Escrito en piedra

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Baudelaire
Narrador de Edad Oscura: Inquisidor y de Edad Oscura: Hadas
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Escrito en piedra

#1

Mensaje por Baudelaire » 11 Sep 2020, 16:05

A raíz de la presentación sobre Réquiem, con Lau como invitada, termino por concordar con ella que es… el mejor Vampiro. Con la salvedad, que comentaba en dicho tema, de mirar más allá del manual.

El asunto de la Jaula de oro, justificado como "miedo", me parece bastante inverosímil. Hay motivos más potentes cuando tu existencia está basada en la comodidad de conocer el entorno y que se hace innecesario correr riesgos. El deseo de salir de un entorno en que todo es agradable, predecible y controlable tendería a ser mínimo para criaturas estáticas… cadáveres ambulantes.

Claro, es mi visión muy personal y debatible. Porque si bien he narrado bastante poco de Era Victoriana o Mascarada, mis escenarios son igualmente… estáticos. Una cuadra, un barrio y a lo más un viaje en metro de una comuna a otra.

Como para mi, que comencé a jugar en 1.994, el acceso a los manuales era la fotocopia de la fotocopia y todo muy borroso; nunca hubo alguna sensación de limitación respecto a lo escrito. No estaba en piedra ni era inamovible. En aquella época, participaba de un club de rol que era más bien un largo pasillo en que la gente iba y venía. Había algunos rincones para sentarse y, al fondo, una biblioteca. Con ello teníamos para disfrutar.

Cada narrador o narradora llegaba con sus hojas de personaje y quién lo deseara tomaba alguna para unirse a la partida. Había pocos dados que se mostraban más como una curiosidad que lo que rodaban…. porque era muy fácil que se perdieran en algún recoveco. Los procesos de creación eran constantes y la selección se producía inevitablemente, las ideas más atractivas persistían y las demás se perdía. Todo era, entonces hecho a mano. Desde ir a recoger los minerales, cobre y estaño, hasta fundirlos y conseguir tu busto forjado en bronce. Lo interesante es el sentido de colectivo y la libertad sin límites.

Quién tratase de imponer algo, simplemente desaparecía; debido a que todo era tan etéreo que era imposible saber quién llegaría y quién se iría. Así, la sobrevivencia de algunas partidas y la extinción de otras se convertía en parte del proceso. Había un núcleo más estable, pero lo que realmente persistía era la permanente aparición de nuevas ambientaciones. Todo era consensuado y desarrollado en contratos lúdicos tácitos… porque todavía nadie había comentado acerca de ellos en aquél entonces.

A nadie se le pasaba por la cabeza reclamar porque algún vampiro de sangre Brujah no andaba en moto con un bate ni que aquel mendigo con una caja de tiza de colores ha sido abrazado por el clan Toreador. Los estereotipos no importaban, sino las historias detrás de cada personaje. Recuerdo todavía esa pregunta: ¿en qué influye la muerte de una anciana vecina en la existencia vampírica del chupasangres que vive al lado? Incluso con hojas para "tomar y jugar", los preludios se habían convertido en algo sagrado. Y, luego, escribir historias de vida también. Nunca nos preocupábamos de si faltaba o sobraba un punto, alterando los costos de ser necesario… lo importante es que las estadísticas se ajustaran al espíritu de cada personaje. El clan, más que una imposición, servía para las disciplinas… que quedaban en plano narrativo, dejando discusiones sobre su poderío mecánico muy lejos. No importaba, los dados rodaban poco y nada… y la interpretación de cada personaje permitía desarrollar una historia orgánica.

Después aparece una nueva generación que tiene todos los manuales originales encargados desde cualquier lugar y toda la información está disponible. Incluso como medio de ostentación, respecto a la mayoría que apenas puede ahorrar lo suficiente para encargar uno o dos libros por año. Es Chile, en un período de crecimiento económico que crea la ilusión de la clase media… que, el año pasado, se revela más bien como clase explotada y sobreendeudada.

Teníamos camarillas en muchas ciudades importantes y en aldeas remotas, con cierta democracia interna que podría crisparle los nervios a quiénes asumen que la metatrama está escrita en piedra. Tanto tiempo con la habitualidad de forjar todo en bronce y tener límites difuminados conforma una cultura que todavía existe… en medio de la otra que prefiere lo contrario: todo listo con una ambientación muy estructurada y un sistema sin fallas mecánicas, para evitar las combinaciones "paperas". Esa palabra que usamos en Chile para referirnos a la búsqueda de "ganar" mediante los dados o las ventajas asociadas a una construcción en particular que se pone en boga con el advenimiento de Magic (el juego de cartas).

Gente de ese mundo llega al rol y lo considera como una simple extensión de su mundo competitivo. La mayor parte se frustra al llegar a esta cultura que considera dicha competencia como inútil, en las partidas lo que importa es disfrutarla… ¿ganar? ¿perder? Da igual, lo importante es cómo y si los recuerdos puedes seguir reviviéndolos décadas después. Había quiénes tenían su tally con el registro de todos sus amarantos, pero rara vez se les veía jugando con alegría. Por el contrario, quiénes veían los dragones… los recordaban siempre, porque por un rato se metieron en la piel de sus personajes.

Nada está escrito en piedra en mi cada vez más escaso círculo, pero en algunos eventos… todo resurge y la forja en bronce vuelve a brillar. Hay toda una escala granular desde un extremo al otro, lo mismo que las preferencias más simulacionistas y narrativistas, pero los objetivos individualistas suelen quedar atrás en pos de una diversión colectiva. Parece ser que se disfruta más si todo el grupo lo pasa bien, que si por intentar tener la combinación estadística óptima alguien termina quedándome con todas las victorias y… aunque dure un rato, deja de ser atractivo muy pronto.

Se puede discutir mucho sobre los estilos y las miles de variantes en contratos lúdicos, pero de mi parte la cooperación creativa es lo que marca a un juego de rol. No, no son las hojas de personaje ni los manuales ni los dados (o su ausencia) ni saber tal o cuál regla o usar tal o cuál otra. Es saber trabajar como grupo de juego, puede que cada personaje tenga conflictos con el resto, pero mientras las personas detrás llegan a acuerdos… lo más probable es que todo lo demás quedará en segundo plano y todo el mundo se divertirá.
Última edición por Baudelaire el 12 Oct 2020, 23:56, editado 1 vez en total.

Guardiana
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Re: [Divagación] Escrito en piedra, forjado en bronce...

#2

Mensaje por Guardiana » 12 Oct 2020, 22:28

Quizás mi aportación a este hilo sea un tanto directa con todo lo que acabas de escribir [mention]Baudelaire[/mention] a veces lo he hecho. Dejar al grupo que discutan lo que hacer y entonces a veces preguntan... Podría hacer tal...? Y es cuando digo ... Como me lo vendéis? Vosotros vendedmelo y yo aceptaré o no. Todo es negociable xD.

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Baudelaire
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Re: [Divagación] Escrito en piedra, forjado en bronce...

#3

Mensaje por Baudelaire » 13 Oct 2020, 00:03

Gracias por tu aporte, [mention]Guardiana[/mention]. Ni idea en que momento divergieron aporte y aportación, a mí lo segundo me suena algo afrancesado… pero quizás en el castellano de España hay diferencia entre ambas palabras.

¿Y qué tiene que ver la divergencia en nuestro idioma con que todo es negociable? Pues con la disposición del grupo a aceptar las divergencias que podrían surgir durante el desarrollo de la partida. Habrá algunos más monolíticos del extremo escrito en piedra que esperará que quién narra se ciña estrictamente a lo preparado sin espacio alguno para algo lateral. Por el contrario, en el extremo contrario lo que prima es la organicidad del relato.

¿Qué es esto? Pues la sensación de verosimilitud, la consistencia interna de la secuencia de acciones y sus resultados, dentro del juego. El relato orgánico es lo que sustenta la conarración, el forjado en bronce. Cada integrante del grupo hace su aporte y, así, el resultado colectivo está lleno de sinergías que le agregan salsa a la historia. Un buen indicador para ello es recordarlo años después y poder contarlo como si ocurre en el mismo instante.

¿Te ha ocurrido algo así alguna vez? De tener una memoria tan vívida de una partida que se reproduce como una película en tu mente o de experimentar incluso las mismas sensaciones. A mí me pasa demasiado, son muchísimas anécdotas que contienen este elemento de la forja en bronce mediante la conarratividad. Y, lo interesante, es que de reunirte nuevamente con el grupo surge espontáneamente el "oh, qué buen capítulo ese de la luna roja". Que era lo que mencionaba mi amiga en el video de aniversario de webvampiro.

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