Escoltados por el mediterraneo a un lado y las postrimerías de las sierras interiores de la provincia de Granada al otro, la monótona autovía serpentaba pegada a la linea de costa de forma que os parecía interminable, aunque el GPS os marcara algo menos de una hora antes de llegar a vuestro destino. Que fuera noche cerrada y apenas coincidierais con otros vehículos no contribuía a hacer el viaje más entretenido. O tal vez fuera la compañía, no elegida por ninguno de vosotros, en tan reducido espacio la que estiraba como un chicle remascado el tiempo.
Jordi conducía el 4x4, acostumbrandose poco a poco a las sensaciones que le transmitía el vehículo que conducía hoy por primera vez. A su lado Tristán, en silencio por primera vez durante el viaje, mirando pensativo hacia el interior de la provincia. En los asientos de detrás, Miriam, con la ventanilla bajada, disfrutando del aire que le alborotaba el pelo, y que traía aromas marinos tan parecidos pero tan diferentes a los de su ciudad natal; a su vez Smagard casi ocupaba dos plazas enteras para acoger su enorme corpachón y tamborileaba aburrido en la ventana de su lado.
- Ya que nos queda aún una hora de disfrute mutuo, caballeros y dama - rompió el silencio al fin el humano, mirando hacia atrás con una sonrisa torcida, como todas las suyas - propongo que juguemos a algo. ¿Les apetece el típico juego familiar para amenizar viajes? Se me ocurre, se me ocurre... - continuó, mordiéndose el labio inferior mientras entrecerraba los ojos, finjiendo concentración - ...que podemos jugar a "¿Quién mandó a un pobre inmigrante cargadito de explosivo a Barcelona, y cómo podemos averiguarlo cuanto antes para poder usar el resto de la pasta en corrernos una juerga en Marbella?" ¿Ideas?
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