[Escenario] Edad Victoriana: La Habana

Requiem, Estirpe de Oriente, E. Victoriana, E. Romana, etc.
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Alexander Weiss
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[Escenario] Edad Victoriana: La Habana

#1

Mensaje por Alexander Weiss » 04 Mar 2021, 14:30

Imagen EDAD VICTORIANA: LA HABANA

Por Magus
INTRODUCCIÓN
La última de las grandes joyas americanas de la Corona de España ofrece su propio y exótico encanto debido a su peculiar situación colonial. Bajo la húmeda calidez caribeña se alzan las haciendas e ingenios azucareros de los orgullosos terratenientes cubanos, descendientes de los colonos españoles y que con el paso de los siglos se han convertido en una aristocracia por derecho propio, pavoneándose por las calles de La Habana bajo las sombras de sus edificios coloniales, barrocos y neoclásicos, haciendo alarde de su riqueza.
Pero a lo largo de los siglos la riqueza de la Habana no ha surgido sola, sino mediante el trabajo de miles y miles de esclavos negros y emigrantes, que con el sudor de su frente y con su propia sangre han engordado las arcas de las élites cubanas y han dado brillo a su actual esplendor.
Las diferencias sociales han generado varias revueltas y guerras en el último siglo entre quienes quieren acceder a derechos tan elementales como la libertad y quienes quieren mantener una situación privilegiada y conservada durante siglos. Estos enfrentamientos han bañado periódicamente de sangre los campos y ciudades cubanos y ahora la tormenta se avecina de nuevo…
Y los vampiros se mueven entre las sombras, ansiosos de recoger la siguiente cosecha.

HISTORIA DE LA HABANA
La ciudad de La Habana fue fundada en 1514 en la desembocadura del río Onicaxinal a orillas de la playa Mayabeque. Sin embargo, el emplazamiento original fue cambiado en varias ocasiones y finalmente el 16 de noviembre de 1519 Don Pánfilo de Narváez fundó la villa de San Cristóbal de la Habana en su localización definitiva. El origen del nombre “Habana” resulta una incógnita, aunque normalmente se relaciona con el nombre del cacique cubano Habaguanex, citado por Diego Velásquez de Cuellar en su relación al rey de España, y otros la relacionan con la palabra taína “sabana”, de incierto significado.
Sin embargo, la precariedad de la villa no terminó ahí, a menudo fue reducida a escombros y cenizas por los piratas y corsarios franceses durante el siglo XVI, siendo especialmente devastador el ataque del pirata Jacques de Sores en 1555, hasta que en el año 1561 el rey Felipe II de España dispuso que la ciudad, debido a su estratégica bahía, se convirtiera en el puerto de concentración de las naves españolas procedentes de las colonias americanas antes de atravesar el océano Atlántico. En 1563 el gobernador de Cuba trasladó su residencia oficial desde Santiago de Cuba, que hasta entonces había sido la sede del gobierno. Esta disposición también llevó a la fortificación de la villa, convirtiéndola en un puerto al que llegaban oro y plata, lana de alpaca de los Andes, esmeraldas colombianas, caoba, cuero, especias, palo de tinte, maíz, mandioca, cacao, y otros muchos productos, formando grandes convoyes, que custodiados por naves militares, partían en días señalados rumbo a España. El 20 de diciembre de 1592 Felipe II otorgó a La Habana el título de ciudad.
Como era de esperar, los parásitos vampíricos no tardaron en aparecer a medida que la ciudad cobraba cada vez mayor importancia. Aunque se desconoce quienes fueron los primeros que entraron en la villa, posiblemente exploradores o cofradías de la Espada de Caín que hacían escala como previo paso a su destino en el Nuevo Mundo, se sabe que en 1563 llegó procedente de Cádiz Don Cristóbal Fernández, un vampiro del clan Lasombra, y chiquillo del Arzobispo Ambrosio Moncada de Madrid, quien lo había enviado a Cuba con su bendición.
Don Cristóbal no tardó en formar la primera cofradía de La Habana, la Santísima Sangre, Abrazando chiquillos y reclutando a algunos de los Cainitas que llegaban a su dominio. Aunque ya había otros vampiros del Sabbat en Santiago de Cuba y otras villas cubanas, reconocieron a Don Cristóbal cuando se proclamó Obispo de la Habana.
El principal desafío al dominio del Obispo comenzó debido a los periódicos ataques de piratas y corsarios de los países enemigos de la Corona de España. Entre estos incursores piratas se encontraban algunos vampiros de la Camarilla, y más frecuentemente, algunos antitribu del clan Lasombra que habían buscado refugio en las aguas sin ley del Caribe. No le costó mucho esfuerzo al Obispo Cristóbal animar a los mortales a fortificar la “Llave del Nuevo Mundo y Antemuro de las Indias Occidentales”. Al mismo tiempo la ciudad comenzó a expandirse hacia el interior.
En el año 1649 se produjo una epidemia de peste llegada de Cartagena de Indias, que exterminó a una tercera parte de la población de La Habana. La peste también acabó con dos chiquillos del Obispo, lo que alertó a los demás Cainitas, que se pusieron en cuarentena. Durante este período también se construyeron enormes edificios y monumentos civiles y religiosos, como el convento de San Agustín, el castillo de El Morro, la ermita del Humilladero, la fuente de la Dorotea de la Luna, la iglesia del Santo Ángel Custodio, el hospital de San Lázaro, el monasterio de Santa Teresa, el convento de San Felipe Neri y en 1728 la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo en el convento de San Juan de Letrán.
Durante el siglo XVII produjeron algunos roces entre los vampiros de La Habana. El incremento del número de habitantes también se tradujo en la llegada de nuevos vampiros, que cuestionaron la autoridad de Don Cristóbal, afirmando que deberían nombrarse nuevos Obispos. Javier Vázquez, un antitribu Brujah y portavoz de los descontentos, se atrevió incluso a proclamarse Obispo y en 1725 hubo varios enfrentamientos entre sus partidarios y entre los de Don Cristóbal, que terminó venciendo a sus adversarios. El poder del clan Lasombra era demasiado fuerte, reduciendo la llegada de otros linajes del Sabbat a su dominio. Aunque existían divisiones entre los Guardianes, estaban de acuerdo en no querer compartir el poder con los “otros”, una actitud que generaría resentimientos que terminarían estallando en la Guerra Civil del Sabbat.
Hacia 1750 la Habana tenía tres cofradías fuertes de Cainitas: la Santísima Sangre, dirigida por Don Cristóbal; la Llave Dorada y los Perros del Mar. Casi la mitad de los Cainitas habaneros pertenecían al clan Lasombra.
En la madrugada de junio de 1762 apareció frente al puerto de la Habana una impresionante armada británica, con más de 50 navíos y 14.000 hombres. Los ingleses rindieron el Castillo del Morro, defendido por el capitán Luis Vicente de Velasco e Isla y el Marqués Vicente Gómez, y la ciudad cayó tras dos meses de asedio. Al tomar posesión de la ciudad los ingleses también capturaron la flota española que había quedado encerrada en la bahía de La Habana, formada por 9 barcos de guerra y 25 barcos mercantes cargados con todo tipo de mercancías y 3 millones de pesos. Durante el asedio, el barco que constituía el refugio flotante de los Perros del Mar fue incendiado durante el día y la cofradía fue destruida por completo. Sir Georges Keppel gobernó La Habana hasta mediados de 1763, cuando los británicos devolvieron la ciudad a los españoles a cambio de la colonia de Florida.
Aunque los Cainitas de La Habana temieron que la Camarilla o alguno de sus enemigos estuvieran tras este repentino ataque, lo cierto es que los británicos habían actuado por su cuenta. Ningún Vástago parecía haber acompañado a los invasores, aunque el Sabbat mantuvo la vigilancia durante semanas, ante la posibilidad de saboteadores o espías.
En 1763 comenzó la construcción de la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la mayor de las fortalezas españolas en el Nuevo Mundo, como reacción a la reciente invasión inglesa. La construcción se prolongaría durante más de once años. En 1774 se realizó el primer censo oficial de Cuba: 171.670 habitantes de los que 44.333 eran esclavos. Al mismo tiempo se incrementaron las tensiones entre los Cainitas de la Habana y Santiago de Cuba.
En 1767 había estallado una guerra civil en México entre los Cainitas de los clanes Lasombra y Tzimisce. En principio en Cuba, con una mayoritaria población Lasombra, el conflicto parecía controlado, pero en 1774 un intento de asesinato del Obispo Don Cristóbal degeneró en un enfrentamiento entre los Cainitas habaneros y santiagueños. En Santiago de Cuba se encontraban los Cainitas más conservadores, a lo que Don Cristóbal reaccionó buscando el apoyo de los demás clanes cubanos del Sabbat. En 1775 se proclamó Arzobispo de Cuba y nombró tres Obispos de diferentes clanes a partir de los líderes de las cofradías que le apoyaban.
La llegada de refugiados de la revolución en la vecina Haití, principalmente renegados Toreador y Ventrue que buscaron refugio en el Sabbat, ayudó a Don Cristóbal a imponerse sobre sus adversarios santiagueños, que ya luchaban a la defensiva en los años previos. En 1800 entró triunfal en Santiago de Cuba, y el Obispo de la ciudad, Don Leandro Miaja, huyó. Don Cristóbal nombró un nuevo Obispo entre sus partidarios.
Los inicios del siglo XIX fueron prometedores para Cuba. Frente a las revoluciones en las antiguas colonias españolas de Sudamérica, la isla consiguió enriquecerse gracias a la llegada de refugiados y de sus capitales, que al mismo tiempo ayudaron a sofocar los conatos de rebelión. Esta concentración de capitales ayudó a proporcionar vitalidad al puerto de La Habana. En el año 1837 se inauguró el primer tramo de ferrocarril, de 51 km, entre La Habana y Güines, para transportar el azúcar desde el valle del Ariguanabo hasta el puerto de la ciudad. A lo largo del siglo XIX en la Habana se construyeron importantes edificios artísticos y culturales, como el Teatro Tacón, el Liceo Artístico y Literario y el teatro Coliseo. Hacia la década de 1850, el desarrollo de la industria azucarera, el ferrocarril y la industria tabacalera, entre otras, produjeron una pujante economía que llevó a Cuba a ser un país enormemente rico. En la década de 1860 Cuba era más rica que nunca, y La Habana fue el vivo reflejo de esta riqueza y prosperidad. En 1863, las murallas de la ciudad fueron derribadas para que pudiera ampliarse la urbe y construirse nuevos y espléndidos edificios. A finales del siglo XIX, las clases acomodadas se trasladaron al elegante barrio del Vedado, con sus numerosas quintas y palacetes.
A pesar de esta prosperidad no terminaron por ello las inquietudes revolucionarias, sucediéndose las conspiraciones independentistas que las autoridades del gobierno de España reprimieron y sofocaron. En 1868, durante la revolución liberal en España, los revolucionarios cubanos lo intentaron de nuevo, iniciando la Guerra de los Diez Años, que se saldaría con la Paz de Zanjón en 1878.
Entre los vampiros la Guerra de los Diez Años sirvió para ocultar sus propios enfrentamientos. En 1863 había sido asesinado misteriosamente el Regente de México, y el Sabbat se dividió en diversas facciones, apoyando a uno u otro candidato. El Arzobispo Don Cristóbal apoyaba a su sire, Ambrosio Moncada, como nuevo Regente, pero en México Doña Melisenda, apoyada por la Mano Negra, parecía tener ventaja, y envió a sus agentes a Cuba para deponer a Don Cristóbal. El Arzobispo de Cuba reaccionó pidiendo ayuda a España, desde donde llegó la Corona de Espinas, una poderosa cofradía, que se instaló en Santiago de Cuba.

SITUACIÓN ACTUAL
Aunque los mortales parecen haber alcanzado una frágil paz, no ocurre lo mismo con las diversas facciones Cainitas. A grandes rasgos los Lasombra y sus partidarios representan a una facción conservadora y apoyada por los antiguos del Viejo Mundo, mientras que Doña Melisenda aglutina una alianza de antitribu de diversos clanes, formada principalmente por Cainitas del Nuevo Mundo.
Pero las divisiones no se terminan ahí. Don Cristóbal ha descubierto que sus aliados de España tienen sus propios intereses, y que debe mantener vigiladas sus espaldas. Además, de forma inesperada, otros vampiros han percibido los enfrentamientos dentro de la Espada de Caín y están intentando sacar provecho. En los últimos tiempos varios Cainitas han informado haber sido atacados por agentes de la Camarilla, mientras que los vampiros caribeños que no reconocen lazos de secta parecen decididos a expulsar al Sabbat de Cuba o a fomentar sus propios intereses. Entre estos independientes se encuentra la insidiosa influencia de los Seguidores de Set, pero también vampiros de diversos clanes que venden sus servicios al mejor postor sin ningún escrúpulo.
Como es de esperar, los enfrentamientos son cada vez más confusos, y al mismo tiempo la situación política entre los mortales se deteriora cada vez más. En 1884 se produce una crisis azucarera que derrumba los precios y origina un gran descontento entre la población cubana. El 24 de febrero de 1895 estalla una nueva guerra de independencia de Cuba, cada vez más encarnizada hasta que el incidente provocado por el estallido del acorazado estadounidense “Maine” el 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana provoca la intervención de los Estados Unidos en la guerra. Con su aplastante superioridad militar, los estadounidenses se imponen rápidamente, derrotando a España y provocando la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

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Re: [Escenario] Edad Victoriana: La Habana

#2

Mensaje por Alexander Weiss » 04 Mar 2021, 14:31

Imagen LA CIUDAD DE LA HABANA
El emplazamiento de la ciudad de La Habana fue elegido debido a que se encuentra frente a una de las bahías más grandes y mejor protegidas de América y del mundo. Su forma de bolsa proporciona seguridad a los barcos que acoge, y es sin duda el principal motivo que ha originado la actual prosperidad de la ciudad.
La Habana está bien conectada con el resto de villas y ciudades de Cuba, y especialmente con las principales plantaciones e ingenios azucareros, que envían su producción por ferrocarril hasta el puerto, desde donde es exportada hacia otros países. Las ganancias del comercio se han invertido a lo largo de los siglos en la ciudad, llena de edificios de distintas épocas, y aunque el estilo barroco colonial sigue destacando en la Habana Vieja, va dejando paso a otros edificios neoclásicos de edificación más reciente. La llegada masiva de inmigrantes en las últimas décadas del siglo XIX, sobre todo españoles de Canarias y Galicia, así como esclavos recién liberados del interior, también introduce nuevos estilos y costumbres.

LUGARES DE INTERÉS
Palacio de los Capitanes Generales: Situado en el corazón de La Habana Vieja y ocupando toda una manzana se encuentra la obra más importante del barroco en Cuba. Su construcción se inició en el año 1776 y terminó en 1792. Era el lugar desde donde gobernaron sucesivamente los 65 capitanes generales enviados desde España hasta la independencia. En el patio interior se encuentra desde 1862 una estatua de Cristóbal Colón y obras de mármol de carrara de J. Cucchiari. El edificio también sirvió como sede del cabildo y cárcel.
Catedral de La Habana: La catedral de La Habana fue construida en 1748 como una iglesia jesuita dedicada a la santísima Virgen de la Concepción Inmaculada, y en 1777 se convirtió en iglesia parroquial mayor, de marcado estilo barroco colonial. En 1788 fue convertida en catedral, poco antes de que la ciudad fuese convertida en una diócesis independiente. El 15 de enero de 1796 los restos de Cristóbal Colón fueron trasladados a la catedral desde Santo Domingo. Tras la pérdida de 1898 serían trasladados a Sevilla.
Lista de Arzobispos de La Habana durante la Edad Victoriana:
-Jacinto María Martínez Sáez (1865-1873)
-Apolinar Serrano Díaz (1875-1876)
-Ramón Fernández Piérola López de Luzuriaga (1879-1887)
-Manuel Santander Frutos (1887-1899)
Palacio de Aldama: Desde la segunda mitad del siglo XVIII, el azúcar y producción de café aumentaron rápidamente y se volvieron esenciales en el desarrollo de la ciudad de La Habana. Muchos habaneros adinerados comenzaron a construir lujosas residencias de estilo afrancesado. El Palacio de Aldama fue construido en el año 1844 con estilo neoclásico y es uno de los más importantes de la ciudad, siendo un modelo muy imitado por las élites enriquecidas.
Necrópolis de Cristóbal Colón: Este cementerio es el más importante de la ciudad, y posee numerosos mausoleos y esculturas de diferentes estilos y épocas. Sus diversas tumbas y nichos manifiestan una gran riqueza, pero los potenciales saqueadores suelen encontrarse con la desagradable sorpresa de que los Cainitas de la ciudad suelen reunirse aquí, y no les gusta que profanen “su” territorio.
El cementerio comenzó a proyectarse en 1854, cuando el gobernador Marqués de la Pezuela decidió sustituir el antiguo y saturado Cementerio de la Espada. La construcción comenzó en 1866 y se terminó en 1886.
Plaza de Armas: La Plaza de Armas es el centro de la vida oficial y pública de la ciudad de La Habana. En este lugar en 1519 el cabildo recibió la guarda y custodia de los fueros y privilegios de la villa de San Cristóbal de La Habana, según las costumbres y usanzas de las leyes del reino de Castilla. En 1764 se erigió una columna conmemorativa y un monumento conocido como “El Templete”.
Barrio de Vedado: A partir de 1863, cuando comenzaron a retirarse las murallas de la ciudad, las élites cubanas comenzaron a trasladarse hacia el oeste, al Barrio de Vedado, donde a finales del siglo XIX habitan las familias mas adineradas de La Habana. El barrio está lleno de palacetes y quintas particulares de un estilo neoclásico reciente.
El Puerto: El puerto de La Habana es el más importante de Cuba, y uno de los más importantes de América, debido a su tráfico comercial y marítimo. Debido a su ubicación estratégica la bahía ha sido protegida a lo largo de los siglos mediante una importante red de fortificaciones, como el Torreón de San Lázaro, El Morro de La Habana, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, El Castillo de Atarés y otros elementos dedicados a la protección del puerto y la ciudad. En la fortaleza de El Morro se encuentra un faro construido en el siglo XVIII, que funciona con instrumentos ópticos de procedencia francesa, incluyendo mecanismos originales de contrapeso y palancas.
San Salvador de la Punta: El castillo de San Salvador de La Punta (1589 – 1630) es una de las tres principales fortificaciones de La Habana junto con La Fuerza y El Morro. Su construcción constituyó una gran polémica y a lo largo del costoso proceso constructivo estuvo a punto de ser interrumpido en varias ocasiones. En 1601 se demolió uno de los cuatro baluartes. También posee una función defensiva de la entrada de la bahía, cuyo fin era ayudar al Morro en esta labor. Constituye un polígono irregular. Por la dimensión de las torres de observación da la medida de que su ángulo de visión está orientado fundamentalmente al camino de la Punta a la Chorrera. Constituye una construcción sencilla sin ornamentos, debido a estar construida en piedra.
San Carlos de la Cabaña: La construcción de la fortaleza de la Cabaña fue iniciada en 1763 por el rey Carlos III de España, poco después de que la ciudad de La Habana fuera devuelta por los ocupantes británicos a cambio de Florida. La fortaleza fue completada en 1774 y se convirtió en la mayor instalación militar del Nuevo Mundo en su época.
Los Tres Reyes Magos del Morro: Es el castillo más antiguo (1561-1577) de los tres principales que custodian la ciudad, vigilando la entrada a la bahía, y construido en los primeros tiempos de la colonización para protegerla de las frecuentes incursiones piratas.

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Re: [Escenario] Edad Victoriana: La Habana

#3

Mensaje por Alexander Weiss » 04 Mar 2021, 14:33

Imagen LA ESCLAVITUD Y EL AZÚCAR
El despegue económico cubano se debió principalmente al azúcar. La caña de azúcar comenzó a cultivarse desde el siglo XVI y junto con la ganadería y el tabaco se convirtió en la fuente principal de ingresos de Cuba. Desde fines del siglo XVII empezó ya la sustitución de las estancias ganaderas (las primeras fueron demolidas en 1730) por las plantaciones. A esto se sumó la importación de esclavos, produciéndose el primer gran desarrollo azucarero. Los ingleses introdujeron luego unos diez mil esclavos durante la ocupación de La Habana y posteriormente, entre 1765 y 1789, se mantuvo un ritmo de tráfico esclavista de unos dos mil esclavos anuales, que aumentó a partir de este último año cuando se autorizó el comercio libre de esclavos y se eximió de derechos de importación a quienes los trajeran (españoles o criollos). Los plantadores hicieron grandes capitales con la exportación y finalmente afrontaron la tecnificación de la producción, sobre todo cuando quedaron dueños de los mercados, gracias al hundimiento de la industria azucarera de Haití con la revolución de los esclavos. En 1797 se introdujo la primera máquina de vapor en una plantación de Cuba y a partir de esa fecha puede hablarse de una auténtica oligarquía azucarera en Cuba. Las exportaciones azucareras muestran el ascenso vertiginoso de esta situación: 480.000 arrobas anuales entre 1764-69, 1.100.000 arrobas en el de 1786-90, y 2.500.000 en 1805.
El cultivo y procesado del azúcar llevó a la aparición primero de los trapiches, a menudo manejados por los propios colonos, pero debido a que su producción era muy pequeña, poco a poco fueron dejando paso a los “ingenios azucareros” o simplemente ingenios, antiguas haciendas coloniales, cuyo modelo parece ser originario de las Islas Canarias y en cuyas instalaciones se procesa la caña de azúcar para obtener azúcar, ron, alcohol y otros productos. La producción azucarera cubana se benefició enormemente de la crisis provocada por la revuelta de los esclavos negros de Haití, que hasta entonces había sido un importante competidor. Los ingenios no sólo eran instalaciones de procesado, con el tiempo, y sobre todo a partir de finales del siglo XVIII, se convirtieron en residencias para los terratenientes azucareros, por lo que fueron dotados con toda clase de lujos.
El tráfico negrero de Cuba estuvo primero en manos de la Compañía Francesa de Guinea a principios del siglo XVIII, pasó luego a la Compañía Inglesa del Mar del Sur y finalmente a diversas compañías privadas, incluyendo algunas españolas. Los negros estaban divididos en las categorías de esclavos y libres. Los principios religiosos y la labor de la Iglesia de casar y bautizar a los esclavos hizo que éstos tuvieran una existencia algo menos inhumana que en otras colonias. Los terratenientes destinaban gran número de esclavos al servicio doméstico en sus casas. En cuanto al número de libres era muy considerable. En Cuba, los negros libres constituían el 41% de la población de color en 1774, llegando al 46 % en 1817, y en este año el conjunto de la población negra de Cuba constituía casi la mitad del total de la población cubana.
Desde finales del siglo XVIII, influidos por las ideas revolucionarias, las sucesivas independencias americanas (especialmente la independencia de Haití) y sobre todo la progresiva abolición de la esclavitud, se inician algunas revueltas de esclavos. Aunque en España la abolición de la esclavitud comienza a plantearse desde comienzos del siglo XIX, debido a la presión de los terratenientes españoles y cubanos la abolición no llega a producirse, y por esta razón, cuando estallan las primeras revueltas por la independencia, los revolucionarios reclutan a muchos esclavos con la promesa de abolir la esclavitud, y el propio gobierno colonial trató de ganarse a los esclavos con promesas similares, llevando a cabo una gran labor de promoción cultural hacia los negros y contra la discriminación racial; fueron suprimidos todos los impedimentos para la asistencia a cualquier centro de enseñanza -primaria, secundaria o universitaria-, o cualquier tipo de segregación en transportes o locales públicos. Sin embargo, estas disposiciones se adoptaron sin abolir la esclavitud y a menudo se quedaron en papel mojado frente al distanciamiento de las élites. No obstante, la abolición de la esclavitud en Cuba terminaría llegando de forma muy tardía en 1886. El proceso de adaptación no fue nada fácil para una gran mayoría de las personas negras liberadas.
El sistema de esclavitud resulta muy conveniente y atractivo para los vampiros. Los ingenios, haciendas y plantaciones pueden convertirse en reservas de vitae, donde un Cainita avispado puede alimentarse con facilidad, y ejerciendo el control sobre los capataces y dirigentes mortales, puede procurarse un suministro continuado de sangre gobernando como un señor absoluto.
Los vampiros instalados en las haciendas se confían en la comodidad de sus bases de poder, pero cuando estallan las revoluciones los ingenios y haciendas se convierten en objetivo de los esclavos sublevados y muchos terminan destruidos junto a sus ocupantes no muertos.
Imagen LOS CAPITANES GENERALES
Para organizar la administración colonial de Cuba la Corona de España envió a los Capitanes Generales, en su mayoría militares de profesión. Algunos de ellos vieron recompensada su actuación siendo elevados posteriormente a virreyes de Nueva España. Desde 1825 el Capitán General de Cuba fue dotado con amplias atribuciones en el gobierno, la justicia y hacienda, siendo además la máxima autoridad militar y a partir de la segunda mitad del siglo XIX también se convirtió en Gobernador General al haberse perdido las colonias continentales de América.
En su momento la Capitanía General de Cuba también comprendía además de la isla de Cuba, las colonias de Florida y Luisiana.
Lista de los Capitanes Generales de Cuba (desde 1876 a 1898):
- De octubre de 1876 a febrero de 1879 — Arsenio Martínez Campos, 1er periodo.
- De febrero de 1879 a abril de 1879 — Caetano Figueroa, Gobernador provisional
- De abril de 1879 a 1881 — Ramón Blanco y Erenas, Marqués de Peña Plata, 1er periodo
- De 1881 a agosto de 1883 — Luis Prendergast y Gordon, Marqués de Victoria de las Tunas
. De agosto de 1883 a septiembre de 1883 — Tomás y Regna, Gobernador provisional
- De septiembre de 1883 a 1884 — Ignacio María del Castillo
- De 1884 a 1886 — Ramón Fajardo
- De 1886 a 1887 — Emilio Calleja, 1er periodo
- De 1887 a 1889 — Sabas Marín, 1er periodo
- Del 13 de marzo de 1889 al 6 de febrero de 1890 — Manuel Salamanca y Negrete
- De febrero de 1890 a abril de 1890 — José Sánchez Gómez, Gobernador provisional
- De abril de 1890 a agosto de 1890 — José Chinchilla y Díez de Oñate
- De agosto de 1890 a 1892 — Camilo García de Polavieja y del Castillo
- De 1892 a julio de 1893 — Alejandro Rodríguez Arias
- De julio de 1893 a septiembre de 1893 — José Arderius, Gobernador provisional
- De septiembre de 1893 a 1895 — Emilio Calleja, 2º periodo
- De 1895 a enero de 1896 — Arsenio Martínez Campos, 2º periodo
- En enero de 1896 — Sabas Marín, Gobernador provisional, 2º periodo
- Del 17 de enero de 1896 a octubre de 1897 — Valeriano Weyler, Marqués de Tenerife y Duque de Rubí
- De octubre de 1897 a 1898 — Ramón Blanco y Erenas, Marqués de Peña Plata, 2º periodo
- Del 26 de noviembre de 1898 al 1 de enero de 1899 — Adolfo Jiménez Castellanos

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Re: [Escenario] Edad Victoriana: La Habana

#4

Mensaje por Alexander Weiss » 04 Mar 2021, 14:36

Imagen PRINCIPALES FACCIONES VAMPÍRICAS
Aunque para muchos Cainitas el conflicto entre los vampiros cubanos consiste en una invasión de la Camarilla propiciada por la guerra civil del Sabbat, la realidad es mucho más compleja, a menudo motivada por los intereses personales de los descendientes de Caín y las extensas ramificaciones de la Yihad.

LOS CONSERVADORES
La principal facción del Sabbat está liderada por el Arzobispo Cristóbal Fernández y sus partidarios, la mayoría de los Lasombra cubanos. Como chiquillo y discípulo del Arzobispo Ambrosio Moncada de Madrid se trata de una facción con un importante trasfondo eclesiástico, y que constituye la principal influencia vampírica sobre la Iglesia de Cuba. Entre ellos también se encuentran algunos de los poderes tras los enriquecidos terratenientes cubanos. Dentro de la Espada de Caín son partidarios del nombramiento del Arzobispo Ambrosio Moncada para el puesto de Regente de la secta. Aunque durante la Primera Guerra Civil del Sabbat se aliaron con otros clanes para derrotar a sus rivales de Santiago de Cuba, ahora su apoyo a Ambrosio Moncada para que ocupe la Regencia del Sabbat los ha distanciado en parte de algunos de sus antiguos aliados.
Los Cainitas conservadores son bastante antiguos y orgullosos. Desde comienzos del siglo XIX han presenciado las sucesivas independencias de los países americanos, son conscientes de que en Cuba la marea política se dirige en esa dirección y están preparados: el sabor de la sangre es igual en la colonia de España o en una Cuba libre.
La principal preocupación de los conservadores es que otros Cainitas utilicen a los mortales para destruir su poder, por lo que su principal objetivo es evitar que otros vampiros se infiltren en las esferas mundanas, algo que les resulta bastante difícil debido a que la jerarquía religiosa tiene escasa influencia entre las facciones rebeldes. Por ahora se dedican a atrincherarse en las principales ciudades cubanas y tratan de extender sus hilos para resistir el temporal de una eventual independencia.

Don Cristóbal Fernández, Arzobispo de Cuba
En vida Cristóbal Fernández era un sacerdote del cortejo de la reina Juana de Castilla, y confesor de sus damas de compañía. Asistió al matrimonio de Juana con Felipe de Habsburgo, y también fue testigo del bautizo de su hijo Carlos.
Sin embargo, a pesar de ser un hombre piadoso, su fe se rompió cuando se encargó de la educación de varios de los “indios” que Cristóbal Colón había traído de su viaje. La exótica belleza de una de las indias le llevó a romper sus votos. Fue descubierto y amonestado, y la propia reina ordenó la expulsión de su corte.
Fue destinado a una pequeña parroquia de la villa de Madrid, donde presa de sus remordimientos intentó suicidarse, pero las sombras lo reclamaron antes. Sin que lo supiera Don Ambrosio Moncada lo había utilizado como sus ojos y oídos en la corte de los Reyes Católico y ahora había provocado su caída y retirado de escena para encargarle un nuevo papel.
El descubrimiento de nuevas tierras había llevado al Arzobispo Moncada a pensar en construir nuevos dominios allende los mares. Cristóbal se convirtió en el primero de sus peones en el Nuevo Mundo y tras varias décadas de tutela, finalmente lo liberó para que viajara a las tierras americanas y actuara en su nombre.
Don Cristóbal eligió La Habana como su dominio, pensando que una ciudad bajo la protección del santo de su onomástica era un presagio venturoso, y no se equivocó. En parte gracias a sus manejos y la propia dinámica de los mortales, su dominio se convirtió en una de las ciudades más importantes del Nuevo Mundo. Desde luego, no fue un proceso sencillo, y a lo largo de los siglos ha tenido que lidiar con numerosos problemas y adversarios. Ahora considera la Guerra Civil del Sabbat simplemente como un nuevo obstáculo que superar. Sigue actuando en beneficio de su sire, que considera el mejor candidato para el puesto de Regente, y espera que cuando el Arzobispo Moncada se convierta en el líder de la Espada de Caín lo recompense adecuadamente, quizás nombrándole Cardenal.
El Arzobispo de la Habana es un hombre de cerca de cincuenta años, alto, pálido y delgado, con bigote, barba y tonsura. Su rostro es tranquilo y a menudo sonríe con autosuficiencia. Viste con un sencillo hábito negro tejido con las sombras de sus poderes de Obtenebración y que es mucho más resistente de lo que parece a simple vista. Aunque normalmente se comporta de manera tranquila, ante un desafío digno de su habilidad muestra una actitud placentera.
Clan: Lasombra
Generación: 7ª
Disciplinas: Dominación 4, Auspex 4, Obtenebración 5, Potencia 4, Presencia 5
Senda del Poder y la Voz Interior: 7

LOS LIBERALES
Cuando estalló la Segunda Guerra Civil del Sabbat en 1863, varios Cainitas procedentes de México invadieron Cuba, reuniendo a la oposición en torno al dominio conservador del Arzobispo Cristóbal Fernández y sus partidarios. En respuesta, el Arzobispo envió mensajes a su propio sire, el Arzobispo Ambrosio Moncada de Madrid, pidiéndole refuerzos. Aunque el propio Arzobispo de Madrid estaba siendo atacado por sus adversarios en la capital de España, envió ayuda a su chiquillo en la forma de una cofradía de templarios.
La ayuda de Moncada resultó muy oportuna, pues en 1870 los adversarios de Don Cristóbal se apoderaron de la Diócesis de Santiago de Cuba. Los templarios españoles consiguieron derrotarles y en recompensa su líder fue nombrado Obispo.
Sin embargo, los Liberales han resultado tener más autonomía de la que el Arzobispo de La Habana había previsto en un principio. El conflicto interno del Sabbat todavía no ha terminado, y han visto posibilidades de prosperidad. Aunque nominalmente siguen apoyando a Don Cristóbal, al mismo tiempo están tomando posiciones e instalando a sus peones tanto entre las facciones leales a España como entre autonomistas e independentistas. Si Cuba adquiere la independencia bien podrían convertirse en la facción Cainita con más poder, o por lo menos un factor a tener muy en cuenta.
La mayoría de los Cainitas liberales pertenecen al clan Lasombra, pero entre sus filas también hay vampiros de otros clanes, principalmente Brujah y Ventrue. Sus intereses son muy diversos, pero en general muchos se decantan por infiltrarse entre las clases medias y bajas, e incluso entre la población negra de Cuba.

Don José Tomás Solano
José Tomás Solano era hijo de unos comerciantes de Cádiz. Recibió una educación liberal, aprendiendo varios idiomas además de los conocimientos necesarios para ejercer su oficio y artes más viriles como montar a caballo y manejar la espada y las armas de fuego. Fue debidamente preparado para suceder a su padre en el negocio familiar y enviado a Madrid con unos parientes para seguir estudiando. Sin embargo, cuando cumplió los veinte años el rey Fernando VII fue depuesto por el “pérfido” Napoleón, que impuso a su hermano José Bonaparte en el trono de España.
José Tomás se unió a los patriotas que declararon la guerra a los franceses en el nombre del rey prisionero. Sin embargo, su entusiasmo resultó su perdición. Cuando salió a la calle para enfrentarse a los mercenarios mamelucos que luchaban para los franceses, recibió una herida de sable en el vientre, y gravemente herido, sus compañeros le llevaron a un convento, donde le dejaron al cuidado de unas monjas. Por la noche unos Cainitas que se alimentaban de los heridos le encontraron, pero uno de ellos decidió que el joven podía ser de más utilidad en otra guerra que se estaba librando entre las sombras y le dio el Abrazo.
La Camarilla había invadido el dominio de Madrid siguiendo a los ejércitos franceses y el Sabbat se defendía con toda su furia. José Tomás sobrevivió a sus primeras noches luchando batalla tras batalla y cuando finalmente la Camarilla se batió en retirada, el joven neonato había llamado lo suficiente la atención para que el Arzobispo Ambrosio Moncada se interesara por él y decidiera ponerlo bajo la tutela de la cofradía de los Doce Apóstoles para su adiestramiento.
Varias décadas después, José Tomás se había convertido en un templario del Sabbat, y tras cumplir varias misiones para el Arzobispo Moncada fue enviado al Nuevo Mundo con la cofradía de la Corona de Espinas para ayudar al Arzobispo de La Habana. Actuó con acierto y fue nombrado Obispo de Santiago de Cuba como recompensa.
Sin embargo, la oscura ambición de José Tomás no termina ahí. Aunque es leal al Arzobispo Don Cristóbal considera que si demuestra más valía que su superior está perfectamente legitimado para ocupar su lugar e incluso tomar su sangre si es necesario. En sus planes cuenta con el apoyo de Les Amies Noir, la élite del clan Lasombra, a la que pertenece. Su ascenso al Obispado de Santiago de Cuba no ha sido casual; su sire Leandro Miaja, al que diabolizó, ocupaba esa misma posición antes de ser depuesto por el Arzobispo de La Habana.
Don José Tomás Solano tenía unos veinte años al ser Abrazado. Es un joven apuesto y bastante moreno, de ojos grandes y negros y cabello liso y corto. Le gusta vestir con uniforme militar, pero se siente igual de a gusto luchando entre el ejército regular español que entre las filas de los rebeldes. A menudo utiliza a los soldados mortales para lanzarlos contra sus objetivos personales, y siempre está atento ante la aparición de nuevos reclutas para su causa.
Clan: Lasombra
Generación: 8ª (originalmente 9ª)
Disciplinas: Dominación 3, Celeridad 3, Obtenebración 5, Ofuscación 2, Potencia 5
Senda de la Noche: 5

LA MANO NEGRA
Cuando el Regente Gorchist resultó asesinado en 1863, los Lasombra y los Tzimisce presentaron a sus propios candidatos para ocupar su lugar como líder de la Espada de Caín. Sin embargo, varias facciones Cainitas que habían estado muy próximas al Regente no estaban dispuestas a ser dejadas de lado. Entre estas facciones se encontraba la Mano Negra, que veía la oportunidad para situar un candidato adecuado como próximo Regente.
La Mano Negra pretende debilitar el poder de los Lasombra y Tzimisce y alejar su influencia lo suficiente de México, la sede del Regente, para que llegado el momento su propio candidato ocupe su lugar. La Habana, y por extensión Cuba, constituye el principal centro de influencia de los Lasombra en América, y por lo tanto su intención es derrocar al poderoso Arzobispo Don Cristóbal o por lo menos quebrar su base de poder.
Aunque el Sabbat no suele utilizar demasiado la política mortal en sus planes, la Mano Negra ha volcado su apoyo en los independentistas cubanos y en general en todos los sectores opuestos a la influencia del Arzobispo de La Habana. La facción está dirigida por Doña Damiana Rincón, una prestigiosa antigua de México, y cuenta con el apoyo de varios vampiros de los clanes Gangrel, Nosferatu y Toreador. Aunque son poderosos guerreros, su influencia política es más reducida que la de los Lasombra, pero eso podría cambiar si Cuba consigue la independencia.

Doña Damiana María Rincón
Hija de un coronel español procedente de Santa Cruz de Tenerife y de una criolla de México, desde que era pequeña Damiana recibió una educación esmerada y exquisita, como correspondía a una dama de su posición, nacida en la capital de la Nueva España a mediados del siglo XVII.
Sin embargo, frente a las frivolidades de su hermana mayor, Josefa, que sólo pensaba en un buen matrimonio, Damiana se sentía atraída por el estudio de ciencias y letras. Sus padres, que ya tenían herederos de sobra, no vieron inconveniente en que la benjamina de la familia recibiera lecciones de buenos profesores y maestros particulares. Con quince años comenzó a elaborar un herbolario propio, y dedicó una parte del jardín familiar a cultivar especies exóticas.
Cuando su hermana Josefa se casó, Damiana sintió cierta aprensión, pensando que algún día también tendría que pasar por el altar. Su desconfianza hacia el matrimonio no hizo sino incrementarse cuando una semana después de la boda su hermana acudió a ella deshecha en un mar de lágrimas para confiarle los malos tratos e infidelidades de su marido. Un mes después Josefa moría “de una caída por las escaleras”, y llena de determinación, Damiana decidió vengarla.
El cuñado viudo se lo puso fácil, pues comenzó a frecuentar la casa de los Rincón para obtener el “consuelo” de Damiana y al mismo tiempo requerirla de amores. Utilizando sus conocimientos botánicos, lo envenenó lentamente hasta acabar con él.
No fue el último. La muerte de su cuñado despertó en Damiana una rabia oscura que comenzó a extender a través de sus venenos. Era muy cuidadosa, pero no tanto como para escapar a las atenciones de los vampiros. Finalmente vinieron a por ella una noche y la arrastraron a las sombras de México.
Pasó por los ritos de iniciación y superó sus miedos, y unas décadas después fue reclutada por la Mano Negra, aprendiendo el uso de venenos y poniendo sus conocimientos al servicio de la secta. Durante la Primera Guerra Civil del Sabbat fue partidaria del Regente Gorchist, que la recompensó con el mando de su propia cofradía, las Dagas del Silencio. Con la muerte de su patrón, Doña Damiana, siguiendo las órdenes de la Mano Negra, se ha aliado con Doña Melinda, una antigua partidaria de Gorchist y sire del sire de Damiana. Melinda le ha pedido que vaya a Cuba y neutralice la influencia de los Lasombra, manteniéndolos ocupados mientras ella se ocupa de apoderarse del trono del Regente en México. Recientemente ha sido nombrada Dominio de la Mano Negra en Cuba.
Doña Damiana Rincón es una hermosa dama mexicana de unos veinte años, de seductores ojos negros y largo cabello ensortijado. Viste como corresponde a una dama de alta posición, pero entre sus inofensivos encajes y volantes oculta varios cuchillos y agujas envenenadas. Desde que ingresó en las filas de la Mano Negra ha tenido tiempo suficiente para perfeccionar sus habilidades y quienes la consideren un simple objeto decorativo pueden llevarse una sorpresa.
Clan: antitribu Toreador
Generación: 7ª
Disciplinas: Auspex 5, Celeridad 5, Ofuscación 3, Presencia 4, Taumaturgia 2
Sendas taumatúrgicas: Senda Verde 2, Sabor de la Sangre 1
Senda de la Muerte y el Alma: 5

LA CAMARILLA
La independencia de los países americanos y los conflictos internos del Sabbat durante el siglo XIX han permitido a la Camarilla instalarse con fuerza en el continente americano. Desde mediados de siglo, los agentes de la secta han situado sus ojos codiciosos en Cuba, y la riqueza de la isla constituye un incentivo adicional cada vez más irresistible. La posibilidad añadida de causar una nueva derrota a la secta rival también resulta tentadora.
Desde 1868, el Justicar Baylor, del clan Ventrue, ha puesto en marcha un plan para poner la isla de Cuba bajo la influencia de los Estados Unidos, y por extensión, de la Camarilla. No obstante, sabe que debe tener cuidado, pues el cambio de gobierno no quiere decir necesariamente que sus peones mortales lleguen al poder, los taimados Lasombra bien podrían arrebatárselos delante de sus narices.
Como parte de sus planes, Baylor ha enviado a una cuadrilla de arcontes a Cuba en la década de 1880, y con el estallido de la segunda guerra de independencia en 1895 comienzan a actuar abiertamente apoyando a los rebeldes cubanos. El Justicar ha conseguido reclutar suficientes apoyos entre varios antiguos estadounidenses que también están interesados en el destino futuro de la isla.
Los arcontes son un grupo diverso, de origen estadounidense y cubano. Muchos tienen un pasado militar, mientras que otros actúan como espías y saboteadores. De momento no son demasiados, pero sí los suficientes como para llegar a constituir un problema. Pero aparentemente, de momento los Cainitas del Sabbat no parecen especialmente interesados en la presencia de los Vástagos, enzarzados en su propia guerra civil.

Don Julián Silvela
Julián nació en La Habana en 1844, hijo de un terrateniente cubano y de la hija de unos ricos hacendados de San Agustín, en Florida. Pasó gran parte de su juventud en los Estados Unidos, en casa de sus abuelos maternos, donde conoció a varios liberales cubanos que se habían exiliado por su oposición a la Corona de España. Junto con sus hijos comenzaron a trazar proyectos políticos y económicos para conseguir la independencia de Cuba. Julián viajaba periódicamente a La Habana, donde mantenía contactos con diversos intelectuales y conspiradores opuestos al gobierno español. Con quince años comenzó a trabajar en un periódico como articulista, y cuando estalló la Guerra de Secesión Americana (1861-1865) fue enviado a los Estados Unidos como corresponsal.
Después de la caída de Atlanta ante los ejércitos nordistas pasó un tiempo en la ciudad, entrevistando a varios militares de ambos bandos, pero antes de volver a Cuba un caballero estadounidense lo invitó a una cena particular en su mansión. Este “caballero” era el Justicar del clan Ventrue, quien convirtió a Julián en su ghoul y espía en La Habana.
Durante varios años Julián trabajó para el vampiro, colaborando asimismo con los revolucionarios cubanos. Cuando estalló la Guerra de los Diez Años en 1868, se unió a los rebeldes, pero tras varios combates fue finalmente capturado y encarcelado en espera de juicio. Por suerte, el Justicar Baylor todavía tenía planes para él, y ordenó a Brian Reed, uno de sus arcontes, que Abrazara a Julián. Junto a su sire huyó a los Estados Unidos.
Desde entonces Julián ha continuado trabajando para Baylor, a menudo influyendo en la prensa amarillista estadounidense lanzando encendidas acusaciones contra el gobierno colonial español y apoyando a los insurgentes cubanos. También ha recaudado fondos para los rebeldes y los está preparando para la guerra. Tras la destrucción de su sire Brian Reed a manos del Sabbat en 1885, el Justicar Baylor envía a Julián para que coordine a sus agentes en Cuba.
Julián Silvela es un individuo pragmático. Sabe que el control del Sabbat sobre la isla de Cuba es muy fuerte, y que un ataque directo sería un suicidio. Ni siquiera si Cuba fuera invadida por los Estados Unidos sería segura la victoria de la Camarilla. Mientras lleva a cabo sus planes, Julián piensa en posibles vías de huida, y ha pensado que quizás Puerto Rico podría constituir un objetivo más asequible para sus recursos.
Julián ha heredado el cabello rubio de su abuela materna, de origen irlandés, sus ojos verdes y sus rasgos redondeados. Es un joven delgado de unos 25 años, con manos grandes de pianista. Nunca se separa de al menos una pistola. Aunque en ocasiones se infiltra en la ciudad de La Habana a menudo prefiere pasearse por las haciendas del interior, contactando con los revolucionarios, pero sin demorarse demasiado tiempo para evitar ponerlos en peligro.
Clan: Ventrue
Generación: 8ª
Disciplinas: Dominación 3, Fortaleza 3, Ofuscación 2, Presencia 2
Humanidad: 6
Notas: Julián sólo puede alimentarse de periodistas.

INDEPENDIENTES
Aunque en conjunto Cuba es un territorio bajo la influencia del Sabbat, se trata de una situación anómala en el Caribe. Las islas caribeñas albergan una sociedad vampírica muy distinta a la de cualquier otra del mundo. Aquí, un vampiro puede gobernar un dominio que apenas se extiende unos pocos kilómetros sin encontrarse nunca con otro. Alternativamente, un Cainita sin interés en el poder puede pasar la existencia junto a su familia mortal (que cree una bendición vivir con su tatarabuela inmune al paso del tiempo) en una casa junto a la plantación de azúcar donde nació y que ahora es su propiedad.
Ante esta situación, no es de extrañar que algunos Cainitas cubanos guarden una lealtad nominal al Sabbat, sin haber participado en los ritos de la secta durante años o incluso décadas. Otros se resienten ante la presencia de la Espada de Caín, y en ocasiones han entrado en conflictos con los Cainitas.
Entre los grupos más beligerantes de los vampiros independientes se encuentran dos linajes:
-Antitribu Lasombra: Los ataques e incursiones de piratas y corsarios se convirtieron en una pesadilla para las villas y ciudades cubanas a lo largo de los siglos, y no sólo para los mortales. Aparte de los daños que los piratas podían causar a sus refugios, peones o incluso contra ellos mismos, los vampiros del Sabbat eran atacados por varios antitribu Lasombra, resentidos con sus congéneres de la Espada de Caín. A partir del siglo XVIII, con el declive de la piratería caribeña, varios de estos piratas vampiros se marcharon en busca de otros lugares. Sin embargo, todavía quedan algunos, ocultos en islas y haciendas apartadas, y de vez en cuando, bajo la cobertura de la noche, todavía realizan algún ataque contra las propiedades de los Lasombra “renegados”, aunque sólo sea para recordarles que siguen presentes. Se trata de individuos antiguos y muy peligrosos, y no tienen nada que envidiar en crueldad y audacia a sus congéneres del Sabbat. Algunos de ellos incluso apoyan a la Camarilla.
-Seguidores de Set: Los servidores del dios oscuro llegaron ya en el siglo XVI, acompañando a los primeros esclavos negros que fueron capturados y llevados a las plantaciones caribeñas. Los Lasombra cubanos a menudo perseguían a las Serpientes en cuanto las descubrían, y a lo largo de los siglos sobrevivieron ocultos. Con los refugiados que llegaron de Haití a finales del siglo XVIII también llegaron varios Setitas, que revitalizaron los templos cubanos, pero cuando el Sabbat se aproximaba procuraban escurrirse discretamente.
Las revoluciones y movimientos independentistas han proporcionado a los Seguidores de Set la oportunidad de vengarse, y ahora mismo se mueven para debilitar la presencia del Sabbat en Cuba. Aunque la gran mayoría han sido Abrazados entre la población negra cubana, se trata de una percepción errónea, y entre las filas cubanas también hay mulatos, criollos y emigrantes europeos que han encontrado una nueva esperanza en la fe del dios oscuro.
-Otros: Entre los esclavos y la población libre de origen africano, existen varias sociedades secretas que practican ritos ancestrales y mágicos. Algunos son simples ceremonias simbólicas, pero unos pocos santeros disfrutan de un poder verdadero. Entre ellos hay algunos vampiros que han utilizado la santería para desarrollar su propia magia de la sangre, basada en ritos espiritualistas y nigrománticos. La mayoría de estos vampiros santeros pertenecen a los linajes de los Samedi y los Seguidores de Set, pero también unos pocos Lasombra de vez en cuando utilizan los poderes de la santería para sus propósitos.

Brigitte, la "Madama."
Brigitte nació a principios del siglo XVIII en una plantación haitiana. Era hija de una esclava negra recién traída de África y del hijo adolescente del capataz de la plantación, que se había encaprichado de su exótica belleza y abusó de ella hasta que se cansó. Al contrario que otros mulatos, no fue reconocida como por su padre, sino que fue separada de su madre a la fuerza y enviada a otra plantación.
Brigitte tuvo una infancia muy triste. Los demás esclavos no la aceptaban por su condición mulata, y para sus señores blancos era simplemente una esclava. A los diez años fue violada e intentó escapar de la plantación, pero fue capturada y castigada con varios azotes. Sola y llorando, estaba pensando en arrojarse a un pozo, cuando a la luz de la luna apareció el Barón Samedi, quien la consoló y le dio poder. A la mañana siguiente el violador de Brigitte fue encontrado muerto y sin sangre, y los demás esclavos aprendieron que no era conveniente meterse con ella.
Brigitte se convirtió en una especie de sacerdotisa para el Barón Samedi, quien le dio varios poderes y le enseñó a utilizarlos para crear un culto en la plantación. Gracias a su influencia “Madame Brigitte” se convirtió en una figura respetada en la plantación. Odiaba a los blancos, pero sabía que debía esperar el momento adecuado. Por las noches se reunía con otros sacerdotes del vudú y juntos planearon la caída de los señores. El tiempo pasó y Brigitte se convirtió en esposa, madre y señora de un culto vuduista.
Y finalmente llegó el momento, dirigidos por el líder independentista Toussaint Louverture los esclavos negros se rebelaron contra sus señores. Brigitte era muy vieja y no quería morir sin ver la caída de los tiranos y el Barón Samedi, sonriendo, se acercó a ella y la besó.
Resurgió de la muerte como un horroroso cadáver, pero no le importó. Brigitte se unió gozosamente a la revuelta y disfrutó con el frenesí de la matanza, colaborando con otros vampiros que también habían aguardado ocultos entre los esclavos. Después de que Haití adquiriera la independencia, no quedó satisfecha, y viajó por otros países americanos azuzando a los esclavos a que se deshicieran de sus cadenas.
Hacia 1866 llegó a Cuba, donde se ha convertido en una poderosa figura entre los vampiros “santeros”. Ha adquirido varios discípulos y está reuniendo suficiente fuerza para acabar con los opresores blancos y los parásitos vampíricos que les apoyan. Hacia 1886, con la abolición completa de la esclavitud, considera que su labor está terminada, pero decide permanecer todavía durante algún tiempo.
Madame Brigitte o “La Madama”, como es conocida en Cuba, era en vida una anciana negra de unos setenta años, bastante obesa y arrugada. Ahora es un cadáver putrefacto, obeso y arrugado, aunque a menudo utiliza su Ofuscación para adquirir el aspecto que tenía en vida. Suele vestir con telas de colores como una sacerdotisa vudú, y a menudo llega un cuchillo ceremonial que causa daño agravado a los vampiros (si ese cuchillo bebe su propia sangre se romperá).
Clan: Samedi
Generación: 8ª (originalmente 9ª)
Disciplinas: Auspex 4, Fortaleza 3, Nigromancia 3, Ofuscación 3, Tanatosis 4
Sendas Nigrománticas: Senda del Sepulcro 3, Senda del Osario 2
Humanidad: 4

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Alexander Weiss
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Re: [Escenario] Edad Victoriana: La Habana

#5

Mensaje por Alexander Weiss » 04 Mar 2021, 14:38

Imagen LA CRÓNICA DE LA GUERRA DE CUBA

HISTORIA
Las tres grandes guerras de independencia cubanas: la Guerra de los Diez Años (1868-1878), la Guerra Chiquita (1878-1880) –a menudo considerada continuación de la anterior- y la Guerra de Cuba (1895-1898) constituyen un dilatado período lleno de acontecimientos y turbulentos conflictos políticos y militares, lo que constituye un escenario atractivo para una Crónica de Edad Victoriana: Vampiro.
Aunque ya se habían producido algunas revueltas previas, la Guerra de los Diez Años, fue el primer gran intento de los cubanos para emanciparse de la Corona española, aprovechando la Revolución Liberal que había estallado en España con el derrocamiento de la reina Isabel II. La guerra perjudicó la producción azucarera y destruyó numerosas haciendas e ingenios, pero la debilidad militar de los rebeldes y la falta de apoyo popular les impidieron imponerse al ejército español. La Paz de Zanjón, firmada en febrero de 1878, puso fin a la contienda, concediendo una importante autonomía a Cuba, pero faltó imaginación y sobraron intereses como para solucionar definitivamente el problema colonial y para fundar las relaciones entre españoles y cubanos sobre unas bases de renovada convivencia. Se produjeron algunas insurrecciones, pero sin iniciarse un nuevo gran conflicto civil. En 1886 se proclamaría la abolición de la esclavitud.
El 24 de febrero de 1895 estalló de nuevo la guerra, iniciada por varios conspiradores que levantaron en armas a varias poblaciones. El plan había sido trazado por el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí en Nueva York en 1892. El propio Martí desembarcó en Cuba en 1895, pero moriría en una de las primeras escaramuzas con las tropas españolas.
En esta ocasión la guerra tuvo el apoyo de toda la sociedad criolla y comenzó a captar apoyos entre la población obrera, negros, mulatos y campesinos. En 1896 los rebeldes llegaron a las proximidades de La Habana y penetraron en la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental. En su avance, las tropas cubanas habían ido incendiando y destruyendo una parte considerable de las plantaciones y los ingenios.
La respuesta española fue tratar de ahogar la sublevación lo antes posible, ante el temor a las repercusiones internacionales del conflicto y, especialmente, la temida intervención de los Estados Unidos. Tanto Mateo Sagasta como Antonio Cánovas, los dos grandes líderes políticos españoles de la época, manifestaron rotundamente su voluntad de agotar todos los recursos humanos y económicos en defensa de la colonia: más de 220.000 soldados españoles fueron enviados a Cuba entre 1895 y 1898. Sin embargo, la superioridad numérica y militar no era suficiente frente a un enemigo que practicaba una guerra de guerrillas y era apoyado por la población civil. Por otra parte los soldados españoles sufrieron los efectos de las enfermedades endémicas de la isla -paludismo, fiebre amarilla, disentería- un factor de mortalidad más terrible todavía que las armas enemigas. El propio ejército estadounidense sufriría muchas bajas en la misma guerra tras sólo un mes de campaña debido a las enfermedades.
El mando español le fue confiado inicialmente al general Arsenio Martínez Campos, quien trató infructuosamente de aislar los focos rebeldes, y de poner en práctica la política de aproximación que tan buen resultado le había dado en 1878; pero las circunstancias eran sustancialmente distintas y, ante su fracaso, dimitió en enero de 1896, siendo sustituido por el general Valeriano Weyler. Con el nuevo Capitán General, la estrategia española cambió radicalmente. Weyler decidió que era necesario cortar el apoyo que los independentistas recibían de la sociedad cubana, y para ello ordenó que la población rural se concentrara en poblados controlados por las fuerzas españolas: al mismo tiempo ordenó destruir las cosechas y ganado que podían servir de abastecimiento al enemigo. Estas medidas dieron buen resultado desde el punto de vista militar, pero con un coste humano elevadísimo. La población reconcentrada, sin condiciones sanitarias ni alimentación adecuada, empezó a ser víctima de las enfermedades y a morir en gran número. Por otra parte, muchos campesinos, sin nada que perder ya, se unieron al ejército insurgente.
En Estados Unidos, la situación cubana y en especial la política de Weyler en Cuba era seguida con creciente interés por la opinión pública. Aunque sin reconocer oficialmente a los rebeldes, el gobierno norteamericano permitía que éstos recibieran apoyo desde sus costas y que la delegación del gobierno cubano en Nueva York actuara con entera libertad. El presidente Grover Cleveland, a través del secretario de Estado, Olney, ofreció su mediación al gobierno español para acabar con la guerra, sobre la base de la concesión de la autonomía a Cuba. La oferta fue rechazada por el gobierno español conservador de Antonio Cánovas, que no consideraba a Estados Unidos un mediador imparcial. Cánovas fue asesinado en agosto de 1897, siendo sustituido por el gobierno liberal de Mateo Sagasta.
El nuevo gobierno español trató de satisfacer las demandas de los Estados Unidos para evitar la confrontación militar, siendo consciente de la diferencia de fuerzas entre ambos países. Con la finalidad de apaciguar la opinión norteamericana, fue relevado del mando el general Weyler, se suspendió toda acción militar ofensiva y, sobre todo, le fue concedida inmediatamente la autonomía a la isla -lo mismo que a Puerto Rico, que permanecía en paz. Sin embargo, los independentistas cubanos, animados por la creciente beligerancia estadounidense a su favor, rechazaron las negociaciones con España y continuaron con la guerra. Finalmente, el hecho que llevó a la ruptura de relaciones entre España y Estados Unidos y la declaración de guerra entre ambos países fue la voladura del acorazado norteamericano Maine, en el puerto de La Habana, en febrero de 1898. El buque había sido enviado para proteger la vida y los intereses de los ciudadanos estadounidenses. Las causas de la explosión, que costó la vida a 264 marineros y dos oficiales, son todavía desconocidas.
La guerra entre España y Estados Unidos fue breve y se decidió en el mar. Los episodios fundamentales fueron las batallas navales de Cavite, el 1 de mayo, y Santiago de Cuba, el 3 de julio, en las que la anticuada e ineficiente flota española fue literalmente barrida por la armada norteamericana, mucho más potente y destructiva. Poco después del hundimiento de la escuadra del almirante Cervera, seguida a los pocos días de la caída de Santiago de Cuba en poder de las tropas americanas, España solicitó la mediación de Francia para entablar negociaciones de paz con Estados Unidos. Tras la firma de protocolo de Washington, el 12 de agosto, las conversaciones entre las delegaciones de ambos países -encabezadas por el secretario de Estado norteamericano, William R. Day y el ex-ministro liberal Eugenio Montero Ríos- comenzaron en París el 1 de octubre de 1898. La resolución de la guerra le valió a España la pérdida de Cuba y Puerto Rico, en el Caribe, y de las islas Filipinas y Guam, en el Pacífico.

LOS VAMPIROS EN LA GUERRA DE CUBA
Aunque los acontecimientos históricos pueden proporcionarte información interesante para el desarrollo de tu Crónica de Edad Victoriana: Vampiro, nada te impide realizar algunos cambios. Puede que prefieras unir las tres guerras de independencia cubanas en un único conflicto ininterrumpido entre 1868 y 1898, o puede que la esclavitud no llegue a abolirse en 1886, continuando hasta después de la independencia cubana.
Por lo que se refiere a las diferentes facciones vampíricas presentadas, al no poder actuar de forma decisiva durante el día, puede que sufran las consecuencias si se arriesgan demasiado en los campos de batalla. Es posible que los ingenios o haciendas sean incendiados por los rebeldes durante el día o que sus criados sean asesinados en medio de las tensiones políticas. En contrapartida, la guerra también proporciona un escenario en el que los personajes pueden alimentarse con impunidad. Las bajas causadas por la falta de sangre bien pueden pasar desapercibidas en medio de las numerosas muertes producidas por las fiebres tropicales y enfrentamientos armados, y entre muchas milicias irregulares nadie echa en falta a un soldado o dos.
Pero al margen de estos elementos, es necesario que los personajes tengan un objetivo en mente, bien defendiendo los intereses de las diferentes facciones o los suyos propios. La Camarilla y el Sabbat luchan por hacerse con el control de La Habana –y por extensión Cuba-, pero es posible que los personajes quieran apoderarse de un dominio propio. Otros vampiros puede que busquen motivos más altruistas como la abolición de la esclavitud o el acceso al poder de sus peones políticos –terratenientes, revolucionarios, mulatos, campesinos. ¿Y si la misteriosa voladura del “Maine” no fue un acontecimiento fortuito sino que fue propiciada por facciones interesadas en provocar la intervención de los Estados Unidos en la guerra?
El transcurso de la Crónica debería seguir un ritmo dinámico lleno de altibajos. Los personajes puede que pierdan un dominio conquistado con durísimo esfuerzo de la noche a la mañana debido a un contraataque inesperado de los lealistas o los rebeldes, pero al mismo tiempo también deberían tener la esperanza de poder reconstruir y recuperar el terreno perdido, tal vez incluso dejando a un lado ideales y adoptando peones inesperados.
Por último, no olvides transmitir el encanto caribeño de Cuba a través de su cultura y su arte. Géneros importantes de la música popular cubana comienzan a surgir durante este período, bien como inspiración revolucionaria, debido al surgimiento de las nuevas clases enriquecidas con la industria azucarera, la llegada de inmigrantes o como resultado de la abolición de la esclavitud. Estos detalles del escenario transmitirán una sensación de realismo a la Crónica que sin duda será del gusto de tus jugadores.


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