Despertar: La Promesa

[Variable]

La Promesa

Estamos en el año 2020. Coincidiendo con su octavo año a cargo de la ciudad, el príncipe Marcus ha decidido otorgar permiso para crear progenie a un buen número de neonatos, con el fin de repoblar y asentar su poder en Madrid.

Este derecho es otorgado en muy raras ocasiones, y supone que, por defecto, los nuevos Sires van a tener que deber un favor al príncipe. Es una jugada maestra por parte de Marcus, pero también una oportunidad excelente para unos neonatos que, de repente, van a subir un escalafón en la jerarquía de la ciudad.

La presentación de los nuevos retoños será oficial a partir de la ceremonia que conmemora el ascenso al poder del príncipe, una espectacular fiesta que será organizada por Elena, su chiquilla. Este evento tiene el nombre de "La Promesa".

En este capítulo jugaremos el periodo cercano a "La Promesa". Bien sea como mortal o como vástago, para participar en este capítulo (y obtener la debida experiencia), todos los personajes deben postear en este hilo un post introductorio en el que se introduzca a los personajes en un momento inmediatamente anterior a cualquier post que pueda suceder en el capítulo. Colocar ese post implica tener que gastar un punto de sangre.

Cronológicamente, este capítulo comprenderá desde Diciembre de 2019 hasta el 1 de Marzo de 2020. La Promesa se celebra el 2 de Febrero.

En tiempo de juego real, este capítulo tendrá una duración de tres meses, desde el 15/08/2020 al 15/11/2020.

[Livia]

Aquella era una noche importante, puede que la más importante de su existencia porque de lo que sucediera en las próximas horas dependía su futuro, o más bien, si tenía un futuro. Despertó como todos los anocheceres, con un buen talante que se mostró en una sonrisa serena en sus labios pero también por los recuerdos más próximos, que eran tan dulces como la sensación que le brindaba un cuerpo enredado al suyo. Una vez consciente de toda la noche anterior se dedicó unos momentos a acariciar con suavidad los rasgos de quién aún reposaba a su lado. No podía negar que, pasara lo que pasase, que le quitaran lo bailado. Cualquier otra persona quizá comenzara a deprimirse con el cruel golpe de la realidad, quizás ella misma en un momento no tan lejano, pero se encontraba extrañamente serena ante lo dura prueba que le imponía el destino. Mientras jugueteaba con el suave cabello oscuro no podía sentirse de otra forma salvo agradecida y dichosa. Agradecida por el tiempo que se le había concedido. Dichosa por haber podido experimentar, aunque fuese por escaso tiempo, lo que significaba poder compartirse con alguien sin miedos, ni reservas y ante quién podía mostrarse como auténticamente era.

En esos momentos, como en todos los despertares de su breve no-vida, se hizo la perezosa antes de levantarse haciendo un auténtico alarde de voluntad. Dejó tras de sí un beso y un "Buenas noches". Estaba intentando no asumir la gravedad de lo que sucedía para poder abstraerse y encontrar una salida. Quizás no estuviera la suerte ya echada. Además, centrarse en imaginar a su anciano tío, amarrado y amordazado, mantenido en a saber qué condiciones no era lo mejor para buscar nada. Eso solo la llevaría a amargarse y con las sensaciones negativas la parte más oscura de sí misma aprovechaba para mostrarse. Esa noche si la Bestia no iba a ser de utilidad ¡que se quedara callada! Necesitaba estar centrada, positiva pero fría para actuar ante su gran e inminente problema.

Caminó escaleras arriba para darse una ducha en su baño. Se cambió en su antigua habitación dejando muy bien doblado el conjunto que había usado la noche anterior. Se puso más de su ropa habitual de trabajo y dejó preparadas algunas prendas más formales por si debía acudir a la reunión. El aspecto para una reunión era siempre importante. Después de eso, fue al jardín para acicalar a las perras y echarles una comida frugal pero energética. Esa noche Berganza y Cipiona iban a tener que demostrar su valía. Dejó incluso un pequeño presente para Borrón, una latita de paté, al tiempo que lo llamaba siseando. Sabía perfectamente que era inútil, esa maldita bestezuela acudiría no cuando ella la llamase si no cuando a su felina majestad le saliera de las pelotas.

Hecho aquello descendió de nuevo al sótano porque había llegado la hora de hablar.

[alastor31]

Allí estaba tumbado mirando a la nada pensativo, sonando a través de esos auriculares "The Sisters of Mercy - This corrosion".
Se acordaba siempre de esa fatídica noche, aquellas promesas...
Se puso a ver la tele y visualizar lo de cada noche. Muerte, violaciones, guerras... Que asco.
Decidio ordenar su vestuario y prepararse su nueva chaqueta negra que se había comprado para la ocasión hasta que recibió una llamada desde su móvil.
Otra noche más...

Cogió el teléfono al ver la llamada de Jessi.
- Reventar unos humanos ummmh, interesante - Le conteste.
- Estoy interesado en el trabajo, allí estaré a la hora señalada -
Cogió todo su equipo, vestimenta y marcho al punto de encuentro.

[Toxizer]

- Gracias Alba, te debo una - la sire de Jessi solo hace un gesto afirmativo con la cabeza. La neonata abandona la habitación.

" Fetén, esto de ser la chiquilla de la Justicia tiene sus recompensas. Con este listado de neonatos podré conseguir refuerzos para Eva, le pienso cobrar más por las molestias"

La joven va avanzando orgullosa por los pasillos desiertos. Lleva el pelo recogido en trenzas y ropa cómoda apta para un festival de ultraviolencia. Sus cadenas de oro tintinean y la gangrel tararea un rap sobre disparar y follar. En el hall, saca el móvil y llama al primer número.

- Buenas noches, un amigo común me ha dado tu contacto. Verás, tengo un trabajito para ti, te pagaré bien, en dinero o vitae. Básicamente consiste en reventar a unos cuantos humanos, nos vemos en la ubicación que te paso si estás interesado.

[elpajarometalico]

Me siento en mi escalera, en realidad, es una escalera normal y corriente que conecta mi habitación con el gabinete. Pero nunca he entendido muy bien por qué siempre me gusto ese pequeño y estrecho espacio que daba de frente a una de las pocas ventanas que iluminan toda la estancia, aunque para otros les resultara agobiante, a mí me hacía sentir ,como dicen los demás, como en casa.

Casa. Esa si que es una palabra críptica ¿Qué es un hogar? Me invade una sensación de desubicación, de no saber muy bien donde estoy. Yo, siendo capaz de descifrar los arcanos y por tanto el pasado, el presente y el futuro, además de armar más de mil triquiñuelas para pillar a los hippies de turno, me siento desarmada ante una pregunta que sería capaz de contestar un niño pequeño. Me acuerdo de mi tierra natal durante unos breves instantes, escasos pero suficientes para que me inunde la melancolía, rememoro los cielos azules y el mar... El mar. Siento como si me hubieran arrancado un pedacito de mí y lo hubieran enterrado allí. Pero a la vez no deseo volver, no deseo comprobar que en realidad es todo un fruto de mi imaginación y mi nostalgia, descubrir que aquello que creía como lo más sagrado era solo una mentira. Prefiero revolcarme, mil veces antes, en el victimismo y la autocompasión, engañándome a mí misma como lo hago con mis clientes, echando la culpa a mis familiares, a pesar de saber que no había otra alternativa. Sé que no es justo, que es infantil pero me siento como en un laberinto en el cual nunca quise entrar.

Me fijo en la ventana y veo las luces de los bloques de pisos adyacentes, veo a la gente humilde en sus casas, me siento de pronto agobiada. Como si la calle quisiera entrar por la ventana y devorarme entre sus dientes de asfalto y su lengua de hormigón. Este lugar siempre tan lleno de gente pero donde me siento tan sola.

En ese momento, mi mente se clava en el único instante en el que recuerdo claramente que fui feliz, me acuerdo de una persona, me da hasta miedo nombrarla como si fuera el mismo silencio y fuese a desaparecer de mi mente con solo pensar que existió. Me levanto y subo a mi habitación, sé que esa persona dejó también un pedacito de sí en mi dormitorio, un trozito de alguien que dejo de existir hace ya bastante, guardado en una caja de cristal, en la forma de un ser vivo, un capricho mío de cuando era más joven. Observo atentamente ese tesoro. Este me devuelve la mirada. Y siento en ella más cariño y compasión, que en las otras muchas miradas que he visto desde que llegué aquí hace ya tantos años, esas mismas miradas que me veían con superioridad, asco y desprecio, a pesar de ser tan humana como ellos.

En ese entonces me siento querida por alguien.

[Pilgernd]

Despierto por los ecos del sonido del metro siendo arrastrado a la oscuridad por las paredes que conforman a lo que llevo llamando hogar esto ultimo mes. Lugar que ahora rebosa de una quietud y silencio sepulcral, donde pareciera que me fuera a volver loco.

Llevo todo este tiempo no deseando salir de estos confines por el mero hecho de esperar a que alguien venga aquí, ¿todas las demás pesadillas desaparecieron sin más? ¿adónde habrán huido?... ¿lograron huir? ¿los habrán capturado a todos? ¿alguien sabrá que estoy aquí?

He contado los días mentalmente, he reservado la batería de mi celular solo para ocasiones especiales. Me estoy aburriendo, casi tornándome loco por la espera, en el silencio y la oscuridad. Creo que es tiempo de salir, nadie ha venido y pareciera que nadie lo hará jamás. Es tiempo de asumir mi soledad y quizás cambiar de aires, es tiempo de rondar las calles nuevamente.