Un nuovo scopo [Racconto] (15-02-1990)

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Corso
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#11

Mensaje por Corso » 06 Jul 2020, 23:43

Marcelo.

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Si Giuliana se creyó, o no, parte o todo de lo que Marcelo le había contado era algo que al brujah se le escapaba. La ravnos había guardado un silencio de sepulcro durante los minutos que duró su relato y las únicas pruebas fehacientes de que su mente seguía presente en la celda fueron un par de gestos faciales de asentimiento que invitaban a Gozza a continuar. Poco más, a parte de un suave ronroneo que murió dentro de su garganta, puede que de desagrado o quizá de placer por un próximo derramamiento de sangre camarilla, cuando escuchó que la Torre estaba realmente interesada en recuperar la misma ciudad que le había sido arrancado de las manos hacía siglos.

Sorprendentemente, no hizo ningún comentario al respecto y, cuando Marcelo acabó, simplemente, se limitó a girarse de medio lado y lanzar una última pregunta al aire - ¿Tienes suficiente…?

El brujah supo de inmediato que la pregunta no iba dirigida a él y que no estaban solos. Tras unos segundos de silencio la respuesta a Messina llegó a través de unos pasos que empezaron a alejarse por el pasillo que daba a las criptas bajo el Palazzo Pitti, dejando tras de sí el eco sordo de quién quiera que fuese había permanecido tras el umbral.

Los ojos de Giuliana volvieron a encontrase con los de Gozza y, acto seguido, le lanzó una pequeña llave de metal – Vamos, entonces…- le dijo, con clara sorna y una amplia sonrisa que dejaba a media luz unos caninos relucientes.

Marcelo no tardó en liberarse de la cadena que le retenía para seguir a la ravnos a través de una serie de pasillos de tosca piedra; flanqueado, a diestra y siniestra, por gruesas puertas de metal. Pequeñas gotas de agua se filtraban por el techo que tenían encima acompañando la marcha con un suave e intermitente golpeteo al caer en los pequeños charcos de agua formados en el suelo, aquí y allá. Mientras avanzaba, tras ella, pudo olisquear la humedad y el óxido que envolvía e impregnaba aquella zona subterránea.

Ante el silencio de ella, y seguramente por puro instinto, los sentidos de Gozza se expandieron. Allí había algo más. Entre aquella atmósfera densa y pegajosa, subyacía el sugerente olor dulzón de la carne y la sangre que, aun reseca, se filtraba bajo las puertas de aquellas salas de tortura, dolor y muerte que, ahora, se le empezaban a antojar mataderos. Fue al pasar junto a una de aquellas puertas cuando empezaron los susurros.

Marcelo no sabía si era por la costumbre o por el mero hecho de no prestar la suficiente atención, pero la cainita que le precedía parecía ignorarlos por completo. Eran susurros apenas perceptibles, de esos que en las noches de cuentos de brujas parecen asaltar el subconsciente de uno sin ser ciertos, pero el brujah sabía lo que estaba escuchando. Quejidos y lamentos. Casi inaudibles y no obstante una vez se colaban por sus oídos le provocaban un escalofrío que le recorría la espalda al pensar en la suerte, tan distinta a la actual, que él mismo podía haber corrido esa misma noche.

Porque sobre todo, aquel lugar hedía a miedo. A un miedo arcano e irracional que de alguna forma le llamaba. Un pavor recién descubierto que le impelía a salir de allí cuanto antes, fuese cual fuese el destino que le estuviese esperando tras la estela de los pasos de su captora…

La voz de Giuliana le sacó entonces como un latigazo de aquel momento de terrible introspección y Marcelo se descubrió a sí mismo al pie de los primeros peldaños de una escalinata. Temeroso como el niño que no era.

- Es aquí donde nos separamos, aunque supongo que solo por ahora – la cainita le abrió paso apartándose y le invitó a avanzar señalando los estrechos peldaños - Sube un par de tramos y avanza hasta el final del pasillo superior. Allí verás una puerta a la derecha y otra más apartada, al frente. Entra en esta última y espera – una maliciosa sonrisa acompañó a un gesto de despedida cuando Messina se tocó la sien con un par de dedos y los apartó con rapidez – Volveremos a vernos, cachorrito – y tras aquellas palabras dio media vuelta y entró en la celda contigua a la que habían abandonado. Mientras el brujah ascendía pudo escuchar un grito agónico al que siguió una pequeña risita histriónica…


Ojo Puto y Fiorella.

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Ojo Puto y Fiorella entraron en el Palazzo acompañados y departiendo animadamente junto a Enrico Greco antes de que este se despidiese de ellos una vez dentro, dejándoles a solas. Si los jardines eran una oda al paisajismo, la gran galería Palattina era un orgasmo artístico para cualquier ser, vivo o muerto, con un mínimo de sensibilidad en las venas. Amplia y hermosa como un prado onírico, rodeada por los accesos a sus veintiocho salas y exposiciones privadas, la gran estancia se bastaba por si misma para engullir a los numerosos visitantes que se adentraban en ella como un recordatorio de la nimiedad y la transitoriedad de sus almas. La colección de arte estaba dispuesta de forma palaciega en lugar de museística, un estudiado detalle que ponía sobre relieve para ambos nosferatus que estaban en el la antesala del refugio de la Divina Comedia y de su Ductus; La Arzobispo Carmina: La Regina Rossa.

A Fiorella, estar en el Palazzo siempre le había incomodado, pues aunque se suponía que debía sentirse entre hermanos, algo en su interior se habría hueco advirtiéndole de que meterse en las entrañas de aquel esplendoroso lugar podía ser semejante a aventurarse a penetrar en el cubil de un durmiente dragón; corriendo el riesgo de hacerlo despertar.

Era entonces cuando buscaba los ojos de Alessa y el solaz de alivio que su mirada le transmitía. De alguna forma, la malkavian obraba ese efecto en ella, diciéndole sin pronunciar palabra, que incluso el fuego de un dragón solo era la antesala del humo que consumía su interior. La pequeña bicho no estaba muy segura de entender todo lo que su hermana decía, pero si aquellos mensajes, si su voz – o sus silencios- , servía para atemperar su ánimo, eran más que bienvenidos. Por desgracia para ella, no era la prístina y clarividente mirada de la hija de malkav la que tenía sobre ella, sino la dura y contundente expresión de su Ductus. Si aún pudiese respirar, pensaba en ese momento Fiorella, seguramente sus expiraciones fuesen tan fuertes que rebotarían contra las paredes ensordeciendo sus propios oídos.

Ricardo conocía bien aquel lugar; al menos su cara pública. Muchas historias había escuchado sobre las criptas que había bajo sus pies y por un momento pensó si la Cofradía que regentaba el Palazzo no habría elegido su nombre como insidioso guiño al “Inferno” que había descrito Alighieri en su obra. A juzgar por las últimas Pallas Grandes oficiadas por la Sacerdotisa Lupei, aquella idea puede que no fuese del todo descabellada, sonrió, recordando la última vez que vio en acción a la tzmisce y sus lienzos humanos.

Aunque, y apartó tales pensamientos de un plumazo, no era noche para dejarse llevar por habladurías. Si alguien sabía lo que era pasar por un purgatorio en vida, ese era él, sin duda alguna. Y no iba a permitir volver a pasar por otro ahora que estaba bien muerto. Además, no podía permitirse las distracciones propias del recuerdo. A esas horas de la noche, , él y su cofrade de apariencia infantil, pero sabía que en la misma medida despiadada y sangrienta, no tendrían que esperar mucho más. Miró hacia abajo y se encontró con sus ojos interrogantes, intentando después transmitirle confianza con su adusto gesto de determinación; aunque era consciente de que la severidad de su semblante poco tenía que ver con la, muchas veces, inefable mirada de Alessa. Tampoco es que fuese a perder el tiempo en comprobar si el resultado estaba siendo el mismo, pues Nardone sabía que Fiorella tenía que endurecerse, por el bien de la manada y el suyo propio; sintiéndose el primer responsable en ayudarla a conseguirlo. Era una buena noche para ello.

- Ductus Nardone – recabó la atención de ambos una figura que acababa de aparecer por la puerta que daba a la galería de arte moderno – Me alegra que hayáis llegado tan pronto – les dijo a ambos un no-muerto de silueta torneada y fibrosa, vestido en pantalón vaquero y camisa – rigurosamente ataviado de negro – con el pelo recogido en una coleta y una barba cuidadosamente descuidada de un par de semanas que le adornaba el rostro desde que fue abrazado, realzando un tremendo atractivo físico- Siempre es un placer recibir a una de nuestras futuras Cofradías, aunque esta vez no sea al completo – era extraño ver sonreír a Fabrizio del Piero, el perro de presa de la Arzobispo Martinelli, pero aun así no podían dejar de constatar que aquel gesto estaba dirigido a ellos – Espero y deseo que la hermana Sarrontino nos acompañe la próxima vez. Por favor, acompañadme.

Del Piero se giró y se encaminó al lugar por el que había aparecido, casi sin darles tiempo a valorar otra opción que no fuese ir tras él.

- Nuestra Arzobispo está manteniendo una pequeña charla con algunos de los otros invitados de esta noche, pero no tardará en reunirse con vosotros – les dijo, mientras les guiaba por varias salas que no por ser menores que la principal dejaban de carecer de una insultante belleza en cada una de sus paredes, ornamentos y obras – No obstante, estaréis acompañados.

El largo pasillo por el que estaban caminando terminaba en una puerta de mármol que conectaba con la Galería del Vestuario, en la cual se encontraba el vestuario teatral de los s. XVI-XXI, así como los trajes funerarios de Cosme I de Médicis, de su mujer y su hijo. La travesaron y descendieron una escalinata hasta llegar a un otro corredor, este mucho más “modesto”. Al llegar frente a la última puerta de este, Fabrizio se detuvo y se giró hacia ellos.

- Por favor, entrad. Creo que ya os conocéis – aseguró, haciendo un breve ademán con la cabeza señalando la entrada de la sala y en referencia a quien estaba dentro – Confío en que si tenéis algún problema con él, seréis capaces de solucionarlo, aunque os pediría que no lo hagáis de una forma demasiado...taxativa – les sugirió, dando por sentado que entendían lo que quería decir – En cualquier caso, todas las galerías cuentan con un sistema cerrado de grabación por video. Así que, en cierta medida, no estaréis los tres solos – asintió.

- Antes del pequeño acto que va a acontecer aquí esta noche, queremos asegurarnos de que vuestro acompañante tenga claras algunas... nociones sobre nuestra Secta, al menos de forma introductoria, por decirlo así. Así que, mientras esperáis a que nos reunamos con vosotros y decidamos que fue lo que pasó ayer y qué va a pasar de ahora en adelante, nos gustaría tener claro que entiende qué es, qué somos, La Espada de Caín. Al fin y al cabo, quién mejor que un Ductus tan prometedor como tú para acometer esta tarea ¿Verdad? - las palabras del cainita eran irrefutables, aunque algo en su tono hacía que Ojo Puto no acabase de decidir si le acababan de gustar o no.

- Si me disculpáis ahora, tengo varios asuntos que atender y aspectos que preparar de cara a esta noche. Hermanos…

Y sin más dilación deshizo sus pasos hasta desaparecer por donde habían llegado hasta allí.


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Cuando Ojo Puto abrió la puerta y entró en la sala acompañado de Fiorella, Marcelo reconoció sus putrefactos cadáveres al momento. No era difícil recordar la máscara de la niña inmortal y el cuerpo cubierto de pústulas del cainita que casi le había ayudado a acabar con ese cabrón de Strazza y Alberto; su familia de sangre hasta hacía solo veinticuatro horas.

Marcelo Gozza (Endimion1)
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#12

Mensaje por Endimion1 » 10 Jul 2020, 20:18

Marcelo siguió, a pies juntillas, las indicaciones de su "carcelera", mientras divagaba a cerca de lo que había ocurrido. Al parecer alguien más había estado escuchando, alguien que, sin duda, tenía mas peso y poder dentro del Sabbat que su interlocutora, o al menos poseía más influencia en lo concerniente a decidir si podía continuar con su no vida después de la inoportuna huida de Strazza y Alberto.

Una vez llegó a la puerta, y con sumo cuidado, giró el picaporte y entró, para darse de bruces con una sala circular, de paredes de piedra, que parecía más una sala de espera desprovista de muebles que otra cosa. El brujah, entonces, comenzó a inspeccionar, de manera infructuosa, el lugar, en busca de alguna salida o algo que no debiese estar ahí. Por desgracia todo parecía soporíferamente normal, por lo que no le quedó otra que disponerse a aguardar lo que el destino, escrito por sus captores, le tenía deparado.

De improviso, y justo antes de lo que esperaba, un ruido emanó de la puerta situada justo en frente de la entrada que el propio Marcelo había utilizado, lo que hizo que sus sentidos se activasen y sus músculos se tensasen. Visto lo visto tampoco sería de extrañar algún tipo de movimiento hostil, a modo de prueba, por parte de sus "anfitriones". Rápidamente, y por suerte para él, lo que trajo consigo el otro lado de la puerta fueron, por decirlo de algún modo, dos caras, si es que se podían llamar así, familiares. Los dos nosferatu que habían luchado con él la noche anterior estaban allí, y parecían no tener intenciones hostiles, al menos por su lenguaje corporal pues por sus rostros era algo difícil de discernir. ¿Acaso sería esa su nueva familia?. Gozza, entonces, se relajó, apoyando su espalda contra la pared y cruzando los brazos sobre su pecho. Su apariencia era todo menos presentable, con su camisa ajada y llena de sangre seca y su boca aún con restos de su cena, aunque viendo la pinta de sus nuevos anfitriones no era algo por lo que tuviese que preocuparse.

-Vaya vaya -dijo con algo de sorna y con una sonrisa picarona dibujada en su rostro el brujah. Así que vosotros sois mi nueva familia... Bueno, por lo menos no seré el "patito feo" de la casa...

Marcelo aguardó a la respuesta de los nosferatu, estaba claro que no había sido todo lo cortés que se podía esperar, al menos no en los cánones que había aprendido del bastardo de Strazza. Aún así para el brujah esta era la mejor forma de actuar, mostrarse dócil y gentil no habría hecho mas que mostrar debilidad, y ese era un lujo que, en el Sabbat, uno no podía permitirse, al menos a tenor de lo visto. Además, mientras no iniciara un conflicto no debía, al menos en principio, temer por su integridad. Estaba claro que la Espada de Caín le quería, o al menos quería lo que Marcelo sabía, y esa era una carta que tenía que saber jugar en lo que estaba por venir, su no vida dependía de ello...

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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#13

Mensaje por hella9 » 13 Jul 2020, 11:28

Fiorella no se esperaba ver a ese cainita esperándolos, así que justo cuando entraron se desprendió de la mano de su Ductus, pues no quería darle una impresión débil al brujah y tras escuchar sus poco amables palabras , se giró bruscamente a ojo puto para decirle
-Me ha llamado fea? Este sucio traidor a los suyos me ha llamado fea....
Solo unas palabras de Marcelo bastaron para que Fiore desconfiara de este. Si se unía a ellos como había sugerido no tenía la intención de darle la bienvenida de buenas a primeras.
-¿Como podríamos fiarnos de alguien que traiciono a los suyos, y no solo eso, que dejara escapar al objetivo que había traicionado.. traidor a dos bandas, no se como aún sigues estando de pie. Tendrían que haberte cortado en pedazos y haberte juntado mal dijo ella mientras se acercaba a Marcelo con esos movimientos algo errantes y mecánicos. Su estado de ánimo alterado hacía que no se preocupara de su forma de moverse así que ahora parecía una muñeca diabolica andando como podía hacía el cainita que tenía delante.

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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#14

Mensaje por Horcado » 14 Jul 2020, 16:31

Si la noche anterior no había sido muy fructífera, desde luego esta noche prometía ser, al menos, bastante más variopinta en lo que a acontecimientos se refería.
Tras disfrutar, ligeramente abstraído, de la riqueza de aquellas estancias, Ricardo abrió la puerta a aquello que podría sellar su destino en segundos dependiendo de a dónde se decantara la balanza de las decisiones de obispado.
Ver a Marcelo con semblante tenso tratando de quitarle hierro al asunto, era una estampa graciosa dentro de los parámetros Nosferatu, aunque eso era algo que un Ductus dolido jamás podría exteriorizar. De hecho, tras la gran pérdida de la noche anterior , el recibimiento de Marcello únicamente podía significar una cosa: la decisión del obispado ya se había tomado incluso antes de tomar en cuenta la de la propia manada, y a no ser que Alessa apareciera pronto, es probable que también tomaran el control de la cofradía para ritualizar y sellar el hecho de la admisión del nuevo cofrade.
Cuando la pequeña Fiore se soltó de su mano y empezó a hablar, Nardone ya estaba lo bastante cabreado como para fijar su vacía mirada en el vástago con un semblante que nada tendría que ver con la sorna ni con la camaradería.
- La verdad es que esto pareció más una misión de rescate que una de búsqueda y eliminación...
Dijo Nardone añadiendo un suspiro y negando, cabizbajo con la cabeza.
- Tu amo ha quedado libre, y ahora tú, también vas a quedar libre. ¿Te parece justo eso?
Sus brillantes ojos negros se clavaban en los de Marcello, mostrando una fiereza inusual, pero que parecía emocionalmente poco efectiva, cuando la visión de conjunto de los observadores les llevaba a una carnosa boca sin dientes visibles con la que Nardone seguramente habría tenido que aprender a gesticular para volver a hablar perfectamente, sin sisear ni despedir escupitajos de oscuros coágulos que olían a humedad y madera.
- ¿Eres consciente de lo que supone vivir la no-vida dentro de una manada del Sabbat?
- Todo arde en esta vida. Hasta la vida misma. Tu indulto no ha sido una medida de gracia. Ha sido un castigo para nosotros y va a ser un camino entre las brasas para tí. Vas a experimentar lo que se hace a los traidores a la Torre, y esta vez, no vas a poder recibir nuestra ayuda; además nos has marcado para la Camarilla, pues seguramente seas objetivo de una venganza que tarde o temprano se cobrarán. Pero hasta entonces, podremos decidir si eres lo suficiente valioso como para volver a responder por tí dentro o fuera de este refugio.

Una vez mas, el camino unía a Nardone con jóvenes ex-Camarilla. Era una situación a la que ya se estaba acostumbrando, pues al fin y al cabo, su progreso en la secta se debía principalmente a la red de información Nosferatu, y hasta ahora siempre había cosechado logros y había sido bastante precisa.

Marcelo Gozza (Endimion1)
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#15

Mensaje por Endimion1 » 15 Jul 2020, 19:35

Marcelo escuchó con atención, primero las vehementes palabras de la pequeña y luego las mas que interesantes divagaciones del que parecía ser la cabeza visible de aquella "manada"... curioso nombre para referirse a una familia, aunque claro, por lo que había oído, las manadas, el reflejo distópico de las coteries en el Sabbat, distaba bien poco de lo que era una pequeña familia, donde los vástagos que la formaban, con una fiereza y fanatismo exacerbados, se mantenían fieles los unos a los otros. El brujah no estaba seguro de cómo o por qué de aquel nivel de pasión, ni tan si quiera si aquello era algo para él, pero lo que estaba claro es que hasta que no lo probara no lo sabría y, además, la otra alternativa, la cual ya había vivido durante demasiados años en sus carnes, no traía más que una vida de servidumbre a la sombra de aquel que, de manera más o menos merecida, tenía derecho sobre su prole por el mero hecho de haberla creado.

-Rápidamente os exculpáis de los errores cometidos la pasada noche -contestó Marcelo mientras se erigía, todo lo alto que era, y daba un par de pasos para acercarse, sin mostrar miedo o duda, hacia el nosferatu de mayor altura. Que yo sepa era tanto responsabilidad vuestra como mía el acabar con Strazza y, de no ser por la repentina aparición de Alberto y su gente, ahora sería ese desgraciado quien estuviera reducido a cenizas junto con su almacén. Yo os guié hacia su refugio, lo delaté y lo serví en bandeja de plata. Era de esperar que, sobretodo teniendo en cuenta la fama que los de vuestro clan tenéis, la aparición del cabrón al que antes consideraba mi hermano hubiera estado controlada por vuestra parte.

Gozza aguardó entonces, manteniendo la mirada con firmeza y frialdad a la par que su semblante se volvía más serio, durante unos segundos antes de proseguir con su respuesta a los dos Sabbat.

-Pero, en serio, no ganamos nada reprochándonos los unos a los otros -prosiguió el brujah. Eso no cambiará lo que ya ha pasado, a no ser que alguno de vosotros posea entre sus dones la capacidad de volver al pasado. Ahora, y por lo que decís, estamos en el mismo barco y creedme, no hay nadie más interesado en que Strazza y Alberto sean convertidos en ceniza. Tal y como habéis dicho una diana se dibujará en mi trasero, más pronto que tarde según creo, y no me interesa afrontar esa carga solo pero, por otro lado, estaréis conmigo en que el tenerme de vuestro lado os da una ventaja sobre nuestros enemigos. La Camarilla ya ha intentado atacar y tomar la ciudad en dos ocasiones, al menos que yo sepa, y estar por seguros que el acabar conmigo no será más que la excusa para movilizar a sus efectivos e intentarlo de nuevo. Por suerte para vosotros yo he participado en esos dos intentos, aunque en mi defensa diré que no era consciente de ello en el primero y fui obligado en el segundo, y puedo deciros como actúan, por donde se mueven y emplazamientos y contactos que ya han utilizado antes. Existe, lo queráis ver o no, un peligro que amenaza con cerrar el tinglado que tenéis aquí montado y, en lo que a mí respecta, no tengo intención de que eso ocurra, depende de vosotros el ayudarme o no a parar lo que se avecina. Por mi parte ya salí lo suficientemente quemado del otro lado y no quiero volver a ser un esclavo de nadie, eso teniendo en cuenta que acaben conmigo. Y por cierto, puede que no sepa lo que significa ser un Sabbat, un miembro de una manada, pero mientras eso no suponga ser un sirviente de alguien indigno y no me niegue mi propia libertad creo que sabré adaptarme.

Marcelo quedó entonces en silencio, manteniendo la postura firme y seria que la experiencia como extorsionador en los barrios bajos de Florencia le había dado, para, de soslayo, dirigir una mirada furtiva a la pequeña.

-En cuanto a tí no recuerdo haberte llamado fea -repuso Gozza volviendo a llenar su tono de sorna. Entre otras cosas porque no puedo ver tu "bonita" cara tras esa máscara. Simplemente dije que no seré yo el feo de la familia, algo que salta a la vista. Ahora bien, si quieres entender eso como un insulto allá tú, pero simplemente quería resaltar el hecho de que no soy el más feo de los tres.

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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#16

Mensaje por hella9 » 15 Jul 2020, 22:19

Fiorella sabía que su apariencia no infundía respeto así que no le sorprendió la respuesta del brujah. Aún así sintió unas ganas irrefrenables de arrancarle cada uno de sus miembros. Los bonitos ojos de Fiore( único recuerdo de su antigua apariencia) se clavaron en Marcelo y lo único que pudo llegar a hacer fue una especie de mohín invisible tras la máscara, para después girarse y volver al lado de su ductus.

-Nadie va a quitarte tu preciada “libertad” pero más te vale ser útil. dijo Fiore alzando su pequeño brazo y señalando torpemente al nuevo miembro de su manada.
Y bajando un poco la voz para que fuera solo audible para Nardone, susurro
-No me apetece hacer el ritual con el...

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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#17

Mensaje por Horcado » 31 Jul 2020, 18:48

Para ese entonces a Ricardo se le planteaban unas cuantas dudas. Las claras palabras de Marcelo , la ausencia de Alessa, y la rapidez con la que la secta está integrando a Marcelo...

- Pertenecer al Sabbat, significa actuar con una libertad que tú no conoces. Pero también significa sacrificio para mantener esa libertad intacta. No soy yo quien para determinar si has pasado de un tipo de esclavitud a otra, por lo que entiendo que a nadie le debes un favor, ni a mí, por ahora. A no ser, que tu culo haya caído en esta manada por intercesión de algún pez gordo. Lo cual tampoco es descabellado, sabiendo que Alessa anda por ahí.

Ricardo, con semblante tranquilo después del cruce de opiniones, y observando a Fiore, arqueó las cejas en un gesto que más que de conformidad parecía de resignación.

- Creo, Fiore, que al fin y al cabo tendremos que intentar adaptarnos y superar nuestro fracaso entre todos como manada, aunque bueno, todavía no se nos haya presentado formalmente. Seremos hospitalarios, y compartiremos, si es necesario, nuestro refugio con Marcelo, si no se siente con la suficiente seguridad para salir a la superficie durante un tiempo.

Con una pausa, y siendo consciente de que habla con un tono de voz totalmente perceptible para todos,

- Pondremos en valor, si es que hay que sopesar en la balanza nuestras voluntades, el hecho de que la operación no hubiera sido viable desde el punto de vista de "arriba", sin su intervención, cuando podría haberse solventado entre las sombras, pero seremos hospitalarios; intentemos comprender sus motivaciones, Fiore, y con él, tratemos de ser una mejor manada.

Estas últimas palabras dichas por Nardone, son una reflexión apurada y fruto de la frustración al ver como el grupo había puesto tanto empeño en una misión tan importante, y los esfuerzos se esfumaban sin dar sus frutos gracias a una operación de rescate muy bien elavorada.

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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#18

Mensaje por Horcado » 07 Ago 2020, 21:22

Una noche anterior a estos acontecimientos:

Se trata de un tipo joven –ni siquiera ha dejado atrás la mirada desafiante propia de la ignorante inocencia-, y su edad le confiere una determinación y un arrojo deliciosos, que auguran una alimentación prolongada y placentera.

Tal vez, hablar de necesidad no es apropiado… Deseo, anhelo. Después de un tiempo, cuando has paladeado todo lo que pueden ofrecerte, se convierte en una dependencia febril, enfermiza. Puedo satisfacerla hasta que sus vidas despreciables toquen a su fin o retirarles su don cuando me venga en gana. Depende de ellos. De hasta dónde estén dispuestos a llegar. Con algunos puedo forcejear minutos. Con otros la resistencia solo dura unos segundos.

Por eso me gustan las nuevas generaciones. No tienen prejuicios. Son más abiertos a experimentar. Por ejemplo, este puto desgraciado los tiene bien puestos. Ha venido a este suburbio en una noche cerrada para buscar su propia satisfacción en la química humana.

Yo tiro de repertorio y he decidido que voy a adoptar la forma de las sombras de la esquina por la que va a volver. Ahora estoy, ahora no estoy.

Y entonces comienza la obra:

- ¿Tienes algo?
- Por supuesto. Siempre tengo lo que necesitas.
- ¿Es bueno?
- Tranquilo, el material que te voy a pasar es de tal pureza, que puedes guardarlo, o darles a tus clientes un anticipo rebajado y aun les mantendría contentos.
- ¿Puedes darme una muestra?
- ¡¿Con quien cojones crees que hablas?! ¡¿Quieres que me largue?!
- ¡No, no, no! Por favor no te ofendas. Llevo unos meses muy mal… Nunca antes me había ocurrido esto. Te aseguro que te devolveré todo lo que te debo.
- Esta misma noche te haré llegar el material. Y no te preocupes por eso. Ya has empezado a pagarme. Ahora, lárgate.


El chico da la vuelta, y sin despedirse deshace el camino hecho y que hace justo unos minutos yo mismo había sido “capaz” de adivinar. Al fondo, en la esquina al final de la calle una sombra se mueve; capta la atención del muchacho y le atrae curiosamente. Casi de manera despreocupada.

- ¿Adónde vamos? -pregunta la pequeña impaciente.
- No muy lejos. -es mi única respuesta. Ella sabe a lo que vamos y es suficiente.

Ahora toca ser paciente; me encanta este juego, es de mis favoritos, pienso, mientras me oculto entre las sobras del callejón a la espera de que nuestra alimentación de esta noche se prepare sola.

Unos segundos después, suelto la mano de la pequeña que siempre me acompaña, para enfundar las mías con látex. Signo de que las cosas se van a precipitar inminentemente. No voy a dejar que el joven sienta miedo. Eso estropearía el clímax y el sabor. No podemos mostrarnos a él tal cual somos y hemos elegido las sombras para que nos protejan. Cuando el chico pasa por ahí, nota cómo algo le agarra firmemente del hombro derecho mientras queda completamente inmovilizado y enmudecido por un certero golpe en el estómago que le deja sin apenas aire. Mi mano plástica en su boca. Me abro camino hasta su arteria con varios bocados mientras mi acompañante, mi muñequita de madera, como el mejor cirujano, descubre su máscara y busca otro punto en el que abrirse camino. No hay ojos humanos que puedan horripilarse con la escena. Solo nuestra mirada cómplice y su abominable sonrisa instantes antes de comenzar a alimentarse.

Abandonamos al recipiente con las heridas curadas y en estado de inconsciencia. Probablemente con una historia increíble de creer para sus mas allegados o quizás pensando que el camello al que debe dinero se lo ha pensado mejor y ha dejado de ser paciente con el. Puede que jamás se levante, pero eso ahora no importa. Nos sentimos saciados, fuertes y queda toda la noche de Florencia por delante.

Marcelo Gozza (Endimion1)
Brujah antitribu

Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#19

Mensaje por Endimion1 » 09 Ago 2020, 19:42

Marcelo escuchó con atención las palabras de la pequeña primero y del hombre después. Estaba claro que a ninguno de ellos, en especial a la joven, le hacía gracia la situación de tener que cargar en su "familia" con alguien como el brujah, pero lo cierto era que aquellos "peces gordos" de los que hablaba el nosferatu deseaban que así fuera, al menos esa era la impresión que le había dado su carcelera. De un modo u otro, y si quería sobrevivir, debería adaptarse a lo que la vida le ofrecía, como tantas veces atrás había hecho, además, con un poco de suerte, aquella nueva vida podría llegar a satisfacer sus más ocultos deseos...

-Pues parece que tenemos un acuerdo. -contestó el alto florentino a su nueva "familia" mientras relajaba su postura y extendía su mano. Esta claro que no conozco esta secta como lo hacéis vosotros, pero estoy dispuesto a aprender. Si tal y como me decís puedo disfrutar de mi libertad, y no tengo a nadie diciéndome que puedo y que no puedo hacer con mis dones, estoy más que dispuesto a pagar el precio de la lealtad que me pedís, siempre y cuando demostréis estar a la altura de esa confianza. Descubrireis que puedo llegar a ser un preciado activo para vuestra "familia", si es que aceptáis mis términos.

El brujah detuvo su discurso un instante, cruzando su mirada con el varón nosferatu primero y con la pequeña vampiresa despues.

-No creo deber nada a nadie, o al menos no soy consciente de ello. -repuso Marcelo. Pero si se diera el caso espero que tengáis la "decencia" de interceder por mí. Tal y como os he dicho he sido esclavo de un necio durante mucho tiempo y no quisiera que todo lo que he hecho y arriesgado para librarme de su yugo me haga caer en las zarpas de otro incompetente que, abusando indebidamente de su poder e influencia, pueda aprovecharse de mí. Ya pasé por eso una vez y no pienso volver a hacerlo. Otorgádmelo y encontrareis en mí al más fiero y fiel de los aliados, algo que teniendo en cuenta la posición en la que nos dejó lo de anoche a ambos sin duda sabréis valorar...

El florentino aguardó a la respuesta de sus dos interlocutores, atento a cualquier tipo de movimiento sospechoso para defenderse si fuera preciso.

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Horcado
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Re: [Racconto] Un nuovo scopo (15-02-1990)

#20

Mensaje por Horcado » 10 Ago 2020, 17:06

Ricardo muestra poco temor a decir las cosas que piensa. Nunca ha pretendido guardarse para sí algo que pudiera ser en favor de la secta. Pero, ¿ y si en este caso su muestra de desconfianza hacia la jerarquía le pone en el punto de mira?

- Yo no lo llamaría acuerdo. Quizá sea una simbiosis a la postre necesaria.

Nardone extiende su mano cortésmente; pensando que el discurso de Marcelo está lleno de exageraciones, fruto del temor a arder en próximos amaneceres...
Entonces se dirije a él, para aligerar su carga.

- De todos modos, si como activo, eres la mitad de leal y fiel a los principios del Sabbat de lo que te propones en tu argumentario, habrá tiempo de rellenar la otra mitad con propósitos de auténtico Sabbat.

La escena queda dibujada: El moreno y apuesto joven tiende su mano seguro de sí mismo, mientras el hombre calvo y desfigurado, oculto en su larga chaqueta tiende la suya, manteniendo su posición junto a la hábil pequeña; preciosos ojitos tras su máscara ricamente ornamentada.

Cerrado

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