Resonantia praeterita (Historia de Florencia)

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Resonantia praeterita (Historia de Florencia)

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Mensaje por Corso » 02 Mar 2020, 17:31

Firenze

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En sus orígenes, Florencia era un campamento fortificado situado en la encrucijada que formaban los caminos de la costa del Tirreno y los de los Apeninos, unidos para recorrer el alto valle del Arno hacia Roma.

Originariamente, era una ciudad etrusca, dependiente de Faesulae (Fiesole). Los etruscos, llegados de Asia Menor, se establecieron en la zona en el siglo IX a.C. Los objetos y restos arqueológicos encontrados nos permiten datar la presencia de esta civilización en el área florentina, como testimonian las extraordinarias colecciones de arte etrusco conservadas en su Museo Arqueológico.

En el año 395 a.C. esta civilización fue sometida a Roma. Fue entonces, durante las campañas de colonización de Silla, cuando los romanos fundaron el municipio, sobre las cenizas del antiguo asentamiento etrusco.

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700 - 1300
En el año 774, Florencia fue conquistada por Carlomagno pasando a formar parte del Imperio Carolingio.

Los Ventrue del imperio vieron potencial en la ciudad ya en sus comienzos y decidieron retomar el control que las hordas de gangrels, brujah, nosferatu e independientes habían mantenido durante años sin demasiado orden ni rigor.

En 1115, fue liberada aprovechando las disputas motivadas por la sucesión de la condesa Matilde. Los florentinos vencieron al vicario imperial y conquistaron los castillos y las poblaciones cercanas para asegurar la seguridad de su comercio.

Pero pronto los lasombra convencieron a los Brujah de que aquel yugo férreo venido del norte volvería a tratarlos como esclavos, igual que pasó tras Cartago, y, juntos, se deshicieron de la comitiva de nobles vástagos extranjeros que pretendía gobernar sus tierras.

Durante los siglos XII y XIII, los florentinos participaron activamente en las guerras entre güelfos y gibelinos, facciones que se disputaban la sucesión a la corona imperial. Los güelfos defendían el poder papal y estaban en contra de los privilegios nobiliarios y los gibelinos, apoyados por el emperador germano, se oponían al poder del Pontífice. Florencia fue predominantemente güelfa. La nobleza quedó muy debilitada por estas luchas y fue expulsada del poder en 1293, abriéndose el periodo del segundo pueblo.

Los Lasombra, representados por los güelfos, se enfrentaron a los nuevos Ventrue y Toreador (Gibelinos), que no paraban de llegar para infiltrarse entre las noblezas locales con el apoyo y los recursos del imperio que dominaba en tierras germanas; intentando mermar el poder religioso y la influencia de los Guardianes. Pero nuevamente, el pueblo, bajo la influencia religiosa, no aceptó a la élite extranjera que terminó expulsada del poder.

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1300 - 1600

En esta época Florencia era la primera ciudad de La Toscana, ya que Pisa había sido derrotada por Génova en 1284 y Siena empezaba a declinar. La urbe era una de las más activas de Italia. Los negocios eran familiares y poseían sucursales en toda la Europa occidental. Las compañías más antiguas seguían enfrascadas en la disputa entre blancos y negros (1300-1302), facciones en que se dividieron los güelfos, que sufrían las consecuencias de esta confrontación. Estos conflictos políticos no impidieron que la ciudad se convirtiera en una de las más poderosas y prósperas de Europa, hacia la que se dirigió su comercio; al contrario que Venecia, que se expandió por el Mediterráneo.

Muestra de su poder fue la acuñación del "florín de oro" en el año 1252, moneda que permanecería más de tres siglos como uno de los patrones monetarios del mundo junto al ducado veneciano.

Desde 1326 las nuevas compañías se dedicaron al comercio, a la industria y a la actividad económica más importante: la banca. Los florentinos organizaron el préstamo a gran escala, prestaban a los soberanos de Europa a cambio del arrendamiento de los impuestos. La crisis económica del siglo XIV y la Guerra de los Cien Años llevaron a la ruina a estas compañías; aunque volvieron a surgir otras nuevas, también de base familiar, que actuaron de manera más prudente.

En 1406 Florencia conquistó Pisa y se convirtió en potencia marítima. La mayoría de los ricos comerciantes, para asegurar la salvación de su alma, dedicaban parte de sus ganancias a edificar capillas e incluso iglesias; transformando sus propias casas y granjas en verdaderos palacios.
El arte florentino se abrió al Renacimiento a principios del siglo XV coincidiendo con las últimas crisis que precedieron al establecimiento del principado de los Médicis.

Desde el siglo XIV, la política, manejada por los mercaderes, continuó siendo belicosa, aunque ahora se basaba en un ejército de mercenarios. Los Albizzi dirigentes del "popolo grasso" y los Ricci de las "artes medias" se unieron primero para derrocar al tirano (1343) y después se disputaron el poder. Los "ciompi" (peones), dirigidos por un cardador de lana, conquistaron el poder en 1378 y tras ello, ayudado por los Albizzi, el "popolo grasso" recuperó el poder en 1382 (hasta 1434).


Durante aquellos convulsos años, la política cambiante, las revueltas continuas, las guerras en la Toscana, la presencia de la inquisición y la gran expansión comercial hacia occidente, provocaron que muchos antiguos vástagos se centrasen en ciudades más estables como Roma y Milán; dejando a Venecia y Florencia en manos de los jóvenes y los ancillae que quisiesen ganarse un renombre; y que eran más capaces de adaptarse a los nuevos conceptos filosóficos y sociales de la época. Principalmente Lasombras y Capadocios (sobre todo de la rama de Augustus Giovanni), copaban el poder sobre los gremios, las compañías y los bancos mediante sus influencias religiosas y organizaciones secretas y clandestinas. Por otro lado, la nobleza y los altos gobernantes venidos de fuera para hacer de podestá externos, solían estar controlados por Ventrue y Toreador provenientes del norte de Europa.

La eterna lucha por el control y el poder involucraba, como siempre, a brujah, nosferatu, assamitas, Seguidores de set y Ravnos; y en menor medida a algún que otro malkavian o salubri itinerante. Por su parte, los Tzimisce se mantenían en zonas más al Noreste; y eran pocos los que se aventuraban tan al Sur.

Pero en general, muchos jóvenes abrazaron las nuevas tendencias de la sociedad mortal, sus ideas revolucionarias y libertarias; intentando comenzar a aplicarlas a la sociedad de los vástagos. Aquello fue la chispa que prendió en toda Europa, pero sobre todo en Italia, la llama de las Revueltas Anarquistas Vampíricas.

En la Toscana, todos estos neonatos y ancillaes sedientos de poder y libertad, armados con sus recursos y sueños de grandeza, se aliaban y se enfrentaban a sus sires y antiguos en casi todos los clanes; y azuzaban con sus intrigas las guerras y conflictos entre mortales para desestabilizarlos y que no pudieran recuperar su influencia; en una clara muestra del nuevo imaginario y poderío “juvenil”. Los viejos poderes se veían, por primera vez en la historia, en un gran problema.

En toda Europa, comenzó a gestarse la idea de una alianza entre clanes y la elaboración de una carta de tradiciones y leyes a las que todos los jóvenes tuvieran que someterse por decreto. Se movieron los hilos necesarios para que la inquisición de los mortales ganara poder e influencia y comenzara a sembrar el pánico entre los neonatos menos protegidos; y aquellos que manejaban los hilos anarquistas. Pese a todo, la guerra no fue fácil y hubo bajas muy importantes entre los antiguos, incluso, como ya se sabe, algunos acabaron con el “Padre” de su clan. También, por esta época, Augustus Giovanni, en Venecia, descabezó al clan Capadocio, haciéndose con el control y acabando con todo resto de la descendencia de Asur y sus aliados (como las lamias).

La compañía de los Médicis, la familia más rica de Florencia, tenía grandes ambiciones políticas que se materializaron a través de Cosme el Viejo. Éste, sin ningún título, consiguió adueñarse de la ciudad en 1434, desterrando o arruinando a los adversarios que salían a su paso.


Los Médicis no procedían de la nobleza feudal ni de dinastía alguna, sino que hicieron fortuna lentamente y sin llamar la atención en base al arte cambiario u otros negocios; como el "monopolio del alumbre" que organizó Cosme asociándose con el Papa y aumentando más aún su fortuna familiar. Fue un mecenas ilustrado que favoreció el florecimiento del arte de su época.

Esta familia, íntimamente unida a la historia de Florencia, gobernó con interrupciones la ciudad durante 350 años. Durante este periodo la urbe destacó tanto por su poder económico (eran los banqueros del Papa) como por ser el epicentro de la cultura y del arte.


Entre tanto, una influyente facción Toreador, (entre los que probablemente se encontraba Rafael de Corazón o alguien cercano a él) proveniente de la Constantinopla derrotada por Venecia, y apenada por la pérdida del sueño que allí estuvieron cerca de conseguir, decidió asentarse e intentar reconducir el espíritu renaciente de la antigua gloria de la Grecia y la Roma clásica en algo más que luchas y revoluciones: en arte y cultura para la historia. Apadrinando a una familia local de mercaderes, con una proyección impresionante y sin el "tufillo" de la influencia del Norte de Europa, que siempre era rechazada por el pueblo y los gremios, consiguieron darle a la ciudad la estabilidad que necesitaba para afianzarse como un centro universal del humanismo y el talento artístico.

Ya en esta época, se produjeron los acontecimientos que desembocaron en la convención de Thorns, la formación de la Camarilla y su contrapartida, el edicto de Milán; por lo que las constantes disputas entre Toreador y Lasombra en toda Italia se convirtieron en una guerra de sectas.


El mecenazgo de Lorenzo el Magnifico marcó un hito en la historia del arte. Tras su muerte, en 1492, le sucedió su hijo Pedro II, contra el que se rebelaron los florentinos y al que expulsaron (1494) poniendo fin al primer periodo del gobierno Médici. Tras ello, los grandes comerciantes organizaron la república, encargándose de la diplomacia el célebre Maquiavelo; y los artistas, aunque seguían acudiendo a Florencia a adquirir maestría, se iban a Roma o a Milán, ciudades más ricas y políticamente más estables, una vez daban por terminada su formación.

Pasaron casi veinte años hasta que, con el apoyo de los españoles, los Médicis volvieron al poder (1512); que ostentaron durante una quincena de años más. Fue el 16 de mayo de 1527 cuando los Médicis fueron desterrados por segunda vez; quedando la República reestablecida.

En 1530 el emperador Carlos V, con el apoyo del Papa Clemente VII, tomó la ciudad y nombró a su yerno, Alejandro de Médicis, Duque Hereditario de Florencia. Su sucesor, Cosme II, anexionó Siena en 1555. Restaurada de nuevo la familia en el poder, gobernaría durante dos siglos más.


Estas guerras, hicieron que la Toscana se convirtiera en uno de los principales campos de batalla y que los gobiernos de muchas de las ciudades cambiaran de un bando a otro durante años. Maquiavelo y los Borgia servían a los Lasombra y tomaron el poder en Roma y el Vaticano durante un periodo que revolvió Italia hasta casi hacerla caer en manos de la Espada de Caín por completo. En Florencia se sucedían unos y otros, pero Augustus Giovanni, ubicado en Venecia y pese a no haberse atenido al tratado de Thorns, no quería perder su recién adquirido poder en manos del sabbat; y vio en un principio más rentable llegar a un acuerdo con la Camarilla para combatir la invasión de los advenedizos. Poco a poco, la fuerza de la recién formada Torre de Marfil fue recuperando los territorios y dejando a los Lasombra, y por extensión al Sabbat, lo suficientemente mermados para que no supusiesen un verdadero problema. Finalmente, Florencia se nutrió de dos siglos más de influjo Toreador.

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1700-1900

La línea de Los Médici, controlados y acunados por los Toreador, quienes les procuraban medios, protección y mecenazgo, se extinguió finalmente en 1737, marcando un punto de inflexión en la historia de la Florencia cainita.

Su pérdida dejó un gran vacío y duelo en toda la población, mortal y no-muerta, pero especialmente en el Príncipe Toreador de la ciudad, que consumido por la pérdida decidió recluirse en duelo dejando la ciudad en manos de la primogenitura. Viendo una oportunidad única para usurpar el puesto de Príncipe, las peleas internas de los Toreador con los Ventrue acabaron por cegar a la Camarilla que, sin saber el peligro real que corrían y cómo de enquistado estaba el sabbat ya en la Toscana, descuidó sus defensas; hasta que fue demasiado tarde.

Las Partidas de Guerra comenzaron el asedio a una ciudad con los brazos bajados contando con la ayuda de los Giovanni (antiguos “socios" de la Torre); quienes, en su lucha por el poder contra los Ventrue y Toreador, vieron más productivo un apoyo al Sabbat que les permitiera poder seguir controlando Venecia y, a su vez, tener una alianza en la ciudad florentina y, por ende, en la provincia Toscana. Fue por la firma del "Patto di Firenze" que la Espada y los Nigromantes llegaron a tal acuerdo.

A través de sus propios ghouls, y junto con algunas familias de aparecidos, principalmente los Grimaldi, acosaron los refugios de los vástagos de ambos clanes durante el día; y, como no podía ser de otra manera, las noches empezaron a teñirse de sangre.

La política mortal, presuntamente abandonada a su suerte, siguió su curso hasta que el clan lasombra forzó la destitución del Duque de Lorena, último gran Duque de Florencia y marido de María Teresa de Austria; anexionando Florencia al recién formado Reino de Italia después de haber pertenecido a la Corona de Austria durante algo más de un siglo. Esto provocó que los "Sangre Azul" empezaran a perder peso de forma progresiva en el dominio de La Toscana, hasta que su presencia empezó a ser tan efímera como ocasional.

La Camarilla, representada en la práctica ya solo por el Clan Toreador, fue perdiendo la batalla poco a poco, noche tras noche, y la Espada fue acosando y aniquilando a sus enemigos hasta que el último reducto de los “Degenerados” no tuvo más opción que salir huyendo de la ciudad temiendo por su vida. Las manadas nómadas que aguardaban a las afueras de la capital dieron cuenta de buena parte de ellos, dejando que el resto se convirtiese en comida para los lupinos que moraban por las grandes zonas abiertas de La Toscana.

Especialmente relevantes fueron Carmina Martinelli, una toreador que hacía muchas décadas que le había dado la espalda a la rama principal del Clan de la Rosa (elegida como Arzobispo de la nueva conquista Sabbat); y Francesco D´Abraccio (un estudioso malkavian) quien fue uno de los artífices que trataron con los Giovanni para sellar el Patto di Firenze; y que fue nombrado Obispo tras petición expresa del clan lasombra buscando tener un “gobierno dual” en el que los dos clanes más representativos de la conquista tuviesen voz y compartiesen el peso como dirigentes del futuro que se abría por delante.

En el siglo XIX la población mortal se duplicó, mientras que se triplicó en el siglo XX gracias al crecimiento del turismo, del comercio y de la industria.

El sabbat tomó el control definitivo de la región y varias manadas se formaron y establecieron de forma permanente en la capital dando lugar a las primeras Cofradías de Florencia: La Divina Comedia y Los Iluminados, fueron las más relevantes y las fundadoras.

Fue un periodo de relativa paz y prosperidad para el Sabbat en La Toscana, que recibía frecuentes visitas de las manadas nómadas que atravesaban el país; muchas de ellas en dirección a Sicilia y Cerdeña; encontrando en tierras florentinas un lugar inmejorable para hacer un alto en el camino, buscar protección y compartir conocimientos, juegos, ritos y experiencias.

Desapegados de la sociedad humana y de sus tejemanejes con la política, la economía, las leyes, la policía y, en general, la vida diurna de la ciudad, la "protección" durante esta se mantuvo gracias a los Grimaldi. La familia de aparecidos respondía a las órdenes y supervisión de la Arzobispo Carmina y se ocupaba de cumplir con las exigencias Giovanni requeridas por el “Patto”, procurándole al clan de los nigromantes una buena parte de los beneficios que la ciudad italiana atraía con el turismo y la venta de arte; ya que el sabbat florentino apenas tenía trato ni relación con los asuntos de los mortales, bajo pena de ser denostados por sus hermanos si se les relacionaba y se les veía envueltos en los asuntos del rebaño.

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Siglo XX

En la Segunda Guerra Mundial, la ciudad sufrió la ocupación alemana durante un año (1943-1944) y fue declarada ciudad abierta. Fuerte y generalizada fue la resistencia a la ocupación nazi, que culminó en el levantamiento del pueblo a principios del mes de agosto de 1944 y, algunos días más tarde, en la batalla organizada por las fuerzas patrióticas de liberación de la ciudad. Los soldados aliados que murieron expulsando a los alemanes de La Toscana fueron enterrados en cementerios a las afueras de Florencia.

Tuvo un papel muy importante durante esos años el famoso café Le Giubbe Rosse. La Piazza del Mercato Vecchio fue destruida y fue renombrada Piazza Vittorio Emanuele II. Hoy se la conoce como Piazza della Repubblica, y es donde está el Giubbe Rosse. En esos años (finales del siglo XIX), la administración de la ciudad decidió arrasar el viejo barrio del Mercato Vecchio en favor de una nueva plaza dedicada a Vittorio Emanuele II, con lo que el área perdió su esplendor medieval original.

La guerra también tuvo como consecuencia la destrucción de los puentes de la la capital. Sin embargo, el Puente Viejo (Ponte Vecchio) pudo salvarse, gracias a su extraordinario valor artístico.

Los Ventrue de centro-europa habían llegado de nuevo, esta vez bajo el disfraz de las SS. El Priscus Dominicus apareció en la ciudad como refuerzo del Sabbat, poniendo al servicio de la Secta sus conocimientos y consejos durante la ocupación. Las noches volvieron a teñirse de sangre tras mucho tiempo, pero el sabbat tenía a los Giovanni de su parte; y también los Grimaldi dieron debida cuenta de por qué su familia de aparecidos se había ganado su fama. Fue tras la ocupación cuando nació a la noche otra de las Cofradías de Florencia: Le Furie dell´inferno, cuyas hermanas lideraron la resistencia derramando litros de vitae camarilla sobre el Rio Arno.

Como dato curioso de aquellas noches hay quienes dicen que un líder de los Ventrue alemanes, tras unas cuantas noches de cruel tortura a manos de la Ductus de “Le Furie”, confesó no solo información que ayudaría a acabar con la ocupación, sino también estar en misión secreta en Florencia, aprovechando la contienda, para buscar un objeto que estaba en consonancia con la curiosidad por lo esotérico del Führer y su búsqueda de reliquias místicas. El propio Obispo D´Abraccio se mostró interesado en el asunto y formó parte de los interrogatorios, pero finalmente, y ante la falta de indicios evidentes, se creyó que el Ventrue solo intentaba ganar un poco más de tiempo de no-vida. La Ductus, cansada de jugar con él, no tardó en separar su cabeza del resto de su cuerpo.

Los invasores fueron expulsados finalmente y la tristeza por la pérdida de los sabbats que murieron en el transcurso de la ocupación solo fue superada por los rugidos de triunfo de los hermanos que mantuvieron la Toscana en manos de la Espada.

El 4 de noviembre de 1966, como consecuencia de las lluvias torrenciales, la ciudad sufrió la más fuerte riada de su historia cuando el Arno alcanzó 4.500 m³/s, anegando el casco histórico y causando 34 muertes y daños incalculables para el patrimonio artístico. Numerosísimos voluntarios llegaron a Florencia desde todo el mundo, para intentar recuperar las obras de arte de la ciudad, en parte dañadas de forma irreversible. Un gesto de valía de muchas personas – llamadas por los florentinos “Angeles del barro” (Angeli del fango) – que demostó el cariño y la admiración internacional hacia esta extraordinaria ciudad.

En algunos puntos como la Piazza di Santa Croce el agua superó los 5 m de altura. Los daños en el patrimonio histórico (Ponte Vecchio, Duomo, Signoria) fueron cuantiosos. No hubo advertencia de las autoridades, que sabían que la inundación se produciría, excepto por una llamada a los joyeros del Ponte Vecchio. En toda la ciudad hay pequeñas placas en los muros indicando el nivel máximo que alcanzó el agua.

Como los voluntarios mortales, hubo cainitas que acudieron a Florencia tras la catástrofe, dispuestos reforzar la posición de la Secta ante la posibilidad de una nueva y posible infiltración Camarilla bajo la apariencia de aquellos “Ángeles de Barro”. Y, efectivamente, la Torre no quiso desaprovechar la oportunidad. Varios “agentes” encubiertos de los clanes Ventrue y Toreador fueron descubiertos y aniquilados con la ayuda de “La Spirale di Dante”, que tras aquello acabó por ampliar el número de Cofradías; reforzando el número de sabbats residentes de una ciudad que se había convertido en unos de los centros culturales más importantes del mundo; capaz de atraer a millones de visitantes cada año.

Quizá uno de los hechos más importantes y siniestros a nivel local, tras aquello, se dio entre 1968 y 1985 por la serie de asesinatos perpetrados por “Il Mostro di Firenze”. Dieciséis personas fallecieron a manos de este asesino que, a día de hoy, no se ha averiguado quién fue.

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Actualidad

Actualmente nadie discute el gobierno y control sabbat de La Toscana. Por la región se pueden encontrar varias manadas nómadas que sirven como primera línea de control y vigilancia ante cualquier intento de penetrar en coto privado de la Secta.

Su capital, Florencia, cuenta con cinco Cofradías establecidas y varios cainitas "itinerantes" que, por una razón u otra, permanecen en la ciudad. Entre ellos se encuentra Pietro Giovanni, el nuevo embajador de la familia de nigromantes, y Dominicus, Priscus de la Secta y una de las figuras más importantes del sabbat en Italia.

Y, así, llegó el año 1997. Un año de convulsión y cambios políticos que recorren toda la península y que parecen haber llegado a la Ciudad del Renacimiento, tocando a su puerta y prometiendo un nuevo punto de inflexión en la historia de la propia Florencia; y de todos.


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