[Santa Eugenia] ¿Quién eres, hijo de puta?(C)

[Livia]

Llevaba varias noches dándole vueltas al asunto. ¿Quién era ese hijo de puta que la había atormentado? Tenía su matrícula y, de motu propio, hubiera reventado directamente la web de la DGT para tener todos los datos pero, ¿se atrevía? La verdad es que no. Lo más sencillo que podía hacer era ir a una gestoría para que le proporcionaran un informe de la DGT con los datos del dueño pero, y había su pero, es que sus datos quedarían en el fichero de la DGT como la persona que había iniciado el trámite aunque lo realizara la gestoría. No, no le interesaba eso. Ya tendrían un hilo del que tirar.

Podía ser que esa fuera la versión difícil del asunto pero decidió que lo mejor era entrar en una de esas gestorías cutres que por no gastar no gastaban ni en alarmas. Eva había pasado por varias de esas antes de decidirse a llevar ellas mismas sus papeles por su desastrosa gestión. Gracias a una de esas el impuesto de sucesiones la había llevado casi a la ruina, de la que no se había recuperado.

Esperó a que fuese noche avanzada, y eligió una fecha en el calendario en la que no se hicieran horas extra por acumulación de trabajo. Pilló a Rocinante y se preparó como cada vez que iba a robar. Con ropa cómoda, amplia, negra y sencilla, que no llamase la atención pero que también pudiera confundir sus formas con las de un chico. Con una sudadera con capucha que le tapase la cara. Guantes de látex al bolsillo, algunas ganzúas, una tarjeta muy parecida a las de crédito, que eran muy útiles para abrir puertas de seguridad. Unos alicantes, cinta americana, capaces de cortar cables, usb y navaja multiusos. Llevaba consigo la pistola, porque nunca se sabía.

Después se dirigió a Santa Eugenia con la intención de localizar una gestoría en un piso, la que le pareciera más cutre.

[Variable]

Tras una hora y media, localizó una gestoría que parecía la adecuada: el bajo de un edificio, que, tras las rejas de su ventana se anunciaba con un cartel que decía "GESTORÍA CALATRAVA". Casi parecía sacado de la mente de Eva cuando pensó en el plan.

Por las horas, y debido a que no salía luz alguna de dicho "local", parecía abandonado.

Entrar en un bajo solía ser algo complicado, porque las rejas que cubrían las ventanas impedían claramente el acceso.

[Livia]

Lo primero que hizo fue echar un buen vistazo a su alrededor para ver qué tal estaba la zona de transitada. La verdad es que no tenía elmenor pensamiento de entrar por las ventanas. Por ahí no solía entrarse. Hacía demasiado ruido y le iba a hacer falta una jodida rotaflex para cortar las rejas. Es decir, más ruido.

Se decidió a usar los dones de la sangre que la muerte en vida le había traído para negar su presencia a todo el que pasase por allí. E iba a aproximarse para ver una posible entrada o forma de acceso.

[Variable]

Eva se situó junto al portal y, cuando una mujer salió del mismo, aprovechó a colarse dentro.

Una barrera menos.

[Livia]

¡Perfecto! De momento, su pequeño plan iba como la seda. Ahora le tocaba mirar los buzones para ver a qué letra le correspondía la gestoría y buscar la puerta. En cuanto estuviera enfrente iba a curiosear por si había alguna chapa advirtiendo que hubiera alarma, cosa que no creía probable e iba a sacar la tarjeta de plástico para abrir la puerta.

Por el camino iba suponiendo que era una puerta de seguridad. Facilísimas de abrir pero también había traído herramientas por si no se habían modernizado.

[Variable]

La gestoría estaba en un Bajo A. La puerta, blindada, tenía una pegatina de Prosegur 24h. Alarma sí que tenía, pero no dejaba de ser una puerta típica.

[Livia]

No iba a ser todo tan fácil. Lo que sí se acercó a la puerta, con la capucha tapándole la cara, para observar la pegatina. Quería ver si estaba muy deslucida para intentar averiguar qué tipo de alarma podía encontrarse dentro. Si una antigua por cable, algo que no era descabellado, o alguna más moderna que necesitara de inhibidores.

Con eso, ya barajaba dos opciones. La primera era "trollear". Es decir, abrir una primera vez, dejar que el sensor de la puerta diera el aviso, esconderse y esperar para ver cuánto tardaban en llegar. Si llegaba alguien. Después de unas cuantas veces haciendo eso, comenzarían a pensar que debía ser un fallo y por lo tanto, dejarían de prestar atención a los avisos.

La otra era, simplemente, ver el horario de atención al público y si podía ir deprisa en cuanto se despertara para estar dentro cuando metieran tanto los códigos de la alarma como cualquier otro tipo de contraseña que pudiera necesitar. Visto así no parecía mal plan, porque tampoco quería putear a esa gente solo usar sus medios.

[Variable]

Deslucida no estaba. En una casa con puerta interior era muy complicado que se fuera el color. Como fuera, las dos opciones suponían un fuerte riesgo para ella. ¿Cuál decidiría tomar?

[Livia]

Quizás no era tanto el término deslucido como anticuado. Más que nada para preveer un poco lo que se encontraría al otro lado de la puerta. Si era algo más actual y complejo o era una alarma bastante más antigua. Se puso sus guantes de látex aunque no tenía la menor idea de qué sucedería. Se subió la braga que llevaba al cuello para taparse bien la cara y se caló bien la capucha. Tanteó los alicantes para acudir a la mayor brevedad a cortar la alarma, si era por cable.

Calculó que debía haber un sensor sobre la puerta. Decidió tomar la tarjeta de plástico y abrir.

[Variable]

Por la pinta que tenía, parecía una edificación construida a finales de los ochenta. Muy vieja no era, en términos inmobiliarios.

El protocolo habitual implicaba que, en el momento que se abriera la puerta, tendría 15 segundos para encontrar el terminal e introducir el código. Un código que, evidentemente, no poseía.

¿Se atrevería? ¿Cómo pensaba anular la alarma?