(C) [Pan Bendito] Que me lo quitan de las manos (Eva Espinosa y Jessica García)

[Variable]

Salva, con los ojos hundidos, miró a Eva por encima de unas gafas que se había puesto.

- Mientras apoquines, por mí como si lo usas de mantel -dijo, riendo socarronamente-. Toma, échale un ojo.

Le entregó el volumen y se apresuró a coger su cigarro justo a tiempo de toser. La ceniza cayó, ignorada, sobre la tarima flotante.

- Venga, pa'dentro.

Se echó a un lado esperando a que las dos mujeres pasaran y las condujo a un pequeño saloncito. Estaba sucio y descuidado, pero los elementos que tenía parecían tener cierto orden. Había dos sillones junto a una mesita baja y frente a un televisor y, en el otro lado del salón una mesa redonda antigua, de madera barnizada, con pie de estufa.

- Lo he encontrado -respondió a Jessica-. Sabes que me gusta pasear y a veces encuentro cosas en mis paseos.

Alrededor de la mesa había cuatro sillas, él cogió una y comenzó a revisar un cuaderno, siguiendo lo que ponía con un pequeño y gastado lápiz.

- Vamos a ver si nos entendemos -dijo-. Porque el libro ese cuesta una pasta.

[Livia]

Chasqueó la lengua con desagrado. Estaba siendo una operación un tanto incómoda, ¿un ambiente un poquito hostil incluso? ¡Joder! Ya que quería que comprara qué menos que ¿ser un poco amable? Incluso cuando vas a pillar te plantan unas cervecitas y tal, que te vas a dejar las pelas, un poco de hospitalidad.

Viendo que lo mejor de la casa no eran sus modales decidió sentarse ella misma para examinar el libro. Se llevó un buen rato observando cada una de sus características exteriores. Estaba bastante deteriorado, por no decir que hecho una puta mierda. Las puntas de las tapas estaban destrozadas, el cuero seco, sucio y marcado, la encuadernación estaba regulera, muy regulera. Iba a tener que repasar para que no le faltara una hoja, porque ya el remate, que encima contenido estuviera incompleto.

Eso sí el interior le interesó bastante más. Chasqueó la lengua con desagrado de nuevo. Menos mal que esos dos no entendían latín porque dentro hablaba muy claramente de la Estirpe y eso sí que iba a ser un auténtico problemón. Prefería no saber cómo se arreglaban esos problemas de ruptura del Silencio de Sangre.

- Me dedico a los libros centrados en ediciones muy específicas destinadas a bibliófilos - se detuvo un momento y, como dudó que supieran a qué se refería, lo aclaró - Vamos, a la compra-venta de libros antiguos para coleccionistas. Estoy especializada en su obtención, investigación, estudio así como tasación, traducción y asesoramiento. En principio, este libro me interesa pero su estado es bastante penoso, es decir, que para poder conservarlo unas décadas más voy a tener que invertir en repararlo y habría que revisar que su contenido fuera íntegro... vamos, que no le faltara una página porque eso variaría su precio indudablemente.

Dejó el libro cerrado sobre la mesita y el paño. Se cruzó de brazos.

- Teniendo en cuenta todo eso creo que una buena oferta serían tres mil.

[Toxizer]

Jessi contempla la escena recordando antiguos tratos a los que había acompañado a Salva. El Manco pagaba bien pero era consciente del peligro que corría. Ahora era diferente, se sentía poderosa y esa chica de los libros no le preocupaba lo más mínimo; si se le ocurriría sacar una pipa o algo, se la quitaría y se la metería por el culo.

" Joder, 3000 pavos por un libro hecho mierda, me parece un precio de puta madre, espero que Salva no se ponga a regatear"

[Variable]

Salva abrió los ojos un poco, con cierta sorpresa, aunque cambió de golpe su expresión. Aplastó el cigarro en un cenicero y cogió uno nuevo de un paquete de Marlboro que había sobre la mesa. Lo encendió.

- Yo había pensado más en 5.000€ -respondió-. Puedo bajarte a 4.800€ para ponértelo más fácil.

Le miró seriamente.

[Livia]

Dejó que mirara el rostro envuelto en sombras bajo la capucha, o los leves rasgos que pudiese captar. No se movió un ápice, como si lo que estuviera sentado frente a Salvador fuera el maniquí de una tienda en lugar de una persona. Rompió el largo rato de silencio en el que permaneció, hasta que chasqueó la lengua. Esta parte era aburrida. No solo le pedía un precio mucho más elevado que el valor de tasación sobre mercado. Este fumaba en pipa o la tomaba por gilipollas.

- Salvador, te he ofrecido un precio de mercado al alza, no de pequeño comprador, muy bueno para lo que es. Precisamente, porque no quiero perder el tiempo con regateos y porque eres amigo de mi tío. ¿Cuánto crees que te daría otro librovejero? Un libro destrozado, enfermo de carcoma y hongos, y de procedencia cuestionable, sin certificado de autenticidad, ni trazabilidad y que esperemos que no aparezca en el registro internacional de libros robados. Yo diría que, con suerte, te darían unos seiscientos.

El dinero, cuando es algo intangible como un número en la cuenta parece irreal, más liviano, pero cuando es algo físico las cosas cambian, van tomando peso. Sacó del interior de la sudadera un fajo de billetes que fue colocando frente a ella, al otro lado del libro, de forma ceremoniosa, hasta formar tres montones. Luego, se inclinó sobre ellos dejando entrever una sonrisa de labios pálidos y piel blanquecina.

- ¿Por qué no tomas lo que te ofrezco? Solo tienes que tomar la mano que te tiendo, aceptar el trato y disfrutar del dinero. Pero no me hagas perder el tiempo, porque aún pudiendo aprovecharme de la situación no lo he hecho porque eres amigo de la familia y espero que ambos empecemos una fructífera amistad con buen pie. Eso sí, generosidad no es estupidez.

Era un buen acuerdo. Si se empezaba a poner un tanto farruco bajaría la oferta, porque cada cigarrillo que el Manco se empeñaba en fumar delante del libro, eran cien pavos más que tendría que pagar para reparar los nocivos efectos del tabaco en el pobre libro.

- Aunque si quieres que el importe de la venta aumente puedes ofrecerme un lote: el libro y algo más que me interese. - ladeó la cabeza hacia Jessica - Voy a tener unas reuniones un tanto complicadas y me haría falta la grata compañía de una asistente tan imponente como la tuya.

[Toxizer]

Jessi deambula ligeramente por el salón pensando en sus cosas.

" Llevo un par de días sin ver a Alba, espero que esté bien. En cuanto terminen estos dos, cojo la pasta y me voy a alimentarme"

El último comentario de la encapuchada la saca de su sopor.

" Pero de qué va esta tía, se piensa que Salva es mi chulo o que"

- Perdona guapa pero Salva no es mi chulo, si me quieres contratar como guardaespaldas hablas conmigo directamente - dice cabreada la Jessi - Terminad vuestro chanchullo y hablamos tranquilamente en otro lugar - ante la posibilidad de ganar pasta usa un tono más conciliador - ya te adelanto que hago casi lo que quieras si la suma es buena, Salva lo sabe bien

" Si ésta flacucha puede soltar 3.000 pavos tan alegremente podrá costearse mis servicios. Creo que le vendrá bien alguien duro que cuide su culo"

[Variable]

Salva miró a la chica durante unos segundos.

- Yo entiendo que tú tienes tus ideas para venderlo -dijo-. Yo también me he informado y he sacado una tasación inicial más elevada.

Se mantuvo pensativo y dio un par de toques al libro con la mano.

- Puedo bajar a 3.500€ y traerte más libros como este. Ahí tienes un valor añadido, si quieres verlo así.

[Livia]

Aunque la había implicado, no esperaba que fuera a atreverse a interrumpir la negociación. Eso la turbó hasta el punto que se removió inquieta en la silla. Le pareció de muy mal gusto y una falta de respeto a su empleador, que deseaba revestirse de cierto poder e importancia al tenerla allí, al ofrecer sus servicios de una forma tan... carente de tacto. Al menos, podía haber esperado a que terminasen y acercarse a ella antes de que se fuese para hablar o deslizarle su número de teléfono de forma discreta.

Bueno, ¿qué esperaba? Estaba en Pan Bendito no en un despacho de la Castellana. Debía hacer caso omiso a esas cuestiones accesorias y centrarse en lo que era realmente importante: cerrar ese acuerdo. Asintió con la cabeza en dirección a Jessica y devolvió la atención a Salvador.

Un mortal con un libro que hablaba de la Estirpe. Un mortal que lo había llevado a tasar. Un mortal que decía que podía conseguir más de esos libros. ¿Iba de farol? Si lo había tasado debería tener los documentos pertinentes y los certificados oportunos. En ese momento, lo que más le interesaba era saber por dónde lo había movido porque eso podía suponer problemas que no quería que llegasen a la puerta de su casa.

- Si es así, trato hecho -dijo, abriendo de nuevo la sudadera para sacar el dinero justo que dejó con el resto de montones. Después extendió la mano, esperando que la tomase para cerrar el acuerdo-. ¿Tienes los papeles de la tasación? Me evitaría muchos dolores de cabeza para ponerlo en regla. Aunque me temo que tu tasador te ha creado unas expectativas que no son reales.

Echó una mirada de soslayo a la guardaespaldas. Había cuestiones que le gustaría tratar en privado. Aunque lo que se preguntaba era, ¿por qué tener una protectora en la reunión? ¿Era por el libro? ¿Qué sabría de la Estirpe? Lo mismo era solo eso, iba de farol y quería proyectar una imagen imponente para presionar en la negociación. Ladeó la cabeza mientras pensaba. ¿Sería un ghoul? No, un ghoul no esquilmaría la colección de su dueño. ¿Era alguien intentando hacerle llegar un mensaje? Porque no sería tan estúpido de intentar robar a un vástago pero, ¿y si el vástago había muerto? Ahí estaba pasando algo.

- ¿Podemos hablar en privado? Me gustaría que me comentaras más sobre los detalles que conozcas de este libro, y los que están por llegar. .

[Toxizer]

" Encima de que le hago el favor a Salva tengo que aguantar a ésta, que se apañen en privado con sus libros. Ya tengo ganas de estirar las piernas y de beber algo calentito"

Jessi sigue observando la escena en silencio.

[Variable]

- No tengo los papeles -dijo rápidamente-. Tendrás que fiarte de mi palabra.

Escupió a su mano y esperó a que ella hiciera lo mismo en la suya. Luego se la estrecharía.

- Aquí hacemos los pactos así -explicó-. Y todo lo que pueda oir yo lo puede escuchar Jessica.

Hizo una pausa y miró a Jessica, sonriendo de lado. Luego, miró el dinero que había sacado Eva.

- Encontré una colección de libros, intenta colocar este y, si te interesa, te puedo traer más de la misma colección.