Conseguiste que un gorgoteo de dolor naciera de la garganta de Alejo para subrayar tus últimas preguntas, y con satisfación esperaste la respués de la mujer, que aún se demoró unos segundos
- Clara, o cómo quiera que te llames - empezó al fin, después de que una risa más juvenil, y cruel, de lo que hubieras esperado rompiera el silencio al otro lado de la línea- desde que te ví entrar por la puerta de ese antro supe que no eras un borrego más. No es la primera vez que me pasa. Aun no estoy segura porqué, pero supongo que entre nosotros nos reconocemos, tal vez sea la forma de movernos, o la mirada... Cuando Alejo te eligió como su primera, sabía que serías capaz de darle la vuelta a la situación, pero has sido incluso más eficaz de lo que pensaba. Me declaro sinceramenta impresionada. Y te aseguro que no es sencillo impresionarme. Puedes hacer con él lo que te plazca, no significa nada para mi y tampoco esperes que te cuente mucho de nosotros, el pobre desgraciado acababa de empezar - chasqueó la lengua, sin pizca de pena - no creo que hubiera llegado muy lejos, de todas formas. Aunque estoy seguro que te resultará muy divertido sacarle lo poquito que sabe. De nada.
- Tal y como yo lo veo, esto puede acabar de dos formas. La primera, tú te olvidas de nosotros, y nosotros nos olvidamos de ti. Una pena, pero es dificil encontrar a la persona adecuada en el momento preciso - dijo Mariajo cerrando la frase con un suspiro falso - Denunciaremos la desaparición de Alejo para cubrirnos las espaldas, pero te daremos 24 horas para facilitarte las cosas. Consideralo una cortesía... profesional. O un regalo de despedida, como quieras.
- O dos. Si de verdad quieres que te conteste a todas esas preguntas, vendrás a hacermelas en persona. Los chicos y yo vamos a pasar la noche en la casa de mi abuela (sí, mi abuela es de la zona y me llevaba a muchos lugares mohosos de meapilas como por el que preguntabas hoy; y sí, conozco esa ermita tuya, esa parte era totalmente cierta) y nos iremos mañana al mediodía. Ese es tu plazo. Ahora bien, y dado que nos estamos sincerando, te diré que yo también tengo muchas preguntas. Quien sabe, lo mismo acabes ocupando el lugar que estaba destinado para Alejo. O tal vez yo acabe muerta. Pero estoy dispuesta a correr el riesgo. No es tan frecuente que dos jaguares se crucen en la selva, ¿no crees?
- No creo que te hayas alejado mucho del Inferno, a ese coche tuyo le pesa el culo, así que no estamos muy lejos, al menos por unas horas, no te costará llegar. Por cierto, ya me contarás que periodista freelance puede pagar el leasing de esa mala bestia - y de nuevo se rió- tienes que aprender a mentir mejor. Te espero en Riosequillo, en la casa con todas las motos aparcadas en la puerta, no tiene pérdida. Llama antes de entrar. Y si no eres tan curiosa como para venir... entonces buena suerte en las cazas del futuro, Clara.
Alejo llevaba un par de minutos intentando incorporarse, medioinconsciente, y probablemente sin poder ver aun con claridad. Cuando por fin pudo enfocar su mirada en tí, empezó a emitir un lloriqueo agudo bastante molesto mientras se arrastraba por el suelo del desierto, aun maniatado, como si fuera una culebra. Los quejidos fueron aumentando gradualmente
- Una asesina, una puta asesina - escupía los restos de sangre mezclados con sus propias babas en una imagen bastante lamentable- no me mates, no me mates a mi también, por favor, por favor, oh dios, oh dios...
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