[Recurso] Herejes: El tomo de la luz dorada
Publicado: 19 Nov 2019, 11:58
HEREJES: EL TOMO DE LA LUZ DORADA
Un suplemento sobre Herejes para Wraith el Olvido
Escrito por:
Boswok (Cory Adam Morse): [email protected]
Rich Gentile: [email protected]
Mike Spera: [email protected]
J. Edward Tremlett: [email protected]
Wraith: el Olvido y todos los títulos asociados son propiedad registrada de White Wolf Games. Este suplemento no representa un desafío a los títulos de White Wolf. White Wolf no es responsable de este libro Todos los artículos, historias e ilustraciones son propiedad de sus respectivos creadores. Este libro está hecho por fans y para fans para mantener vivo el espíritu de Wraith.
“Oh, Señor, no me des lo que merezco. Dame algo que necesite. No me des lo que merezco. Ven y dame algo que necesite.”
-Pig, “Shell”
Este libro es una obra en progreso…una forma bonita de decir que no está terminado todavía. Podría añadirse más, podrían hacerse cambios, podrían hacerse reestructuraciones y muchas más revelaciones podrían presentarse. A veces las religiones son así.
Cualquier pregunta, duda, clarificaciones o preguntas, deberían enviarse a J. Edward Tremlett.
EL LIBRO DE LOS HEREJES
PRÓLOGO
La historia del hereje, Primera Parte
Prefacio
Introducción
Una historia de fantasmas: “Iluminación”
Herejías
CAPÍTULO UNO
La historia del hereje, Segunda Parte
Historia
Sucesos actuales
Una historia de fantasmas: “Cambio de dirección”
CAPÍTULO DOS
La historia del hereje, Tercera Parte
Inducción
Personalidad
Ejemplos de tipos de culto
Ejemplos de cultos
El Gremio de Predicadores
Pasos hacia la Trascendencia
CAPÍTULO TRES
La historia del hereje, Cuarta Parte
Una historia de fantasmas: “Déjalo marchar”
Sobre interpretar religión
CAPÍTULO CUATRO
La historia del hereje, Quinta Parte
Visiones dispares
Enemigos
CAPÍTULO CINCO
La historia del hereje, Sexta Parte
Herramientas de la fe
EPÍLOGO
La historia del hereje, Séptima parte
PRÓLOGO
LA HISTORIA DEL HEREJE
Por Rich Gentile
PRIMERA PARTE: LA LLUVIA CAE COMO LÁGRIMAS DEL CIELO
Qué decepcionante es descubrir que todo aquello en lo que crees es una mentira. Es como si tú mismo te convirtieras en una mentira.
Crees que sabes todo lo que hay saber sobre la vida. Crees que te lo imaginabas todo. Y entonces ocurre algo que te hace darte cuenta de que no sabes más que el día en que naciste.
Para mí, ese algo fue la muerte.
Y por mucho que lo intentara no podía dar sentido a todo lo que había a mi alrededor. Era un buen cristiano. Llevaba el crucifijo alrededor del cuello, rezaba a Dios todas las noches, nunca cometí pecado alguno. ¿Por qué me castigaban entonces?
Esto no podía ser el Infierno, pero no era muy distinto. Ser capaz de ver a mi primer hijo, pero no ser capaz de tocarlo era seguramente una forma de tortura diabólica. Esta “Sombra” que me habla constantemente sólo podía ser un servidor de Lucifer. Y todos los que están aquí hablan de los Señores de la Muerte ¡y cada uno de ellos parece tener una reputación digna del mismísimo Señor Oscuro!
Pero es cuestionable si mi compañía habitual en estos días es mucho mejor. ¿Se atreven a llamarme “Hereje”? Estas impías criaturas merecen un destino como éste. ¡Algunos hasta tienen el atrevimiento de adorar a otra deidad delante de mis propios ojos!
Creo comprender en parte por qué me encuentro aquí. Existen rumores sobre lugares llamados las Costas Lejanas –lugares milagrosos donde los sueños se cumplen. Por supuesto, algunos dicen que ese una mentira, y que las Costas Lejanas no son los Verdaderos Cielos, sino los Verdaderos Infiernos, pero he visto las bocas de dónde salen esas palabras. Sólo los infieles los llaman Infiernos.
También existe otro mito, el de la Trascendencia, un camino para escapar de esta prisión de muerte. Ninguno de quienes han hablado conmigo saben con seguridad qué es la Trascendencia, o cómo se consigue, pero tengo la sensación de que la respuesta se encuentra en las Costas Lejanas.
¿Por qué no estoy ya en el Cielo? La respuesta es que esto sólo es otra prueba –un juicio enviado por Nuestro Señor para separara a los verdaderos creyentes de los paganos blasfemos que parecen tan numerosos en estos días y época.
Sé que seré capaz de probarme a mí mismo. Cruzaré el Mar sin Sol hasta las Costas Lejanas.
“Sagrado –Santo.
Ponerlo en palabras – Escribirlo.
Caminar en terreno sagrado.
Pero es mi deber –Soy un misionero.
-“Sacred”, Depeche Mode
Desde los primeros días de la Ruptura, desde el inicio del tiempo, existían creyentes. Creíamos en algo más grande que nosotros mismos. Creíamos en algo que nos esperaba al otro lado. Creíamos en ir más allá de lo que conocíamos, y veíamos y sufríamos. Creíamos.
Pero nuestras creencias eran negadas para algunos de nosotros. No íbamos al paraíso, ni al infierno, ni a ningún lugar que pudiéramos reconocer. Nuestras muertes nos traían aquí, al mundo oscuro de los muertos. Y algunos perdían la fe, y daban a la espalda a sus creencias.
Pero no todos éramos tan débiles. La vida era una prueba -¿acaso este reino oscuro no podía ser también una prueba? Nos aferramos a nuestras creencias. Dijimos que debía de existir algo más grande que todo esto. Y actuamos para guiar a otros hacia esa luz. Esa gloria que terminaría llamándose Trascendencia.
El tiempo no ha sido bueno con nosotros. La traición fue sancionada por la ley. La traición trajo dolor. Durante los últimos siglos hemos sido perseguidos como criminales por extender nuestra fe y ridiculizados por haber creído. ¡Y todo esto lo ha hecho un hombre que estuvo a nuestro lado y nos llamó amigos! Sin duda se trató de una prueba más y más grande. Y perseveramos.
¡Y así ahora nuestra verdad –nuestra luz- se revela! ¡El hombre que nos llamó con el nombre con que me has llamado –“Hereje”- ha Trascendido! ¡Si el pudo, cualquiera puede!
¿Por qué no puedes verlo? ¿Por qué no crees?
Herejes – ¿son sólo unos locos que no admiten que sus religiones eran falsas? ¿O quizás saben algo que los horrores de las Tierras de las Sombras no pudieron destruir? Esa pregunta se ha extendido por toda Estigia desde que Caronte impuso el exilio de los Resplandecientes, aunque quienes sabían lo que era bueno tendían a creer lo segundo.
Ahora las cosas han cambiado. Estigia ya no existe. El propio Caronte ha Trascendido. Y con la Tormenta rugiendo y los Espectros por todas partes, de repente los incrédulos están dispuestos a escuchar lo que esos “locos” tienen que decir.
¿Sigues ahí? Entonces has encontrado el libro correcto. O quizás te ha encontrado a ti...
PREFACIO
“Dios nos da fe cuando falla todo lo demás
y la muerte desenvaina su aguijón.
Oh, ayúdanos a oír, a través del dolor y el miedo
las canciones que cantan los ángeles.
-“God Give Us Life” –John L. Bell
Existe algo innegable en la naturaleza de la humanidad y es que siempre ha necesitado fe. Tres de cuatro personas creen en la existencia de un poder superior: ¿pueden estar todas equivocadas?
Las razones para tener fe varían. Algunas personas no desean sentirse solas, o indefensas, así que se dicen a sí mismas que existen fuerzas benevolentes actuando en el universo. Algunas personas ven el mundo opaco y gris que habitan y dicen que debe existir algo mejor más allá de la ilusión que llamamos vida. Desde una perspectiva más cínica, después de que la fe haya aparecido en la consciencia de incontables generaciones, quizás simplemente se trate de algo que surge ante la ignorancia o algo surgido por el miedo a lo que existe más allá de la vida, o los castigos que esperan allí a los incrédulos.
O quizás las religiones y otras formas de espiritualidad son maneras de permitir que cada generación conozca la verdad –o una parte de la verdad- sobre la pregunta del sentido de la existencia y nuestro propio papel en ella.
Pero sin importar la forma que adopte la fe, o por qué existe, un hecho destaca por encima de todo –el concepto de la fe nunca morirá. Siempre existirá alguien que predique y enseñe, y alguien que siempre escuche y actúe. Las rodillas se doblarán, esperando descubrir a largo plazo qué recompensas se encuentran más allá de los muros de la muerte.
Pero algunos no son tan afortunados…
INTRODUCCIÓN
LA LLAMA DE LA ETERNIDAD
Para algunos, la muerte del cuerpo no es la liberación de los males y preocupaciones terrenales, sino un nuevo y trágico capítulo en su existencia. Estos desafortunados despiertan atrapados en el peor de los destinos posibles –salvo cualquier infierno que les pudiera haber aguardado- pues se les ha negado la paz prometida tras la muerte. Y así, estas almas sin reposo vagan por el Mundo Subterráneo como Wraiths: seres divididos, siempre tentados por sus Sombras, y tan terrible y fácilmente rotos.
Muchos pierden toda esperanza en la religión que seguían, creyendo que esta triste existencia es la prueba de que todo es una mentira. Pero muchos otros lo consideran una prueba de fe, y tratan de elevarse. Se unen en secreto y en las sombras, buscando constantemente una salida a la terrible existencia de los Wraiths mediante la oración y la templanza, o quizás emprendiendo el peligroso viaje a las fabulosas Costas Lejanas. Y son legión.
En conjunto, debido a los actos y la necedad de quienes no los comprenden, estas almas llenas de fe son conocidas como los Herejes. En el pasado se los despreciaba y perseguía por su fe. En los tiempos modernos todavía sufren desprecio y burla, y quizás todavía son considerados criminales. Y además también tienen otros muchos problemas surgidos con la última Tormenta además de sus anteriores preocupaciones.
Lo peor de todo es que otros que afirman estar buscando lo mismo se molestan ante las opiniones diferentes y las luchas entre esos grupos manchan el suelo de Plasma. ¿Es cierto cuando se dice que existe suficiente fe en el mundo para que los hombres se odien pero no suficiente para que se amen? ¿O estas guerras y mezquinas luchas son sólo signos externos de una lucha interna por el conocimiento?
Por encima de todo se encuentra la huidiza esperanza de la Trascendencia, atrayendo a los fieles, llenos de esperanza o desesperados por igual. ¿Pero quién puede estar seguro de que sigue el camino correcto? Existen tantos Pálidos que han sufrido existencias terriblemente largas en el camino hacia la luz… -¿Por qué todavía no han llegado al final?
Para desánimo de los enemigos de la Herejía, ni siquiera estas distracciones apagan la llama eterna de la fe. En la oscuridad, la esperanza de la luz parece mucho más deseable. Nunca abandonan sus creencias, a pesar de los horrores y engaños que les esperan en el otro lado.
En el Mundo Subterráneo la fe prevalece, aunque los fieles no lo hagan.
CÓMO UTILIZAR ESTE LIBRO
En Wraith: el Olvido, la fe es tanto una fuente de esperanza como una causa de horror. Esperanza, para la creencia consumidora de que debe existir una forma de llegar al lugar al que los Wraiths esperaban llegar antes de su muerte. Y horror, a través de la negación cruel de la esperanza, a través del estado horroroso que puede convertirse en una existencia eterna, y la impotencia de ver que lo que pensabas haber dejado atrás sigue tirando de ti. Entre estos dos polos, los Herejes caminan en un delicado equilibrio –que puede ser la raíz de muchas grandes historias y personajes.
Herejes: el Tomo de la Luz Dorada está pensando sobre todo como una herramienta para que Narradores y Jugadores cuenten esas historias. Puede ser una ayuda para los jugadores recién llegados a Wraith: el Olvido y una forma de que los Narradores y jugadores experimentados mejoren su juego. Pretende ayudar al lector a comprender mejor a los Herejes y la herejía, y aplicar esos elementos en su Crónica. Se anima a Narradores y Jugadores a seguir, añadir, alterar o ignorar lo que hay en este suplemento como gusten.
MUCHAS PERSPECTIVAS, NINGUNA VISIÓN CLARA
“La variedad es la sal de la vida.”
-viejo refrán
A lo largo del Mundo Subterráneo, los Herejes hablan de volúmenes legendarios llamados “Los Tomos de la Luz Dorada”. Se dice que cuentan las historias de quienes han intentado –y en algunos casos conseguido- alcanzar la Trascendencia. Aunque lo que estás leyendo no es exactamente un Tomo en ese aspecto, descubrirás que se trata de una exploración de los temas de los Herejes, y muchas preguntas sobre los Herejes son indicadas en este suplemento.
Ten en cuenta que hemos dicho “indicadas” y no “respondidas”. Esto se debe a que en gran parte Herejes: el Tomo de la Luz Dorada está sujeto a opinión. No existen dos personas que coincidan en todos los aspectos de la región, así que no existen dos Wraiths que estén de acuerdo sobre la naturaleza de la Trascendencia o por qué la Herejía resulta tan popular para las almas.
Los Herejes, por su propia naturaleza, son en gran parte incomprendidos por los Wraiths que los rodean. No existen muchos Sin Reposo que conozcan la verdadera motivación de los Herejes, o qué buscan, o por qué se arriesgan a la censura y a la forja de almas siguiendo sus caminos. Y conseguir una respuesta directa sobre la Trascendencia es difícil en el mejor de los casos: a pesar de las historias de que Caronte la alcanzó y que están circulando últimamente, todas las respuestas siguen siendo tan elusivas como siempre.
Por esta razón, gran parte de este suplemento está escrito bajo la forma de perspectivas. Con un tema tan complicado, es más interesante conocer una amplia variedad de posibilidad que envolverlo todo en una pequeña frase. La espiritualidad no es certidumbre: si lo fuera, no sería tan interesante.
Además el misterio forma parte de la diversión de Wraith: el Olvido. En la primera parte de la existencia de un Wraith, todo lo que conoce es su Crisálida y no se aclara mucho más después de ser Segado. El sencillo descubrimiento de dónde se encuentra y por qué está en el Mundo Subterráneo puede proporcionar numerosas historias potenciales. La búsqueda de la elusiva verdad de la Trascendencia puede proporcionar todavía más.
UNA HISTORIA DE FANTASMAS: “ILUMINACIÓN”
Por Boswok
No siempre fui budista, ni tampoco un rebelde como soy hoy. Nací uigur en Xinjiang. Mi familia era nómada, pero se había rendido a las comodidades del gobierno chino y lentamente estaba abandonando las viejas costumbres nómadas por los ideales modernos del sedentarismo y la educación. Disfrutaba de nuestra vida como pastores, pero escuché a mis padres y terminé yendo a la escuela como me decían. Sólo viajaba una parte del año con mi padre, porque era la vida que amaba. La proximidad de la naturaleza lo era todo para mí.
Mi familia seguía a Buda en toda la vida cotidiana, pero yo no tenía tiempo para él y le prestaba poca atención. Resultaba extraño para quienes me rodeaban, pues vivíamos muy cerca de algunas de las raíces más antiguas del budismo conocido por el hombre, las cuevas Kumtura. Había estado allí con mi padre, y las imágenes del interior me habían sorprendido, pero significaban lo mismo para mí que para él. Eso terminaría cambiando, pero hasta entonces dejaba que mi padre visitara las cuevas sin mi compañía.
Un día mi padre trajo a casa a un invitado de uno de sus peregrinajes a las cuevas sagradas. No era nada inusual, pues teníamos por costumbre ayudar al viajero necesitado. Pero éste era diferente, este viajero era un extranjero. Su nombre era Yuri y era un japonés sintoísta-budista. Había viajado para meditar sobre las raíces de su religión en el antiguo lugar donde habían vivido sus fundadores. Parecía un hombre interesante.
Mi padre me pidió que le mostrara los campos y praderas y obedecí de buena gana, agradecido por volver a mi lugar favorito en el mundo. Yuri y yo hablamos mucho; él me habló sobre su rama religiosa, sobre los kami del sintoísmo que se consideran manifestaciones de Buda en el shinto-budismo. Me dijo que todas las maravillas del camino eran las manifestaciones de los espíritus elevados, que transmitían la serena sabiduría de la tierra. Eso me intrigó mucho, pues había sentido una especie de unión con la tierra durante toda mi vida. Yuri le había dado un nombre.
Me sentí muy interesado en lo que decía nuestro invitado y le mostré mucho más, hablando todo el día sobre los kami y el roce de Buda sobre la tierra. Al final de la estación visité las cuevas con mi padre y Yuri antes de que se marchara por un tiempo. Finalmente vi mi religión como realmente era, tocado por lo divino. Me prometí que volvería con tanta frecuencia como pudiera. En aquel momento fui budista, con sueños de espíritus llenando mi imaginación y concentrando mi tranquila alegría sobre la tirra en un impulso febril de éxtasis.
Yuri me dijo que me acompañaría en otra ocasión, pues se sentía mucho más unido a este lugar que a su hogar en Japón; iba a unirse al monasterio Shaolin para continuar sus meditaciones.
La vida continuó para mí, mi fe se hizo fuerte; pensaba convertirme en monje algún día. Cuando Yuri nos visitaba cada año fomentaba mi celo y devoción. Fue casi desafortunada la forma en que me uní al sacerdocio.
Recibí una carta del monasterio en la que se me decía que mi viejo amigo Yuri había muerto; y me invitaban a asistir a sus ritos funerarios. Yuri había sido mi maestro y la fuente de mi fe durante todos esos años; mi corazón estaba roto. Sin embargo fui y nunca regresé a casa. Los monjes me dijeron que Yuri se encontraba solo profundizando en su meditación en el momento de su muerte. Su rostro tenía una mirada de paz como nunca había visto y supe que su muerte era la voluntad del mundo.
El monasterio se convirtió en mi hogar, y me adapté a mi nueva vida con facilidad. Aprendí los fundamentos del kung fu y cuidé la tierra graciosamente y sin protestar. Así era mi vida. Morí unos pocos años después de una enfermedad que no podía nombrar, pero no protesté. Deseaba ver el bosque un momento más. Cuando abrí mis ojos lo primero que vi fue el amable rostro de Yuri sonriéndome.
Adaptarme a mi nueva existencia fue mucho más difícil de lo que podría haber imaginado. Me sentía separado del mundo, y no existían kami en nuestro lado de la mortaja de la muerte. Pensé en todo el bien que había hecho en mi vida, pero sabía que Yuri había merecido seguir adelante. Los demás monjes nos habían dicho que aquello era la última encarnación de nuestras vidas antes del Nirvana, única por la carencia de cuerpo y el recuerdo de nuestras vidas pasadas. Pero para mí, el mundo parecía alejado, y no me sentía unido al universo; incluso había una voz en mi mente que trataba de perderme.
La verdad es que este lugar era más extraño que la tierra que habíamos dejado atrás, con las estructuras del llamado “emperador de jade” pesando sobre todos nosotros. Sus emisarios estaban en todos los lugares y sus normas eran muchas. No podía encontrar una razón para considerarlo un ser divino, aunque eso parecían creer muchos de quienes se encontraban fuera del templo. Las cosas habían cambiado considerablemente.
Yuri y yo hablamos sobre muchas cosas diferentes. Ninguno de los dos considerábamos que esta experiencia más allá de la vida fuese un lugar para la iluminación. Tuvimos muchas conversaciones privadas y aprendí otra teoría sobre el emperador Yu Huang, que era un demonio que apartaba a las masas de la iluminación. Esto provocó el surgimiento de algo en mi interior, un sentimiento de furia hacia el déspota que había asumido el manto de la divinidad.
Nuestras conversaciones no pasaron desapercibidas. Un día escuché que el censor de jade de nuestro monasterio se había interesado por Yuri; nunca volví a verle desde entonces. No sé lo que le ocurrió, pero he oído que fue torturado en Feng Tu durante muchos días. Dudo que encontraran información. Yuri era un buen hombre, pero no tenía el fuego de la rebelión en él. Fue asesinado en vano.
Recibimos una disculpa formal del eunuco del censor y un regalo de gratitud por la devoción del emperador. Era una estatua de jade blanco de Buda. Mirando su rostro pétreo sus ojos parecían cerrarse y traicionaban su tristeza, la pérdida del cuerpo y de la mente. Oh, gran Buda. Yuri.
Era un hombre amable, pacífico y sereno. Pero su existencia congelada burlescamente en la forma de Buda al que venero me dice que este universo está equivocado. Sé que Yuri no puede tener paz en este reino y resulta obvio que es necesario cambiarlo. Debo encontrar una forma de liberar este lugar, por el espíritu de Yuri.
HEREJÍAS
Por Boswok
¿Qué es una herejía? Literalmente se define como una desviación del dogma de la iglesia o del gobierno, la senda de los descarriados. Para los herejes del Mundo Subterráneo, es la senda brillante que lleva al cumplimiento y a la esperanza de la Trascendencia. Para comprender a los Herejes, es necesario comprender por qué son descarriados.
Durante mucho tiempo el Mundo Subterráneo estuvo bajo el yugo de la Jerarquía de Caronte, cuya palabra era ley y hecho. Ningún monarca gobierna sin detractores y los Renegados recorrieron Estigia durante todo su mandato. Pero los Herejes no eran simples renegados en desacuerdo con una figura de autoridad inconveniente. Estos individuos buscaban paz en sus creencias, se aferraban a sus convicciones para sobrevivir en un paisaje infernal.
El gobierno de Caronte tuvo sus momentos de debilidad. Poco a poco estos momentos débiles afectaron a la estructura de los verdaderos creyentes y convirtieron la herejía en una necesidad. De hecho, ¿quién estaría dispuesto a renunciar a la verdad sagrada de la existencia por el capricho, de un Wraith, sin importar su posición? Incluso ahora que el Imperio de Estigia ha caído, existen quienes gobiernan la existencia de otros en el más allá por varias razones.
Y la Herejía ha sobrevivido, adaptándose a nuevos gobiernos y guardando la antorcha prohibida de la esperanza individual eternamente encendida. Puede parecer que los Herejes son las almas más valientes, porque se oponen incluso entre ellos. Deben confiar por completo en las virtudes de la fe individual con el único respaldo que procede de los pocos miembros de sus cultos que comparten visiones similares.
¿Por qué querría alguien soportar semejante opresión por unas creencias no demostradas? Científicamente no existen pruebas sobre ningún más allá en el mundo mortal, y el Mundo Subterráneo desde luego no coincide con ninguna de las idealizaciones religiosas de los cielos.
¿Para qué creer entonces? Se podría discutir que las creencias religiosas son para los débiles de voluntad o de mente, pero la Historia ha demostrado que se trata de una asunción arrogante y completamente falsa. Contemplando la resistencia pasiva de Gandhi en la India, los monjes budistas que se autoinmolaron en el Tíbet o incluso muchos santos de la religión cristiana en Occidente, se puede percibir que existe fuerza de voluntad y fuerza mental en la resolución religiosa. Como en la vida, también en la muerte persevera la feroz devoción del celo religioso.
¿Y qué hay de la fe tan celosamente guardada? ¿Qué es lo que da al individuo su fuerza de creencia? ¿Dónde el impulso del poder personal queda a un lado frente a la glorificación del ideal de la divinidad?
La espiritualidad aparece entre todo tipo de personas. Pecadores y santos por igual parecen por igual impulsados a creer en la existencia de algún tipo de poder superior, ya sea sirviéndole u oponiéndose. Muchos filósofos atribuyen este comportamiento al miedo a la muerte ¿pero puede ser realmente eso toda la verdad? Nadie quiere morir, y el pensamiento de que la existencia termine con el cuerpo físico ha sido causa de terror para muchos seres humanos, pero afirmar que el nacimiento de cientos de religiones por todo el mundo parece difícil de creer atribuyendo como única causa el miedo. ¿Qué resulta menos atractivo para los sentidos: una vida de placer que se detiene cuando ha terminado, o una vida de exceso que termina en el castigo del alma con torturas soñadas por individuos como Dante y Poe?
En el contexto de los muertos, esta paradoja es todavía más intensa. ¿Para qué creer en las religiones cuando los cielos e infiernos que prometen no aparecen por ninguna parte en el más allá y no es nada que nadie se imaginara? Además, los Wraiths no tienen recompensas finales a las que aspirar; la no vida puede durar indefinidamente para los muertos sin reposo. Son inmortales y no necesitan preocuparse de nada salvo su existencia prolongada en su plano actual de realidad.
La respuesta se encuentra en las esperanzas, los sueños, las pasiones y los miedos del conjunto de la humanidad. El miedo solo no puede haber provocado todas las creencias de la raza humana; y tiene menos sentido entre los sin reposo de lo que puede resultar para un mortal cualquiera.
Todas las religiones, a pesar de su diversidad, parecen poseer verdades universales. En cada religión el creyente encontrará alguna definición de bien y mal o, por lo menos, de lo natural y antinatural. Estas clasificaciones marcan el comportamiento de los vivos; lo natural y bueno es abrazado y lo antinatural y malo es evitado a toda costa.
Cuando estos códigos de conducta que las religiones proporcionan son seguidos, las comunidades y naciones que los siguen prosperan y se crea un equilibrio. Los matrimonios apartan a los hombres del conflicto, las prohibiciones de matar o robar evitan que la gente saquee a otros por motivos personales; las órdenes de respetar la naturaleza evitan que el progreso de la humanidad caiga en el exceso. Por lo tanto, cuando se ve desde una perspectiva microcósmica, la religión es una herramienta de equilibrio para los vivos.
Para los muertos, cuya existencia no es como la de los vivos, la religión es diferente. Quizás la mejor razón que se puede dar a la separación de la vida y de la muerte es que los vivos nunca pueden saber de verdad cómo es estar muerto hasta que atraviesan esa barrera. No importa cuántos Wraiths atraviesen la Mortaja para hablar sobre sus actividades en el más allá, nada puede describir la mismísima esencia de la muerte excepto una experiencia personal. Por esta razón y debido a la intervención de las Nieblas, nadie puede estar seguro de cómo será la vida más allá de la muerte.
Es algo realmente maravilloso que la devoción religiosa sobreviva en el Mundo Subterráneo. Tras cruzar la barrera de la Mortaja, esperando el cielo o el infierno, esperando el paraíso o el castigo divino, los muertos se encuentran con el inframundo. Un foso confuso de caos ni divino ni divinamente terrible, simplemente una parada hacia el Olvido para quienes residen en él. La eternidad es algo por lo que se debe luchar y las recompensas son pocas. Aunque la vida se considere como la antesala de algo más, los muertos se encuentran con una sombra de su anterior existencia; y ahora permanecen atados al mundo de los vivos de una forma que nadie entre ellos había esperado. Muchos reavivan las llamas de su fe y buscan nuevas razones para abrazar la divinidad. Y realmente parece un milagro en sí mismo.
Las reacciones a las realidades del Mundo Subterráneo son numerosas, desde la negación a la furia; pero el resultado final suele ser uno de dos. El Wraith puede aceptar el Mundo Subterráneo y conformarse con la nueva existencia que tiene ante él o puede tratar de avanzar hacia otro estado de existencia. Dependiendo de las creencias del individuo esto podría significar reconciliarse con el mundo mortal y dejar atrás el pasado o cambiar el mundo de alguna forma para corregir un desequilibrio. Estos Wraiths tratan de ir más allá del Mundo Subterráneo en lugar de servirlo, y por lo tanto son considerados Herejes por la Jerarquía que aspira a proteger las Tierras de las Sombras.
De modo que para protegerse, estos “Herejes” forman cultos para protegerse de los peligros del Mundo Subterráneo. Con la fuerza de sus nuevos amigos y aliados estas almas valientes se aventuran más allá de la triste conformidad de las Tierras de la Muerte. Llevan una carga de fe y ansían las recompensas de un destino religioso.
CAPÍTULO UNO
LA HISTORIA DEL HEREJE
-Por Rich Gentile
SEGUNDA PARTE: UN ENCUENTRO ALEATORIO
-Perdóneme –le digo a un hombre que pasa a mi lado. Si me ha oído, no parece tener intención de contestar.
-Perdóneme –lo intento de nuevo con una mujer, que continúa su camino hacia un destino desconocido.
Siento una mano en mi hombro, acompañado por una voz detrás de mí.
-¿Puedo ayudarte, tío?
Me doy la vuelta y veo a un hombre bastante grande, y de hecho parece más grande con su cota de malla. Le echo un rápido vistazo a la cota de malla y juraría que puedo oír un débil gemido que procede de ella.
-Sí –contesto, tras rechazar la noción de una armadura que gime- Me pregunto si podrías mostrarme el camino a un Heraldo.
El primer hombre se gira para mirar al segundo que se encuentra detrás de él. Su mirada vuelve hacia mí y su mano se levanta de mi hombro. Esperaba que se relajara, pero he aprendido que las cosas raramente son lo que parecen en las tierras de los Sin Reposo. Antes de tener la oportunidad de saber lo que ocurre, siento un guante de malla alrededor de mi garganta.
Mis ojos miran la multitud a mi alrededor. Unas pocas personas me miran, y la mirada de una mujer parece decir “Lo siento”, pero nadie interviene.
Mi espalda golpea el suelo duro y frío, pero la mano me suelta. El segundo hombre se acerca y se arrodilla sobre mí.
-Así que un Heraldo, ¿eh? –me dice.
Sólo puedo mirar aterrado a sus ojos endurecidos.
-Quizás no te han informado, compañero. Los Gremios no existen. Ni Heraldos, ni Titiriteros ni nada. ¿Lo entiendes?
¿Pero qué me dice? El hombre que me Segó me dijo que los Heraldos llevaban a la gente a las Costas Lejanas. ¿Y por qué se ponen tan violentos? Por…
Mi mente funciona rápidamente, descontrolada. Demasiados pensamientos van en demasiadas direcciones, chocando entre ellos sin que ninguno alcance su destino. Y sigo mirando al hombre con una expresión aterrorizada en mi rostro.
Un guante me golpeó la mejilla, y mi cabeza cayó contra el suelo, desde donde podía ver los pies de los Wraiths que pasaban.
-¿Lo entiendes? –preguntó el hombre aullando. Parpadeé con fuerza, quizás esperando que sólo se tratara de un mal sueño. Esas esperanzas fueron rotas por una bota en mis costillas.
Finalmente, un pensamiento salió con claridad de mi mente.
-Para –dije intentando sonar tan inspirador como fuera posible. Pero mi voz no sonó más inspiradora que un lamento-. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo te ordeno que pares.
Los dos soldados se rieron.
-¿Quién te crees que eres? –preguntó el que aferraba mi garganta- ¿Debería temer tu santa ira? –me dijo con un tono condescendiente.
El hombre arrodillado estalló de risa.
-¿Nos va a atacar un coro de ángeles?
Más risas.
-Arderéis en el Infierno por esto –dije, dejando que mi furia creciera.
El soldado apretó su mano y me contestó.
-¿Pero no has visto dónde nos encontramos, Infante? Esto es el Infierno. ¿Y sabes para qué sirven todas tus oraciones y piedad? ¡Para nada, y eso es todo! ¿Y sabes para qué…?
Las palabras del hombre se detuvieron y sólo un murmullo se escuchó entre la multitud. Las voces se incrementaron, la gente hablaba con una mezcla de miedo y sorpresa, y podía ver que la multitud se separaba a lo lejos.
Cerré los ojos y comencé una oración silenciosa. Mientras sentía cómo la presión de mi garganta desaparecía, susurré:
-Gracias, Señor.
Abrí mis ojos, pero no me levanté, temiendo que mis esperanzas todavía no estuvieran justificadas.
Lentamente los soldados retrocedieron hasta que se alejaron de la marea humana, y de repente comenzaron a correr. Todavía tumbado en el suelo, me di cuenta de que había una mano extendida hacia mí.
Extrañamente, era la mano de un modelo, uno que hubiera esperado ver entre los vivos. Miré hacia arriba y vi una figura envuelta en un manto negro, sin un rostro visible entre las sombras de su capucha.
Con lentitud y reticencia, agarré la mano y me reincorporé.
-¿Quién eres? –pregunté.
La figura no me respondió, simplemente me hizo un gesto para que la siguiera.
No estaba seguro de si acababa de ser salvado o había saltado de la sartén para caer en las brasas.
Pero sólo había una forma de saberlo.
Un suplemento sobre Herejes para Wraith el Olvido
Escrito por:
Boswok (Cory Adam Morse): [email protected]
Rich Gentile: [email protected]
Mike Spera: [email protected]
J. Edward Tremlett: [email protected]
Wraith: el Olvido y todos los títulos asociados son propiedad registrada de White Wolf Games. Este suplemento no representa un desafío a los títulos de White Wolf. White Wolf no es responsable de este libro Todos los artículos, historias e ilustraciones son propiedad de sus respectivos creadores. Este libro está hecho por fans y para fans para mantener vivo el espíritu de Wraith.
“Oh, Señor, no me des lo que merezco. Dame algo que necesite. No me des lo que merezco. Ven y dame algo que necesite.”
-Pig, “Shell”
Este libro es una obra en progreso…una forma bonita de decir que no está terminado todavía. Podría añadirse más, podrían hacerse cambios, podrían hacerse reestructuraciones y muchas más revelaciones podrían presentarse. A veces las religiones son así.
Cualquier pregunta, duda, clarificaciones o preguntas, deberían enviarse a J. Edward Tremlett.
EL LIBRO DE LOS HEREJES
PRÓLOGO
La historia del hereje, Primera Parte
Prefacio
Introducción
Una historia de fantasmas: “Iluminación”
Herejías
CAPÍTULO UNO
La historia del hereje, Segunda Parte
Historia
Sucesos actuales
Una historia de fantasmas: “Cambio de dirección”
CAPÍTULO DOS
La historia del hereje, Tercera Parte
Inducción
Personalidad
Ejemplos de tipos de culto
Ejemplos de cultos
El Gremio de Predicadores
Pasos hacia la Trascendencia
CAPÍTULO TRES
La historia del hereje, Cuarta Parte
Una historia de fantasmas: “Déjalo marchar”
Sobre interpretar religión
CAPÍTULO CUATRO
La historia del hereje, Quinta Parte
Visiones dispares
Enemigos
CAPÍTULO CINCO
La historia del hereje, Sexta Parte
Herramientas de la fe
EPÍLOGO
La historia del hereje, Séptima parte
PRÓLOGO
LA HISTORIA DEL HEREJE
Por Rich Gentile
PRIMERA PARTE: LA LLUVIA CAE COMO LÁGRIMAS DEL CIELO
Qué decepcionante es descubrir que todo aquello en lo que crees es una mentira. Es como si tú mismo te convirtieras en una mentira.
Crees que sabes todo lo que hay saber sobre la vida. Crees que te lo imaginabas todo. Y entonces ocurre algo que te hace darte cuenta de que no sabes más que el día en que naciste.
Para mí, ese algo fue la muerte.
Y por mucho que lo intentara no podía dar sentido a todo lo que había a mi alrededor. Era un buen cristiano. Llevaba el crucifijo alrededor del cuello, rezaba a Dios todas las noches, nunca cometí pecado alguno. ¿Por qué me castigaban entonces?
Esto no podía ser el Infierno, pero no era muy distinto. Ser capaz de ver a mi primer hijo, pero no ser capaz de tocarlo era seguramente una forma de tortura diabólica. Esta “Sombra” que me habla constantemente sólo podía ser un servidor de Lucifer. Y todos los que están aquí hablan de los Señores de la Muerte ¡y cada uno de ellos parece tener una reputación digna del mismísimo Señor Oscuro!
Pero es cuestionable si mi compañía habitual en estos días es mucho mejor. ¿Se atreven a llamarme “Hereje”? Estas impías criaturas merecen un destino como éste. ¡Algunos hasta tienen el atrevimiento de adorar a otra deidad delante de mis propios ojos!
Creo comprender en parte por qué me encuentro aquí. Existen rumores sobre lugares llamados las Costas Lejanas –lugares milagrosos donde los sueños se cumplen. Por supuesto, algunos dicen que ese una mentira, y que las Costas Lejanas no son los Verdaderos Cielos, sino los Verdaderos Infiernos, pero he visto las bocas de dónde salen esas palabras. Sólo los infieles los llaman Infiernos.
También existe otro mito, el de la Trascendencia, un camino para escapar de esta prisión de muerte. Ninguno de quienes han hablado conmigo saben con seguridad qué es la Trascendencia, o cómo se consigue, pero tengo la sensación de que la respuesta se encuentra en las Costas Lejanas.
¿Por qué no estoy ya en el Cielo? La respuesta es que esto sólo es otra prueba –un juicio enviado por Nuestro Señor para separara a los verdaderos creyentes de los paganos blasfemos que parecen tan numerosos en estos días y época.
Sé que seré capaz de probarme a mí mismo. Cruzaré el Mar sin Sol hasta las Costas Lejanas.
“Sagrado –Santo.
Ponerlo en palabras – Escribirlo.
Caminar en terreno sagrado.
Pero es mi deber –Soy un misionero.
-“Sacred”, Depeche Mode
Desde los primeros días de la Ruptura, desde el inicio del tiempo, existían creyentes. Creíamos en algo más grande que nosotros mismos. Creíamos en algo que nos esperaba al otro lado. Creíamos en ir más allá de lo que conocíamos, y veíamos y sufríamos. Creíamos.
Pero nuestras creencias eran negadas para algunos de nosotros. No íbamos al paraíso, ni al infierno, ni a ningún lugar que pudiéramos reconocer. Nuestras muertes nos traían aquí, al mundo oscuro de los muertos. Y algunos perdían la fe, y daban a la espalda a sus creencias.
Pero no todos éramos tan débiles. La vida era una prueba -¿acaso este reino oscuro no podía ser también una prueba? Nos aferramos a nuestras creencias. Dijimos que debía de existir algo más grande que todo esto. Y actuamos para guiar a otros hacia esa luz. Esa gloria que terminaría llamándose Trascendencia.
El tiempo no ha sido bueno con nosotros. La traición fue sancionada por la ley. La traición trajo dolor. Durante los últimos siglos hemos sido perseguidos como criminales por extender nuestra fe y ridiculizados por haber creído. ¡Y todo esto lo ha hecho un hombre que estuvo a nuestro lado y nos llamó amigos! Sin duda se trató de una prueba más y más grande. Y perseveramos.
¡Y así ahora nuestra verdad –nuestra luz- se revela! ¡El hombre que nos llamó con el nombre con que me has llamado –“Hereje”- ha Trascendido! ¡Si el pudo, cualquiera puede!
¿Por qué no puedes verlo? ¿Por qué no crees?
Herejes – ¿son sólo unos locos que no admiten que sus religiones eran falsas? ¿O quizás saben algo que los horrores de las Tierras de las Sombras no pudieron destruir? Esa pregunta se ha extendido por toda Estigia desde que Caronte impuso el exilio de los Resplandecientes, aunque quienes sabían lo que era bueno tendían a creer lo segundo.
Ahora las cosas han cambiado. Estigia ya no existe. El propio Caronte ha Trascendido. Y con la Tormenta rugiendo y los Espectros por todas partes, de repente los incrédulos están dispuestos a escuchar lo que esos “locos” tienen que decir.
¿Sigues ahí? Entonces has encontrado el libro correcto. O quizás te ha encontrado a ti...
PREFACIO
“Dios nos da fe cuando falla todo lo demás
y la muerte desenvaina su aguijón.
Oh, ayúdanos a oír, a través del dolor y el miedo
las canciones que cantan los ángeles.
-“God Give Us Life” –John L. Bell
Existe algo innegable en la naturaleza de la humanidad y es que siempre ha necesitado fe. Tres de cuatro personas creen en la existencia de un poder superior: ¿pueden estar todas equivocadas?
Las razones para tener fe varían. Algunas personas no desean sentirse solas, o indefensas, así que se dicen a sí mismas que existen fuerzas benevolentes actuando en el universo. Algunas personas ven el mundo opaco y gris que habitan y dicen que debe existir algo mejor más allá de la ilusión que llamamos vida. Desde una perspectiva más cínica, después de que la fe haya aparecido en la consciencia de incontables generaciones, quizás simplemente se trate de algo que surge ante la ignorancia o algo surgido por el miedo a lo que existe más allá de la vida, o los castigos que esperan allí a los incrédulos.
O quizás las religiones y otras formas de espiritualidad son maneras de permitir que cada generación conozca la verdad –o una parte de la verdad- sobre la pregunta del sentido de la existencia y nuestro propio papel en ella.
Pero sin importar la forma que adopte la fe, o por qué existe, un hecho destaca por encima de todo –el concepto de la fe nunca morirá. Siempre existirá alguien que predique y enseñe, y alguien que siempre escuche y actúe. Las rodillas se doblarán, esperando descubrir a largo plazo qué recompensas se encuentran más allá de los muros de la muerte.
Pero algunos no son tan afortunados…
INTRODUCCIÓN
LA LLAMA DE LA ETERNIDAD
Para algunos, la muerte del cuerpo no es la liberación de los males y preocupaciones terrenales, sino un nuevo y trágico capítulo en su existencia. Estos desafortunados despiertan atrapados en el peor de los destinos posibles –salvo cualquier infierno que les pudiera haber aguardado- pues se les ha negado la paz prometida tras la muerte. Y así, estas almas sin reposo vagan por el Mundo Subterráneo como Wraiths: seres divididos, siempre tentados por sus Sombras, y tan terrible y fácilmente rotos.
Muchos pierden toda esperanza en la religión que seguían, creyendo que esta triste existencia es la prueba de que todo es una mentira. Pero muchos otros lo consideran una prueba de fe, y tratan de elevarse. Se unen en secreto y en las sombras, buscando constantemente una salida a la terrible existencia de los Wraiths mediante la oración y la templanza, o quizás emprendiendo el peligroso viaje a las fabulosas Costas Lejanas. Y son legión.
En conjunto, debido a los actos y la necedad de quienes no los comprenden, estas almas llenas de fe son conocidas como los Herejes. En el pasado se los despreciaba y perseguía por su fe. En los tiempos modernos todavía sufren desprecio y burla, y quizás todavía son considerados criminales. Y además también tienen otros muchos problemas surgidos con la última Tormenta además de sus anteriores preocupaciones.
Lo peor de todo es que otros que afirman estar buscando lo mismo se molestan ante las opiniones diferentes y las luchas entre esos grupos manchan el suelo de Plasma. ¿Es cierto cuando se dice que existe suficiente fe en el mundo para que los hombres se odien pero no suficiente para que se amen? ¿O estas guerras y mezquinas luchas son sólo signos externos de una lucha interna por el conocimiento?
Por encima de todo se encuentra la huidiza esperanza de la Trascendencia, atrayendo a los fieles, llenos de esperanza o desesperados por igual. ¿Pero quién puede estar seguro de que sigue el camino correcto? Existen tantos Pálidos que han sufrido existencias terriblemente largas en el camino hacia la luz… -¿Por qué todavía no han llegado al final?
Para desánimo de los enemigos de la Herejía, ni siquiera estas distracciones apagan la llama eterna de la fe. En la oscuridad, la esperanza de la luz parece mucho más deseable. Nunca abandonan sus creencias, a pesar de los horrores y engaños que les esperan en el otro lado.
En el Mundo Subterráneo la fe prevalece, aunque los fieles no lo hagan.
CÓMO UTILIZAR ESTE LIBRO
En Wraith: el Olvido, la fe es tanto una fuente de esperanza como una causa de horror. Esperanza, para la creencia consumidora de que debe existir una forma de llegar al lugar al que los Wraiths esperaban llegar antes de su muerte. Y horror, a través de la negación cruel de la esperanza, a través del estado horroroso que puede convertirse en una existencia eterna, y la impotencia de ver que lo que pensabas haber dejado atrás sigue tirando de ti. Entre estos dos polos, los Herejes caminan en un delicado equilibrio –que puede ser la raíz de muchas grandes historias y personajes.
Herejes: el Tomo de la Luz Dorada está pensando sobre todo como una herramienta para que Narradores y Jugadores cuenten esas historias. Puede ser una ayuda para los jugadores recién llegados a Wraith: el Olvido y una forma de que los Narradores y jugadores experimentados mejoren su juego. Pretende ayudar al lector a comprender mejor a los Herejes y la herejía, y aplicar esos elementos en su Crónica. Se anima a Narradores y Jugadores a seguir, añadir, alterar o ignorar lo que hay en este suplemento como gusten.
MUCHAS PERSPECTIVAS, NINGUNA VISIÓN CLARA
“La variedad es la sal de la vida.”
-viejo refrán
A lo largo del Mundo Subterráneo, los Herejes hablan de volúmenes legendarios llamados “Los Tomos de la Luz Dorada”. Se dice que cuentan las historias de quienes han intentado –y en algunos casos conseguido- alcanzar la Trascendencia. Aunque lo que estás leyendo no es exactamente un Tomo en ese aspecto, descubrirás que se trata de una exploración de los temas de los Herejes, y muchas preguntas sobre los Herejes son indicadas en este suplemento.
Ten en cuenta que hemos dicho “indicadas” y no “respondidas”. Esto se debe a que en gran parte Herejes: el Tomo de la Luz Dorada está sujeto a opinión. No existen dos personas que coincidan en todos los aspectos de la región, así que no existen dos Wraiths que estén de acuerdo sobre la naturaleza de la Trascendencia o por qué la Herejía resulta tan popular para las almas.
Los Herejes, por su propia naturaleza, son en gran parte incomprendidos por los Wraiths que los rodean. No existen muchos Sin Reposo que conozcan la verdadera motivación de los Herejes, o qué buscan, o por qué se arriesgan a la censura y a la forja de almas siguiendo sus caminos. Y conseguir una respuesta directa sobre la Trascendencia es difícil en el mejor de los casos: a pesar de las historias de que Caronte la alcanzó y que están circulando últimamente, todas las respuestas siguen siendo tan elusivas como siempre.
Por esta razón, gran parte de este suplemento está escrito bajo la forma de perspectivas. Con un tema tan complicado, es más interesante conocer una amplia variedad de posibilidad que envolverlo todo en una pequeña frase. La espiritualidad no es certidumbre: si lo fuera, no sería tan interesante.
Además el misterio forma parte de la diversión de Wraith: el Olvido. En la primera parte de la existencia de un Wraith, todo lo que conoce es su Crisálida y no se aclara mucho más después de ser Segado. El sencillo descubrimiento de dónde se encuentra y por qué está en el Mundo Subterráneo puede proporcionar numerosas historias potenciales. La búsqueda de la elusiva verdad de la Trascendencia puede proporcionar todavía más.
UNA HISTORIA DE FANTASMAS: “ILUMINACIÓN”
Por Boswok
No siempre fui budista, ni tampoco un rebelde como soy hoy. Nací uigur en Xinjiang. Mi familia era nómada, pero se había rendido a las comodidades del gobierno chino y lentamente estaba abandonando las viejas costumbres nómadas por los ideales modernos del sedentarismo y la educación. Disfrutaba de nuestra vida como pastores, pero escuché a mis padres y terminé yendo a la escuela como me decían. Sólo viajaba una parte del año con mi padre, porque era la vida que amaba. La proximidad de la naturaleza lo era todo para mí.
Mi familia seguía a Buda en toda la vida cotidiana, pero yo no tenía tiempo para él y le prestaba poca atención. Resultaba extraño para quienes me rodeaban, pues vivíamos muy cerca de algunas de las raíces más antiguas del budismo conocido por el hombre, las cuevas Kumtura. Había estado allí con mi padre, y las imágenes del interior me habían sorprendido, pero significaban lo mismo para mí que para él. Eso terminaría cambiando, pero hasta entonces dejaba que mi padre visitara las cuevas sin mi compañía.
Un día mi padre trajo a casa a un invitado de uno de sus peregrinajes a las cuevas sagradas. No era nada inusual, pues teníamos por costumbre ayudar al viajero necesitado. Pero éste era diferente, este viajero era un extranjero. Su nombre era Yuri y era un japonés sintoísta-budista. Había viajado para meditar sobre las raíces de su religión en el antiguo lugar donde habían vivido sus fundadores. Parecía un hombre interesante.
Mi padre me pidió que le mostrara los campos y praderas y obedecí de buena gana, agradecido por volver a mi lugar favorito en el mundo. Yuri y yo hablamos mucho; él me habló sobre su rama religiosa, sobre los kami del sintoísmo que se consideran manifestaciones de Buda en el shinto-budismo. Me dijo que todas las maravillas del camino eran las manifestaciones de los espíritus elevados, que transmitían la serena sabiduría de la tierra. Eso me intrigó mucho, pues había sentido una especie de unión con la tierra durante toda mi vida. Yuri le había dado un nombre.
Me sentí muy interesado en lo que decía nuestro invitado y le mostré mucho más, hablando todo el día sobre los kami y el roce de Buda sobre la tierra. Al final de la estación visité las cuevas con mi padre y Yuri antes de que se marchara por un tiempo. Finalmente vi mi religión como realmente era, tocado por lo divino. Me prometí que volvería con tanta frecuencia como pudiera. En aquel momento fui budista, con sueños de espíritus llenando mi imaginación y concentrando mi tranquila alegría sobre la tirra en un impulso febril de éxtasis.
Yuri me dijo que me acompañaría en otra ocasión, pues se sentía mucho más unido a este lugar que a su hogar en Japón; iba a unirse al monasterio Shaolin para continuar sus meditaciones.
La vida continuó para mí, mi fe se hizo fuerte; pensaba convertirme en monje algún día. Cuando Yuri nos visitaba cada año fomentaba mi celo y devoción. Fue casi desafortunada la forma en que me uní al sacerdocio.
Recibí una carta del monasterio en la que se me decía que mi viejo amigo Yuri había muerto; y me invitaban a asistir a sus ritos funerarios. Yuri había sido mi maestro y la fuente de mi fe durante todos esos años; mi corazón estaba roto. Sin embargo fui y nunca regresé a casa. Los monjes me dijeron que Yuri se encontraba solo profundizando en su meditación en el momento de su muerte. Su rostro tenía una mirada de paz como nunca había visto y supe que su muerte era la voluntad del mundo.
El monasterio se convirtió en mi hogar, y me adapté a mi nueva vida con facilidad. Aprendí los fundamentos del kung fu y cuidé la tierra graciosamente y sin protestar. Así era mi vida. Morí unos pocos años después de una enfermedad que no podía nombrar, pero no protesté. Deseaba ver el bosque un momento más. Cuando abrí mis ojos lo primero que vi fue el amable rostro de Yuri sonriéndome.
Adaptarme a mi nueva existencia fue mucho más difícil de lo que podría haber imaginado. Me sentía separado del mundo, y no existían kami en nuestro lado de la mortaja de la muerte. Pensé en todo el bien que había hecho en mi vida, pero sabía que Yuri había merecido seguir adelante. Los demás monjes nos habían dicho que aquello era la última encarnación de nuestras vidas antes del Nirvana, única por la carencia de cuerpo y el recuerdo de nuestras vidas pasadas. Pero para mí, el mundo parecía alejado, y no me sentía unido al universo; incluso había una voz en mi mente que trataba de perderme.
La verdad es que este lugar era más extraño que la tierra que habíamos dejado atrás, con las estructuras del llamado “emperador de jade” pesando sobre todos nosotros. Sus emisarios estaban en todos los lugares y sus normas eran muchas. No podía encontrar una razón para considerarlo un ser divino, aunque eso parecían creer muchos de quienes se encontraban fuera del templo. Las cosas habían cambiado considerablemente.
Yuri y yo hablamos sobre muchas cosas diferentes. Ninguno de los dos considerábamos que esta experiencia más allá de la vida fuese un lugar para la iluminación. Tuvimos muchas conversaciones privadas y aprendí otra teoría sobre el emperador Yu Huang, que era un demonio que apartaba a las masas de la iluminación. Esto provocó el surgimiento de algo en mi interior, un sentimiento de furia hacia el déspota que había asumido el manto de la divinidad.
Nuestras conversaciones no pasaron desapercibidas. Un día escuché que el censor de jade de nuestro monasterio se había interesado por Yuri; nunca volví a verle desde entonces. No sé lo que le ocurrió, pero he oído que fue torturado en Feng Tu durante muchos días. Dudo que encontraran información. Yuri era un buen hombre, pero no tenía el fuego de la rebelión en él. Fue asesinado en vano.
Recibimos una disculpa formal del eunuco del censor y un regalo de gratitud por la devoción del emperador. Era una estatua de jade blanco de Buda. Mirando su rostro pétreo sus ojos parecían cerrarse y traicionaban su tristeza, la pérdida del cuerpo y de la mente. Oh, gran Buda. Yuri.
Era un hombre amable, pacífico y sereno. Pero su existencia congelada burlescamente en la forma de Buda al que venero me dice que este universo está equivocado. Sé que Yuri no puede tener paz en este reino y resulta obvio que es necesario cambiarlo. Debo encontrar una forma de liberar este lugar, por el espíritu de Yuri.
HEREJÍAS
Por Boswok
¿Qué es una herejía? Literalmente se define como una desviación del dogma de la iglesia o del gobierno, la senda de los descarriados. Para los herejes del Mundo Subterráneo, es la senda brillante que lleva al cumplimiento y a la esperanza de la Trascendencia. Para comprender a los Herejes, es necesario comprender por qué son descarriados.
Durante mucho tiempo el Mundo Subterráneo estuvo bajo el yugo de la Jerarquía de Caronte, cuya palabra era ley y hecho. Ningún monarca gobierna sin detractores y los Renegados recorrieron Estigia durante todo su mandato. Pero los Herejes no eran simples renegados en desacuerdo con una figura de autoridad inconveniente. Estos individuos buscaban paz en sus creencias, se aferraban a sus convicciones para sobrevivir en un paisaje infernal.
El gobierno de Caronte tuvo sus momentos de debilidad. Poco a poco estos momentos débiles afectaron a la estructura de los verdaderos creyentes y convirtieron la herejía en una necesidad. De hecho, ¿quién estaría dispuesto a renunciar a la verdad sagrada de la existencia por el capricho, de un Wraith, sin importar su posición? Incluso ahora que el Imperio de Estigia ha caído, existen quienes gobiernan la existencia de otros en el más allá por varias razones.
Y la Herejía ha sobrevivido, adaptándose a nuevos gobiernos y guardando la antorcha prohibida de la esperanza individual eternamente encendida. Puede parecer que los Herejes son las almas más valientes, porque se oponen incluso entre ellos. Deben confiar por completo en las virtudes de la fe individual con el único respaldo que procede de los pocos miembros de sus cultos que comparten visiones similares.
¿Por qué querría alguien soportar semejante opresión por unas creencias no demostradas? Científicamente no existen pruebas sobre ningún más allá en el mundo mortal, y el Mundo Subterráneo desde luego no coincide con ninguna de las idealizaciones religiosas de los cielos.
¿Para qué creer entonces? Se podría discutir que las creencias religiosas son para los débiles de voluntad o de mente, pero la Historia ha demostrado que se trata de una asunción arrogante y completamente falsa. Contemplando la resistencia pasiva de Gandhi en la India, los monjes budistas que se autoinmolaron en el Tíbet o incluso muchos santos de la religión cristiana en Occidente, se puede percibir que existe fuerza de voluntad y fuerza mental en la resolución religiosa. Como en la vida, también en la muerte persevera la feroz devoción del celo religioso.
¿Y qué hay de la fe tan celosamente guardada? ¿Qué es lo que da al individuo su fuerza de creencia? ¿Dónde el impulso del poder personal queda a un lado frente a la glorificación del ideal de la divinidad?
La espiritualidad aparece entre todo tipo de personas. Pecadores y santos por igual parecen por igual impulsados a creer en la existencia de algún tipo de poder superior, ya sea sirviéndole u oponiéndose. Muchos filósofos atribuyen este comportamiento al miedo a la muerte ¿pero puede ser realmente eso toda la verdad? Nadie quiere morir, y el pensamiento de que la existencia termine con el cuerpo físico ha sido causa de terror para muchos seres humanos, pero afirmar que el nacimiento de cientos de religiones por todo el mundo parece difícil de creer atribuyendo como única causa el miedo. ¿Qué resulta menos atractivo para los sentidos: una vida de placer que se detiene cuando ha terminado, o una vida de exceso que termina en el castigo del alma con torturas soñadas por individuos como Dante y Poe?
En el contexto de los muertos, esta paradoja es todavía más intensa. ¿Para qué creer en las religiones cuando los cielos e infiernos que prometen no aparecen por ninguna parte en el más allá y no es nada que nadie se imaginara? Además, los Wraiths no tienen recompensas finales a las que aspirar; la no vida puede durar indefinidamente para los muertos sin reposo. Son inmortales y no necesitan preocuparse de nada salvo su existencia prolongada en su plano actual de realidad.
La respuesta se encuentra en las esperanzas, los sueños, las pasiones y los miedos del conjunto de la humanidad. El miedo solo no puede haber provocado todas las creencias de la raza humana; y tiene menos sentido entre los sin reposo de lo que puede resultar para un mortal cualquiera.
Todas las religiones, a pesar de su diversidad, parecen poseer verdades universales. En cada religión el creyente encontrará alguna definición de bien y mal o, por lo menos, de lo natural y antinatural. Estas clasificaciones marcan el comportamiento de los vivos; lo natural y bueno es abrazado y lo antinatural y malo es evitado a toda costa.
Cuando estos códigos de conducta que las religiones proporcionan son seguidos, las comunidades y naciones que los siguen prosperan y se crea un equilibrio. Los matrimonios apartan a los hombres del conflicto, las prohibiciones de matar o robar evitan que la gente saquee a otros por motivos personales; las órdenes de respetar la naturaleza evitan que el progreso de la humanidad caiga en el exceso. Por lo tanto, cuando se ve desde una perspectiva microcósmica, la religión es una herramienta de equilibrio para los vivos.
Para los muertos, cuya existencia no es como la de los vivos, la religión es diferente. Quizás la mejor razón que se puede dar a la separación de la vida y de la muerte es que los vivos nunca pueden saber de verdad cómo es estar muerto hasta que atraviesan esa barrera. No importa cuántos Wraiths atraviesen la Mortaja para hablar sobre sus actividades en el más allá, nada puede describir la mismísima esencia de la muerte excepto una experiencia personal. Por esta razón y debido a la intervención de las Nieblas, nadie puede estar seguro de cómo será la vida más allá de la muerte.
Es algo realmente maravilloso que la devoción religiosa sobreviva en el Mundo Subterráneo. Tras cruzar la barrera de la Mortaja, esperando el cielo o el infierno, esperando el paraíso o el castigo divino, los muertos se encuentran con el inframundo. Un foso confuso de caos ni divino ni divinamente terrible, simplemente una parada hacia el Olvido para quienes residen en él. La eternidad es algo por lo que se debe luchar y las recompensas son pocas. Aunque la vida se considere como la antesala de algo más, los muertos se encuentran con una sombra de su anterior existencia; y ahora permanecen atados al mundo de los vivos de una forma que nadie entre ellos había esperado. Muchos reavivan las llamas de su fe y buscan nuevas razones para abrazar la divinidad. Y realmente parece un milagro en sí mismo.
Las reacciones a las realidades del Mundo Subterráneo son numerosas, desde la negación a la furia; pero el resultado final suele ser uno de dos. El Wraith puede aceptar el Mundo Subterráneo y conformarse con la nueva existencia que tiene ante él o puede tratar de avanzar hacia otro estado de existencia. Dependiendo de las creencias del individuo esto podría significar reconciliarse con el mundo mortal y dejar atrás el pasado o cambiar el mundo de alguna forma para corregir un desequilibrio. Estos Wraiths tratan de ir más allá del Mundo Subterráneo en lugar de servirlo, y por lo tanto son considerados Herejes por la Jerarquía que aspira a proteger las Tierras de las Sombras.
De modo que para protegerse, estos “Herejes” forman cultos para protegerse de los peligros del Mundo Subterráneo. Con la fuerza de sus nuevos amigos y aliados estas almas valientes se aventuran más allá de la triste conformidad de las Tierras de la Muerte. Llevan una carga de fe y ansían las recompensas de un destino religioso.
CAPÍTULO UNO
LA HISTORIA DEL HEREJE
-Por Rich Gentile
SEGUNDA PARTE: UN ENCUENTRO ALEATORIO
-Perdóneme –le digo a un hombre que pasa a mi lado. Si me ha oído, no parece tener intención de contestar.
-Perdóneme –lo intento de nuevo con una mujer, que continúa su camino hacia un destino desconocido.
Siento una mano en mi hombro, acompañado por una voz detrás de mí.
-¿Puedo ayudarte, tío?
Me doy la vuelta y veo a un hombre bastante grande, y de hecho parece más grande con su cota de malla. Le echo un rápido vistazo a la cota de malla y juraría que puedo oír un débil gemido que procede de ella.
-Sí –contesto, tras rechazar la noción de una armadura que gime- Me pregunto si podrías mostrarme el camino a un Heraldo.
El primer hombre se gira para mirar al segundo que se encuentra detrás de él. Su mirada vuelve hacia mí y su mano se levanta de mi hombro. Esperaba que se relajara, pero he aprendido que las cosas raramente son lo que parecen en las tierras de los Sin Reposo. Antes de tener la oportunidad de saber lo que ocurre, siento un guante de malla alrededor de mi garganta.
Mis ojos miran la multitud a mi alrededor. Unas pocas personas me miran, y la mirada de una mujer parece decir “Lo siento”, pero nadie interviene.
Mi espalda golpea el suelo duro y frío, pero la mano me suelta. El segundo hombre se acerca y se arrodilla sobre mí.
-Así que un Heraldo, ¿eh? –me dice.
Sólo puedo mirar aterrado a sus ojos endurecidos.
-Quizás no te han informado, compañero. Los Gremios no existen. Ni Heraldos, ni Titiriteros ni nada. ¿Lo entiendes?
¿Pero qué me dice? El hombre que me Segó me dijo que los Heraldos llevaban a la gente a las Costas Lejanas. ¿Y por qué se ponen tan violentos? Por…
Mi mente funciona rápidamente, descontrolada. Demasiados pensamientos van en demasiadas direcciones, chocando entre ellos sin que ninguno alcance su destino. Y sigo mirando al hombre con una expresión aterrorizada en mi rostro.
Un guante me golpeó la mejilla, y mi cabeza cayó contra el suelo, desde donde podía ver los pies de los Wraiths que pasaban.
-¿Lo entiendes? –preguntó el hombre aullando. Parpadeé con fuerza, quizás esperando que sólo se tratara de un mal sueño. Esas esperanzas fueron rotas por una bota en mis costillas.
Finalmente, un pensamiento salió con claridad de mi mente.
-Para –dije intentando sonar tan inspirador como fuera posible. Pero mi voz no sonó más inspiradora que un lamento-. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo te ordeno que pares.
Los dos soldados se rieron.
-¿Quién te crees que eres? –preguntó el que aferraba mi garganta- ¿Debería temer tu santa ira? –me dijo con un tono condescendiente.
El hombre arrodillado estalló de risa.
-¿Nos va a atacar un coro de ángeles?
Más risas.
-Arderéis en el Infierno por esto –dije, dejando que mi furia creciera.
El soldado apretó su mano y me contestó.
-¿Pero no has visto dónde nos encontramos, Infante? Esto es el Infierno. ¿Y sabes para qué sirven todas tus oraciones y piedad? ¡Para nada, y eso es todo! ¿Y sabes para qué…?
Las palabras del hombre se detuvieron y sólo un murmullo se escuchó entre la multitud. Las voces se incrementaron, la gente hablaba con una mezcla de miedo y sorpresa, y podía ver que la multitud se separaba a lo lejos.
Cerré los ojos y comencé una oración silenciosa. Mientras sentía cómo la presión de mi garganta desaparecía, susurré:
-Gracias, Señor.
Abrí mis ojos, pero no me levanté, temiendo que mis esperanzas todavía no estuvieran justificadas.
Lentamente los soldados retrocedieron hasta que se alejaron de la marea humana, y de repente comenzaron a correr. Todavía tumbado en el suelo, me di cuenta de que había una mano extendida hacia mí.
Extrañamente, era la mano de un modelo, uno que hubiera esperado ver entre los vivos. Miré hacia arriba y vi una figura envuelta en un manto negro, sin un rostro visible entre las sombras de su capucha.
Con lentitud y reticencia, agarré la mano y me reincorporé.
-¿Quién eres? –pregunté.
La figura no me respondió, simplemente me hizo un gesto para que la siguiera.
No estaba seguro de si acababa de ser salvado o había saltado de la sartén para caer en las brasas.
Pero sólo había una forma de saberlo.