[G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

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Jebediah_Gogorah
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[G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#1

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 05 Sep 2020, 09:11

{ https://www.youtube.com/watch?v=Xqos2Egd4CM - The Marriage of Coyote Woman by All Them Whitches }
“Nothing can happen more beautiful than death.” -Walt Whitman
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El cielo de La Nouvelle Orleans parecía dar un respiro tras la tromba de agua que había caido. Las nubes como viejas y liquidadas plañideras dejaban su llanto atrás, y abrían el firmamento a las cientos de brillantes estrellas, que buscaban su reflejo en los desperdigados charcos de la ciudad. Las gotas caían desde todo el mobiliario urbano como una melodía desencadenada de un carrillón, casi en perfecta concordancia con las luces parpadeantes de los semáforos.

Noche y mal tiempo, o lo que era lo mismo, calles vacías. Al menos esa era la sensación a medida que el grupo se alejaba del Barrio Francés, dejando atrás el Mardi Gras más triste que la ciudad recordaba. Un silencio, apenas roto por la campana avisadora del tranvía dejando su sabor añejo y vintage de su paso.

El depósito de cadáveres al que les había remitido Didiane, se encontraba cerca del Ayuntamiento, en la trasera de la comisaria de la Avenida de Loyola. Lejos de lo que pudiera parecer, era un edificio de fachada sobría pero no sombría. Tenía dos alturas, sobre una pared de granito y dos enormes ventanales en el piso superior, que dejaban ver grandes fluorescentes que colgaban del techo. Al menos en una de las presumibles grandes estancias. La otra, permanecía apagada.

La entrada era una doble puerta plateada y acristalada, desde la que se podía observar al untado funcionario bajo la luz de un flexo y con el periódico desplegado. Únicamente aquella visibilidad le impedía soltarse el cinturón para dejar libre su oronda barriga y poner los pies sobre la mesa. Tenía el típico uniforme de policía. Camisa azul celeste con corbata azul marina, sin apretar, a juego con unos pantalones que intuíais pero no veíais. La gorra que acababa de finiquitar su uniforme permanecía sobre el mostrador, junto a un ficus que parecía suspirar por el agua que había caido en al calle. Su cara parecía comprimida en un espacio, su rostro, donde los elementos podrían estar más repartidos; y para colmo de males, añadía a aquella angostura, un frondoso bigote rubio, que como ramas nevadas, sus puntas aparecían manchadas del azúcar glas de un donut, que esperaba su pronta liquidación junto a una humeante, y seguramente reconfortante, taza de café.

No supistéis como era su voz, y adivinasteis su nombre, apellido para ser exactos, por la placa que colgaba de su bolsillo izquierdo del pecho y rezaba "Lafrentz". Enseguida os reconoció y os hizo un gesto para que entráseis, no sin antes girarse hacia el circuito cerrado de televisión y apagar sin ningún pudor todos y cada uno de los monitores, lo que parecía daros a enteder que de alguna forma, inutilizaba de alguna manera las cámaras. Además, ni siquiera hizo ademán de haceros entrega de la carpeta con el registro de visitas, donde inentiligibles letras de médicos rellenaban una a una, casi la totalidad de las celdas. Abrió una banda y os señalaba con la mano el pasillo, dandoos acceso a una especie de selecto y siniestro club.

Las escaleras era frías, con una baranda metálica que parecía dar calambre. Permanecía casi en sombras, como el pasillo, con una luz mortecina, que iluminaba menos que las remoras que llegaban de los fluorescentes del piso superior. El silencio, era, obviamente, sepulcral.

El piso superior, mantenía la misma dinámica, pero dos enormes puertas separaban otros dos no menos enormes habitaculos. Uno de ellos permanecía abierto y con la luz blanca encendida, lo que no hacía dificil adivinar los pasos a seguir. Era extremadamente curioso, como los grandes ventanales, permanecían visibles, pudiendo añadir el cruel morbo de verse observado por vecinos del memorial de enfrente. Los estores, permanecían plegados, pero parecía más una simple curiosidad, un desdén del turno de mañana, que algo hecho a propósito.

Sobre una mesa camilla permanecía Edgar. Habían tenido la delicadeza o la mala idea, según se mirara, de separar la cabeza de ciervo de su propia cabeza, dejando multitud de burdas y grotescas puntadas de un hilo gordo y negro alrededor de su cráneo. La testa del cérvido permanecía coronando la camilla, como una especie de extraño vigilante, de ojos negros y pérdidos y majestuosos y amenazantes cuernos.

Beaumont estaba desnudo, con su tez aún más blanquecina por el baño de luz del fluorescente. Un primer examen ocular os enseñó lo más básico, haciendo gala de todo el aplomo que podíais e intentando dejar los sentimientos detrás para analizarlo de una manera lo más científica y fría posible. Faltaban sus ojos, eso era lo más evidente, y con la sangre seca de las cuencas vacías, se mezclaba un polvo grisáceo; ceniza a todas luces. En su nariz, por contra, el polvo era de color blanco, lo que de primeras os llevaba a la cocaína, pero de segundas, veíais que era de un gramaje superior a la droga que se esnifa. En sus oídos, tapones de cera roja se amoldaban a todo su pabellón auricular, y sus labios, más bien los alrrededores de su boca, aparecían pintados de un rojo que se había convertido ya en granate, lo que parecía casi evidentemente, sangre. Para completar aquella dantesca y dolorosa escena, sus manos que permanecían con las palmas hacía arriba, advertían de la falta de todas y cada una de sus huellas dactilares.
"- ¡¡¡Fenomenales poderes cósmicos!!!... y un espacio chiquitín para vivir" (Genio - Aladdin)

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MegatronHendrix
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Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#2

Mensaje por MegatronHendrix » 09 Sep 2020, 11:55

Las morgues nunca le resultaban desagradables a Adam. En cierto modo estaba acostumbrado a vivir con muertos. Quizás la señora Holmes estuviese en aquel lugar, o quizás Grayson, aquel viejo policía al que le llego el cáncer después de fumarse dos paquetes de tabaco diarios y que al enterarse comenzó a fumar tres. Adam aun recordaba cómo le colaba algún cigarrillo en sus visitas y como él se lo agradecía contándole batallitas de su juventud y dándole consejos para ligar con chicas. Sin duda Richard Grayson era uno de los pacientes más animados que había tenido. Falleció hacía dos días. La señora Holmes ayer.

Mientras caminaban por el pasillo que conducía a la sala donde se encontraba Edgar, el tanatóico pensaba en Madame Ness. Solo ahora se daba cuenta de la falta que le hacía su presencia y su capacidad de conectar con el mundo espiritual. Al principio había echado en falta el hablar con sus pacientes después de que cruzasen al otro lado, pero después de un tiempo se había acostumbrado a no darles un último adiós, no obstante, con Edgar no era igual. Probablemente si tuviese aquellas capacidades espirituales de Madame Ness intentaría contactar con su espíritu para decirle adiós y preguntarle sobre lo que le había sucedido.

El grupo llegó a la sala de autopsias donde se encontraba su amante y solo entonces Adam despertó de su ensimismamiento. Durante el trayecto no dijo palabra y se limitó a seguir al grupo. Tan solo ahora, al verle tumbado sobre la camilla despertó de aquel sopor. Antes de que cualquiera de sus compañeros se acercase al cuerpo, Adam se abalanzó sobre él con un rápido movimiento y lo inspeccionó con la mirada. Vio la sangre, el polvo blanco y los tapones de cera en sus oídos, pero no dijo nada.

Tuvo un primero impulso de tocar el cadáver con las manos desnudas para seguir investigando, pero se contuvo. Buscó guantes por la sala y cuando los encontró se los puso para proseguir con la investigación. Lo que más le extrañó, en un primer momento fue el polvo blanco de su nariz. Él no tenía constancia de que Edgar consumiese ningún tipo de droga, pero aun así trató de identificar aquel polvo blanquecino. Tras hacerlo comenzó a buscar cualquier otra marca en el cadáver que no se viese a simple vista o cualquier otro resto.

Inspeccionó el cadáver con suma delicadeza, pasó las manos por el cuerpo buscando cualquier marca o alteración. Prestó especial atención a las uñas y a los dedos, tanto de las manos como de los pies. Miró su pecho y su vientre y también abrió su boca por si los dientes podían darle alguna pista de lo sucedido o de cuánto tiempo llevaba muerto. Pero mientras lo hacía no podía evitar el bombardeo de recuerdos sobre Edgar que le lanzaba su cerebro, cosa que hacía mucho más difícil aquella inspección. Sabía que no debía parar y que tenían poco tiempo para inspeccionar el cuerpo, por lo que se obligo a seguir pese a que las lágrimas apareciesen en sus ojos en mitad del proceso y tuviese que sacárselas con las mangas de la camisa varias veces.

Debían cumplir un plazo si quería llegar al fondo de la cuestión y él no iba a ser un impedimento para descubrir quien había asesinado a su querido Edgar.

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Nemo
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Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#3

Mensaje por Nemo » 09 Sep 2020, 18:25

Tras la espera y el camino, en el que no se atrevió a hablar con Adam como si quisiera dejarle a solas con su pensamiento, con su duelo, a pesar de querer transmitirle todo su amor y apoyo, por fin llegaron a la morgue. Era importante llegar porque así podrían centrarse y dejar de pensar en lo ocurrido para dedicarse a lo que podría volver a ocurrir; tratarían de adivinar el pasado pero estaban allí para manipular el futuro, el que aún podía escribirse. No podían perder la perspectiva: Edgar estaba muerto y debía ser el último.

Michelle ni se molestó en parecer sorprendida, tampoco indiferente, ante la facilidad con que entraban; si Didiane no era capaz de sobornar a un mero guardia nocturno mal les iría a los Magos en aquella ciudad. Así funcionaban las cosas, de siempre, y para muchos era un consuelo de que al menos algo no cambiaba.

Frente a la Edgar, sin embargo, nada era fácil. Tratar de mantener la compostura era una tarea ardua pero no le dolía tanto ver el cadáver de su custos como observar a Adam. Podía notarlo: estaba fingiendo. Lo podía intentar, pero no su compañero estaba sufriendo y se había puesto la armadura del hombre dedicado a su deber encima de su cuerpo que aún tiritaba por la emoción. Lo sabía porque ella, que vivía por y para la pasión, la muerte era dolorosa por arrebatar tanto, al muerto y a los vivos.

Debía concentrarse.

- Por favor - dijo mientras se acercaba al cuerpo pidiendo permiso a sus compañeros. Llevaba ya unos guantes puesto y tenía varios utensilios que tomó "prestados". - Voy a tomar unas muestras para analizarlas más tarde.

Con microespátulas recogió gran cantidad de polvo blanco, sangre de la boca y de la cavidad de los ojos, y cera de los oídos; con bastoncitos de algodón cogió muestras de saliva del interiror de su boca; y también examinó sus genitales y el ano.

Ella no era una investigadora, no era capaz de llegar a conclusiones, pero sí que podría aportar las piezas del puzle - las que encontrara, claro - a sus compañeros.

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
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Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#4

Mensaje por Darkhuwin » 10 Sep 2020, 19:01

Hizo recuento de lo que podría necesitar mientras se dirigían a la Morgue: Llevaba su asson - cascabel de calabaza - en el bolso, los shakers, palitos de incienso, varios insectos y escarabajos, una lagartija y un ratón, en sus botes.

Los Loas ya sabían que a la Mambo Babet no le gustaban los sacrificios 'grandes', eso era para los poco versados. Su poder era distinto, podía hacer mucho con poco. Pero eso sí, si quería buenas respuestas, hoy tenía que ofrecerles un regalo de verdad. Papa Legba se conformaría con los animalillos e insectos que llevaba, pero el sólo sería el intermediario, la primera puerta... desde él, podía intentar acceder a alguno de los hermanos menores psicopompos - guías de las almas hacia su destino cuando mueren - de los Ghede: Bábaco, el menos conocido y poderoso, a lo mejor la atendía, pero no era seguro que supiera nada sobre lo que había ocurrido. Nibo seguro que sabía algo, era el patrón de los que morían pronto y violentamente, pero era poco proclive a hablar sin el consentimiento de su hermano mayor. Si quería llegar a saber algo tenía que probar con el mayor de todos, Papa Ghede, el Barón, le llamaban algunos. Aunque lo cierto era que aquel era sólo uno de sus muchos aspectos, que representaba o adquiría según el momento o la situación. Había que entender muy bien el plano espiritual para darse cuenta de detalles como aquel, como le enseñó Claudette Thibodeaux. La mayoría de los Houngan y Mambos no llegaban a diferenciarlos nunca y no digamos los profanos.

Y si quería obtener el favor del más poderoso de los Ghede, necesitaba un buen regalo. Por suerte, conocía su debilidad. Se la había enseñado la señora Macondo, que lo había aprendido a su vez de Madam Ness. El Ron. El más fuerte y peor destilado que hubiera. Algo que pudiera acabar con el estómago de cualquier imprudente. Tendría que comprar una botella antes de llegar.

Empezó a repasar mentalmente los pasos a seguir. Hacía tiempo que no realizaba uno de sus rituales, y quería tenerlo todo perfectamente preparado para poder efectuarlo lo más rápidamente posible ya que sólo disponían de dos horas. Podría esperar a hacerlo en otro momento y lugar, pero seguramente sería mucho más complicado. El rastro de la muerte estaba reciente y daba por hecho que el alma aún se encontraba en tránsito a donde quiera que la dirigiesen.

Además estaba demasiado tensa después de lo que habían vivido, tenía que soltarse para poder bailar y cantar con todas sus capacidades al máximo si quería llegar a conseguir una buena invocación.

Mientras lo intentaba, le iba contando a Ethan lo que pensaba hacer. Intentó ser lo más concisa posible para que él pudiera organizar cómo iban a actuar una vez llegasen al lugar. Eran muchas las cosas que podían hacerse con un cuerpo muerto recientemente. Pero ella creía que ninguna podía competir con lo que podía hacerse comunicándose con el alma que acababa de escapar de él.

Mas todo aquella charla y preparación dio con ellos en el edificio de la Morgue y entraron sin dilación. No fue hasta que no estaban delante del cuerpo y Adam se abalanzaba ya sobre él, cuando se dio cuenta de que había olvidado el Ron.

-¡Mierda! - dijo, conteniéndose para no gritar - No me lo puedo creer. Dadme unos minutos, no tardaré.

Tiger Campbell (Lothston)

Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#5

Mensaje por Lothston » 17 Sep 2020, 16:55

Tiger siguió a sus compañeros en completo silencio, normalmente era poco hablador, pero estaba claro que algo le pasaba por la cabeza y, por la cara que ponía, no era bueno. No prestó demasiada atención ni al edificio de la morgue ni al guardia de seguridad, tan sólo sintió lástima por como maltrataba su salud con bollería y, presumiblemente, sin ningún tipo de ejercicio físico.

Cuando llegaron a la sala donde se encontraba el cuerpo, se quedó en la puerta. No iba a ser de gran utilidad allí dentro y si no ayudaba, seguramente estorbaría.

Voy un momento al servicio.— Dijo para todos en general y para nadie en particular. — Después me quedaré cerca de la entrada, por si alguien decide visitarnos.

Sin esperar respuesta se dio la vuelta y se dirigió un baño cercano. Se apoyó en el lavabo con las dos manos, mirándose al espejo, accionó el botón del grifo y el agua comenzó a fluir, agachándose se lavó la cara varias veces. Al levantarse notó el golpe.
El impacto fue en lado derecho de la cara, rápido e inmisericorde. La mano había resbalado mínimamente por el agua que caía, pero eso no le restó potencia a la bofetada.

Lo que más le sorprendió a Tiger fue que el "atacante" había sido él mismo. Había sido su mano la que lo había golpeado. Y sabía que se lo merecía.

<<Espabila, Campbell>> se dijo. <<Tu labor es proteger a tu familia. Contaban contigo para que esto no ocurriera y ahora Edgar está muerto. Has fracasado>>

Volvió a lavarse la cara una vez más y volvió a la puerta. Buscó un sitio cercano desde el que no se le viera demasiado, pero en un pasillo medianamente bien iluminado eso era misión prácticamente imposible, así que esperó mientras seguía comiendose la cabeza por lo ocurrido.

Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
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Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#6

Mensaje por Darkhuwin » 19 Sep 2020, 00:17

{ https://youtu.be/CW792V3oWI8 - Big Hodoo - Hexed }

Babet regresó como una exhalación del ‘24 horas’ de la esquina. Había conseguido su preciado tesoro con dinero prestado por Ethan y llegó a la puerta del edificio dónde ahora se encontraba Tiger:

-Entonces ¿te quedas aquí vigilando? – Le sonrió y cuando vio que él no le devolvía la sonrisa, adoptó una mirada de comprensión y añadió: – Vamos, no ha sido culpa tuya. Nos ha cogido a todos con la guardia baja. – Y tras un apretón en el brazo amigable, le dijo finalmente: - Abre bien los ojos ¿eh?, será mejor que no entre nadie que pueda ver lo que estoy a punto de hacer ahí dentro.

Una vez llegó a la habitación donde estaba el cuerpo, tras dejar a Campbell, la chica criolla comenzó a colocar sus palitos de incienso por la sala “dejarán algo de olor, pero también impedirán que otros aromas peores se adhieran al lugar o al cuerpo”. Sacó los botes con los insectos, el Asson y preparó los shakers. Dejó que Adam y Michelle acabaran su escrutinio, mientras ella ensayaba su baile y calentaba la voz. Tenía el regalo, tenía los conocimientos y estaba en su terreno…pero aún le faltaba el valor. Ese valor que siempre se escondía en los momentos difíciles, cuando la escurridiza niña que llevaba dentro debía enfrentarse a sus propios miedos. ¿Por qué arriesgarse? Quizás no haga falta ponerse en peligro y con las pesquisas de sus compañeros sea suficiente. ¿Y si moría en el intento?

Una vez más tuvo que concentrarse y meditar. Relajarse y sacar voluntad de dónde fuera necesario. Debía hacerlo. No podía fallar a la cábala en un momento tan importante. Iba a hablar con Papa Ghede y le iba a pedir que la pusiera en contacto con Edgar y estaría allí las dos horas si era preciso para conseguirlo.

Comenzó a efectuar los pasos, y el cántico; sabía que una vez que se metiera de lleno en ello, ya no pararía. Porque estaba en sintonía con su mundo, había nacido para ello y podía hacerlo mejor que nadie que conociera.

El ritual arrancó, los insectos fueron sacrificados, los cánticos se elevaron a la par que el humo del incienso. Los rítmicos soniquetes de sus pequeños instrumentos de percusión le abrieron el camino al trance, su camino, la puerta al mundo del más allá y entonces se atrevió a llamar al barón.
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Última edición por Darkhuwin el 19 Sep 2020, 20:21, editado 1 vez en total.

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Jebediah_Gogorah
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Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#7

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 19 Sep 2020, 17:16

{ https://www.youtube.com/watch?v=0nyMrjGX2vk - It seemed the better way by Leonard Cohen }

Ethan permanecía ausente, como si la situación lo bloqueara, sin hacer gala de aquella especie de liderazgo de la cábala entre autoimpuesta y cedida por parte de sus compañeros. Al menos, intentaba consolar a Adam, que había retrocedido varios pasos ante el primer, en realidad segundo, análisis visual del cuerpo de Edgar. En su cabeza un remolino de sensaciones y sentimientos entre los que se incluían la traición y la mentira, y tambien la de su probable poca falta de atención. Porque aquellos polvos blancos, ocupaban ahora la mayoría de su espacio mental... ¿estaría su amante metido en una vertiginosa espiral de drogadicción, y él, no había sido capaz de verlo?.

Pronto lo adivinarían, pues la doctora Sherwood con exquisita profesionalidad, y lo que parecería a todas luces una locura, pues el uso de aquellos utensilios probablemente sería observado por algún colega forense, empezó la recogida de muestras con una delicadeza extrema, sabiendo apartar sus sentimientos de su labor. Para cuando terminó, el cuerpo parecía intacto, tal y como había llegado.

El análisis del cadáver parecía claro. Un asesino chapucero intentado realizar cualquier tipo de ritual. Los elementos en boca, nariz, orejas, ojos y dedos parecían clarividentes. El cuerpo no parecía torturado ni había rastro de heridas punzantes o perforaciones de bala. Tampoco parecía haber sido asfixiado, ni habían señales ni indicios de agresión sexual. Las únicas marcas evidentes eran las laceraciones y heridas propias de haber sido arrastrado por un carromato, y las marcas enmoratadas de sus muñecas, donde las cuerdas le aprisionaban. Bajo la axila izquierda, un burdo e improvisado tatuaje, aun cicatrizando. Una cruz sobre tres escalones, donde en su eje central, dos equis se apoyan, que en realidad son dos uves entrelazandas, con una invertida. En el interior del último escalón, incomprensibles simbolos se hallaban, imposibles de visualizar al detalle, en aquella miniatura. Michelle se retiró el guante con la misma frialdad con que se los había puesto y lo metió en el bolsillo. Era la señal de que su trabajo había terminado.

Para cuando la pequeña Babet había llegado, ya se le había echado el tiempo encima*1. Maldiciendo su suerte, empezó a preparar los elementos del ritual, y sin llegar a echarlos del lugar, pidió a sus compañeros el silencio necesario. Sabía que las barritas de incienso dejarían algo de rastro, por eso prefirió cerrar las persianas y abrir levemente los ventanales, para que corriera el aire. Apagó las luces, y encendió las velas. Mientras el agente Lafrentz se preguntaba que demonios pasaba, y se armaba de valor para mantenerse quieto en su sitio, y no mandar su particular acuerdo a la mierda, el cantico de la criolla empezaba, al ritmo de la música que ella misma producía. Las ofrendas habían sido realizadas, y habían recibido respuesta. Lo demás no lo vieron. Solo ella. El suelo parecía llenarse de una niebla, al principio blanca, pero que fue abrazando con su vaporosa y eterea piel cada una de las velas, oscureciendose cada vez, para plantarse sobre Babet. Ghede aparecía con su sombrero de copa, y su piel negra como el tizón. De su puro parecía emanar más niebla, y su enorme serpiente aparecía ahora sobre los hombros de Babet, decidiendo en que momento, podría constringir su cuerpo y partir su endeble cuello.

De los ojos ahora abiertos de Babet, en la fría morgue, salía una mirada ahora distinta. Sus pómulos parecían levemente afilados, y su calavera parecía empujar su piel tersa para salir. De su boca salieron las siguientes palabras: -¿Que deseas, niña? ¿Para que has llamado a Papa Ghede?

Mientras en el piso inferior, el agua corría sobre el lavamanos en un torrente que parecía infinito. Tiger volvió a mojarse el rostro y al levantar la mirada, se dio cuenta que el reflejo no lo acompañaba. Fue solo un pestañear lo que tardó en desaparecer, pero su propio cuerpo reflejado vestía ahora una máscara de porcelana blanca, de sonrisa burlona y ojos sangrantes que enviaban lágrimas rojas por las mejillas. Su doppelgänger particular se burlaba de su fracaso.


*1
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Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
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Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#8

Mensaje por Darkhuwin » 19 Sep 2020, 22:40

La sierpe pesaba como mil demonios y la niebla del puro de Ghede le irritaba los ojos, pero Lanoix ya había pasado por aquello. No era la primera vez.

-Te he llamado para darte este regalo, Papa. Se que te gusta y a mi me agrada acordarme de ti y darte regalos. Lo beberé para ti. Para que lo saborees. - Babet le dio un trago a la botella, y el licor dulzón le quemó la garganta. Tosió. Trató de recomponerse para poder pensar con claridad. Necesitaba de toda su astucia para que no pareciera que estaba pidiendo un favor. Nunca se sabía si los Loas estaban dispuestos a ayudar, pero les encantaba hablar...sobre todo de si mismos y que les ofrecieran cosas.

- Me han dicho que aquí cerca hay un alma en tránsito. Una que ha tenido un viaje doloroso. Estará siendo complicado convencerla para que siga su camino ¿Me equivoco?. - La chica se limpió las gotas de ron que le quedaban en los labios. - Ya sabes que tu mambo Babet siempre está dispuesta a servirte. Si necesitas que hable con ese alma, estoy dispuesta a facilitaros el trabajo a tus hermanos y a ti. Me ofrezco a convencerla y guiarla, como ya he hecho en el pasado alguna vez, si ese es tu deseo.

Esperaba no estar siendo demasiado 'listilla' y acabar cabreando al barón. Sabía que podía ser muy peligroso disgustarlo, y entonces le saldría el tiro por la culata...

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Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#9

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 20 Sep 2020, 17:03

Mientras el resto de la cábala veía el trance de la pequeña criolla, con sus pupilas desaparecidas más arriba de sus párpados, mostrando la blanca parte inferior de sus globulos oculares, y en un soliloquio de preguntas y respuestas; en la mente de Babet veía como Papa Ghede, frente a ella, alzaba su bastón de empuñadura calavérica y señalaba la camilla donde descansaba el cuerpo de Edgar. Afiló la mirada bajo aquellas ojeras pintadas sobre la cal blanca que reposaba por toda su tez.

Dejó mostrar parte de su dorada dentadura en un chasquido decepcionante. Se agitó el mentón con su enguantada mano, donde la bisuteria aparecía por doquier. Olía a sudor rancío y fuerte, entremezclado con el aroma de la tierra húmeda. - ¿Su alma?... - contestó... - Imposible... alguien la ha reclamado. Como reclamó la de tu amada Madame Ness. - Volvió la mirada a la cultista y estiró la mano. Entonces, la serpiente fue descendiendo por su brazo izquierdo para ascender por el vaporoso brazo del Barón. Babet no sabía si interpretar aquello como una especie de cuenta atrás. Sabía que los espiritus solicitaban algo más que el ardiente ron bajando por sus gargantas. Necesitaba captar la atención o el interés de Ghede, realizar las cuestiones precisas u ofrecer los presentes correctos. En cualquier caso, aún plantado frente a ella, le dijo. - No me gusta este sitio, niña. No deberías haberme invocado aquí, sino en el cruce de los caminos.
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Babet (Élisabeth) Lanoix (Darkhuwin)
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Re: [G] Escena: 02 - Los que ya han muerto, te saludan

#10

Mensaje por Darkhuwin » 22 Sep 2020, 13:09

Babet se dio cuenta de que la oportunidad se le estaba escapando. No había bastado el Ron, ni los pequeños sacrificios, ni toda su planificación. Esto eran los Loas, impredecibles, caprichosos, egoístas...por algo eran semidioses. Nunca había sensación de control ni seguridad, no podías dar nada por sentado.

Por eso sabía que en este 'negocio' siempre se pagaba un precio y nunca era el se esperaba. Sólo el dolor y la pérdida funcionaban con la Magia, ni siquiera el mundo de los despertados era un mundo sencillo, es más, quizás era más complicado aún.

Cuando se dio cuenta de que se estaba distrayendo por la desesperación y estaba a punto de perder el trance, le dio otro largo trago al ron. Tal vez no lo consiguiese, pero no iba a ser porque ella no diera todo lo que podía dar:

-¡Espera!, espera, espera, gran Loa, el más grande de todos. - dijo acelerada - Dime lo que deseas, lo que sea. Te lo daré. Además, ¿Este es el lugar donde los caminos de los vivos se cruzan con los de los muertos, ¿No es así? ... ¿Hay un cruce de caminos más importante que ese...? - Se jugó todo a una baza, algo desesperada, pero tenía que intentarlo. - Solo necesito saber quién. ¿Quién reclamó su alma - dijo señalando el cuerpo - y la de Madam Ness? Y a cambio te daré lo que sea necesario, lo que me pidas.

La cara de desesperación de la criolla debió parecerle hasta graciosa a Papa Ghede.

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