[G] Escena: 01 - La máscara más cara

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Jebediah_Gogorah
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[G] Escena: 01 - La máscara más cara

#1

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 01 Ago 2020, 13:27

{ https://www.youtube.com/watch?v=USK1VjV-nO8 - Once upon a time in the West by Ennio Morricone, cover by Harmony Highway }
“In eternity, where there is no time, nothing can grow.
Nothing can become. Nothing changes.
So death created time to grow the things it would kill.”
-Rust Cohle, "True Detective"
Las luces rojas y azules de los coches de policía alumbran el ócaso en aquella parte del bayou, donde casas de madera se alzan sobre la rivera de los ríos, y el sol de la tarde moribunda lanza los últimos rayos dorados sobre las aguas canelas y tranquilas. Los juncos y la maleza se mecen al soplido de una suave y calurosa brisa que recorre el pantano como una bandada de pájaros invisibles.

Los ruidos de las radios con operadoras tranquilas buscando información sobre si sus compañeros necesitan refuerzos o que tipo de delito se ha cometido no obtienen respuestas. A cambio, los dos policías se encuentran en la orilla con el agua sobre sus rodillas. La grúa de un barco levanta quejumbrosa una jaula cangrejera, donde en vez de un cuerpo mutilado, debería encontrarse una cantidad ingente de cangrejos. Alguno permanece colgado de la podrida piel negra de la víctima, otros la devoran. Algas y restos marinos, caen junto al agua, sobre el mismo río, mientras los polis y los curiosos se echan las manos a sus bocas intentando contener las arcadas. El cuerpo permanece en una posición extraña, y le han sido mutiladas sus dos manos, en las que de una manera incomprensible, le han sido insertadas de manera burda y bizarra, dos pinzas de crustáceos más grandes.

Allá arriba, colgada, su cuerpo parecía nuevamente venerado. Su culto improvisado, al servicio de la autoridad, solo puede quitarse las gorras y ponerlas en el pecho en señal de respeto. Sólo su alma sabía el sufrimiento que había padecido. ¿Quién lloraría su pérdida?, ¿A quién le vendría su recuerdo, de vez en cuando, hasta ir apagándose paulatinamente?. Sólo se necesita tiempo para sanar todas las heridas...

Cómo tiempo había pasado desde esa escena donde una mujer mutilada era alzada en el bayou del suroeste de la ciudad, cerca del Lago Cataouatche. Un tiempo donde la policía se limaba los cuernos sin avances significativos. Un tiempo que poco a poco la llevaba nuevamente al olvido. Tiempo que había pasado. El Mardi Gras había llegado al calendario y a la ciudad y aquello significaba que todo se volvía un poco fuera de control.

{ https://www.youtube.com/watch?v=UFblVbYuY-0 - Out of control by The Rolling Stones }

Imagen
Las calles aparecían engalanadas con aquellos colores tan significativos y místicos del evento. Morado para la justicia, verde para la fe y dorado para el poder. Eran tres valores que tenían que tener presente los miembros de The Big Unknown que permanecían en distintos puntos de Bourbon Street, en los balcones con sus manos apoyadas sobre las metálicas barandillas. Lo suficientemente alejados entre sí para cubrir el máximo espacio de vigilancia, pero a la vez no perder el contacto visual. Tenían una misión clara. Aquella época del año, la ciudad se llenaba de extranjeros sedientos de fiesta y jolgorío y aquello significaba tambien la llegada de magos nuevos, deseosos de un anónimato que la rectitud de sus ciudades de cristal y cemento les impedía. Al fin y al cabo, aquel sudeste pantanoso con aquel aderezo del vudú y la cultura criolla, parecía tan dado a la magia...

La cábala parecía dada a todos aquellos encargos que les hacía recordar su lugar en la capilla y en la ciudad: la de los novatos. Igualmente, no era una tarea denigrante, sino de una importancia relativa. Eran el primer filtro, el primer muro de fuego de aquel censo improvisado.

El sol empezaba a caer sobre los tejados de NOLA, e inundaba con el olor nocturno del pantano la ciudad, no así con sus sonidos, que eran pisados por todos los instrumentos de viento que sonaban en armoniosas melodías, y en los tambores que mandaban las vibraciones exactas para hacer mover tus pies. La calle aparecía atestada de gente. Los habitantes de Nueva Orleans, desconocían que se encontraban ante uno de los últimos años que la comitiva pasaría por Bourbon, ya que un futuro de atentados y miedo, alejaría la fiesta de la mítica calle del Barrio Francés.

Todo parecía discurrir con la relativa normalidad, sin que ello impidierá soltar ni un gramo de tensión a los magos, que permanecían ojo avisor a cualquier movimiento extraño, pero a la vez, manteniendo un gesto tranquilo y moderado que no les hiciera parecer unos regios agentes de la ley. Sus miradas se cruzaban en la distancia de vez en cuando, y un simple lenguaje de gestos les hacía comunicarse con cierta fluidez.

Pero esa tensión se endureció, rompiendo la tranquilidad de la fiesta, cuando un escalofrío brutal recorrió sus espinas dorsales, a comprobar como los gritos de éxtasis de la gente eran cambiados por gritos de pavor y horror. Al fondo de la calle, en una coreografía improvisada, la gente intentaba apartarse a los laterales de la calle, a veces pisándose unos a otros, en una mortal avalancha. Pero algunos no eran capaces de evitarlo... serían atropellados por dos corceles negros como la misma noche que estaba cayendo, que enfurecidos, arrastraban una diligencia negra donde nadie parecía tomar las riendas en el pescante. A cambio, dos fuegos fatuos y azulados aparecían en los laterales de dicha carroza.

El horror se apoderó de las gentes, que corrían despavoridas en todas las direcciones. Los corceles más tarde que pronto, tuvieron que cesar en su carrera, taponados por la multitud y sin que nadie que los fustigara. La posición donde los caballos, con su piel humeante, y la carroza pararon no fue muy lejana a la que estaban los miembros de la cábala, que sorprendidos se encontraban sin saber que hacer. Todo había pasado demasiado rápido.

Sin embargo, ahi no acababa la dantesca escena. En la parte trasera del enlutado carromato, un cuerpo desnudo aparecía atado y arrastrado por la empedrada calle. Una terrorífica máscara le cubría el rostro. Ahora la cabeza de un ciervo con el total de su cornamenta, aparecía ataviada sobre su propia cabeza. La gente gritaba horrorizada, mientras las personas con más aplomo intentaban calmar a los caballos, que relinchando intentaban soltarse del entramado que empujaban, soltando coces por doquier.

Varios policias uniformados entre la multitud, corrieron hacia el carromato. Los magos tenían instrucciones claras. No podían interferir en la escena de un delito, sin una petición expresa de algún miembro de la primogenitura Cerberus, ni interpelar con agentes del orden, que los pudiera poner en la palestra o en alguna situación incómoda, que luego obligara a la capilla a tomar cartas en el asunto para borrar cualquier cagada de sus subordinados. Así, que solo les quedaba contemplar la escena, y quedarse atentos a ver lo que acontecía, intentando ver si algun rostro o alguna actitud les parecía extraña. La gente empezaba a abandonar la fiesta de una manera más caótica que organizada, aunque muchos curiosos aún permanecían allí, lo que impedía que los magos quedaran descubiertos de aquel anonimato.

Aquel calambre que notaron sobre su espinazo hacía apenas unos minutos, se multiplicó por diez, al contemplar el rostro de la víctima, una vez que los polis quitaron aquella máscara tan cara. La máscara de la muerte. Sus miradas se cruzaron petrificadas. Ante ellos, abajo, en la calle, fustigado, torturado, señalado, sin vida, y con los ojos arrancados... aparecía el bueno y pacífico de Edgar Beaumont, Custo de la Cábala. Aquel que en el tiempo que había estado a vuestro servicio, había conseguido convertir la impostura de la Capilla en una amistad y fidelidad exquisita. Vuestro estómago se comprimió en un intento ahogado de llanto. Yacía allí él. Fiel Sirviente. Compañero. Amigo. Amante.


https://youtu.be/AD4KOWLNneE
"- ¡¡¡Fenomenales poderes cósmicos!!!... y un espacio chiquitín para vivir" (Genio - Aladdin)

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Michelle (dasharai)

Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#2

Mensaje por dasharai » 03 Ago 2020, 23:47

Líneas... hoy tocaba escribir, no dibujar. Porque al menos, eso daba más el pego. Había que disimular, ¿no? Bueno, realmente sus cavilaciones rondaban sobre su hermana... otra vez. Ayer la habían metido en el calabozo por ponerse tonta con unos policías. Un poco de persuasión y un poco de sobreesfuerzo habían conseguido que la soltasen, pero pagar para que la soltasen dolía. El arte no lo soluciona todo.


Quizás por eso hoy vestía de negro sin grandes adornos, porque sus ánimos no estaban por los aires. El resto de sus compañeros estaban nerviosos por la escena, ella realmente, en sus cavilaciones "Yace ante nuestros la efigie de la condolencia..." Curiosa frase, hoy tenía un día rimbombante, quizás demasiado místico.


La escena que se desarrollaba ante sus ojos empezó a ponerla nerviosa, mientras sus manos se aferraban al cuaderno "Corren espectros de negro por las calles es una procesión libre de silencio..."


Un sonoro crack, de la punta del lápiz rompiéndose contra el papel. Dicen que hay silencio en las obras, y que a veces dice más que la voz más estruendosa. Dejó el cuaderno, y saltándose todas las normas, corrió. La muerte es parte de la vida, pero aquella era una obra inacabada, con potencial. Una parte racional de su mente le decía que no se moviese y le examinase de lejos con su visión de mago, pero no, si este era el final, tenía que saborearlo en su pleno amargor... aunque realmente, se negaba a reconocerlo.
Última edición por dasharai el 08 Ago 2020, 23:23, editado 1 vez en total.

Ethan Sanders (Theazlin)

Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#3

Mensaje por Theazlin » 05 Ago 2020, 21:06

*** Y ya fuera el caballo blanco o el caballo negro el que tirase con más fuerza, el carro caía al mundo mortal y el alma en cuestión se reencarnaba en un nuevo intento por controlar las virtudes y los defectos en esa búsqueda del equilibrio —Ethan, apenas iluminado por la luz de la mesita de noche de Sarah, observaba a su hija, la cual le devolvía la mirada cubierto medio rostro con la sábana—. El caballo blanco era el bueno y el caballo negro representaba nuestros más viles deseos, y ambos tiraban del carro por los...

¡Sanders! —espetó en un medio susurro Ashley, su mujer, entrando por la puerta. Cuando se dirigía a él por su apellido y no por su nombre significaba que algo había hecho mal. No muy mal pues entonces utilizaba nombre y apellido. Era una manía de su mujer muy conveniente pues de esa manera Ethan podía saber, al instante, el grado de metedura de pata... o al menos hacerse una ligera idea—. ¿Estás seguro de que ese es el cuento que Sarah quería que le leyeras para ir a dormir?

Bueno, querida... es que "El pequeño pingüino va al centro comercial" ya se lo has leído muchas veces y pensé...

Pensaste mal, Ethan —la cosa se relajaba—. Explicarle las teorías de Platón sobre la reencarnación y la búsqueda de la virtud no es algo que nuestra hija de cinco años tenga o quiera entender. Ella quiere el pingüino, ¿no es así, cielo? —concluyó mutando la voz hacia una agradable y melosa pregunta mientras dirigía la mirada hacia la niña que, protegida por una sábana que en su mente era más fuerte que una plancha de acero, no contestó.
***
Ethan miró, envarado, la escena mientras su mente, veloz y activa, no pudo evitar evocar una escena del pasado viviéndola nítidamente en su cabeza al tiempo que empezaba a desencadenarse el desastre en la calle. Y mientras recordaba, Sanders cerró los puños con fuerza. No soportaba la verdad: que su mente había recuperado ese recuerdo y que su hija y su mujer eran meros personajes secundarios en él, pues el auténtico protagonista era el mito del auriga. ¿Por qué su mente era, a veces, tan fría, desapegada e inhumana?
Ethan suspiró un instante antes de responderse mentalmente: porque en ese momento nada tenía que ver con Ashley o Sarah y sí con el mito. Dos caballos negros representaban un desequilibrio absoluto. Quienquiera que gobernase ese carromato había sido arrojado a los infiernos de la vida humana sin duda, acosado por unos defectos negros como el pelaje de esos animales de tiro que, poco a poco, empezaron a detenerse.
Y a veces, una contestación lógica y fría, simple y escueta era suficiente para calmar su conciencia. Aquella fue una de esas veces.

Contuvo el aliento cuando vio el cuerpo y luego retuvo un grito cuando lo reconoció. Edgar Beaumont. Su relación había sido bastante buena desde el primer día. Un tipo consciente de sus limitaciones intelectuales pero no por ello especialmente molesto. En realidad los peores eran los que no acertaban a entender el abismo que les separaba de Ethan y pretendían tender puentes donde no había más que vacío. A veces (casi siempre) se exasperaba dando explicaciones o sintiendo que el tiempo se escurría entre sus manos, perdiéndose en el olvido no sin antes recordarle cuántas cosas interesantes e importantes no estaba realizando en ese instante por culpa del inculto e inepto que tenía en frente. Edgar no había sido de esos habitualmente. Escuchaba, aportaba, compartía pero no pretendía nada más allá de sus capacidades... ni de las de Ethan, algo que también agradecía acostumbrado como estaba a que las expectativas sobre él fueran siempre muy elevadas. No se merecía lo que fuese aquello.

Ethan se giró hacia sus compañeros, repartidos en distintos balcones, justo a tiempo de ver a Michelle salir corriendo.

¡Maldita sea! Pensó. ¿Es que nadie puede pensar con la cabeza antes de actuar? Y seguramente sus pensamientos hallaran un camino hacia el exterior a través de la expresión que adquirió su rostro. Rápidamente marcó el número de Babet. Tenía el teléfono móvil preparado y con el número marcado por si acaso. Cuando su amiga descolgó Sanders fue vehemente:

No podemos intervenir de forma directa, esa son las indicaciones; pero sí que podemos hacerlo de forma indirecta. Y no nos podemos quedar aquí de brazos cruzados. Babet —dijo Ethan mientras clavaba sus ojos verdes en la joven a través de la distancia—, ¿puedes mezclarte entre la gente, acercarte lo suficiente y ver si puedes averiguar algo? En estas situaciones la gente habla más de lo conveniente y normalmente más alto de lo requerido.

Dio a la tecla de llamada del segundo teléfono, el que estaba cuidadosamente preparado para llamar a Tiger y esperó. Cuando contestó, Ethan habló sin esperar respuesta:

Tiger —Sanders se detuvo un instante para pensar en cómo expresar su idea sin emplear términos científicos—, esto ha estado cuidadosamente preparado para llamar la atención. Necesitamos a alguien ágil y rápido que pueda mirar en las calles de alrededor, que observe si hay algo extraño fuera del foco. Todos los ojos están puestos en el carromato y el cadáver; ¿puedes ser los ojos curiosos que miren alrededor?

Seguidamente cogió el tercer teléfono que tenía sobre la mesita en el balcón el cual se hallaba preparado para llamar a Adam y presionó el botón.

Adam, si te apresuras puede que seas el único "doctor" que haya en las proximidades. Si ese es el caso quizás tengas una oportunidad de averiguar algo más de lo que le ha pasado a Edgar —dijo Sanders antes de añadir—. Si no, o si no te dejan acercarte, ¿podrías encargarte de Michelle? —dijo antes de apoyarse en la barandilla y añadir, casi más para sí mismo que para el resto —Demasiadas emociones sin control acaban con el carro cayendo hacia los infiernos de esta vida.

Sanders pretendía quedarse en el balcón. Alguien debía mantener la mente despejada, observar desde arriba y hacerse una idea general de lo que estaba sucediendo. El cuarto Nokia, el que estaba preparado para llamar a Michelle, aguardaba sobre la mesa.

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
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Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#4

Mensaje por Darkhuwin » 06 Ago 2020, 23:35

La larga procesión de Bourbon Street, avanzaba como un mar de licor colorido reflejando los escasos rayos de sol del ocaso. No parecían individuos durmientes, sino una masa pensante y sintiente de almas en procesión que dirigía sus pasos hacia donde Maître Carrefour los conducía. No en vano, su camino era el vagar mundano de las reses al matadero, un sinfín de voces alegres, cantando y bailando sin saber si quiera lo que celebraban…la quaresma, la muerte, el sacrificio.

Algunos turistas en aquella época de festividad, incluso se acercaban a la tumba de Marie Laveau, la reina Vodoo, la mayor sacerdotisa de todos los tiempos, a marcar tres cruces sin saber muy bien qué estaban haciendo, pensando que aquello les traería suerte, cuando en realidad, era parte de un ritual de invocación para hacerla regresar del mundo de los muertos.

El Mardi Gras siempre le traía recuerdos de todo tipo, de los buenos y de los malos. Sin duda era una época en la que el velo se debilitaba por alguna razón y la puerta hacia los espíritus era más fácil de traspasar. Y luego estaba el tema de los ‘visitantes’. Desde que fue consciente del mundo que realmente la rodeaba, de la cantidad de despertados que andaban, se relacionaban y luchaban en el camino de la ascensión, el universo había tomado otro cariz. NOLA era como un cebo lustroso para magos y había que controlar a todas esas moscas que se acercaban a la mierda. Aquel era el trabajo del día, el encargo de la capilla. Pero Babet lo hacía convencida por los argumentos y consejos de su amigo Sanders. Su ferviente defensa de la necesidad de mantener a la cábala ocupada en algo de provecho era suficiente para ella, aunque toda esa multitud estaba empezando a preocuparla. Si veía algo, ¿Sería capaz de reaccionar? ¿Se atrevería a hacer algo? ¿A acercarse siquiera al maremágnum?

Y en aquel momento pasó. Fue algo espontáneo, tan rápido como inesperado. Algo que rozaba por sí mismo la línea entre la razón y lo imposible. Un carro tirado por dos caballos avanzando contracorriente sobre la multitud, con fuegos fatuos y tirando de un cuerpo.

Cogió la llamada de su amigo prácticamente de forma mecánica. Apenas entendió lo que éste la decía. Algo de mezclarse entre la multitud y enterarse de lo que estaba sucediendo allí abajo. Sanders parecía muy vehemente, de hecho le vio como la miraba desde su balcón y le indicaba con gestos apremiantes lo que debía hacer. Pero ella estaba paralizada por el terror. Lo único que quería hacer era correr a esconderse. Huir de aquel lugar en el que algo horrible estaba sucediendo. ¿Y si fuera una trampa? ¿Y todo estaba orquestado por los mismos que se llevaron a sus padres y a Madam Ness? ¿O acaso sería una prueba de la capilla para ver si estaban preparados para lo que estaba por venir?

Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para reponerse a su miedo y si quiera poder moverse. En cuanto estuvo dentro de la casa, fuera del, nunca mejor llamado, mundanal ruido, consiguió parar a relajarse y meditar unos segundos para pensar con claridad. Su mente sería un lago, y ella una grulla. De este modo, podría introducirse entre la multitud sin apenas ser percibida y una vez se sintiese segura e imperceptible intentaría escuchar…
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MegatronHendrix
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Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#5

Mensaje por MegatronHendrix » 07 Ago 2020, 12:00

La masa se movía casi uniforme a lo largo de Bourbon Street y Adam se movía entre ella. Como él, mucho otros despertados se ocultaban entre la masa, esperando, probablemente, disfrutar de la magia que respiraba Nueva Orleans en esta época del año. Cada nuevo despertado en la ciudad significaba nuevos problemas y más molestias para las capillas y los otros magos que ya se encontraban allí, por eso debían localizarlos e informar sobre quien y cuantos podían ser. Era un trabajo difícil si algo salía mal sería su responsabilidad, aunque tampoco podrían haberse negado a hacerlo, al fin y al cabo eran los nuevos y debían probar su valía.

Adam no sabía como diferenciar a los turistas de los magos visitantes, pero aun así buscaba a personas con vestimentas excéntricas, peinados curiosos o símbolos que pareciesen místicos, o incluso aquellas que tuviesen un lenguaje corporal peculiar. Pero no hubo suerte, todo el mundo parecía normal, durmiente, casi zombi. Todos seguían la procesión dejándose imbuir por su misticismo, caminando hacia delante como en un trance colectivo, tanto durmientes como despertados, pero ahora estaban tan mezclados que eran irreconocibles.

Aunque el tranquilo caminar de la muchedumbre pronto se detuvo y cambió por un caos frenético donde aquellos que iban en la parte delantera de la procesión corrían en todas direcciones gritando y apartando a conocidos y extraños para salvar su vida. Un carro negro, que parecía la carroza de la propia muerte bajaba a toda velocidad por Bourbon Street, aplastando a los que no eran lo bastante rápidos para salir de la procesión. Por un momento Adam temió por su vida y pensó que allí se acabaría todo para él. Estaba en el centro de la muchedumbre y sabía que por mucho que corriese no llegaría a apartarse a tiempo, por suerte la carroza se detuvo unos metros antes.

Estaba paralizado por el miedo en medio de la muchedumbre que corría hacia todos lados a pesar de que la carroza se había detenido. Pese a ver la muerte casi todos los días no se había acostumbrado a su rostro y mucho menos a la posibilidad de que le llegase a él. De aquel trance los sacó una vibración en su bolsillo. Llevo su mano al bolsillo y sacó el teléfono para contestar la llamada, lo hizo despacio, como si la situación no requiriese de urgencia. Al otro lado escuchó la voz de Sanders que le apartó de aquel sopor al que le había llevado la posibilidad de morir. Y el final de la primera oración le dio el sentimiento de urgencia. Edgar estaba involucrado.

Nada más oír aquel nombre se apartó el teléfono del oído y miró al rededor, tratando de encontrarlo, no le vio. Solo pudo ver como la gente seguía corriendo en todas direcciones y como algunos policías se acercaban. Sin prestar más atención a la llamada se guardó el teléfono en el bolsillo sin siquiera colgarlo y corrió entre aquella muchedumbre a intentar ver la parte de atrás de la carroza. Antes de que los policías le apartasen de la escena, Adam llego a ver el rostro desfigurado de Edgar y su cara mostró el horror más absoluto. Durante un instante se volvió a quedar paralizado y poco después las lagrimas asomaron en sus ojos y no pudo evitar correr hacia el cuerpo., antes de que uno de los agentes le agarrase para impedir que alterase la escena del crimen.

Adam peleó con el para intentar llegar hasta el cadáver de su amado, pero no pudo y acabó por quedarse entre los brazos de aquel agente, temblando. Poco a poco se fue recuperando en sus brazos, pero sin dejar de mirar aquel cuerpo.
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Me gustaría hacer una tirada de Medicina+ Percepción(O algo así) para sacar información sobre lo que le ha sucedido a Edgar. Esta tirada vendría una vez Adam se ha tranquilizado en los brazos del policía.

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Jebediah_Gogorah
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Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#6

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 09 Ago 2020, 13:55

{ https://www.youtube.com/watch?v=8AHCfZTRGiI - Hurt by Johnny Cash }

El caos del bullicio festivo dio paso al caos de la estampida y posteriormente al caos de ambulacias y coches de policia. Bourbon Street se fue convirtiendo en un río furioso, donde los curiosos agolpados a los flancos eran la orilla; la carroza mortal y el grueso de policias que rodeaban el cuerpo de Edgar, una isla tranquila, y el resto de personas atropelladas, troncos flotando a la deriva. Sin duda, aquel Mardi Gras iba a pasar a la trágica historia de The Big Easy.

Michelle corría sin saber muy bien hacía donde. Al final su carrera se convirtió en un nado a contracorriente. Estaba cansada de problemas. Su hermana, sus pacientes, y ahora aquello. Estaba tan abrumada que ni siquiera sabía como se sentía respecto a que la victima fuera el bueno de Beaumont. Tenía que pararse entre la multitud y reflexionar. ¿Que era lo que realmente quería hacer? ¿Como podía aportar luz en toda aquella caótica oscuridad?.

Babet se había colado en una de las casas. Algunas de ellas permanecían con sus puertas abiertas, como los balcones. Gente afortunada (algunos no lo dirían así) que con solo abrir la puerta de su casa, podían bailar y ser partícipes de la fiesta. Allí mismo, en la acera de sus casas. Babet volvió a tener miedo. La pérdida. En su cabeza empezaron a suceder los momentos que había compartido con Egdar. Aquellos ojos azules, aquellos rizos por su frente, aquellas profundas y nihilistas conversaciones... estuvo a punto de romper en llanto. Aquel sentimiento que le recordaba la ausencia de Madame Ness a la que había estado tan unida, volvía con fuerza y amenazaba con hacer tambalear todos sus cimientos. Pero no podía permitirlo. Parte de su crecimiento personal significaba aquello. Digerir, asumir la muerte y la pérdida como procesos casi naturales de aquella, su nueva y arcana vida. ¿Realmente podría acostumbrarse uno a aquello?. ¿En que momento dejaría un mago de estar absolutamente apegado a aquellos sentimientos mundanos?. ¿Y si aquello no ocurría nunca?. ¿Sería eso lo que los más viejos llamaban la Ascensión?. Borró aquellos pensamientos de raíz. Tenía que realizar la tarea que le había encomendado Ethan, al que vió en la balconada de enfrente atento a sus movimientos. Se escurrió por una de las casas comunales donde parte del refrigerio había quedado intacto ante la improvisada huida. Se escuchaban los sonoros pasos de la gente en el piso superior. Seguramente muchos curiosos, los que tenían estómago para ello, seguían aun pendientes desde sus balcones. Se aceró a la ventana, e intentó concentrarse con toda su atención en la conversación que los policías en torno al cuerpo tenían. Pero entre todo el ruido solo pudo adivinar un par de frases:

- ¿Crees que tiene que ver con lo de Cataouatche?
- No lo sé... hay que llamar a los Federales.

Adam permanecía atónito. Uno de los policias le rodeaba con sus fórnidos brazos y le impedía moverse a la vez que giraba para no contemplar la escena. Sus gritos eran aterradores, auténticos súplicas deseosas de poder volver atrás en el tiempo e impedir aquello. Allí yacía él... alguien que por fín lo aceptaba tal cómo era, sin ningún tipo de tara ni pero. Alguien que lo amaba por como era, no por que sexo marcaba su pasaporte. Una relación que habían mantenido en secreto*1, y que ahora en aquel preciso momento se arrepentía de no haber propagado a los cuatro vientos. Ahora que era tarde, él que había visto tantas muertes, tantas almas ante su último estertor, se daba cuenta de que no estaba preparado para ello. Un sentimiento de rabia, tristeza absoluta y venganza le llenó los pulmones. Intentó mirar una última vez hacia atrás antes de que taparan su cuerpo con una sábana blanca, en busca de una última pista que le ayudara a comprender todo aquello. Pero era inútil. Las lágrimas nublaban su visión y todo se volvió borroso. Sus ojos y su corazón.

Ethan miraba los acontecimientos desde aquella privilegiada vista. Aquella que le permitía contemplar todo el escenario de forma agradecida para su analítica mente. Sentía mucho lo del muchacho, pero ahora no era el momento de la pena, sino de esclarecer aquello. Era la mejor forma de homenajearlo. Miró con desconcierto la carrera desbocada de Michelle intentando anticipar cada uno de sus movimientos. En el sentido contrario, Tiger se escabullía por los callejones y lo acababa perdiendo de vista.

Entonces Sanders lo notó. Una mirada que le atravesaba el ánima. Al otro lado de la calle, estaba ella. La "pantera" que lo observaba con mirada inquisitoria. Su tez negra como la noche y sus hipnóticos ojos que aparecían como dos faros bajo aquella melena rasta. Didiane Garganie, Guardiana de los Protocolos, aquella que decían llevaba sobre sus hombros todo el poder del África Central. Un sólo gesto le bastó para dejarlo claro. Un leve y discreto movimiento de cuello que señalo al Mama's, un bar propiedad de Héctor SanMartín, un mago extático con pasado español que pertenecía a la Capilla del Sol Naciente.

No había que hacer esperar una dama... y mucho menos si se trataba de Didiane Garganie.

*1->
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Ethan Sanders (Theazlin)

Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#7

Mensaje por Theazlin » 09 Ago 2020, 23:25

Ethan observó desde su privilegiada ubicación. Vio a Tiger perderse por las calles laterales; observó a Babet entremezclarse con la gente a pesar de sus miedos; vislumbró a Michelle, errática, persiguiendo quién sabe qué; y finalmente se fijó en Adam. Se había derrumbado y solo los brazos de uno de los policías parecían evitar que cayera al suelo. Desde donde se encontraba Sanders no podía escuchar sus lamentos pero sí podía intuir lo desgarradores que debían ser. Estaba llorando con todo el alma. Hay lloros superficiales, lloros contenidos, lloros de ira, lloros acumulados... y después está el lamento profundo, ese que rasga alma, cuerpo y mente; ese que no puede ser fingido; ese que se adhiere a la historia de la persona como marca a fuego vivo en la piel. Ethan no necesitaba escucharlo para saber de qué lloro se trataba. Él mismo lo había sentido, lo había sufrido. Ese lamento desgarrador que ya nunca te deja del todo y que atenaza, con sus frías e insensibles manos, el corazón.

¡Joder, Ethan! ¿En serio? ¿No se te ocurrió pensar en ello, no? Se atormentaba él mismo. No sabía de la relación que unía a Adam con Edgar pero alguna mirada, algún comentario al aire y algún tímido gesto furtivo le habían hecho intuir lo que se ocultaba. Claro que unos instantes antes, cuando había ideado un plan ante los dramáticos acontecimientos, su mente había descartado de la ecuación las emociones de Adam y solo había calculado lo más evidente, lógico y con mayores posibilidades de éxito: Adam tenia conocimientos médicos. Si alguno de ellos podía conseguir acercarse al cadáver y averiguar algo, ese era él. ¿Y por qué pensar más allá, no? Idiota.

Ethan cerró su puño derecho y dio un golpe seco en la barandilla cargado de frustración y rabia. Debía ser mejor persona, debía aprender a ver a los demás como algo más que la suma de sus aportaciones y defectos; debía ampliar sus miras si quería prosperar en el mundo que había más allá de los laboratorios. Y mientras pensaba en ello se obligó a mirar a Adam, a mirar su dolor y a sentirlo como propio.

Y fue entonces cuando notó, casi como algo físico, la mirada de Didiane Garganie. Eso fue suficiente para que su mente, acostumbrada a una vida analítica repleta de protocolos que separaban lo urgente de lo importante, archivara los lamentos por Adam y Edgar y se centrara en lo que en ese momento urgía de verdad. Asintió con la cabeza y abandonó el balcón, no sin antes echar un último vistazo a la calle evitando en el proceso fijarse en Adam. Ese no era el momento.

Mientras bajaba los escalones de dos en dos cogió uno de los móviles, el de Babet, y tecleó el siguiente SMS:

<<Me reúno con Didiane en el Mama's. No vengáis pero estad atentos al móvil.>>

Antes de enviarlo se detuvo en medio de la escalera y añadió: <<Adam te necesita.>>

No guardó el teléfono. Ya no tenía sentido trabajar con varios móviles pues la premura ya no era un requisito indispensable en ese momento así que centralizó su comunicación. Eso no impidió, no obstante, que llevara el resto consigo.

Mientras encaraba el último giro de la escalera abrió la aplicación de mensajes de nuevo. No había recibido todavía ninguno de Tiger así que escribió lo siguiente:

<<Tiger, he perdido a Michelle y no sé qué diablos está haciendo. ¿Puedes encargarte cuando termines? No parecía muy centrada. Cualquier cosa que descubras, escríbeme a este número; no me llames.>>

Ethan estuvo tentado de escribirle un mensaje a Michelle pero tal y como se había ido dudaba que lo mirase siquiera. Y ni que decir había que no podía contar con Adam en ese momento. Entonces se detuvo por completo, con la mano en la barandilla de la escalera, justo enfrente de la puerta de salida a la calle. Casi le pareció escuchar a Ashley decirle "Cariño, ya lo estás haciendo otra vez. No puedes decidir por los demás siempre. Tienes que dejar que puedan tomar sus propias decisiones". Esa frase u otras muchas que, en el fondo, significaban lo mismo habían resonado en sus oídos infinidad de veces sin mucho éxito, la verdad. Quizás era momento de cambiar eso.

Ethan sacó de nuevo el móvil y escribió un mensaje a Michelle. Que ella lo leyese e hiciese caso o no era decisión suya... pero al menos tendría la oportunidad de tomarla.

<<Michelle, ¿dónde estás? Si llevas cámara encima, haz fotos del carruaje, de los caballos, de todo. Si no, dibuja. Detalles, marcas, colores. Lo que puedas. Eres la mejor en eso.>>

Ethan guardó definitivamente el móvil en el bolsillo interior de su americana justo antes de ajustársela, abrocharse el botón superior y salir al exterior. Justo antes de que el bullicio de la calle, los gritos y la muchedumbre agobiante moviéndose de un lado a otro saturara sus sentidos. Mientras avanzaba hacia el punto de encuentro Sanders cavilaba.

1.- ¿De dónde ha salido el carruaje? Guardarlo en medio de Nueva Orleans, con caballos incluidos, no debe de ser fácil.
2.- Didiane no parecía sorprendida.
3.- Didiane no estará de buen humor siendo, como es, la guardiana de los protocolos.
4.- Si no está de mal humor es que quizás sabía que esto iba a pasar.
5.- ¿Por qué un carruaje? ¿Simbólico?
6.- Adam. No puedo pedirle que se reponga de inmediato... pero tiene que reponerse de inmediato. Joder.
7.- ¿Los fuegos del carromato eran de origen mágico o químico? Si es químico tiene que ver con la putrefacción.
8.- Esto no es obra de recién llegados a la ciudad.
9.- ¿Por qué una cabeza de ciervo?
10.- Han hecho arrastrar a Edgar desnudo por la calle. Parece algo personal.
11.- Los caballos estaban inquietos. No son mansos animales de tiro aunque tanta gente podría poner nervioso a cualquier animal.


La mente de Ethan saltaba de un punto a otro. Parecían las piezas de un puzzle cuya imagen final no había sido revelada al hacedor, aumentando en mucho la dificultad para realizarlo. Recorrió, como pudo, la distancia que le separaba del local y, una vez ante sus puertas inspiró un segundo, se acomodó los puños de la camisa blanca que asomaban bajo la americana y entró.

Tiger Campbell (Lothston)

Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#8

Mensaje por Lothston » 10 Ago 2020, 16:16

La fiesta pasaba sin pena ni gloria para Tiger. No estaba disfrutando especialmente. No podía dejar de pensar en Sarah, en como la había abordado en la calle y como esta se lo había sacudido de encima con palabras peores que puñales. De hecho, sonrió para sí, hubiera preferido puñales, se dijo, me los manejo mucho mejor...

Los gritos lo trajeron de nuevo al mundo real y la escena, cuando finalmente se hizo cargo de lo que ocurría, lo golpeó como un mazazo. Su familia, su nueva familia, había sido atacada. Edgar yacía muerto, arrastrado por las calles y él, que había adoptado el papel de guerrero protector, no había podido hacer nada.

Se dio cuenta de que seguía ensimismado, aunque ahora con otros pensamientos. Eso no ayudaba, era momento de actuar. Afortunadamente alguien sí estaba haciendo los deberes y tras coger la llamada de Ethan, Tiger se dispuso a seguir sus instrucciones y salió corriendo a revisar los callejones laterales.

Aunque la marea de gente se movía en varias direcciones y la gran mayoría de personas utilizaban estos mismos callejones para marcharse, Tiger estaba acostumbrado o, al menos, más acostumbrado que los demás, a moverse entre personas que iban a por él. Echando mano de su entrenamiento supo aprovechar los huecos que dejaban los cuerpos para abrirse camino.
Intentó en todo momento fijarse en si había alguien que, más que dirigirse hacia el lugar donde estaba el carromato, pues es lo que harían las fuerzas del orden, se quedaba quieto observando la situación bien por el puro morbo, bien por ser parte interesada en lo ocurrido.

Notó la vibración del móvil y leyó el mensaje de Ethan.
<<Michelle>> Pensó y marcó en su mente un breve recordatorio para ir a por ella en cuanto terminase la ronda. Es más, se iba a dar mucha prisa. La vida de Michelle era más importante que cualquier posible pista.

Paró un momento.

- Tranquilo Tiger.- Se dijo a sí mismo. - Michelle es una maga competente y sabrá mantenerse a salvo. No obstante...

El Akashico se concentró durante unos momentos e intentó lanzar un mensaje a los demás.
<<He abierto un canal de comunicación mental, nos será más útil y rápido para mantenernos en contacto que los propios móviles. Michelle, voy a terminar de inspeccionar los callejones y después voy a por ti. Piensa en qué lugar te encuentras y así yo podré verlo. Ethan, ten cuidado. Si necesitan apoyo, avísanos por aquí y correremos en tu ayuda.>>

Repitió el mensaje un par de veces más, pero vio que era inútil. La gente estaba muy nerviosa y había demasiadas interferencias mentales como para poder abrir una comunicación fluida.
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No sé muy bien para qué había que tirar a Voluntad, pero ahí va.
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Tirada de Percepción+Alerta dif 7.

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Jebediah_Gogorah
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Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#9

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 13 Ago 2020, 15:46

{ https://www.youtube.com/watch?v=p6tvmzfyaT4 - Bad to the Bone by ZZ Top }

El Mama's reunía todas las características de una fusión extraña entre la cultura local y la cultura hispana. El bar contenía tambien cualquier cliché visible en cualquier bar de carretera de la América más profunda. Barbudos con chaquetas de cuero (seguramente sus motos permanecieran aparcadas en la calle trasera) y con su masculinidad a prueba de balas, jugando al billar y saciando su sed con jarrones de cerveza. Cuarentonas divorciadas esperando tener una aventura que las añadiera algo de picante a sus monótonas vidas, camareras sacadas del mísmisimo catálogo del Victoria's Secret, y gente menos clasificable cuyo after work se les había ido de las manos.

En cualquier caso, algo parecía seguro en el Mama's, y es que en aquel antro de entretenimiento, el suceso que había pasado escasos minutos, parecía no haber causado demasiado estruendo, salvo para un par de curiosos que se apiñaban en la ventana, y no iban a distraer su diversión un ápice.

El pub combinaba la madera, grisácea y de un marron claro, por doquier, con una pared de ladrillo rojo con decorativas cenefas, donde crecía una enredadera que trepaba hasta alcanzar macetas aleatoriamente colocadas, a modo de patio andaluz. Pintorescas lámparas abovédadas, con lustrosos cristales de colores iluminaban toda la estancia, con especial atención a las dos mesas de billar. Una enorme y robusta barra de madera ocupaba todo un lateral del local, donde los barmans se afanaban en rellenar los vasos de los clientes de la misma barra, o de las bandejas de las hermosas camareras.

Acababan de rematar aquella contrapuesta y barroca decoración, un enorme caimán disecado en lo alto de una de las paredes. Enfrente, en un extraño combate programado, la enorme cabeza de un toro. Unos trabajos increible de taxidermia, pues había que estar especialmente atentos para comprobar que no parpadeban.

Didiane pasó por debajo de aquel improvisado arco que formaban las sombras de los animales muertos. Apenas le importaban las miradas indiscretas que se fijaban en su rimbombante caminar, cuyos tacones hacían crujir la madera. Llevaba un traje ceñido negro que al acabar en su piel era imposible saber en que limite de sus piernas acababa la tela. Arriba tapando sus hombros, una torera vaquera tambien de color oscuro. Avanzó cruzando el bar sin pararse a mirar siquiera si Ethan le seguía. Solo lo hizo al llegar a la puerta que decía "Sólo empleados" y que abrío sin miramientos. En el umbral se giró y cedió el paso al hermético, que entró como si de un niño se tratara y fuera a recibir el rapapolvo de la directora.

Aquella trastienda, olía especialmente a humedad y alcohol. Una pequeña lámpara colgaba del techo con una tulipa rojiza metálica. Un ventanuco sucio que daba a las calles traseras. Una mesa sin sillas y un par de congeladores. Eran los únicos elementos distinguibles entre las decenas de cajas de alcohol que se apilaban en distintos niveles. Didiane ni siquiera cerró la puerta tras el paso de Ethan. Se apoyó sobre una de las cajas, con los pies cruzados, la mirada cabizbaja y rascándose la frente. - Sanders... - no esperó una respuesta ni hubo saludo previo - Llama a los tuyos... tenemos que hablar.

Fuera, Tiger miraba alrededor. Su cuello resistía los frenéticos movimientos que miraban de un lado a otro, buscando algo... una pista, un rostro, un comportamiento extraño... pero nada. Su mente iba de un lado a otro, cómo una ola en medio del océano. De pronto todos los rostros le parecían sospechosos, y al segundo siguiente todo se teñía de una superflúa normalidad. Y en tanto, los hombros chocaban contra él, intentando mantener la estoicidad y cumplir con su cometido, pero desafortunadamente, el tiempo corria en contra.

Cómo en contra estaba el pobre Adam, al que los policías ahora mancillaban su luto, con preguntas requisitorias... - ¿Conocía usted a la víctima?... Va a tener que acompañarnos a comisaría... no podrá salir de la ciudad en los próximos días... - Venían una y otra vez, cayendo en intesidad e impactadas por la desidia y aquel sentimiento de vacío que le hacía parecer que todas las cosas habían perdido su color. Como justo antes de Despertar... como antes de sus viajes con Shaanti.

Babet veía desde la casa, la mirada perdida de Adam Kelly y no sabía si mantener su posición o salir a consolarlo. Tenía que hacer algo. En cualquier momento podría bajar alguien de la casa, y como mínimo se montaría un buen lío, y con todo aquello que estaba pasando, era probable que la colocara en una situación, cuanto menos incómoda, con aquellos agentes que se agolpaban en la calle.
"- ¡¡¡Fenomenales poderes cósmicos!!!... y un espacio chiquitín para vivir" (Genio - Aladdin)

ImagenImagen

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
Proyecto de Mago

Re: [G] Escena: 01 - La máscara más cara

#10

Mensaje por Darkhuwin » 14 Ago 2020, 17:23

-¡Adam! – Dijo con la voz desgarrada por la emoción Babet, abriéndose paso entre la multitud para llegar hasta donde estaban los policías. – ¡Adam, cariño tranquilízate! – decía cuando llegaba hasta ellos. En aquel momento, uno de los agentes se plantó delante para impedirle el paso:

Señora, salga del perímetro, usted no puede estar aquí.

-Perdone, agente, es que ese chico de ahí es mi primo y tiene problemas, ¿sabe? – dijo ella, visiblemente afectada.

-Claro que sí, todos tenemos problemas, pero por favor, abandone el perímetro delimitado por las cintas y déjenos trabajar. – Estaba claro que el policía no quería complicaciones.

-¿Es que no lo entiende, agente? – Insistió ella con toda la emoción de que fue capaz. - Tiene problemas mentales. Sufre de delirios. Seguramente ahora mismo está experimentando uno por el estrés que le ha causado el suceso.- Babet no era muy habladora en situaciones normales; en realidad, casi nunca enlazaba muchas más de tres frases seguidas. Pero en momentos de peligro o necesidad, algo que guardaba en su interior se apoderaba de ella, transformándola por completo en alguien diferente.

Tengo que llevarle a casa con urgencia y darle su medicación o irá a peor. – La joven ignoró al policía y trató de mirar a Adam con toda la ternura de que fue capaz, utilizando para ello, el sentimiento real que sentía por su amigo al haber perdido a alguien querido, como tantos a los que ella misma había perdido a lo largo de su vida.
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