Un nuovo scopo [Racconto] (15-02-1990)

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hella9
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#21

Mensaje por hella9 » 13 Ago 2020, 14:08

Fiorella no entendia muy bien porque tenia que venir ese ruidoso brujah con ellos, pero tras las muestras de confianza que demostro su protector y hermano, se encogio de hombros y mirando fijamente a Marcelo , estendio su pequeña mano hacia el imitando el gesto de su dictus y mirandole de reojo sopesando si lo estaba haciendo bien.

-Vale, pero tendras que cargarme si necesitamos correr, no puedo hacerlo bien. dijo con el tono de voz mas dulce que pudo.

Fiore estaba espectante, esperaba haber actuado como se suponia que debia hacerlo. No queria hacer quedar mal a Ricardo delante de ese nuevo integrante y si el se habia mostrado minimamente hospitalario, ella tambien lo seria. "Siempre que no me llame fea otra vez..." penso para si misma.

Marcelo Gozza (Endimion1)
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#22

Mensaje por Endimion1 » 14 Ago 2020, 17:30

Marcelo apretó con fuerza la mano del Nosferatu, con la doble intención de demostrar su compromiso con el acuerdo acordado y de hacer énfasis en la fuerza que aportaría a su nueva familia. Tras ello, y dibujando un sonrisa en su rostro al escuchar las palabras de la pequeña vampira mientras cerraba el pacto con el vampiro calvo, se encaró a la pequeña y se puso en cuclillas, para ponerse a la misma altura que su nueva "hermana".

-No te preocupes por eso pequeña. -dijo conciliador el brujah mientras posaba su mano derecha con suavidad sobre el cabello de la nosferatu para no despeinarla demasiado. Mientras sea uno de la familia no dejare que ni tú, ni ningún otro miembro de ella, sufra daño y, si por alguna razón tuviera que cargar contigo no dudes que lo haré.

Una vez hubo finalizado con la joven se volvió a encarar, ahora mucho más relajado, a ambos vástagos.

-Y bien, ¿cómo debo llamaros?-inquirió Marcelo. Vosotros parecéis saber perfectamente mi nombre pero yo desconozco el vuestro. Si vamos a ser una familia y a tratarnos como tales creo que es lo mínimo que me debéis, querría dirigirme a vosotros como es debido, para evitar malentendidos.

Gozza esperó, entonces, a recibir respuesta de sus dos interlocutores. Sin duda habría mucho más que un simple nombre tras ellos y, si deseaba integrarse en aquella manada, el conocer debidamente a sus miembros era el primer paso que debía dar...

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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#23

Mensaje por hella9 » 16 Ago 2020, 11:02

A la pregunta de Marcelo, Fiore da un pequeño saltito hacia delante y con una torpe postura se levanta un poco el vestidito diciendo

-Llámame Fiore o “Farfala” soy una de las pocas mariposas nocturnas de Florencia , ji ji . dijo inclinándose un poco
Al levantarse miro a su hermano Nosferatu esperando su presentación ya que no le parecía bien hacerlo ella. “Ojo puto “ le parecía un mote muy divertido pero seguramente ese no sería el nombre que le diera al nuevo miembro de la manada.

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Corso
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#24

Mensaje por Corso » 20 Ago 2020, 13:33

La pequeña sala a la que fueron conducidos por Fabrizio poco después - y antes de volver a dejarles solos - constituía un fuerte contrapunto a la opulencia de las estancias que conocían del Palazzo; o, en el caso de Marcelo, de la única habitación en la que había estado hasta ahora si dejaba de lado las celdas subterráneas. No tardaron en constatar que aquel nuevo lugar había sido “restaurado”; aunque de una forma poco común.

Para empezar, la amplia habitación no tenía esquinas, sino una perfecta planta circular que distorsionaba la perspectiva del que entraba haciendo que, allí dentro, hubiese un único punto de referencia: el enorme rosetón acristalado que coronaba su punto más álgido. Ricardo, con el gesto circunspecto que definía gran parte de su carácter, observó con sincero orgullo brillar la vidriera esa noche de luna clara y limpio firmamento durante unos segundos, cerrando después los ojos para dejar, no sin agrado, que sobre las llagas de su piel se vertiese la sanadora proyección multicolor de la imagen de Caín matando a su hermano; dibujada en el vidrio allá arriba. Hombre y pecado, asociación indisoluble durante el transcurso de las eras navegando sobre un río infinito de sangre derramada. Quizá al nosferatu antitribu no le caracterizase un gran apego por lo religioso, pero sin duda agradecía el aire espiritual del lugar y cómo este lamía su piel y su ánimo con el ardor de una lasciva lengua de fuego; un solaz de calma bajo el amparo del primer asesinato cometido por el hombre; y, quizá, un pequeño “respiro” para con los tiempos que habían de llegar en aquellos capaces de identificarse con la bíblica escena.


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Mientras su Ductus se daba aquel sangriento baño de luna color arcoiris, Fiorella, expectante y empequeñecida allí dentro, recorría con la mirada el único muro que les envolvía. Su carácter introspectivo y observador no restaba un ápice de la avidez con la que sus brillantes ojos de muñeca inmortal hacían acopio de todo alrededor, fotografiando mentalmente las numerosas pinceladas en dulzón carmesí a través de las que se exponían y sucedían una serie de frescos que relataban parte de la historia cainita, como apoyo gráfico a los sermones del Libro de Nod que las acompañaban. Un buen compendio de las escrituras sobre las que se sustentaban la fe y la teología cainita caligrafiadas en latín sobre la desnuda y fría piedra.

Era curioso, pero las dudas que solían comerse por dentro a la pequeña florecilla del mal, parecían disiparse en cierta manera dentro de aquella estancia despertando en ella una extraña necesidad de descubrirse tal y como era. Una auténtica Sabbat. Una horrible, desfigurada, deformada y fiel hija de los preceptos de la Espada de Caín que no había de temer a una nueva orfandad, pues aunque expuesta a la muerte definitiva por su padre inmortal, hacía el suficiente tiempo de aquello como para poder sentirse abrigada por algo mucho más grande: la eternidad entre -junto- a los devotos hermanos de la causa a la que ella misma había entregado su podrido cuerpo y su alma maldita.


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Marcelo no podía adivinar en ese instante cuál era el manto que cubría el animo y el pensamiento de Ojo Puto, pues así se había presentado el Ductus, y Farfalla; los que parecían que iban ser sus nuevos compañeros de no-vida. Sin embargo, entre aquel silencio, en el insondable aura de misticismo que desprendía aquella cápsula espiritual y que aún era incapaz de entender o sentir con plenitud, algo le decía que debía respetar el momento. No es que los años que había estado infiltrado en Florencia le hubieran reportado grandes conocimientos sobre el que era el eterno enemigo de la Torre - el mismo que ahora, por decisión propia, sería su propio hogar-, al fin y al cabo el yugo de su sire le había reducido, prácticamente, a ser un mero matón que no tenía más necesidad de saber algo más que “de quién era la cara que tocaba partir, cuándo había que hacerlo y en qué lugar”; pero Alberto y él en más de una ocasión habían conjeturado sobre esa vertiente mística del enemigo y los extraños, por muchos considerados impíos, ritos con los que la secta -entre otras cosas- se mantenía unida. O eso habían escuchado de boca de su sire.
A priori, iba a tener suficiente tiempo de ahora en adelante para constatar si las bravatas de aquel cabrón de Strazza eran ciertas o si solo había sido una forma más de tenerle bien sujeto por la cadena.

No podía saber el brujah si estaba a punto de presenciar alguna de aquellas ceremonias, lo que sumado a su poco envidiable posición, hizo que sus nervios empezasen a hacer mella en él de nuevo. A veces, el ímpetu que los más vehementes llevan en las venas puede jugar en su contra en los momentos más inoportunos. Al brujah no le faltaban ganas de resoplar de impaciencia. Seguramente estaba metido en uno de esos momentos.


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No fueron muchos los minutos que pasaron hasta que dejaron de estar solos. Sus sentidos se estremecieron cuando, frente a ellos, un crujido seco atrajo sus miradas a un punto concreto del muro. La tosca piedra, con un ligero temblor, comenzó a moverse dejando expuesta una apertura que comunicaba la sala con un pasillo en penumbra y que hubiese sido imposible de ver a simple vista.

Pequeñas partículas de tierra y polvo de ¿ceniza? alzaron el vuelo desde el interior del corredor y penetraron en la sala donde se encontraban; quedando suspendidas alrededor de un hombre de Dios, quien apenas hubo entrado en la sala les miró detenidamente con un brillo especialmente enigmático en los ojos. Era un personaje bastante menudo, casi se podría decir que desnutrido, o al menos acostumbrado a pasar hambre y a dormir muy poco; a juzgar por las ominosas bolsas blanquecinas que le colgaban bajo los ojos y que remarcaban el gran cansancio que exponían sus atribuladas facciones. Su cara era, posiblemente, el reflejo de una vida calamitosa y muy lejos, mucho, de haber sido ociosa. Sin embargo, su presencia, en conjunto -o algo en él difícil de calificar-, emanaba la belleza y tranquilidad de aquel que sabe y conoce, confiriéndole una dote de poder contenido tras el velo de una carcasa fatigada, ajada y, era evidente, bendecida con el don de la…

- “Maldito estás, Caín, quien mataste a tu hermano, como yo fui expulsado, así lo serás tú” – obró con una voz tan grave que era difícil relacionarla con su enjuto cuerpo. Su atención – y por ende aquellas palabras- parecían estar dirigidas a Marcelo, quien tendría que interpretarlas por sí mismo de la forma que considerase; y hacia quien se dirigió con paso tranquilo. Situado frente a él, los ojos vidriosos de Francesco d´Abraccio recorrieron con viveza la tez del brujah; y por todos los santos que bajo la atenta atención del Obispo uno se sentía desnudo. Frágil y expuesto como un niño al que se le pueden extraer sus más íntimos miedos y secretos sin necesidad de recurrir a reprimenda o escarmiento.

- Hay fuego en él, pero también las grietas de la traición y el exilio – dijo mientras le escrutaba parsimoniosamente - Largo es el camino que tenéis por delante. Largo, sin duda– aventuró, dando por finalizado su enigmático y tenso análisis a Gozza, sin que quedase claro si aquellas palabras iban dirigidas a los nosferatu, al mismo Marcelo o era una reflexión propia; podía ser que todo a la vez. Dejó pasar unos segundos que aprovechó para fijarse más detenidamente en la máscara de Fiorella antes de volver junto al hueco en la pared por el que había aparecido. Después, les habló en conjunto.

- Seguir adelante no será solo una distracción, sino una declaración ¿Hum? Y solo cabe preguntarse, si tendréis la fortaleza necesaria. Si la sobreviviréis.

Palabras bajo las que quedaban enterradas las futuras posibles consecuencias de errar en el intento. El reconocimiento o castigo subyacente – y la aceptación del mismo por parte de la Cofradía que se iba a formar- al reto presente y los actos venideros. De nuevo ante los tres, hizo resonar su voz.

- Candente, como brasas en vuestras manos, es la responsabilidad... – dejó volar la insinuación entre ellos, en una suerte de pregunta no formulada para la que tenían cabida un millar de respuestas por parte de los tres.

Aunque, por supuesto, la inteligencia les decía que de entre todas las puertas en las que les acababa de encerrar el Obispo solo había un número escaso de ellas que diesen a una salida acertada.

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Horcado
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#25

Mensaje por Horcado » 20 Ago 2020, 18:58

Tras la respuesta de Fiore, un silencio sepulcral se apoderó de la habitación; tanto Marcelo como Fiorella observaban y esperaban las palabras de su Ductus.

- Puedes llamarme “Ojo Puto”. Es un apodo que me acompaña desde épocas que mi mente apenas quiere recordar, pero servirá cuando no quieras llamarme Ricardo o Nardone. En cierto modo, el respeto y la fama no los da el nombre, sino los hechos y los actos individuales.

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Tan pronto como Nardone terminó de pronunciar esas palabras, regaladas directamente a Marcelo, las puertas de la sala se abrieron, y fue Fabrizio quien apareció. Tras el traslado a esta otra sala cargada de quietud y después de oír las, en cierto modo, reconfortantes palabras del Obispo, Nardone dejó pasar unos segundos de silencio para reafirmar que sus palabras serían las siguientes que envolverían de algún sonido aquella estancia.

- Nadie deserta sin un odio acumulado por los años, y mucho menos si el enemigo no es temible.

Las palabras de Ricardo, venían a dar un mínimo de crédito a los hechos que él mismo determinaba como positivos en las acciones de Marcelo.

Con otra pequeña pausa para captar la atención de todos, Nardone iba a dirigirse directamente a Francesco d’Abraccio por primera vez en su intervención.

- Solo el que quiere de verdad representarse a sí mismo tal cual es y comprende el dolor tras el yugo y las cadenas, o la pasión tras su rabia tendrá derecho a servir a nuestro “sagrado” propósito.

A cada palabra del Ductus, su tono se iba ensombreciendo cada vez más, hasta tal punto, que si Nardone hubiera tenido hálito, este hubiera salido de una forma muy visible a tenor de sus heladas palabras:

- Y si algo quedara de traición, puedo asegurar que nada está bien enterrado para aquellos que buscan y que tan bien te han servido en otras muchas ocasiones.

Nardone, de un modo casi automático, se abandonó una vez más, a las visiones que le proporcionaba la espiritualidad de la estancia, como si de algún modo, todo lo que hubiera expuesto, hubiera sido fruto de un éxtasis repentino; como si un espíritu condenado atravesase con una lanza intangible el lugar donde permanecía su seco corazón ante la idea de tener que sacrificarse como consecuencia de asumir los posibles errores cometidos por él o por cualquier integrante de la manada…

Tal dolor ya era palpable en el dramatismo de sus palabras, y esta última frase, pensó, era el colofón a la aparente desunión que inicialmente había mostrado para con Marcelo, abriendo camino en defensa de su propio clan antitribu Nosferatu.

Marcelo Gozza (Endimion1)
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#26

Mensaje por Endimion1 » 22 Ago 2020, 19:27

Marcelo observó, con una mezcla de curiosidad y respeto, todo lo que allí estaba aconteciendo. Aquel enjuto cascarón ocultaba más en su interior de lo quería mostrar y las formas y respetos mostradas por su nueva familia, sazonados con pizcas de veneración que bien podrían ser interpretadas como miedo, dejaron claro al brujah que se encontraba ante, probablemente, uno de los peces gordos del Sabbat en Florencia. Si lo poco que había oído acerca de la fuerza que tenían las creencias "religiosas" y el poder como nexo de unión entre sus nuevos anfitriones aquel hombre personificaba todo aquello que ser un Sabbat representaba.

Lo que vino después, aquella muestra de arrogancia y la amenaza velada, no hizo mas que acrecentar la furia que recorría sus venas en aquel momento. La sensación de haberse librado de unas cadenas para caer presa de otras aún más gruesas y pesadas comenzó a azuzar la rabia en el corazón del florentino, haciéndole apretar sus puños con fuerza y comenzando a apoderarse de él todo el poder que sus dones le conferían, como una bomba de relojería a punto de desatar toda su furia contra aquel decrépito cascaron. Fueron las palabras de Ojo Puto, o Nardone que más daba, las que consiguieron apaciguar un poco la ira de Marcelo. La pasión y vehemencia mostradas por el nosferatu para defenderle, cuando hacía apenas unos instantes que se habían conocido y habían "sellado" su acuerdo, fueron el catalizador que diluyó, en parte, el fuego interior que estaba a punto de desatarse. El brujah había dado su palabra, había prometido que si era aceptado honraría a su nueva familia y, si era necesario, la defendería. Gozza era un hombre de honor ante todo, y mientras se fuera sincero con él y no se le tratase como una marioneta más, haría todo lo que estuviese en su mano para hacerse digno de aquella confianza, aunque eso supusiera tener que tragarse, aunque solo fuera en parte, su orgullo. Aún con todo, y por muy gordo que fuera aquel pez, Marcelo no iba a permanecer impasible ante todo aquello.

-Su ilustrísima, supongo que debo dirigirme así a vos. -replicó Gozza, recordando el trato que escuchaba de su madre cuando se refería al arzobispo humano de Florencia cuando veía por la televisión el oficio de los domingos, con los fuegos de la pasión brillando en sus ojos. No he llegado a esta situación, ni me he expuesto a todo lo que he pasado, y lo que estoy por pasar, si no estuviera totalmente convencido de mis actos y de que mi lugar está aquí, en el Sabbat. Dejé atrás los yugos que me imponía el bastardo de mi sire y su presuntuosa Camarilla y no estoy dispuesto a caer en otros aún mayores, aunque no dudéis que honraré los lazos, aún recientes pero fuertes, que me unen a Fiorella y a Nardone, los cuales son ahora mi nueva familia.

A la espera de ver las consecuencias que sus palabras tendrían para su futuro más inmediato, y esperando que su pasión y compromiso con su nueva familia pesaran más que su falta de decoro, se mantuvo firme y estoico ante la contrahecha y frágil, en apariencia, figura de aquel "hombre de Dios".

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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#27

Mensaje por Corso » 24 Ago 2020, 00:34

Casi tan rápido como murió en el aire la última palabra salida por boca de Marcelo se hizo un silencio tan cortante como una cuchilla.

El Obispo les miró, impertérrito y,sin dar señal ninguna de cómo el alegato del Brujah había calado en su ánimo, dejó que el propio silencio contestase por si mismo enterrando el efecto que la intervención de Ojo Puto, mucho más experimentado y conocedor de todo lo que derivaba de las palabras con las que los había recibido D´Abraccio, pudiese haber tenido de acertada. Al enjuto hombrecillo con atuendo religioso no le hizo falta mucho más que dejarle hacer al silencio. Un silencio casi sólido capaz de estrujarle el ánimo a uno hasta quebrarlo. Una ausencia de palabras que bastó para dejar en evidencia lo precipitado de aquella apasionada perorata.

Más de un cabeza de manada le hubiese cosido la boca, literalmente, a cualquiera de sus cofrades allí mismo, delante de Francesco, de verse en esa situación. En el caso de Gozza, por lo que parecía, ni siquiera había necesidad de eso, lo que prácticamente decía todo. Solo silencio; un pesado, elocuente y demoledor silencio que, quizá, estaba bastando para revelar muchas cosas, porque ¿Quién ha de responsabilizarse de las rabietas de un niño? ¿El padre o el propio niño? Y es que quizá, aunque no hubiese sido algo premeditado, puede que Marcelo hubiese dejado con el culo al aire a su Ductus por primera vez tras conocerse; y con una celeridad nada envidiable.

- Es por tu «servicio» al Sabbat por lo que estás aquí esta noche, Ductus - Francesco había dado unos pasos hasta llegar junto al él, reconociéndole con sus palabras y volviendo a llenar la sala con el eco de su voz mientras, como un pastor reconforta a uno de sus feligreses, apoyaba una mano en el hombro del nosferatu - pero no te confies - le aconsejó - los réditos del pasado no se renuevan por sí mismos y los fracasos nos marcan la piel tanto como las pústulas. La verdad más terrible y dolorosa, muchas veces, se oculta bajo el más bello disfraz...

El Obispo bajó la mirada entonces y pasó delicadamente una de sus afiladas uñas por la máscara veneciana, recorriendo el ficticio rostro con una suave e inquietante caricia; mientras sus penetrantes ojos grises se clavaban en ella como si pudiesen ser capaces de ver mucho más allá de la porcelana.

- Sabes bien que los otrora éxitos ahora son caducos y nuestra lucha siempre requiere de nuevos logros. Una suerte con la que no contasteis ayer ¿Verdad, Fiorella? - era la primera vez que la nosferatu escuchaba su nombre en boca de un cainita de aquel calibre en Florencia. Una interpelación directa sobre cuyo efecto Francesco pareció buscar alguna señal, solo durante otros cuantos segundos, antes de despegar el dedo de la máscara, liberando a Farfalla de su atención.

Yugos - siguió, finalmente, dirigiéndose indirectamente a Marcelo - Dime, Ductus Ricardo Nardone del Clan Nosferatu, progenie de Ignacio de Lima, con quien llevo compartidos siglos de lucha contra aquellos que se han de levantar. Dime, hermano mío ¿Qué sabe de yugos aquel que no ha luchado directamente contra ellos? ¿Crees que lo que ha hecho por salir de la cuna de su sire le definirá aquí? ¿Que se ha ganado algo con ello? ¿O acaso te has vuelto más laxo y precipitado al dispensar tus lealtades e imprudente en tus juicios sin que yo me haya enterado?

D´Abraccio dejó la pregunta suspendida, quizá dando por supuesto el «no» como única posible respuesta. La total ausencia de sentimiento e inflexiones en la voz del Obispo cerraban la posibilidad de saber si estaba disfrutando con aquello. No obstante, aquella metafórica bofetada remarcaba de pleno una seria advertencia y servía, a su vez, para destacar que el primer responsable de las palabras y actos de cualquier cofrade de una manada era su Ductus. Una lección que Marcelo haría bien en recordar de cara al futuro. Aquella carcasa de piel agostada encerraba dentro a un monstruo sin compasión. Un monstruo que parecía aumentar de volumen con cada palabra.

Un giro puso al Obispo frente a Marcelo dispuesto a acabar con aquello.

- Me llamas Ilustrísima con arrogancia en los ojos mientras aprietas los puños y, sin pudor, aseguras unos lazos que aun estás muy lejos de poder afianzar. Hablas de familia en mi propia casa con la ligereza del ignorante que no ha vivido ni una sola Vaulderie o Rito Mayor ¿Qué sabes tú, niño arrogante, de Comunión y lazos entre hermanos? Y, mientras, emponzoñas en tu boca una Secta, Sabbat, buscando pertenecer a una causa cuyos preceptos e ideales dudo que llegues a ser capaz de comprender y aceptar.

La serenidad en el tono de Francesco era casi peor que el mensaje que contenía.

- Es la rabieta de un niño egoísta, de un niño que solo mira por sí mismo y no entiende lo que es sacrificarse por un bien mayor, la que habla. Un niño equivocadamente educado sobre el verdadero significado de la palabra libertad.

Sin embargo, esta noche, se ha decidido poner a prueba tu valía. Así que, vuelve a la escuela, pequeño, vuelve y presta atención. Aprende de los que van a ser tus maestros y jueces.


Miró a Ricardo de nuevo - Aquí, aun, veo que no tiene lugar. Volved a traerlo como un auténtico Sabbat, o no lo volváis a traer.

Nadie tenía que explicarle a nadie qué era lo que eso significaba.

Marcelo Gozza (Endimion1)
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Re: Un nuovo scopo [Racconto] (15-02-1990)

#28

Mensaje por Endimion1 » 25 Ago 2020, 20:01

El silencio que siguió a las palabras del obispo fue para Marcelo como un mazazo directo a su voluntad. Cualquier otro vástago, sin duda, hubiera caído, roto por dentro y de rodillas, ante la fuerza y contundencia de las palabra de D´Abricio. Por suerte el florentino era un hombre de férreas convicciones y gran determinación pero, aún así, su alma estaba quebrada, no tanto por las palabras en sí, sino por el tono y la determinación con la que habían sido dichas. Además, la sensación de haber fallado a la palabra dada a Fiorella y a Nardone le reconcomía por dentro, pues su tantas veces útil pasión le había jugado una mala pasada, dejando a su nueva familia con el culo al aire.

Con la mirada baja, y con gran pesar en su alma, Marcelo dio un paso atrás, dejando al Nosferatu y al obispo cara a cara, cabizbajo, y con la esperanza de que aquellas últimas palabras, que le daban una nueva oportunidad de demostrar su valía, le permitieran mostrar todo lo que llegaba dentro a su nueva familia.

Una nueva determinación corría por las venas del brujah, mientras guardaba el silencio que debía de haber guardado anteriormente, Marcelo decidió que, si tenía que convertirse en otra cosa, en un nuevo ser, lo haría sin rechistar. Si ese era el precio para obtener su tan ansiada libertad no iba a dejar que nada, ni nadie, se interpusiera en su camino para conseguirlo...

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Re: Un nuovo scopo [Racconto] (15-02-1990)

#29

Mensaje por Horcado » 28 Ago 2020, 00:33

Miró a Ricardo de nuevo - Aquí, aun, veo que no tiene lugar. Volved a traerlo como un auténtico Sabbat, o no lo volváis a traer...

Tras esto, Nardone asintió de un modo reverente, de forma casi religiosa, con el peso de estar realizando un trabajo titánico para dar cobertura a un desconocido...

- No, mi querido Francesco. No quiero a mi lado como compañero a alguien que dude ni un solo segundo que la guerra que se debe combatir es la de aquel que quiere permanentemente llegar mas alto. Ni quiero a un compañero cuya lealtad flaquee cuando el destino de los Sabbat se diluye. Creo que soy bastante consciente.

La sombra que se cernía sobre Nardone en esos mismos instantes era la de la ausencia de Alessa, siempre con su característica elocuencia de último recurso.

- Perdóname si creo fervientemente en nuestra existencia como la filosofía primordial; cuando nuestra sacerdote lo ordene, este despojo de la Camarilla, comenzará a entender el verdadero motivo de su existencia y, encauzado firmemente en su misión, podrá alcanzar todo lo que se espera de un verdadero Sabbat.

El camino no parecía tener vuelta atrás. Ahora únicamente faltaba que Alessa sonderara sus intenciones reales por medio de los ritae de iniciación, y juntos, comprobaríamos de qué estaba hecho Marcelo

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Re: Un nuovo scopo [Racconto] (15-02-1990)

#30

Mensaje por hella9 » 31 Ago 2020, 10:51

El poco buen humor que Fiorella había conseguido sacar ante Marcelo se vio opacado rápidamente por la sombra de Francesco D’Abrigio. Sus palabras, dirigidas a su nuevo compañero y a su ductus no la dejaron indiferente. Volviendo a recordar el fracaso de la noche anterior , sus inseguridades volvieron a flote como si de un cadaver inchado se tratara. No podía y tampoco quería articular palabra delante del Obispo por miedo a avergonzar aún más a Ricardo y poner en evidencia sus fallos.
Fallos que el obispo no tardó en recalcar, incluso dirigiéndose a ella misma. El sonido de las uñas de este resonó en el interior de la máscara de Fiorella y una sensación terrible se apoderó de su cuerpo, ya de por sí rígido. Se quedó al lado de Nardone, esperando a que esa figura solemne se fuera y dejara de presionar su alma.

Cuando el discurso de Francesco terminó, Y Fiore pudo volver a moverse, lo único que pudo hacer fue coger otra vez la mano de su Ductus, intentando sentirse segura otra vez. Miro de reojo a Marcelo y volvió a maldecir en su interior tener que cargar con el.. ”No voy a permitir que me castiguen por su culpa de nuevo.. pensó mientras se aferraba a Nardone y , alzando sus bonitos ojos hacia el, le suplicaba sin hablar que se fueran de allí cuanto antes.

Cerrado

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