[SOLO] Capítulo 1 - Llegada a la Tierra de los faraones

[Baudelaire]

Habiendo confirmado la seguridad de la familia afectada por el clan de las serpientes, salgo a la puerta del lugar y elevo una plegaria a Tengri para agradecerle por este refugio que tienen ahora. Del mismo modo, hago aprecio de los dones que, aunque han provocado este malestar, también me han permitido pasar otra noche sobre Kagan.

En la búsqueda de sangre, doy con una manada de camellos. Le doy una caricia de gratitud a cada uno y bebo suavemente, cerrando cautelosamente las heridas, la idea es que sienten que nadie quiere dañarles. Antes de salir, les dejo comida y agua fresca. Les ofrezco el saludo de la paz y me retiro.

Ya de regreso en la ciudad, me acerco a echar una mirada rápida al sector de construcción antes de regresar con Abdul para pasar tranquilamente el día. Hace mucho tiempo que nadie ha sido tan amable conmigo, así que al despertar me aseguro de ordenar silenciosamente el espacio, para evitar despertarle.

En un cuenco de madera, dejo un poco de la sangre fresca de los camellos con una nota explicativa, esperando que mi anfitrión pueda aprovecharla.

[Toxizer]

Tras alimentarte de unos camellos, te diriges a la zona a investigar, para ello debes cruzar toda la ciudad, lo que te lleva un buen rato. Mientras caminas por los callejones vacíos, notas la presencia de algún ser que te sigue a lo lejos, pero no llegas a verle. Al llegar al viejo tramo de alcantarillado, ves algunos agujeros realizados recientemente, parece ser que el túnel continúa hasta el río. En la embocadura del alcantarillado puedes ver más excavaciones y ciertas pruebas de que se está empezando a arreglar. Por la zona solo ves unas cuantas ratas.

Llegas casi al amanecer al refugio de Abdul para descansar durante el día y recuperarte en parte de la fea herida del brazo. Al anochecer abandonas el refugio, ¿ Cuál será tu próximo objetivo?

[Baudelaire]

Sabiendo que alguien me seguía ayer, tomo un camino diferente para llegar al lugar de las construcciones que ya he verificado. En un callejón oscuro y poco concurrido, cambio mi atuendo por el de un egipcio de mediana edad y con aspecto amable.

Al llegar al sitio, comienzo a recopilar información en el vecindario respecto a las leyendas mencionadas por los eruditos franceses. Siempre mostrándome interesado y dispuesto a ofrecerles toda mi ayuda para solucionar sus inconvenientes. Utilizo el nombre de Alí y me identifico com inspector egipcio.

[Toxizer]

El tramo de antiguo alcantarillado a arreglar tiene una extensión de unos 500 metros. El barrio es de clase baja, se encuentra al noroeste de la ciudad, y limita con el río. En una calle cercana a las obras interrumpidas te encuentras algunos puestos de comida en condiciones poco recomendables. Te paseas por allí, charlas con gente del barrio y todos te dicen lo mismo. En esos túneles solo hay enfermedad y miseria, ratas y mendigos. Sin embargo, un chico dice haber visto un monstruo con grandes dientes y larga cola.

De la entrada cercana al río, ves salir a dos mendigos con pinta de leprosos.

[Baudelaire]

Tomo nota de cada detalle, por insignificante que parezca. La mirada atenta a cada palabra que recibo, hasta que el niño me revela algo importante.

¿Podrías ser tan amable de llevarme a aquél lugar en que viste a tal criatura, por favor?

Por su gentileza, le ofrezco una comida y cuándo lo veo satisfecho me retiro. Entonces me cruzo con aquéllos mendigos y me acerco a conversar con ellos.

[Toxizer]

El chaval te guía hacia la entrada del túnel, donde un riachuelo de aguas fecales desemboca en el Nilo.

- Vinieron unos hombres y quitaron basura y escombros de esta zona, pero luego se asustaron y se fueron - dice el chico - gracias señor - termina de engullir y se marcha.

Al acercarte a los leprosos, estos se sorprenden.

- Señor una moneda para unos pobres leprosos.

Además de las deformaciones habituales de su enfermedad, puedes ver algunos bubones que podrían indicar peste.

[Baudelaire]

Les ofrezco una merienda a cada uno, para evitar que contagien a alguien más. Mientras se alimentan, les pregunto acerca del monstruo aquél que el niño me había comentado.

Muestro la ubicación y espero sus respuestas.

[Toxizer]

Los leprosos agradecen la comida, cuando les señalas la entrada al túnel, te dicen.

- Llevamos un tiempo en ese refugio, hay más gente con enfermedades, algunos van y vienen - dice uno.

- Cuando terminemos nuestra ronda por la ciudad volveremos ahí - dice otro - nunca hemos visto monstruos en estos túneles, supongo que el chico vería a algún deforme.

- No le recomiendo entrar, pues podría coger cualquier cosa y acabar viviendo como nosotros.

Los hombres se despiden y te dejan solo frente a la entrada.

[Baudelaire]

Spoiler

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El objetivo de la comida que regala Ulagan, habiendo visto los bubones, era evitar contagios en la ciudad.

Les solicito que se queden en la entrada un momento, explicándoles que es importante saber que si hay algún inconveniente alguien estará aquí al salir.

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Activación de Presencia 1: Fascinación.

Conseguida su atención, me encorvo ligeramente para acceder al túnel, pues de otro modo mi cabeza tocaría el techo. Aprovechando la amplitud, miro de lado a lado por cualquier detalle.

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La activación de olfato, oído, presión de Áuspex 1: sentidos aguzados… sigue en pie.

Avanzo lentamente tomando notas sobre los aspectos relevantes.

[Toxizer]

Dejas fascinados a los leprosos.

- Le esperamos aquí señor - permanecen de pie en la entrada.

Conforme avanzas por el túnel, intentando no mancharte de porquería los pies, ves una luz. El nauseabundo hedor de la mierda y la enfermedad ataca a tus sentidos agudizados, aunque oyes una voz lejana no terminas de ubicarla.

Cuando llevas unos metros llegas a un punto del que sale una sala a cada lado, la de la derecha está taponada por escombros, de la de la izquierda parece salir la luz y el ruido de toses. Una enorme rata cruza sobre tus pies. El túnel sigue recto y a lo lejos todo es oscuridad total.