Imperio Romano Oriental

Apartado donde se describirán las ambientaciones con detalle.

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Imperio Romano Oriental

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Mensaje por Qwe » 30 May 2020, 17:24

Regiones del Imperio Romano de Oriental: Acadio Imagen Imagen
Esta parte de la crónica abarcará desde el inicio del Imperio Romano de Oriente (395 d.C.) hasta poco después de la muerte del emperador Justiniano I el 14 de noviembre de año 565 d.C (589 d.C fin de la crónica). La trama principal de la crónica tendrá lugar en la parte Oriental del Imperio Romano, aunque también habrá subtramas que tendrán origen en estas ciudades que forman parte del Imperio Romano de Occidente.

Principales ciudades: Thessalonica, Heraclea, Constantinopolis, Cyzicus, Nicomedia, Antiochia, Alexandria.

Thessalonica Imagen Fue fundada en 316 -315 a.C. por el rey Casandro de Macedonia que unifica y sustituye los asentamientos levantados en la localidad denominada Terma. De su mujer Thessalonikē (Tesalónica, hija de Filipo II de Macedonia y hermanastra de Alejandro Magno), recibió su nombre. Filipo había nombrado así a su hija porque conoció su nacimiento el día de su victoria sobre los Tesalios.

Tras la caída del Reino de Macedonia en 146 a.C., Tesalónica pasó a ser parte de la República romana. Durante la época romana fue la capital de las cuatro provincias de Macedonia, y se convirtió en un importante centro comercial sobre la Vía Egnatia, una calzada romana que conectaba Bizancio (más tarde Constantinopla) con Durazzo (actualmente Durrës en Albania). En 58 a.C. Cicerón estuvo exiliado en Tesalónica.

La ciudad de Tesalónica es conocida en el ámbito de la religión cristiana por albergar a mediados del siglo I una comunidad a la que Pablo de Tarso dirigió dos epístolas, incluidas hoy en el canon bíblico.

En el 300, el emperador Galerio la elige como residencia imperial. En el 380 Teodosio I proclama en ella el edicto por el que se hace oficial el símbolo de Nicea. La ciudad sufrió la represión del emperador Teodosio I en 390 cuando mandó matar a unos siete mil tras sofocar una revuelta, por lo que fue temporalmente excomulgado.

Heraclea Imagen Situada a unos 200 km al este del Bósforo, fue fundada hacia 560-558 a. C. como colonia de Mégara y de Beocia, aunque Estrabón señala que había sido fundada por colonos de Mileto pero se cree que esta afirmación es un error del geógrafo. Pronto sometió a la servidumbre a los mariandinos, pueblo originario de la región y extendió su poder sobre un territorio considerable. Los mariandinos sometidos quedaron en una situación que ha sido comparada con la de los hilotas en Esparta.5

La ciudad alcanzó rápidamente la prosperidad y fundó sus propias colonias, como Calatis (hacia 550-525 a. C.) y Quersoneso (en 422/1 a. C.). Contaba con un puerto muy activo que podía equipar numerosas trirremes.

Poco después de su fundación fue disuelta la democracia por causa de disensiones internas que produjeron numerosos destierros por causa de los demagogos.​ Aristóteles menciona también una revuelta contra Euritión que se produjo en la ciudad una vez instaura la oligarquía por causa de una sentencia de una acusación de adulterio.

En uno de los episodios de la defección de Mitilene de la Liga de Delos, y de su captura por los atenienses (428 a. C.), el general ateniense Lámaco, perdió los diez trirremes que ancló en Heraclea, debido a las fuertes lluvias caídas que provocaron el desbordamiento del río Calete.

A Heraclea llegaron los mercenarios griegos de la Expedición de los Diez Mil en su retirada hacia Grecia pero cuando plantearon a los habitantes de la ciudad que les entregaran una asignación económica para alimentos, los heracleotas se refugiaron con sus bienes dentro de sus murallas. Entonces los mercenarios se dividieron en tres grupos que tomaron rutas diferentes.

Lugar de nacimiento del filósofo del siglo IV a. C., Heráclides Póntico, fue objeto de una historia, de al menos dieciséis libros, redactada en el siglo I por Memnón de Heraclea Póntica. De esta obra no ha subsistido más que un resumen de los libros 9 a 16, que se encuentra en el Miriobiblon o Biblioteca de Focio. El resumen cubre el periodo de la tiranía de Clearco de Heraclea (h. 364-353 a. C.) hasta los últimos años de Julio César.

Periodo helenístico

Clearco, que había sido discípulo de Platón y de Isócrates, mantuvo una política de acercamiento con los persas y fue el primer tirano de la ciudad que estableció en ella una biblioteca pero fue asesinado a causa de su carácter cruel y sanguinario. Su hermano Sátiro se hizo cargo del gobierno como regente y, según Memnón, superaba a su antecesor en crueldad. En esta época hay documentado un tratado firmado entre 353/2 y 346/5 por la ciudad de Sinope y Sátiro y los hijos de Clearco (los gobernantes de Heraclea) de defensa mutua. En su vejez, Sátiro cedió el poder a Timoteo, hijo de Clearco, que gobernó conjuntamente con su hermano Dionisio. Este asumió el poder en solitario tras la muerte de Timoteo en el 337 a. C. Por aquellos años Alejandro Magno conquistó su imperio y los desterrados de Heraclea solicitaron, primero a Alejandro y luego a Pérdicas poder volver a su ciudad y la instauración de una democracia, pero Dionisio consiguió mantenerse en el poder y contrajo matrimonio con Amastris, hija de Oxatres, el hermano de Darío III de Persia. Durante esta época floreció la ciudad de Heraclea.

Dionisio murió hacia el 305 a. C. y Amastris ocupó el poder como regente en nombre de sus hijos, protegida en un principio por Antígono hasta que Lisímaco de Tracia la convirtió en su esposa. Ella se desplazó a Sardes para unirse a él, pero cuando Lisímaco cambió su afecto por el de Arsínoe, la hija de Ptolomeo Filadelfo, Amastris regresó a Heraclea y poco después fundó la ciudad que llevaba su nombre, Amastris, mediante el sinecismo de cuatro ciudades. Clearco, su hijo, alcanzó la edad adulta, se convirtió en el gobernante de la ciudad y combatió en diversas guerras como aliado de Lisímaco. Junto a Clearco gobernó su hermano Oxatres hasta que Lisímaco acudió a Heraclea y los hizo matar como supuestos responsables de la muerte de Amastris. Tras ello cedió Heraclea a su esposa Arsínoe, que nombró a Heráclides de Cime como gobernante de la ciudad. Entretanto, Lisímaco se había ganado el desprecio de sus súbditos cuando hizo matar a su propio hijo Agatocles y Seleuco aprovechó esta situación para combatirle. Lisímaco murió en la batalla de Curupedión, por la lanza de un hombre de Heraclea, en el 281 a. C.

Libres de Lisímaco, los habitantes de Heraclea trataron de recuperar su independencia y como Heráclides se negaba a abandonar la ciudad lo hicieron prisionero, designaron a Fócrito como su gobernante, y enviaron embajadores a Seleuco, aunque este había recibido noticias de que los heracleotas eran hostiles hacia él y se irritó contra ellos. Por otra parte, el reino de Bitinia, gobernado por Cipetes I de Bitinia, atacó el territorio de la ciudad y lo arrasó.

Ante la enemistad con Seleuco, los heracleotas buscaron una alianza con el Reino del Ponto y las ciudades de Bizancio y Calcedón, formando la llamada Liga del Norte en 280/79 a. C. Además, los desterrados de Heraclea regresaron a su ciudad, donde fueron bien acogidos.

Durante las disputas por el poder en Macedonia de aquellos años, varias naves de Heraclea formaban parte de la flota que luchó en una batalla bajo el mando de Ptolomeo Cerauno (hermano de Arsínoe), y vencieron, frente a Antígono II Gónatas. Entre ellas destacaba un octorreme llamado «portador de leones», que contaba con 1600 remeros y 1200 soldados en cubierta.

Más tarde, Antíoco I Sóter trató de recuperar los territorios que habían pertenecido a su padre Seleuco y envió tropas a la conquista de Heraclea y otras ciudades, bajo el mando de Hermógenes, pero este hizo un pacto con los heracleotas. Cuando Hermógenes murió en batalla contra los bitinios, los heracleotas se aliaron con Nicomedes, rey de Bitinia. Heraclea se hizo con el control de algunos territorios que antes les habían pertenecido (Cío, Tieo y algunos territorios de los tinios) ofreciendo dinero pero no pudieron conseguir el dominio sobre la ciudad de Amastris. También combatieron contra el gobernante de Tinia, Cipetes, pero fueron derrotados. Más tarde, los heracleotas ofrecieron la ayuda de trece trirremes a Nicomedes para hacer frente a Antíoco, aunque sin llegar a entrar en batalla. También ofrecieron ayuda en forma de dinero a Bizancio, que estaba arruinada tras haber sido asolada por los galos. Luego, cuando Nicomedes forjó una alianza con los galos, con ayuda de estos y de los heracleotas realizó muchas conquistas en Bitinia.

A la muerte de Nicomedes las luchas por el poder produjeron que los galos asolaran el territorio de Heraclea en dos ocasiones, hasta que una embajada los persuadió a retirarse tras el pago de una cantidad monetaria. Por otra parte, Ptolomeo II de Egipto favoreció a la ciudad de Heraclea y construyó un templo dedicado a Heracles.

Después de la Guerra romano-siria, Heraclea firmó un tratado de amistad y mutua ayuda con estos últimos en el año 185 a. C., del que se conservó una copia en el templo de Zeus de la ciudad.

El rey Prusias de Bitinia sometió a asedio a Heraclea pero tras ser herido, se vio obligado a levantar el sitio. Más tarde sufrieron otro asedio por parte de los galos pero los heracleotas lograron expulsarlos.12​

Periodo romano

Durante las guerras mitridáticas, tanto los romanos como Mitrídates, rey del Ponto, solicitaron a los heracleotas que se hicieran sus aliados pero ellos respondieron que solo se iban a preocupar por defender su propio territorio y no podían ofrecer ayuda a ningún bando. Sin embargo después de que Arquelao, comandante de la armada del Ponto, obligó a que Heraclea les proporcionase cinco trirremes, Heraclea fue considerada enemiga por los romanos. Tras sufrir varios reveses militares en el año 72 a. C., Mitrídates quiso refugiarse en Heraclea y consiguió entrar en la ciudad mediante una estratagema. A continuación trató de ganarse el favor de sus ciudadanos y dejó una guarnición de 4000 soldados bajo el mando de Conacórex. La guerra prosiguió y los romanos, dirigidos por el procónsul Marco Aurelio asediaron Heraclea durante dos años. La ciudad fue tomada por medio de una traición de algunos heracleos y finalmente fue saqueada y destruida. Cota fue después acusado ante el Senado romano de haber destruido la ciudad únicamente por beneficio propio y decidió entregar parte de las riquezas obtenidas en el pillaje. También se liberó a los prisioneros de Heraclea y se les permitió regresar a su ciudad, aunque solo volvieron unos 8000, que reconstruyeron la ciudad.

En el año 63 a. C. Heraclea quedó encuadrada en la provincia del Ponto. En el año 47 a. C. Julio César creó una colonia romana en la ciudad. En el año 40 a. C. Marco Antonio cedió al gálata Adiatórix la parte de la ciudad que pertenecía a los griegos y atacó y aniquiló a los colonos romanos, por orden de aquel.

Estrabón señala que el territorio de Heraclea producía la planta venenosa del acónito.

Constantinopolis Imagen En el año 324 Constantino I el Grande, el emperador que fundaría la ciudad de Constantinopla sobre la antigua ciudad de Bizancio,​ vence al coemperador romano Licinio (Flavio Valerio Licinio Liciniano 250-325), transformándose en el hombre más poderoso del Imperio Romano. En ese contexto decidió convertir la ciudad de Bizancio en la capital del Imperio, comenzando los trabajos para embellecer, recrear y proteger la ciudad. Para ello utilizó más de cuarenta mil trabajadores, la mayoría esclavos godos.

Después de seis años de trabajos, hacia el 10 de mayo de 330, y aún sin finalizar las obras —se terminaron en 336— Constantino inauguró la ciudad con unos ritos tradicionales, que duraron 40 días. La ciudad entonces contaba con unos 30 000 habitantes. Un siglo más tarde había alcanzado el medio millón, convirtiéndose en la ciudad más grande del mundo.

Rebautizada Nea Roma Constantinopolis (Nueva Roma de Constantino), aunque popularmente llamada Constantinopolis (en griego Κωνσταντινούπολις), fue reconstruida a semejanza de Roma, con catorce regiones, foro, capitolio y senado, y su territorio sería considerado suelo itálico (libre de impuestos). Al igual que la capital itálica, tenía siete colinas.

Constantino legalizó el Cristianismo en el 313 (Edicto de Milán), y construyó nuevos templos para los cristianos, especialmente influido por estos. Tal es así que durante su gobierno se abolió la crucifixión, las luchas entre gladiadores, se reguló el divorcio, dándose mayor protección legal a la mujer y se mantuvo una mayor contención y represión sexual[cita requerida], según las costumbres que después se convertirían en cristianas.

Además construyó iglesias como la de Santa Irene y la iglesia-mausoleo, donde fue enterrado el emperador. Constantino jamás se declaró religioso, solo lo llegó a ser en el lecho de muerte, siendo bautizado por el arriano Eusebio de Nicomedia.

Nueva Roma fue embellecida a costa de otras ciudades del Imperio, cuyas mejores obras fueron saqueadas y trasladadas a la nueva capital. En el foro se colocó una columna donde se emplazó una estatua de Apolo a la que Constantino hizo quitar la cabeza para colocar una réplica de la suya. Se trasladaron mosaicos, esculturas, columnas, obeliscos, desde Alejandría, Éfeso y sobre todo desde Atenas. Constantino no reparó en gastos, pues quería levantar una capital universal.

La ciudad contaba con un hipódromo, construido en tiempos de Septimio Severo en 203, que podía albergar más de 50 000 personas y era la sede de las fiestas populares y de los homenajes a los generales victoriosos del Imperio. Sus tribunas también fueron testigo de tribunales donde se dirimían los casos más relevantes. Hoy en día, el hipódromo solo es una plaza del centro de la ciudad (Estambul), donde se conservan los dos obeliscos que se encontraban en el eje de la pista, uno de ellos perteneciente al faraón egipcio Tutmosis III.

También se dio gran importancia a la cultura. Constancio II fundó la Biblioteca Imperial de Constantinopla y también creó una de las primeras universidades del mundo al fundar, en el 340, la Universidad de Constantinopla, aunque luego fuera reformada por el emperador Teodosio II en 425. En ella se enseñaba Gramática, Retórica, Derecho, Filosofía, Matemática, Astronomía y Medicina. La universidad constaba de grandes salones de conferencias, donde enseñaban sus 31 profesores.

Al morir Constantino, la fragmentación del Imperio Romano era un hecho. Sin embargo, esto no se produciría hasta la muerte de uno de sus sucesores: Teodosio, quien en 395 dividió en dos el Imperio y cedió el mando de la parte occidental, con sede en Roma, a su hijo Honorio; y la parte oriental, con sede en Constantinopla, a su otro hijo, Arcadio, a diferencia de la parte occidental cuya decadencia fue cada vez mayor, se mantuvo pujante hasta 1453. A Teodosio se debe el foro de su nombre en la antigua Constantinopla.

En época del emperador Justiniano (527-565) se construyó el templo de Santa Sofía, donde sus arquitectos tuvieron que idear una cúpula para cubrir el amplio edificio de planta rectangular. Tan complejo fue el trabajo que la primera cúpula se derrumbó; la segunda es la que hoy se puede ver en el edificio. Justiniano también construyó la iglesia de los santos Sergio y Baco, entre 527 y 536.

Durante el gobierno del emperador Heraclio (610-641) se creó la Academia Patriarcal de Teología, que luego fuera organizada también como universidad.

Cyzicus Imagen La ciudad fue fundada como colonia de Mileto hacia el 757 a. C. La colonia tuvo dificultades por las campañas de los cimerios y las guerras, pero la colonia se renovó en el 676 a. C. Hacia el 540 a. C. pasó al Imperio aqueménida.

Probablemente participó en la revuelta jónica del 499 a. C. y se rindió a los persas el 490 a. C.2 Hacia el 480 a. C. fue aliada de Atenas a la que siguió hasta el 413 a. C. en que como otras ciudades se rebeló, pero en el 411 a. C. los atenienses la recuperaron después de la batalla de Cinosema y recaudaron tributos. En esta fecha la ciudad no tenía murallas, según hace constar Tucídides, lo que prueba que era una ciudad de segundo orden.

En el 410 a. C. llegaron los espartanos, dirigidos por el almirante Míndaro, y en los alrededores estaba el sátrapa persa Farnabazo II con sus fuerzas. Cícico se declaró a favor de Esparta y contra Atenas, pero el general ateniense Alcibíades derrotó a Míndaro en la batalla naval de Cícico (410 a. C.) y la ciudad volvió a la obediencia ateniense y otra vez le fue impuesto un tributo aceptable. Jenofonte dice que en aquel tiempo la ciudad tenía puerto.

En el 405 a. C. con la derrota ateniense en Egospótamos, Cícico volvió al control de los espartanos, pero con la paz de Antálcidas en el 387 a. C. las ciudades griegas de Asia pasaron a Persia.

Con la conquista de Alejandro Magno, Cícico recuperó la independencia. Átalo I de Pérgamo se casó con una mujer de Cícico de nombre Apolonia que se destacaba por su buen sentido. Cícico envió veinte naves a la flota de Átalo II de Pérgamo (nieto de Átalo I) dirigida por su hermano Ateneo.

La ciudad estaba muy bien administrada y tenía un buen control del comercio con Anatolia, y la riqueza y prosperidad aumentaron y también su importancia.

Cícico participó en la guerra contra Mitrídates VI Eupator y en la batalla de Calcedonia. Cícico gastó muchas energías en esta lucha. Mitrídates quiso ocupar la ciudad en el 74 a. C., y colocó sus tropas al pie de la montaña de Adrastea, al lado opuesto de la ciudad, mientras sus naves la bloqueaban por mar y bloqueaban el estrecho y los puentes que la separaban de tierra firme; pero la fortaleza de las murallas (construidas en época desconocida, pero en todo caso antes del 387 a. C.) y la abundancia de provisiones almacenadas en la ciudad, hicieron fracasar el intento; Lúculo, que estaba cerca de la zona, cortó las líneas de suministro a Mitrídates y el ejército asediador comenzó a sufrir de hambre y finalmente abandonó el asedio y sufrió fuertes pérdidas.

Los romanos dieron a la ciudad el título de ciudad libre (Libera Civitas). Estrabón observó que en este tiempo su territorio era considerable y se agrandó por las cesiones hechas por los romanos. Según Estrabón, poseía la Tróade, las tierras de detrás del río Esepo hasta Zelea, y enfrente de la ciudad, la llanura de Adrastea, además de una parte del lago Dascilitis y la tierra hasta el lago Miletopolitis y el Apoloniatis; hacía frontera con Príapo que era una dependencia o colonia. Todas estas tierras al sur de la Propóntide la hacían la ciudad más importante y de hecho no había otras grandes ciudades en la zona en el período romano excepto Nicomedia y Nicea.

Tiberio, en el año 25, eliminó el privilegio de ciudad libre que detentaba Cícico, debido a que no guardaba el debido respeto religioso a la memoria de Augusto y por maltratar a algunos ciudadanos romanos. Así la ciudad pasó a depender directamente del gobernador de la provincia de Asia. Pese a ello la ciudad siguió siendo próspera al menos hasta el terremoto producido en el año 150.

En tiempos de Caracalla (211-217) recibió el título de metrópolis de la provincia del Helesponto.

En los siglos III o IV fue sede de un obispo. En el 674 fue saqueada por los árabes.

La ciudad fue castigada por algunos terremotos, el último de los cuales fue en el 1063, y se despobló. La población que quedó fue trasladada a Artaki (Erdek) en el siglo XIII. En este siglo, la península fue ocupada por los cruzados.

Bajo el dominio otomano, definitivo desde 1330, la población inicialmente cristiana y lengua griega, se convirtió progresivamente al Islam y se impuso el idioma turco, para no pagar el jarach (impuesto sobre la tierra de doble capitación a los no musulmanes) y para no someterse a la παιδομάζωμα, pédomazoma (reclutamiento de sus hijos para ser entrenados como soldados jenízaros). Las últimas poblaciones cristianas, que sobrevivían todavía en el siglo XX fueron expulsadas en 1923 por la aplicación del Tratado de Lausana.


Nicomedia Imagen Nicomedia (en griego antiguo, Νικομήδεια (Nikomếdeia)) fue una antigua ciudad de Anatolia, capital del reino de Bitinia, que es la actual ciudad de Izmit. Aníbal Barca se suicidó en esta ciudad en 183 a. C. y el historiador Arriano nació allí hacia el año 90.

Fue fundada en el 264 -263 a. C., por el rey Nicomedes I de Bitinia, de quien tomó el nombre. Probablemente se ubicó en las proximidades del emplazamiento de la antigua ciudad de Olbia, que algunos identifican con la ciudad de Ástaco (colonia de Megara) cabeza del golfo de Ástaco (que se abre en la Propóntide).

Nicomedia fue la metrópoli de Bitinia bajo el Imperio romano, y Diocleciano la convirtió en la principal ciudad del Imperio romano de Oriente, adornándola de espectaculares construcciones. Constantino el Grande estableció allí su residencia. Fue centro jurídico y el lugar donde el concilio provincial se reunía para celebrar las ceremonias del culto imperial.

Fue destruida, en 111, por un devastador incendio, que causó numerosas víctimas, debido a la ausencia de bomberos, como dice Plinio el Joven en una de sus cartas a Trajano:

(…) un incendio devastador destruyó en Nicomedia muchas casas de particulares y dos edificios públicos, la Gerusia y el templo de Isis... señor, considera si crees que ha de crearse una asociación de bomberos de un máximo de ciento cincuenta hombres.

Trajano rechazó la sugerencia de Plinio, por la creencia de que este tipo de asociaciones, desviadas de su propósito inicial, se convirtieran en un foco de opositores políticos:

No debemos olvidar que esa provincia y más concretamente esa ciudad ha sido víctima de asociaciones de esa naturaleza. Cualquiera que sea el nombre que le demos a los que se han reunido en ellas, cualquiera que sea su fin, se convertirán igualmente en heterías y en poco tiempo.​

En el 311 fue sede del Edicto de Tolerancia llevado a cabo por el emperador romano Galerio, que lo promulgó poniendo fin a las medidas represivas contra los cristianos por parte del Imperio romano. Así, el cristianismo, pasó a ser una religión licita, es decir, una religión permitida aunque no la oficial y única del Imperio. Por tanto, este edicto constituye el primer reconocimiento legal del Cristianismo.4

Durante el siglo IV, Nicomedia fue un lugar clave del arrianismo.

Fue devastada por pueblos turcos poco antes de la llegada de los contingentes de la Primera Cruzada, que hicieron allí una etapa en su trayecto hacia Nicea.

Debe su posición a la convergencia de carreteras asiáticas hacia la nueva capital, por lo que retuvo su importancia incluso después de la fundación de Constantinopla y de su propia captura por los turcos en 1338.

Antiochia Imagen Para distinguirla de otras ciudades con el mismo nombre, se la llamó Antioquía del Orontes o de Dafne (por una cueva de este nombre). Fue fundada por Seleuco I Nicátor en la primavera del 300 a. C. y se trasladaron gran parte de los habitantes de Antigonia, que quedó inacabada, aunque estaba situada muy cerca (a 9 km más arriba del río). El arquitecto fue Xeneu (Xenaeus) y los supervisores Attaios (Ateo), Perites y Anaxícrates. Se reunieron (synœcisme) varias villas pequeñas (Lópolis, Jope, Meroe y Bottia). Se dio privilegios a los griegos y a los judíos para establecerse en la ciudad. La ciudad tuvo un gobierno municipal democrático, incluyendo un senado. Según la tradición contada por Juan Malalas, la fundación fue precedida de un sacrificio humano: una chica llamada Amatea que después fue considerada dea (la Destinada) y su santuario fue uno de los más venerados; el escultor Eutíquides le hizo una estatua por encargo del rey.

Seleuco fundó otros santuarios, como el de Zeus Bottaios y el del Laurel consagrado a Apolo, y el templo de Atenea. Se convirtió en la capital seleucida por su magnífica situación en la llanura fértil de Amuk, con unas montañas cercanas (Staurun y Silpion), donde se podían erigir fortalezas defensivas. A medida que creció, se la denominó Tétrapolis (ciudad cuádruplo), como menciona Estrabón. En una isla del río, Antíoco III el Grande construyó un palacio. Al sur de la ciudad, estaba el barrio de Epifanía (Epiphaneia), fundado por Antíoco IV Epífanes. Poblada de griegos, sirios y judíos, tuvo un gran dinamismo comercial e industrial, aunque menos artístico y cultural en comparación a Pérgamo y Alejandría.

Al final del período helenístico, tenía unos 350.000 habitantes. Las calles rectas y cruzadas en ángulo recto, y las instituciones locales (Boulé y Arconte) la hacían casi por sí misma un estado. El 83 a. C., la ciudad aceptó la soberanía de Tigranes II el Grande.

Dominio romano

El 64 a. C., pasó a Roma, pero obtuvo el privilegio de ser autónoma, privilegio confirmado por Julio César el 47 a. C. y que conservó cuando Antonino Pío la hizo colonia. Fue la capital de la provincia romana de Siria y fue denominada la Corona de Oriente. Bajo Tiberio, se extendió hacia el norte y se creó una avenida con 3.200 columnas que separaba Epifanía del resto de la ciudad, que aconteció el centro local, tipo de urbanismo que fue imitado por otras ciudades. Llegó, entonces, a medio millón de habitantes, solo superada por Roma y Alejandría.

El terremoto del 37 le causó graves daños, pero fueron reparados por el emperador Calígula. Tito construyó un teatro. Domiciano, unas termas y un templo de Asclepio; Trajano, un puente, un circo y más termas. Otro terremoto el 115 d.C. causó daños cuando en la ciudad se encontraba el emperador Trajano, y por orden de este y después de Adriano, se restauró todavía mejor.​ Adriano hizo construir dos sienes a Artemisa y a Trajano divinizado. Entre 162 y 166, residió el emperador Lucio Vero durante su guerra contra los partos. Su hermano Marco Aurelio, a pesar de que la ciudad había apoyado a Avidio Casio, no tomó represalias e hizo restaurar termas y construyó el Nimfeo, una fuente monumental; la visitó el 176; su yerno Claudio Pompeyano era de la ciudad. Cómodo hizo construir más termas, tan grandes como las que después construyó Caracalla; también construyó sienes a Zeus y Atenea y el estadio cubierto de Xystos.

El 193-194, tomó partido por Pescenio Níger en contra de Septimio Severo. Cuando este triunfó, la ciudad fue castigada, y rebajada al rango de pueblo dentro del territorio de Laodicea, pero fue un castigo efímero y pronto recuperó su rango anterior de metrópolis y la capitalidad de Syria.

Con las luchas contra partos y después sasánidas, fue frecuente residencia de los emperadores. Caracalla, Macrino, Heliogábalo, Alejandro Severo, Gordiano III, Filipo el Árabe, Valeriano y Aureliano, incluso Diocleciano, Galerio y Maximino Daya residieron más o menos tiempo. En 218 se celebró la batalla entre las tropas de Macrino y Heliogábalo, que convirtió a este en emperador.​ El 252, Siria fue invadida por los sasánidas de Sapor.​ Y el poder local quedó en manso de Mariàdes, un noble local favorable en Persia. Una gran parte de la población fue deportada en Persia (a Susiana) y parte de la ciudad fue destruida (258). Valeriano la reconstruyó, pero los persas volvieron el 260. Del 266 al 272, fue dominada por Zenobia de Palmira.

En el siglo IV, volvía a ser una ciudad importante y residencia imperial del césar Constancio Galo hacia 350, que introdujo en la ciudad una política policial contra los opositores. Juliano el Apóstata (360-363) era criticado abiertamente en la ciudad. El 387, un nuevo impuesto desencadenó la llamada "revuelta de las estatuas", en la cual el pueblo derrocó las estatuas de los emperadores y la familia imperial. El 388, se le retiró en castigo el título de metrópolis.

El cristianismo penetró pronto (el nombre cristianos se originó allí: según los Hechos de los Apóstoles, 11:26, los discípulos de Jesús recibieron por primera vez el nombre de cristianos), puesto que fue visitada varias veces por Pablo de Tarso y los cabezas de esta religión en la ciudad fueron patriarcas como Constantinopla y Alejandría; según la tradición, Simón Pedro había sido obispo de la ciudad, nombrado después de resucitar el hijo del señor local, muerto 14 años antes. Ignacio de Antioquía fue obispo el 69. Se hicieron diez concilios en la ciudad entre el 252 y el 380. Hacia el 270, se produjo una división entre los partidarios del obispo Pablo de Samósata y los que se le oponían; estos pidieron el arbitraje o más bien el favor del emperador Aureliano. En el siglo IV, la Iglesia de Antioquía era considerada la más importante después de las de Roma y Alejandría. Fue de las primeras en construir una catedral (entre 327 y 341), con cúpula y mosaicos. Más tarde, su importancia disminuyó con el ascenso de Constantinopla y la erección de Jerusalén como patriarcado, y por la actividad de la herejía arriana (concilio de Antioquía, del 324) y después nestoriana y monofisita. En los siglos IV y V, un gran número de personajes participaron en las controversias teológicas, entre los cuales Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro y san Juan Crisóstomo, partidarios de la interpretación literal contra la escuela alejandrina, que consideraban una interpretación alegórica.

Imperio bizantino

Durante el reinado de León I en (457-474) sufrió un terremoto, y también hubo disturbios en el hipódromo, masacres de judíos y guerras faccionales. En 526, otro terremoto hizo un cuarto de millón de víctimas; la ciudad fue restaurada por Efrén, comites de Oriente y más tarde patriarca. Durante el reinado de Justiniano I, fue agrandada y restaurada, pero hacia 535 fue destruida por otro terremoto y en 538 fue ocupada por los persas, que completaron la destrucción; la población fue deportada en buena parte hacia Ecbatana. Cuando salieron los persas, estaba tan malograda que se fundó una nueva ciudad (Theupolis, 'Ciudad de Dios') por orden de Justiniano I, más pequeña que la anterior, y a la cual se acabó imponiendo el nombre de Antioquía. A comienzos del siglo VII, fue saqueada por los sasánidas (602 y 6115​) hasta que fueron expulsados por Heraclio.

Alexandria Imagen En el año 332 a. C., Egipto estaba bajo el dominio persa. Ese mismo año, Alejandro Magno entró triunfante en Egipto como vencedor del rey persa Darío III y los egipcios lo aceptaron y lo aclamaron como libertador y lo proclamaron faraón. Hay que tener en cuenta además, que en Egipto había desde mucho tiempo atrás gran cantidad de colonias griegas y que por lo tanto no eran considerados extranjeros.

En abril de 331 a. C., fundó la ciudad que llevaría su nombre en un lugar del delta del Nilo, sobre un poblado llamado Rakotis habitado por un puñado de pescadores. La elección del emplazamiento fue muy afortunada pues estaba al abrigo de las variaciones que pudiera tener el río Nilo, y por otro lado, lo suficientemente cerca de su curso como para que pudiesen llegar a través de sus aguas las mercancías destinadas al puerto, a través de un canal que unía el río con el lago Mareotis y el puerto.

Al este de Alejandría en la antigüedad (donde ahora está la bahía de Abu Kir) hubo varias islas y pantanos donde desde el siglo vii a. C. existían importantes ciudades como Canopo y Heracleion. Esta última fue redescubierta recientemente bajo el agua.

El lugar estaba frente a una isla llamada Faro, que con el tiempo y las múltiples mejoras que se harían quedaría unida por un largo dique a la ciudad de Alejandro. El arquitecto que realizó esta obra se llamaba Dinócrates de Rodas. El dique tenía una longitud de siete estadios (185 m cada estadio), por lo que se le llamó Heptastadio (Επτασταδίων). La construcción del dique conformó dos puertos, a ambos lados: el Gran puerto hacia el este, el más importante; y el Puerto del buen regreso (Εύνοστος), al oeste, que es el que continúa utilizándose en la actualidad.

En los amplios muelles del gran puerto atracaban barcos que habían surcado el Mediterráneo y el Atlántico. Traían mercancías que se apilaban en los muelles: lingotes de bronce de la península ibérica, barras de estaño de Bretaña, algodón de las Indias, sedas de China. El famoso faro construido en la isla de Faros por Sóstrato de Cnido, en 280 a. C., dispuso en su cúspide un fuego permanentemente alimentado que guiaba a los navegantes, hasta 1340, cuando fue destruida la edificación.

El arquitecto Dinócrates se ocupó también del trazado de la ciudad y lo hizo según un plan hipodámico, sistema que se venía utilizando desde el siglo v a. C.: una gran plaza, una calle mayor de treinta metros de anchura y seis kilómetros de largo que atravesaba la ciudad, con calles paralelas y perpendiculares, cruzándose siempre en ángulo recto. Se construyeron barrios, semejantes a los que levantaron los españoles en las ciudades hispanoamericanas, las llamadas cuadras. Las calles tenían conducciones de agua por cañerías. Administrativamente se dividió en cinco distritos, cada uno de los cuales llevó como primer apelativo una de las cinco primeras letras del alfabeto griego. Cuando Alejandro se marchó de Egipto para continuar sus luchas contra los persas dejó como administrador de Alejandría a Cleomenes de Naucratis.

Fue una ciudad opulenta. Los Ptolomeos construyeron un palacio de mármol con un gran jardín en el que había fuentes y estatuas. Al otro lado de ese jardín se levantaba otro edificio construido en mármol al que llamaban Museo (Μουσείον). Fue una innovación del rey Ptolomeo I Sóter y en él se reunía todo el saber de la época. El museo tenía una gran biblioteca. Cerca de este edificio se levantaba el templo de Serapis, el nuevo dios greco-egipcio. En el centro de la ciudad se hallaban la Asamblea, las plazas, los mercados, las basílicas, los baños, los gimnasios, los estadios y demás edificios públicos y necesarios para las costumbres de aquellos siglos. Los habitantes de esta magnífica ciudad eran en su mayoría griegos de todas las procedencias. También había una colonia judía y un barrio egipcio, de pescadores, el más pobre y abandonado de la gran urbe.

Alejandría se convirtió pronto en el centro de la cultura griega en la época helenística, pero aún con todo, solo se helenizó a las altas esferas y la administración; se mantuvo el arte y la arquitectura mayormente egipcia, con pequeños rasgos e influencias griegas. Era tan grande la separación cultural, que la única persona de toda la dinastía de Ptolomeo I que hablaba egipcio, la lengua de la mayor parte de su pueblo, fue Cleopatra, la última de los faraones. Tan importante llegó a ser y tan grandiosa que la llamaron Alexandria ad Aegyptum, es decir, "Alejandría que está cerca de Egipto", perdiendo importancia el resto del país.

Alejandría romana, 30 a. C.

Julio César, a petición de Cleopatra, tomó el control de las fuerzas de la ciudad (Sitio de Alejandría (47 a. C.)), para zanjar la guerra dinástica entre la reina y su hermano (y corregente) Ptolomeo XIII. Durante la batalla en el mar se produjo un incendio en Alejandría, en el cual ardieron algunos almacenes de libros en el puerto, pero no esta claro si llegó a la Gran Biblioteca. Después de asegurar a Cleopatra en el trono egipcio y casarla estratégicamente con su hermano mucho menor, Ptolomeo XIV, Julio César regresó a Roma. Julio Cesar y Cleopatra mantenían un estrecho vínculo amoroso, y dejaron descendencia, Cesarión.​ A la muerte de Julio César, le sucede su sobrino e hijo adoptivo, Octavio Augusto. Cleopatra y Marco Antonio inician un vínculo amoroso, y paralelamente se libra una disputa entre Marco Antonio y Octavio, que pretendía el reino de Egipto (repercutiendo en la Batalla de Alejandría (30 a. C.)). Derrotado, muere Marco Antonio, y Octavio visita a Cleopatra. La reina, al ver que no tenía posibilidades de presentar batalla, se suicida, haciéndose morder por una serpiente. De esta manera, Octavio toma de la ciudad en el año 30 a. C., y convirtió Egipto (último bastión no romano del Mundo conocido), en provincia romana, y en propiedad particular suya, acabando así con la independencia del país.

Anfiteatro de Alejandría

Los romanos convirtieron al país en el granero del Imperio, con lo que aumentó la importancia de la ciudad, en cuyos almacenes debía depositarse toda la cosecha: cada año, debía enviarse a Roma una cantidad de trigo que era el equivalente a la tercera parte de su abastecimiento, cantidad y precio que se fijaba en la bolsa de Alejandría por la annona egipcia. Para mantener aislado al país, se prohibió el uso de la moneda romana, que debía cambiarse por la local de Alejandría. Todos estas disposiciones convirtieron a la ciudad en una próspera metrópolis con varios cientos de miles de habitantes, cosmopolita y centro financiero de la zona.

Durante el período romano la ciudad experimentó numerosos desastres militares: sufrió parte de la guerra de Kitos en el 117 durante Trajano, luego fue saqueada por un capricho de Caracalla en 215, después destrozada por Valeriano en 253, posteriormente conquistada por las tropas de Zenobia, reina de Palmira en 269, y reconquistada por Aureliano en 273, quien saqueó y destruyó completamente el Bruchión, desastre que dañó el Museo y la Biblioteca (se dice que en aquella ocasión los sabios griegos se refugiaron en el Serapeo, que nunca sufrió con tales desastres, y otros emigraron a Bizancio). Finalmente, en 297 la revuelta del usurpador Lucio Domicio Domiciano acabó con Alejandría, tomada y saqueada por las tropas de Diocleciano, tras ocho meses de asedio (victoria conmemorada por el llamado «Pilar de Pompeyo»).

Se dice que tras la capitulación de la ciudad, Diocleciano ordenó que la carnicería continuara hasta que la sangre llegara a las rodillas de su caballo, librando a los alejandrinos de la muerte la caída accidental de este, al resbalar en un charco de sangre.

Además hubo en el período varios desastres naturales. Particularmente devastador fue el terremoto de Creta en julio del 365,​ que fue seguido horas después de un tsunami6​ que devastó particularmente en las costas de Libia y Alejandría.

En 616 los persas de Cosroes II tomaron la ciudad.

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