[Racconto] Derrotado

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Theazlin
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Re: [Racconto] Derrocado

#11

Mensaje por Theazlin » 13 Feb 2020, 20:19

La respuesta, al menos la inmediata, fue el silencio. Un silencio palpable, de esos silencios que parecen tener la capacidad de dilatar el tiempo y convertir los segundos en interminables minutos, de esos silencios que resuenan en los oídos y que aceleran la respiración -no en el caso de Bill- por el mero hecho de ser consciente de ella. Un silencio que, ahora que Bill se daba cuenta, existía precisamente por la ausencia del sollozo de Enzo. El titilar de las velas arrojaba casi imperceptibles sombras desde el interior de la estancia, sombras danzantes que no hacían más que enturbiar las emociones de Bill y Flavio, sombras que parecían esconder una terrible promesa tras lo que le hubiera sucedido a Enzo, fuese lo que fuese.
El silencio también comprendía un segundo nivel del que se dio cuenta Bill aún un poco más tarde: la mujer también había callado. Era como una tregua en medio de una batalla, atrincherados, bajo la noche, esperando que las balas o las bombas volviesen a zumbar alrededor en cualquier momento. No pocos soldados habían sido incapaces de sostener ese inquietante momento y habían cedido a sus impulsos con el fin de que algo sucediese, fuese para bien o para mal.

Y entonces, en medio de aquella paz bélica, Enzo salió de la estancia, casi arrastrándose. Tenía los ojos desorbitados, su faz estaba completamente desencajada por el terror y de su boca colgaban hilillos de saliva que, seguramente, habían surgido cuando el desgarrador grito había nacido de su garganta. Su tez estaba perlada de gotas de sudor y le dedicó a Bill una furtiva mirada antes de seguir arrastrándose hacia las escaleras. No llevaba consigo el rifle así que seguramente se le había caído al suelo cuando había sufrido el ataque de... lo que fuese.
Parecía tener en mente una única cosa: escapar. Y así lo hizo, empezando a bajar por las escaleras, alejándose de la estancia, de la oscuridad, del hombre y de la mujer que en su interior se hallaban.

Dentro seguía reinando el silencio y éste estaba secundado por los continuos destellos de las velas.

- ¿De quién se trata? ¿Quién viene hasta mi despacho con tan hostiles modos? -surgió, de repente, la voz de Dereck desde el interior de la estancia- Estoy seguro de que podemos hablar civilizadamente como hombres. ¿Qué le parece si dejamos las armas y mantenemos una conversación?

Y, de golpe, la luz de la estancia se encendió, cubriendo con su brillo el titilar de las velas de su interior.
Las arenas del tiempo no siempre consiguen sepultar el dolor y llegar al olvido. A veces nuestra maldición es, precisamente, recordar.

William "Bill" Duffy (Corso)
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Re: [Racconto] Derrocado

#12

Mensaje por Corso » 15 Feb 2020, 10:28

No es que como humanos, Enzo y Flavio, sobresaliesen de entre los de su especie de forma admirable, pero sí que tenían ciertas actitudes y aptitudes por encima de la media en aquellos “menesteres”. Su padre, que décadas después sería el abuelo de Salvatore, era un recio hombre de negocios curtido en mil batallas y aunque no hacia demasiado tiempo que había llegado a Montreal ya contaba con una reputación nada desdeñable y unas capacidades que le auguraban,sin duda, un futuro más que prometedor en la ciudad. Como “patriarca” había dedicado gran esfuerzo y pasión a sus dos hijos, preparándoles a conciencia para ejercer de líderes de la familia; tanto de la que compartía apellido como del resto de una banda cada vez más numerosa. Y aunque eso fuese impensable en aquellos momentos en los que el italiano se arrastraba como una sabandija aterrorizada camino de la escalera, el hijo de Enzo acabaría siendo el mayor cappo y jefe de la mafia de la historia de la provincia de Quebec. Algo sobre lo que, quizá debido a sus propias debilidades, Enzo se sentiría extremadamente orgulloso; pues vería como su hijo alcanzaba el éxito, dominio y respeto que él mismo anhelaba consiguiendo, al fin, el reconocimiento, aunque fuese indirecto, de su padre, su madre y su hermano; quien en ese momento estaba atenazado observando al “menor” de la familia huir de la habitación como si estuviese escapando del mismo Diablo.


***

Bill sostuvo la mirada aterrada del chico con una mezcla de asombro y ¿temor? en sus propios ojos. Si hubiese estado hecho de otra pasta quizá hubiese salido en ayuda del menor de los Ricco, pero Duffy , desde niño, no había sido educado para encontrar asilo en la derrota y consideraba que el hecho de que Enzo hubiese seguido su instinto y se hubiese arrojado a los brazos de la tentación de entrar en el cuarto era algo que su familia debería honrar. Había caído, sin duda, pero eso le haría más fuerte, más sabio y le prepararía para tratar con un mundo que en aquel momento no era capaz si quiera de imaginar.

El ánimo del lasombra se empañó de duda en aquellos eternos minutos de pesado y oscuro silencio, un silencio que pareció volverse táctil por unos segundos. Una terrible tensión que había encontrado morada en la mirada horrorizada del chico. El sudor de su frente junto con el temblor de su cuerpo reptando hacia la planta baja era la última prueba de que allí dentro había “algo” o “alguien” capaz de doblegar a un hombre armado sin tener que recurrir a la violencia física. Y, Duffy, por propia experiencia, sabía que normalmente se necesitaban ciertos tipos de “aptitudes” para conseguir algo así; por lo que que la escopeta del italiano hubiese quedado en el interior del despacho no era la amenaza más urgente. Aquello era un mensaje, una advertencia, pero también una invitación, un guante lanzado a la cara para alguien como él.

Y de repente, esa invitación se hizo tangible cuando Dereck habló al otro lado de la puerta. El lasombra no las tenía todas consigo, pero aquella batalla insonora pareció entrar en tregua cuando la luz del interior quedó prendida.

- “¿Hostilidad? No veo que seas tú quien está arrastrándose ni sé qué ha pasado ahí dentro, pero si quieres hablar vas a tener que hacer las debidas presentaciones y asegurarme que hablas por los dos. Como os he dicho, soy Bill Duffy- repitió pausadamente, sujetando el ímpetu de su bestia – "pero por lo que parece no habéis oído hablar de mi. Yo de ti, sí. Entenderás que solo consideraré dejar las armas cuando sepa con quién voy a tratar. ¿Quién te acompaña?”.

El lasombra podía haber dotado su voz de un evidente carácter intimidatorio, pero, de momento la inflexión de su tono solo irradiaba un intrínseco matiz natural de persuasión y carisma, aunque en un grado nada desdeñable.

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Re: [Racconto] Derrocado

#13

Mensaje por Theazlin » 15 Feb 2020, 10:52

- ¿Bill Duffy? -se cuestionó, sorprendido, Dereck desde el interior de la habitación. ¿Acaso no sabía realmente quién era? Si bien era cierto que aún no se consideraba a Bill alguien realmente importante también lo era que su creciente notoriedad dentro de los bajos fondos no había pasado inadvertida. En el fondo de su ser Bill sintió una punzada de decepción; resquicios de una vida mortal que sobrevivía siempre al abrazo de la mano del ego, el eterno compañero en la noche -¿Por los dos? ¡Diablos, joven! ¿Acaso te has armado de coraje a base de whisky y has perdido el sentido común? ¿Cómo voy a hablar por mí y por uno de los tuyos? Entra y hablemos, estoy desarmado.

Un instante después Bill escuchó un sonido sordo justo antes de ver como, deslizándose por el suelo, salía un viejo revolver el cual se detuvo a unos pocos centímetros de sus pies, pasado el umbral de la puerta.
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Re: [Racconto] Derrocado

#14

Mensaje por Corso » 15 Feb 2020, 13:08

Bill observó el revolver que quedaba a sus pies y con la punta de su bota lo apartó del umbral de la puerta arrastrándolo por el suelo hasta la posición de Flavio, que lo recogió y colocó entre el cinturón del pantalón y el chaleco. - “Quédate aquí fuera, pero presta atención ahí abajo” - Le sugirió, dejando que Enzo bajase por la escalera, pensando que abajo aguardaba otro de sus hombres. Flavio entendió que debía seguir escoltando a Bill, pero que si la situación en la habitación de cuentas se ponía fea o había problemas con su hermano o cualquiera que pudiese entrar contaba con su aprobación para actuar junto a James y los demás.

Después, un poco decepcionado por la primera pregunta de “El Lagarto”, imitó el aparente gesto de “buena voluntad” del hombre y sacó del forro interior de su abrigo un pesado cuchillo de caza; de aquellos formados por una hoja ancha y robusta más pensada y diseñada para despiezar gruesas piezas de carne que para cortarlas.

Dio un par de pasos al frente, con el pesado cuchillo colgando de un par de dedos de su mano derecha, apartándolo de su cuerpo, más sujetándolo que esgrimiendolo y lo dejó caer al suelo. Tras eso entró en la habitación, iluminada ahora, y cerró a medias la puerta, dejándola entreabierta; formando una fingida barrera de madera que sirviese para tener un poco de “intimidad”, pero también una fácil vía de escape.

-”Buenas noches, Dereck, para llegar al punto de hablar de sentido común creo que aún nos queda un rato ¿no crees? Y ya veremos. Antes debemos hablar, sí, como bien dices, precisamente de “whisky”.

El haber entrado y estar delante de ellos pareció relajar a Duffy, que sorprendentemente, quizá, se mostraba mucho más tranquilo y seguro de lo que cabía esperar en alguien tan joven como él.

Observó al hombre fijamente escudriñando su apariencia, pues era la primera vez que le tenía delante y luego, con más interés si cabe, derivó su atención a su acompañante, a aquella que decía ser uno de los suyos. A...

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Re: [Racconto] Derrocado

#15

Mensaje por Theazlin » 15 Feb 2020, 14:15

Observó al hombre fijamente escudriñando su apariencia, pues era la primera vez que le tenía delante y luego, con más interés si cabe, derivó su atención a su acompañante, a aquella que decía ser uno de los suyos. A... nadie pues a la vera de Dereck no había ninguna mujer. En un movimiento casi instintivo, Bill entrecerró los ojos en busca de cualquier atisbo que le indicara el paradero de la desconocida; y entonces, por el rabillo del ojo, percibió un ligero movimiento. Nada brusco, nada amenazante, solo un leve balanceo.

Al girarse, en la esquina de la estancia que quedaba a la izquierda de la puerta por la que había accedido a la habitación, vio a Enzo, acurrucado, abrazando sus propias piernas, hecho un ovillo. El movimiento se correspondía con el vaivén que el mayor de los Ricco realizaba hacia adelante y hacia atrás mientras cerraba fuertemente los ojos, como si no ver lo que sucedía le proporcionase una protección impenetrable. A sus pies, en el suelo, descansaba el rifle que no había sido disparado.

- ¿Y bien? ¿Qué tipo de broma es esta? -dijo Dereck mientras se alzaba tras la gran mesa de roble en la que se encontraba y señalaba a Enzo- ¿Acaso no es este uno de los tuyos? -El hombre, de mediana edad, mostraba un poblado bigote que se movía, intensamente, con cada una de las palabras que casi escupía por su vehemencia y altivez. Era, ciertamente, un tipo que imponía en cierta medida. No era especialmente grande pero su porte y su fuerza a la hora de hablar debían de haber impresionado a los jóvenes mortales que, queriendo hacerse un sitio en el negocio, habían acabado ante "El lagarto". El porqué de su mote era, todavía, un misterio para Bill, aunque posiblemente en ese momento no le daba la más mínima importancia al sobrenombre de Dereck ni a su vehemencia y, mucho menos, a su bigote. Allí había algo que no cuadraba.
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Re: [Racconto] Derrocado

#16

Mensaje por Corso » 15 Feb 2020, 18:15

Duffy tuvo que sujetar el sobresalto de su bestia cuando, al girarse, se topó con Enzo, el mismo Enzo que hacia unos minutos había salido a rastras del despacho en el que acababa de entrar. Su instinto animal se le agarró al estómago y, por un momento, dejó que aquel hombre lanzase sus preguntas al aire sin prestarle demasiada atención, ni procurarle respuesta. Se sintió un poco atenazado, si no por el miedo, sí por la tensión de saberse a la merced de una tesitura extraña, ilógica a todas luces, que no era capaz de comprender en aquel momento. El lasombra tuvo que esforzarse un poco en reunir la voluntad suficiente para no caer en la tentación de dejarse llevar por la situación.

Así que, se concentró y barrió con la mirada la habitación desplegando sus sentidos vampíricos y su percepción; buscando “algo”. Algo que le diese una señal, un eco, una respuesta a la pregunta evidente que ocupaba su mente y que no era otra que saber qué estaba pasando allí dentro.

Estaba convencido de que antes de acceder al cuarto había escuchado el susurro de una mujer, pero allí dentro no había nadie más. Al menos, no, aparentemente. Y sabía que las apariencias, a veces, engañaban. Que sus ojos no pudiesen encontrar rastro de aquella no era motivo para dudar de lo que había escuchado. Puede que le fallase la vista, pero que también le hubiese traicionado el oído parecía menos creíble; aquello empezaba a antojarse un ardid, un engaño que desconocía de dónde venía, pero contra el que lucharía por no caer. - “¿Muéstrate?...” - pensó, mientras recorría con los ojos entrecerrados nuevamente el despacho, hasta quedar su mirada frente al bigote de “El Lagarto”, al que auscultó, ahora, más detenidamente.

Reunió buena parte de su coraje y del poder de intimidación que tenía para dar unos pasos al frente, quedando a escaso medio metro del hombre, mirándole a los ojos con férrea resolución.

-“Detén este teatro” - quizá no le hablase a Dereck directamente, o quizá sí. En parte no lo sabía, pero lo que sí sabía era que aquella irrealidad, aquella locura que se había comido el despacho, iba a tener un precio; de una forma u otra.

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Re: [Racconto] Derrocado

#17

Mensaje por Theazlin » 15 Feb 2020, 20:37

Bill se encaró directamente con Dereck, mesa de despacho mediante, mientras Enzo, o al menos alguien que se asemejaba mucho al mayor de los Ricco, sollozaba en una esquina. Antes, no obstante, recorrió con su mirada la estancia al completo. Se trataba de una habitación decorada para aparentar, casi como si se tratara de un escenario cuyo atrezzo tenía la función inequívoca de impresionar: la moqueta, bajo sus pies, pretendía hacerse pasar por una alfombra persa aunque sus colores, dibujos y brillos delataban su impostura; la mesa de despacho que separaba a Bill y a Dereck era un sencillo escritorio que intentaba compensar su falta de valor con un tamaño desmesurado y con una decoración fuera de todo lugar, presidida en su descaro con un martillo de juez colocado sobre ella en una burda pretensión de otorgar a Dereck el poder de la justicia ante sus subalternos; y la pared tras "el lagarto" era, en sí misma, una gran estantería repleta de libros. La mayoría eran viejas colecciones seguramente compradas en subastas de escaso valor en las que a los tomos se les llamaba "papel" y apenas se les daba la misma tasación pero que debían de haber sido adquiridos con la intención de decorar el despacho y darle un aire de superioridad intelectual que, sin duda, no se correspondía con el tipo que Bill tenía en frente.

"Detén este teatro" había dicho Duffy, encarándose a Dereck. Su voz tronó en la estancia y reverberó hasta en los huesos del hombre que se alzaba ante él, el cual no pudo más que dejarse caer en la silla que tenía detrás. Su rostro, descolocado, transmitía un genuino asombro que se tradujo en sus siguientes palabras.

- ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Eres acaso el monstruo nacido de mi oscuridad interior? -luego, como intentando expulsarse una idea de la cabeza con un movimiento rápido y eléctrico, Dereck cerró los ojos, se sacudió y volvió a abrirlos.

Más allá de lo evidente, Bill no vio nada que explicara lo que allí estaba sucediendo. Al final solo quedaba un hecho claro: uno de los dos Enzos no era real y, por un instante, tuvo el pálpito que tras él, a su espalda, el joven Enzo estaría alzándose como un verdadero monstruo capaz de arrancarle la cabeza a Bill de un manotazo. Era esa sensación de miedo a lo irracional que sentía cuando era niño y, tras escuchar un cuento de miedo en la cabaña del bosque junto a sus amigos del barrio, volvía solo a casa y sentía (habría jurado que sentía más que imaginaba) que alguien le seguía o que el asesino del cuento estaría esperándole tras cada esquina para hacerle las cosas terribles que en la fantasía le había hecho a los personajes ficticios de las historias.

Impulsado por el instinto, Bil se giró velozmente pero tras él seguía Enzo, cabizbajo y sollozante, balanceándose tras la protección de unos párpados cerrados que parecían decirle al mundo "si yo no te veo, tú no me puedes ver".
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Re: [Racconto] Derrocado

#18

Mensaje por Corso » 16 Feb 2020, 08:46

Aquella oculta amenaza a su espalda sacudió su bestia clavándose como un punzón de miedo en mitad de sus entrañas. Por primera vez desde hacía mucho tiempo necesitaba más que los dones vampíricos que le llevaban acompañando, si no tanto tiempo como a algunos de sus hermanos, si el suficiente para haberle ayudado a sortear muchos de los peligros de la noche; pero esa noche no, esa noche iba a necesitar algo más. Quizá, iba a necesitar un poco de suerte. La misma que, siendo un niño impresionable por las historias de miedo, le ayudó a escapar de aquel que le acechaba tras una velada de risas nerviosas y cuentos de terror. De eso hacía décadas y Duffy no tenía claro si su cupo de suerte habría acabado aquella lejana noche, o si los condenados aún podían esperar un poco de buenaventura.

“¿Eres acaso el monstruo nacido de mi oscuridad interior?”. Interior. Oscuridad. De nuevo aquellas palabras. El hombre parecía haberse desmoronado y despertado de una situación con un gesto que parecía de sincera y genuina sorpresa. Bill volvió a observarle y a mirar el mobiliario del despacho tan rápido como lo que dura el parpadeo de aquellos que no creen posible que lo que ven pueda ser verdad y constató,definitivamente, que todo estaba barnizado de una capa de irrealidad cuyo foco aún se le escapaba.

El siguiente paso le asustaba y torturaba el ánimo en cierto modo, pero era una de las dos opciones que le quedaban. Sin embargo, era un Sabbat de pleno derecho, hijo de Kenneth Stone, el Ductus de los Fundadores y el único ser que se había cruzado en su existencia que le había procurado tiempo, atención, cuidado y “cariño”. Definitivamente, no, salir de allí y fallar a su Sire dejándole en una poco honrosa posición en la Secta no iba a ser la opción que tomaría. Quizá ese fuese el último reducto de suerte que necesitaba, recordar a su Sire en medio de aquella locura volvió a cargar su espíritu de ánimo y su cuerpo de renacida fuerza. Escudriñó a ¿Enzo? en su vaivén y se acercó hasta el mayor de los hermanos Ricco hasta quedar con las piernas separadas a un y otro lado de su cuerpo, de pie sobre él y, con la piel erizada por el desconocimiento de lo que fuese a pasar, sujetó las muñecas del chico con fuerza.

-”¿Monstruo, dices? ¿Oscuridad interior?”- le espetó, severo, a “El Lagarto” con el matiz ronco de la bestia removida en su interior- “Ahora lo sabremos. Uno de mis hombres ha entrado aquí, veamos si aún nos acompaña o ha salido arrastras”.


Después tiró de las muñecas del supuesto Enzo hacia ambos lados, dejando su rostro -y sus ojos- al descubierto.

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Re: [Racconto] Derrocado

#19

Mensaje por Theazlin » 16 Feb 2020, 09:52

Las muñecas de Enzo estaban frías al tacto, no como las de un hermano de noche pero sí lo suficiente como para percibir el matiz y poner, aún más si cabe, en guardia a Bill. Tiró hacia fuera y dejó al descubierto un rostro desencajado por el miedo. El terror, cuando es profundo y resuena en el fondo del ser, es capaz de desfigurar un rostro pues, al fin y al cabo, son el reflejo del alma y cuando ésta última se marchita y se retuerce por el horror se manifiesta a través del semblante. La mandíbula estaba desencajada como si la ruptura del grito se hubiera debido a que su boca hubiera dejado de articular como debía, su expresión era la de alguien que aguarda el final y sus ojos, de un marrón verdoso, transmitían desesperación y miedo. Tardaron unos segundos en enfocar a Bill y con un hilo de voz apenas audible, Enzo consiguió sacar del fondo de su ser una única pregunta:

- ¿Jefe? -Su pregunta fue acompañada de un ligero temblor que, en ese momento se percató Bill, no había dejado de aquejar al mayor de los Ricco desde que había entrado en la estancia. Y de repente, las lágrimas brotaron de aquellos ojos demudados y el hombre abrazó a Bill y prorrumpió en profundos y entrecortados llantos mezcla de desesperación y alegría; aunando lágrimas de miedo y de, por fin, tranquilidad. Bill representaba lo conocido entre lo extraño y había tardado, para Enzo, una eternidad- Jefe, eran en-enormes fi-fi-figuras trajeadas. Ve-ve-venían a por mí y... y... yo-yo no podía mov-moverme. Y... y reían, se reían, jefe, mientras me-me... -el llanto se hizo aún más intenso y, entre sollozo y sollozo, Enzo solo alcanzó a concluir- ...me devoraban.

- Pero, ¡¿se puede saber qué está pasando aquí?! -intervino Dereck. No había más matices en su voz que los de extrañeza y nerviosismo. Ningún resquicio del miedo con el que había pronunciado las palabras "oscuridad interior"- ¿¡Quién diablos sois?! ¡James, Jimmy! ¡Me cago en la leche! -espetó Dereck que, en ese momento, abrió uno de los cajones del escritorio en busca de un revolver que ya no se encontraba allí. Descansaba, a unos cuantos metros, fuera de la habitación.

Flavio, alertado por los gritos de "El lagarto", se asomó al interior de la estancia, escopeta en mano.
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Re: [Racconto] Derrocado

#20

Mensaje por Corso » 16 Feb 2020, 12:20

Como si un mal sueño hubiese escapado del imaginario de un ser oscuro para alojarse en el mundo “real”, mostrándose con toda su crudeza y malignidad, el mayor de los hermanos Ricco le contó entre sollozos qué era lo que había visto. Bill, recibió, atónito, las lágrimas y el abrazo de Enzo mientras escuchaba, o intentaba descifrar, atentamente los balbuceos de un chico que parecía haber pasado por un trance de pesadilla. Lo apartó de él durante unos segundos para observar el vivo rostro del terror y la desesperación y vio en sus ojos, llorosos y suplicantes, el dolor y el miedo en su estado más puro y primigenio.

Enzo era en esos momentos el desecho de un niño que se ha enfrentado al mal por primera vez y sobre el que solo volver a encontrarse un rostro familiar, que presuntamente velaba por él, pudo obrar el milagro de hacerle sentir ubicado, en casa. A salvo.

Las ideas se arremolinaban dentro de la cabeza del lasombra como un torbellino de incongruencias y sucesos incomprensibles que aferraron su pecho como una garra; que le apretaba hasta dejarlo sin aliento, aunque hacía tiempo que sus pulmones no necesitaban respirar.

Y fueron las palabras de Dereck, el hombre al que luego prestaría toda su atención, las que le devolvieron a la presunta realidad en la que se encontraban. Jimmy, James. James. Abajo. “Hija de puta” - pensó Duffy, cuando a su memoria más próxima vino la imagen de Enzo, arrastrándose camino de las escaleras, dirigiéndole aquella mirada furtiva, reptando como una serpiente...El Enzo que no era Enzo. “Hija de puta” - Maldijo, de nuevo, frente a la idea de haber caído, como un novato, en aquel embuste. ¿Se le había escapado?

En ese momento Flavio entró en la habitación atraído por los lamentos de su hermano. Bill recogió su cuchillo y la escopeta de Enzo y se irguió, intentando controlar la ira provocada por el miedo y por el saberse manejado como un títere de feria.

-”Quédate aquí y tranquiliza a tu hermano” – le ordenó a Flavio dándole un golpe en el pecho para trasmitirle ánimo– “que nadie salga de este cuarto”.

Luego se volvió para dirigirse al sorprendido Dereck, que inútilmente pedía la presencia y explicación de sus hombres. “James es mío y Jimmy no va a venir, estás desarmado y mi hombre tiene bastante puntería con esa escopeta, así que, sé un hombre y supéralo. Cuando vuelva a subir tu y yo vamos a tener una conversación. Así que, si quieres beber un trago para calmarte, adelante, porque no sé si dentro de unos minutos alguno de nosotros va a tener ocasión de hacerlo”.

Y sin más el lasombra salió por la puerta, amartilló la escopeta, siguió el rastro de babas que manchaba la moqueta, bajó la escalera y llego a la sala de cuentas con todos los dones de su vitae insuflando sus venas en busca de Enzo, o de quién fuese hubiese salido de aquel maldito despacho.

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