[Libro] Balam: los hombres jaguar
Publicado: 17 Jul 2019, 00:49
LIBRO DE TRIBU: BALAM
Por Phil Brucato, Bill Bridges, Bjorn T. Boe, Brian Campbell, Jackie Cassada, Richard Dansky, Matt McFarland y Nicky Rea. Recopilado y completado por Magus.
CALIAH
Somos las hijas y los hijos de la luna. Una vez, según dicen los espíritus, vivimos en la luna y corrimos como aguas revueltas por sus bosques de plata y entre sus campos resplandecientes. Pero aquello sucedió hace mucho. Aún soñamos con Ix Chel, pues nosotros sobre todos los demás somos sus hijos preferidos.
El jaguar es la madre de los chamanes, así como la madre de los jaguares cambiantes; tenemos muchas madres. Un chamán no sabe nada sin la ayuda del jaguar. El jaguar es la jungla; no hay un rincón que no gobierne. Enfurecer al jaguar es poner a la selva en tu contra. Nadie te protegerá entonces: ni los árboles ni los arroyos, tampoco las serpientes, los pájaros o los monos. Lo más probable es que el jaguar acabe con aquél que le ataque. Pero a veces le arrebatará los poderes de la caza al ofensor. Que los dioses se apiaden de ese hombre y su familia, porque poco a poco acabará con ellos. Debido a ese tabú, ningún animal se atreverá a meterse en la trampa de un cazador ni se dejará ver por éste cuando sostenga arco o lanza. La venganza queda reservada para el jaguar.
Algunos dicen que el padre de los Balam fue Tezcatlipoca, el Espejo Ilusorio, dios de la noche. Quizás sea así, puesto que su nahual o aspecto espiritual, era el jaguar. Pero sólo le debemos lealtad a Ix Chel, la Luna. Antaño, en otra realidad, llamada el Primer Sol, los Balam aniquilaron a una raza de gigantes y les exigieron las selvas, sobre las cuales han gobernado desde entonces.
A veces los jaguares vivían entre los humanos, a quienes ayudaban en las cacerías y enseñaban los poderes de las plantas. Los instruyeron en la ayahuasca, el sabo y el nu nu, de forma que los humanos pudieran hablar con la presa en sueños y, si esta accedía, recibir instrucciones de cuándo y cómo matar su carne. Las tribus cazadoras de la selva aún recuerdan aquellos secretos, aunque los hijos de los olmecas y los mayas hace mucho que los olvidaron.
Los blancos trajeron su mal con ellos cuando llegaron. Los viles espíritus de la locura y la enfermedad infestaron a los humanos. Sus señores temían el poder de los jaguares y enviaron hombres a las selvas para domarlos. Los jaguares los combatieron, ayudados por sus aliados de la selva para atacar a los horrendos fantasmas blancos y a sus marionetas humanas.
Pero el mal era demasiado grande y la madre jaguar decidió llevar a cabo un sacrificio supremo. Apareció en la selva bajo la forma de un jaguar negro, el más mortífero y poderoso de los felinos y atacó a los conquistadores. Éstos la acorralaron y le dieron caza, se prepararon para desollarla y llevarle la piel a su capitán. Pero se revolvió y gruñó, invocando todo el poder de la noche. Creció y creció, aplastó a los hombres bajo su mole descomunal, derribó árboles y cortó el curso de los ríos con sus gigantescos miembros. Se elevó hasta alcanzar los cielos y, por último, abrió la boca todo lo que pudo hasta que engulló el sol.
El mundo se sumió en la oscuridad. La noche cayó sobre todo y la magia celestial de los humanos fracasó. La única luna que brilló sobre toda la tierra era la de la luna. Ix Chel se dirigió entonces a sus hijos, no sólo a los animales sino también a algunos humanos y les habló del inminente peligro. El sol se alzaría de nuevo, como debía ocurrir, pero sus poderes menguarían. Les dio la oportunidad de abandonar el agonizante mundo de los humanos y regresar a la luna. Les ofreció su reflejo en los cielos en un millar de lagos y ríos. Todo lo que tenían que hacer sus hijos era lanzarse a ellos y nadar hacia las profundidades, dejando este mundo por el de ella. Muchos animales corrieron hasta los ríos y se lanzaron en busca de la luna. También fueron algunos humanos, cuyas tribus desaparecieron del mundo.
Pero los jaguares vacilaron. Su ira era demasiado intensa. Muchos ansiaban la venganza. La sangre llama a la sangre.
El jaguar negro no pudo retener el sol por más tiempo. Le quemaba las entrañas y tuvo que expulsarlo. La luz inundó de nuevo la selva y entonces la luz de la luna y sus reflejos desaparecieron.
El momento de la noche absoluta había pasado y la oportunidad de escapar del mundo se les negó para siempre a aquéllos que se quedaron. Los Balam dicen que tras esto el Quinto Sol, la era actual, inició su canto de cisne.
Hasta la fecha, el reflejo de la luna ha provocado una profunda nostalgia en el corazón de nuestra tribu.
Pero sólo se trata de una ilusión, nada más.
Si la furia tuviera forma física, sin duda se parecería mucho a los Balam. Sus ojos están llenos de una intensidad que ninguna otra Raza Cambiante puede igualar, y las profundidades a las que pueden llegar su furia y su Rabia parecen no tener límite. Por lo general la tribu mantiene una actitud bastante antisocial, y los Balam son criaturas orgullosas, incluso más que los otros Bastet, y no se llevan demasiado bien con los demás. Simplemente su deseo es que los dejen en paz, merodeando por la oscuridad crepuscular de las tierras que consideran su hogar y cazando a las cosas oscuras que habitan allí. Sin embargo, este deseo de paz no puede cumplirse ahora, porque Pentex y los horribles engendros de Asura están haciendo todo lo que pueden para destruir las selvas del Amazonas, donde sobrevive la mayoría de la tribu. Los feroces hombres jaguar luchan, y se aseguran de que los invasores conozcan toda la rabia y furia que pueden mostrar, pero se encuentran en inferioridad numérica. Quizás sólo los Garou puedan salvarlos ahora, y la relación con los invasores de cara de perro nunca han sido buenas…
Los Balam son, y siempre han sido, los guardianes más feroces de Gaia. Antes de que los europeos llegaran a las Tierras Puras utilizaron la superstición y el terror para mantener a la humanidad apartada de los territorios bajo su cuidado, mientras que otros utilizaron esas mismas herramientas para gobernar como orgullosos señores y enviados de los dioses, haciendo pedazos a todos los invasores y enemigos en un esfuerzo de proteger el conocimiento prohibido que según ellos, Gaia les había entregado para que lo custodiaran. A medida que los Garou descubren el propósito de los Balam en los planes de Gaia y comienzan a actuar en sus territorios del Amazonas, dejan que los jaguares se unan a la guerra contra Pentex y sus aliados en sus propios términos.
DESCRIPCIÓN
Como los jaguares que conforman su Parentela felina, los Balam felinos nacen con un pelaje amarillo y moteado o completamente negro. El melanismo suele aparecer entre las hembras de la tribu, pero ambos pelajes implican grandes derechos de nacimiento. Los jaguares negros cuentan con los poderes de la Luna, mientras que sus hermanos amarillos cobijan una ira mucho mayor en su corazón. La mayoría de los Felinos de la tribu suelen nacer en las zonas arboladas de América Central y del Sur. Muchos países disponen de reservas tan bien protegidas que los Felinos no tienen problemas para mantenerse alejados de la humanidad.
Por lo que se refiere a los Homínidos de la tribu, la gran mayoría descienden de los robustos nativos de Sudamérica, desde las civilizaciones más sedentarias hasta las tribus de cazadores de las selvas amazónicas. Suelen adornarse con joyería maya, arte corporal inca, orejas estiradas, pinturas, frente aplanada, piercing, etc., y suelen utilizar vestimentas arcaicas. Casi todos tienen dientes afilados, incluso en forma Homínida.
Pocos Balam son descendientes de los europeos; los Corazones Podridos les han causado demasiado daño como para poder olvidarlo, pero los Parientes mestizos y de herencia más o menos mezclada son cada vez más habituales. Aunque muchos hombres jaguar utilizan armas arcaicas, las armas de fuego modernas les fascinan, tanto por su precisión como por su mero poder destructivo, y algunos se han vuelto muy hábiles en su manejo.
HISTORIA
Antes de la Primera Guerra de la Rabia las tribus Bastet eran más numerosas en las Tierras Puras, apareándose con felinos de dientes sable, leones americanos, pumas, jaguares y linces. Sin embargo, tras la Primera Guerra de la Rabia las tribus de las Tierras Puras fueron reducidas a cuatro: los Qualmi, los hombres lince, se asentaron entre las tierras gélidas del norte, mientras que los Pumonca eligieron a los pumas como su Parentela y se extendieron principalmente entre las tribus de Norteamérica, por último dos tribus, los Olioiuqui y los Hovitl Qua eligieron a los jaguares como sus Parientes y siguieron su viaje hacia las tierras del sur, pero para evitar problemas dividieron sus territorios. Mientras los Olioiuqui se asentaban entre las tribus de América Central, los Hovitl Qua buscaron los secretos ocultos en las profundidades de la selva del Amazonas. Debido a su proximidad y parentesco, las dos tribus de hombres jaguar mantenían estrechos lazos.
Las tribus de América Central comenzaron a asentarse y crear las primeras ciudades de América. Aprendieron a cultivar la tierra y aceptaron las bendiciones de Gaia sin abusar de ella. En agradecimiento levantaron templos de piedra a los dioses, dándoles nombres que no eran los mismos que las Razas Cambiantes utilizaban, pero que designaban a los mismos seres.
Los Olioiuqui contemplaron la formación de las primeras ciudades y se sintieron satisfechos. Quizás había algo de arrogancia en ellos, pues muchos se dedicaron a actuar como servidores de los dioses, respondiendo a las plegarias de los humanos y recordándoles el camino correcto que debían seguir, sin revelar lo que realmente eran. Los humanos los aceptaron y los adoraron, ofreciéndoles sacrificios. Durante un tiempo los hombres jaguar aceptaron los sacrificios como tributo, una especie de sustituto de sus presas para evitar las matanzas que en el pasado impedían que los humanos se hicieran demasiado numerosos. El pueblo conocido posteriormente como los olmecas construyó muchas ciudades dedicadas a los dioses y la mayor de todas fue llamada Teotihuacan, “La Ciudad de los Dioses.”
Teotihuacan se hizo muy poderosa, superando los cien mil habitantes, que adoraban a Gaia bajo muchas formas. Pero los olmecas cambiaron, dejando de proteger y servir a la tierra y dedicándose a servirse a sí mismos. Comenzaron a tomar demasiado y a devolver demasiado poco, engordando como garrapatas en la piel de una bestia. Como eran tantos comenzaron a imponer su voluntad a otros pueblos, extendiendo su influencia y arrasando extensiones de selva para cultivar su alimento. Gaia no estaba satisfecha, y les dijo a las Razas Cambiantes que hablaran con los humanos, para que corrigieran su comportamiento.
Los humanos ignoraron a los mensajeros de los dioses y continuaron con su locura, y cuando uno de los Mokolé, Quetzalomic, Corazón del Sol, exigió a los humanos que entregaran a su líder para el sacrificio, se negaron y capturaron al mensajero de los dioses, ofreciéndolo en sacrificio en lugar de su reina.
En respuesta se formó una alianza entre las Razas Cambiantes de Gaia. Los lobos Uktena, los jauares Olioiuqui y Hovitl Qua, los saurios Mokolé, las arañas Ananasi, los cuervos Córax, los coyotes Nuwisha y los murciélagos Camazotz se reunieron en una gran asamblea y tomaron la decisión de rectificar el error de haber permitido que los olmecas se hicieran demasiado fuertes y se desviaran de la senda de Gaia.
Teotihuacan cayó bajo la ira colectiva de las Razas Cambiantes. Muchos humanos huyeron, alejándose de las ciudades olmecas para no regresar nunca. Otros murieron por su locura. La reina de los olmecas fue enterrada viva en las ruinas de la Ciudad de los Dioses como un recuerdo de que nunca se debía desafiar a los mensajeros de los dioses. Los olmecas aprendieron la lección y fueron perdonados.
Pero una vez se aprende un truco, nunca se olvida. Con el tiempo los humanos volvieron a reunirse en gran número, esta vez los zapotecas, y también construyeron grandes ciudades. Poco a poco se desviaron del camino de Gaia, pero no hizo falta que los mensajeros de los dioses los castigaran, pues terminaron luchando entre ellos y provocando su propia caída.
Ante esta situación, los Olioiuqui decidieron que debían vigilar más de cerca a los humanos, atentos para evitar que cometieran nuevos errores, y acudieron a las ciudades y se infiltraron entre las culturas sedentarias. Los Hovitl Qua no aprobaron la actitud de sus parientes, decidiendo permanecer en las selvas y procurando que los humanos de sus territorios nunca llegaran a asentarse demasiado tiempo ni a levantar grandes ciudades de piedra.
Los mayas demostraron ser más sabios. A medida que sus ciudades crecían y se extendía la guerra entre ellos, algunos de sus líderes decidieron recurrir a los dioses jaguar y fueron escuchados. Los humanos decidieron vivir de forma más sencilla y abandonaron sus ciudades a la selva, salvo unos pocos necios que se aferraron a ellas y sobrevivieron como pudieron, agotando sus recursos y terminando por perecer. No fue necesario que los jaguares intervinieran de nuevo.
Desde el norte llegó otro pueblo de guerreros, decidido a tomar lo que necesitaba por la fuerza. Se hacían llamar los toltecas, llegaron en gran número y sometieron a otros pueblos con el paso del tiempo. Los toltecas adoptaron muchas costumbres mayas y también aprendieron a vivir en armonía con Gaia –a su manera. Al ser más agresivos que los mayas muchos pueblos les pagaban tributo para evitar ser conquistados. Con el tiempo también comenzaron a distanciarse de las leyes de Gaia, ignorando la sabiduría de los mensajeros de los dioses. Comenzaron a arrasar las selvas para construir sus ciudades y cultivar la tierra, pero en esta ocasión los Olioiuqui y las demás Razas Cambiantes no intentaron pararles hasta que fue demasiado tarde, pues estaban fascinados por la civilización creada por los humanos, pero en esta ocasión Gaia se salvó por sí misma, provocando una terrible sequía que hizo que miles de toltecas abandonaran las ciudades y emigraran al sur para no morir de hambre. En apenas una década el imperio tolteca cayó por su propio peso y durante un tiempo las grandes civilizaciones de América Central dejaron de existir, el territorio estaba habitado por culturas sencillas.
Pero el tiempo pasó, y sobre las semillas sembradas por el gran imperio tolteca creció otra fuerza, una alianza de tribus llamadas los mexicas, que viajando desde el norte terminaron asentándose en un valle lleno de lagos, el más importante de los cuales era Texcoco. Durante más de un siglo vivieron sometidos a sus vecinos, hasta que finalmente consiguieron formar una alianza de guerra que terminó formando el imperio azteca. Al contrario que sus predecesores, había algo misterioso y oscuro entre ellos, pero las Razas Cambiantes no consiguieron descubrirlo a tiempo.
El imperio azteca creció con rapidez, conquistando a sus enemigos o esclavizándolos. Se extendieron por gran parte del territorio de México y llegaron hasta Sudamérica, así como a lugares de Norteamérica. La capital de los aztecas, Tenochtitlán, creció hasta alcanzar un tamaño nunca antes visto en América. Más de doscientas mil personas convirtieron la gran ciudad en su hogar y levantaron enormes templos a sus dioses, entre ellos Huitzilopochtli y Quetzalcoatl. Quizás debido al temor que les inspiraban las Razas Cambiantes, los aztecas intentaron aplacar a sus dioses con enormes sacrificios. Durante la duración del imperio, más de 80.000 enemigos capturados y esclavos fueron sacrificados.
A pesar de sus costumbres brutales y sanguinarias, los aztecas consiguieron vivir en armonía con la tierra. Muchos cambiaformas se sentían inquietos ante el imperio, pero Gaia permanecía en silencio, así que dejaron en paz a los humanos, salvo cuando las incursiones aztecas alcanzaban sus territorios sagrados. Los Olioiuqui fueron bien recibidos por los aztecas y reverenciados como dioses. Realizaron pactos con los sacerdotes y místicos de los aztecas, atraídos por su conocimiento y su magia. Los hombres jaguar participaron en el gobierno de las ciudades, utilizando los sacrificios como un medio para tratar de mantener la armonía con la tierra. Pasearon orgullosos por las calles de Tenochtitlán, Xicalango y la perdida Atloxtlia, llamando a la lluvia y eliminando a quienes no respetaban la ley. Los Hovitl Qua prefirieron seguir caminando solos, llamando a los místicos y cazadores de la selva para jugar con la muerte cuando caía la noche. Quienes sobrevivían eran considerados elegidos de los dioses, pero pocos recibieron ese honor.
Sin embargo, embriagados por la magia y los secretos los hombres jaguar desviaron su atención –de forma consciente o involuntaria- de la corrupción que se extendía entre los aztecas, cada vez más hambrientos de poder, y que realizaban cada vez más sacrificios para conseguir el favor de sus dioses. Algunos Olioiuqui llegaron a unirse a la clase sacerdotal, uniéndose a esas plegarias, que fueron respondidas por algo, aunque a pesar de lo que muchos creyeran, no se trataba de Gaia.
A la sombra de los sacrificios del imperio azteca engordaron dioses de sangre –vampiros. No se sabe de dónde llegaron las Sanguijuelas, pero utilizaron a los humanos para conseguir poder de la tierra, y algunos hombres jaguar terminaron tan corruptos que alcanzaron pactos con ellas. Algunos se engañaron con mentiras, excusándose con un bien a largo plazo que nunca llegaba y no fueron conscientes de su propia corrupción hasta que fue demasiado tarde. Como en otras ocasiones quizás las Razas Cambiantes habrían terminado tomando medidas para purgar el mal que se había extendido en su corazón, pero en esta ocasión la respuesta llegó de más allá del mar.
A principios del siglo XVI los españoles llegaron a América, trayendo con ellos enfermedades, nuevos espíritus, conquistadores mortales e inmortales, y lo peor de todo, las tribus Garou de Europa. Los Olioiuqui se enfrentaron a las picas y arcabuces de la conquista y murieron a centenares ante la multitud de enemigos que los asediaban, descubriendo con sorpresa que los humanos podían matar a las Razas Cambiantes, algo que parecía inaudito antes de la conquista. Los supervivientes se refugiaron con los Hovitl Qua, que tenían sus propios problemas. La enfermedad, propagada por espíritus malignos, consiguió llegar donde los conquistadores no podían. Los hombres jaguar cayeron envenenados y la llegada de los lobos provocó una Segunda Guerra de la Rabia, que exterminó a los murciélagos Camazotz y diezmó las filas de todas las Razas Cambiantes nativas de América. Cuando llegó el siglo XVII Olioiuqui y Hovitl Qua se encontraban prácticamente extintos.
Sin embargo, no fue el final de los hombres jaguar. Los supervivientes fueron tenaces y unieron sus corazones para formar una nueva tribu, los Balam, recuperaron las viejas Letanías y se retiraron a las selvas, creando un código llamado Flore Ki Wenca (La sangre de los dos corazones). Las rivalidades entre las dos tribus terminaron, abandonaron las ciudades y se establecieron en nuevos territorios, prometiendo que los Balam se ayudarían unos a otros cuando fuera necesario. Dos Balam, el caudillo guerrero Seis Cabezas y el curandero Cielos Azules de la Mañana invocaron al gran tótem Jaguar de la Noche para bendecir a la tribu. Esta asociación de las dos tribus es recordada con el título “Dos Corazones,” que los hombres jaguar siguen reivindicando hoy, templando su rencor hacia los invasores europeos, los “Corazones Podridos,” que forzaron a dos a convertirse en uno.
Una vez que el Flore quedó sellado con un rito de sangre, los Balam se dispersaron, principalmente por las selvas de América Central y Sudamérica, y crearon nuevos Reinos Cubil. Durante varios siglos permanecieron aislados, hostigando a los descendientes de los conquistadores y procurando mantener sus territorios en paz, aunque unos pocos, conocidos como “Gatos Nocturnos”, recurrieron a espíritus corruptos y fueron asesinados o rechazados por sus hermanos de tribu.
La paz instaurada por los hombres jaguar en la profundidad de las selvas se vio interrumpida cuando los asentamientos y empresas de los humanos comenzaron a extenderse hacia las selvas. Las primeras señales comenzaron ya en el siglo XIX, con la industrialización y la fiebre del caucho, que provocaron el exterminio sistemático de pueblos nativos enteros. A pesar de sus esfuerzos, los hombres jaguar tuvieron que batirse en retirada hacia refugios cada vez más escasos.
HISTORIA RECIENTE
En la actualidad los Balam luchan una guerra en dos frentes; en las ciudades de América Central luchan contra la corrupción sembrada por los colonizadores. En las selvas tropicales plantan cara a Pentex y otros agentes de Asura. Pero a pesar de su asombrosa magia y sus conocimientos guerreros, los jaguares siguen perdiendo. Cada vez son menos, demasiado proclives a dejarse llevar por su furia y en exceso orgullosos e independientes para organizarse como tribu. A pesar de su ferocidad admirable, son inferiores en armamento, número y posibilidades.
Hace más de dos años Golgol Colmillos-Primero, el líder de los invasores Garou que habían acudido a luchar en la cuenca del río Amazonas, comenzó una serie de iniciativas para conseguir formar una alianza con los Balam, y esperaba que la unión de las Razas Cambiantes cambiaría la marcha de la guerra contra Pentex. Sin embargo, tristemente, sus esfuerzos parecían condenados al fracaso, principalmente porque los Garou esperaban que los Balam se unieran a la guerra obedeciendo sus propios términos, y no respetaban la soberanía de los hombres jaguar en la región. Recientemente, en un último y desesperado esfuerzo por ganarse la confianza de los Balam, Golgol se tragó su orgullo y se disculpó personalmente ante Garra Negra, el líder de facto de los Balam de la región. Ordenó la destrucción de varios fetiches que habían sido creados sin la sanción de Gaia y ordenó a sus tropas que se retiraran de los territorios reclamados por los Bastet (aunque tácticamente no era una opción sabia). Los Balam reconocieron la importancia de semejante acto, y desde entonces han comenzado a actuar para ayudar a los Garou de formas sutiles pero muy efectivas.
Una de las razones por las que los Balam cultivan un odio tan feroz hacia los Garou es el exterminio de los Camazotz en la Segunda Guerra de la Rabia. Este pacífico pueblo murciélago actuaba equilibrando la ferocidad de los Balam, y los hombres jaguar los valoraban como consejeros y compañeros que los ayudaban a controlar a las crecientes masas de la humanidad. Los demás Bastet tienen recuerdos nebulosos de la Guerra de la Rabia y sus efectos, así que su odio hacia los Garou es meramente instintivo. Pero el hecho es que los Balam han presenciado recientemente (por lo menos en los últimos quinientos años) los actos genocidas de los Garou y su odio tiene una razón inmediata que no puede ser negada. Aunque los Balam comprenden que los Garou de hoy no son los Garou de ayer, les cuesta dejar a un lado sus prejuicios, a pesar de sus mejores esfuerzos.
Aunque haya sido un gesto muy importante y valorado que un hombre lobo de la Camada de Fenris de rango seis se haya inclinado ante alguien, sobre todo alguien que no es un Garou, los esfuerzos de Golgol pueden haber tenido éxito en un momento en que la ayuda de los Balam puede no ser suficiente para salvar la selva amazónica de las garras de Pentex. Los esbirros del Wyrm ya han causado demasiado daño, y la aparente muerte de Golgol no ha ayudado a mejorar la situación. Pero para bien o para mal ahora la mayoría de los Balam han aportado su apoyo, y recientes revelaciones de los Mokolé amazónicos podrían indican que podría ser posible deshacer el daño de Pentex, suponiendo que una parte sustancial de lo que queda de la selva pueda salvarse. Los Garou, con el apoyo de los Balam y los Mokolé, han comenzado un asalto total contra las refinerías de Pentex en toda la cuenca del Amazonas, e incluso han pedido ayuda a las Razas Cambiantes de África que participan en el movimiento Ahadi. Aunque las Fera africanas tienen sus propios problemas de los que preocuparse, de todas formas es posible que su ayuda permita a los Garou cambiar la marcha de la guerra.
ESTEREOTIPOS
Garra Negra, líder no oficial de los Balam del Amazonas, hace una pausa en la guerra con los invasores para expresar su opinión.
Bastet: Durante demasiado tiempo hemos luchado solos, ni siquiera nuestros hermanos más próximos acudieron en nuestra ayuda. Puede que no nos exterminaran como hicieron los Garou, pero su silencio es su vergüenza.
Pumonca: ¿Dónde estabais cuándo os necesitábamos, hermanos? ¿Siguiendo una pista? Qué bien. Llegáis tarde. Hablaremos cuando esto termine.
Qualmi: ¿Ellos? Se dedican a perder el tiempo con juegos estúpidos. Cuando el hielo se derrita, que no cuenten con nosotros.
Garou europeos: ¡Malditos! Ellos son los culpables de nuestra desgracia, colaborando con los Corazones Podridos. Todavía les queda mucho que hacer para que les perdonemos, aunque debemos reconocer que algunos han dado el primer paso.
Garras Rojas: La ferocidad de estos lobos es respetable, pero es más limitada que la nuestra. Podemos ayudarles en ocasiones cuando nuestros objetivos coinciden, pero cuando dirigen su atención hacia nuestros parientes humanos, no debe haber cuartel, igual que con los demás lobos.
Uktena: Entre todas las tribus de los lobos, ellos han sido los únicos con los que hemos convivido en paz, y que nos han mostrado algo de respeto. Sin embargo, no te fíes demasiado de ellos. A muchos les gustaría robarnos nuestros secretos.
Ananasi: Me gusta su actitud. A menudo hemos colaborado contra los Garou, aunque como nosotros son muy territoriales. Ten cuidado cuando te adentres en sus dominios.
Corax: Cobardes charlatanes. Cuando estalló la Guerra de la Rabia se aliaron con los lobos para evitar que acabaran con ellos. Mejor que no se acerquen.
Mokolé: Ancianos sabios. En momentos de paz son una gran fuente de sabiduría. Su furia es lenta, pero en estos momentos son grandes aliados.
Nagah: Hace tiempo mantuvimos una alianza con los Hijos de Serpiente…hasta que los Garou acabaron con ellos. Otra cuenta que debemos saldar, aunque no sea en nuestro nombre.
Ratkin: Mezquinas criaturas, que prosperan en la enfermedad y la corrupción.
Rokea: Ojalá que mis selvas tuvieran la misma paz que la profundidad de sus mares. Aunque creo que últimamente se encuentran bastante intranquilos.
Cita:Coge tu condenada mierda y lárgate de mi casa. Después muérete.
ORGANIZACIÓN
Los Balam son criaturas muy solitarias, a un extremo todavía mayor que los Bastet. La mayoría de sus territorios se solapan con los de varios jaguares normales, o quizás una aldea o dos de Parentela, pero los encuentros con otros Balam se producen raramente. Son tan irritables que a menudo luchan entre ellos a la menor provocación. Sin embargo, reconocen el rango y experiencia de sus ancianos, escucharán el consejo de otros cuando lo consideren apropiado (si seguirán el consejo o no, por supuesto, es otra cuestión). En caso de emergencia un hombre jaguar llama a sus aliados en el nombre del Flore Ki Wenca. Este grito de auxilio puede obtener o no respuesta, dependiendo de la situación y del Rango de quien pide ayuda.
El contacto reciente con los Garou y Pentex está enloqueciendo a los Balam, y no sólo porque ambos bandos del conflicto estén destruyendo a Parientes Balam y Reinos Cubil. La simple proximidad de tantos extranjeros en territorio Balam está enfureciendo a los hombres jaguar, y sólo esto ha sido suficiente para empujar a los jaguares a asociarse más estrechamente con los Garou, con la esperanza de ayudarles a terminar sus asuntos para que se marchen cuanto antes.
RAZAS
Homínido: La gran mayoría de los hombres jaguar proceden de nativos sudamericanos, principalmente de tribus amazónicas. Son bajos, robustos y musculosos. Los Homínidos de América Central surgen entre los descendientes de aztecas y mayas, por lo que ocasionalmente tienen cierta herencia mixta y aparecen en las grandes ciudades.
Gnosis inicial: 2
Dones iniciales: Cazador Urbano (Como el Don de Homínido: Carrera Urbana), Garras como Cuchillas, la Dulce Sonrisa del Cazador (Como el Don de Homínido: Persuasión).
Metis: Muy pocos Metis surgen entre los Balam, debido en gran parte a su actitud irritable como para soportar la compañía incluso de otros miembros de su tribu. El aislamiento de los hombres jaguar también contribuye a la supervivencia de los Metis, pero por lo general suelen ser aceptados mientras sepan valerse por sí mismos –o simplemente despiertan la misma irritabilidad entre sus compañeros que los miembros de otras razas. Deformidades Metis especialmente extendidas entre la tribu son Garras Frágiles, Sentidos Hiperaguzados y Sensibilidad a la Plata.
Gnosis inicial: 4
Dones iniciales: Crear Elemento, Muda, Sentir Naturaleza Primaria (Como el Don de Metis: Sentir al Wyrm, pero siente una fuerte afinidad al Kaos, la Tejedora o el Wyrm).
Felino: Los Balam han tomado a los jaguares como su Parentela. En su forma felina son jaguares grandes y musculosos. El melanismo está bastante extendido entre los Felinos de la tribu, siendo más frecuente que entre los jaguares normales. Algunos toman el color negro como una señal de la bendición de Luna…o el legado de los desaparecidos Hovitl Qua.
Gnosis inicial: 6
Dones iniciales: Brincar (Como el Don: Salto del Canguro), Marcado como Mío, Sentidos Incrementados.
Rabia inicial: 4
Fuerza de Voluntad inicial: 3
Dones de tribu: Nieblas del Cazador, Tormenta de Plagas
PRYIO
Los Balam y en general los Bastet no mantienen una relación tan estrecha con la Luna como los Garou, por lo que carecen de Auspicios. Sin embargo, poseen un rasgo llamado Pryio, que determina tanto la personalidad del Balam como su respuesta ante los desafíos de la vida y sus encuentros por el camino. Normalmente el Pryio es determinado por el momento del nacimiento del hombre león a lo largo del día, pero puede variar sobre todo si sufre algún tipo de suceso que altera su vida por alguna razón.
A efectos de la mecánica de juego, la función más importante del Pryio está asociada a la recuperación de Fuerza de Voluntad del Balam. Un hombre jaguar recupera Fuerza de Voluntad siempre que haga algo especialmente armonizado con su Pryio, de la misma forma que los Garou recuperan Fuerza de Voluntad siempre que actúan de forma acorde con las funciones determinadas por sus Auspicios.
Día: Los hombres jaguar que nacen bajo la luz del sol son los menos xenófobos de la tribu…aunque es una cuestión de grados, y siguen siendo tan irritables y feroces como el resto de los Balam, aunque los motivos que despierten su furia sean otros. Su Rabia es un fuego ardiente, y los Jaguares del Sol a menudo dejan una estela de destrucción a su paso, destrozando a los invasores corruptos de sus tierras. Los guerreros más feroces de los Balam suelen ser de Pryio Diurno, y recuperan Fuerza de Voluntad siempre que se enfrentan a un desafío de forma directa y ganan mediante su valentía o su fuerza.
Crepúsculo: Los Jaguares del Crepúsculo son los más retraídos y aislados de su tribu, aunque siguen haciendo honor a su apodo como la furia encarnada de Gaia. A menudo se aíslan incluso de otros Balam, protegiendo Reinos Cubil secretos en ruinas y rincones perdidos, explorando nuevos territorios, llevando un estilo de vida nómada o dedicándose a investigaciones esotéricas buscando en el pasado de la tribu. Los Jaguares del Crepúsculo recuperan Fuerza de Voluntad resolviendo misterios, conflictos o enigmas, solucionando sus desafíos de forma indirecta o creando obras de arte.
Noche: Los Jaguares que nacen durante la Noche son máquinas de matar, pero frente a la Rabia directa y arrasadora de los Jaguares del Sol, los Balam Nocturnos actúan de forma más insidiosa. Son asesinos muy eficaces, acompañando sus tácticas guerreras con sutileza e ingenio. Cuando dan el toque final, atacan en un remolino de furia de garras, armas o fetiches letales, sin dejar nada a su paso salvo muerte. Los Balam Nocturnos ganan Fuerza de Voluntad cada que vez que vencen en un desafío o causan dolor a otros.
DISTRIBUCIÓN Y PARENTELA
En la actualidad los Balam frecuentan casi exclusivamente las selvas y zonas arboladas de América Central y del Sur, donde muchos se refugiaron huyendo de la Segunda Guerra de la Rabia. En América Central a menudo frecuentan reservas bien protegidas (especialmente en Costa Rica y Belice), donde no tienen muchos problemas para mantenerse alejados de la humanidad. En las selvas del Amazonas la situación es más compleja, ya que las reservas naturales a menudo son invadidas por furtivos y colonos, y la guerra contra la expansión de Pentex y sus esbirros ha aumentado la peligrosidad. Sin embargo, a pesar de las bajas, la mayoría de los hombres jaguar todavía habitan en las selvas de Sudamérica.
Los Balam le dan mucha importancia al honor y la familia. Las familias de las que proceden valoran la tenacidad ante los problemas, la responsabilidad personal y el respeto a la familia. Aunque los hombres jaguar no se lleven muy bien entre ellos, muchos eligen parejas de por vida entre los humanos y jaguares de sus territorios. A pesar de su carácter colérico, son muy afectuosos con quienes aman. Miman y protegen a sus parejas, humanos o animales, y educan a sus hijos con amor. La angustiosa historia de la tribu también ha generado un desesperado apego por la familia; una vez que consiguen pareja, los Balam no vuelven a vagabundear.
Muchas historias y cuentos populares hablan sobre jaguares que vinieron en la noche para seducir a un chico o una chica atractiva y llevárselo del pueblo. Nunca se vuelve a oír de ellos (lo habitual es que los Balam se los lleven a sus Reinos Cubil, donde les proporcionan todo lo que puedan desear).
La Parentela Balam es muy diversa; aunque hace tiempo se reproducían exclusivamente con las tribus nativas de América Central y del Sur, la increíble variedad de emigrantes a la zona ha incrementado sus posibilidades de reproducción, y los hombres jaguar las han tomado a su gusto. En nuestros días es igual de probable que los Balam sean indígenas Carifuna y Yanomamis, pero los Parientes mestizos o de herencia más o menos mixta son ahora lo habitual.
FORMAS
Como los Garou, los Balam pueden cambiar en cinco formas: Homínido, Sokto, Crinos, Chatro y Felino. En la mayoría de los aspectos funcionan como sus contrapartidas Garou y las dificultades asociadas con el cambio de forma para los Garou se aplican a los Balam exactamente de la misma manera.
Homínido: Los Balam en forma Homínido parecen humanos normales. Tienden a ser individuos bajos, pero especialmente robustos, y a menudo bastante musculosos. Muchos tienen dientes afilados o se los afilan para parecer más amenazadores. A pesar de su actitud agresiva, a menudo emiten una especie de encanto salvaje y depredador que sugiere un fascinante peligro.
Sokto: La forma Sokto es una forma híbrida humana con características felinas, con énfasis en los rasgos humanos. Los miembros del Balam se alargan, las garras se extienden de sus dedos a su voluntad, y sus rasgos faciales, ojos y dientes se vuelven más felinos. El vello corporal se incrementa, y se vuelve inquietantemente inhumano.
Crinos: Esta forma híbrida es una mezcla majestuosa de jaguar y humano, diseñada para la batalla. Aunque no carece de gracilidad felina, esta forma está diseñada con una poderosa musculatura y fuerza. Su cuerpo se llena de manchas o se oscurece, proporcionándole un aura salvaje. Como los Garou, los Balam en forma Crinos pueden utilizar armas, llevar ropa dedicada e incluso moverse a velocidad humana. Esta forma también produce un nivel atenuado de Delirio.
Chatro: Esta forma primordial de guerra es un recuerdo de los extintos Khara, los primeros y legendarios Bastet. La forma consiste básicamente en un aterrador felino de dientes de sable con colmillos que se alargan entre 10 y 15 cm, permitiendo al Balam añadir un dado extra en ataques de mordisco y sus reflejos se incrementan en proporción a su fuerza, permitiéndole maniobrar a pesar de su gran volumen. Los Balam evocan el Delirio completo en esta forma, en la que los Bastet realizaron su propia versión del Impergium. Normalmente esta forma suele ser moteada o negra, como la forma Felina del Balam.
Felino: La forma felina de los Balam es la de un jaguar (Panthera onca) en cualquiera de sus variedades actuales, aunque son más frecuentes los rasgos de los jaguares sudamericanos. Aunque el melanismo no es infrecuente entre los jaguares, entre los Balam se encuentra mucho más extendido. En esta forma los hombres jaguar suelen ser ejemplares especialmente grandes y musculosos…lo que puede atraer la atención indebida de los cazadores.
ESTADÍSTICAS DE FORMA BALAM
Sokto Crinos Chatro Felino
Fuerza +2 +3 +3 +2
Destreza +1 +3 +2 +3
Resistencia +2 +3 +3 +2
Apariencia -1 0 0 0
Manipulación -1 -4 -4 -3
Rabia inicial: 4
Fuerza de Voluntad inicial: 3
Dones iniciales: Nieblas del Cazador, Tormenta de Plagas
Por Phil Brucato, Bill Bridges, Bjorn T. Boe, Brian Campbell, Jackie Cassada, Richard Dansky, Matt McFarland y Nicky Rea. Recopilado y completado por Magus.
CALIAH
Somos las hijas y los hijos de la luna. Una vez, según dicen los espíritus, vivimos en la luna y corrimos como aguas revueltas por sus bosques de plata y entre sus campos resplandecientes. Pero aquello sucedió hace mucho. Aún soñamos con Ix Chel, pues nosotros sobre todos los demás somos sus hijos preferidos.
El jaguar es la madre de los chamanes, así como la madre de los jaguares cambiantes; tenemos muchas madres. Un chamán no sabe nada sin la ayuda del jaguar. El jaguar es la jungla; no hay un rincón que no gobierne. Enfurecer al jaguar es poner a la selva en tu contra. Nadie te protegerá entonces: ni los árboles ni los arroyos, tampoco las serpientes, los pájaros o los monos. Lo más probable es que el jaguar acabe con aquél que le ataque. Pero a veces le arrebatará los poderes de la caza al ofensor. Que los dioses se apiaden de ese hombre y su familia, porque poco a poco acabará con ellos. Debido a ese tabú, ningún animal se atreverá a meterse en la trampa de un cazador ni se dejará ver por éste cuando sostenga arco o lanza. La venganza queda reservada para el jaguar.
Algunos dicen que el padre de los Balam fue Tezcatlipoca, el Espejo Ilusorio, dios de la noche. Quizás sea así, puesto que su nahual o aspecto espiritual, era el jaguar. Pero sólo le debemos lealtad a Ix Chel, la Luna. Antaño, en otra realidad, llamada el Primer Sol, los Balam aniquilaron a una raza de gigantes y les exigieron las selvas, sobre las cuales han gobernado desde entonces.
A veces los jaguares vivían entre los humanos, a quienes ayudaban en las cacerías y enseñaban los poderes de las plantas. Los instruyeron en la ayahuasca, el sabo y el nu nu, de forma que los humanos pudieran hablar con la presa en sueños y, si esta accedía, recibir instrucciones de cuándo y cómo matar su carne. Las tribus cazadoras de la selva aún recuerdan aquellos secretos, aunque los hijos de los olmecas y los mayas hace mucho que los olvidaron.
Los blancos trajeron su mal con ellos cuando llegaron. Los viles espíritus de la locura y la enfermedad infestaron a los humanos. Sus señores temían el poder de los jaguares y enviaron hombres a las selvas para domarlos. Los jaguares los combatieron, ayudados por sus aliados de la selva para atacar a los horrendos fantasmas blancos y a sus marionetas humanas.
Pero el mal era demasiado grande y la madre jaguar decidió llevar a cabo un sacrificio supremo. Apareció en la selva bajo la forma de un jaguar negro, el más mortífero y poderoso de los felinos y atacó a los conquistadores. Éstos la acorralaron y le dieron caza, se prepararon para desollarla y llevarle la piel a su capitán. Pero se revolvió y gruñó, invocando todo el poder de la noche. Creció y creció, aplastó a los hombres bajo su mole descomunal, derribó árboles y cortó el curso de los ríos con sus gigantescos miembros. Se elevó hasta alcanzar los cielos y, por último, abrió la boca todo lo que pudo hasta que engulló el sol.
El mundo se sumió en la oscuridad. La noche cayó sobre todo y la magia celestial de los humanos fracasó. La única luna que brilló sobre toda la tierra era la de la luna. Ix Chel se dirigió entonces a sus hijos, no sólo a los animales sino también a algunos humanos y les habló del inminente peligro. El sol se alzaría de nuevo, como debía ocurrir, pero sus poderes menguarían. Les dio la oportunidad de abandonar el agonizante mundo de los humanos y regresar a la luna. Les ofreció su reflejo en los cielos en un millar de lagos y ríos. Todo lo que tenían que hacer sus hijos era lanzarse a ellos y nadar hacia las profundidades, dejando este mundo por el de ella. Muchos animales corrieron hasta los ríos y se lanzaron en busca de la luna. También fueron algunos humanos, cuyas tribus desaparecieron del mundo.
Pero los jaguares vacilaron. Su ira era demasiado intensa. Muchos ansiaban la venganza. La sangre llama a la sangre.
El jaguar negro no pudo retener el sol por más tiempo. Le quemaba las entrañas y tuvo que expulsarlo. La luz inundó de nuevo la selva y entonces la luz de la luna y sus reflejos desaparecieron.
El momento de la noche absoluta había pasado y la oportunidad de escapar del mundo se les negó para siempre a aquéllos que se quedaron. Los Balam dicen que tras esto el Quinto Sol, la era actual, inició su canto de cisne.
Hasta la fecha, el reflejo de la luna ha provocado una profunda nostalgia en el corazón de nuestra tribu.
Pero sólo se trata de una ilusión, nada más.
Si la furia tuviera forma física, sin duda se parecería mucho a los Balam. Sus ojos están llenos de una intensidad que ninguna otra Raza Cambiante puede igualar, y las profundidades a las que pueden llegar su furia y su Rabia parecen no tener límite. Por lo general la tribu mantiene una actitud bastante antisocial, y los Balam son criaturas orgullosas, incluso más que los otros Bastet, y no se llevan demasiado bien con los demás. Simplemente su deseo es que los dejen en paz, merodeando por la oscuridad crepuscular de las tierras que consideran su hogar y cazando a las cosas oscuras que habitan allí. Sin embargo, este deseo de paz no puede cumplirse ahora, porque Pentex y los horribles engendros de Asura están haciendo todo lo que pueden para destruir las selvas del Amazonas, donde sobrevive la mayoría de la tribu. Los feroces hombres jaguar luchan, y se aseguran de que los invasores conozcan toda la rabia y furia que pueden mostrar, pero se encuentran en inferioridad numérica. Quizás sólo los Garou puedan salvarlos ahora, y la relación con los invasores de cara de perro nunca han sido buenas…
Los Balam son, y siempre han sido, los guardianes más feroces de Gaia. Antes de que los europeos llegaran a las Tierras Puras utilizaron la superstición y el terror para mantener a la humanidad apartada de los territorios bajo su cuidado, mientras que otros utilizaron esas mismas herramientas para gobernar como orgullosos señores y enviados de los dioses, haciendo pedazos a todos los invasores y enemigos en un esfuerzo de proteger el conocimiento prohibido que según ellos, Gaia les había entregado para que lo custodiaran. A medida que los Garou descubren el propósito de los Balam en los planes de Gaia y comienzan a actuar en sus territorios del Amazonas, dejan que los jaguares se unan a la guerra contra Pentex y sus aliados en sus propios términos.
DESCRIPCIÓN
Como los jaguares que conforman su Parentela felina, los Balam felinos nacen con un pelaje amarillo y moteado o completamente negro. El melanismo suele aparecer entre las hembras de la tribu, pero ambos pelajes implican grandes derechos de nacimiento. Los jaguares negros cuentan con los poderes de la Luna, mientras que sus hermanos amarillos cobijan una ira mucho mayor en su corazón. La mayoría de los Felinos de la tribu suelen nacer en las zonas arboladas de América Central y del Sur. Muchos países disponen de reservas tan bien protegidas que los Felinos no tienen problemas para mantenerse alejados de la humanidad.
Por lo que se refiere a los Homínidos de la tribu, la gran mayoría descienden de los robustos nativos de Sudamérica, desde las civilizaciones más sedentarias hasta las tribus de cazadores de las selvas amazónicas. Suelen adornarse con joyería maya, arte corporal inca, orejas estiradas, pinturas, frente aplanada, piercing, etc., y suelen utilizar vestimentas arcaicas. Casi todos tienen dientes afilados, incluso en forma Homínida.
Pocos Balam son descendientes de los europeos; los Corazones Podridos les han causado demasiado daño como para poder olvidarlo, pero los Parientes mestizos y de herencia más o menos mezclada son cada vez más habituales. Aunque muchos hombres jaguar utilizan armas arcaicas, las armas de fuego modernas les fascinan, tanto por su precisión como por su mero poder destructivo, y algunos se han vuelto muy hábiles en su manejo.
HISTORIA
Antes de la Primera Guerra de la Rabia las tribus Bastet eran más numerosas en las Tierras Puras, apareándose con felinos de dientes sable, leones americanos, pumas, jaguares y linces. Sin embargo, tras la Primera Guerra de la Rabia las tribus de las Tierras Puras fueron reducidas a cuatro: los Qualmi, los hombres lince, se asentaron entre las tierras gélidas del norte, mientras que los Pumonca eligieron a los pumas como su Parentela y se extendieron principalmente entre las tribus de Norteamérica, por último dos tribus, los Olioiuqui y los Hovitl Qua eligieron a los jaguares como sus Parientes y siguieron su viaje hacia las tierras del sur, pero para evitar problemas dividieron sus territorios. Mientras los Olioiuqui se asentaban entre las tribus de América Central, los Hovitl Qua buscaron los secretos ocultos en las profundidades de la selva del Amazonas. Debido a su proximidad y parentesco, las dos tribus de hombres jaguar mantenían estrechos lazos.
Las tribus de América Central comenzaron a asentarse y crear las primeras ciudades de América. Aprendieron a cultivar la tierra y aceptaron las bendiciones de Gaia sin abusar de ella. En agradecimiento levantaron templos de piedra a los dioses, dándoles nombres que no eran los mismos que las Razas Cambiantes utilizaban, pero que designaban a los mismos seres.
Los Olioiuqui contemplaron la formación de las primeras ciudades y se sintieron satisfechos. Quizás había algo de arrogancia en ellos, pues muchos se dedicaron a actuar como servidores de los dioses, respondiendo a las plegarias de los humanos y recordándoles el camino correcto que debían seguir, sin revelar lo que realmente eran. Los humanos los aceptaron y los adoraron, ofreciéndoles sacrificios. Durante un tiempo los hombres jaguar aceptaron los sacrificios como tributo, una especie de sustituto de sus presas para evitar las matanzas que en el pasado impedían que los humanos se hicieran demasiado numerosos. El pueblo conocido posteriormente como los olmecas construyó muchas ciudades dedicadas a los dioses y la mayor de todas fue llamada Teotihuacan, “La Ciudad de los Dioses.”
Teotihuacan se hizo muy poderosa, superando los cien mil habitantes, que adoraban a Gaia bajo muchas formas. Pero los olmecas cambiaron, dejando de proteger y servir a la tierra y dedicándose a servirse a sí mismos. Comenzaron a tomar demasiado y a devolver demasiado poco, engordando como garrapatas en la piel de una bestia. Como eran tantos comenzaron a imponer su voluntad a otros pueblos, extendiendo su influencia y arrasando extensiones de selva para cultivar su alimento. Gaia no estaba satisfecha, y les dijo a las Razas Cambiantes que hablaran con los humanos, para que corrigieran su comportamiento.
Los humanos ignoraron a los mensajeros de los dioses y continuaron con su locura, y cuando uno de los Mokolé, Quetzalomic, Corazón del Sol, exigió a los humanos que entregaran a su líder para el sacrificio, se negaron y capturaron al mensajero de los dioses, ofreciéndolo en sacrificio en lugar de su reina.
En respuesta se formó una alianza entre las Razas Cambiantes de Gaia. Los lobos Uktena, los jauares Olioiuqui y Hovitl Qua, los saurios Mokolé, las arañas Ananasi, los cuervos Córax, los coyotes Nuwisha y los murciélagos Camazotz se reunieron en una gran asamblea y tomaron la decisión de rectificar el error de haber permitido que los olmecas se hicieran demasiado fuertes y se desviaran de la senda de Gaia.
Teotihuacan cayó bajo la ira colectiva de las Razas Cambiantes. Muchos humanos huyeron, alejándose de las ciudades olmecas para no regresar nunca. Otros murieron por su locura. La reina de los olmecas fue enterrada viva en las ruinas de la Ciudad de los Dioses como un recuerdo de que nunca se debía desafiar a los mensajeros de los dioses. Los olmecas aprendieron la lección y fueron perdonados.
Pero una vez se aprende un truco, nunca se olvida. Con el tiempo los humanos volvieron a reunirse en gran número, esta vez los zapotecas, y también construyeron grandes ciudades. Poco a poco se desviaron del camino de Gaia, pero no hizo falta que los mensajeros de los dioses los castigaran, pues terminaron luchando entre ellos y provocando su propia caída.
Ante esta situación, los Olioiuqui decidieron que debían vigilar más de cerca a los humanos, atentos para evitar que cometieran nuevos errores, y acudieron a las ciudades y se infiltraron entre las culturas sedentarias. Los Hovitl Qua no aprobaron la actitud de sus parientes, decidiendo permanecer en las selvas y procurando que los humanos de sus territorios nunca llegaran a asentarse demasiado tiempo ni a levantar grandes ciudades de piedra.
Los mayas demostraron ser más sabios. A medida que sus ciudades crecían y se extendía la guerra entre ellos, algunos de sus líderes decidieron recurrir a los dioses jaguar y fueron escuchados. Los humanos decidieron vivir de forma más sencilla y abandonaron sus ciudades a la selva, salvo unos pocos necios que se aferraron a ellas y sobrevivieron como pudieron, agotando sus recursos y terminando por perecer. No fue necesario que los jaguares intervinieran de nuevo.
Desde el norte llegó otro pueblo de guerreros, decidido a tomar lo que necesitaba por la fuerza. Se hacían llamar los toltecas, llegaron en gran número y sometieron a otros pueblos con el paso del tiempo. Los toltecas adoptaron muchas costumbres mayas y también aprendieron a vivir en armonía con Gaia –a su manera. Al ser más agresivos que los mayas muchos pueblos les pagaban tributo para evitar ser conquistados. Con el tiempo también comenzaron a distanciarse de las leyes de Gaia, ignorando la sabiduría de los mensajeros de los dioses. Comenzaron a arrasar las selvas para construir sus ciudades y cultivar la tierra, pero en esta ocasión los Olioiuqui y las demás Razas Cambiantes no intentaron pararles hasta que fue demasiado tarde, pues estaban fascinados por la civilización creada por los humanos, pero en esta ocasión Gaia se salvó por sí misma, provocando una terrible sequía que hizo que miles de toltecas abandonaran las ciudades y emigraran al sur para no morir de hambre. En apenas una década el imperio tolteca cayó por su propio peso y durante un tiempo las grandes civilizaciones de América Central dejaron de existir, el territorio estaba habitado por culturas sencillas.
Pero el tiempo pasó, y sobre las semillas sembradas por el gran imperio tolteca creció otra fuerza, una alianza de tribus llamadas los mexicas, que viajando desde el norte terminaron asentándose en un valle lleno de lagos, el más importante de los cuales era Texcoco. Durante más de un siglo vivieron sometidos a sus vecinos, hasta que finalmente consiguieron formar una alianza de guerra que terminó formando el imperio azteca. Al contrario que sus predecesores, había algo misterioso y oscuro entre ellos, pero las Razas Cambiantes no consiguieron descubrirlo a tiempo.
El imperio azteca creció con rapidez, conquistando a sus enemigos o esclavizándolos. Se extendieron por gran parte del territorio de México y llegaron hasta Sudamérica, así como a lugares de Norteamérica. La capital de los aztecas, Tenochtitlán, creció hasta alcanzar un tamaño nunca antes visto en América. Más de doscientas mil personas convirtieron la gran ciudad en su hogar y levantaron enormes templos a sus dioses, entre ellos Huitzilopochtli y Quetzalcoatl. Quizás debido al temor que les inspiraban las Razas Cambiantes, los aztecas intentaron aplacar a sus dioses con enormes sacrificios. Durante la duración del imperio, más de 80.000 enemigos capturados y esclavos fueron sacrificados.
A pesar de sus costumbres brutales y sanguinarias, los aztecas consiguieron vivir en armonía con la tierra. Muchos cambiaformas se sentían inquietos ante el imperio, pero Gaia permanecía en silencio, así que dejaron en paz a los humanos, salvo cuando las incursiones aztecas alcanzaban sus territorios sagrados. Los Olioiuqui fueron bien recibidos por los aztecas y reverenciados como dioses. Realizaron pactos con los sacerdotes y místicos de los aztecas, atraídos por su conocimiento y su magia. Los hombres jaguar participaron en el gobierno de las ciudades, utilizando los sacrificios como un medio para tratar de mantener la armonía con la tierra. Pasearon orgullosos por las calles de Tenochtitlán, Xicalango y la perdida Atloxtlia, llamando a la lluvia y eliminando a quienes no respetaban la ley. Los Hovitl Qua prefirieron seguir caminando solos, llamando a los místicos y cazadores de la selva para jugar con la muerte cuando caía la noche. Quienes sobrevivían eran considerados elegidos de los dioses, pero pocos recibieron ese honor.
Sin embargo, embriagados por la magia y los secretos los hombres jaguar desviaron su atención –de forma consciente o involuntaria- de la corrupción que se extendía entre los aztecas, cada vez más hambrientos de poder, y que realizaban cada vez más sacrificios para conseguir el favor de sus dioses. Algunos Olioiuqui llegaron a unirse a la clase sacerdotal, uniéndose a esas plegarias, que fueron respondidas por algo, aunque a pesar de lo que muchos creyeran, no se trataba de Gaia.
A la sombra de los sacrificios del imperio azteca engordaron dioses de sangre –vampiros. No se sabe de dónde llegaron las Sanguijuelas, pero utilizaron a los humanos para conseguir poder de la tierra, y algunos hombres jaguar terminaron tan corruptos que alcanzaron pactos con ellas. Algunos se engañaron con mentiras, excusándose con un bien a largo plazo que nunca llegaba y no fueron conscientes de su propia corrupción hasta que fue demasiado tarde. Como en otras ocasiones quizás las Razas Cambiantes habrían terminado tomando medidas para purgar el mal que se había extendido en su corazón, pero en esta ocasión la respuesta llegó de más allá del mar.
A principios del siglo XVI los españoles llegaron a América, trayendo con ellos enfermedades, nuevos espíritus, conquistadores mortales e inmortales, y lo peor de todo, las tribus Garou de Europa. Los Olioiuqui se enfrentaron a las picas y arcabuces de la conquista y murieron a centenares ante la multitud de enemigos que los asediaban, descubriendo con sorpresa que los humanos podían matar a las Razas Cambiantes, algo que parecía inaudito antes de la conquista. Los supervivientes se refugiaron con los Hovitl Qua, que tenían sus propios problemas. La enfermedad, propagada por espíritus malignos, consiguió llegar donde los conquistadores no podían. Los hombres jaguar cayeron envenenados y la llegada de los lobos provocó una Segunda Guerra de la Rabia, que exterminó a los murciélagos Camazotz y diezmó las filas de todas las Razas Cambiantes nativas de América. Cuando llegó el siglo XVII Olioiuqui y Hovitl Qua se encontraban prácticamente extintos.
Sin embargo, no fue el final de los hombres jaguar. Los supervivientes fueron tenaces y unieron sus corazones para formar una nueva tribu, los Balam, recuperaron las viejas Letanías y se retiraron a las selvas, creando un código llamado Flore Ki Wenca (La sangre de los dos corazones). Las rivalidades entre las dos tribus terminaron, abandonaron las ciudades y se establecieron en nuevos territorios, prometiendo que los Balam se ayudarían unos a otros cuando fuera necesario. Dos Balam, el caudillo guerrero Seis Cabezas y el curandero Cielos Azules de la Mañana invocaron al gran tótem Jaguar de la Noche para bendecir a la tribu. Esta asociación de las dos tribus es recordada con el título “Dos Corazones,” que los hombres jaguar siguen reivindicando hoy, templando su rencor hacia los invasores europeos, los “Corazones Podridos,” que forzaron a dos a convertirse en uno.
Una vez que el Flore quedó sellado con un rito de sangre, los Balam se dispersaron, principalmente por las selvas de América Central y Sudamérica, y crearon nuevos Reinos Cubil. Durante varios siglos permanecieron aislados, hostigando a los descendientes de los conquistadores y procurando mantener sus territorios en paz, aunque unos pocos, conocidos como “Gatos Nocturnos”, recurrieron a espíritus corruptos y fueron asesinados o rechazados por sus hermanos de tribu.
La paz instaurada por los hombres jaguar en la profundidad de las selvas se vio interrumpida cuando los asentamientos y empresas de los humanos comenzaron a extenderse hacia las selvas. Las primeras señales comenzaron ya en el siglo XIX, con la industrialización y la fiebre del caucho, que provocaron el exterminio sistemático de pueblos nativos enteros. A pesar de sus esfuerzos, los hombres jaguar tuvieron que batirse en retirada hacia refugios cada vez más escasos.
HISTORIA RECIENTE
En la actualidad los Balam luchan una guerra en dos frentes; en las ciudades de América Central luchan contra la corrupción sembrada por los colonizadores. En las selvas tropicales plantan cara a Pentex y otros agentes de Asura. Pero a pesar de su asombrosa magia y sus conocimientos guerreros, los jaguares siguen perdiendo. Cada vez son menos, demasiado proclives a dejarse llevar por su furia y en exceso orgullosos e independientes para organizarse como tribu. A pesar de su ferocidad admirable, son inferiores en armamento, número y posibilidades.
Hace más de dos años Golgol Colmillos-Primero, el líder de los invasores Garou que habían acudido a luchar en la cuenca del río Amazonas, comenzó una serie de iniciativas para conseguir formar una alianza con los Balam, y esperaba que la unión de las Razas Cambiantes cambiaría la marcha de la guerra contra Pentex. Sin embargo, tristemente, sus esfuerzos parecían condenados al fracaso, principalmente porque los Garou esperaban que los Balam se unieran a la guerra obedeciendo sus propios términos, y no respetaban la soberanía de los hombres jaguar en la región. Recientemente, en un último y desesperado esfuerzo por ganarse la confianza de los Balam, Golgol se tragó su orgullo y se disculpó personalmente ante Garra Negra, el líder de facto de los Balam de la región. Ordenó la destrucción de varios fetiches que habían sido creados sin la sanción de Gaia y ordenó a sus tropas que se retiraran de los territorios reclamados por los Bastet (aunque tácticamente no era una opción sabia). Los Balam reconocieron la importancia de semejante acto, y desde entonces han comenzado a actuar para ayudar a los Garou de formas sutiles pero muy efectivas.
Una de las razones por las que los Balam cultivan un odio tan feroz hacia los Garou es el exterminio de los Camazotz en la Segunda Guerra de la Rabia. Este pacífico pueblo murciélago actuaba equilibrando la ferocidad de los Balam, y los hombres jaguar los valoraban como consejeros y compañeros que los ayudaban a controlar a las crecientes masas de la humanidad. Los demás Bastet tienen recuerdos nebulosos de la Guerra de la Rabia y sus efectos, así que su odio hacia los Garou es meramente instintivo. Pero el hecho es que los Balam han presenciado recientemente (por lo menos en los últimos quinientos años) los actos genocidas de los Garou y su odio tiene una razón inmediata que no puede ser negada. Aunque los Balam comprenden que los Garou de hoy no son los Garou de ayer, les cuesta dejar a un lado sus prejuicios, a pesar de sus mejores esfuerzos.
Aunque haya sido un gesto muy importante y valorado que un hombre lobo de la Camada de Fenris de rango seis se haya inclinado ante alguien, sobre todo alguien que no es un Garou, los esfuerzos de Golgol pueden haber tenido éxito en un momento en que la ayuda de los Balam puede no ser suficiente para salvar la selva amazónica de las garras de Pentex. Los esbirros del Wyrm ya han causado demasiado daño, y la aparente muerte de Golgol no ha ayudado a mejorar la situación. Pero para bien o para mal ahora la mayoría de los Balam han aportado su apoyo, y recientes revelaciones de los Mokolé amazónicos podrían indican que podría ser posible deshacer el daño de Pentex, suponiendo que una parte sustancial de lo que queda de la selva pueda salvarse. Los Garou, con el apoyo de los Balam y los Mokolé, han comenzado un asalto total contra las refinerías de Pentex en toda la cuenca del Amazonas, e incluso han pedido ayuda a las Razas Cambiantes de África que participan en el movimiento Ahadi. Aunque las Fera africanas tienen sus propios problemas de los que preocuparse, de todas formas es posible que su ayuda permita a los Garou cambiar la marcha de la guerra.
ESTEREOTIPOS
Garra Negra, líder no oficial de los Balam del Amazonas, hace una pausa en la guerra con los invasores para expresar su opinión.
Bastet: Durante demasiado tiempo hemos luchado solos, ni siquiera nuestros hermanos más próximos acudieron en nuestra ayuda. Puede que no nos exterminaran como hicieron los Garou, pero su silencio es su vergüenza.
Pumonca: ¿Dónde estabais cuándo os necesitábamos, hermanos? ¿Siguiendo una pista? Qué bien. Llegáis tarde. Hablaremos cuando esto termine.
Qualmi: ¿Ellos? Se dedican a perder el tiempo con juegos estúpidos. Cuando el hielo se derrita, que no cuenten con nosotros.
Garou europeos: ¡Malditos! Ellos son los culpables de nuestra desgracia, colaborando con los Corazones Podridos. Todavía les queda mucho que hacer para que les perdonemos, aunque debemos reconocer que algunos han dado el primer paso.
Garras Rojas: La ferocidad de estos lobos es respetable, pero es más limitada que la nuestra. Podemos ayudarles en ocasiones cuando nuestros objetivos coinciden, pero cuando dirigen su atención hacia nuestros parientes humanos, no debe haber cuartel, igual que con los demás lobos.
Uktena: Entre todas las tribus de los lobos, ellos han sido los únicos con los que hemos convivido en paz, y que nos han mostrado algo de respeto. Sin embargo, no te fíes demasiado de ellos. A muchos les gustaría robarnos nuestros secretos.
Ananasi: Me gusta su actitud. A menudo hemos colaborado contra los Garou, aunque como nosotros son muy territoriales. Ten cuidado cuando te adentres en sus dominios.
Corax: Cobardes charlatanes. Cuando estalló la Guerra de la Rabia se aliaron con los lobos para evitar que acabaran con ellos. Mejor que no se acerquen.
Mokolé: Ancianos sabios. En momentos de paz son una gran fuente de sabiduría. Su furia es lenta, pero en estos momentos son grandes aliados.
Nagah: Hace tiempo mantuvimos una alianza con los Hijos de Serpiente…hasta que los Garou acabaron con ellos. Otra cuenta que debemos saldar, aunque no sea en nuestro nombre.
Ratkin: Mezquinas criaturas, que prosperan en la enfermedad y la corrupción.
Rokea: Ojalá que mis selvas tuvieran la misma paz que la profundidad de sus mares. Aunque creo que últimamente se encuentran bastante intranquilos.
Cita:Coge tu condenada mierda y lárgate de mi casa. Después muérete.
ORGANIZACIÓN
Los Balam son criaturas muy solitarias, a un extremo todavía mayor que los Bastet. La mayoría de sus territorios se solapan con los de varios jaguares normales, o quizás una aldea o dos de Parentela, pero los encuentros con otros Balam se producen raramente. Son tan irritables que a menudo luchan entre ellos a la menor provocación. Sin embargo, reconocen el rango y experiencia de sus ancianos, escucharán el consejo de otros cuando lo consideren apropiado (si seguirán el consejo o no, por supuesto, es otra cuestión). En caso de emergencia un hombre jaguar llama a sus aliados en el nombre del Flore Ki Wenca. Este grito de auxilio puede obtener o no respuesta, dependiendo de la situación y del Rango de quien pide ayuda.
El contacto reciente con los Garou y Pentex está enloqueciendo a los Balam, y no sólo porque ambos bandos del conflicto estén destruyendo a Parientes Balam y Reinos Cubil. La simple proximidad de tantos extranjeros en territorio Balam está enfureciendo a los hombres jaguar, y sólo esto ha sido suficiente para empujar a los jaguares a asociarse más estrechamente con los Garou, con la esperanza de ayudarles a terminar sus asuntos para que se marchen cuanto antes.
RAZAS
Homínido: La gran mayoría de los hombres jaguar proceden de nativos sudamericanos, principalmente de tribus amazónicas. Son bajos, robustos y musculosos. Los Homínidos de América Central surgen entre los descendientes de aztecas y mayas, por lo que ocasionalmente tienen cierta herencia mixta y aparecen en las grandes ciudades.
Gnosis inicial: 2
Dones iniciales: Cazador Urbano (Como el Don de Homínido: Carrera Urbana), Garras como Cuchillas, la Dulce Sonrisa del Cazador (Como el Don de Homínido: Persuasión).
Metis: Muy pocos Metis surgen entre los Balam, debido en gran parte a su actitud irritable como para soportar la compañía incluso de otros miembros de su tribu. El aislamiento de los hombres jaguar también contribuye a la supervivencia de los Metis, pero por lo general suelen ser aceptados mientras sepan valerse por sí mismos –o simplemente despiertan la misma irritabilidad entre sus compañeros que los miembros de otras razas. Deformidades Metis especialmente extendidas entre la tribu son Garras Frágiles, Sentidos Hiperaguzados y Sensibilidad a la Plata.
Gnosis inicial: 4
Dones iniciales: Crear Elemento, Muda, Sentir Naturaleza Primaria (Como el Don de Metis: Sentir al Wyrm, pero siente una fuerte afinidad al Kaos, la Tejedora o el Wyrm).
Felino: Los Balam han tomado a los jaguares como su Parentela. En su forma felina son jaguares grandes y musculosos. El melanismo está bastante extendido entre los Felinos de la tribu, siendo más frecuente que entre los jaguares normales. Algunos toman el color negro como una señal de la bendición de Luna…o el legado de los desaparecidos Hovitl Qua.
Gnosis inicial: 6
Dones iniciales: Brincar (Como el Don: Salto del Canguro), Marcado como Mío, Sentidos Incrementados.
Rabia inicial: 4
Fuerza de Voluntad inicial: 3
Dones de tribu: Nieblas del Cazador, Tormenta de Plagas
PRYIO
Los Balam y en general los Bastet no mantienen una relación tan estrecha con la Luna como los Garou, por lo que carecen de Auspicios. Sin embargo, poseen un rasgo llamado Pryio, que determina tanto la personalidad del Balam como su respuesta ante los desafíos de la vida y sus encuentros por el camino. Normalmente el Pryio es determinado por el momento del nacimiento del hombre león a lo largo del día, pero puede variar sobre todo si sufre algún tipo de suceso que altera su vida por alguna razón.
A efectos de la mecánica de juego, la función más importante del Pryio está asociada a la recuperación de Fuerza de Voluntad del Balam. Un hombre jaguar recupera Fuerza de Voluntad siempre que haga algo especialmente armonizado con su Pryio, de la misma forma que los Garou recuperan Fuerza de Voluntad siempre que actúan de forma acorde con las funciones determinadas por sus Auspicios.
Día: Los hombres jaguar que nacen bajo la luz del sol son los menos xenófobos de la tribu…aunque es una cuestión de grados, y siguen siendo tan irritables y feroces como el resto de los Balam, aunque los motivos que despierten su furia sean otros. Su Rabia es un fuego ardiente, y los Jaguares del Sol a menudo dejan una estela de destrucción a su paso, destrozando a los invasores corruptos de sus tierras. Los guerreros más feroces de los Balam suelen ser de Pryio Diurno, y recuperan Fuerza de Voluntad siempre que se enfrentan a un desafío de forma directa y ganan mediante su valentía o su fuerza.
Crepúsculo: Los Jaguares del Crepúsculo son los más retraídos y aislados de su tribu, aunque siguen haciendo honor a su apodo como la furia encarnada de Gaia. A menudo se aíslan incluso de otros Balam, protegiendo Reinos Cubil secretos en ruinas y rincones perdidos, explorando nuevos territorios, llevando un estilo de vida nómada o dedicándose a investigaciones esotéricas buscando en el pasado de la tribu. Los Jaguares del Crepúsculo recuperan Fuerza de Voluntad resolviendo misterios, conflictos o enigmas, solucionando sus desafíos de forma indirecta o creando obras de arte.
Noche: Los Jaguares que nacen durante la Noche son máquinas de matar, pero frente a la Rabia directa y arrasadora de los Jaguares del Sol, los Balam Nocturnos actúan de forma más insidiosa. Son asesinos muy eficaces, acompañando sus tácticas guerreras con sutileza e ingenio. Cuando dan el toque final, atacan en un remolino de furia de garras, armas o fetiches letales, sin dejar nada a su paso salvo muerte. Los Balam Nocturnos ganan Fuerza de Voluntad cada que vez que vencen en un desafío o causan dolor a otros.
DISTRIBUCIÓN Y PARENTELA
En la actualidad los Balam frecuentan casi exclusivamente las selvas y zonas arboladas de América Central y del Sur, donde muchos se refugiaron huyendo de la Segunda Guerra de la Rabia. En América Central a menudo frecuentan reservas bien protegidas (especialmente en Costa Rica y Belice), donde no tienen muchos problemas para mantenerse alejados de la humanidad. En las selvas del Amazonas la situación es más compleja, ya que las reservas naturales a menudo son invadidas por furtivos y colonos, y la guerra contra la expansión de Pentex y sus esbirros ha aumentado la peligrosidad. Sin embargo, a pesar de las bajas, la mayoría de los hombres jaguar todavía habitan en las selvas de Sudamérica.
Los Balam le dan mucha importancia al honor y la familia. Las familias de las que proceden valoran la tenacidad ante los problemas, la responsabilidad personal y el respeto a la familia. Aunque los hombres jaguar no se lleven muy bien entre ellos, muchos eligen parejas de por vida entre los humanos y jaguares de sus territorios. A pesar de su carácter colérico, son muy afectuosos con quienes aman. Miman y protegen a sus parejas, humanos o animales, y educan a sus hijos con amor. La angustiosa historia de la tribu también ha generado un desesperado apego por la familia; una vez que consiguen pareja, los Balam no vuelven a vagabundear.
Muchas historias y cuentos populares hablan sobre jaguares que vinieron en la noche para seducir a un chico o una chica atractiva y llevárselo del pueblo. Nunca se vuelve a oír de ellos (lo habitual es que los Balam se los lleven a sus Reinos Cubil, donde les proporcionan todo lo que puedan desear).
La Parentela Balam es muy diversa; aunque hace tiempo se reproducían exclusivamente con las tribus nativas de América Central y del Sur, la increíble variedad de emigrantes a la zona ha incrementado sus posibilidades de reproducción, y los hombres jaguar las han tomado a su gusto. En nuestros días es igual de probable que los Balam sean indígenas Carifuna y Yanomamis, pero los Parientes mestizos o de herencia más o menos mixta son ahora lo habitual.
FORMAS
Como los Garou, los Balam pueden cambiar en cinco formas: Homínido, Sokto, Crinos, Chatro y Felino. En la mayoría de los aspectos funcionan como sus contrapartidas Garou y las dificultades asociadas con el cambio de forma para los Garou se aplican a los Balam exactamente de la misma manera.
Homínido: Los Balam en forma Homínido parecen humanos normales. Tienden a ser individuos bajos, pero especialmente robustos, y a menudo bastante musculosos. Muchos tienen dientes afilados o se los afilan para parecer más amenazadores. A pesar de su actitud agresiva, a menudo emiten una especie de encanto salvaje y depredador que sugiere un fascinante peligro.
Sokto: La forma Sokto es una forma híbrida humana con características felinas, con énfasis en los rasgos humanos. Los miembros del Balam se alargan, las garras se extienden de sus dedos a su voluntad, y sus rasgos faciales, ojos y dientes se vuelven más felinos. El vello corporal se incrementa, y se vuelve inquietantemente inhumano.
Crinos: Esta forma híbrida es una mezcla majestuosa de jaguar y humano, diseñada para la batalla. Aunque no carece de gracilidad felina, esta forma está diseñada con una poderosa musculatura y fuerza. Su cuerpo se llena de manchas o se oscurece, proporcionándole un aura salvaje. Como los Garou, los Balam en forma Crinos pueden utilizar armas, llevar ropa dedicada e incluso moverse a velocidad humana. Esta forma también produce un nivel atenuado de Delirio.
Chatro: Esta forma primordial de guerra es un recuerdo de los extintos Khara, los primeros y legendarios Bastet. La forma consiste básicamente en un aterrador felino de dientes de sable con colmillos que se alargan entre 10 y 15 cm, permitiendo al Balam añadir un dado extra en ataques de mordisco y sus reflejos se incrementan en proporción a su fuerza, permitiéndole maniobrar a pesar de su gran volumen. Los Balam evocan el Delirio completo en esta forma, en la que los Bastet realizaron su propia versión del Impergium. Normalmente esta forma suele ser moteada o negra, como la forma Felina del Balam.
Felino: La forma felina de los Balam es la de un jaguar (Panthera onca) en cualquiera de sus variedades actuales, aunque son más frecuentes los rasgos de los jaguares sudamericanos. Aunque el melanismo no es infrecuente entre los jaguares, entre los Balam se encuentra mucho más extendido. En esta forma los hombres jaguar suelen ser ejemplares especialmente grandes y musculosos…lo que puede atraer la atención indebida de los cazadores.
ESTADÍSTICAS DE FORMA BALAM
Sokto Crinos Chatro Felino
Fuerza +2 +3 +3 +2
Destreza +1 +3 +2 +3
Resistencia +2 +3 +3 +2
Apariencia -1 0 0 0
Manipulación -1 -4 -4 -3
Rabia inicial: 4
Fuerza de Voluntad inicial: 3
Dones iniciales: Nieblas del Cazador, Tormenta de Plagas