El Bajo Imperio de Roma

Apartado donde se describirán las ambientaciones con detalle.

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El Bajo Imperio de Roma

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Mensaje por Qwe » 29 May 2020, 23:20

El Bajo Imperio (284 d.C. - 395 d.C.) Imagen Imagen
El Bajo Imperio romano es el período histórico que se extiende desde el ascenso de Diocleciano al poder en 284 hasta el fin del Imperio romano de Occidente en 476.

Tras los siglos dorados del Imperio romano (período denominado Paz romana, que abarca los siglos I a II), comenzó un deterioro en las instituciones del Imperio, particularmente la del propio emperador. Fue así como tras las malas administraciones de la Dinastía de los Severos, en particular la de Heliogábalo, y tras el asesinato del último de ellos, Alejandro Severo, el Imperio cayó en un estado de ingobernabilidad que se denomina Crisis o Anarquía del siglo III.

Entre los años 238 al 285 hubo 19 emperadores, ninguno de los cuales murió de muerte natural, y que fueron incapaces de tomar las riendas del gobierno y actuar de forma coordinada con el Senado, por lo que terminaron por sumir a Roma en una verdadera crisis institucional. Durante este mismo periodo comenzó la llamada «invasión pacífica», en la que varias tribus bárbaras se situaron, en un principio, en los limes del imperio debido a la falta de disciplina por parte del ejército, además de la ingobernabilidad emanada del poder central, incapaz de actuar en contra de esta situación.

En paralelo a esta crisis política se desarrolló una profunda crisis económica, caracterizada por una gran inflación y un declive de la agricultura, la industria, el comercio, el medio urbano y el sistema esclavista. Los períodos donde se intentó restablecer el orden, tales como el Dominado del siglo IV, introdujeron cambios políticos y económicos muy importantes en la administración y gobierno del Imperio, tales como la instauración primeramente de la tetrarquía, aunque la consiguiente división territorial del Imperio en el Imperio romano de Occidente y el Imperio romano de Oriente, que sobreviviría 1000 años más. No obstante, el hecho más relevante de este período de inestabilidad fueron las llamadas invasiones bárbaras, en las que los bárbaros del norte irían paulatinamente infiltrándose a través de los limes del Imperio, en una sucesión de guerras fronterizas e invasiones que acabarían por destruir al Imperio: las fronteras imperiales, privadas de la vigilancia de antaño, se convirtieron en auténticas puertas por donde penetraron impunemente las tribus bárbaras. Las más audaces fueron los pueblos germánicos, especialmente los francos y los godos, que arremetieron contra el imperio, atravesando la frontera de los ríos Rin y Danubio, hasta provocar su colapso.

Historia Cainita Imagen
Roma era tan solo otro asentamiento gobernado por un caudillo, explotado por Cainitas y otros monstruos. Lobos. Brujas. Los caudillos de Roma eran demasiado listos para su propio bien. Otros reyes mezquinos se holgaban con coronas, riquezas y el derecho a asesinar a quien quisieran, pero la monarquía romana cometió un error fatal: trató de hacer algo de su gente. El último de ellos, Tarquinio, empujó a sus súbditos a demasiadas guerras y proyectos públicos hasta encolerizarlos. Construyó cloacas y templos. Fundó colonias e hizo grandes alianzas.

El Senado amaba el reino, pero odiaba al rey. Lo mataron, y heredaron un poderoso dominio. Y entonces atrajo la atención de los hijos de Caín. Tras las habituales alianzas secretas, guerras y Diablerie, el gran Ventrue Collat unió a la estirpe en un Senado Eterno, basado en la institución mortal, pero con unos pocos cambios, adaptados a la naturaleza cainita.

Todos los clanes escogieron senadores... y todos los Cainitas querían ser senadores, pues en su sabiduría, Collat rechazó establecer un número fijo de ellos. En los tiempos felices y sangrientos había muchos favores de los que ocuparse y muchos senadores manchando sus togas con la generosidad de la República. Collat comprendió mejor el sistema, manipuló a los jugadores y se convirtió en el primero entre todos ellos. Lo eligieron dictador muchas veces. ! ¡Podría haber sido incluso rey!

Cuán desafortunado. Sufrió el destino del rey mortal Tarquinio (534 a. C. al 509 a. C), puesto que dispuso un premio que merecía la pena robar, como acabaron haciendo sus Chiquillos. El primero entre todos ellos fue el Antipapa, el renuente vasallo Titus Camillus... Camilla.

Camilla se convirtió en princeps offcium de la Ciudad Eterna y dictador permanente durante las Guerras Púnicas (264 a. C. y 146 a. C), cuando el Senado Eterno luchó contra los Brujah cartagineses y su competidora Tercera Ciudad. Camilla se transformó entonces en un líder militar, alcanzando el éxito no solo como político, sino también como estratega. Tenía un avezado conocimiento interno del enemigo al haber entretenido a uno: Tanitbaal-Sahar; un decadente, un demonio, un cartaginés verdadero. Así, uno se pregunta si la batalla entre Roma y Cartago no fue tanto una guerra como una pelea de enamorados.

Roma ganó, Camilla gobernó, y esta vez fueron los mortales quienes se inspiraron en los cainitas, pues pronto hicieron su propio dictador vitalicio de un caudillo militar y fundaron el Imperio. Sin embargo, a pesar del triunfo, Camilla pronto se aburrió, presa del capricho que las mentes inferiores toman por debilidad. El Gran Incendio de Roma (año 64 d.C.) acabó supuestamente con él. Habida cuenta de que, además, los sirvientes de sus enemigos atravesaron los escombros de su refugio para exponer al Sol cada piedra.

Después de aquello hubo un gran vacío de poder en el Imperio, aparentemente hasta la fecha de hoy, año 395 d.C. cuando da comienzo la crónica, Roma es un auténtico hervidero de cainitas sanguinarios intentando hacerse con el poder. En lo que se refiere al resto del territorio, los cainitas más poderosos afincados en las ciudades tratan de imponer su ley.

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