[G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

Moderador: Jebediah_Gogorah

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
Proyecto de Mago

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#21

Mensaje por Darkhuwin » 24 Jul 2020, 00:15

{ https://youtu.be/woUt7wPe8Ow - Twin Peaks, Laura Palmer's Theme. Angelo Badalamenti }

La noche iba cada vez a mejor. Hacía tiempo que no iba a un restaurante con su amigo y aunque siempre se sentía algo cohibida y fuera de lugar en aquellos lugares tan concurridos, lo cierto era que le encantaba disfrutar de la sensación de parecer una persona normal, una habitante más de la ciudad en la que nació y a la que pertenecía.

Tenía incontables recuerdos de miradas a través de los cristales de aquellos locales, hambrienta, harapienta y mugrienta, deseando que algún camarero o cliente se apiadara de ella y le dejara las sobras al salir, en una bolsa para llevar. Innumerables insultos y reprimendas por parte de los que no eran tan amables, de los que la despreciaban por ser un ejemplo, una advertencia, de lo bajo a lo que podrían llegar a caer si la sociedad terminaba por darles la espalda por algún desastroso lance del destino.

Pero ahora ella estaba dentro y tenía familia. Y siempre que podía, miraba fuera, atenta, por si veía a algún pobre diablillo como ella, necesitado de un poco de comida y comprensión. Mas los tiempos habían cambiado un poco y ahora ya no era tan habitual encontrar muchachos vagabundos por aquella zona. Ahora, el ayuntamiento se encargaba de que pudieran comer algo, pero sobre todo, de que no andaran errando por las zonas más turísticas, por una cuestión cosmética y de reputación, por supuesto.

Así que Babet, retornó sus ojos al interior del local, hacia Sanders, justo cuando este le preguntaba por su fulgurante noticia del día.

-Eeeeh, a ver ... - dudó meditabunda y se puso algo colorada - tampoco lo tomes como algo literal. No soy tan ingenua de pensar que he resuelto en unos días el sentido de la vida. Pero por fin creo haber decidido mi meta. - se detuvo un instante y miró al suelo justo cuando él le preguntó por el origen de su descubrimiento. Así que, en vez de continuar con lo que estaba diciendo, cambió para responderle - Aunque mis sueños me guían a menudo - ya sabes que es ahí donde tengo mi guía - esto es cosa mía, de mis pensamientos cuando estoy despierta. - Estaba diciendo, pero al levantar la mirada para encontrarla con la de su amigo, la de él estaba completamente desbocada mirando a todos lados, como en una búsqueda frenética. Aquello la hizo buscar también al rededor, mientras el corazón se le aceleraba por la incertidumbre.

La visión que claramente compartían, provocó que estirara la mano para agarrar la de Ethan, en un intento de aferrarse a él para no salir corriendo inmediatamente de allí, cosa que habría hecho, de no ser porque no tardó mucho en desaparecer y retornar todo a la normalidad. Pese a ello, no retiró la vista del camarero del tatuaje y el flambeado durante un buen rato y cuando finalmente lo hizo y soltó la mano de su amigo, la marca de sus uñas había dejado su impronta en la piel del hermético.

- ¿Qu...qué ha sido eso, señor Sanders? - dijo, abandonado todo el cuidado en su trato y el color a sus mejillas.
Última edición por Darkhuwin el 02 Ago 2020, 11:32, editado 2 veces en total.

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
Proyecto de Mago

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#22

Mensaje por Darkhuwin » 02 Ago 2020, 11:30

{ https://youtu.be/ZMTvpJcRahQ - The Ethernal Bow. Crouching Tiger, Hidden Dragon. TAN DUN CELLO }

Unos años antes...
El almacén no era tan grande como para cumplir como un dojo de verdad, pero si era una trastienda lo suficientemente amplia y despejada en el centro, para poder dedicarlo a realizar entrenamientos personales o incluso para dos practicantes. En este caso, dos improvisados maestro y alumna, que llevaban unas pocas semanas intentando meterse en sus papeles, sin demasiado éxito.

Podría ser debido a que la joven aprendiz era una persona extremadamente desconfiada y volátil, que además rehuía los problemas y frustraciones con demasiada facilidad y que cada vez que sufría el menor daño físico o sentía la más mínima humillación, se escabullía de allí sin decir palabra, sin importar lo que el instructor dijera para persuadirla de no hacerlo.

Pese a todas las dificultades, Tiger Campbell parecía estar consiguiendo hacer un buen trabajo, ya que ella, sin embargo, regresaba todas las semanas al lugar como si nada hubiese ocurrido. Tal vez después de haber necesitado todo aquel tiempo para reponerse de su frustración o miedo, o tal vez, porque la chica estaba comenzando a sentir algo hacia aquel otro joven extraño para ella, al que también veía como un desheredado, un chico sin raices en The Big Easy, que luchaba también por adaptarse y sobrevivir y que poseía aquella forma tan particular y nueva para ella de ver la realidad.

No podía negar que sus, aparentemente tontas enseñanzas, sobre el control del cuerpo y la mente, le estaban dando increíbles resultados para comenzar a controlar sus desbocados impulsos. Aquello le producía una inquietante sensación de seguridad que nunca antes había experimentado, algo a lo que no terminaba de acostumbrarse, pero que estaba empezando a gustarle. ¿Tendría eso algo que ver con la electrizante sensación que notaba al contacto de sus manos?

En aquella ocasión, Campbell, le había pedido que se mantuviera, en una postura concreta, quieta y en silencio durante todo el tiempo que fuese capaz. Y ella había pensado: "Menuda chorrada. Eso he tenido que hacerlo durante años, esperando a que nadie se diera cuenta de que existía: ni mi tío, ni los polis, ni los otros vagabundos, pero sobre todo y por encima de todo, los espíritus acechantes...esos eran los más difíciles de engañar. No sé que sentido tiene si ahora no quiero esconderme."

Pero al cabo de un rato, cuando fue capaz de quitarse de la cabeza sus dudas y sus distracciones, notó como estaba a punto de alcanzar una paz que nunca antes había sentido. Un estado limpio de preocupaciones, miedos y preguntas. Su mundo se reducía a su yo, sus sensaciones estaban vacías...fue entonces cuando apareció Ethan.

Ethan Sanders (Theazlin)

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#23

Mensaje por Theazlin » 08 Ago 2020, 23:23

La sala que se abrió ante Ethan cuando cruzó el umbral de la puerta respondía exactamente a lo que habría imaginado tras ver películas de artes marciales. El tatami del suelo, las paredes que parecían formadas a lamas, la decoración casi inexistente con el fin de ayudar a focalizar la atención... incluso el olor era el que habría imaginado, con una mezcla de inciensos.

Y allí estaba Babet, sentada en el suelo, en una posición que parecía una variación de la posición de loto. Ethan había leído algo acerca de esa asana hacía años, algo referente a la circulación de la energía interior y a la apertura de los chakras. No lo recordaba bien porque no le había prestado atención. Por aquel entonces (y aún ahora en parte, a pesar de todo) consideraba todo aquello poco más que estafas disfrazadas de pseudoiciencia que se apoyaban en las creencias milenarias de épocas pretéritas que no conocían la ciencia.

Ethan apartó la mirada en busca de Tiger Lee Campbell pero claro, desconocedor de su aspecto, tuvo que contentarse con buscar a cualquier hombre. En frente de Babet, en la otra punta de la sala, un hombre delgado y ataviado con un mono de artes marciales se hallaba sentado en la misma posición de su amiga. Sus ojos cerrados parecían declarar una paz infinita pues ni siquiera los había abierto al escuchar a Ethan entrar.

¿Ethan? —la voz de Babet sonó casi distorsionada, como si sus palabras tuvieran que atravesar distancias inenarrables para llegar hasta él— ¿Ethan?

Sanders apartó la mirada de Tiger y se centró en Babet pero la joven solo lo miraba, sorprendida, sin decir nada. A pesar de ello, su voz le llegaba cada vez de forma más clara:

Ethan, ¿estás bien?

La joven no había despegado los labios y abandonaba la posición de meditación para levantarse. ¿Qué demonios? Pensó Sanders sin apartar la mirada de su amiga.

¡Ethan! —espetó Babet, sentada delante de Sanders, al otro lado de la mesa, en el restaurante. Sanders parpadeó un par de veces antes de reubicarse de nuevo dejando atrás el recuerdo que le había raptado durante unos segundos— Ah, gracias a Dios. Me tenías preocupada.

Sí, sí, perdona —dijo Sanders mientras desviaba la mirada y recorría con ella el local. Madame Ness, el cráneo de Papa Doc en una bandeja... ¿El cráneo en una bandeja? Mierda. Las ambigüedades de la magia le daban, a veces, dolor de cabeza. Madame Ness le había explicado que a veces la magia, el destino o lo que sea pretende enviar un mensaje y que ese mensaje toma la forma adecuada para cada persona. Si la magia quería decirle que el cráneo de Papa Doc no lo tenían a buen recaudo bien podía tomar la forma de estar servido en bandeja... siempre que esa imagen fuera reveladora para Ethan. Aunque también podía significar mil y una cosas distintas. Eso es lo malo de la magia y lo bueno de la ciencia. La primera podía adquirir mil y una caras, la segunda era transparente y concreta, concisa y no dual... bueno, excepto cuando la dualidad era la característica de la ciencia en cuestión, como la cuántica; pero seguía ciñéndose a leyes comprensibles, medibles y previsibles—. Está guardada en la caja fuerte, ¿verdad? —dijo Ethan. Era casi una pregunta retórica pero la pronunció en voz alta aunque sabía que así era. Aunque, ¿qué representaba una caja fuerte en un mundo donde la magia movía unos hilos invisibles que jamás había imaginado?— Sí, perdona. Ya sé que está bien guardada pero ¿podrías enviarle un mensaje a Adam para que lo compruebe? Es que aún no me acostumbro a todo esto —dijo haciendo un gesto que abarcaba la plenitud del restaurante— Desperté demasiado tarde y las ideas estáticas del mundo científico han hecho mella en mí.

Nadie le había puesto al mando pero lo cierto es que Ethan Sanders tenía ese carácter, fruto de su gran inteligencia, arrojado y férreo; era de esos tipos que no esperaban a que nadie les dijese que podían hacer algo, lo hacían porque creían en ellos mismos y en los motivos que les impulsaban a hacerlo. Michelle, Adam, Tiger... Jamás, en su vida, habría pensado que acabaría formando equipo con personas como ellas. Emocionales, espirituales, místicos, creyentes... Y aún y así, ahí estaban, unidos por la tragedia. ¿Hay, acaso, aglutinador más fuerte que la desgracia? La cuestión es que a Ethan a veces le faltaba algo de mano izquierda y Babet, con todos sus problemas sociales, era a veces su brújula emocional. Demasiado rudo; ¿cómo le dices eso?; búscala en privado y habla con ella; ¿qué no ves que todavía no lo ha superado?... Las cosas eran más sencillas cuando dirigía sus laboratorios: científicos con formas de pensar afines, pocas emociones y muchos datos.

Ethan no sabía bien bien por qué había decidido pedírselo a Adam. Bueno, tal vez tuviese algo que ver el hecho de que le salvase la vida, aunque no fuese realmente él, cuando se hallaban sumidos en... en esa dimensión... no, en... joder, aún le costaba conceptualizar la umbra. Era lo que había buscado toda la vida, una dimensión paralela, pero no tenía nada que ver con lo que había investigado toda la vida: la física cuántica. ¡Qué hostia metafórica más grande!

Sanders miró su plato y se le giró hasta el estómago. Había perdido el apetito. La idea de que la reliquia que habían conseguido con tanto esfuerzo estuviese en peligro le removía las entrañas. Dejó suavemente el tenedor en el plato, recogió la servilleta y suavemente se limpió los labios. Elegante y taimadamente, tal vez intentando contrarrestar la intranquilidad que le había invadido.

Si Adam está cerca, después de comprobarlo, podría pasarse por aquí. Creo que debemos tomar algunas decisiones sobre cómo guardar ese cráneo y qué medidas de seguridad... —Ethan titubeó antes de proseguir— adicionales deberíamos tomar —consciente, entonces, de que estaba volviendo a imponerse y por mucho que a Babet no le importase, añadió: —. Si te parece bien, claro.
Última edición por Theazlin el 09 Ago 2020, 10:34, editado 1 vez en total.

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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#24

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 09 Ago 2020, 08:59

{ https://www.youtube.com/watch?v=yL2JgT04ULw& - It Only Takes One Shot by Lera Lynn }

La Señora Waiters yacía con su mano débil y arrugada suspendida sobre la cama. Las venas azuladas se le marcaban como ríos sobre un mapa. Había enviudado hacía más de treinta años, cuando su marido desapareció en los manglares y jamás volvió. Muchos dicen que se marchó, pero ella sabía que no había sido así. Había sentido su muerte, como ahora sentía la suya, y sabía que el pantano se lo había tragado, y solo el bayou decide cuando devolverte sus huesos.

Había aprendido a realizar todas las tareas, sin ayuda pues no tenía descendencia, para mantener su pequeño rancho al sur de la ciudad. Lo había aprendido todo de esta vida. Pero no de la muerte. Nadie aprende a morir. Ahora, sus días estaban contados, y su particular cuenta atrás lo marcaba el pitido de sus constantes vitales.

Su mano era sostenida con ternura por Adam que la acompañaba, como lo hacía con tantos otros, en cuidados paliativos. El joven tanatosi había desarrollado un extraño sexto sentido que prácticamente le hacía saber cuando había llegado la hora de alguien, como si de alguna forma fuera capaz de ver a la propia Parca aparecer con su fantasmagórica figura en busca de su reclamo. Kelly sabía que en aquella mácabra loteria, hoy, al menos hoy, aún no era la hora de partir de la Señora Waiters. Eso le decía su sexto sentido.

La vibración del teléfono le sacó de aquel momento especial de espiritualidad. Casi siempre lo tenía en silencio por respeto, pero la enorme vibración de aquel aparato hacía que no fuera precisamente discreto. Afortunadamente, fueron solo dos zumbidos, lo que le indicaba la llegada de un SMS. Adam salió a la terraza y encendió un cigarrillo, y entonces, tras las dos primeras caladas, sacó el teléfono y leyó el mensaje. Era Babet, la "pequeña" criolla. Un escueto mensaje que le pedía revisar el paquete y unirse a ellos después. No le fue dificil adivinar que debía estar con Sanders. Desde que la conocía se había percatado de que la joven Lanoix había desarrollado un apego casi irracional sobre Ethan. Más sencillo fue aún adivinar que con paquete se referían a aquel extraño trofeo en forma de cráneo que habían traido desde el no menos extraño lugar donde él nunca confesó, solo a Madame Ness, ya haber estado cuando Despertó. ¿Cómo no haberselo confesado a aquella entrañable mujer que parecía recoger toda la sabiduría de las abuelas y todas las respuestas de un oráculo?. Ella había sido el auténtico pegamento de la cábala, y había conseguido que cinco extraños con destinos y origenes distintos llegaran hasta ella, y se unieran, antes incluso que apareciera el Foro del Bayou, y comprendieran por ejemplo, con toda aquella política, que los subsuelos de la Basílica de San Luis no era un buen sitio para tener a buen recaudo la maravilla. De hecho, la Cábala bautizada como The Big Unknown, un nombre que propuso Babet ante la evidencia de aquel extraño destino que había unido a eso, precisamente cinco desconocidos, había sospechado, sospecha que mantenían activa, que en realidad el motivo de su ingreso a la Capilla era aquel preciado tesoro que custodiaban, y que de alguna manera algún miembro conocía de su existencia. De todas formas, pertenecer al Foro del Bayou, proporcionaba muchas más las ventajas que los inconvenientes, aunque lamentablemente, aquella justificada o no, paranoia, o no, les hacía mantener una fuerte vigilancia sobre el Bad Juju.

Tres paradas de autobús después, Adam descendía del colectivo y avanzaba en la noche por aquellas poco transitadas calles. Una valla preparada para el paso de coches, le daba la bienvenida con su rojiblanco brazo al pasar la tarjeta identificativa. Caminó entre las monótonas e idénticas callejuelas formadas por los trasteros de alquiler, hasta llegar al número cincuenta y cinco. Una puerta verde y metálica sobre el ladrillo rojo, separaba el artefacto de su propio ser. La llave giró dos veces sobre el bombín y el parpadeo blanco del fluorescente le dio la bienvenida. Esquivó los muebles, las neveras y las bicicletas hasta llegar al fondo. Sentía su energía imantada. Sus pies iban solo hasta el avejentado armario del fondo del desván. El chirrido de las visagras anunció la existencia de la no menos vieja caja fuerte. Sus dedos marcaron inconscientemente la combinación y un led desgastado y verdoso le otorgó la validez del código. La puerta pesada y gris que hacía crujir la balda de madera del armario se abrio sin misterio para dejarla ver. Allí estaba. Mantenía el color desgastado del marfil sin vida, con la pulidez del nácar, y extrañas y vaporosas formas negras se habían adherido al cráneo, como un aleatorio tatuaje sobre el hueso. Cuatro piezas dentales de oro, dos arriba y dos abajo, mantenían una perfecta y dorada simetria, y dos redondeados zafiros hacían la vez de improvisados ojos.

No quiso tocarla. No había vuelto a hacerlo desde aquella vez, y le costó semanas de recuperar el tacto y que aquel maldito hormigueo en sus extremidades se marchara. Había tenido suficiente con recordarlo. Los recuerdos del oscuro reino de jade, y de la calavera sobre el pedestal en el patio de la fortaleza Dzong y aquella bruma paralizante que se, o te, agarraba los tobillos. Había recordado como entraron juntos y como se encontró solo y aquel sentimiento de desamparo no le abandonó durante todo el viaje. En sus posteriores relatos con sus compañeros, todos adquirieron la maravilla en una improvisada coreográfia, como si todos fueran el reflejo de un mismo ente.

Adam cerró rapidamente la caja fuerte y con la misma premura el armario. Por un momento se había visto a punto de tocarla atraido por su extraña belleza y su desconcertante magnetismo. Salió con las pulsaciones elevadas, con esa sensación de sentirse observado en la nuca, como un pasillo oscuro hasta el dormitorio. Sólo cuando la puerta chocó contra el suelo y el fluorescente dio su último parpadeo, se sintió seguro. Ya estaba, lo había comprobado... ahora se libraría durante un tiempo. Mientras salía del recinto sacaba el teléfono móvil dispuesto a llamar a Babet y unirse a la velada.
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MegatronHendrix
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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#25

Mensaje por MegatronHendrix » 10 Ago 2020, 11:04

Adam recorrió el camino de vuelta en la mitad de tiempo de lo que le había costado llegar. Sabía que algo le observaba desde la oscuridad y se reía protegido por la misma. Una vez el muchacho logró llegar a la entrada corrió hasta la barrera roja y blanca y la evitó por uno de los lados. No quería ni siquiera detenerse a pasar la tarjeta por el panel. Ahora debía ir a Rebirth Restaurant, era una pena que se le acabase de cerrar el estómago. Pese a haberse acostumbrado(todo lo que podía uno acostumbrarse) a la muerte, aquel cráneo maldito siempre le recordaba que nunca podría hacerlo del todo y que existían muchas cosas peores que la muerte.

Una vez fuera del recinto se dio cuenta de que sus manos temblaban y se detuvo por un momento, apoyándose en la pared que tenía más cerca. Por un momento deseó tener a mano algo más que los cigarrillos del bolsillo de su pantalón. Algo que realmente lo pudiese calmar, que le alejase de aquellas calles frías y de los ojos que había en la oscuridad. Sabía que de esa oscuridad podían aparecer de nuevo apéndices rosáceos y sangrantes que se arrastraban hacía él. Que le rodeaban y lo asfixiaban con un olor a carne descompuesta. Notó aquel olor invadir su nariz como si fuese un cúmulo de tentáculos que trataba de entrar por ella, pegándose a las pared y luego bajando por la garganta, pegándose con las ventosas a sus entrañas para que no pudiese quitarse aquel olor nunca.

Pero no. No sucedió nada de eso. Simplemente, cuando Adam levanto la mirada del suelo, no vio ni ojos en la oscuridad ni una masa sangrante que se movía hacia él, solo vio a un hombre paseando a su perro y un par de farolas fundidas. ¿por qué tanta angustia de repente?¿Habría sido el cráneo?¿El estrés?Quien sabe. Se reincorporó apoyándose aun en la pared y caminó hasta la parada de bus.

Seguía nervioso mientras caminaba y lo estuvo aun cuando esperaba a que el bus le recogiese, pero al menos ya no veía aquella abominación en la oscuridad. Una vez subió al transporte fue a la parte de atrás y se sentó lo más alejado posible de cualquier otro pasajero, no se fiaba de que su mente le hiciese otra jugarreta y alguien aun saliese perjudicado. El trayecto era largo y le dio tiempo a pensar. Sobre todo a pensar en Ritchie, él le había hablado de Papa Doc y de su maravilla y de como esta podía evitar que muriese. Pero ¿A que precio? Seguramente Ritchie no había pensado nunca en el precio, tal y como en el mundo real, en el mundo de la magia todo tiene un precio que la mayoría de veces duele más que pagar en dinero. Ritchie le había vuelto a mencionar el cráneo varias veces, parecía estar obsesionado con él. La parte buena de todo aquello es que "su paciente favorito" jamás podría ir a buscarlo.

Durante el el viaje en bus, casi al final de la ruta su teléfono comenzó a sonar. Adam lo cogió de forma automática, esperando malas noticias del otro lado o algún encargo más por parte de Ethan o Babet. Pero no, era la voz de Edgar. Habían quedado para cenar. Ahora probablemente el custo estaría muy decepcionado con él.

Verás...se me ha complicado la cosa y tengo que ir a ver a Ethan ahora mismo. Lo siento mucho Edgar. Te lo compensaré.—Dijo con la vos temblorosa cuando este le pregunto cuanto más iba a tardar en ir.

Menudo desastre de noche. Había dejado a la señora Waiters sola, no iba a morir hoy, pero estaba seguro de que le había sentado mal. El cráneo le iba a dar pesadillas si es que conseguía dormir algo y además se había olvidado completamente de la cena con Edgar. Parecía que no supiese hacer una a derechas.

Finalmente el bus se detuvo enfrente del Rebirth y Edgar bajó. Acto seguido se encendió un cigarrillo y una vez se lo hubo terminado entró buscando a Babet y a Ethan. Al menos podría darles la buena noticia de que todo estaba bien con aquella puta calavera.

Última edición por MegatronHendrix el 22 Ago 2020, 10:39, editado 2 veces en total.

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#26

Mensaje por Darkhuwin » 10 Ago 2020, 14:16

Los minutos empezaban a parecer horas, lo que comenzó como una agradable velada de celebración, estaba siendo sin embargo una especie de antesala de un funeral anunciado. Apenas habían probado bocado de lo que les habían servido y Sanders andaba demasiado ensimismado como para que pudieran disfrutar del momento.

Los pensamientos de su amigo siempre volaban mucho más rápido de lo que la criolla era capaz de imaginar. No entendía cómo una persona podía manejar semejante cantidad de información a aquella velocidad. Aunque no sabía mucho de computadoras, a Babet le parecía que la mente de Sanders debía ser algo similar a una de aquellas máquinas tecnócratas, pero en humano. Cuando le veía mover los ojos de un lado a otro, seguramente sin darse cuenta, sabía que su cerebro estaba trabajando pero que, aún así, era capaz de mantener una conversación con ella y enterarse.

- Ya sé que no soy quien para aconsejarte que te lo tomes con más calma. - le dijo. Y continuó con voz alentadora: - Ya he hablado con Adam, está en ello y no tardará en aparecer por aquí. - La mirada que le dirigía a su 'padre' era de comprensión, de ánimo pero sobre todo, de amor. Un cariño inconmensurable por aquella persona que la había acogido sin condiciones ni reparos.

Pero ella sabía que aquello era demasiado peligroso para que realmente estuviesen a salvo. Sólo el mero hecho de que tuvieran en su poder semejante instrumento infernal, era suficiente para que medio reino espiritual tuviese los ojos puestos en ellos y aquello no podía significar nada bueno. Por mucho que lo escondieran a ojos mortales, no podían saber con seguridad quién o qué podía estar interesado en obtener la reliquia y arrebatársela. Lanoix confiaba en Ethan, pero sabía que existían poderes muchísimo mayores que los suyos en el universo y no creía que The Big Unknown estuviese preparada para proteger aquel instrumento de maldad. Así que, con mucha cautela, propuso:

- Por favor, Ethan, déjame rogarte otra vez que nos deshagamos de esa 'cosa'. Durante el tiempo en que esté en nuestras manos, corremos peligro, por no decir que creo que no estoy segura de que estemos capacitados para protegerla de manos perversas que pretendan hacerse con ella. - Hizo una pequeña pausa y mirándole directamente a los ojos suplicante, dijo: - Hablemos con Jophiel, o si lo prefieres con Janus o Sorcha, que es de tu tradición. Seguro que ellos pueden hacerse cargo. Me temo que quedárnosla es correr un peligro demasiado grande...

En aquel momento, la puerta del local se abrió y Adam apareció mirando a sus espaldas, como si temiese que alguien lo siguiera. El olor a tabaco lo precedía.

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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#27

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 22 Ago 2020, 09:58

{ https://www.youtube.com/watch?v=1DARltMpC_A - Yumeji's Theme (In the mood of love) by Shigeru Umebayashi }

-La existencia de las Líneas Ley y de todo un entramado de ramificaciones por donde la quintaesencia corre en estado salvaje es un hecho ya atestiguado por el Magister Templi of Ordo Rosae Crucis, de nuestra Casa... - Las palabras de Joseph Castle de Abalos languidecían arrastradas por la somnolencia de quien asiste a algo que no le interesaba. La clase de "La Quintaesencia y la Energía Primordial" no era la favorita para Ethan Sanders, de todas las que se impartían en la academia hermética. Él había sido captado por aquellos magos clasicistas, pero cada día de instrucción que pasaba se preguntaba si aquel era su sitio. Él estaba más cerca de la ciencia convencional que de la alquimia, pero la pérdida y aquel nuevo mundo que hacía meses se había mostrado ante él le había abierto un nuevo abanico de posibilidades, que con la ciencia parecía no poder o no saber alcanzar. ¿Y si en la sabiduría de aquellos místicos estaba la auténtica respuesta a todo?. Aquella posibilidad, era una senda que valía la pena recorrer. El hecho de poder traerlas de vuelta, era un clavo ardiendo al que aferrarse. Por eso, mostraba mayor interés en las clases de "Magia Espiritual y los Reinos del Umbra" impartida por la regia Señora Lindabeth Bolton, cuya cuchara ritual de absenta descansaba sobre su mesa sin vergüenza alguna.

Sonaron las doce en el reloj central, en plena concordancia matemática con el Big Ben, que envíaba su pulso certero. El carrillón indicó el final de la clase de Castle de Abalos, un vejestorio con enormes barbas blancas y ridiculos anteojos, que se había ganado el acertado mote de "Merlín". Ethan estaba distraido, mirando los enormes ventanales humedecidos por la niebla. Gris sobre verde de la campiña inglesa y aquella sempiterna y bucólica estampa de hierba mojada y cipreses que parecían rascar el cielo.

No había tomado nota alguna durante toda la clase. En su lugar, en plena abstracción, los trazos negros y marcados dibujaban sobre su bloc amarillo, una detallada calavera, que parecia clavar sus dos tapados ojos en su propia alma.
Imagen La visión del Bad Juju sobre aquel flambeado plato, le había devuelto a Ethan aquel recuerdo académico, y los ecos de su curiosidad se preguntaron por las causas y casualidades del destino. Pero los comentarios atosigadores, casi como una súplica requisitoria, sonaban en su mente y lo sacaron de aquel ensimismamiento: - -Por favor, Ethan, déjame rogarte otra vez que nos deshagamos de esa 'cosa'.

El hermético científico quiso asentir. Estar de acuerdo con la pequeña criolla. Entregar la calavera maldita y deshacerse de aquel embrollo. Sabía que era objeto del deseo de muchos magos. Madame Ness, le había puesto en la pista de aquel poderoso objeto del que pocas cosas se sabían. De lo único en que posteriores y secretos coloquios habían coincidido todos los magos de la Cábala eran en tres puntos. El primero de ellos, el de custodiar y mantener en secreto la posesión de tal artilugio, el segundo, de lo preciado, codiciado y particular del mismo, pues todos al tocarlo habían sentido la necesidad de protegerlo, y de alguna manera, un sexto sentido que les decía el oscuro poderoso uso que se podía hacer de ella. El tercer punto en el que todos coincidian era el de de sus capacidades nigromantes. Fuera de ello... no había nada más. Ni una reseña en ninguno de los libros que habían consultado.

Pero Ethan sabía algo que hasta ahora, por miedo o por vergüenza de mostrar unos sentimientos egoístas, no había dicho. Rememoró su estancia en el reino de Jade. El viento aterrador que cortaba como cuchillos, el sonido mecánico de las lavanderas en el río, y la formación a su paso de aquellas estalagmitas verdes que le indicaban el camino al castillo Dzong. La calavera en medio del patio, y el silencio que se hizo en su presencia. El vacío cósmico que sintió justo antes de tocarla, y como la energía se fundió con las palmas de sus manos en una luz blanca que irradió a traves de sus dos zafiros. Y en aquella luz blanca... pudo verlas. Fue menos de un segundo, o tal vez más pero a él le pareció un segundo. Sus siluetas, madre e hija cogidas de la mano. Dos sombras familiares que parecían esperarle.

Apareció de nuevo en el pantano. El musgo lo cubría como si hubiera dormido más tiempo del necesario. Sus ojos seguían cegados por la luz blanca, en una cegurera que le duró días, y con unas lágrimas de tristeza y ausencia resbalando sobre sus mejillas; en posición fetal y con su trozo de calavera en su regazo. Un preciado tesoro del más allá. De alguna forma, sabía que aquel nuevo clavo ardiendo que aparecía ante él podía ser clave en la única búsqueda que le importaba.

Aquella sensación le vino súbitamente de nuevo, cuando días después, al reunirse con los miembros de la cábala, cada uno aportó su trozo del Bad Juju y vieron como ante sus ojos se fusionaba en fuego mágico hasta quedar en la pieza actual que custodían. En el preciso momento de la unión, una estrella fugaz cruzaban el cielo, iluminando el bayou cómo una apocalíptica mañana.
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Ethan Sanders (Theazlin)

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#28

Mensaje por Theazlin » 22 Ago 2020, 14:10

Sanders miró a Babet con cariño y cierta melancolía en sus ojos y extendió la mano para posarla sobre su brazo tras apartar el plato. Sentía que estaba engañándola, en parte, al negarle uno de los motivos por los que no podía desprenderse de aquel objeto pero lo que Ethan sabía solo confería más valor al cráneo, y cuanto más valor más peligro, así que aquel laberinto no tenía salida. Sanders lo sabía y no quería cargar con ese peso los jóvenes hombros de su amiga.

Babet, sabes que no podemos —dijo Ethan con toda la suavidad y la dulzura de las que era capaz, que eran pero no excesivas—. Tú, igual que el resto, sabes que puede ser una pieza fundamental para conseguir lo que buscamos. Y si algo he aprendido con los años es que cuando posees algo valioso, si lo cedes, aunque sea con toda la buena voluntad del mundo, lo acabas perdiendo. Es la naturaleza humana, mortal o inmortal, no importa, se rige por los mismos instintos. Podemos pedir ayuda, sí, y en nuestra posición y con nuestro escaso poder a ojos del resto eso implicaría perder de vista la calavera para siempre —antes de que Babet pudiera intervenir, Ethan movió los brazos en un gesto típico de la negación sin importancia—. No debes ser tan ingenua como para pensar que Jophiel, Janus o Sorcha o cualquier otro dejarán en nuestras manos la custodia de un objeto tan poderoso como creemos que es. Y si perdemos la calavera perdemos la oportunidad de saber, de averiguar, de alcanzar nuestros objetivos. En mi interior, y estoy convencido que en el fondo de tu corazón también, sé que no es lo que habría querido Madame Ness —Sanders entrelazó las manos justo frente a su barbilla, ahora apoyados los codos sobre la mesa—. O podemos hacer algo, averiguar qué puede hacer y qué no, cómo podemos dominarla y emplearla para conseguir lo que queremos. Al final se resume a una cuestión muy sencilla: o alargamos la mano y nos aferramos a lo que deseamos o dejamos que la ilusión se disuelva como un terrón de azúcar y seguimos soñando con un destino que no alcanzaremos jamás.

Sanders volvió a alargar la mano y esta vez la cerró sobre la palma de Babet en un gesto de ánimo y apoyo.

Tú, Adam, Michelle, Tiger y yo. Juntos. Podemos hacerlo, podemos averiguar qué les ha sucedido a nuestros seres queridos, podemos descubrir qué quería Madame Ness de nosotros y quiénes son esos hombres con la media luna tatuada. Hemos sido capaces de adentrarnos allá donde moran las pesadillas y hemos vuelto y no con las manos vacías precisamente, ¿no seremos capaces de proteger y aprender de un objeto que nadie sabe que poseemos? —Ethan miró directamente a Babet a los ojos y al sonreír se le marcaron algunas patas de gallo que hicieron, curiosamente, más afable su expresión— Confía en mí. Encontraremos la forma.

En ese momento entró por la puerta Adam. Perfecto. Era el que vivía más lejos así que Sanders sacó el móvil y avisó a Tiger y a Michelle:

<<Adam, Babet y yo estamos en el Rebirth Restaurant. ¿Podríais pasaros? Ha ocurrido algo y deberíamos comentarlo>>

Ethan jamás era demasiado explícito a través del móvil en lo que concernía a la calavera. Tenía la sensación que hacerlo era dejar migas de pan para que, quien fuera, pudiese seguir el rastro hasta ellos.

MegatronHendrix
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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#29

Mensaje por MegatronHendrix » 03 Sep 2020, 15:40

Adam entró en el Rebirth Restaurant con el paso tranquilo pese a sentir aun los ojos de Papa Doc en su nuca. Todo aquello que escapaba a La Rueda o que la retorcía de formas misteriosas y oscuras siempre le dejaba una mala sensación en el cuerpo que duraba varios días. Dolor de cabeza, muscular, confusiones al hablar, pero esta sensación, en el caso de la calavera le dejaba además la sensación de estar vigilado. A su malestar se le sumaba la ansiedad de ser consciente mirada constante del tirano muerto clavada en su nuca o escondida en el punto ciego de la sala a la que acababa de entrar.

Sabía que Papa Doc le observaba desde el reflejo del cristal de la ventana de su espalda o de la esquina extrañamente oscura que estaba en el techo. Pero debía mantener la calma porque era lo único que le permitiría enfrentarse con éxito a los Loas o a quien quiera que fuese aquel vigía oculto.

Anduvo hasta la mesa donde se encontraba Babet y Ethan, cogiendo de camino una silla de otra de las mesas cercanas para poder sentarse. La cogió sin preguntar, con un movimiento ágil pero delicado y nadie pregunto el por qué de su acción, quizás porque aquella silla no estaba ocupada o porque la angustia visible en el rostro del muchacho indicaba que lo más sabio era no decir nada.

Una vez llegó, colocó la silla y se sentó. Miró a los otros dos comensales por un par de segundos y después negó levemente con la cabeza. En sus ojos se podía ver que estaba tan agotado como si hubiera estado trabajado en la bolsa de Nueva York el día en que empezaba una crisis.

Está todo como debe estar. No hay de qué preocuparse. — Hizo una pausa. —Pero tengo un pal presentimiento. — En todo momento habló con la voz calmada, en un tono neutro pero amable. No les saludo porque sabía que eso no era lo que les interesaba y tampoco se molestó en tener ninguna cortesía porque sabía que solo les haría perder el tiempo.

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
Proyecto de Mago

Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#30

Mensaje por Darkhuwin » 03 Sep 2020, 23:45

{https://youtu.be/gZ_kez7WVUU - Perfect Strangers, Deep Purple}


“Hemos sido capaces de adentrarnos allá donde moran las pesadillas y hemos vuelto y no con las manos vacías precisamente”

Tras aquellas palabras de Ethan, los recuerdos asomaron a su memoria:

Imagen El cielo ambarino de las islas de las especias del Reino Oscuro de Jade, sería una visión que no olvidaría jamás. Nunca hubiese imaginado que su periplo por las tierras de los muertos tuviera que hacerlo sola. De haber sido así, no hubiera aceptado. Incluso teniendo en cuenta que sus habilidades eran las más apropiadas para valerse en un lugar de aquellas características. Pero, aparecer de pronto, con un viejo mapa borroso, en una isla en medio de la Tempestad fue una experiencia extrema, incluso para sus capacidades de supervivencia.

Por suerte para ella (o mejor dicho, gracias a los Loas que la protegían), no tardó en pasar por el lugar una flota de Bugis. Marrulleros, traicioneros, pendencieros y malhablados espíritus piratas que viajaban aquí y allá, a través de la Tempestad, entre los reinos y Necrópolis de las tierras de las Sombras. Una vez consiguió entablar negociaciones con su líder, tras demostrarles que no era un alma desvalida, dispuesta a dejarse capturar, éste le contó que a veces trabajaban para el imperio y a veces por su cuenta, según les convenía, pero que por un precio, podrían llevarle a dónde ella deseara.

Lanoix siempre había sido desconfiada por naturaleza y por ello, aunque llegó a un trato con el capitán, ofreciéndole el colgante de Jade que había traído consigo precisamente para una situación como aquella, no dudó en realizar un ritual de protección en su camarote, invocando a Ghede Linto, que había sido su protector desde niña, para que no pudieran atacarla mientras dormía o estaba distraída. Pese a todo, el Capitán y sus piratas, no la decepcionaron y trataron de engañarla ofreciéndosela a los espectros que franqueaban los caminos entre reinos, pero la chica fue capaz por poco de zafarse de la encerrona con ayuda del Capitan Debas y su navío fantasmal y consiguió capturar un pequeño velero con el que llegó finalmente a las Fuentes Amarillas.
Imagen
La entrada de Adam en el Rebirth la sacó de sus recuerdos, pero sus noticias, aunque buenas, no lograron apartar el frío que se le había metido en los huesos tras la visión. El mal presentimiento de su amigo, era compartido por todos en aquella mesa, al parecer.

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