(Almendrales) Tchin tchin tchin hacen las monedas. (C)

[elpajarometalico]

Poco a poco la calma se iba imponiéndose ante el caos producido por el diluvio como suele acontecer en ese supuesto orden cósmico que predican los libros de ocultismo. Tal vez me hubiera alejado bastante del gabinete, sin embargo, así me evitaba de problemas con la tipa cuando despertara. En parte me arrepiento de no haberle birlado la cartera pero en el afán de librarme del cuerpo no se me ocurrió. De todas formas la gente de esas edades no suelen tener dinero en sus bolsillos ¿Cuánto podía tener en total esa chica? ¿Diez? ¿Veinte euros, quizá? Mejor que se los gastara ella en lo que carajos hicieran las veinteañeras en estos años. Por un instante sopeso que quizá podría haber aprovechado y quitarle el DNI para chantajearla ¡Bah! ¿Tantas ganas tienes de tener a la pasma por casa, Estrella? De todas formas yo ya he apostado por el caballo ganador, ese bonito violín que seguramente cueste lo suyo en alguna tienda de segunda mano o, si las cosas se ponían feas, pues en el mercado negro. De todas formas, lo más sensato era quedarse tranquilita un par de noches, antes de actuar.

Caigo también en la hora que es ¡Pobre, Boris! Solo en casa. Seguramente el cabroncete se alegre de volver a verme, o al menos de tener noticias de esos pequeños ratoncillos guardados en la alacena . Ademas debía enseñarle a hacer la croqueta, así sería más efectivo durante las sesiones de espiritismo. Normalmente la gente se aterrorizaba cuando notaban algo moverse debajo de la mesa pero más de una vez casi le aplastan la cabeza al pobrecito. Sin embargo, le habían dicho que aquello era imposible, pero sin embargo, bien que el angelito había aprendido a usar sus facultades de ghoul a las mil maravillas, incluso antes que ella con sus poderes !Que orgullosa se encontraba de él¡ ¿Así que por qué no la croqueta?.

De todas formas no puedo evitar una pequeña sensación de angustia, siento que en parte le he condenado a la misma maldición. No es que haya habido cambios sustanciales en su comportamiento, al fin y al cabo, siempre estuvimos muy unidos, sin embargo no podía quitarme de la cabeza la sensación de estar envenenandole o destruyendole de alguna forma. En fin mejor era no pensar en aquellas cosas y seguir hacia adelante, no le quedaba otras opciones, además, en parte ello ayudaba a Boris, le veía más inteligente y le servía bastante bien a la hora de "hacer el payaso" fingiendo que era el demonio o cosas así.

Llego finalmente al portal justo cuando estaba escampando !Vaya y luego la gente me llama a mí para que le consiga suerte! Echo un breve vistazo por el recibidor el cual se halla envuelto en penumbras, solo iluminado por el enrejado de la puerta, cuyas sombras se proyectan en el suelo adyacente. A pesar de la oscuridad, veo que el maletín se halla escondido allí donde lo deje. Así que aprovecho, abro la puerta y me dirijo hacia el violín con la misma ilusión con la que iría un chiquillo a sus regalos de reyes.

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El maletín con el violín estaba exactamente en el mismo lugar en el que lo había dejado. El portal estaba en silencio y en la más absoluta oscuridad.

Además del codiciado instrumento, el maletín contenía un pequeño compartimento para enseres personales (ideal para guardar folios o partituras).

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Miro aquel recibidor con bastante desconfianza, me daba aún bastante respeto pasar por allí. No sé muy bien la hora que puede ser, pero intuyo que fue más o menos en ese mismo momento en el que se desarrollaron aquellos fenómenos dramáticos que me llevaron a esta dimensión tan extraña e inquietante de la realidad. Espacio y tiempo, las dos células esenciales por las que se rige el universo.

Aún hoy desconozco porque sigo teniendo vida.

El recibidor se halla en penumbras, siendo la única perceptible desde el interior, la de los buzones, cuya naturaleza metálica refleja la exterior, brillo solo ocultado breves instantes cuando me dirijo rumbo al instrumento. Una vez hecho esto empiezo a subir los escalones, pero no puedo evitar echar la vista atrás en alguna que otra ocasión ¿Seguirá Él todavía perdido entre las sombras de aquella ciudad que nunca duerme?

Cuando llego a la puerta, cojo el manojo de llaves pero estas se me caen al suelo cuando escucho un ruido alrededor mía, apenas puedo reprimir un gemido de miedo al ver aquellos ojos brillantes observándome desde el suelo. Aquellos ojos brillantes que me esperaron en el vestíbulo para dar cierre final a mi existencia. En un tiempo idéntico. En un espacio muy similar. Pero esta vez no es Él, de momento. Solo es el gato de los vecinos del cuarto. ¡Mísero animal¡

Observo como el felino se me queda mirándome fijamente totalmente petrificado. Ese gato siempre fue bastante raro, quedándose quieto observando fijamente al resto, casi como si vigilase los movimientos de cada habitante del inmueble. ¡Tsh,tsh¡ hago al gato para que se vaya, pero no hay respuesta alguna de parte del animal. El único movimiento perceptible en él, es el de sus pupilas vigilando fijamente cada movimiento que hago. Decido pasar del bicho, no tengo tiempo para esto y su mera presencia me esta comenzando a incomodarme sobremanera.

Una vez en el gabinete, me quedo observando la estancia desde la puerta con un presentimiento. Sé que Él, volverá, puede ser más temprano o más tarde. Al fin y al cabo todo vuelve. Esas fueron las últimas palabras que escuché de aquel ser.

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Para cualquier vástago racional, considerar que su existencia forma parte de la vida es algo, como poco, optimista. A fin de cuentas, su cuerpo estaba muerto, animado solo por la vitae antinatural que le recorría.

Tarde o temprano, era inevitable que llegara, eso era cierto. Aunque tardara noches, aunque tardara semanas, era inevitable. Y aquella noche era la escogida para una visita que se había demorado demasiado.

Alguien llamó a la puerta y con convicción la vástago podía saber quien era.

¿Abriría?

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El gabinete se hallaba dominado por las sombras al momento de mi llegada. Sin embargo la situación de sosiego en la que se hallaba sumergida la estancia y la percepción de que finalmente había llegado a un lugar donde era libre de las garras de Él ,independientemente del lugar en el que este estuviera acechando o de los incómodos momentos futuros de un reencuentro que percibía como seguro, lograron disipar la ansiedad que me había dominado por aquellos largos pasillos. Además me servía de consuelo que no tiene sentido preocuparse por el destino ya que era usual que el futuro tuviese vestimentas extrañas, no por nada lo había demostrado su no-vida.

Para lograr aliviar la tensión rebusco en el pequeño armarito que hay en el recibidor y logro sacar de allí una pequeña caja de sándalo. Ya que no iba a llegar nadie al gabinete, que mejor que un pequeño capricho. Ademas con el alcohol y el tabaco "prohibidos" por su no-vida, aquello era posiblemente el único vicio que pudiese permitirse a día de hoy. Con la varilla encendida y tras cerrar la ventana, se acomodo en uno de los asientos dispuestos en torno a la mesa redonda y grande que dominaba la mayor parte de la estancia y decorada por una vasta tela con las constelaciones grabadas, las cuales parecían orbitar en torno a una bola de cristal a modo de ojo divino que dominaba el firmamento . Para mayor comodidad, tuve que mover el gran biombo que daba a la entrada del baño y el cual era demasiado grande para la estancia, pero que sin embargo, daba la impresión de ser una falsa pared de papel con el dibujo tosco de unas grullas grabados. Sobre este me encontré a Boris haciendo equilibrios en su borde superior. Supongo que el animal había logrado salir del terrario por algún pequeño descuido al cerrarlo , aunque no le doy más vueltas ya que disfruto de su presencia. Sigo recorriendo aquellas paredes del lugar en el que había pasado la última parte de mi vida y estaba pasando mi no-vida. En la pared lateral, aparte de la entrada que daba acceso a la parte privada de la estancia,ocultada por un tapiz de un león devorando el Sol, se hallaba un pequeño reloj de péndulo, recogido por ella de un basurero. Era un reloj muy antiguo y seguía conservando su aire de majestuosidad, a pesar de que ya no funcionase y tuviese los números doce y tres totalmente arrancados, a saber por qué extraño motivo. Debajo de este se hallaba una pequeña banda de libros viejos y totalmente cascados que había ido recogiendo de diversos basureros o robados de mercadillos urbanos, sabía que la mayoría eran obras ocultistas , algunas de esas piezas eran de significado totalmente desconocido para ella, al hallarse escritas en idiomas desconocidos aunque le servían igualmente bien a la hora de hacerlos pasar como libros de hechizos. A todo ello le concedía un aire onírico la luz anaranjada de las farolas procedente del exterior.

Habría pasado así menos de diez minutos en aquel ambiente distendido,observando como lograba ganarle la batalla a la ansiedad y al temor y dispuesta a reflexionar sobre mi naturaleza, cuando percibo el resonar de unos pasos por el pasillo y una serie de golpes hacia mi puerta ¡Sé claramente quién es¡ Me quedo congelada en el asiento, mirando fijamente hacia aquella lamina de madera tras la cual existe el monstruo. La segunda tanda de golpes me hacen reaccionar, recojo a mi angelito del biombo para tenerle controlado y me ayude a afrontar la situación con todo el coraje que necesito ¡ Parece que al final aquella noche no iba a ser tan pacífica como la había proyectado en un principio¡ Tomo ademas una de las sillas y la dejo bajo el picaporte, con el temor de que los pestillos no fuesen suficiente defensa. Sé que podría fingir que no estoy pero ello no resolvería nada, solo empeoraría las cosas y no podría escapar de una eternidad envuelta en el miedo. Además de que aquí jugaba con ventaja, ya que el Silencio debía ser mantenido y los vecinos ya me tenían la suficiente inquietud hacia mí como para llamar a la poli si se producía cualquier situación extraña.

Dime ¿Qué quieres? digo con una voz firme y autoritaria hacia la puerta. No le pienso permitir que disfrute de mi temor.

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Una voz desagradable se escuchó al otro lado de la puerta.

- Abre -dijo-.

Y parecía que la estancia se hacía más lóbrega, las bombillas parpadeaban y las paredes parecían alojar insectos que se movían erráticamente, emitiendo extraños sonidos similares a crujidos o chasquidos. Además, una inquietante y ominosa presencia parecía cernirse a la espalda de la Nosferatu, donde no había nadie.