Caza: La Promesa

Primer capítulo de la partida, que comprende las noches cercanas a "La Promesa".

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Variable
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Caza: La Promesa

#1

Mensaje por Variable » 15 Ago 2020, 14:27

La Promesa

Cuando un vástago necesita sangre, debe alimentarse. Para ello, debe postear en este hilo un pequeño texto indicando cómo se alimenta. Tras hacerlo, recuperará automáticamente toda su reserva de puntos de sangre.

Sin embargo, el Narrador tendrá en cuenta todos los post colocados en este hilo y podrá hacer que esto suponga alguna complicación para algunos personajes.

También, si por cualquier motivo, en capítulo, sucediera algo que condicionara la caza, quedaría reflejado en este hilo.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

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elpajarometalico
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Re: Caza: La Promesa

#2

Mensaje por elpajarometalico » 01 Sep 2020, 02:19

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"Elisa, por favor, échame cuenta. Ya verás como en la siguiente lo consigues. Anda deja de llorar." Por unos breves instantes observo a Sonia, sin embargo, aquello estaba llegando a límites insultantes, ella estaba dentro de la banda, sin embargo yo estaba fuera. La veía como si fuera un pajarito que hubiese aprendido a volar, sin embargo, yo no era más que un polluelo aislado en su nido, sin ninguna posibilidad de sobrevivir. La realidad era esa no había más ciencia. No tenía futuro, mi abuelo siempre había estado equivocado, al menos me quedaba que ya no estuviera vivo para decepcionarse conmigo.

Escuchamos entonces unos suaves golpecillos desde la puerta, Sonia sonríe dulcemente hacia mí y me dice "Mira, voy a ver quien es ¿Vale? Así que esperate unos momentitos y te llevo a casa ¿Te parece?" Me quedo en silencio mirando al suelo sin decir nada ¡Total, qué más daba todo ya! La audición había sido un desastre ¡Tanto tiempo, tanto esfuerzo, todo ello echado a la basura y destrozado ante mis ojos! Observo por unos instantes a Sonia, la señorita perfecta, la que siempre sabe que decir, la que siempre es amable y cordial, ella con sus novios, con sus fiestas, con esa puta banda del demonio y su mierda de coche, que seguramente la hacían sentir importante, o por lo menos superior a la triste sombra de mierda que soy, Elisa, la chica que se queda siempre en las esquinas en las fiestas, la chica que nunca salía al tener que cuidar de su abuelo. Su recuerdo me pone triste y noto como varios lagrimas corren por mis mejillas !Fue todo tan rápido¡

Miro a Sonia, unos breves instantes, sé que seguramente estén hablando sobre mí, seguramente Sonia se este poniendo como la buena de la película, un alma cándida que ayuda a la huerfanita recién llegada ¡Me da asco!¡No voy a dejarle otra oportunidad más para humillarme! Cojo mis cosas de forma apresurada y salgo corriendo, empujando bruscamente a Sonia, escucho su voz llamándome desde atrás, pero no me atrevo a mirar hasta que no queda nada más que el resonar de mis pasos sobre aquellos pasillos desiertos, rumbo ya a la salida del conservatorio. Al salir veo que esta lloviendo, quizás fuese una buena idea coger el bus, sin embargo, no quiero que Sonia me encuentre allí, además, aunque el camino sea largo, tenía muchas cosas en las que pensar.

Definitivamente aquella noche no era la más idónea para salir, la lluvia devoraba todo aquel pobre desafortunado que no hubiera encontrado un buen refugio a tiempo, mientras que el viento iba a lo suyo arremolinándose en las esquinas como si fuesen espectros dispuestos a asaltar al desafortunado paseante. Sin embargo mi mente capta un curioso espectáculo que se desenvuelve al fondo de la calle.

Veo a una chica joven, haciendo equilibrios por no mojarse, amparada inútilmente en un paraguas rojo, el cual es zarandeado de forma agresiva por el viento. En la otra mano porta un pequeño maletín en el que parece llevar un violín, mientras que intenta proteger con su pecho unas partituras totalmente empapadas. La observo desde mi ventana, el inesperado acontecimiento me arrebata de aquellos pensamientos que me llevan persiguiendo toda la noche y, incluso, he de reconocer que se me antoja como algo divertido. Entonces, de repente siento algo revolverse en mí, aquella sensación extraña, una especie de punzadas en el estomago y un salivar al observar al prójimo, que esconde un deseo cuasi secreto de unirme a esa persona en un plano más allá del físico, de una forma mortal y totalmente antinatural y, en cierto sentido caníbal.

La chica se frena unos instantes, desconozco si habrá sentido algo de mis pensamientos o si puede estar buscando simplemente un refugio sobre el que poder esperar a que el tiempo mejore. Sus acciones certifican lo segundo, encaminandose rumbo hacia mi portal, el más cercano, aquello era toda una señal para actuar, sin embargo debía ser cautelosa. Bajo de forma silenciosa y al llegar al rellano, pulso el timbre de la puerta, tras asegurarme que no había nadie por los alrededores.

Pensaba que aquel atajo me llevaría antes a casa, pero no fue así. Además para colmo de males la lluvia ha empeorado más de lo que había imaginado al principio. En ese momento me suena el móvil, lo cojo con dificultad y escucho la voz de Sonia "¿Has llegado a casa ya?", se la escucha preocupada desde el otro lado de la línea. Sin embargo cuelgo de improviso, muerta de vergüenza y culpa. Ella no se merecía ese trato, siempre estuvo dispuesta a ayudarme en cualquier tarea, de todas formas, siempre vi que ella me trataba como una cría, no con gesto de condescendencia como si fuera tonta o algo así, si no en unos modales más delicados e inocentes, creo que en parte me veía como a una especie de hermana menor. Sin embargo quería demostrarle que a pesar de los últimos acontecimientos podía vivir sola, sin ayuda de nadie. Pero a pesar de todo, no puedo quitarme la ira de la cabeza, culpando al mundo de no intentar entenderme a la luz de los acontecimientos más recientes. Abrazo el violín con todas mis fuerzas, fue un regalo de mi abuelo, él siempre aposto por mí y yo he perdido.

Estoy aterida de frío y totalmente mojada. Necesito descansar un poco hasta que escampe . Observo a mí alrededor, juzgando al portal más cercano como el mejor refugio momentáneo. Miro hacía el interior de la puerta acristalada, el escaso mobiliario ,que se puede adivinar a duras penas desde la luz de las farolas, y el hecho de estar amparado de la lluvia hace que se me antoje casi como una mansión, ojala estar allí adentro al menos. Observo una pequeña plaquita y leo algo sobre un gabinete de magia, de una forma totalmente desapasionada y pasando al olvido dicho dato poco después. Es en ese entonces cuando escucho un pitido y compruebo que la puerta esta abierta. Observo a aquella oscuridad extraña, con la sensación de que algo me vigila, sin embargo, no tengo otra oportunidad, tengo frío y quiero salir de aquel infierno húmedo cueste lo que cueste.

Cuando veo que la chica posa un pie sobre el rellano, la agarro fuertemente de la muñeca, empujándola hacia mi dirección y envolviéndola en un abrazo, aprovechando la sorpresa de mi víctima. Es en ese instante en el que muerdo su cuello y empiezo a sorber. Siento como la sangre, la calidez de la muchacha, pasa a mi cuerpo, casi como en un reflejo corrupto de la madre que alimenta al hijo, y proveyendome así de nueva vida y fuerza. Por su parte, veo como la muchacha va abandonando progresivamente sus intentos de zafarse, totalmente vencida por el placer, dejando caer todo aquello que llevaba entre sus manos, quebrando el silencio el golpe seco del maletín sobre el suelo, ruido que poco después es devorado a su vez por la misma fuerza oscura que rompió. Al terminar, observo a la chica, todavía esta viva, pero se halla desmayada. La dejo en el suelo y veo aquel maletín. Efectivamente, lo de dentro era un violín. El negocio se hallaba un poco de capa caída, así que un "suplemento" al pago de mis servicios no iría mal.

Para terminar el trabajo, con la cara cubierta por una mascara, me dispongo a salir con la chica en brazos. Esto sería una operación simple, gracias a mis nuevos poderes (*). Con cuidado, cojo a la chica entre mis gruesos brazos, desde luego mañana iba a coger un buen constipado, si no lo había cogido ya. ¡Desde luego, muy lista no debía ser, la verdad! ¿Pero, quién carajos, se dedica a darse paseitos en una noche como esta? Así que ha sido ella quien se lo ha buscado, a mí que no me miren. Avanzo con la joven unas calles más abajo, hasta encontrar un portal donde poder dejarla. Siendo sincera, me daba un poco de cosa dejarla ahí en medio de la nada, sin embargo la caridad nunca ha sido mi fuerte, por lo que decido tirar por la calle del medio. Pulso un botón al azar del telefonillo y digo, intentando poner la voz más anciana y madura que puedo "¡Ayuda, he encontrado a una pobre chica desmayada en mitad de la calle!". Realizado esto desaparezco entre el torrente de agua, como si no fuese más que uno de los tantos espectros que pululan por aquella ciudad sin alma.

*
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"¿Qué es lo que quiere decir?"

"Se lo escribiría pero tengo mala ortografía"

(El Apartamento, Billy Wilder, 1960)

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Soiberg
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Re: Caza: La Promesa

#3

Mensaje por Soiberg » 16 Feb 2023, 19:10



Lestat se estaba despidiendo de su amigo Lucas, viejo compañero de facultad y gran amigo suyo cuando aún era humano, el timbre sonó.

-¿ Quién será a estas horas? preguntó Lucas

-Ya abro yo, Lucas, no te preocupes. Nos vemos otro día, cuidate amigo. Lestat abrazó a su amigo, que tras ello cerró la puerta de su casa, y de repente, Lestat escuchó a alguien pedir ayuda desde el portal. Bajó rápidamente la escalera yendo lo más rápido que sus habilidades sobrenaturales le impedían, por suerte nadie se encontraba ahí a esas horas, eran las 3 de la mañana. Una vez abajo de la escalera, en el portal, abrió la puerta, en el exterior llovía, pudo ver que había una joven desmayada tendida sobre el descansillo de la puerta, a su lado había un maletín. Miró fuera a ambos lados de la calle, no vio a nadie, o no le pareció ver a nadie en un primer momento.
Lestat activó entonces su habilidad de Auspex a nivel 2 para presentir lo no visto, a lo lejos pudo divisar a alguien que había ocultado su presencia, alejándose a lo lejos, sin duda se trataba de una vampira. Pero no salió en su persecución, la joven necesitaba su ayuda, examinó detenidamente el cuerpo, lo cual dada su experiencia en estos temas, le permitió confirmar sus sospechas, alguien se había alimentado de la chica, que afortunadamente seguía viva. Miró la cartera de la chica, se llamaba Elisa González, tenía también un móvil, el cual volvió a introducir en el pantalón de la joven -Menudo marrón Lestat, ¿ y ahora, qué hacemos? se preguntó a sí mismo.

<<¡Cómetela, no hay nadie aquí, remátala, lo tienes fácil, no romperías la mascarada, total, ya la han atacado, en una situación de win win, te lo han puesto a huevo muchacho>> oyó Lestat a su bestia interior tentándolo.

- ¡No!, ya me alimenté hace poco y apenas tengo hambre en estos momentos, y además, no es el momento correcto- calmó Lestat a su Bestia haciendo alarde de un ejercicio de compostura.

A continuación, cogió en brazos a la chica y la llevó a su coche; era un modesto Seat Ibiza, donde la subió en la parte trasera del coche. Se dispuso a conducirla a un hospital, quería llevarla a urgencias. Volvió al portal a coger el maletín, que extrañamente estaba vacío -además de atacarla la habrá robado, no hay derecho- dijo Lestat al aire en voz alta, enfadado, verbalizando sus pensamientos y sin temor de romper la Mascarada al estar completamente desierta la calle. Puso entonces el coche en marcha, miró su reloj, 3.20, aún era relativamente temprano. Iría al hospital Vithas Madrid, que se encontraba muy cerca de donde se encontraban, en Arturo Soria, 10 minutos después llegó al mismo. No le gestaba en demasía hablar con gente desconocida sin motivos. pero se forzó a sí mismo con fuerza de voluntad a entrar para ayudar a la chica y hacer una acción en virtud de su objetivo personal: luchar contra las injusticias.

- Disculpe, señorita, es que me he encontrado a esta chica desmayada en un portal, querría dejarla aquí para que la atendiesen, tenía este maletín con ella, el móvil que lleva en el bolsillo del pantalón y esta cartera con su documentación. Lestat le entregó todo al celador presente en la puerta, mientras depositaba con cuidado a la chica en el suelo.

-Nos encargaremos de ella, no se preocupe. Gracias por traerla

-Creo que la han asaltado para robarla el violín, no es normal que la funda esté vacía, esas cosas valen bastante dinero estos días y no es que sea un experto, yo no toco instrumento alguno, pero sí estoy al día con este tipo de objetos, ¿sabe? dijo tímidamente Lestat, mientras usaba su habilidad de persuasión, nivel 1.

-Es probable, asintió la enfermera, coincidiendo con él. ¿Su nombre, señor es... le preguntó la enfermera de recepción antes de que Lestat se marchara

-Marcos, Marcos Aguilera, mintió Lestat utilizando su habilidad de subterfugio nivel 1, lo cual creyó la enfermera al no tener motivo de desconfianza alguno. Luego le dio su número de móvil a la enfermera, esta vez el correcto.

- Avísenme del progreso de la joven y si se recupera.

-De acuerdo, señor Aguilera, puede contar con ello.

Tras dejar a Elisa se subió nuevamente al coche y fue a la Mega discoteca Auspicium de Madrid, regentada por uno de los Ventrue de la ciudad. Había oído que miembros de la Camarilla podrían encontrarse allí esa noche. El dueño presentaba una nueva línea de camisetas o algo...
Una vez llegó al local, aparcó el coche y miró de nuevo su reloj, 3.50 am. era hora de dar más la tabarra, pelotear a algún miembro del consejo, ya fuera a Marcus o a Elías Campos, bien a Alba Alcocer o a Isaac Valerio, o incluso a la Arpía del Consejo. Si hiciera falta, le sugeriría algún secreto a la chiquilla de Marcus, Elena Guillén.... llevaba tiempo escuchando rumores sobre un grupo clandestino de la Segunda Inquisición que se estaba formando en la ciudad... fuera lo que fuera, pero necesitaba obtener al menos otro punto de influencia cara al consejo, si quería poder optar al puesto de Anfitrión, que aunque fuera en principio un cargo menor, al menos ya lo situaba ahí. Isaac Valerio, de su propio clan, podría serlo de ayuda, Lestat siempre se había sentido con una gran creencia religiosa y su fé era importante para él.
Ante la excitación y emoción repentinas del momento, Lestat sufrió nuevamente una sensación de compulsión... respiró, relajó y calmó sus nervios y finalmente su compostura logró que superara esa situación. << Todos se encuentran hoy aquí, es tu momento, se dijo Lestat>>.

Fin de la escena 1

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