[Trama] Concordia (La gradería)

[Theazlin]

· Concordia · 12 de enero del 2020

William y Yasmin se encontraban ya en uno de los palcos que daban a la Arena del Zarpas y Cuchillos, ajenos a los invitados que, poco a poco, iban llegando.

[Nemo]

William frunció el ceño. Allí estaba el secretismo Tremere saliendo a la luz. Qué irónico.

– Sí – contestó lacónicamente. – Acompáñame.

Cómo el que oía llover se dio la vuelta y empezó a alejarse del resto de presentes; el Relojero estaba en su casa así que sabía dónde ir y cómo hacerlo sin parecer sospechoso. Todo fuera dicho, el local estaba iluminado con las luces justas y algunos incluso tenían que hacer uso de linternas - las del móvil casi siempre - para ubicarse. Claro que ir precediendo a Yasmín le quitaba normalidad al asunto.

Dos minutos después estaban en una sala desde la que se veía el ring, una especie de reservado VIP en el que estaban solos.
La habitación VIP era más acogedora que el resto del local, aunque tenía una vista más pobre del ring. Con un sofá antiguo de terciopelo rojo y un pequeño bar con bebidas para mortales cubiertas de polvo parecía más construida para tener una charla agradable que no disfrutar de las masacres que se daban más abajo.

Desde allí tenían una vista sesgada de las gradas, las cuales no se diferenciaban mucho a las de un pabellón deportivo de bajo presupuesto donde lo práctico se imponía sobre lo cómodo, hasta el propio centro de la lucha: una especie de piscina en bruto, sin alicatar y con manchas de sangre que habían resistido a litros de lejía.

William se quedó mirando la escena bajo ellos dando la espalda a su congénere. El low drum and bass se filtraba a duras penas hasta la sala pues ya de por sí era como un rumor en lo más bajo. Allí, entre las crudas paredes macizas, la música era un estorbo pues los que solían ocuparlas querían hablar, no bailar.

[Darkhuwin]

La hechicera acompañó a Scarambough todo el camino hasta el reservado VIP en silencio. Una vez dentro y con él en la ventana. Una serie de amortiguados sonidos provocados seguramente por su túnica al moverse, le indicaron al experto brujo, que Yasmin estaba realizando algún tipo de ritual taumatúrgico a sus espaldas, lo cual le hizo enseguida arrepentirse de su dramático y teatral movimiento que lo había colocado en aquella posición tan vulnerable. Al fin y al cabo, ¿Qué sabía él de la tremere de 25:17, aparte de que, posiblemente, fuese un miembro de la Mano que además, no era de extrañar, que conociese también la filiación política de su manada y por tanto, le considerase un enemigo dentro de la secta?
Durante aquellos interminables segundos, no se atrevió a moverse. Casi paralizado por el terror, pensando que al quedarse quieto, no precipitaría los acontecimientos. El chasquido seco de algún tipo de material de madera, le hizo saber a William que el ritual había terminado y si no se equivocaba, hasta donde llegaban sus conocimientos, de momento estaba fuera de peligro. Yasmin solo se estaba protegiendo a sí misma. Dejando claro que no se fiaba de él.

-No me gustan los rodeos, ni las conversaciones formales, William. – dijo con su característico susurrar.- Así que, seré lo más clara y directa posible. Me gustaría que me contaras, como colega de clan y creo que de 'aficiones' y ya que nuestras cofradías al parecer no tienen buena relación y no nos han permitido tener muchas charlas hasta ahora, por asuntos que, seguramente a ti te interesan tan poco como a mí, lo que sabes tú acerca de ‘lo oculto’ de Montreal.

[Nemo]

Ese era él: el tipo menos paranóico del Sabbat. Lo cual le costaba disgustos continuamente debido a casos como aquel, en el que le había dado la espalda a alguien que acaba de hacer un Ritual en sus narices. Pero, claro, si no fuera así, seguramente Yasmín no estaría allí hablando con él, algo que le atraía como al gourmet que se come un pez fugu que no ha cocinado él mismo.

— Todo eso sobraba — dijo mientras se volvía y hacía un gesto con las manos evocando ciertos sígnos de protección místicos. — En serio, dices que has oído hablar de mí y me vienes con que no quieres rodeos ni las conversaciones formales. A saber qué te han dicho.

El miedo no había que dominarlo ni anularlo, el miedo te mantiene alerta. El miedo se esconde y punto. Claro que él era un pésimo actor y Yasmín posiblemente se dio cuenta de que había empezado a mover demasiado el dedo anular de su mano izquierda.

— Sinceramente, no tengo ni idea en qué punto de la relación estamos 25:17 y Los Relojeros, aunque me hago una idea bastante clara — soltó para evitar que le temblara también el labio. Hablar le metía en líos pero distraía a la mayoría de la gente de lo que realmente pensaba o hacía. — Pero es que eso nos da igual, ¿no? O sea, debería darnos igual.

Dime, Yasmín, ¿me has traído tú a Montreal?

La pregunta fue un tanto extraña y así se notó en la expresión corporal de la Tremere Antitribu de la 25:17; William, por su parte, estaba lanzado y el torbellino de pensamientos y palabras empezaban a agolparse en la mente del inglés.

— Me explico. No decidí venir a Montreal. No decidí unirme a una Cofradía. No decidí servir a Carolina - ni Ezequiel ni Benezri, no te equivoques - porque vine aquí atraído. Y vaya putada. — Scarambough se volvió a dar la vuelta y miró a los vampiros que se iban agolpando alrededor del ring, eran sombras pululando de un lado a otro. — Llevas más tiempo que yo en esta ciudad. Lo has sentido. Ese sabor a vómito en la garganta. Ese zumbido detrás de la oreja. Sabes que algo va mal pero no sabes qué y eso te retuerce las tripas.

William se calló de repente y se giró para mirar a Yasmín.

— ¿O sí lo sabes?

Había una enorme súplica en los ojos del Relojero. Una que decía: No me jodas.

[Darkhuwin]

Yasmín escuchó en silencio todas las aseveraciones de William, todas sus preguntas y sus impresiones, sin responder ni hacer ningún gesto. Luego, esperó unos segundos. Tenía la cabeza ladeada bajo la capucha, quizás miraba pensativa a algún punto del suelo o trataba de esconder aún más su expresión. Pero finalmente, le dijo:

-Así que, en resumen, te has visto de algún modo atraído hasta Montreal y has acabado bajo el influjo de Valez, debido a las circunstancias. – Hizo otra pausa, como reflexionando. – Y en lo concerniente a lo concreto de mi pregunta, eres lo bastante perceptivo o lo bastante temerario, como para haberte dado cuenta de que algo anda mal en el plano metafísico de esta ciudad y no sólo por los ritos de creación, aunque parece que no has llegado a ahondar.- La voz de la hechicera sonaba un poco decepcionada. Lo cual podía ser algo indignante para Scarambough que había visto como ignoraba todas sus preguntas. Estaba claro que no le había abordado para darle información ella a él, aunque había sido un buen intento por su parte. Sin embargo, justo cuando parecía que Yasmin iba a terminar la conversación, tras colocar la mano bajo la barbilla, añadió interesada. - Y dime, ¿cómo describirías esa fuerza que te atrajo hasta aquí? – En aquel momento, levantó su mirada y sus ojos amarillos refulgieron en la oscuridad de su rostro ensombrecido.

[Nemo]

Allí estaba el rostro de Yasmín. Podía ocultarlo tras las sombras de su túnica pero en algún momento termina por descubrirse. Su verdadera cara, no la fisiológica, sino la de la personalidad. Y no se refería a su actitud defensiva de superioridad - estaba acostumbrado a tratar con místicos y todos tenían en común ese rasgo, hasta él a veces - sino a la de perro de presa.

Quizás no debiera hacerlo pero William se quedó mirando aquellos ojos amarillos y, tras un par de segundos en los que pensó en soltar una salida de tono que le costaría más de lo que podía pagar, contestó a la pregunta tal y como debía hacerlo.

— Me vi arrastrado por la espiral espiritual — dijo con solemnidad. — Las espirales nacen de un punto y se expanden, pero hay entes que pervierten el sentido de las mismas: los vampiros, la mayor parte de los espectros, algunos Umbroles, los demonios. Sus espirales van en sentido contrario, convergiendo en el centro de su ego, atrapando a los más sensibles o débiles en su remolino y atrayéndolos.
Hay un desiquilibrio espiritual en Montreal, hay espirales solapadas, que se mezclan y la mayoría son perversiones pues no se expanden. Hay espíritus en Montreal que me han llamado - al menos uno - pero no sé cuáles y por qué lo han hecho. Y he venido porque esa es mi naturaleza. Estoy aquí porque voy a cambiar el sentido de varias espirales y sé que me va a granjear enemigos.

Yasmín, sé lo que estás insinuando, y no te puedo responder con certeza acerca de qué tipo de ente me ha atraído. Esta ciudad está podrida, corrupta, ennegrecida; su espiral está invertida. No vengo a hacer el trabajo de nadie pero sé que voy a molestar a algunos. Así que, ya que te he respondido a tus preguntas muéstrame un mínimo de respeto y contesta la mía: ¿te incomoda mi presencia en Montreal?

[Darkhuwin]

La taumaturga de 25:17 pareció sonreír por un instante antes de volver a esconder su rostro entre las sombras de la capucha, bajando la cabeza.

-No sé qué piensas que estoy insinuando - dijo con calma. Esta vez, casi podía apreciarse algo de diversión en su voz. Parecía más relajada por momentos - Pero desde luego que puedo responder a esa pregunta. Tu presencia no me incomoda en lo más mínimo, William. Es más, hasta ahora sólo eras una incógnita, una variable en la ecuación, pero viendo que parece que sabes de lo que hablas, a lo mejor hasta podrías serme de utilidad. - Enseguida, Yasmin rectificó sus últimas palabras, seguramente maldiciéndose a si misma por su impulsividad - Ser de utilidad a esta ciudad y al Sabbat, en general, quiero decir, por supuesto. - dijo mientras juntaba ambas manos bajo las mangas de la túnica, en un gesto de formalidad.

Y como para tapar su error, seguidamente añadió:

- ¿Te has planteado que todo lo que está sucediendo aquí pueda provenir de nuestros hermanos de la camarilla?

[Nemo]

Artificio o sinceridad, eso era lo que William trataba de discernir acerca del cambio de actitud de Yasmín. Pero era difícil concentrarse cuando hablaban de temas que le importaban tanto; el inglés era muy dado a anteponer sus objetivos a su seguridad y, en aquel caso, más le hubiera valido tratar de conocer mejor a la Tremere de los 25:17.

Llegó incluso a pasar por alto sus deslices, sus insinuaciones - incluso si las negaba - y sus certezas; no las olvidaría, claro, pero en aquel momento le importaban bien poco. Había dos motivos para ello: el primero que quería ahondar en lo místico y no deseaba perder tiempo en lo político; el segundo que su cabeza estaba un poco en otro sitio.

— No — contestó a la última pregunta y lo hizo de forma muy segura. — Son demasiado cuadriculados para hacerlo de esta forma. Los Tremere de la Camarilla corren pocos riesgos y si esto es cosa suya, una Capilla al menos tendría que dedicar sus esfuerzos para provocar este desbarajuste espiritual. Si así fuera, esa Capilla se distraería de otros objetivos y de seguro que no querrían hacerlo. Eso provocaría que este plan suyo de joder Montreal a base de bien tuviera fisuras. Si las tiene, ya habrían sido descubiertas; incluso si no, esos fallos ya estarían corrompiendo la Capilla y su propia ciudad. Esa es mi teoría y como tal puede estar completamente equivocada. Pero si tengo que apostar por algo, es porque lo que sea que pasa en Montreal nace de Montreal. La espiral, ya sabes.

William hizo un gesto con su dedo índice recorriendo una espiral imaginaria hasta que terminó señalando el suelo. No era teatral, aunque lo pareciera, era simbólico. Se asemejaba más a un huracán ya que fue ganando profundidad conforme iba llegando al centro. De nuevo, el sentido invertido. Hacia dentro.
Entonces, como si perdiera el interés repentinamente, cambió la postura y se ajustó el sombrero.

— ¿Qué me puedes decir de los demás Tremere Antitribu de Montreal?¿Crees que podríamos hacer algo juntos?

[Darkhuwin]

"Chicago 27 de Septiembre de 1991. Capilla Tremere." escuchó el inglés en su cabeza. Era la voz de Yasmin, pero ella no había separado sus labios. Estaba dentro de él.

De pronto, como si de una película de ultra definición de 3D con realidad virtual incorporada se tratase, su mente voló dirigida hasta un edificio oscuro de persianas y contraventanas tapiadas, con ladrillo visto y múltiples desperfectos en la estructura que ofrecían una imagen de descuido y abandono notables. Veía a través de los ojos de la tremere antitribu, podía deducirlo, porque mientras subían unas interminables escaleras de piedra, piso tras piso, a una velocidad endemoniada, los brazos y las piernas con la característica túnica de la hechicera aparecían una y otra vez en su campo de visión, moviéndose en vaivén. Por delante, unas botas militares pisaban con fuerza los peldaños sin hacer el más mínimo ruido.
Al principio, pensó que la alucinación que estaba sufriendo era meramente visual, por aquel efecto amortiguador del sonido, pero, cuando, tras un movimiento vertiginoso del de delante, una puerta se abrió y entraron en tropel, una explosión de sonido lo inundó como si alguien hubiera conectado el Dolby Surround en ese mismo instante, a todo trapo. La escena se aceleró de repente; a sus lados, aparecieron dos figuras emblemáticas de 25:17, Ezekiel y Reza Fatir, que habrían estado tras ella durante la subida. Delante, el individuo de las botas había levantado en volandas a alguien y lo mantenía sujeto por el cuello impidiéndole hablar y clavándole unas garras animalescas, aunque desproporcionadamente grandes en su carne, mientras con la otra mano sujetaba una gran estaca y la mantenía en el aire amenazadora.

-Ni te atrevas a intentar ningún truquito, ‘vástago’ – pronunció esa última palabra despectivamente. Haciendo alusión a su procedencia Camarilla. – O esta estaca te dejará seco.

-NNGGhh. ¿Cómo habéis entrado aquí? ¿Quiénes sois? ¿Cómo osáis…? – decía con grandes dificultades un hombre de color, de mediana edad, mientras intentaba desembarazarse de la presa a la que lo tenía sometido su atacante.

Entonces, la voz aflautada característica de Ezekiel surgió de al lado de Yasmin, que estaba realizando los precisos movimientos – conocidos por casi todos los brujos, fueran del bando que fueran – para comenzar a extraer vitae de su víctima, impidiendo así que la utilizara en su contra fácilmente.

-Es mejor que colabores, Marshall. – Comenzó dialogante el ductus - Sabemos que tus superiores no están aquí. Así que más te vale sernos de ayuda, si no quieres acabar mañana saludando al sol por última vez, con una estaca en el pecho.

-¿Sssois Sssabbattt? – Logró articular, nervioso y asustado, el tal Marshall. – No piensso hablarr – mascullaba mientras la mano aferrada a su garganta, perteneciente al que parecía Soldat- por la gabardina y el traje militar- le apretaba sin remisión. Ya comenzaba a sudar sangre que volaba hacia la tremere antitribu por todos los poros de su cuerpo.

-No va a hacer falta que hables, usurpador marioneta – le contestó el ahora Obispo. Y añadió. – Solo necesitamos que te quedes muuuy tranquilito mientras nuestra amiga te saca lo que necesitamos de esa cabecita tuya tan cuadriculada y engañada.

-¿Qué?, ¿Qué va a …? No, no – decía aterrado – me matará, DuSable me matará…

Al momento, cientos e imágenes se agolparon en la mente de Yasmin, que era la mente de William, que era la mente de un tal Garwood Marshal… el vértigo se apoderó del relojero cuando se sucedieron voces, pensamientos, sensaciones, dolor… insoportable dolor…demasiadas conexiones, demasiadas… “Montreal”, “peligro”, “Sabbat”, “misión secreta”, “Acabar de raíz con el problema”… Fundido en negro…

***

Scarambough se encontraba arrodillado en el suelo de la sala VIP con los brazos sobre su cabeza. Cuando abrió los ojos, la luz, aunque era escasa y de ambiente, lo cegó al principio, hasta que se fue acostumbrando a ella…a la realidad. Aún podía sentir ecos de aquellas voces, ecos de dolor y muerte… incluso algo…algo muy antiguo y oscuro, unos ojos, ojos de serpiente. ¿Serían de Ezekiel? ¿De Sangris quizás? No podía ser, ella no lo había conocido. ¿O sí?

Al levantar la cabeza, allí estaba Yasmin, de pie, mirándolo. Desde aquella posición, casi podían apreciarse algunos rasgos de su bien formado rostro. Estaba seria, pensativa.

-¿Entiendes ahora lo que te decía? - Le dijo, esta vez en voz alta pero susurrante, como al principio- Puede que sea algo, o puede que no…pero nunca podemos descartar ninguna vía. Y menos despreciando a nuestros más odiados enemigos.

[Nemo]

William trató de levantarse pero sufrió un pequeño vértigo así que optó por sentarse apoyando su espalda en el sofá. Trató de recurrir a unos ejercicios mentales para concentrarse pero estaba enfadado y exitado.


— No vuelvas a hacer eso, maldita sea — soltó con voz irritada. — Entiendo el por qué pero no el cómo. Así que no vuelvas a hacerlo sin avisar.

Dejó que pasaran unos minutos, quería estar completamente lúcido y dejar que fuera él y solamente él quien controlara su mente; tenía que acallar los ecos de Yasmín - y de lo que había detrás - para poder hablar sabiendo que lo que decía lo decía él. No se levantó, se quedó sentado en el frío suelo mirando su sombrero, el cual tenía entre las manos.

— Sigue sin cuadrarme — dijo al fin. — Dime, Yasmín, ¿cuántos casos de Infernalismo conoces en la Camarilla?¿Cuántos en el Sabbat? Sé que es una pregunta trampa, pero entiendes perfectamente lo que quiero decir. Así que si alguien está corrompiendo Montreal no debemos mirar fuera.

La culpa es nuestra. Les hemos dado pistolas a niños, joder, les hemos dado las llaves del armario donde guardamos las armas. Cientos de años de estudios de Taumaturgia y a alguien se le ocurrió que era buena idea compartir esos conocimientos con vampiros sedientos de violencia y venganza, henchidos de orgullo. Ahora casi cualquier Sabbat que se lo proponga puede aprender Taumaturgia y sólo una décima parte estará preparada para ello. Y esta Magia es una llave maestra y puede abrir muchas puertas, algunas que no deben cruzarse. ¿Cómo vamos a saber si un Taumaturgo ha aprendio de un Sabbat, de un Tremere o del propio Infierno si hay las mismas posibilidades? Debimos guardarnos esos secretos, no para tener control sobre la Secta como hacen en la Camarilla, sino para tener ventaja en situaciones como esta.

El Relojero dejó pasar unos segundos en silencio hasta que sacudió su sombrero, se lo colocó y se levantó del suelo; se quedó a una distancia de Yasmín que le permitía reconocer rasgos de su rostro pero sin invadir su espacio personal.

— Pero tienes razón, no podemos descartar nada. — William miró su reloj para comprobar la hora y después volvió a dirigirse a la Bruja de 25:17 — No voy a sugerir que colaboremos como si fuéramos un equipo, pero sí a proponer que nos mantengamos al tanto de lo que averigüemos y sea necesario compartir. Tú puedes seguir la línea de investigación que ya has comenzado y yo seguiré mis instintos que van en otra dirección. Cuenta con mi ayuda si te topas con Tremere de la Camarilla, no lo dudes. Y sobre el resto de Tremere Antitribu, seguro que tienes alguna idea al respecto.