[G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

Moderador: Jebediah_Gogorah

Michelle (dasharai)

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#11

Mensaje por dasharai » 08 Jul 2020, 22:39

Trazos... un primero más fino, con la suavidad de una caricia, la mano de una parturienta a su retoño. Un segundo golpe de color más súbito... y un tercero. Michelle se escabullía del barrio francés con una sonrisa. Hoy le tocaba librar, no era un día de cánticos sino de júbilo para renovar el alma, mientras se impregnaba de los ruidos de las calles, creando una sinestesia perfecta... o cuanto menos agradable.
La menuda mujer sorteaba las calles cada vez más desoladas, apoyándose en cada esquina para realizar un nuevo giro de muñeca y completar la obra que se traía entre manos, descuidada en ocasiones, sin casi mirar, mientras acariciaba el papel. No chocaba con nadie, tenía ya práctica en ello. Igual sería más prudente hacerlo en su domicilio a la luz de las velas, pero no quería mostrarle a su hermana más de lo indispensable, hay verdades para las que una nunca está preparada, e intuía que la calma se rompería. Además, aunque se fuese alejando del jolgorio y cambiando de ambiente, no era todo silencio, y los detalles disonantes creaban una sinfonía de imágenes cuanto menos curiosa.
Se sentó en un banco, un escalofrío de ideas la había recorrido y quería, no, debía de parar imperiosamente. Aprovechó el momento para ojear sus últimas obras, algunas bucólicas, otras dignas del romanticismo más oscuro. Tocaba hoy sólo lápiz y carboncillo, algo fácil y ligero, pero necesitaba precisión en este momento. Los trazos del paisaje se empezaban a hacer nítidos, pero aún le quedaba el protagonista, la figura del centro. ¡Cómo evocarla?
Se dio cuenta de que aún no tenía ideas, que la pasión había cesado, y con cara compungida siguió caminando, a su destino..

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#12

Mensaje por Darkhuwin » 09 Jul 2020, 00:02

{https://www.youtube.com/watch?v=aDru4DBOGCg - Gary Jules (Tears for fears) - Mad World by Eiro Nareth}

Aún reticente, la criolla se descalzó antes de pasar al interior del apartamento. Llevaba unas finas sandalias de cuero marrón que dejó junto a la entrada. Eran un sencillo complemento para la larga falda de tela vaporosa y encajes de tonos ocres y el top de piel ceñido negro que tanto le gustaba utilizar. En general, Lanoix, vestía de forma muy austera, aunque le encantaba decorarse con gena y utilizar cientos de abalorios como collares, pulseras, pendientes, plumas y todo tipo de adornos improvisados. Aquella era una costumbre que había adquirido en sus años de vagabunda y de la cual no quería desprenderse. Le hacía sentirse cómoda.

Todo lo contrario que el hecho de estar entre las cuatro paredes de una casa. Todavía era incapaz de no abrumarse con la sensación. Y más, cuando su dueño estaba dentro mirándola directamente y la nombraba.

Respondió a la sonrisa del señor Sanders con otra tímida de su propia cosecha e hizo un pequeño amago de reverencia justo antes de darse cuenta de su error y erguirse de nuevo. A Ethan no le gustaba que lo tratase como a un ‘señor’. - “Yo no soy un señor y tú no eres una esclava ni una sirvienta, eres una Magus, somos iguales.” – Le había dicho en varias ocasiones.

Así pues se acercó sin poder evitar su andar cauteloso hacia el escritorio en el que su amigo se encontraba y asumió una actitud de seguridad algo forzada, tratando de estirarse y levantar la cabeza lo máximo posible, como le había enseñado su antigua mentora, tomando asiento silenciosa en una banqueta que había del lado opuesto a Sanders.

Cuando se hubo sentado y acomodado la falda decorosamente, miró a Ethan y pensó en los cientos de cosas que deseaba contarle: su encuentro vespertino con una monja católica a la que reconoció de la escuela de su infancia, el percance con el chigua gua de la tienda de alimentación hindú, los 40 dólares que había sacado con el sudor de su frente, su visita a la tienda de Carl, las nuevas marcas espirituales que había podido descubrir y las ideas para su búsqueda personal de iluminación que él le había puesto como tarea para esa semana.

Pero al final, sólo consiguió articular un – Hola. – con un hilo de voz y bajó los ojos avergonzada por importunarle.

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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#13

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 09 Jul 2020, 13:29

{ https://www.youtube.com/watch?v=QzcpUdB ... rt_radio=1 - St James Infirmary by Louis Armstrong }

Texto por [mention]Justycar[/mention]
EL BLUES DEL BARÓN CIMITIÈRE

Nueva Orleans 1957.

Crack. El chasquido del hueso se elevó sobre el ritmo de los timbales, un corte profundo dejó caer cuatro gotas de sangre sobre el cazo que contenía las cenizas de gris-gris, la gallina no se desechó, serviría de alimento para los loas. Sal en la mezcla, mal juju, el mortero molió la pasta, que desprendía un aroma a arena y hierro. El vapor y la humedad del templo eran tales que parecían nublar la visión.

El músico recogió el amuleto, un saquito de aquella sustancia sagrada y se la introdujo en el cinturón. Aquella noche sería Sunyata Keita, el último emperador de Mali, llevaría una máscara de pintura blanca, los griots cantarían sus leyendas. El gran héroe salió del templo con un traje caro de corte francés, sentía como el Barón respondía a su llamada, se sentía invencible, intocable.

La ciudad estaba atestada de gente, Mardi Gras, el alcohol regaba las calles, las luces de neon oscurecían las estrellas. Sunyata Keita se detuvo ante uno de aquellos palacios de placer, el carnaval rugía mientras hombres y mujeres retorcían sus cuerpos desnudos bajo las máscaras.

Sunyata sacó su trompeta, el blues comenzó a llenar sus pulmones, al principio despacio, pero creciendo en intensidad, el Barón respondió a su invocación con una sonrisa macabra. Se hizo el silencio. Un solitario blues fue lo último que se escuchó mientras los muertos salían a bailar.
Texto por [mention]Jebediah[/mention]

La hermana de Michelle le seguía con la desgana juvenil de la obligación. Su adolescencia le obligaba a mantener una constante cara de hastío y tal vez reconocer que era imposible divertirse con su hermana mayor. Pero la verdad era que por dentro le recorría el ritmo criollo. La suave melodía de la trompeta agarraba con precisión y naturalidad el ritmo acertado del contrabajo, mientras que el platillo de la batería tintieaba por toda la acustica de los soportales metálicos, creando una reverberación que parecía extenderse por toda la calle. Mágico. Casi Mágico.

Michelle dejaba que su lápiz volara libre sobre el cuadernillo... casi sin prestar atención a lo que dibujaba. Los trazos iban y venían con la única mesura de la música y de la atención que tenía que prestarle a su famiiar. Sus piernas aún le recordaban el turno infernal de ayer en el hospital, donde apenas tuvo tiempo para descansar. Pero no pensaba dejar que aquello atenuara su par de dias libres de rigor, y quería intentar disfrutarlos al máximo.

Cuando llegó al final del Barrio Francés, su hermana mantenía el mismo rostro aburrido, sólo que esta vez con razón. Habían dejado atrás el murmullo y la fiesta, y ahora se presentaba la sobriedad de los barrios administrativos, con señales y semáforos que marcaban todos los pasos. Michelle se giró intentando descifrar que había dibujado. Alzó el bloc comparandolo con Bourbon Street y un escalofrío recorrió su cuerpo. Nada que ver con la calidad de sus habituales obras... ahora, trazos negros y descuidados habían pisado un buen dibujo y entre toda aquella negrura del carboncillo, parecía alzarse una silueta sin rostro y con cuervos de ciervo por corona.
"- ¡¡¡Fenomenales poderes cósmicos!!!... y un espacio chiquitín para vivir" (Genio - Aladdin)

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Ethan Sanders (Theazlin)

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#14

Mensaje por Theazlin » 10 Jul 2020, 07:38

Babet Lanoix y Ethan Sanders
Imagen

Ethan le dedicó una tierna sonrisa a Babet no sin antes echar una última mirada al lugar donde hacía unos instantes se encontraba Zaida. El mundo se había vuelto un lugar muy complicado y las leyes de la física que hasta ahora habían determinado su existencia y concebido un mundo estable, se habían retorcido hasta casi ser una mueca irreverente de sí mismas, algo que destrozaba los sueños de control de Sanders y que, al mismo tiempo, le habría las puertas a lo imposible.

Eh, chiquilla —dijo Sanders mientras posaba su mano en la barbilla de Babet y, con cariño, le hacía alzar el rostro— ¿a qué viene esa cara? Sonríe, anda, e ilumíname la tarde, ¿quieres? —y, a continuación, le guiñó el ojo derecho mientras sonreía. Al hacerlo, unas afables arrugas se dibujaron alrededor de los ojos de Ethan. Los años pasaban y pintaban canas en su pelo mientras la tragedia vivida matizaba todas sus sonrisas con el aroma de la tristeza pero no por ello dejaba de, al menos con Babet, transmitir esa sensación de calidez y cierta felicidad. Eran, quizás, los pocos momentos en que la mirada profunda de Ethan que albergaba una aguda inteligencia se desnudaba de esa intensidad para mostrar la cercanía y la humanidad de quien busca y desea el amor y el perdón.

Ethan se levantó y guardó en uno de los armarios la caja con todas las piezas del dominó. Vestía un pantalón de traje oscuro, una camisa blanca y un chaleco ajustado desabrochado. El calor de Nueva Orleans, mucho más húmedo que el de Londres, a veces le asfixiaba un poco y se había acostumbrado a llevar el cuello de la camisa abierto y olvidarse las corbatas, algo que le otorgaba un aire algo más informal de lo que normalmente mostraba.

No has cenado todavía, ¿no? —preguntó mientras se dirigía a la cocina, se ponía un delantal negro y agarraba un trapo para colocarlo sobre su hombro derecho— ¿Te apetece un bangers and mash? —dijo asomándose al dintel de la puerta mientras le enseñaba a Babet unas patatas para luego volver a colarse en la cocina y empezar a lavarlas en la pica antes de pelarlas— Y dime, ¿cómo ha ido el día? ¿Muchas cosas interesantes?

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
Proyecto de Mago

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#15

Mensaje por Darkhuwin » 12 Jul 2020, 11:29

La muchacha sonrío de nuevo al escuchar las afables palabras de su amigo. Lo siguió con la mirada mientras se dirigía a la cocina, pensando en las muchas horas en las que había podido disfrutar de su compañía, y en cómo había sido el mundo antes de conocerlo. "Por fin algo de suerte" - se dijo - "sólo espero que no le ocurra nada, no por mi culpa".

Todo su mundo había cambiado desde el despertar, todo lo que antes había sido peligroso, falso, esquivo y traicionero iba desapareciendo. Ahora tenía poder. Una fortaleza encantada de muros construidos con su propia voluntad iba erigiéndose como protección contra todo aquello que antes la había acorralado, atemorizado y amordazado. Ahora incluso algunos Loas tenían que pedir permiso para hablar con ella, le solicitaban favores o llegaban a tratos de igual a igual. Pero aún seguía habiendo grandes poderes con los que ella no era capaz de lidiar, por supuesto. Y grandes incógnitas que la atemorizaban...

-Sí no es molestia, creo que cenaré un poco – respondió a la primera pregunta de Sanders y tras una pausa en la que recorrió con la vista la habitación, haciendo memoria, añadió: - Han pasado varias cosas interesantes hoy, sí...- Babet se detuvo un instante decidiendo qué contar y al final dijo: - Pero creo que lo más importante es que por fin tengo una idea bastante clara de lo que busco en esta vida. – La afirmación la hizo sonreír. Estaba muy orgullosa de su logro personal y por eso quería contárselo a su amigo. Mucha gente le había preguntado desde su ‘cambio’ sobre aquello y hasta aquel momento, no había conseguido respuestas por más que las buscara. El hecho de sobrevivir cada día y protegerse de todo lo que podía hacerla daño ocupaba tanto espacio en su consciencia que prácticamente no había hueco para fines mayores o caminos de iluminación. Pero todos sus mentores, amigos y maestros habían insistido en que como despertada, debía buscar su senda hacia la Ascensión.

Ethan Sanders (Theazlin)

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#16

Mensaje por Theazlin » 12 Jul 2020, 21:39

El rostro de Ethan asomó por el lateral del dintel de la puerta de la cocina y sus ojos, abiertos de par en par, eran la antesala de una expresión de alegría contenida. Sus labios eran infames carceleros de una sonrisa emergente que apenas se disimulaba y que, acompañada por las arrugas de la edad, esbozaban la imagen de un hombre feliz, genuina y altruistamente contento. Las dudas que le suscitaba la última frase de Babet se las habçia comido antes de dejarse ver asomándose por la puerta. La ilusión de una chica joven no debe enterrarse de buenas a primeras bajo las pesadas rocas del pesimismo que acompaña a todo aquel que ha vivido lo suficiente como para entrever que no existen los finales felices, solo aquellos que son suficientemente gratificantes como para conformarse con ellos mientras uno hace el esfuerzo de no pensar en sus sueños de juventud.

¿Y lo sueltas así? ¿Sin más? —espetó Ethan quien, poco a poco, iba enterrando sus reticencias hasta ahogarlas y dejarlas sin voz. Los años vividos conferían práctica en acallar las voces interiores que uno no quiere escuchar. Sanders salió de la cocina, trapo en mano, y recorrió los pocos metros que le separaban de Babet para, a continuación, levantarla y abrazarla intensa y cálidamente. Los pies de la joven se levantaron del suelo mientras Ethan daba un par de vueltas antes de posarla, suavemente, de nuevo en el suelo. El trapo que llevaba sobre su hombro se había caído con el abrazo así que se agachó, lo cogió y lo dejó sobre la mesa del salón— Querida, eso es... ¡eso es fantástico! La mayoría de la gente se pasa la vida entera sin siquiera buscar su propósito por miedo a descubrirlo; y los pocos que lo buscan muchas veces no lo encuentran pues hay que ser realmente valiente para reconocerlo cuando se tiene delante.

Ethan se giró mientras se desanudaba el delantal, entró en la cocina y lo dejó. Al salir se estaba anudando el botón superior de la camisa.

¿Dónde demonios he dejado las corbatas? Hace meses que no me las pongo y ya no sé ni dónde las dejé —dijo, más para sí mismo, mientras se dirigía a su habitación y desaparecía del salón, dejando a Babet sola— Y tú que querías cenar salchichas y puré de patatas... —se oyó desde el dormitorio de Sanders—. Esto hay que celebrarlo como Dios manda.

No le pasó inadvertido a Babet que Ethan, en ningún momento, le había preguntado cuál era ese propósito. Si algo era Sanders era prudente. No era el padre de Babet y no quería, bajo ningún concepto, alejarla de él por ser demasiado insistente, entrometido o controlador. Le dejaba su espacio... aunque muchas veces eso implicara aplacar las voces de la experiencia que intentaban cubrir de negro alquitrán las alas blancas de Lanoix.

A los pocos segundos Ethan volvió al salón. Su camisa blanca estaba perfectamente abrochada y una corbata granate pendía de su cuello hasta perderse bajo el chaleco oscuro. Su aspecto era menos informal y aunque había ganado en elegancia también parecían haberle caído unos cuantos años encima.

¿Te parece aceptable cenar con un tipo que te dobla la edad y que luce así de bien? —preguntó mientras daba una torpe vuelta sobre sí mismo.

Tiger Campbell (Lothston)

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#17

Mensaje por Lothston » 13 Jul 2020, 15:20

Sus pies se abrieron a la vez 4 veces seguidas, separándose, las rodillas se doblaron hacia adelante y al exterior, la rótula alineada con la puntera del pie. Los cuádriceps casi paralelos al suelo. Los brazos se separaron de los costados hasta alcanzar una posición casi horizontal, un poco flexionados por el codo. Y respiró.

Cualquier otra persona habría considerado esa postura una tortura pero para Tiger, el Sei Ping Ma era tan natural como estar sentado.
Los brazos fueron a las caderas, en jarras. La pierna derecha lanzó una patada y al caer el pie, la posición de este estaba invertida, donde antes apoyaba la puntera, ahora lo hacía el talón y viceversa. La cadera habría rotado y ahora estaba en una posición lateral, la pierna izquierda, flexionada y la rodilla izquierda presionaba contra su homóloga. 

Qwei Ma. Posición de serpiente.

Aguantó.

59
58
57
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55
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08
07
06
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04
03
02
01

La cuenta atrás del móvil sonó y la pierna izquierda salió disparada lanzando una patada. Al caer, la posición había vuelto a cambiar. Y Tiger aguantó.
Dos. Ya sólo quedan 58.

Una hora después había terminado el calentamiento. Siempre comenzaba de la misma manera, fortaleciendo las piernas y mejorando su postura. Mientras practicaba había salido el sol, los rayos del astro rey se colaban por una de las ventanas más altas. A Campell le gustaban estas primeras luces y siempre que podía se dejaba besar por el incipiente amanecer. Era como... renacer.

Durante unos momento perdió la concentración, pero se repuso en seguida y se dirigió al estante de las armas.

Lanza

Con una seguridad que no sentía en absoluto asió el asta y se puso a darle vueltas. Saludó a los maestros antepasados y comenzó la Lanza de la Flor de Ciruelo, una de las intermedias, no tenía cuerpo para mucho más.

Cuando terminó, muy enfadado, dejó el arma donde estaba y comenzó ejercicios de respiración para calmarse. Finalmente lo consiguió.

No te quedarás tranquilo hasta que afrontes la situación y lo sabes.— Dijo la voz a su espalda.

Me temo que tienes razón. Y sé que debo hacerlo. Pero... ¿cómo ir a ver a la única persona de la ciudad que no quiere saber nada de ti?

No lo sabes. Fue hace muchos años, quizá ya no esté enfadada.

Y tú qué te sabes? Eres... no se ni lo que eres. Qué te sabes tú de mujeres...

Mi existencia se alarga... bastante y más sabe el diablo por viejo, que por diablo.

La abandoné. Discutí con mi abuelo y me fui. Ni siquiera me despedí. Ella me amaba, yo también, por supuesto, pero estaba tan obcecado que ni pensé. Luego... ya no podía decirle nada desde la distancia, eso hubiera sido peor.

¿Tú crees? ¿Crees que hablarle, decirle algo, aunque tarde hubiese sido peor que no decirle NADA en 6 años?

Tiger torció el gesto pero no dijo nada, sabía que Bai Long, su Avatar, tenía razón. Y si algo le había enseñado la vida era que si algo era inevitable, mejor enfrentarlo cuanto antes.

Se duchó y se vistió. Fue hacia su antiguo barrio, sabía que aún vivía allí, había hecho algunas averiguaciones al volver. También sabía dónde trabajaba. De camino compró helado de Stracciatella (su favorito) como ofrenda y fue a su encuentro.

La vio desde lejos, se acercó sin que ella lo notase y, cuando estaban a pocos metros, dejó que lo viera y que viese también el helado.

Hola Sarah. Ha pasado mucho tiempo...

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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#18

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 13 Jul 2020, 19:21

{ https://www.youtube.com/watch?v=6dOwHzCHfgA - I just died in your arms by Cutting Crew }

Habías conocido que el gran amor de tu vida, Sarah Sullivan, llevaba unos años trabajando de administrativa en un bufete de abogados del distrito financiero. Ella, a la que tanto habías evitado durante estos últimos seis años; aquella con la que, cruzabas los dedos por no encontrarte por la ciudad y que sin embargo ahora, te disponías a su encuentro. Ella que no osó molestarte durante esos últimos seis años de ausencia. Ella que no buscó respuestas... allí estaba, con su nueva vida, esperando que el huracán Campbell entrara de nuevo en su vida.

La cara de Sarah se giró, con su media melena de color rojizo sobre los hombros, en un gesto tan natural y propio que a Tiger le recordó al preciso y precioso momento en que la conoció y quedó prendido por su belleza y por sus dos ojos aguamarinas que coronaban unas mejillas sonrojadas y pecosas. Supo en aquel momento que estaba ante la mujer de su vida. Lo que no sabía es que podía perderla.

Su cara ya no tenía la tersidad juvenil y su pelo mostraba signos de artificios que taparan el paso del tiempo. Pero sin duda, tras seis años, lo que más le dolió al Campbell fue esa mirada de extrañeza de apenas un segundo mientras Sarah buscaba en los recónditos espacios de su memoria a quien pertenecía aquella cara y aquella voz que le hablaban.

La indiferencia acabó de matarlo. - ¿Que es lo que quieres, Tiger?... - sus palabras eran puñales - ¿No te creerás que vives en una puta peli de Julia Roberts y Richard Gere... que ahora voy a perdonar tu espantada y que vamos a vivir un precioso amor renovado?... Espero que no, por que ese jodido helado dice lo contrario... dice... "guau... seguro que no se espera que recuerde su puto sabor de helado favorito"... - Sus ojos empiezan a vidriarse, y las lágrimas hacen el amago de asomarse al balcón de sus pestañas pintadas. En esa misma mirada jurarías haber visto rescoldos de cariño entremezclados con la rabia y la angustia - No seas ridículo, por favor - Sarah se recoloca el bolso sobre su hombro y se gira con toda la dignidad que el despecho le otorga. Sus tacones resuenan en la acera, mientras la nata con pepitas de chocolate empieza a resbalar por las manos del akáshico.
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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#19

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 19 Jul 2020, 19:24

{ https://www.youtube.com/watch?v=u1xrNaTO1bI - Personal Jesus by Depeche Mode }

El Rebirth Restaurant se ubicaba apenas dos calles por debajo y otro par de manzanas al este, del apartamento de Ethan. Se asentaba sobre una vieja fábrica cervecera con grandes portones de madera avejentada de color verde en su fachada, que se diferenciaba bastante con el modernismo de los edificios colindantes. Su comida de estilo cajún combinaba en su justa medida la tradición con el vanguardismo, y los camareros con un enlutado uniforme vagaban de un lado a otro con sofisticados platos que hacian contraste entre sus rostros cansados y las sonrisas de los hambrientos clientes.

Un enorme mural de ladrillo rojo decorado hasta la exageración mantenía todo el peso de la estructura de dos pisos del restaurante, con variopintas lámparas de pared con forma de flor de lis. Pero sin duda, las mesas más preciadas, incluso en esa época del año eran las del exterior, donde sin la correspondiente reserva, era bastante díficil conseguir sitio.

La falta de previsión de la extraña pareja, hizo que tuvieran que conformarse con una mesa del piso superior, aunque al menos tenían una agradable vista del barrio y de los rascacielos iluminados desde un gran ventanal de apertura horizontal, que permanecía emparejado dejando entrar una agradable brisa nocturna.

La improvisada celebración avanzaba con normalidad, salpicada con miradas del tipo envidiosas por un lado, y curiosas por otro. Degustaban el segundo plato cuando notaron su presencia. Aquella que les unió y que les devolvió la impronta de un pasado en común. De pronto pareciera como si todos los clientes del restaurante que les daban la espalda tuvieran la silueta de Madame Ness... y tres mesas más allá un camarero levantaba una campana para realizar una demostración de un exquisito flambeado. Cuando lo prendió, entre las llamas del Bourbon apareció el cráneo de Papa Doc ante la sonrisa del camarero que sostenía la campana con una mano donde una luna negra parecía tatuada en su dorso. Su sonrisa maléfica se mutó en la misma cara hastiada que esperaba que una buena propina le arreglara el día cuando apagó las llamas bajando de nuevo la campana y haciendo aparecer un oloroso lenguado desalcoholizado. Y como si de un parpadeo se tratase, todo volvió a la normalidad.
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Ethan Sanders (Theazlin)

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#20

Mensaje por Theazlin » 23 Jul 2020, 09:14

Hay momentos en la vida que pasan y, aparentemente, no cobran una relevancia destacable; simplemente se suceden bajo el manto de la normalidad, transcurren al abrigo de la rutina y del sabor familiar de lo conocido. Y no es hasta que, años más tarde, uno echa la vista atrás que no descubre, con una mezcla de nostalgia y alegría, que los atesora en su memoria, vívidos, como relucientes ejemplos de lo que es la felicidad. No la Felicidad, con mayúscula, que todos buscamos y que toma forma de grandilocuente suceso que determina nuestra propia existencia; sino la felicidad en minúsculas, esa que se esconde en las pequeñas cosas, esquiva en el presente pero enormemente visible a través de las brumas del pasado como un faro entre la niebla. Vive en esos momentos que se escurren entre los dedos y que solo los más afortunados son capaces de retener, aunque sea solo el tiempo suficiente como para ser conscientes de que en ese momento y en ese lugar son realmente felices.
Así es la naturaleza humana. El presente es, demasiado a menudo, una ventana al pasado o la antesala de lo que nos depara el futuro, desviando nuestra atención de lo verdaderamente importante: el ahora. Único momento del tiempo que está a nuestro alcance; el mismo que nos obcecamos en despreciar entre los lamentos pretéritos y los planes del mañana.

Y si Ethan Sanders fuera un poco más sabio, un poco más equilibrado y, sobre todo, estuviera un poco más en paz consigo mismo habría podido, tal vez, identificar la felicidad que embargaba el paseo hasta el Rebirth Restaurant, la conversación con Babet y las risas que acompañaron la elección de los platos. Quizás habría podido cerrar los ojos y dilatar el tiempo para disfrutar y retener esos momentos de normalidad, esos instantes en los que él no era el hombre taciturno que había perdido a su familia y simplemente disfrutaba de la compañía de la chica que insuflaba en él la esperanza de volver a ser feliz. Todo ello antes, incluso, de hablar sobre lo que les había conducido allí: la revelación de Babet sobre su objetivo vital. El murmullo de la gente cenando, las tenues y coloridas luces que arrojaban reflejos de colores desde el mural y las distintas mamparas, la mescolanza de olores de los platos... todo ello anidaba una escena que reconfortaba el frío corazón de Ethan y le devolvía, aunque no fuera plenamente consciente de ello, las ganas de vivir.

Bueno, bueno —dijo Ethan mientras se llevaba uno de aquellos raviolis rellenos de parmesano a la boca y, a continuación, agarraba la servilleta y, delicadamente, se limpiaba la comisura de los labios—, así que hoy has tenido una epifanía. Y ¿ha sido algo personal o —Ethan se inclina hacia adelante, acercándose a su compañera, para poder susurrar— ha sido cosa de... bueno, eso. Tú ya me entiendes —A Ethan aún le costaba hacer referencia a los Avatares. A pesar de todo lo vivido, a pesar de todo lo visto y experimentado, años y años de formación científica, de concebir el mundo de una manera, habían hecho mella en él. Aún, en momentos de flaqueza, cruzaba por su mente el intrusivo pensamiento de que estuviera sufriendo algún tipo de alucinación esquizofrénica. Y en algunos de esos momentos incluso buscaba (y encontraba) argumentos científicos que podían reforzar esa hipótesis. Luego, en un gesto casi instintivo, agitaba la cabeza, espantaba esas creencias y se forzaba a no pensar en ello.

Antes incluso de que Babet pudiera contestar, mientras Ethan pinchaba otro ravioli con el tenedor dispuesto a disfrutarlo, notó la presencia de Madame Ness; una presencia que, en aquella ocasión, más se asemejaba a una oleada que recorría el restaurante arrasando con cualquier otro sentimiento. La felicidad que pasaba casi inadvertida desapareció, demostrando su pretérita presencia a través del vacío reinante; la satisfacción, la tranquilidad y el gozo de la noche se evaporaron como gotas de agua al sol en pleno verano. Ethan sintió la mirada de Madame Ness clavándose en él desde todos los ángulos posibles. Todos los presentes, a excepción de Babet, habían tomado su forma y a juzgar por el rostro de su joven compañera, ella estaba notando lo mismo. Sanders se crispó, su cuerpo se tensó sin previo aviso y su sistema nervioso simpático se activó casi instantáneamente. La desaparición de Madame Ness había sido un terrible golpe y el inicio de algo que aún no alcanzaba a comprender (y que, en muchas ocasiones, se esforzaba por no recordar). Y entonces, el cráneo de Papa Doc y la luna negra. Ethan habría jurado que, en ese mismo momento, se le cortó la digestión. Se quedó quieto, congelado, mientras todo a su alrededor volvía a la normalidad. Por lo menos ya no entraba en fases de negación o de desespero, como sí le sucedía al principio cuando los fenómenos sobrenaturales invadían una vida ordenada, estructurada y con sentido como la suya. Aún recordaba la primera vez que había conocido a Tiger, la primera vez que había empezado a aceptar que su vida era una pequeña mancha en un universo caótico que había escondido su esencia de forma magistral.


Unos años antes...


"Busca al animal que, de forma recurrente, proviene de los hermosos campos de los que nace Nueva Orleans" le había dicho Madame Ness. ¿Qué demonios significaba eso? Se sentía como Neo cuando Morfeo, a través del ordenador, le encomiaba a seguir al conejo blanco y, al mismo tiempo, desconocía si tras esas palabras había una majestuosa y profunda sabiduría mística del diablo que sobrepasaba, con mucho, su paciencia, concepción del mundo y autocontrol. Su vida era caos, era como si hubieran ampliado el espectro de un gas hasta solo percibir las partículas que lo componen, todas ellas incontrolables, ingobernables e impredecibles. El mundo era un lugar con sentido hasta que había dejado de tenerlo y lo que hasta ese momento se dibujaban en su mente como charlatanes que recurrían a la fe y la debilidad de mente de otros se erigían ahora como adalides de una verdad oculta tras los velos de la realidad. ¿En serio? ¿Busca al animal que, de forma recurrente, proviene de los hermosos campos de los que nace Nueva Orleans? ¿Qué campos ni que cojones? Y cuando, en un ejercicio de autogestión encomiable, Ethan había acudido de nuevo a Madame Ness para pedirle, amablemente, que se dejara de estupideces y de enigmas y que le dijera concretamente qué narices debía hacer, la mujer le había contestado con una afable y desesperante sonrisa que parecía decir "Niño, ahora estás ciego pero algún día verás por fin, y entenderás". ¡Los cojones! Desde que con quince años había ingresado en la universidad nadie le había hablado con esa superioridad, transmitiendo esa sensación de que el pobre Ethan no tenía la capacidad para entender; y aún entonces se habían comido sus palabras y sus "pobrecito".

En ese bucle de rabia, desconcierto y desesperación se hallaba Sanders mientras caminaba por las calles de Nueva Orleans en dirección a una pequeña tienda de objetos peculiares en la que se había citado con Babet. La regentaba un tal Carl, que al parecer era amigo de Babet, y, ya bien entrada la noche, Ethan iba a recogerla. Quizás era su sentido protector, su miedo a perder de nuevo algo que tenía en estima, o simplemente que necesitaba airearse de tanto desconcierto, pero esa noche Ethan no quería que su amiga regresara sola a casa. Sanders se arrebujó en su abrigo negro cuando una ráfaga de viento sopló con fuerza al girar la esquina. Condenada anciana que no sabe decir las cosas claramente.

El tintineo de las campanillas de la puerta de la tienda resonaron en la estancia y el calor de la tienda abrazó a Ethan. Fuera hacía frío, frío de verdad, pero en el interior, ya sea por la calefacción, por la estructura de madera o por los mil y un objetos que poblaban las estanterías, reinaba una sensación acogedora. Nunca había estado allí pero no le sorprendió ver cosas... extrañas. Antes de su Despertar jamás habría entrado en una tienda de esas. Embusteros que timaban a los frágiles de mente los consideraba. Ahora, en cambio, sabía que entre tanta basura había a veces alguien o algo que era auténtico... aunque aún no alcanzaba a entender por qué ni cómo.

Tras intercambiar un par de frases con el dependiente, que podía ser Carl o no, pues nunca se había molestado en preguntarle a Babet cómo era, éste le indicó que Babet se hallaba en la trastienda, con el instructor de artes marciales, un tal Tiger Lee Campbell...

Ethan Sanders se quedó callado y quiero pero su mente no paraba de trabajar. Lo hacía hilvanando conceptos, lo hacía recuperando datos que había leído, estudiado u oído. Su mente nunca descansaba. Y a los pocos segundos solo pudo susurrar un "Me cago en la puta".
Lee es un nombre que proviene de la variación de "Leigh", derivación de la antigua palabra inglesa "leah" que significa prado... mientras que "Campbell", cuyo origen es Francés, como el de Nueva Orleans" significa "que viene de los hermosos campos". Sobra decir con qué animal se puede relacionar "Tiger". "El tigre del prado que proviene de los hermosos campos franceses". Jodida Madame Ness, de verdad.

Ethan ni se despidió del dependiente, recorrió el pasillo que le había indicado, llegó hasta una puerta que se hallaba entreabierta y cruzó el umbral.

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