[G] Lore: Anexos a la ambientación

[Jebediah_Gogorah]

{ https://www.youtube.com/watch?v=zKdTV74PKkU - Another brick in the wall by Pink Floyd (Will Barber version) }

Ya no habría cervezas con los amigos los fines de semana mientras pescaba en el pantano. Ya no habría baratas infidelidades. Ya no habría extenuantes peleas de bar. Ya no ejercería de ayudante de sheriff en una localidad perdida de Lousiana cuyo nombre no quería recordar. Ya no habría el suave murmullo del banjo mientras se agitaba la mosquitera y el sol se escondía en el bayou. Dejó a su mujer. Dejó a sus hijos. Dejó su casa atrás y todas las rémoras del pasado. Todo aquello que pudiera ser una fisura en una voluntad de hierro. Todo aquello que lo pudiera someter a la más penosa de las debilidades. Sólo un petate lo acompañaba.

Todo había cambiado con aquellas visiones. El muro rojo que aparecía una y otra vez en su mente. El desorden, el caos, el albedrío ¿Por qué lo amenazaban? Los coyotes aullaban y las serpientes seseaban en su paso. Los ojos desórbitados con los ruidos eléctricos bajo un horizonte de acero y cristal. Los rayos caían ahora sobre Nueva Orleans, pero ya estaba a salvo... mientrás la aguja inyectaba el pigmento bajo la epidermis y la media luna empezaba a asomar sobre su puño cerrado. Otro ladrillo en el muro.

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{ https://www.youtube.com/watch?v=RrxePKps87k - Red Right Hand by Nick Cave & The Bad Seeds }

Los niños jugaban en las enterregadas calles con sus pañuelos atados en el cuello, como si de una noche especial se tratara. Mientras, sus padres se afanaban palada a palada a desenterrar su cuerpo. La luna llena alumbraba Haití, la perla roja y azul del Caribe, y se coronaba en la bóveda celeste en perfecta simetría con el círculo de antorchas que rodeaban su tumba.

Corría el año 1986 del nuestro señor impuesto y Jean-Claude Duvalier acababa de ser derrocado. Mientras su jet privado sobrevolaba el atlántico con destino a Francia, su padre estaba siendo exhumado. La turba agitaba sus puños al aire deseosos de que comenzara el ritual, y sus vitores animaban a los hombres que cavaban con más fuerza, hasta que el metal chocó con la madera. El rumor se extendió rápidamente por la gente que rodeaba el cementerio. Sus gritos jubilosos se mezclaron rápidamente con el sus manos agitando la enrejada creando un sonido ritmico que se entremezclaba con los primeros tambores, y el ahogado grito de los gallos siendo degollados.

Cuando abrieron el féretro, nadie se sorprendió de su podrido aspecto ni del hedor que emanaba, ni siquiera de las amarillentas prendas que lo vestían y que hacía tres lustros eran de un blanco impoluto. Lo primero que hicieron aquellos hombres que habían exhumado su cuerpo, aún con el sudor sobre su rostro y el pecho acelerado, fue sacarse sus penes y orinar sobre el propio cadáver. Luego vertieron la sangre de los gallos con el que también pintaron sus rostros ya cubiertos de ceniza blanca. Finalmente, con el esqueleto ya erigido y soportado por los hombres, escupieron el ron de sus bocas sobre el camino que iban a recorrer por todo el camposanto. Pero antes de que lo levantaran sobre sus hombros, una de aquellas sombras de la logia que esperaban en un segundo plano se acercó con acérrima potestad y todos, incluido el tumulto jaleante, callaron. Ofreció sus manos negras adornadas por un enorme sello de oro y digo con voz tranquila: - No, el cráneo no.

El descabezado y podrido cuerpo de Papa Doc volvía a pasear por Puerto Príncipe quince años después, para acabar siendo apalizado en la plaza por la vengativa turba presa durante tanto tiempo de su dictadura. Luego, sus huesos, serían dados de comer a los perros callejeros, que apenas dejaron un recuerdo de marfil de quien un día se llamó François Duvalier, y había presidido el país.

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{ https://www.youtube.com/watch?v=dFh71_ftxLE - My Least favorite life by Lera Lynn }

Su local no estaba ubicado en pleno Bourbon Street como el resto de negocios de santería que aprovechaban el tirón del vudú y su especial conexión con aquella no menos especial ciudad. La variopinta fauna compuesta por gente con capacidades innatas con gente con conocimientos adquiridos, y sobre todo con energúmenos rateros e impostores, la espantaba.

Así era que su "oficina" se ubicaba en el puerto. Más concretamente una redondeada y plateada roulotte en una esquina de una poca transitada explanada en un ala solitaria, a la entrada de un espigón en desuso. En las noches, alumbraba su toldo con bombillas de colores, amarillas, rojas, azules y verdes y un cartel parpadeante donde la última de "E" de "Madame" y la penúltima "S" de "Ness" aparecían fundidas. Pero era tan práctica ella (y tan pobre) que lo mantenía puesto, ya que leido, se pronunciaba igual. Y con aquella simpatía lograba esquivar una y otra vez la visita, casi una por semana, de los polis que la apresuraban a desmontar aquel circo y abandonar el lugar. Ella les invitaba a café y metía unos centavos en un máquina donde un muñeco de aspecto diabólico vestía como un vidente, con un turbante morado y una mirada de madera. Sacaba unas tarjetas con mensajes que bien podrían haber sido sacados de unas galletas chinas de la fortuna. Los agentes de policía solían distendir con ella, sobre la de veces que se repetía la de "No pierdas la esperanza", pero ella se burlaba diciendo que aquella máquina sólo era su propia mofa para la falsa videncia; que si querían saber la verdad debían ponerse en sus manos, y señalaba para el interior de la caravana.

Una cortina con cuentas brillantes colgaba del redondeado dintel, y el viejo parqué del remolque se quejaba con cada paso. Ella era negra como el azabache, con un collar de perlas que parecía apretarle su tulgente cuello. Sus ojos eran de una blanqueza antinatural que hacía que los dos zafiros que tenía como púpilas destacasen más. Nadie sabía como era su pelo, siquiera si tenía, pues siempre iba con un turbate blanco convenientemente apretado. Un corsé negro intentaba mantenerse atado, haciendo que por arriba, sus dos enormes pechos mostraran un escote generoso y por debajo mantuvieran a raya su falda larga de color burdeos. Sus dientes estaban amarillentos por el abuso de los habanos, y siempre había un buen puro descansando en un cenicero. Sus manos eran extremadamente suaves y olían a aceite de romero o algún tipo de ungüento, pero su tacto era agradable, y una vez te tomaba las manos, parecía no querer soltarte.

En realidad, nadie sabe, tan solo ella, si necesitaba de toda aquella parafernalia, lectura de manos, bola de cristal, sangre y ceniza sobre un cuenco, para dar rienda suelta a aquellos poderes que decía poseer y que habían sido heredados desde las más de seis vidas que decía haber contabilizado en su propia inmersión. El caso es que conseguía sorprender incluso a los más escépticos, dando detalles sobre los difuntos sobre los que no había sido advertida, o anunciando acciones futuras que aún no habían sucedido (sobre todo las que tenían que ver con la muerte) y que no eran de esperar. Ella decía que su propio éxito era lo que la mantenía en la más injustas de las quiebras, pues nadie quiere en realidad saber la verdad o escuchar reproches pasados de espíritus con cuentas pendientes.

Ninguno de los magos tuvo muy claro como llegó allí. Si intentan hacer memoria de la primera vez que sus pasos crujieron sobre la caravana, todo se difumina como un óleo abrazado por el alcohol. Pero si recuerdan su afabilidad y su atención, y rememoran el éxito de aquello que habían ido a buscar. También, como no, se apesadumbran al recordar su desaparición, y aquella extraña carta en chino que habían descubierto había sido redactada por escritura automática y que hablaba de un oscuro reino de Jade en el que tampoco pudieron encontrarla.

No obstante, algunos hablan que algunas noches, en el bayou, con el croar de las ranas y el ruido de los grillos como banda sonora anunciadora, cuatro bombillas, amarilla, roja, azul y verde, parpadean durante unos segundos, para dejar el pantano en una oscuridad sólo comparable a la de su piel.

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{ https://www.youtube.com/watch?v=paDlEY-nj0w - Dust in the wind by Kansas (Medieval version) }

Rios verden suben por los negros acantilados. No hay rastro de fauna terrestre pero esqueléticas aves vuelan sobre un cielo envidriado con intermitentes movimientos. Los árboles no tienen hojas, pero si oscuros frutos brillantes. El aire es pesado y en seguida se pega a la garganta, amenazando dejarte sin respiración y raspando toda la laringe. En algunas zonas, enormes torres de cristal verde se erigen hasta perderse en nubes negras que pasan a vertiginosa velocidad.

Da igual que entres acompañado, que estarás solo. El Reino Oscuro de Jade, es un reino personalizado, donde los lamentos de todos los seres queridos, pasado, presente y futuro, se escuchan como letanías extrañas e incomprensibles que te sumergen en una sensación de pena. Su Emperador sirve a los señores de Estigia y atrae almas al Inframundo Oriental, que desde sus fríos rostros vomitan la piedra esperanza sobre los ríos en una secuencia que no acaba a la par que parecen lavar sus impuras y deshilachadas ropas y su carcasa de piel de todo lo que alguna vez importó.

Se puede llegar de muchas formas. Las personas especiales al borde de la desesperación a veces caen aquí cuando intentan quitarse la vida, otros entran a través de los sueños, algunos quedando atrapados para siempre y arrastrando su cuerpo físico a un estado vegetativo. Pero el propio Emperador, antes de partir de Teluria para siempre y dejar de caminar eternamente de lado hacia el reino que había creado, dejó un atajo en forma de pergamino para que sus cinco hijas pudieran visitarlo. Ellas estaban salvadas para toda la eternidad.

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{ https://www.youtube.com/watch?v=O4irXQhgMqg - Paint it black by The Rolling Stones }
"I have to turn my head until my darkness goes." -Paint it black, The Rolling Stones
El calor y la humedad eran asfixiantes en aquella parte de la ciénaga. La madrugada había traído todo tipo de insectos y animales que trepaban por los mojados troncos de los sauces. Algunos de ellos elevaban el cobertizo por encima de las aguas quietas, apenas medio metro. Dentro, él se pasaba un sucio trapo por su sudoroso cuello. Le temblaba el pulso. La tenía allí tendida, desnuda y sin vida, y se sentía observado.

Allí yacía la anciana, tendida sobre una mesa de madera poco trabajada en una cabaña pérdida en las miles de hectáreas del bayou, con un rostro terrorífico fruto de quien se encuentra con la muerte inesperada. No era la primera vez que lo hacía, pero si de aquella manera tan ritual. En un atril improvisado, había colocado el libro, donde consultaba compulsivamente una y otra vez las instrucciones. Había mojado su boca con la sangre del gallo, había untado sus párpados con las cenizas, había sellado sus oídos con la cera candente de las velas, y había rellenada su nariz con ingestas cantidades de polvo de hueso. Ahora sólo le faltaba lo más desagradable.

La hoja de la sierra bailó generando un sonido metálico que asustó a los enormes cangrejos que se revolvieron en el caldero. Suspiró haciendo que su flequillo se apartara de su cara, y aunque sentía la mano el ritmo desbocado de su corazón en forma de temblores, sus ojos inyectados en sangre, se mantenían decididos. Al segundo corte, la sangre eyectó sobre su cara.

Los dos ojos amarillos y enfermizos que acechaban en la oscuridad se movieron entre las sombras, dando forma a un humanoide encorvado con cierta pestilencia, que se acercó de forma sibilina y con extasiado gesto. El carnicero siquiera se sorprendió mientras sostenía la mano derecha de la víctima ya cercenada, y giraba sobre la mesa camino de la siniestra.

- Estás haciendo un buen trabajo, serás bien recompensado... pero ¿no iremos a desperdiciar esto, verdad? - y con un gesto rogó unos momentos de calma en la ansía sangrienta del decidido mutilador. Agachó su ya de por sí gacha cabeza e hincó sus colmillos en la muñeca de la ahora única mano de la difunta anciana.

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{ https://www.youtube.com/watch?v=waAam2n0kB0 - Goodnight moon by Shivaree }

Aquella iba a ser su noche. Se había preparado durante toda la tarde. Había ido a la peluquería y a hacerse las uñas, y ahora frente al espejo se maquillaba con detenimiento. Un traje rojo ceñía su figura ya madura para unos, y aún apetecible para otros. En cualquier caso, ella llevaba varias semanas pensandolo. Estaba cansada de pasar las noches viendo estúpidas comedias románticas e ingiriendo cantidades indecentes de helado de straciatella. Alejarse de aquellos clichés y posibles habladurías. Había sufrido mucho con sus últimas relaciones y ya casi había olvidado el fuego de la pasión de un hombre frenético entre sus piernas. Finalmente, se puso aquellos pendientes de jade tan llamativos y que le hacían parecer muy sofisticada. Aquella, aquella iba a ser su noche.

El extraño se acercó a su lugar de la barra, sabiendo leer las señales del flirteo. Era apuesto aunque tenía un aspecto demasiado desaliñado para lo que ella estaba buscando, sobre todo por aquella barba camino de ningún sitio, que denotaba cierta dejadez. Sin embargo, su labia fue abriendose camino poco a poco por su senda interna, y el interés por el extraño crecía proporcionalmente al número de martinis que iban descendiendo por su garganta. Sobre todo en el momento, que él empezó a mirarle fijamente a los ojos, y de alguna manera, parecía haberse introducido en su cabeza, y alimentar súbitamente su deseo. De pronto, de manera extraña, pareció completar todas y cada una de las facetas que buscaba para un hombre. No solo para un ligue de una noche, sino para un compañero de futuro.

El primer beso en el coche, fue en el cuello. De alguna manera, el extraño parecía estar obsesionado con sus orejas, las que no dejaba de toquetear y besar con descaro. Preguntó varias veces por sus pendientes, sin obtener ninguna respuesta que pareciera saciar su curiosidad. El antiguo descapotable se perdía entre las estrechas carreteras del bayou, y ella se debatía por lo acertado de la decisión, mientras que se centraba en no intentar marearse en las sinuosas carreteras. Aunque agradecía el aire que le proporcionaba el descapotable, olfatear el olor de los pantanos no era lo que ella tenía precisamente como una cita ideal pero la luna llena reflejandose sobre las quietas marismas, proporcionaba una estampa lo suficientemente romántica para, junto con sus besos, acabar de encenderala y acabar con aquel futil debate.

Aquella iba a ser su noche. Su última noche.

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{ https://www.youtube.com/watch?v=_yBciqM ... yBciqMlSdM - The beast in me by Johnny Cash }

Siempre se sintió despreciado. Siempre a su sombra. Peores notas, peores cualidades físicas, peores capacidades sociales. El último en la clase de deporte y mediocre en la de álgebra. Objeto de burlas y de abusos, y tambien de paladinescas salvaciones, que en realidad lo hundían más en el pozo de la de desesperación del que sólo sabía salir en soledad. La pubertad empezaba a hacer estragos en su cuerpo y mientras veía la progresión académica y social del resto, él se estancaba en una especie de anodina comodidad no buscada. De alguna manera, no era consciente del tiempo que avanzaba imparable, y se quedaba estancado en una mal llamada pueril actitud.

Con todo aquello, empezó a interesarse por lo único que le permitía evadirse cada tarde y noche de la realidad asfixiante. Libros ocultos sobre ritos ancestrales. Grimorios llenos de arcanos que le otorgaban un poder sublime y oculto solo en su imaginación. Tomos que conectaban su espíritu con el corazón de los pueblos del África Central. Leía sobre las propiedades del polvo de hueso y de la sangre del gallo. Y asi dormía, abrazado a literaturas imposibles mientrás el ruiseñor onírico volaba libre por mundos impensables.

Aquella mañana todo parecía distinto. La lluvia arreciaba con furia, y los sauces se agitaban nerviosos. Las barras y estrellas ondeaban frenéticamente en los porches y las contraventanas golpeaban irascibles contra las maderas roidas de las casas. El huracán estaba a punto de llegar. Se aferró a ello como siempre que había algun suceso que pudiera cambiar su cruento desastre existencial. Sólo tenía que esperar a que cayera la noche.

Esta es una historia sobre la envidia. Sobre la envidia y la traición.

[Jebediah_Gogorah]

{ https://www.youtube.com/watch?v=BkKDSFYvxKU - Bang Bang (My Baby Shot Me Down) by Nancy Sinatra }

La voz dulce y armoniosa de la primogénita de los Sinatra inundaba todos los rincones de la pequeña y quejumbrosa cabaña, a un volumen ciertamente molesto. Las notas arpegiadas de la guitarra, se oían a varias millas a la redonda, espantando a las garzas desde las copas de los árboles del pantano.

Frente al espejo su rostro expresivo de soledad y tristeza, con barba de varios días, ensombreciéndose los ojos en negrura polvorienta. Machaca el hueso en el almirez con cierta avidez, sin dejar de clavar su mirada de blanco sobre negro de su propio reflejo. Vierte el contenido del ritual mortero sobre la sobrecargada mesilla, y lo esnifa sin miramientos ni dudas. Apoya su mano contra el cristal del espejo para superar el trance y luego se pinta sus labíos con vistoso carmín, usando su dedo índice. Quedan brillantes y lustrosos.

Ahora una lágrima cae por su mejilla, deshaciendo la ceniza de sus párpados. Retira la mano de su reflejo dejando impresas sus propias huellas dáctilares sobre el espejo. Estira la otra mano hacia atrás, y recoje más sangre del cuerpo que aparece colgado sobre el techo, dispuesto para un nuevo ritual. Vuelve a pintarse los labios con el vital líquido bermejo que ha recogido. Sonríe. Es su particular homenaje para con sus víctimas. Ya queda poco.

La audiencia de Nancy aplaude fervorecida. Él hace una reverencia ante su propio reflejo.

[Jebediah_Gogorah]

{ https://www.youtube.com/watch?v=Rm3uMGfIj2E - What he wrote by Laura Marling }

Sobre la acera cae un aguacero, cubriendo la mirada con su velo, transparente pero deformador, de agua. Degusto un jambalaya en la barra. Uso los dedos, cómo mandan los canones, y percibo todo el poder de las especias de la comida criolla. Como con la puerta abierta. Me gusta sentir como el aire nocturno inunda cada rincón y atrapa la existencia que flota, con la levedad insufrible de las aparentemente distraidas pequeñeces.

Los autobuses y los tranvías pasan de largo, rompiendo con su murmullo de combustión el silencio y trasladando simplemente los problemas de un lado a otro. La música de jazz antiguo es capaz de adormecer los sentidos, el piano y el contrabajo pueden acariciar tu mente que te permite volar con tu imaginación a lugares remotos, lejos, muy lejos de todo esto.

Espérame en casa, ya debe quedarme poco. Solo debo esperar a que termine el fin del mundo.

[Jebediah_Gogorah]

{ https://www.youtube.com/watch?v=7AZeDbDDTkQ - Harlem River by Kevin Morby }

Danzaba con la drogada y mutilada moribunda, colgada de las cadenas que recorrían todo el travesaño de la cabaña. En su estómago, la misma emoción que cuando durmió la primera noche con su amor de juventud. El mismo vértigo con el que afrontó los primeros miedos, hacía tanto tiempo, que no recordaba los hechos en su mente, pero indudablemente, sí la impronta de aquella sensación. Sensación con la que el desgraciado se sentía realizado. Disfrutaba con aquellos actos y se sentía más poderoso que nunca, recargando su malévolo ego con el miedo atroz que proyectaban los ojos de su víctima. Mientras, su daga recorría los pechos desnudos de la mujer con un erotismo solo presente en su perversa y enfermiza mente trastornada ahora por evitar su propia condenación.

Sonrió justo unos momentos antes de que la chica cayerá inconsciente víctima del shock y de las propias heridas. Su boca de asimétricos dientes amarillos se acercó a la oreja cercenada, y la besó como un trofeo. Luego, en un momento de instropección, avanzó acariciando aquellas cadenas donde antaño, él mismo había permanecido atado. Pero ahora ya no estaban entrelazados sobre sus eslabones, los harapos amarillos que le convertirían en rey.

Eso le había dicho la sombra de ojos amarillos, mientrás vertía su sangre directamente de su pustulosa y hedionda muñeca a su boca. Llegaría un día en que vendría el último de los huracanes, del que nadie podría escapar y que arrancaría con su fuerza desmedida hasta la más pura, genuina y mística de las esencias arcanas. Él no quería volver a ver en monocolor. No mientrás pudiera evitarlo.

La fecha estaba más cerca de lo que cabría imaginar y sólo él podía ofrecerle una redentora salvación.