BDE (Prólogo común gangrel) Torneos clandestinos y reencuentros familiares

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IvyReaper
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#21

Mensaje por IvyReaper » 15 Oct 2017, 01:00

Cuando Edda se acerca a nosotras intento evitar arregar el morro al ver su aspecto."Será un bonito recordatorio de porque hay que controlar a la bestia, como cuando le vi las uñas a aquella camarera que no paraba de morderse las uñas, no volví a mordermelas nunca".

Con cierto desconcierto saludo a Edda inclinando ligeramente mi cabeza en señal de respeto.

- Buenas noches, mi nombre es Miriam chiquilla de Ariadne. Me alegra conocerla, aunque sea en estas circunstancias.

Mientras, observo de lejos con resignación los murmullos que llegan de la otra facción.

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Casemir
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#22

Mensaje por Casemir » 17 Oct 2017, 21:38

Edda, muy erguida y con pose orgullosa, mira alternativamente a Miriam y a Ariadne. Ante la presentación, sonríe, mostrando unos dientes muy blancos y muy afilados.

- Yo sé que tú eres... chiquilla de Ariadne. Yo vengo a conocer de ti. Dime, Miriam, ¿eres buena hija de tu madre?


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- ¡Sin garras y sin colmillos!- protesta Akula a voces- ¿Qué Gangrel renuncia a sus armas naturales para el combate? ¿Qué pasa, hay miedo?- preguna mirando a Bruno amenazadoramente.

- ¡Haz el favor de callarte! - contesta una Ana Franco repentinamente cabreada- ¡Respeta al anfitrión! Él es el que pone las reglas esta vez, no vosotros.

Mientras, Rodrigo se encoge de hombros ante la pregunta del juez, dando a entender que Bruno, como organizador, tiene la libertad y la responsabilidad de escoger un juez.


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#23

Mensaje por IvyReaper » 17 Oct 2017, 23:14

Ignorando el murmullo de fondo generado por los despreciables miembros del clan, no puedo evitar mirar los dientes de Edda mientras me habla. Intento disimular para no ser maleducada y contesto a su pregunta de manera tranquila.

- Soy parte de Ariadne como ella lo es parte de mi. Espero estar a su altura. - Digo mientras esbozo una sonrisa mirando a Ariadne.

- ¿Dice que venías a conocerme?¿A qué se debe tal cosa?

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Jadlow
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#24

Mensaje por Jadlow » 18 Oct 2017, 15:06

-Perdón compañeros. Pero no quiero que estén varios días recuperandosé de las heridas. Por eso es que creo que es lo más seguro para todos renunciar por hoy y entre hermanos a las armas que nos proveyó nuestra madre.- Hizo una breve pausa, con la sapiencia de que nadie de los presentes estaba más capacitado que su sire para desempeñar el trabajo de juez, porque aunque de pocas palabras su honor era algo incuestionable. -Rodrigo ¿Podrías encargarte por favor de ser juez? Creo que ninguno de los presentes puede poner en duda tu palabra.

Bruno se subío al ring con un grácil salto, mientras pronunciaba: -Les concedo a quien lo deseé comenzar con los enfrentamientos... Pero... Si me permiten sugerir creo que un combate interesante sería entre Ana y Ariadne. ¿Qué dicen compañeras? ¿Se animan?


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Casemir
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#25

Mensaje por Casemir » 18 Oct 2017, 18:53

Edda mira una vez más con sus ojos amarillos a Ariadne, antes de volver a mirar a Miriam, como mira un adulto a un niño al que tiene que explicar algo.

- Yo no hablo de Ariadne, cucciola. Yo hablo de La Madre. Tú tienes sangre de la Madre, que Ariadne da a ti y que Armand da a Ariadne. La Madre vive en ti. ¿Eres buena hija de La Madre?

- Miriam no- interviene Ariadne, pero le cuesta dar con la palabra-... ha entrado mucho en el mito...

- ¡Ariadne! ¡Ariadne!- los reunidos llaman.

En el centro, Rodrigo y Ana parecen esperar.

-¡Ariadne! ¡Te han retado!- informa Akula.

La expresión de Ariadne es de fastidio.

- Oh, ¡venga ya!

Y echa a andar.

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#26

Mensaje por IvyReaper » 19 Oct 2017, 15:37

Sigo hablando con Edda mientras observo con incredulidad como Ariadne accede al reto porcedente de la escoria que nos ha reunido aqui.

- Disculpame, pero estoy perdida. No se de que demonios me estás hablando. Agradecería que me ilustraras sobre esto.

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#27

Mensaje por Casemir » 19 Oct 2017, 19:53

- Ennoia no es mito, cucciola- responde Edda a Miriam. La pregunta es suficiente para distraerla del centro de atención-. Ennoia es la Madre. Tu sangre es su sangre. Mi sangre es su sangre. Sangre de Ariadne es su sangre. Todos aquí tienen misma sangre. Todo lo que eres es su regalo. Cuando ves en la oscuridad, la madre te da. Cuando afilas tus garras, la madre te da. Cuando mandas animales, la madre te da. ¿No sabes tú eso?

Cuando habla de estas cosas sus ojos brillan con un fuego especial. No está meramente recitando una lección, la está viviendo.

Mientras, Ariadne se encara a Ana.

- Allors... ¿Sin garras ni colmillos?

La tensión entre las contendientes es totalmente palpable, como dos gatas esperando a saltar la una sobre la otra.


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#28

Mensaje por Jadlow » 20 Oct 2017, 05:52

Bruno estaba complacido de poder observar un combate como el que había propuesto. Ya había tenido el placer de observar los movimientos de Ana y eran algo de lo que era mejor cuidarse, por otro lado la Sire de Miriam era alguien completamente extraña para el muchacho, sobretodo teniendo en cuenta que ya había fallado en el pasado a los encuentros con el Sabbat y por eso uno de los nuestros había caído. "Está reunión en parte es para intentar zanjar eso que sucedio hace tiempo, espero que al menos la situación no empeoré."

El argentino esperaba que al elegir dos vástagos experimentados tuvieran la sapiencia de no tomarse el enfrentamiento como algo personal, sino como algo completamente diferente, una manera de expulsar todos los sentimientos negativos que tuviesen unos con otros y por medio de eso fortalecer los lazos entre unos y otros procurando descargar las energías negativas.

Por supuesto lo que el neonato no sabía era que no todos tenían su manera de pensar y a algunos le costaba más que a otros agruparse. Pero al menos sentía que habí logrado llegar a varios de sus compañeros. Cuando se bajó del ring observando como el ambiente se cargaba de más y más emoción, no pudo evitar dirigir una mirada a la que había sido su compañera de coterie hace no mucho tiempo. Si ellos tan diferentes como lo eran habían logrado trabajar juntos sabía que con un poco de esfuerzo las asperezas se podrían limar un poco.

Inspiro profundamente mientras volvía a dirigir su mirada al combate.


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#29

Mensaje por Casemir » 20 Oct 2017, 12:36

Ambas contendientes se quedan mucho tiempo simplemente mirándose, pero claramente tensionadas y alerta. Rodrigo es el único que comparte con ellas el cuadrilátero, a distancia, pero, en contraste, parece sumamente tranquilo.

La primera en comenzar a moverse es Ana. Lentamente, va rodeando a su rival, como una leona buscando el mejor punto donde morder a su presa. Ésta se limita a ir girando y manteniendo una distancia, escasa, con pequeños pasos.

- Así que hoy sí vas a luchar- busca provocar la Azote-. Por fin veremos cómo lo haces.

Pero Ariadne por su parte no rompe la concentración, ni siquiera para contestar. No aparta su mirada de Ana ni un momento, no pierde de vista ninguna de sus extremidades, defiende cada hueco que su enemiga pudiera aprovechar.

Ana lanza un par de amagos, que son correspondidos con pequeños intentos de esquiva.

También existe una tensión palpable en el público, casi como si ellos estuvieran también participando en el combate. Algunos sonríen, otros sólo aprietan los dientes. Sus ojos tienen un brillo intenso, quizás por ese oscuro deleite que los de su naturaleza tienen por la sangre y la violencia.

Finalmente, la Azote se lanza al ataque. Ariadne está preparada y para todos los golpes, incluso consigue mandar algún contraataque, que es igualmente bloqueado. Así danzan por el cuadrilátero un tiempo, hasta que, de repente, el brazo de Ana se convierte en una nube borrosa, imposible de parar por su contendiente. Nadie es capaz de saber cuántos golpes ha recibido la francesa antes de trastabillar y caer sobre las cuerdas.

Afortunadamente para ella, es capaz de retirarse y volver al centro del cuadrilátero, antes de que su rival la remate. Pero ésta sigue mostrando una velocidad sobrehumana con la que Ariadne, simplemente es incapaz de lidiar. Moviéndose como una centella, flanquea, golpea y finalmente lanza una zancadilla que hace que la espalda francesa dé contra el firme del ring. Ana coloca su pie sobre el pecho de la caída, con una sonrisa de satisfacción, o quizás de sadismo.

- ¿Te rindes ya?

Ariadne contesta con un siseo y, con un movimiento rápido, araña, con uñas, no garras, la pierna que tiene sobre el pecho, cuya dueña retira mascullando una maldición con una expresión de dolor.

Rodrigo sigue impasible, aparentando incluso indiferencia. El público, sin embargo, jalea y aúlla, celebrando cada golpe de la suya, dando consejos que las combatientes no tienen tiempo de procesar, y profiriendo, cómo no, algún insulto.

Las dos guerreras continúan el combate durante un tiempo. Aunque sus movimientos ya no son tan veloces, es evidente para todos los espectadores que Ana es una combatiente más experimentada: sus golpes son más precisos y es muy rápida encontrando los huecos. Es fácil pensar que tarde o temprano, Ariadne acabará derrotada.

Sólo que la derrota no llega. La gran cantidad de golpes recibidos por la francesa no parecen haber hecho mella en ella, mientras que la Azote sí parece más resentida por los pocos golpes que ha recibido. Ariadne llega incluso a reír en algún momento, a lo que Ana responde lanzando un puñetazo furioso. Puñetazo cuya destinataria ni se molesta en esquivar. En lugar de eso, planta en la cara de la Azote una patada que duele más en el orgullo que en la nariz. Ana aúlla y lanza el otro puño contra el rostro sonriente de su rival.

Pero esta vez el ataque estaba totalmente previsto. Con un giro elegante, Ariadne se aparta de la trayectoria, logra la espalda y se aferra por detrás de su enemiga antes de que ésta haya terminado su movimiento. Luego, encoge las piernas y las extiende, dando un salto que provoca que Ana dé de bruces contra el suelo.

Después de un "¡Ooooh!" colectivo, se hace un silencio de varios segundos en el público.

- ¿Te rindes ya?- pregunta Ariadne con cierta sorna.

Ana trata de librarse de la presa, pero ésta está demasiado bien hecha. Aúlla y se revuelve, pero es inútil. Los Gangrel vels la animan y la instan a soltarse, mientras los nous vitorean y aplauden.

- ¿Te rindes? - ruge Ariadne, esta vez parece enfadada.

La Azote parece presa de la desesperación grita y maldice, mientras no para de revolverse. Sus colmillos crecen más, y sus ojos brillan con un rojo intenso. Rodrigo decide acercarse, se agacha y la mira a los ojos, hablándole con total tranquilidad:

- Ana Franco, ¿aceptas tu derrota?

Uno de los golpes conecta con el costado de Ariadne. Nadie nota nada, excepto las dos luchadoras. La Azote concentra todas sus fuerzas y toda su rabia para volver a conectar en el mismo punto, causando esta vez que su captora grite de dolor y afloje la presa. Esta situación la aprovecha Ana para girar y lanzar un gancho a la mandíbula de su oponente. El jaleo del público impide oír el crujido, pero se presiente.

Ariadne retrocede, pero Ana se levanta rápido y comienza a acosarla con golpes rápidos. En cuanto consigue una apertura, ataca al mismo costado, lo que causa esta vez sí un dolor evidente en la francesa. De hecho, su ropa se está tiñendo de sangre en ese punto que la Azote busca con tanto ahínco.


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#30

Mensaje por Casemir » 21 Oct 2017, 03:51

El jaleo del público alborota todo el área, pero Bruno escucha un alarido diferente. Su instinto le hace ponerse alerta. Tiene que subirse, por fuera y con cuidado de no interferir en la lucha, al cuadrilátero para ver la procedencia.

Miriam corre hacia el cuadrilátero gritando con furia. Akula, sorprendido, la para con una mano sobre el hombro. Mano que tiene que retirar de inmediato porque ella le ataca con una de sus garras. Apenas le roza el antebrazo, pero es suficiente para abrir la carne y hacer brotar sangre.

- ¡Hija de puta! - exclama Akula, mientras retrocede instintivamente.

Pero ella no se para, más bien salta hacia él, dispuesta a despedazar todo lo que se interponga entre ella y su Sire. Akula se prepara para parar el golpe, pero Miriam es interceptada antes de llegar por Edda, que de un salto la placa, reteniéndola en el suelo. A la vez, la mujer alta comienza a recitar una especie de cántico en una lengua que suena germánica.

En el cuadrilátero, Ana lanza un gancho, pero Ariadne se lanza al suelo, y se deslizar, hasta salir del ring, por debajo de las cuerdas. Dando la espalda a su oponente, camina hacia su chiquilla.

- ¿Dónde vas? ¡Esto no ha acabado! - protesta enérgicamente la Azote.

Pero la francesa sigue su camino, no se inmuta, ni siquiera se gira.

- ¿Eso es todo lo que sabes hacer? ¿Huir del combate cuando las cosas se ponen feas?

Pero Ariadne no se deja provocar. Decidida, llega hasta Miriam, ignorando a unos y a otros, y se arrodilla junto a ella. Edda la suelta, y la Sire le abraza su cabeza y la reposa sobre su regazo.

- Ya, ya,... Estoy bien.


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