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por Pagliacci » 13 Ene 2022, 00:03
Finalizando mi repaso por las crónicas publicadas de 5ª, escribo este análisis de Styx & bones (Estigia y huesos). Realmente, es un juego de palabras procedente de un dicho: "Sticks and stones may brake my bones." Así que, podríamos traducirla libremente como Hierros y huesos. La crónica fue publicada como el octavo y último capítulo de Cults of the blood gods y trata de aprovechar todo el contenido presentado en este libro, especialmente, en lo concerniente a los Hécata.
La crónica nos sitúa en Munich, un escenario original y dibujado de forma muy interesante. Se trata de una ciudad en la cual la estirpe se encuentra en reconstrucción, después de que la policía secreta (formada a partir de los grupos contraterroristas de las olimpiadas) barriera la ciudad. Sólo hace unos pocos años que una nueva Príncipe ostenta el título y los Hécata han conseguido ser aceptados en la ciudad o tolerados.
En la primera parte de la crónica conocemos las rivalidad entre antiguos enemigos, especialmente entre la heraldo Mora, vidente de muerte, y el giovanni Hiromitsu Asano, cuyo sire fue asesinado por la antigua heraldo. La madre Anja, como líder del clan, logra mantener una frágil paz, basada en la reunión y reunificación de las dinastías de nigromantes.
Anja y Mora les encomiendan a los personajes una tarea, asistir a una subasta y conseguir una vasija obtenida del mausoleo de Augustus Giovanni. Comprarla es casi imposible, dado el interés que despierta. Y, muy probablemente, los personajes tengan que acabar robándola o matando a su comprador para obtenerla (un importante miembro del culto de Mithras).
Además, a los personajes se les encarga secuestrar a un hombre para llevar a cabo el sacrificio necesario y utilizar la vasija. A continuación, Mora y Anja realizan un ritual para traer de vuelta a Constancia (personaje clave del pasado de los Capadocios), el ritual funciona, un hombre es ejecutado a sangre fría y el alma retorcida de una antigua toma el control del cuerpo, tras siglos en el inframundo.
En este punto, la crónica realiza una transición, abriendo un capítulo distinto. Días después, aparece un cadáver destripado brutalmente en las calles de Munich, el símbolo del clan Hécata grabado en el suelo y los jugadores tienen pesadillas al respecto. Todas las miradas apuntan a ellos y la Principe les obliga a investigar el caso o el clan será purgado y expulsado de la ciudad.
Entonces aparece otro cadáver y otro. Pronto queda claro que las muertes continuarán, los asesinatos son salvajes y el símbolo de la muerte, los rostros de Hécata aparecen al lado de las víctimas. Los indicios apuntan a que es uno de los suyos el culpable y, en esas circunstancias, Asano les ataca.
En esta confrontación a muerte se ve al giovanni consumido por el dolor, los personajes secuestraron y acabaron con su piedra de humanidad para el ritual, siguiendo las órdenes de Mora. Asano les culpa de ello, con razón, y posiblemente muera en la trampa tendida por Mora, la vidente de muerte.
Al final se revela (oh, sorpresa) que el bicho que habían traído del más allá era el responsable de las muertes. Y que Mora está realizando un ritual para tumbas la barrera entre las tierras de la piel y el inframundo. En realidad, la criatura que regresó ni siquiera es un vampiro, sino un resucitado (risen), un tipo de no-muerto propio de Wraith: El olvido y que recuerda a los Kwei-Jin.
En la escena final deberán enfrentarse en combate con el resucitado para salvar la ciudad. Mora escapa del conflicto y, en el epílogo, a los personajes les llega una carta en la que defiende que solo trataba de ayudar a la familia, sumiendo la ciudad en las tinieblas.
En conclusión, como crónica de investigación no es muy original y deja mucho que desear. Sí que consigue dibujar dos temas importantes, las antiguas vendettas entre linajes que pasan a ser indirectas y la clase de criaturas y poderes que utilizan los nigromantes. El resucitado es un personaje interesante y un guiño al trasfondo antiguo, mezclando un poco de Wraith con Vampiro.
Por lo demás, ni la crónica tiene personajes verdaderamente memorables (Asano es el único plenamente desarrollado), ni el escenario es determinante, ni el guión brillante. Está bien para narrarla en unas pocas sesiones y con jugadores nuevos en esta edición, también cumple el propósito de plantear un reto del que se puedan hacer cargo una coterie de Hécatas.
