(C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

Prólogo de la partida, comprenda el año anterior a la celebración de "La Promesa".

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Livia
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(C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#1

Mensaje por Livia »

Abrió los ojos de improviso. Parpadeó un par de veces, confusa. Recorrió con la vista la cámara en penumbra donde reposaban durante el día. Habían conseguido sobrevivir al sol una vez más. En ese momento, se le dibujó una sonrisa.Se movió despacio, desperezándose, notando el roce suave de las sábanas y el cuerpo gélido e inmóvil a su lado. Bostezó aunque no lo necesitaba. ¡Qué bueno era estar vivo!

- Buenas noches
- le susurró, sonriendo, cuando despertó. En ese momento, la sonrisa se le congeló. Se puso en pie como un resorte. ¿Qué maldita hora era? ¿A qué hora cerraban la agencia de alquiler de coches del difunto Rocinante?

Como cada vez que iba a hacer algo de dudosa legalidad, Eva elegió un atuendo en color negro. Unas botas de trekking que le permitieran una mayor adherencia en superficies y no chirriaran como la goma de cualquier zapatilla, unos resistentes vaqueros elásticos, una de sus camisetas sencillas con un hombro descubierto, la sudadera de algodón con una capucha que dejó caer sobre la espalda de la cazadora. La braga, la gorra y los guantes terminaron sobresaliendo de los bolsillos, a la espera de subir para tomar la mochila, con todo lo que tenía preparado de la noche anterior, y donde acabarían hasta que le fueran de utilidad. Rebuscó en la habitación que tanto odiaba y consiguió uno de sus últimos USB, con sus demonios y todo lo necesario para poder acceder a cualquier sistema informático medio. Acabó bien seguro dentro del bolsillo interior de la cazadora.

La verdad es que algún día tendría que considerar vestirse como una persona normal en lugar de... ¿como un explorador urbano? Bueno, si se quitaba la sudadera y se dejaba la cazadora, se quitaba los accesorios como la braga bajo el cuello y los guantes tácticos... Pues iba muy normalita. Una chica informal en vaqueros.

- Me voy deprisa a eso antes de que me cierren- dijo, mientras se ajustaba la pistola para que quedara bien sujeta entre la espalda y la cinturilla del pantalón - No sé si conseguiré esta noche los duplicados. Supongo que tendré que conseguir un número nuevo. En cuanto lo tenga te lo envío.

Tras despedirse, Eva subió de dos en dos los escalones hacia la casa. Los horarios nocturnos no eran los mejores para compatibilizarse con los comerciales pero, al menos, solía poder coincidir en una o dos horas, depende del establecimiento. Corrió hacia el garaje donde le esperaba el viejo Ibiza rojo prestado. En menos de un minuto, estaba saliendo de la casa y, al poco, del entramado de chalets. Se detuvo en el cruce era el momento de decidir qué hacer: o bien acercarse hasta el centro comercial para solicitar un duplicado de tarjeta o seguir conduciendo dirección Madrid para intentar llegar antes de las 21.30 a la agencia de alquiler de vehículos en TODO el centro.

Unos impacientes bocinazos tras ellas la llevaron a tomar la rápida decisión de tomar el camino hacia la ciudad. Mientras pasaba cerca de las siluetas oscuras de casas de altos muros y pobres chabolas, construidas ilegalmente, en La Cañada comenzó a pensar que eran demasiadas cosas y que requerían tanto tiempo que no sabía si iba a poder llegar a todo. No es lo mismo un par de clics desde la comodidad del hogar que tener que buscarse las mañas para acceder directamente al sistema de terceros, en persona.

Había tomado la sinuosa carretera que accedía al polígono, desde el que había regresado la noche anterior para evitar las cámaras de tráfico, y desembocaba en Vicálvaro. Quizás no había tomado la mejor de las opciones porque pronto, en cuanto pasara la zona industrial iba a incorporarse al núcleo de la ciudad. Y eso significaba tráfico poco fluido. La verdad es que había dejado al difunto Rocinante convertido en un cadáver anónimo en un descampado de una zona ... no muy buena. Ahora, por ese arrebato tenía mucho más que hacer.

El tráfico poco fluido se había convertido en denso por un accidente. No podía saber la hora y, finalmente, consideró el dejar para otra noche -o un estado más avanzado y solitario de la noche- el ocuparse de las gestiones oportunas en la agencia de alquiler. Necesitaba saber la hora. Poder recibir y hacer llamadas. Necesitaba un móvil pero necesitaba algo más. Un número que no estuviera a su nombre. Usando internet todo era más fácil. Se podía acceder a lo que necesitaba con un par de clics pero usando los viejos métodos... ¿cómo podría? Era todo tan difícil sin ordenadores. O no... Solo necesitaba alguien que diese la cara por ella. El documento de otra persona. Estaba segura que podía conseguir algo fácilmente en el metro, como el de ese cartel que señalaba la distancia hasta la estación de metro y cercanías de Vicálvaro.

Aparcó en las inmediaciones, después de aquello, se acercó a la entrada de la Estación de Vicálvaro. Se quedó cerca de las escaleras y negó su presencia a todo aquel con el que se encontraba. Robar en el metro era bastante sencillo o en sus accesos. Aguardó en el andén inferior, el que se usaba para cambiar entre los metros que iban a Madrid y los que iban a Arganda. Y esperó....

No es que le gustara robarle a la gente del pueblo pero no le quedaba otra. Tras un buen rato encontró la víctima perfecta en un grupo de chicas jóvenes extranjeras. Según entendió en un inglés con un horrible acento, hablaban de cómo sería el hotel y lo que esperaban hacer esa noche. Una de ellas no había cerrado bien el bolsillo de su mochila y se veía una bolsita con lo que parecía un pasaporte. Lo sentía por el disturbio que le iba a causar pero necesitaba su documentación. Estuvo mirándola, acechándola hasta que el tren que provenía de Arganda llegó. La gente ya estaba arremolinada alrededor de las puertas y comenzó a empujar para conseguir pasar antes y obtener un sitio en el que sentarse. En medio del gentío, Eva aprovechó el empujón para sustraer la bolsita de plástico transparente. No llegó a entrar e intentó escabullirse entre la gente para salir de la estación y llegar al Ibiza.

Una vez de nuevo en el vehículo, Eva se dirigió para aparcar por Atocha. Algo que le llevó más rato del que esperaba. Pasó a comprarse un móvil en la primera tienda de telefonía que vio y luego, se dirigió a la Latina. El centro había sido su territorio hasta hacía poco. Por eso conocía un locutorio en una de las callejuelas aldañas de La Latina que era, por así decir, de una ralea un tanto cuestionable. El tipo del mostrador era un extranjero que chapurreaba el español y que no puso la menor pega a la tipa con la capucha de una sudadera tapándole la cabeza que le pedía tres tarjetas prepago con el máximo saldo posible, entregándole el pasaporte de una tal Allison Parker de Nueva Zelanda como documentación. Por supuesto, pagó en efectivo las tres tarjetas.

Eva salió de allí muy contenta. Parecía que las cosas iban a salir bien aquella noche. Hizo el camino de vuelta hasta Atocha y conectó el cargador del móvil al encendedor para rellenar la batería. Una a una, fue conectado las tarjetas para darlas de alta con el documento de la chica neozelandesa. Después de la activación, simplemente, se dedicó un buen rato a configurar y dejar fino el móvil con sus demonios. Con un móvil totalmente seguro, se dedicó a elegir la tarifa más apropiada para ella. Tras ponerle el cristal protector a la pantalla y la funda, solo quedaba una cosa ¡estrenarlo!

Daniel siempre era al primero que escribía, así que fue el receptor de su primer mensaje en el que indicaba que ese era su nuevo número. Luego, envió otro a Raúl diciéndole que había cambiado de número y que si la necesitaba ese era el bueno.

Se estiró en el habitáculo con una sensación de satisfacción, de positividad, de que esa era su noche. La conciencia comenzó entonces a reclamarle que debía ir pensando en dejar la documentación de la turista en un buzón, para que el cartero se la hiciera llegar a la policía. No había querido putear a la pobre Allison solo usurpar un poquitito su identidad para poder comunicarse tranquila. Decidió que aún tenía tiempo, así que se dedicó jugar un poquito más con su móvil nuevo. A ver qué tono le gustaba más. Y aún tenía que ver los fondos de pantalla.

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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#2

Mensaje por Variable »

Pronto llegó una escueta y afirmaba respuesta de Daniel por Telegram.

Un par de minutos después, Raúl llamaba:

- ¡Hola! ¡Ya era hora de saber de ti! -dijo, divertido-. ¡Anda que te molestas en llamarme!
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

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Livia
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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#3

Mensaje por Livia »

En cuanto recibió el mensaje de Daniel se le iluminó más aún la cara con una sonrisa. Olvidó lo que estaba haciendo para, simplemente, contemplar ese simple "OK" tan propio suyo. Él era así de sobrio. Había que saber quererle.

Lo que no esperaba es que su tito la llamase. Torció la cara con una expresión de incomodidad, de ahora qué, de menudo problemón... No es que no le quisiera. No es que no quisiera saber nada de él. Es que, ahora estaba muerta y ¿cómo le dices eso a un familiar? Porque se iba a dar cuenta. Eva estaba segura que la iba a mirar a la cara y se iba a dar cuenta. O en el tono de voz o.... ¡Mierda! El teléfono seguía sonando.

- Hola -dijo con timidez. Cruzó los dedos para que no se diera cuenta. ¿A que se daba cuenta que le pasaba algo? - Bueno, es que han sido unas noc... He tenido mucho lío. Tú, ¿qué tal estas? ¿Recibiste mi mensaje?

Lío. Eso de lío era un mentirusco atado con piedra. Lío era deberle una letra al banco, tener sanciones de tráfico. ¿Haber muerto y tener tu propio operativo buscándote? Eso era un marronazo.

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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#4

Mensaje por Variable »

Al otro lado del teléfono, Raúl respondía con alegría.

- ¡Claro! -dijo-. Estoy bastante bien, de vuelta en Madrid después del viaje. Estoy tomándome unos días tranquilos antes de volver al curro.
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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#5

Mensaje por Livia »

Tanto la alegría que desprendía como esa respuesta afirmativa hizo que se relajase. Lo mismo todo estaba bien. Lo mismo no tenía de qué preocuparse.

-Me alegro - respondió, con una sonrisa que se le reflejó en la voz-. Entonces, ¿todo bien? - insisitó un poco más y solo por terminar de asegurarse que el operativo no le había molestado-. Porque lo que te comenté iba para largo. Bueno, así que ¿a lo de siempre o algo nuevo? Porque si necesitas que te eche una mano...

Y eso no lo decía porque fuera a pedirle algo. Raúl ya estaba mayor para según qué correrías por mucho perro viejo que fuese, y Eva se preocupaba por su bienestar. Además, ahora podía hacer cosas muy chulas que eran bastante útiles.

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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#6

Mensaje por Variable »

Raúl sonrió al otro lado del aparato.

- Estoy bien, sí - dijo-. ¿Y tú? Estás viviendo cambios graves en tu vida, si necesitas que tu viejo tío te ayude, lo haré con gusto. Por mí no tienes que preocuparte, volveré a los viejos hábitos en cuanto acabe mis vacaciones.
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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#7

Mensaje por Livia »

¿Cómo que cambios graves? Frunció el ceño al otro lado del teléfono y luego, pudo verse en el espejo retrovisor con esa cara que expresaba "¡Joder, ya se ha dado cuenta!". Pero, ¿cómo podía? No...

- Estoy bien -respondió-. La verdad es que me vendría bien ayuda pero no quiero molestarte....

Se detuvo un momento.

- ¿Te acuerdas de lo que te dije en el taxi?

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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#8

Mensaje por Variable »

Raúl asintió.

- ¿Qué necesitas? -preguntó-. Puedes contar conmigo.

Guardó silencio unos segundos.

- ¿Cuál de las cosas que dijiste?
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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#9

Mensaje por Livia »

- Lo último de lo que hablamos -dijo, refiriéndose a la parte de él, su padre y lo que significaban ambos. Cómo le había pedido que no le abandonara y como ella le había prometido que no sería así-. Yo... No puedo ya... Bueno... Y tú no sé si...

Se mantuvo en silencio unos instantes, pero se dejó el móvil en el hombro y arrancó el vehículo.

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Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#10

Mensaje por Variable »

- Me acuerdo, Eva, me acuerdo.

La pausa duró unos segundos.

- Todo va bien. No te preocupes.

Se pudo casi escuchar la sonrisa que se dibujó en sus labios.
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