franco no consiguió borrar por completo la huella de los vencidos, ni la conciliación del país: comenzaron las primeras huelgas obreras y estudiantiles, lo que llevó al régimen a abrir prudentísimos avances en la libertad de expresión.
De un gobierno inicialmente falangista, y dirigido por Franco equilibrando el poder de todas las facciones y enfrentándolas entre sí, se llegó en la década de 1960 a un gobierno mixto de tecnócratas y católicos conservadores, bajo la influencia del Opus Dei. El dictador permitió el regreso de la familia real exiliada en la figura del Príncipe Don Juan de Borbón y de su hijo Juan Carlos, siendo este último nombrado por Franco como sucesor con el título de rey en 1969.
Durante estos años también hizo su aparición la banda terrorista ETA, surgida del seno del nacionalismo vasco, que cometería sangrientos atentados en toda España y que llegaría a asesinar al presidente del gobierno, el Almirante Luis Carrero Blanco. Todavía se produjeron algunas condenas a muerte y ejecuciones por parte del régimen franquista, pero éste estaba llegando a su fin. Franco murió el 20 de Noviembre de 1975.

Después de la guerra civil la mayoría de los vampiros de la Camarilla rechazaron al Príncipe Juan Miguel Ramírez y a los Ventrue falangistas, que en sus ansias de alcanzar el predominio vampírico en España habían causado numerosos desmanes y asesinatos, y ni siquiera habían conseguido su objetivo de derrotar a Moncada y conquistar Madrid. El dominio de Castilla se fragmentó, y Juan Miguel Ramírez sólo pudo conservar su poder e influencia en la ciudad de Valladolid.
Moncada y sus servidores hicieron leña del árbol caído, atacando las ciudades castellanas, y pronto la mayoría se convirtieron en santuarios del Sabbat. Sólo Ávila, Soria y Valladolid escapaban por completo a la sombra de la Espada de Caín. Al mismo tiempo los peones del Arzobispo de Madrid hacían caer en desgracia a Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y líder de Falange Española, y después de la Segunda Guerra Mundial el poder de los falangistas y sus parásitos Ventrue fue reducido drásticamente.
Mucho se ha comentado sobre las relaciones entre el dictador Francisco Franco y el Arzobispo Moncada. Aunque algunos Cainitas foráneos afirman que el Caudillo de España era un peón completamente sometido a los deseos de los Lasombra, la verdad es que Franco nunca sirvió más que a sus propios deseos, que coincidían en buena parte con los del Sabbat, pero no siempre fue así. No obstante, existen rumores que indican que Moncada visitó privadamente a Franco en al menos una ocasión, mostrándole abiertamente su poder, no se sabe muy bien si para ofrecerle el Abrazo o para amedrentar su voluntad. Si esta visita se produjo, tal vez pudiera explicar el interés del dictador en dormir rodeado de reliquias sagradas, como el brazo de Santa Teresa, pero aunque Franco sirvió bien a los intereses del clan Lasombra, nunca llegó a recibir la sangre.
La época de prosperidad coincidió con una pugna entre las Cofradías madrileñas por el poder, pues Moncada parecía cada vez más despreocupado de los asuntos internos de la villa. Las dos Cofradías toledanas, la Espada de Toledo y el Altar de Sangre, unieron sus fuerzas en la política local y consiguieron que Don José Luis de Villanueva fuera nombrado Obispo tras derrotar en un duelo de Monomacia a su predecesor, Don Claudio Robles.
Nuevas Cofradías llegaron a Madrid, aprovechando el auge demográfico, pues la ciudad crecía rápidamente debido al importante flujo de emigrantes procedentes del resto de la península, entre ellas se encontraba la División Azul, fundada por Don Ángel Carvajal, un soldado español que había sido Abrazado durante la Segunda Guerra Mundial en Rusia. La mayoría de los nuevos Cainitas que acudían a la capital de España no pertenecían a la Catedral de las Tinieblas, que representaba aproximadamente una tercera parte de los vampiros madrileños.
El Arzobispo de Madrid apenas participaba en estos conflictos, que consideraba que eran una muestra de la buena salud de su dominio, permitiendo que los más fuertes se alzaran sobre las cenizas de los más débiles, pero por si acaso manteniendo a sus Paladines de la Cofradía de los Doce Apóstoles atentos para evitar desórdenes excesivos. Fue durante esta época, y sobre todo tras el breve estallido de violencia de la Tercera Guerra Civil del Sabbat, en 1957, que comenzó a mostrar más preocupación por los asuntos del Nuevo Mundo. En realidad estaba trazando las primeras líneas para reclamar la Regencia del Sabbat, a la que había aspirado en el siglo anterior.
Los Lealistas habían sido completamente aplastados tras la guerra civil española, pero algunos de sus ideales permanecieron. Muchas de las Cofradías ajenas a la Catedral de las Tinieblas sentían una mezcla de temor y desconfianza hacia Moncada, cuya opresora influencia resultaba cada vez más asfixiante. Amparándose en su cada vez mayor número, pronto comenzaron a surgir algunas conspiraciones destinadas a derrocar al Arzobispo. Es necesario decir que muchas de estas conspiraciones habían sido planeadas por el propio Moncada, como una forma de medir hasta qué punto podía contar con la fidelidad de sus “feligreses”. Aunque no faltaban los traidores, la mayoría de los vampiros madrileños habían vivido demasiado tiempo bajo la sombra del Arzobispo como para plantear una oposición seria.

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Re: [V5] Madrid Nocturno: El laberinto de las tinieblas

#27

Mensaje por Alexander Weiss » 18 Oct 2021, 21:13

Imagen EL PERÍODO DEMOCRÁTICO
Bajo el gobierno de Don Carlos Arias Navarro, último presidente de la dictadura franquista, confirmado en el cargo por el sucesor designado de Franco, el rey Juan Carlos I, se inició un período de tensa y relativa calma, comenzando un sorprendente proceso de Transición que convertiría el estado autoritario en una democracia parlamentaria. El rey eligió a Adolfo Suárez para que dirigiera el proceso utilizando las leyes vigentes. Adolfo Suárez se reunió con el líder de los socialistas españoles, Felipe González, iniciando un diálogo con la oposición al franquismo.
Se produjeron algunos incidentes violentos y trágicos, como el asesinato de varios abogados sindicalistas, secuestros de políticos y los atentados de ETA, que enturbiaron la vida social y política. Al mismo tiempo se abrieron cauces de comunicación con el gobierno republicano en el exilio, abriendo la puerta al regreso de miles de republicanos y sus descendientes, que habían huido al terminar la Guerra Civil Española. La legalización del Partido Comunista español fue muy discutida, pero finalmente se celebraron las primeras elecciones generales de 1977, que llevaron al poder al partido centrista Unión de Centro Democrático, presidido por Adolfo Suárez. A través de los Pactos de la Moncloa las fuerzas políticas españolas consiguieron nuevos avances en la Transición democrática, elaborando una Constitución en 1978, aprobada en referéndum.
El golpe de estado de 1981, dirigido por el teniente coronel Antonio Tejero, fue rápidamente neutralizado, y aunque provocó la dimisión de Adolfo Suárez y la caída del gobierno de UCD, no modificó el curso de los acontecimientos democráticos. En 1982 las urnas daban la victoria al Partido Socialista Obrero Español, que conseguía introducir a España en la Comunidad Económica Europea y en la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El acceso de los socialistas al poder consolidaba el cambio democrático y abrió una fase que modificaría los aspectos sociales y urbanísticos de Madrid. Derrotado en las elecciones de 1996, el PSOE dejaba paso al gobierno conservador del Partido Popular, presidido por José María Aznar, que regiría los destinos de España durante los siguientes ocho años.
Como capital de España, desde la transición democrática la ciudad de Madrid fue regenerada desde el ámbito urbanístico y social, convirtiéndose en un importante núcleo cultural europeo. La movida madrileña fue sólo el arranque de este nuevo impulso, acompañado por mejoras sociales para los madrileños. Se construyeron nuevas bibliotecas, instituciones deportivas, centros de salud, se limpió el río Manzanares y se diseñaron nuevas avenidas de comunicación. El papel de las grandes empresas inmobiliarias inició un nuevo estilo en Madrid, con nuevos barrios, zonas verdes, piscinas, parques infantiles, etc., atendiendo a las necesidades sociales.
Aunque las primeras alcaldías democráticas de Enrique Tierno Galván y Juan Barranco estuvieron protagonizadas por gobiernos socialistas con apoyos comunistas, con el tiempo la vida política de la ciudad viraría a posiciones más conservadoras con Agustín Rodríguez Sahagún, José María Álvarez del Manzano y Alberto Ruiz Gallardón.
Madrid, que contaba con más de 1.620.000 habitantes al comenzar la guerra civil, y menos de un millón de supervivientes entre las ruinas de la rendición, superó los cinco millones de habitantes. De ser una ciudad eminentemente de funcionarios se convirtió en una gran urbe industrial y de servicios, gracias a la anexión de municipios adyacentes como Chamartín de la Rosa, los dos Carabancheles, Canillejas, Hortaleza, Canillas, Aravaca, Barajas, el Pardo, Vallecas, Vicálvaro y Fuencarral. De esta forma se consolidó una gran área metropolitana que provocaría enormes problemas de circulación. Nuevos barrios periféricos, ordenación de bulevares, cientos de miles de viviendas de protección oficial o subvencionadas resaltaron y alteraron los planes urbanísticos dando una nueva fisonomía a la villa.

El final de la dictadura franquista no fue bien recibido por muchos Cainitas. Algunas Cofradías del Sabbat habían encontrado su sustento entre la miseria de los arrabales y en las cárceles madrileñas, y sin duda muchos de los rumores sobre los excesos allí cometidos en la época de la dictadura, aunque indudablemente llevan el sello de la crueldad del género humano, algunos también pueden achacarse a la mano de los Cainitas.
Después del error cometido durante el regreso de Fernando VII a principios del siglo XIX, Moncada se contentó con vigilar a la monarquía desde la distancia ayudado por la red de espías de los Duendes de Palacio, y pronto percibió que el gobierno avanzaba imparablemente hacia la democracia, por lo que prefirió no entrometerse, para no arriesgar una nueva guerra civil. No fueron tan serenos otros Cainitas, como La División Azul, que sembraron el desconcierto y la desconfianza entre los militares intentando provocar un golpe de estado, que aunque se materializó en 1981, no dio los frutos deseados.
Durante estos años inciertos Moncada invitó a la Cofradía del Opus Nigrum, un grupo creado por un sacerdote Abrazado por los Lasombra a instalarse en Madrid. El Opus Nigrum combinaba una estructura eclesiástica (estaba compuesta exclusivamente por sacerdotes) con numerosos contactos en la sociedad mortal, especialmente entre numerosos empresarios y financieros. En cierta manera asumieron el papel de los desaparecidos Reyes de la Sombra.
El crecimiento desordenado de Madrid y la llegada de numerosos emigrantes llevaron a los Cainitas madrileños a Abrazar con bastante abandono, en ocasiones simplemente para “marcar” determinados territorios y ponerlos bajo la influencia de la Espada de Caín. A partir de 1982 y hasta finales de la década de 1997 aparecieron numerosas Cofradías de neonatos inexpertos e insensatos. La mayoría no tenían ningún lazo con la Catedral de las Tinieblas, aunque no se atrevían a discutir la autoridad del Arzobispo Moncada.

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Re: [V5] Madrid Nocturno: El laberinto de las tinieblas

#28

Mensaje por Alexander Weiss » 19 Oct 2021, 18:42

Imagen HACIA EL SIGLO XXI
En la mañana del 11 de marzo de 2004 la red de transporte de cercanías de Madrid fue afectada por una serie de atentados con bomba que fueron reivindicados por la organización Al-Qaeda, el ataque terrorista más grave sufrido por España y Europa, en el que murieron 192 personas y varios cientos más resultaron heridas. El atentado marcó las elecciones generales, y el nuevo gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero inició una nueva etapa política, con una serie de medidas sociales como la reforma del divorcio o la ley del matrimonio homosexual.
A pesar del cambio de gobierno en España, en Madrid se mantuvo un gobierno conservador presidido por el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, y con Esperanza Aguirre como presidenta de la comunidad. Durante este período se remodelaron las autopistas de circunvalación de Madrid y se recuperaron las orillas del río Manzanares con zonas ajardinadas. Sin embargo, los proyectos de la alcaldía conllevaron un masivo endeudamiento, y las iniciativas para que la ciudad fuera nominada como sede de los Juegos Olímpicos fracasaron.
En el año 2011, con el nombramiento de Alberto Ruiz-Gallardón como Ministro de Justicia fue elegida la primera alcaldesa democrática: la conservadora Ana Botella, esposa del ex presidente José María Aznar. Su política fue continuista con la de su predecesor, y estuvo marcada por la venta irregular de viviendas públicas y el masivo endeudamiento. En el año 2015, tras una serie de protestas derivadas de la crisis económica y el aumento del desempleo, una alianza entre socialistas y el partido de izquierdas Ahora Madrid llevó a Manuela Carmena a la alcaldía, iniciando una serie de reformas y tratando de reducir la deuda pública del ayuntamiento. Sin embargo, estas reformas se detuvieron en el año 2019, cuando una alianza de partidos conservadores permitió que José Luis Martínez-Almeida fuera investido alcalde de Madrid. Muchas de sus primeras medidas deshicieron las reformas de la administración anterior.
Durante la crisis sanitaria del covid en el año 2020 todos los grupos políticos municipales unieron esfuerzos contra la pandemia. A medida que avanza el siglo XXI la ciudad afronta nuevos retos y problemas: el aumento continuado del precio de la vivienda, la expansión de la ciudad y la creación de nuevos barrios, la remodelación del centro histórico, y la integración de la población inmigrante.

Hacia 1998 los Cainitas sufrieron su propia pandemia: La Maldición de la Sangre. Se trataba de una enfermedad que marchitaba la sangre en las venas de los neonatos e incluso provocó la Muerte Final de varios antiguos. Algunos sospechan de la Muerte Negra, que hacía siglos había causado estragos tanto entre mortales como entre Cainitas. La Maldición de la Sangre llevó al Arzobispo Moncada a aislar el dominio de Madrid, ordenando a los Arzobispos y Obispos de otras ciudades españoles a cualquier Cainita que intentara romper el aislamiento hasta que la enfermedad no hubiera sido atajada.
Unos meses después, el Arzobispo Moncada anunció que había encontrado una cura para la Maldición de la Sangre. Todos los que bebían de ella quedaban curados o inmunizados contra el contagio y podían transmitir la cura a quien bebiera de ellos. La hazaña del Arzobispo Moncada fue reconocida por la Regente del Sabbat con los títulos de Primado de España y Cardenal Maledictum Sanguinem.
Como nuevo Cardenal, una de las primeras medidas de Moncada fue convocar una serie de Cruzadas que llevaron al Sabbat a conquistar varios dominios en Sudamérica y la Costa Este de los Estados Unidos. El Cardenal dirigió la ofensiva como un consumado estratega, desplegando a sus seguidores y enviando a la Legión Sagrada, sus más poderosos Paladines, en ayuda de los Cainitas americanos. Su objetivo último era conseguir el poder suficiente para asumir la Regencia del Sabbat, un proyecto demorado durante siglos.
Pero el avance de las Cruzadas fue respondido por sus enemigos. Inesperadamente un grupo de asesinos del clan Assamita asediaron el refugio del Cardenal, enfrentándose a sus guardianes. Se trataba de una distracción que permitió que uno de los asesinos se infiltrara en las catacumbas bajo la catedral de la Almudena y destruyera al propio Moncada, ayudado por su chiquilla rebelde, Lucita de Aragón. Las sombras invocadas para defender el santuario se volvieron contra el Cardenal, que finalmente encontró el castigo a sus pecados, como siempre había vaticinado.
Mucho se discutió sobre la autoría de la muerte de Moncada, y en los meses siguientes, varios vampiros del clan Assamita fueron atacados y asesinados en represalia, al mismo tiempo que la ofensiva del Sabbat en América se detenía.
Lucita de Aragón reapareció en el año 2000 en Madrid, anunciando que se había unido al Sabbat y reclamaba el Arzobispado de Madrid como legado de su sire Moncada. Sin embargo, la oposición de los antiguos Lasombra presentes en la ciudad se lo impidió, y Lucita se retiró, aguardando su momento. Siguieron una serie de pretendientes al Arzobispado, y alguno de ellos incluso llegó a gobernar brevemente, pero los Cainitas madrileños se enfrentaban entre sí sin aceptar un candidato de consenso.
En el año 2004 llegó de México un nuevo Cardenal enviado por la Regente: el antiguo Eliécer de Polanco. Eliécer creó un consejo de tres Obispos para el gobierno de Madrid, y consiguió el apoyo de varios antiguos del clan Lasombra. Su gobierno comenzaba con buenas expectativas, y parecía que la Espada de Caín podría recuperar el poder perdido.

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Re: [V5] Madrid Nocturno: El laberinto de las tinieblas

#29

Mensaje por Alexander Weiss » 19 Oct 2021, 18:43

Imagen LAS NOCHES FINALES
Pero no pudo ser. El atentado del 11 de marzo del año 2004 tendría consecuencias que alterarían para siempre el mundo de los Cainitas de Madrid. El atentado en sí no sólo sorprendió a los mortales, sino también a los Cainitas madrileños, que enseguida comenzaron a buscar un culpable entre sus filas.
Sin embargo, los investigadores mortales, en su búsqueda de responsables terminaron tropezando con la existencia de los Cainitas. Pronto se formó una división especial, que estableció contactos con la Inquisición española y otros cazadores, preparando una actuación rápida y decisiva.
En el año 2008, al mismo tiempo que la Segunda Inquisición actuaba en otros lugares del mundo, en Madrid la alianza de cazadores de vampiros atacó los refugios de destacados Cainitas en la ciudad de Madrid. Dos Obispos fueron destruidos, y la Catedral de las Tinieblas, el orgulloso refugio subterráneo donde se reunían los Lasombra de Madrid, fue atacado durante el día y destruido con cargas explosivas.
El Cardenal Eliécer de Polanco fue responsabilizado por el ataque, acusado de negligencia, de incompetencia, e incluso de haber utilizado a los inquisidores para deshacerse de sus rivales, entre ellos el Duque Alonso Pérez de Medina Sidonia, que había sobrevivido a un ataque contra su refugio. El Cardenal tuvo que enfrentarse a varios duelos de monomacia y la rebelión de varias cofradías Cainitas que rechazaron su autoridad, y que lo abandonaron.
Presionado por sus enemigos, que se organizaron en torno al Duque de Medina Sidonia, el Cardenal de Polanco acudió a los Amici Noctis del clan Lasombra, que se habían reunido para dar una respuesta a la crisis a la que se enfrentaba el clan, los ataques de la Segunda Inquisición y las señales del despertar de los Antediluvianos.
En los años siguientes Eliécer de Polanco estableció negociaciones con la Camarilla, al mismo tiempo que comenzaba una purga secreta de muchos de sus rivales entre la jerarquía del Sabbat, que desaparecieron uno tras otro. Estos ataques fueron atribuidos a la Segunda Inquisición, pero los responsables fueron Eliécer y sus partidarios entre los Lasombra madrileños.
Finalmente, en el año 2012, cuando ya sólo quedaba un puñado de Cainitas en Madrid, Eliécer de Polanco fue proclamado Príncipe de la Camarilla con el apoyo de sus seguidores, que habían comprado su admisión en la secta enemiga con el sacrificio de sus compañeros. Pocos mostraron oposición, al tiempo que Vástagos de otros clanes, invitados por el nuevo Príncipe, tomaron posiciones en varios barrios de Madrid, acabando con cualquier oposición.
El gobierno del Príncipe Eliécer de Polanco y la Camarilla de Madrid comenzaba de nuevo con buenas perspectivas, pero no tardó en enfrentarse a las primeras crisis. En el año 2015 un intento de los Anarquistas de utilizar el movimiento 15 – M para debilitar el poder de la Camarilla fue detenido, pero su presencia no pudo ser erradicada.
Sin embargo, lo peor llegaría unos años después. Los Cainitas supervivientes de Madrid recibieron apoyo del Sabbat de otras ciudades y Lucita de Aragón reapareció en el año 2018, proclamándose Arzobispo de Madrid. Su primera ofensiva acabó con varios antiguos de la Camarilla madrileña, entre ellos varios Lasombra, y pronto se convirtió en la principal amenaza al dominio de la secta en la ciudad.
Las batallas entre la Camarilla y el Sabbat de Madrid se recrudecieron, en medio de los ataques de la Segunda Inquisición y de los Anarquistas. A principios del año 2020 el Príncipe Eliécer de Polanco y la Arzobispo Lucita de Madrid se enfrentaron personalmente en una batalla en la que participaron arcontes de la Camarilla y templarios del Sabbat. La lucha entre los dos antiguos fue una batalla de sombras en medio de una tormenta, y su choque de poder hizo tambalearse los cimientos de las sectas.
El resultado fue incierto. Los dos antiguos desaparecieron en cuanto amaneció. Se rumorea que uno, o los dos, fueron destruidos, o que cayeron en letargo. En los últimos años, sus seguidores actúan siguiendo instrucciones indirectas. Quizás los dos antiguos prosiguen la guerra mientras se recuperan de sus heridas, o prefieren enfrentarse desde la oscuridad, sin revelarse hasta que llegue el momento. O quizás alguien haya aprovechado su desaparición para establecerse como un nuevo poder y tomar el control de sus peones.
En cualquier caso, en Madrid la guerra de las sectas continúa. Tal vez una nueva figura de poder aparezca en el futuro y consiga gobernar sin oposición como en otros tiempos, pero ahora mismo, esa posibilidad parece muy lejana en medio de las convulsiones de las Noches Finales.

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Re: [V5] Madrid Nocturno: El laberinto de las tinieblas

#30

Mensaje por Alexander Weiss » 19 Oct 2021, 21:29

Imagen LIBRO TRES: LA PIEL DE MADRID
El 85 % de la población de Madrid se concentra en la ciudad propiamente dicha y en su zona metropolitana. La ciudad creció tanto durante el siglo XX que ha pasado de ser una humilde villa castellana a una de las grandes capitales europeas, con todas sus ventajas pero también con numerosos inconvenientes: tráfico caótico, contaminación acústica y atmosférica, una fuerte especulación del suelo y una fuerte dependencia de los medios de transporte privados y públicos.
Sin embargo, a pesar de haberse convertido en una enorme urbe industrial, Madrid depende más que nunca de su entorno ambiental, dependiendo de los embalses de los ríos del norte. Sólo sobreviven algunas islas de naturaleza en sus enormes parques urbanos, un lujo que no pueden permitirse otras grandes ciudades de Europa, como los parques de El Pardo, El Retiro y la Casa de Campo, que alivian a los madrileños de las miserias ambientales de la ciudad. Por otro lado, las calles de la ciudad se encuentran entre las más arboladas de Europa.
La presencia del Sabbat en la ciudad desde los principios de la secta ha marcado innegablemente la ciudad. Moncada y los tradicionalistas Lasombra cubrieron su dominio con un manto de oscuridad moral que ha insensibilizado a la gente, volviéndola cada vez más ciega hacia la violencia, el crimen y el sufrimiento ajeno. Muchos hacen oídos sordos a las cosas terribles que acechan justo en la frontera de sus sentidos, esperando que llegue la luz del día. Pero algunos se atreven a sumergirse gozosos en la oscuridad, sirviendo voluntariamente al terror acechante.
La guerra actual entre la Camarilla y el Sabbat no ha contribuido a mejorar la situación, quizás creando un escenario más violento en el límite de la visión de los mortales, atrayendo una atención que puede resultar peligrosa, pues cada vez más la impunidad de la que creían gozar los no muertos se ve amenazada no sólo por sus enemigos, sino también por los propios mortales, y el poder letal de la Segunda Inquisición.
El crecimiento desordenado de Madrid también ha provocado la extensión del caos y la corrupción. Aunque ciertas zonas de atmósfera elitista parecen fortalezas de seguridad, si se araña la superficie surgen numerosos y escabrosos episodios de violencia urbana, criminalidad, guerras entre bandas y grupos étnicos, asesinatos en serie y violencia doméstica. En los crímenes que ocurren en la oscuridad, donde nadie se atreve a mirar, es donde los vampiros anidan, como parásitos decadentes, tal vez mostrando la verdadera esencia de su ser.

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