[G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

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Re: [G] Preludio: 00 - Lágrimas de sangre y cenizas

#31

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 05 Sep 2020, 13:01

{ https://www.youtube.com/watch?v=7wfYIMyS_dI - Only Time by Enya }

- No es la Tierra de los Muertos, pequeña... sino la de los Sueños. Y creéme, no querrías estar en ellas. - Aquella había sido la enigmática despedida del capitán Debas, mientras su barco de eter fantasmagórico atravesabamente nuevamente la cascada, cuya agua, ascendía burbujeante y caliente. La catarara inversa subía un agua amarilla, cuya densidad quedaba lejos de lo cristalino. En aquel punto, parecía como si un gran tapete de seda áurea hubiese sido lanzado sobre aquel extraño lugar. El rumor de las olas era tan plácido que creyó varias veces estar a punto de quedarse dorrmida por su arrullo. Las aves marinas eran feas y con movimientos robóticos, pero su canto era dulce y armonioso, y pensó varias veces reconocer melodías en sus cantares.

Movida por la intuición, Babet empezó a escalar, agarrándose a las propicias piedras de jade, que como apropiados asideros, marcaban el camino a seguir. En un horizonte que parecía esquivo, podían verse aún las enormes quillas de los bugis cortando el mar pajizo, con los embacaudores piratas buscando un nuevo polizón al que intentar engañar con sus juguetonas adivinanzas y con sus atadoras promesas.

Al acabar de subir la pared negra y verdosa, Lanoix pudo ver el castillo oriental. Parecía una estampa bidimensional, como si de alguna forma, estuviera pintado con carboncillo sobre una pared, pero al ir acercándose, a una distancia mucho más cercana de lo que habían estimado sus sentidos, iba adquiriendo una forma más terrenal. Las puertas se abrieron a su paso, y la pequeña se encontró de bruces con el contrastado sentimiento del deseo y la duda. Todo su ser, gritaba que aquel terrorífico objeto que estaba a punto de tocar sin que pudiera evitarlo, era oscuro y perverso y que contenía la maldición de mil demonios.

Avanzó, sin desearlo, pero no por ello menos fascinada por las isotrópicas luces y destellos que desprendía el extraño cráneo. Al tocarlo, un zumbido abrumador, como dos ondas de sonido que chocacaban se escucharon, y la niña despertó entre los brazos de Theophile, con sus manos sobre los oidos, donde un pitido constante y tremendamente molestoso parecía taladrarle el cerebro. Olía perfectamente, el putrefacto aliento de su tío traspasarle la nuca, pero ni rastro de sus sonoros y cotidianos ronquidos de borracho capaces de despertarla varias veces en la noche.

Su preocupación fue en aumento cuando se levantó y fue consciente de que no oía nada. Ni sus pequeños elementos de percusión que hizo sonar con tanta avidez que vio peligrar el coma etílico de su tío, ni siquiera el acordeón que presionó para que sacara el aire dentro con su característico bufido. Entre aquella confusión, vio una familiar pamela, y bajo ella, un trozo de aquella calavera que había visto en sueños, y que enseguida entendió custodiar. Más tarde en el futuro, lo entendería.

Los siguientes días, no podía oir el acordeón de su tío ni las monedas chocar unas con otras en el sombrero, pero si intuía sus broncas tras su espalda. Theophile para variar, no se molestó en el estado de salud de su sobrina, pero si lo hicieron las camareras del bar donde solían recibir los restos del desayuno que tenían como único destino la basura, y que Babet con su raquítica figura y su magnética sonrisa, se había hecho con su cariño.

Los médicos no se explicaron lo que le pasaba, y apremiados por el seguro médico de Candince, la camarera que finalmente la llevó al hospital, se decantaron por un fácil diagnóstico de tinitus. No obstante con el paso de los días, Babet fue recuperando su audición, y volvieron las armónicas y los acordeones, y claro, aquellos sonoros y cotidianos ronquidos de borracho.
"- ¡¡¡Fenomenales poderes cósmicos!!!... y un espacio chiquitín para vivir" (Genio - Aladdin)

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