Mokolé: la Memoria de Gaia
Publicado: 24 May 2020, 18:43
Considerando que hay cocodrilos en Vietnam, es fácil suponer que estos dragones del río que pueden adoptar forma humana no son sino Zhong Long, custodiando Túmulos (precisamente conocidos como Nidos Dragón), que pasan desapercibidos en su forma animal y las gentes los identifican con el mismo río. El aprecio por la honestidad del anciano me parece que casa con el carácter de esta raza.Había una vez un hombre muy pobre que vivía junto al bosque. Ganaba lo justo para vivir cortando madera, que su mujer cambiaba por arroz en el mercado.
Un día, cuando el hombre estaba cortando madera junto al río, el hacha se le escurrió de las manos y cayó al agua. El leñador la buscó por todos sitios, pero no pudo encontrarla. Descorazonado, se sentó en la orilla, bajando su cabeza tristemente y se preguntó cómo podría ganarse la vida en el futuro. Cuando levantó de nuevo sus ojos, vio a un pequeño anciano de pie frente a él. El recién llegado le preguntó el motivo de su infelicidad. El leñador le describió lo que había ocurrido y añadió que el hacha perdida era su bien más preciado. Sólo con ella podía ganarse el arroz de cada día.
- Soy el Dragón de este Río -dijo el anciano empáticamente- y voy a ayudarte. Si me esperas un minuto, recuperaré tu hacha.
Con estas palabras el anciano se sumergió en el agua. Momento después, reapareció llevando un hacha de oro en la mano.
- ¿Ésta es tu hacha -preguntó-?
- No -respondió el leñador- ésa no e mía. Mi hacha está hecha de hierro y tiene el mango de madera.
El Dragón del Río se volvió a sumergir y salió con un hacha de plata.
- ¿Esta hacha es tuya -preguntó-?
De nuevo el honesto leñador lo negó.
El dragón se sumergió una vez más. Al reaparecer, llevaba un hacha muy ordinaria en la mano.
- ¿Ésta es tu hacha -preguntó al leñador-?
- Sí -respondió-. Ésa es la mía, y agradezco tu ayuda de corazón.
- Eres un hombre honesto -dijo entonces el Dragón del Río-. Por ese motivo, además de esta hacha de hierro, te voy a dar una de plata y una de oro.
Fue difícil para un simple leñador encontrar palabras de agradecimiento hacia su benefactor. Cogió las tres hachas y volvió a su choza.
Las muestras de su nueva riqueza pronto levantaron las especulaciones de los vecinos del leñador. Salvo un hombre, todos los demás se alegraron.
Este hombre era tremendamente envidioso y quería conseguir para él un hacha de oro o plata. Supo del leñador el lugar exacto donde ocurrió el suceso milagroso. El hombre avaricioso fue allí con una vieja y oxidada hacha. La tiró al agua y fingió estar muy disgustado por su pérdida.
El pequeño anciano apareció ante el hombre y le preguntó qué le pasaba. El hombre describió su falsa pérdida y rogó ayuda al anciano.
- Recibirás justicia -fue la respuesta-.
Entonces, el anciano se metió en el río y salió con un hacha de oro en las manos. Antes siquiera de que el dragón tuviera la oportunidad de preguntar el hombre gritó:
- ¡Sí! ¡Esa es mi hacha! ¡Dámela!
- ¡Estás mintiendo -respondió el dragón-!
Y, levantando el hacha, golpeó al mentiroso en el cuello, matándole instantáneamente.
Desde entonces, nadie ha intentado conseguir un hacha de oro, o de plata aunque sea, del tesoro del dragón.
N.d.T.MostrarSe ve que el dragón coleccionaba hachas, o que leñadores muy ricos vagaban por el lugar y perdían sus herramientas.