La danse macabre: Bruits de l'eau près de la forêt

[Baudelaire]

En tu posición a contraluz, tras el follage de la planta, lanzas las preguntas como una andanada. El leñador deja escapar una risilla y, antes que puedas, reaccionar se halla junto a ti. Es muy rápido y sigiloso, mantiene una distancia cordial y procede a responderte con amabilidad.

Mi nombre es Giacôme, soy el constructor de esta cabaña... que es mía, por supuesto. He cortado, efectivamente, cada trozo de madera con esta hacha... que, curiosamente, también es de mi propiedad. Se trata de mi residencia, a todas luces, eres un hada muy observadora.

Concluyes que estás lejos de ser una molestia, aparentemente el deseo de conocerse es mutuo. Sin darte cuenta, has inclinado tu cuerpo hasta ubicar una de tus orejas sobre el pecho del hombre. Pum, pu-um, pum, pu-pum... el rítmico sonido de sus corazón te relaja. Claro, tú también tienes uno y que hace el mismo sonido. Lo compruebas al poner tu mano allí.

Ni idea como lo has hecho, pero notas que tu Semblante se ha desvanecido. Estás perfectamente oculta por las Brumas, has adoptado la forma humana. Más complicado todavía se pone todo, resulta que Giacôme ve a través de la magia feérica... o lo ha hecho antes de tu cambio.

[Guardiana]

Me pregunto quién será ese hombre que ha construido semejante obra de arte.

Claramente no salgo de las Brumas, me mantengo allí pues ante todo no sé si es una amenaza

¿Qué es lo que me dijo mi padre respecto a que podría perder mi magia? ... Aún así desde las Brumas me decido a preguntarle.

- Me llamo Adrienne, es muy bonita esa cabaña.. a mí me gusta mucho la madera, pienso que cuidar y talar el bosque y hacer esas casas es una obra de arte. Pero, ¿cómo sé que no me harás daño?

Igual desconfío, me siento cautelosa y no olvido las palabras de mi padre. Pero me pregunto, también, que si trabaja la madera ¿me podría enseñar?…

[Baudelaire]

Giacôme sonríe, mientras mantienes la cobertura de las Brumas. Sabes que sigues luciendo como una simple humana o, al menos, te sigue viendo así.

Ya sé que eres un hada, te aseguro que le temo mucho a tu magia… o a la de cualquier otra como tú. Tu gente es muy conocida en los bosques de Guerdélan por sus costumbres bastante brutales para la gente común… como yo, sin poderes.

Notas que habla con toda honestidad. Probablemente alguien de su familia ha tenido malas experiencias tras algún contacto con el mundo feérico. Tienes la oportunidad de hacer perdurar esa mala fama o, quizás, hacer algo para cambiar esta impresión.

¿Quieres aprender? No entiendo para qué, seguro haces algún Pase y la madera quedará cortada. Luego, otro más y tendrás una nueva cabaña. Supongo que te da curiosidad el estilo humano, hacerlo con mis propias manos… sin magia.

Termina su labor y busca una segunda hacha, algo más pequeña que la suya. La deja en el suelo y retrocede varios pasos, es evidente que busca que confíes en él. Del mismo modo, se esfuerza por superar su miedo. Se ha mantenido calmado todo este tiempo del encuentro, pero al haber revelado que existe ese sentimiento hacia ti y cualquier otra hada, sientes que puedes aceptar la invitación.

Tómala, vamos a buscar al bosque algún árbol maduro para poder enseñarte. Estoy seguro que aprenderás muy rápido.

[Guardiana]

Me arreglo un poco para cuando se intensifique el fenómeno de las Brumas estar guapa en mi aspecto humano. Aún así, me mantengo un poco distante mientras cojo el hacha y respondo

- Es como tú dices me da curiosidad el modo humano de hacer esta cabaña. A mi me gusta mucho trabajar la madera y creo que haber hallado mi profesión. Me llamo Adrienne ¿y tú? Quiero agradecerte que me quieras enseñar, no todas las hadas somos iguales por suerte.

No temas. Sino me intentas hacer Daño, yo tampoco a ti. Me gusta tratar a los demás como me tratan a mí, para bien o para mal.

Hago un pequeña pausa y sigo de manera divertida y mostrando mi mejor sonrisa

-¿Adónde me llevas?

[Baudelaire]

Manteniendo tu forma humana con tu incipiente control de las Brumas, te acercas asegurándote de mantener un aspecto agradable y lucir incluso un poco más guapa.

Tu magia es poderosa, Adrienne. Ya te había dicho mi nombre, además de curiosa eres olvidadiza… ¿recordarás lo que te habré enseñado al amanecer del próximo día?

Te devuelve una sonrisa y contempla tu belleza. Tu magia parece funcionar o él es muy gentil si, en realidad, has regresado a tu Semblante féerico.

Mantengamos nuestra paz, ningún daño… tengo todo para perder y es mejor poder ganar tu confianza. Vamos para ver si encontramos un árbol que puedas cortar para practicar.

Regresando al bosque pasan junto a hayas, robles, abedules y olmos; la mayor parte cubierta de musgo que cuelga de sus ramas y líquenes que cubren sus troncos. Algunos parecen irradiar magia, ¿otras hadas tal vez? Te preguntas para que esconderse en su Semblante feérico, ¿quizás para observar a las personas pasar sin revelarse? Sabes que tal cosa es una magia muy poderosa que deberías aprender algún día.

Con mucha gentileza Giacôme te explica como reconocer cada especie… al estilo humano, mostrándote las hojas y su forma, la manera en que se desarrolla su copa o el tipo de lianas que le cuelga e incluso sus flores o frutos. Tras recoger una bellota de roble te la entrega.

De aquí podría crecer un gran árbol.

Tú ya eres de esa especie o, al menos, tu Semblanza feérica busca parecerse a ella. Igual que, de algún modo, sabes cuál árbol es cuál con apenas una mirada. Otra vez magia que querrías comprender mejor.

Muy bien, probemos con esta haya.

Marca con su hacha suavemente dos pequeñas hendiduras. Te indica que una te servirá de guía para el corte de guía y la otra para corte de caída.

Se formará una bisagra.

Se acerca a un olmo algo más grande y lo hace frente a tus ojos. Antes de dar el último golpe, apunta hacia dónde debes alejarte para evitar que el tronco te dé en la cabeza. Termina su tarea y empuja suavemente el tronco que se desploma casi como una hoja. Sigue exactamente la trayectoria que el leñador le ordena seguir, tras empujarlo suavemente y retroceder dos pasos para ubicarse justo a tu costado.

Luego te enseñaré a hacerlo sola, porque hay que analizar la copa. Solamente sigue las hendiduras y todo resultará de maravillas.

Apunta hacia arriba y espera que pruebes con tu propio árbol.

[Guardiana]

Me llama la atención la palabra "olvidadiza" y justo ese momento es como despertar de un embelesamiento al ver a Giacôme.

-Olvidadiza si. Un poco. Es un rasgo curioso. Aunque soy más rebelde e impaciente digo intentando mostrar mi mejor sonrisa.

-Me encantará que me enseñes a profundizar en el bosque. Conocerlo , respetarlo y aprender su arte es lo que deseo y también construirme una casa como la tuya.

Mientras tomo mi árbol, le pregunto cosas personales evitando ser muy directa.

-Antes has dicho que tu familia ha tenido algún problema que otro con las hadas y que es lo que menos quieres ¿Qué sucedió? sino es indiscreción...

Intento concentrarme todo lo que puedo en el árbol, pero es que es imposible... creo que siento mariposas en el estómago. Lo hago como él me ha enseñado.

-Espero que todo esté bien o medianamente bien.

[Baudelaire]

Realizada la pregunta, que piensas no sería indiscreción, das los golpes exactos en el lugar marcado. El árbol cae casi como una hoja, apenas y se levanta algo de hierba. Para ser tu primer intento, es claro que ha sido todo un éxito. La bisagra está formada en el lugar correo y ningún daño ha sufrido la madera.

Di a mi primera hija a las hadas para salvar a mi esposa... Mi segundo hijo fue llevado a la fuerza y mi amada Amanda no ha querido salir de la cabaña desde entonces. Por favor, mejor tómame a mí. Ya te he enseñado a talar un árbol, seguro aprenderás muy rápido a usar la sierra para fabricar tablas.

Apunta hacia una pared, en que se halla apoyada la hoja dentada.

[Guardiana]

- ¿No ha querido salir de la cabaña su esposa?
Me temo que tenemos algo en común: soy hija de una humana normal y un hada y también me han traído a la fuerza. Yo quería seguir viviendo igual, labrarme un oficio, casarme, tener hijos... lo que toda mujer desea.
No tengo intención de haceros nada. No tengo motivos.

Y esto último lo digo mirando la sierra dispuesta a serrar el árbol caído.

- ¿Cuántos árboles se necesitan para hacer una cabaña?

Mientras tanto pienso que historia más desgraciada la de Giacôme. Seguro que tardará mucho en confiar en mí... Madre naturaleza es sabia, ella lo dirá.

[Baudelaire]

Nunca he conocido un hada honesta, pues me temo que todas terminan mal entre su propia gente por mantener tales conductas de decir la verdad. Nada tengo para dudar, por ahora.

Apunta a uno de los árboles que duplica en altura a la cabaña y requeriría 5 hombres fuertes para abrazarlo.

Con ese bastaría para mi cabaña. Aunque solamente tengo claridad en algo: las hadas no se casan. Las religiones destruyen sus almas, me imagino que es algo que ya sabes... pero supongo que tal como quieres aprender a ser leñadora, te arriesgarás a estar en una ceremonia matrimonial.

Te hace un gesto para que tomes un costado de la sierra, él hace lo propio con el suyo. En un movimiento de vaivén, empujando en u sentido y tirando en el otro, van atravesando longitudinalmente el grueso tronco. Mide dos pulgadas con el pomo del hacha y repiten el corte. Ya han obtenido la primera tabla.

[Guardiana]

Me complace que la cita vaya bien. Esta vez agradezco a la curiosidad que me haya impulsado a dejarme caer por esta cabaña.

- No se casan, ¿eh?... Es cierto a medias, Giacôme. Un hada puede casarse, pero debe dejar toda su Semblanza, ir y estar en el mundo humano. Éso significa que pierden todo su poder. También puede casarse con un humano siempre y cuando éste acepte quedarse en el mundo mágico.
Veo que va viento en popa los cortes del árbol. Espero a poder tener mi propio techo, el primer paso para independizarme. Pues, ¿sabes? No soporto a mi abuela y mucho menos su osadía para en entrometerse en cosas que no le atañen. Corrompen sus almas si, por poder. Ya que el mundo éste es como el vuestro, tiene sus políticas, sus costumbres y su gente.